Huvaití reconoció la labor de ANCCOM

Huvaití reconoció la labor de ANCCOM

La cooperativa de comunicación distinguió a cuatro medios por su labor de difusión de los trabajos de cooperativas y economías solidarias.

“No da lo mismo comprar en un hipermercado de una multinacional un producto ultraprocesado o realizado con agrotóxicos que comprar uno en un almacén cooperativo como este, donde no hay trabajo esclavo, donde los trabajadores reciben una retribución digna, donde el producto está cuidado en su manera de elaboración y en sus componentes. Y eso hay que visibilizarlo desde los medios de comunicación para que la sociedad lo conozca y lo pueda asumir como una actitud militante”, dirá en unos minutos Diego Rosemberg, el editor general de ANCCOM. En lo alto de una pared blanca, unas letras negras pintadas a mano dicen “Otra forma de producir, otra forma de consumir”. Es lo primero que se lee al entrar al almacén “Alimentos cooperativos” que está sobre Moreno al 900. El letrero está rodeado de estanterías llenas de frutas y huevos. 

Frente a ellas hay un mostrador largo de madera y, detrás de él, dos mujeres jóvenes que se ríen como si compartieran un secreto que es gracioso solamente para ellas, como si se tratara de un código común, único e irrepetible. Son las vendedoras, que dicen “Hola” sin que se les borre la sonrisa de la cara. ¿De qué son los alfajores que están acá? “Los de envoltorio verde son de membrillo, los de plateado son de dulce de leche”, responde una de ellas. Ambos tienen el mismo sticker: “Boca Calle. Proyecto 7”. Son alfajores originados en una organización social (Proyecto 7), que reúne a personas en situación de calle. “Los de chocolate blanco con dulce de leche son lo más”, recomienda la vendedora. 

Frente a la heladera para productos congelados hay una ronda de sillas negras y una mesa de madera con cuatro galardones, que también son de madera. Uno de ellos dice “Huvaití Comunicación reconoce a ANCCOM por su labor en la comunicación de la economía solidaria. Junio de 2024”, con algunas letras en relieve. Hay otros tres, porque además de la Agencia de Noticias de Ciencias de la Comunicación fueron reconocidos Radio Ahijuna, El Eslabón y Radio La Lechuza

“Huvaití como cooperativa de comunicadores trabaja con muchos espacios de la economía social y en determinado momento generamos esta alianza con Alimentos Cooperativos, con CECOPAF, para que este almacén sea un espacio de visibilidad, pero también una experiencia conjunta entre comunicadores y promotores de la economía social”, dice Washington Uranga, integrante de la cooperativa Huvaití, en tono de celebración. 

«Quisimos contruir una experiencia que una a la comunicación con la economía solidaria», dijo Washington Uranga, integrante de Huvaití.

Entre el público se encuentra la periodista Luisa Valmaggia, quien había recibido un reconocimiento de Huvaití Comunicación en 2023 por su labor en Radio Nacional y Radio Cooperativa. Además está Eduardo Amorín de la Agencia de Noticias Solidarias, quien también había recibido un galardón el año pasado. Ahora habla Pedro Cerviño, el presidente de CECOPAF. Las siglas hacen referencia al Centro de Comercialización de Productos de Agricultura Familiar. “Nos pareció una buena iniciativa y una buena experiencia, no muy común, la de unir los esfuerzos de una cooperativa de comunicación con una de comercialización de productos de agricultura familiar y de la economía social”, dice. 

Resulta que “Huvaití” significa “salir al encuentro” en guaraní. De ahí que Huvaití Comunicación es una cooperativa que nació en Buenos Aires en 2014 que se dedica a la comunicación y el desarrollo de la economía social y la cultura popular. Forman parte de ella docentes, investigadores y especialistas en comunicación para la economía social, solidaria y cooperativa, la comunicación institucional, la comunicación estratégica, la comunicación para las organizaciones sociales y el periodismo. Desde hace dos años empezó a dar un reconocimiento anual a quienes, desde el campo de la comunicación, dan a conocer las acciones de la economía social y solidaria. Este año el reconocimiento es para los cuatro que aparecen nombrados en los galardones hechos en madera. 

El primero lo entrega Valmaggia a Pablo Martínez de Radio Ahijuna, que tiene su sede en Quilmes, Buenos Aires. Martínez cuenta, entre otras cosas, que en agosto la radio va a cumplir veinte años de trabajo. En el ínterin, Uranga cuenta que el galardón de madera “es de Pablo Goy, un artista de Carmen de Patagones, que es el mismo que viene haciendo el trabajo todos los años”. Una vez que el reconocimiento pasa a manos de Loreley Cavieres, también de Radio Ahijuna, Martínez dice: “Queríamos agradecer el reconocimiento, aparte es hermoso y lindo. Se lo queríamos dedicar a una compañera que perdimos el año pasado, que fue la que más nos enseñó sobre economía social y solidaria, así que el premio será para Mariana Zapata”. 

La periodista Luisa Valmaggia entregó la distinción a Radio Ahijuna.

De manera virtual, a través de una videollamada, también está presente Santiago Garat de El Eslabón, un periódico semanal hecho en Rosario, Santa Fe, por la cooperativa La Masa. “Quiero agradecer a Huvaití por este reconocimiento —dice—, por su calidad y carácter, que tiene que ver con la comunicación de la economía solidaria y social, que es algo que siempre hemos tratado de acompañar y en este contexto cobra más valor que nunca, en tiempos en los que el periodismo está tan bastardeado y tan precarizado”. 

Ahora es el turno de Mónica Knopoff, quien en representación de Radio La Lechuza, de San Juan, recibe simbólicamente el reconocimiento, ya que está en su provincia. Ella cuenta que la radio está en una zona rural y que ya cumple catorce años. “Estamos para comunicar, para involucrarnos, para apoyarnos entre todos”, dice. 

Finalmente es el turno de ANCCOM, que recibirá el reconocimiento representada por Rosemberg. Amorín es quien le entrega el galardón. “Agradecer, antes que nada, a los estudiantes de la carrera de Comunicación porque el cien por ciento de nuestro contenido lo elaboran ellos —aclara Rosemberg—. Si nos están distinguiendo por lo que nosotros publicamos, en realidad tendrían que estar ellos acá recibiendo la distinción”. Por modestia, no se atreve a decir que detrás de las producciones periodísticas hay un gran trabajo de los editores también. Pero el público presente es un público comunicador y lo sabe. El aplauso que se escucha ahora es para todos: los presentes y los virtuales. 

En una charla con esta agencia, Cerviño hace un balance del encuentro y dice que “estamos tratando de imponer un paradigma distinto al que se está imponiendo en la sociedad desde el poder político y económico. Vamos a contracultura de eso con un poder de base social, con la gente que produce, que trabaja, que somos capaces de tener relaciones solidarias”. 

Mientras saborea el vino tinto que Huvaití convidó, Cavieres cuenta que hace ya bastante tiempo forma parte de Radio Ahijuna y que desde hace poco está en el Consejo de Administración, que gestiona la cooperativa. También dice que el reconocimiento la pone contenta. “Y es mejor cuando te lo dan los pares —opina—, porque a veces te lo da gente que nunca te vio ni sabe quién sos”. A todo esto, ¿quién era Mariana Zapata? “Ella falleció el año pasado de una enfermedad. Nos enseñó a militar la economía social”. ¿Qué es, qué implica? “Detrás de estos productos hay personas que saben lo que hacen y no son una máquina que hace quinientas cosas iguales, sino que cada producto que uno se lleva tiene esa cuota extra de amor, de saber histórico y ancestral”. 

ANCCOM fue reconocida por su aporte a la difusión de la economía solidaria.

Laura Rodríguez, amiga de la cocinera de Huvaití, sostiene que el encuentro “me sorprendió, me pareció muy cálido. Me quedé con la gratificación de escuchar cosas que son necesarias para seguir pensando”. En un arrebato de entusiasmo dice “me quedé con ganas de un debate final, porque pensaba en la importancia que tiene que podamos participar del sostenimiento de los medios comunitarios. No es lo mismo escuchar como consumidor que escuchar siendo parte. Eso me hubiera gustado charlarlo”. 

Detrás de Rosemberg hay una pared blanca que tiene escritas estas palabras en color negro: “Comunicación para otra economía”. ¿Por qué es importante comunicar la economía social y solidaria? “Porque es un sector invisibilizado —dice Rosemberg—, dado que los medios grandes no alumbran su trabajo, que es importante no sólo por una contribución a la economía del país sino porque es una actividad que construye otra manera de vincularse y otros valores, muy distintos a los del mercado comercial”. 

 “La justicia nunca me dio respuestas”

 “La justicia nunca me dio respuestas”

Diego Duarte desapareció hace más de 20 años bajo una tonelada de basura volcada sobre su cuerpo en el CEAMSE, junto al Río Reconquista. Su hermana, Alicia abrió un centro cultural que lleva su nombre para dar oportunidades a niños del barrio, como no las tuvieron cuando ellos eran chicos.

‘’Estaban sentados ahí, esperando a alguien que nunca iba a salir’’ dice Alicia, siguiendo con la mirada el movimiento de sus manos, como si pudiera ver en sus dedos las memorias de la madrugada de aquel 15 de marzo del año 2004.

Pasaron veinte años y tres meses desde la desaparición física de su hermano. Veinte años y tres meses desde que Diego Duarte fue al CEAMSE, buscando metales que vender y así conseguir el dinero necesario para comprarle las zapatillas a su hermano y que pueda ir calzado al inicio de clases. Pero no hubo metales que vender, ni las clases comenzaron para él. 

Alicia sabe que su hermano quedó debajo de una montaña de residuos y nunca más fue hallado. Durante veintidós días fue al relleno sanitario a buscarlo, pero la policía y el CEAMSE también lo buscaba, y removía el lugar donde Diego había estado sin la presencia de los familiares. 

En la comisaría, para nada aliviando el asunto, le dijeron que su hermano no estaba ahí, que seguramente se fue a otro lado. El fiscal, más tarde, dijo que siempre fue presionado por el CEAMSE para archivar la causa. El expediente hoy sigue archivado y no tiene ningún imputado. 

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Las calles están llenas de tierra y las personas parecen estar escondidas en la hora de la siesta, pero se escucha la presencia de quienes hacen el barrio en las risas y charlas que atraviesan las paredes y ventanas. En una de las esquinas se encuentra un pequeño grupo de niñas, jugando y riendo, desafiando a los hombres que trabajan en una obra que, cada tanto, les llama la atención cuando se acercan a los espacios a los que los niños no deberían acercarse. 

En una de las casas de la esquina se encuentra Alicia. En la misma casa en la que durante un tiempo Diego durmió, sigue habiendo rastros de él. En una esquina cuelga una cartera con su imagen y dice Asociación Civil Diego Duarte.

La casa de Alicia, en Costa Esperanza, funciona como un centro cultural que luce como un hogar. En el 2006 abrió sus puertas y, desde entonces, nunca se cerraron. Dentro del espacio se realizan diversas actividades, como un taller textil, donde  un grupo de mujeres crea productos a partir de materiales recuperados y también hay un espacio de apoyo escolar para los más pequeñitos.

 

– Esta construcción me acompañó durante 18 años – dice, acompañando siempre sus palabras con sus manos-. Por ahí nuestro espacio es chico pero hacemos muchas cosas. Estamos tratando de articular con las necesidades básicas puntuales del barrio, como es el tema de la luz, el agua, hacer las veredas comunitarias. 

Sus palabras se ven interrumpidas por las risas de los chicos que se escapan del jardincito. El espacio de infancias es el más reciente. Y, a juzgar por la sonrisa que se dibuja en su rostro, es el que más disfruta. 

En las cuadras alrededor de la casa se pueden notar muchas faltas. Una de ellas, una plaza. La obra que están realizando los hombres en la calle es una placita en memoria a Diego. Los niños ríen y juegan cerca de la tierra que quedará desplazada para ser ocupada por un lugar donde ellos sí se puedan acercar sin ningún problema, sin que los adultos les tengan que chistar. 

– Empecé a pensar muchas cosas para los nenes, ese espacio es para ellos y yo sé que todo el día están ellos ahí –continúa, con mucha calma–. A veces, escuchás a un nene que quiere estar sentado en el asfalto porque no tiene el piso en su patio. Ahora van a tener una placita y van a poder tener el asfalto para ellos. También quería tener unos bancos reciclados. 

Arriba de la mesa pueden verse algunas de las obras de las mujeres diseñadoras, a la vez recicladoras. Carteras y estuches hechas con bolsas de comidas para mascotas, sachets de leche, entre otras tantas cosas. Alicia y sus compañeras aprendieron a realizar este tipo de cosas a partir de que Martín Churba, un famoso diseñador textil, llegó a sus vidas. Interesado por la historia de Diego, les dio las herramientas para crear y, a la vez, reciclar. 

– Al principio, logramos que nos donen jeans pero nosotras queríamos ver qué hacíamos, qué recursos podemos utilizar para no estar dependiendo de un jean nomás, sobre todo porque estamos acá, al lado de la basura. 

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La casa de Alicia se encuentra en el barrio de Costa Esperanza; barrio pegado a los rellenos sanitarios del CEAMSE y cerca del Reconquista, el segundo río más contaminado en Argentina. 

El barrio que nació como resultado de una toma de terrenos, siempre se vio envuelto en grandes necesidades, por lo que los vecinos vieron en su cercanía al basural un medio para poder sobrevivir. 

Al principio, era solo un grupo de hombres que, escapando de la mirada de la seguridad privada del CEAMSE, entraba al basural para buscar comida y elementos que les sirvieran para la semana. Pero llegó un momento donde la vida dolía mucho más, y los vecinos tenían vacíos que llenar. El grupo de hombres comenzó a aumentar, y así como ellos pasaron a ser más, el CEAMSE aumentó su seguridad; a los guardias privados les sumó la policía para vigilar el lugar. 

Los vecinos tenían todo un sistema para poder ingresar. Sabían que a las ocho de la mañana y a las ocho de la noche se cambiaba la guardia. En ese momento, mientras los vigiladores se dedicaban a saludarse, los grupos subían a las inmensas montañas, agarraban lo que encontraban y salían a correr por el campo antes de ser vistos por la vigilancia. Pero no siempre podían hacerlo tranquilos. 

– La policía nos corría, nos tiraba tiros y teníamos que correr por nuestra vida–  la voz de Alicia, al recordar estos tiempos, hace que el silencio suene ensordecedor– Y a veces, las mujeres nos quedabamos y hacíamos tiempo para que los hombres pudieran correr y no los agarren porque la policía a ellos les pegaba muy mal, los golpeaba muy mal. 

Los vecinos conocían a todos los policías que trabajan ahí. En parte, porque sabían los turnos de cada uno de ellos. En parte, porque la policía que los corría a tiros era la misma que circulaba por el barrio durante la tarde para cuidarlos.

 

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 Después de que su padre muriera en 2003, Alicia tuvo que hacerse cargo de sus hermanos, Diego y Federico, los mellizos.

En marzo del 2004, en vísperas de un nuevo comienzo de clases, Alicia ya le había comprado todos los útiles a sus hermanos. Pero a la vez, ella tenía cuatro hijos y la plata no alcanzaba para cumplir con las necesidades de todos los chicos que integraban la familia.

Diego tenía sus zapatillas listas para el comienzo de clases. Pero su hermano, un poco más ansioso que él, no tenía nada nuevo que estrenar.

–Diego me dice que iba a ir al CEAMSE. No quería que su hermano empezara la escuela sin zapatillas nuevas. ‘’Hoy es el último día que voy porque mañana ya empiezo la escuela’’. Todo el día repetía eso. Así estuvo todo el fin de semana y bueno, el lunes pasó esa desgracia. 

 

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Un poco antes de la madrugada del 15 de marzo, Diego, Fede y Silvestre, el papá de los hijos de Alicia, llegaron tarde al relleno sanitario, por lo que el grupo que se había organizado para ir entró  sin ellos al establecimiento. Así que los tres cruzaron por su cuenta, subiendo las inmensas montañas de basura que te permiten ver toda la ciudad desde la cima. Pero subir la montaña no es fácil. Son como una pared lisa. 

–Cuando ellos cruzaron, la cinta asfáltica estaba en una esquina y ahí estaban escondidos los policías con un auto, observando. Entonces, cuando ellos suben, Silvestre va adelante, los chicos atrás. Él les dice que vayan para el otro lado, que estaban los policías ahí.

Los policías comenzaron a seguir al trío que buscaba metales. Silvestre seguía caminando, delante de los chicos, cuando Diego decide parar y esconderse por ahí. Fede se acostó, Diego también, pero separados por varios metros. 

El policía de turno empezó a subir hacia la dirección donde ellos se encontraban, alumbrando con una linterna a ver si los veía. Los chicos estaban tapados; Diego tenía encima un cartón para cubrirse y Fede tenía su bolsita. Ambos se encontraban tranquilos porque la máquina trabajaba en otra dirección de las que ellos se encontraban. Pero después subió el policía mientras otro le decía que ahí estaban escondidos ‘’esos hijos de puta’’.

–Esos eran bravos, esos hacían desastres- cuenta Alicia, con la mirada cansada, como si reviviera todo su pasado y el de su familia todos los días de su vida. 

Cuando llegan los camiones de basura, los policías le dan la indicación para que descarguen del lado en el que se encontraban los chicos escondidos.Cuando cae la basura, la máquina se sube encima. Fede piensa que cayó en el medio de los dos. Espera diez, quince minutos; cuando escucha que el policía se va en el auto junto con el otro, se levanta. Y ahí ve que la basura no cayó en el medio, cayó donde estaba Diego. 

 – Entonces sube arriba y le pide ayuda al maquinista. Le dice, ‘’lo tapaste a mi hermano’’. Y ese le repite a otro: ‘’Fulano dice que tapamos un ciruja’’. El otro que estaba con él viene y le dice: ‘’No sé, decile que se arregle con la policía, a nosotros que no nos dan pelota’’. 

A partir de ese momento, Fede entró en un estado de shock. Mientras tanto, Silvestre, al darse cuenta que los chicos no salieron detrás de él, vuelve a buscarlos. Cuando lo ve a Fede, le pregunta por Diego pero él le contesta que no sabe, que ya había salido. Y  entonces ambos salen a esperarlo. 

 –Estaban sentados ahí, esperando a alguien que nunca iba a salir. No es que Fede le contó a Silvestre lo que pasó. 

Ambos esperaron a que Diego saliera pero nunca salió. Ante la posibilidad de que hubiera vuelto a su casa, regresaron para ver si era así.  Pero solo se encontraron con una Alicia enojada. 

–Cuando llegan acá, Fede me dice ‘’¿Y Diego?’’, ‘’¿Cómo dónde está Diego?’’. Yo me enojé, como iban a venir sin Diego. 

Y ahí Alicia también fue al basural, mientras Silvestre le iba diciendo lo mismo que le había dicho Federico a él momentos antes.

Los grupos de vecinos bajaban del basural, algunos comentaban lo bien que pudieron trabajar porque la policía estuvo ocupada. Alicia le preguntaba si vieron a Diego y todas las respuestas que recibía eran un ‘’no’’. Diego nunca salió. 

 

***

Sin interrupciones pero dejando los silencios necesarios, Alicia terminó de contar la historia 

por la cual hoy mantiene un centro cultural en memoria de su hermano.

–A mí me marcó un antes y un después el estar con familiares de víctimas. Yo andaba con ellos hasta que un día observé que todos los días contaban un día más sin su hijo, y quisieron enseñarme a ver si los medios me toman los tantos días que van sin Diego. Yo no quería eso para mí. Dije, o me quedo llorando en mi pieza, sin respuesta, o me pongo a pensar en algo para llenar mi vacío.

Y así le abrió las puertas a mucha gente, haciendo de su casa un lugar de aprendizaje y de ayuda a quienes la necesiten.

–Yo con esto tuve que abrir mi casa, mi familia, mi baño, mi todo. Tuve que enfocarme para no caerme del eje. Tratamos de buscar otras alternativas, que los chicos se puedan capacitar, que se puedan formar las mamás. Trabajamos mucho lo vocativo porque es un lugar donde Diego no pudo llegar.

Durante estos 20 años, la figura de Diego Duarte se convirtió en un símbolo de lucha para el territorio. Es símbolo del trabajo y las vicisitudes que atraviesan los recicladores y cirujas.

–Uno siempre espera tener justicia, más allá de que a lo largo de estos años entendí que la justicia que a mí me tenía que dar respuestas nunca me las dio. Solamente tengo la justicia de las acciones del territorio, que muchos son los que levantan la bandera de Diego. Él se hizo una bandera de los cirujas.

La historia de los recuperadores urbanos está atravesada por las situaciones económicas del país y las decisiones políticas en relación a la gestión de los residuos y los sectores más postergados.

–A veces siento que Diego en el territorio ya circuló y estuvo presente en todas las escuelas y ahora se instaló en la Universidad de San Martín. Hay muchos universitarios que hacen su tesis con respecto al ambiente y siempre está involucrada la historia de Diego. Mi hermano tuvo más reconocimiento después de su desaparición física pero para nosotros Diego está presente hace 20 años. 

Para el pobre, ni justicia

Para el pobre, ni justicia

El Gobierno anunció el cierre de 81 Centros de Atención a la Justicia, herramienta central para que la población más vulnerable acceda a sus derechos y resuelva sus conflictos.

“Se cierra otra caja de la política: el Ministerio de Justicia pone fin al CAJ”. Así anunció este lunes el Gobierno nacional, por medio de un comunicado, el cierre de 81 Centros de Acceso a la Justicia (CAJ), pasando de tener 109 a tan solo 28. Estos se suman a otros cierres que ya se dieron durante el mes de abril. De los 120 despidos que se registraron hasta abril, se sumarían 400 más con el cierre de estas oficinas. “Asistimos estos días al desmantelamiento de áreas fundamentales para la atención de los derechos de los más vulnerables en los territorios. Esto tiene correlato con el desfinanciamiento de comedores y desarticulación de todo tipo de redes de contención en lugares más desfavorecidos”, señala en diálogo con ANCCOM Julián Axat, abogado y escritor y quien supo estar a cargo de la Dirección General de Acceso a la Justicia.

Silvina Silva, trabajadora de CAJ y delegada de ATE Acceso, señala que empezaron a enterarse de los despidos la semana pasada, cuando circuló un expediente que tenía como título el cierre definitivo de los CAJ. Así, varios trabajadores se dirigieron al Ministerio de Justicia, pero, desde allí, manifestaron que no era el cierre de los centros, sino un proceso de reordenamiento, mejoramiento de la función y tarea y geolocalización. Sin embargo, el lunes se enteraron por medio de las redes sociales que, en verdad, se trataba del cierre de oficinas de los CAJ.

“El acceso efectivo a la justicia se puede considerar como el requisito más básico –el derecho humano más fundamental– en un sistema legal igualitario moderno que pretenda garantizar y no solamente proclamar los derechos de todos”, destaca Axat. Esta es la tarea principal del CAJ: “Acercar la justicia y acercar los derechos a las poblaciones marginalizadas por el devenir económico y social del sistema, rompiendo esas barreras de acceso a la justicia”, dice Ariel Korzin, antropólogo y coordinador del Área de Capacitaciones de la Dirección de Promoción y Fortalecimiento para el Acceso a la Justicia.

Los CAJ son dispositivos territoriales con un amplio despliegue federal, que brindan atención legal primaria integral, mediante el asesoramiento, la asistencia y el acompañamiento. Y está dirigido especialmente a las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, que enfrentan barreras para el ejercicio de sus derechos, o conflictos interpersonales y/o legales. En el 2023 se atendieron a un total de 101.621 personas. “A estos lugares -señala Korzin- llegan todo tipo de problemáticas que tienen que ver con el acceso a la justicia, es decir con la violación de algún tipo de derecho, por ejemplo, una mujer a la que su marido le adeuda cuota alimentaria. También puede concurrir una persona por acceso a documentación, por acceso algún tipo de prestación sociolaboral, por algún conflicto laboral con su patrón y demás”.

En el 2023, los CAJ atendieron a un total de 101.621 personas.

Uno de los tantos casos que circulan por los pasillos de las oficinas de los distintos CAJ que se encuentran en el país, es el de una señora mayor cuyo nieto sufría todo tipo de maltrato por parte de sus progenitores. La mujer relata cómo el CAJ fue fundamental para salvar a su nieto: “Cuando planteé la situación fui golpeada, me rompieron las cámaras, puerta, vidrios de la ventana y recibí amenazas de muerte de parte de él (el papá) y de tirarme ácido en la cara de parte de ella, mi hija”. A partir de esto, y sin recibir ayuda de nadie, llegó a las oficinas del CAJ. Allí recibió contención por parte de distintos profesionales, como psicólogos, para hacer frente a lo que estaba viviendo. “Mi nieto le sigue apostando a la vida, con miras a un futuro, las crisis donde se escondía bajo la mesa al escuchar las amenazas del agresor cesaron, sé que el camino es largo. Sin embargo, con la ayuda del CAJ lo vamos logrando y digo CAJ porque es un equipo donde trabajan por el bien de los que menos pueden o los que menos tienen, donde nos sentimos tratados con respeto, guiados legalmente y cuidados psicológicamente”, señala la mujer que prefirió mantenerse en el anonimato.

Sobre catalogar a los CAJ como “cajas de la política”, la trabajadora Silvina Silva destaca que “No pueden gestionar sobre algo que desconocen. Estamos convencidos que si los funcionarios comprendieran y entendieran de qué se trata la política pública de los CAJ no estarían de manera cínica refiriéndose a la labor más preciada y más humana que tiene el Ministerio de Justicia. Los CAJ tienen un anclaje territorial y un poder de avanzada sobre los territorios que requiere no solamente de una labor profesional interdisciplinaria muy compleja de llevar adelante, sino que necesita un expertise que no se encuentra en cualquier trabajador y esto lo hace un organismo diferenciado a cualquier otro”. Y añade: “No solamente acercamos y efectivizamos la política pública del Estado nacional, sino que reducimos muchas veces los gastos que ese mismo Estado tiene”.

“No solamente es desolador, sino que es criminal tratar todo el tiempo de criminalizar el trabajo de los CAJ, sancionarlos, injuriarlos y calumniarlos”, dice Silva. “Ojalá toquemos el corazón (si lo tienen) para que no quiten el CAJ. Mucha gente lo necesita, personas maltratadas y violentadas que, como en mi caso, fue y es nuestro refugio. Un lugar donde se une el respeto, la solidaridad, la empatía y el amor hacia quienes llegamos desbastados”, concluye la mujer asistida por CAJ.

«Nadie te registra»

«Nadie te registra»

Las organizaciones Proyecto 7 y Lxs Irrompibles realizaron este sábado un desayuno y almuerzo solidarios para personas en situación de calle. ANCCOM habló con las personas que vivien en la vía pública y cuentan por qué no sirven los paradores y por qué no pueden salir a flote.

«¿Quién te va a dar trabajo viviendo en la calle? Te vas deteriorando, te crece la barba, se ensucia tu ropa y no tenés cómo cambiarte», se lamenta Carlos mientras se acerca a las mesas desplegadas sobre Entre Ríos y Rivadavia, para tomar un café caliente y comer algo. Está viviendo en la calle desde el inicio de la pandemia, cuando perdió su trabajo de albañil. “Cuando se terminó el laburo –cuenta-, enganché en un supermercado chino, estuve unos meses pero después el dueño no me quiso pagar más y me echó, me tenía en negro”.

Este sábado 8 de junio las organizaciones Proyecto 7 y Lxs Irrompibles realizaron un desayuno y almuerzo solidario frente al Congreso de la Nación. El desayuno arrancó a las 8:30 de la mañana, con la consigna “la calle no es un lugar para vivir”, el lema de Proyecto 7 desde hace 20 años, y que lucía en las banderas rojas colgadas en las rejas de la plaza. En las mesas había termos con bebidas calientes y comida para ofrecer, debajo de un gazebo, se desplegaron mesas con ropa y abrigos a disposición, además de un rinconcito de «peluquería» para quien lo necesitara.

Proyecto 7 es una organización social integrada y coordinada por personas en situación de calle. Tienen cuatro Centros de Integración donde realizan acompañamientos de proyectos de vida, generan fuentes de trabajo y las personas pueden recibir alimentos, asistencia social, legal, sanitaria, entre otras.

Desde la organización sostienen que, tras el cambio de gobierno, ha crecido el número de personas que viven en la calle, y consideran que la situación irá empeorando con el correr de los meses producto de las políticas de Javier Milei, que hacen que incluso gente con trabajo no pueda pagar el alquiler. Miguel fue desalojado hace una semana de un monoambiente que alquilaba con su amigo. “Me quedé sin trabajo hace unos meses y sólo encuentro changas que no me alcanzan para nada, no pudimos pagar más el departamento”, se lamenta. “Nos turnamos con mi amigo para ir a buscar trabajo, porque no podés dejar las cosas solas, te las roban”, agrega.

En el último censo realizado a fines de abril, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires indicó que hay 4.009 personas viviendo en situación de calle en el territorio porteño. Desde diferentes ONG denuncian que estos números no son reales debido a los métodos que se usan para censar, ya que sólo se recorre la ciudad por un par de horas y las observaciones se hacen sin bajarse de los móviles. Según el último censo popular de personas en situación de calle realizado en 2019, la cantidad ya era 7.251, de los cuales 871 eran niños y adolescentes. Tras las medidas de ajuste del gobierno de Javier Milei, estiman que el número habría alcanzado a las 12.000 personas sólo en Capital Federal.

«Si vivís en la calle nadie te tiene confianza, no te dan laburo. Te piden un teléfono para contactarte, no tenés; te piden una dirección de referencia, no ténes», dice Florencia.

Rodrigo, que lleva cinco años viviendo en la calle, comenta: “Estás peor en los paradores del Gobierno que durmiendo en la calle, deberían ser centros de integración según la ley, con personas capacitadas para acompañar y ayudar, pero recibís malos tratos nomás. Mejor te buscás algún techo, con dos o tres frazadas o cartones y ahí pasás la noche”, agrega mientras busca entre las mesas algo que lo abrigue.

Además, estos lugares imponen horarios estrictos; una vez finalizado el desayuno, las personas deben retirarse y sólo pueden volver por la tarde-noche. «Es complicado buscar trabajo, ningún lugar abre antes de las 9 o 10 de la mañana, y desde las 6:30 ya estás en la calle. Hasta el mediodía buscás, pero después no tenes a dónde ir, y es peor si llueve», comenta Florencia, de 30 años, acompañada de su hijo de 6. «Si vivís en la calle nadie te registra, nadie te tiene confianza, no te dan laburo. Te piden un teléfono para contactarte, no tenés; te piden una dirección de referencia, no ténes; y no podés poner la información del parador», añade, señalando los obstáculos diarios que enfrentan quienes viven en la calle.

En medio del conflicto con el Jefe de Gobierno, quien recientemente mostró en redes sociales cómo «limpiaba» la zona donde se encontraban personas en situación de calle y les confiscaba sus pertenencias, Proyecto 7 está exigiendo la implementación de la Ley 27654 para Personas en Situación de Calle y Familias sin Techo. Instan a que se asigne el presupuesto necesario y se establezcan los programas pertinentes para abordar esta problemática de manera integral.

“Los árboles son necesarios para vivir en la ciudad”

“Los árboles son necesarios para vivir en la ciudad”

En el Día Mundial del Medio Ambiente, organizaciones ambientalistas participaron de una jornada de denuncia y reflexión sobre la falta de política que prioricen el medio ambiente y la necesidad de forestación en la Ciudad d Buenos Aires.

El reloj de autómatas frente a la Legislatura Porteña anuncia las 14, hora de la convocatoria pública por el arbolado urbano en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que se lleva a cabo en el Salón Montevideo del recinto. Las diversas asociaciones participantes se congregaron en el Día Mundial del Medio Ambiente, para encontrar respuestas y desarrollar propuestas a la situación actual.

María Angélica Di Giacomo, docente universitaria e integrante de Basta de Mutilar Nuestros Árboles (BdM) una de las organizaciones convocantes, explicó: “Plantar no es solamente el problema, nuestro lema es preservar, plantar y cuidar. No podemos darnos el lujo de perder ni una hoja porque, salvo la absorción de agua por las raíces, todos los beneficios del arbolado son los del follaje. Así que, cuando se está podando, no solamente se nos están quitando todos los beneficios sino haciendo que el árbol se vuelva más peligroso, vulnerable a los vientos, que pierdan la protección entre el follaje de ellos y encima quedan expuestos a las plagas y a las enfermedades. Por esto hacemos mucho hincapié en el follaje, no solamente en el árbol como un tronco y cinco hojitas”.

Junto a BdM, Cultura Abasto, Fundación Ciudad, Red Argentina del Paisaje – Nodo Buenos Aires y el Centro de Estudios Metropolitanos, organizaron la jornada que fue transmitida en la cuenta de YouTube de BdM.

“Desde muchos actores sociales tenemos identificado que el problema del arbolado urbano está en una situación dramática por escasez de ejemplares y por mucho maltrato institucional de las especies existentes por malas prácticas de mantenimiento, manejo y cuidado. Por esto fuimos convergiendo para empezar a debatir lo que creemos que debiera hacerse, planificarse e instalar en la agenda ambiental de la Ciudad lo que tiene que ver con el arbolado urbano que necesitamos para atenuar los males del cambio climático”, relató Fabio Márquez, conocido en redes sociales como @Paisajeante y director de proyectos de Cultura Abasto.

Entre las boiseries del salón lleno para la ocasión, Márquez fue el coordinador de los más de 20 expositores que tomaron el micrófono y a su lado se sentaron los legisladores que acompañaron la cita: Celeste Fierro del MST en el FIT y Matías Barroetaveña, Alejandro Grillo y Delfina Velázquez de Unión por la Patria.

Myriam Godoy del Observatorio del Derecho a la Ciudad, una de las organizaciones adherentes, comenzó con un “directo, directo” debido a los 4 minutos que tenía cada uno para hablar y procedió a recitar con énfasis y a bastante velocidad una batería de medidas, levantando así la primera ovación del público. “Esta convocatoria es un primer paso para que los legisladores se den cuenta de que este tema es importante, que no es un capricho ni una estupidez. Los árboles son necesarios para vivir en la Ciudad, no podemos estar destruyéndolos como las licitaciones de poda que lo único que hacen es promover que las empresas se hagan de dinero porque cumplieron con una cantidad de árboles podados por día, hora, mes o lo que fuere, cuando lo que importa es si el árbol lo necesita o no. Por eso lo comparé con la violencia obstétrica: ¿a cuántas mujeres les hicieron cesáreas que no necesitaban? ¿Entonces por qué podan árboles que no necesitan ser podados?”, agregó Godoy en diálogo con ANCCOM.

Otros expositores fueron Isabel D’Amico, de Amigos de la Estación Coghlan, Silvana Canziani, de la Comisión de Vecinos de la Calle Irala y Adyacencias. Además, adhirieron Amigos del Lago de Palermo, Basta de Demoler y Amparo Ambiental Chacarita, entre otros.

Finalizando la lista de expositores y en línea con lo dicho por Godoy, María Angélica Di Giacomo denunció bastante molesta y con una pasión que contagia: “Para lo único que tenemos inspectores de arbolado es para la destrucción”. Luego agregó: “Después de 12 años de trabajo de nuestra organización creo que hemos logrado visibilizar el problema y lo que seguimos intentando hacer es poner el foco en el follaje frondoso, el verde vegetal vivo y el suelo absorbente”.

Tras los expositores, los legisladores presentes saludaron la convocatoria. Entre ellos, se destacó Fierro, quien levantó otro aplauso nutrido que interrumpió su alocución al señalar: “Estamos de acuerdo en que hoy estamos en un momento donde no se puede esconder la crisis climática ambiental y, sin embargo, tenemos un Gobierno nacional negacionista. Pero ojo, porque eso es vox populi, pero el resto también es negacionista porque sigue aplicando las mismas políticas perjudiciales para la protección del ambiente, como la megaminería, el fracking y demás”.

Después, Matías Barroetaveña se ocupó de advertir que están al tanto de que en junio el Gobierno de la Ciudad pretende presentar un nuevo Código Urbanístico en reemplazo al actual que fue sancionado en 2018 y levantó muchas críticas por aumentar considerablemente la superficie construible, algo que se reflejó en algunas de las exposiciones.

Al respecto, Godoy apuntó: “Ha sido recontra perjudicial, porque ha generado que se cemente y construya incluso vivienda que no se necesita cuando ese espacio lo necesitamos para la naturaleza. Nosotros, los seres humanos, necesitamos respirar y para eso necesitamos los árboles”.

Sobre cuáles son los pasos a seguir, Di Giacomo mencionó: “Queremos ver si podemos hacer algo más continuo, en el sentido de ver qué se hace con los proyectos de ley que presentamos. Nos interesa saber si hay más apoyo desde los legisladores para que estas iniciativas pasen a ser realmente leyes y normativas. Por el lado del Ejecutivo y de las juntas comunales, ellos no nos escuchan, pero lo seguiremos intentando. Además, asesoramos a los consejos consultivos y vamos a continuar difundiendo nuestras acciones”.

También recordó: “La modificación a la Ley 3263 de Arbolado Público Urbano que presentó la legisladora Laura Velasco (Frente de Todos) hace tres años no pasó ni siquiera de la Comisión de Ambiente” y aprovechó para señalar que “tanto el Río de la Plata, como las tierras ferroviarias, como las veras de autopistas y rutas son las últimas oportunidades que tenemos de aumentar el suelo absorbente y el verde vegetal vivo en nuestra Ciudad. Por eso es fundamental que las tierras públicas se utilicen para eso”.

Por otro lado, Márquez, apuntó que la convocatoria “superó las expectativas. Para ser un miércoles día hábil y a las dos de la tarde, nosotros temíamos que mucha gente que quisiera estar no iba a poder, pero tuvimos que cerrar la inscripción muchos días antes de lo que pensábamos porque desbordó la capacidad de la sala y de expositores. Esto es un punto de inicio por la diversidad de propuestas que se hicieron y por la cantidad de gente que participó. Nos genera mucha motivación”.

En línea con Di Giacomo, agregó que “el oficialismo de esta Ciudad es muy reticente a la participación social y es el principal responsable de que estas cosas no estén funcionando bien. Esperamos que, con los distintos y diversos sectores de la oposición más los actores sociales que no tienen identidad partidaria podamos permitir la reflexión para que cambien su manera de hacer las cosas y que podamos hacerlos entrar en razones antes una necesidad que es urgente ante los males que está recibiendo la Ciudad por el cambio climático. No es una cuestión estética o meramente ecologista, se trata de la preservación de la calidad ambiental de la Ciudad”.

Concluida la convocatoria, algunos de los participantes se dispusieron a sacarse fotos al grito de “Feliz día del ambiente”.

Visita al corazón del Delta

Visita al corazón del Delta

El Área Natural Monte Blanco, ubicado en el Delta del Tigre, abrió sus puertas al público desde el invierno pasado. Investigación, educación y conservación en el verde de los humedales.

Poner en pausa el ritmo de la ciudad para embarcarse en una aventura en el Delta: a eso invita la Reserva Natural Monte Blanco, que hace casi un año se encuentra abierta al público de viernes a domingo. Al llegar a la estación fluvial de Tigre ya se siente un aire distinto. Desde ahí se puede llegar con lancha colectiva en unos 45 minutos, o menos en transporte privado, a esta reserva ubicada en el Arroyo Rama Negra Chico, o “Ramita” (como le dicen los vecinos), a 500 metros del arroyo Espera.

Al surcar el arroyo se anuncia la llegada a la reserva con un cartel de madera: “Disminuya la velocidad, cruce de fauna’’. Detrás del muelle se puede ver un salón de usos múltiples donde se dan charlas y talleres. Está rodeado de un deck de madera muy prolijo, abrazado por distintas tonalidades de verde de la vegetación que compone a la reserva. En total son 20 hectáreas. Cuentan con un centro de interpretación, donde se cuenta la historia del Delta y se dan detalles sobre la flora y la fauna. También hay dos caminos, que en conjunto suman alrededor de dos kilómetros. Los visitantes pueden salir a caminar por su cuenta o con un guía intérprete llamado Sebastián Arena , quien brinda dos visitas guiadas los días de apertura. Los responsables del lugar llevan registradas alrededor de 350 especies en la reserve, aunque estiman que un lugar así podría tener alrededor de mil especies, incluyendo animales, plantas y hongos. Algunas de las que se encuentran son carpinchos, gato montés, plantas exóticas y nativas, entre otras.

“Hay mucha gente que visita el Delta con su embarcación, hace paseos turísticos o se baja en el muelle y camina. Pero hay pocos lugares que te permiten caminar hacia el centro de la isla. Y entre esos pocos, hay uno solo que es público: la Reserva Monte Blanco. Es la oportunidad de visitar otra isla. El corazón del Delta”, sostiene Román Labrousse, uno de los guardabosques de la reserva, y explica: “El nombre hace referencia a la formación boscosa del lugar. Es un bosque que estaba en la parte alta de las islas. La leyenda cuenta que los árboles tenían las cortezas blancas y por ese motivo cuando llegaron los europeos lo denominaron Monte Blanco’’.

 

De privado a público

Hasta el año 2021 Monte Blanco era una reserva privada. Estuvo 13 años funcionando bajo la administración de la Fundación Félix de Azara, con quien continúan trabajando articuladamente en la actualidad. En este sentido, cuenta Labrousse, “es raro, pero no es el primer caso en Argentina de un área privada que pasa a ser municipal a través de la gestión de una fundación”. A principios de la década la reserva pasó a ser pública. “Los primeros años nos agarró la pandemia. Fue un poco más complejo en cuanto a la organización y los recursos para que este espacio se pueda mantener. A partir del año pasado pudimos repuntarlo. De enero a junio logramos que esto esté abierto al público”, cuenta a ANCCOM Lucila Pimentel, quien está a cargo de áreas naturales del municipio de Tigre.

Al ser privado, tenía otro tipo de visitas: eran más que nada extranjeros y grupos acotados. “Hoy nuestro desafío es que la gente del lugar también lo empiece a tomar como propio” cuenta Pimentel, y agrega: “Hay muchos vecinos de la zona que capaz un domingo terminan de almorzar y se vienen acá como si fuera el patio de su casa. Se empezaron a realizar actividades donde los vecinos participant. Hace poquito, para el Día Mundial de los Humedales, hicimos acá una jornada alusiva. Una de las actividades era una clase de yoga y la daba una vecina. Queremos empezar a abrir las puertas para todos.”

Labrousse y Pimentel, recibieron al equipo de ANCCOM en la reserva. También Omar, el conductor de la lancha, quien se encontraba esperando en la estación fluvial. Se hablan amistosamente: son un equipo pequeño con mucha dedicación y amor por la naturaleza. Tienen uniformes de polar verde, abrigo necesario para enfrentar el frío. El sol y los mates calientes también ayudan en ese sentido. De fondo se escucha un silencio calmo que de a ratos se interrumpe por el sonido de alguna lancha o el canto de los chiricotes.

¿Cuál es la importancia de este lugar?

“Son lugares donde uno puede repensar la relación de la sociedad con la naturaleza”, dice Labrousse mientras pasa un mate. “El hecho de ir a un espacio verde, trae un montón de beneficios. A nivel sociedad, cuando entendés qué significa un espacio natural, podés defenderlo. Manteniéndolo, estás mejorando la calidad de vida de toda la población que lo rodea”.

Concretamente, el espacio cuenta con tres ejes de acción: educación, investigación y conservación. Consideran que la educación es uno de los pilares fundamentales. Por ese motivo, brindan talleres para la conservación del ambiente y visitas guiadas de interpretación ambiental. Además, tienen proyectos con escuelas: “Desde 2022, veníamos dando charlas de biodiversidad en escuelas. Ahora tenemos una propuesta para los últimos años de secundaria. En ese año los chicos deberían ir de viaje de egresados. Con el contexto del país y otras cuestiones, sabemos que puede ser inviable. Esto se presenta como para que puedan hacer una salida extracurricular. Se promociona en todas las escuelas públicas. Las que se anotan, tienen el traslado y el día acá”.

Respecto a la investigación, trabajan con organismos produciendo datos científicos para ampliar el conocimiento del área. “Participamos dentro de lo que es conservación y ciencia ciudadana en el convenio con Fundación Vida Silvestre. Usamos plataformas para registrar biodiversidad: Argentinat y Ebird. Quien quiera, en cualquier parte del mundo, puede acceder a esa base de datos, entrar al proyecto del Área Monte Blanco y encontrarse con la galería de biodiversidad que tenemos”, cuenta Labrousse, y agrega: “Recabamos datos en general. Lo que recibimos de Fundación Azara fue un relevamiento de las condiciones básicas del elenco de flora y fauna. Nosotros reforzamos eso con salidas semanales para hacer relevamientos. Esos datos sirven para contrastar con otros años’’. Sostiene que hay muchos registros que son la primera foto conocida del individuo vivo: “Antes se los capturaba, se los mataba, y con eso se clasificaba. Capaz hoy uno se encuentra con un saltamontes y resulta que le está sacando la primera foto o es por lo menos la primera publicada conocida de la especie”.

Para el tercer eje, conservación, se realizan trabajos de restauración de ecosistemas a través de la plantación de flora autóctona, control de especies exóticas invasoras y se trabaja en conjunto con organizaciones de rescate y rehabilitación de fauna silvestre: “Trabajamos mucho con Temaiken. Ellos hacen el trabajo de rescate y rehabilitación de animales y nosotros en este lugar le damos la posibilidad a esos animales de regresar a su hábitat natural. Es un lugar que está controlado, entonces si llega a aparecer algún animal con alguna anomalía o se enferma, tenemos un registro. También trabajamos con el Serpentario de Tigre, que también tiene un centro de rescate. Ellos se encargan de la rehabilitación de los animales, y nosotros acá hacemos la recepción de los mismos y el seguimiento, en caso de que sea necesario”, cuenta Pimentel.

Sostienen que el espacio está abierto para estudiantes o posibles proyectos de conservación de alguna especie que se pueda realizar en la reserva: “Nosotros hoy no tenemos ningún proyecto de conservación con alguna especie particular. Pero están dadas las posibilidades para quien lo desee o lo necesite. Este verano lo estuvimos haciendo con el proyecto de conservación de los murciélagos de Argentina. Fuimos parte de la captura de murciélagos y la toma de muestras. A nosotros nos sirve porque nos capacita y ellos se fueron con datos concretos. Obvio que después volvieron a la naturaleza. Se les sacó sangre, se les hizo muestreo de saliva”.

Las puertas de la reserva, se encuentran abiertas al público de viernes a domingo, de 10:00 a 17:00. Se puede llegar en transporte privado o en lancha colectiva, desde la estación fluvial de Tigre. Tanto las escuelas que quieran formar parte de la iniciativa como cualquiera que quiera contactarse, puede hacerlo al siguiente mail: CentroHumedalesTigre@tigre.gob.ar.