Toda la verdad que entra en un lápiz

Toda la verdad que entra en un lápiz

Mientras se desarrolla el juicio que investiga las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el centro clandestino Mansión Seré, se inauguró en el Museo de Morón una nueva edición de la muestra Dibujos Urgentes, de Eugenia Bekeris y Paula Doberti.

Cada dibujo se compone del retrato de quien testimonia, yuxtapuesto con oraciones sueltas, pequeñas frases o palabras a su alrededor, que intentan mostrar la complejidad de un relato  sobre el periodo, probablemente,  más oscuro de la vida de quien cuenta. Son retratos que componen ahora una muestra de aquel horror donde hilvanan lo escrito y lo visual en una pieza única y espontánea, atravesada por aquel espanto. Las paredes blancas están repletas de retratos de sobrevivientes de la última dictadura testimoniando en juicios de lesa humanidad y cada pared corresponde a un juicio diferente: Brigadas, Mega causa Esma, Campo de Mayo, Plan Cóndor, Apropiación de bebés y en la actualidad, la mega causa Mansión Seré IV y RIBA II, que enjuicia los crímenes perpetrados por la Fuerza Aérea, en la zona oeste de Buenos aires.

La muestra Dibujos Urgentes, elaborada por las artistas visuales Eugenia Bekeris y María Paula Doberti, que por estos días puede verse en el Museo de Morón, muestra un recorrido por los testimonios de sobrevivientes desde que abrió el juicio por los crímenes de lesa humanidad en la Mansión Seré, en agosto 2024, hasta llegar al presente. “Fue importante territorializar la exposición, teniendo en cuenta que Seré está en Morón”, expresó a ANCCOM Candela Kusznieryk, directora del museo. El proceso de curaduría incluyó el transporte de algunos objetos de la Mansión: en la muestra pueden verse, por caso, algunas baldosas de la planta alta, donde permanecieron detenidas las personas secuestradas.

El espacio dedicado a Mansión Seré tiene dos paredes donde se exponen decenas de retratos que comenzaron a realizarse en el inicio de este juicio. Un espacio dedicado a Beatriz Boglione, testigo de una de las jornadas más duras vividas en los tribunales; su retrato está bordeado por frases de su testimonio: “Veo una pared negra y supongo que detrás de eso hay un trauma”; “Me fui a vivir a Suecia”; “Esto no pasó”. Allí está el rescate de la voz de Sergio Gobulin: “Me confirmó Bergoglio que me buscaba la Fuerza Aérea”; “El desarraigo y empezar desde cero”. O el de Raúl Morello: “Me dicen que me van a matar, que elija dónde quiero el tiro”. También tienen un sitio Mariana Eva Pérez, Ana María Wenk, Carlos Rivarola, Aldo Amegueiras y Faustino Altamirano. Un retrato a través del tiempo y de las distintas sesiones de la causa que construyen un mapeo del desarrollo del juicio. “Dijimos ‘Esta vez lo vamos a dibujar’”, expresó Doberti, en dialogo con ANCCOM. “Hace mucho tiempo teníamos ganas de cubrir el juicio por los crímenes de Mansión Seré, su historia es tremenda. Muchas veces en otros juicios escuchábamos historias de embarazadas que habían estado en Seré y luego las llevaron a parir a la ex Esma”.

Una de las propuestas de la muestra fue recuperar en los dibujos aquellas frases que resuenen y escribirlas para que queden registradas en las paredes: “Nunca se supo que pasó con Eduardo”; “Digan dónde están”; “Parece que al no haber cuerpo no hay delito”. En la charla de inauguración la primera mención fue para Julio López, parte del contexto y la razón por la que iniciaron con su labor artística de dibujar los juicios. En 2010, tras su desaparición, hubo una directiva que prohibía el registro fotográfico y audiovisual de las sesiones: “La consecuencia fue la invisibilización de los juicios, nadie sabe que los juicios están ocurriendo”, fue el diagnóstico de aquel momento. En ese marco, la agrupación HIJOS tuvo la iniciativa de invitar a estudiantes y docentes a dibujarlos. “Al principio éramos un montón de dibujantes y nosotras tuvimos la misma idea: dibujar con grafito en tamaño pequeño, A4”, sostuvo Doberti. Ya con centenares de dibujos en sus manos, elaboraron un archivo con todos ellos y en 2020 publicaron el libro Dibujos Urgentes, testimoniar en juicios de lesa humanidad.

En ese mismo periodo, tras la pandemia, cuando comenzó a transmitir los juicios el medio comunitario La Retaguardia, empezaron a dibujar a través de las pantallas. Tenían la posibilidad de verlos, que les había sido quitada en el 2015: “Cuando asumió Macri, les permitieron a los genocidas no ir a los juicios. Ya no los pudimos dibujar. Iban sus representantes, abogados defensores”. Sin embargo, tras la pandemia, también encontraron estrategias para obstaculizar que su imagen se muestre: “Es muy particular cómo se esconden incluso de las cámaras”, sostuvo.

“Es importante que todos presencien, aunque sea una vez, una audiencia de juicios por lesa humanidad, es transformador. Se vuelve real al escuchar los testimonios –aseguró Bekeris–. Es un antes y un después. En los testimonios se cambia el tiempo verbal en la narración de quienes testimonian. Eso es recordar, volver a estar ahí”.

Un sobreviviente conocido con el apodo de Hormiga, alzó su mano y concordó con lo expresado, que declarar es volver a aquel lugar, pero subrayó que aun así una convicción sigue tajante pulsando en su interior: “Todas las veces que sea necesario vamos a volver a declarar por la memoria, la verdad y la justicia”.

“Fuimos construyendo nuestro modo de abordar mientras íbamos dibujando”, reflexionó Doberti, acerca de su mecánica de trabajo artístico. Ambas han tomado la determinación de no ilustrar lo que cuentan, sino de dibujar el momento en que están testimoniando: “Nos parecía que lo mejor era escribir algunas partes del testimonio que nos causaban escalofrío, otras veces miedo y ternura”.

Tal es el caso de una testigo que contó que ella guardaba el dinero en una alcancía con forma de chanchito, que pertenecía a su hermano a quien se lo llevó la dictadura: “También se llevaron su alcancía. Nosotras no dibujamos una alcancía con forma de chanchito. Dibujamos a una persona que va contando cómo se llevaron a su hermano y anotamos que hasta se llevaron su alcancía”, señaló y agregó: “No sabemos cómo era esa alcancía. Para esa persona tiene una forma muy particular y no queremos inventarla”. Por ello, expresó su decisión conjunta acerca de que los dibujos tenían que quedar como habían sido hechos durante el testimonio, incluso si alguno quedaba sin terminar: “Para darle un carácter más de veracidad entre nuestro hacer y la posibilidad de cada persona a expresarse”, analizó Doberti. Relató que muchas veces realizan dos o tres dibujos de la misma persona en las diferentes etapas de su testimonio: “La dibujamos cuando recuerda el momento en que se la llevaron, a un compañero desaparecido o piensa en cuando era chica. Las expresiones de nostalgia o de tristeza y alegría, al recordar un reencuentro”.

Bekeris, en diálogo con ANCCOM, expresó: “Hace tiempo que trabajo en la temática de los derechos humanos y la memoria desde el arte, vinculado a mi historia familiar. Nuestro trabajo es testimonial y me pareció una tarea imprescindible. Le devolvió el sentido al dibujo”. A la vez, recalcó la importancia de conocer a su compañera de proyecto, Doberti, y del trabajo en equipo “para dar a conocer todo aquello que nosotras escuchamos y pudimos atrapar en el dibujo”. Entre ambas intentan acercar el testimonio de las víctimas de una forma más amable: “No hacemos difusión de la crueldad de los genocidas, no revictimizamos a las víctimas, no contamos la tortura que escuchamos”. Un pacto ético entre ellas, reflexionaron, en el marco de un debate social acerca de cómo abordar el relato de la tortura y el abuso explícito. De la misma forma, ahondaron acerca de la necesidad de saber hasta dónde se llegó con la crueldad de la dictadura militar, a riesgo de que aquel terror se vuelva ajeno.

 Doberti hizo hincapié en el rol de la lucha feminista en los últimos años que ha posibilitado que cada vez más mujeres que se animen a declarar sobre las vejaciones sufridas en periodos de cautiverio: “Hoy existen figuras separadas, la de la tortura, y la violación. Antes no era así: a partir de la lucha se empezaron a discernir”. En la misma línea, recordaron relatos de mujeres que las estremecieron. Bekeris puntualizó en el caso de una testimoniante que declaró desde España y había sido víctima de abuso sexual, que había sostenido una mesura en sus palabras durante toda su declaración, pero al preguntarle a que le tenía miedo, ella respondió: “Temo volverme loca y no poder salir de ahí”. Ambas dibujantes recuerdan cada testimonio desde su particularidad y memorizan cada uno de ellos. Relataron el caso de un grupo de mujeres uruguayas que conocieron su muestra de dibujos en su inauguración en el Museo de la Memoria de Montevideo; ellas habían sufrido un episodio concentracionario y de abuso y no tenían la posibilidad de vivir la instancia de un juicio como en Argentina, entonces pidieron ser retratadas. “El dibujo nos inscribe” sostuvo Doberti, quien vivió un momento muy especial con una de ellas: “Me contó de su violación, que no le había contado a nadie. Al día siguiente me la cruzo en la marcha del 8M, con un cartel que decía ‘Yo fui violada’. Quería que lo supiera su pueblo. Pero solo pudo hacerlo cuando tuvo la oportunidad de contarlo por primera vez”. Allí ambas tomaron dimensión de la importancia de su labor, vieron en su tarea una necesidad urgente: “La presencia de una escucha. No nos importa cómo sean sus dibujos, me importa que estén ahí”, les dijeron una vez.

Al canto de “30 mil compañeros desaparecidos presentes. Ahora y siempre. Hasta la victoria siempre”, se dio por finalizada la inauguración de la exposición.

 

*La muestra estará abierta al público de martes a jueves de 10 a 17, y los viernes de 10 a 19 en el Museo Histórico de Morón, Casullo 59.

 

¿Se viene el estallido?

¿Se viene el estallido?

La represión del miércoles pasado fue el punto cúlmine de una sucesión de acontecimientos inaugurados con el caso $Libra donde el gobierno perdió el manejo de la agenda. El sociólogo Pablo Semán, historiadora Dora Barrancos, la politóloga Gabriela Delamata y el diputado Daniel Arroyo analizan el escenario.

El miércoles pasado se vio el accionar de las fuerzas de seguridad comandadas por la ministra Patricia Bullich en su faceta más cruda. La represión a la marcha semanal de los  jubilados, cuyos haberes han sido recortados en un 24% en términos reales, terminó con el fotoperiodista Pablo Grillo peleando por su vida tras el disparo de un cartucho de gas lacrimógeno en su cabeza. Esto abre una serie de interrogantes: ¿Estamos al borde de un estallido social? ¿La tensión en las calles escalará? ¿Cuál es la naturaleza del accionar del gobierno en materia de seguridad?

A todas luces, la política de seguridad frente a la protesta social no parece un accidente ni un exceso, sino algo premeditado. “El gobierno tomó la decisión estratégica de avanzar un paso más en su propio modelo represivo, destinado a aniquilar la protesta. Es contra la actual y la futura, una respuesta política elaborada y meditada con el objetivo de decir ‘podemos ser los más malos del mundo’”, subraya Pablo Semán, sociólogo y antropólogo autor del libro  Está entre nosotros (Siglo XXI).

En su primer mes de gestión, el Ministerio de Seguridad instauró el protocolo antipiquetes, dando la posibilidad a las fuerzas policiales de aprehender a los manifestantes ante cualquier corte de calle. Incluso, la propia Bullrich declaró en febrero del año pasado que no dejará de actuar de esta manera “por miedo a un muerto”. El autor reflexiona que “este tipo de represión se empezó a pensar antes. Esta decisión se tomó cuando comenzó la corrida bancaria en Brasil, cuando el gobierno vio urgente acudir al FMI”.

Para la socióloga e historiadora Dora Barrancos, esto se explica también por la figura de la ministra de Seguridad: “Quien comanda la violencia del Estado es alguien que hace lo que quiere. Esta señora desquiciada no tiene ningún contrapeso porque el resto está en otra cosa”. En esa línea, observa en los miembros del Poder Ejecutivo “personalidades que tienen una composición personal grave, incluido el propio presidente. Son muy poco sofisticados en todos los rubros, incluso para la corrupción”, dice, en referencia al caso de la criptomoneda $Libra.

Ante esta situación, Gabriela Delamata, abogada y doctora en Ciencia Política y Sociología, especializada en protesta y movilización social, analiza los incidentes del miércoles pasado, destacando que “hubo una guerra de relatos acerca de lo que hicieron las fuerzas de seguridad. La ministra (Bullrich) fue una de esas voces, anclando los hechos a la idea de polarizar entre ellos y kirchneristas, lo que construye significados”.

Jorge Macri, jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, afirmó que la mitad de los detenidos contaban con antecedentes penales, cuando en realidad sólo 25 de los 94 detenidos contaban con alguna causa en su contra, según fuentes del Ministerio de Seguridad porteño.  Por su parte, el Poder Ejecutivo, de la mano de su vocero Manuel Adorni, aseguró que se trató de un intento de golpe desestabilizante. Sobre esto, Barrancos recalca que “saben que esto es falso. Hay un aparato falsario funcionando, todo está producido sobre falsedades”.

Tensión social

Más allá del accionar represivo del Estado, la efervescencia en las manifestaciones está, sin pausa pero sin prisa, aumentando. El gobierno de Javier Milei observa cómo se multiplican las concentraciones en contra de sus políticas. ¿Estamos, entonces, ante una escalada social?

 Sobre esto, el diputado nacional Daniel Arroyo marca que “no hay condiciones en lo inmediato para un estallido porque hay un fenómeno de implosión social. Mucha gente revienta para adentro, no le alcanza la plata, no llega a fin de mes, está endeudada. Eso se traduce en tensión social, pero el fenómeno es hacia adentro”.

Por otro lado, destaca que hay un efecto de desmovilización: “Se rompió la idea de que si uno protesta, consigue algo. Hoy tenés riesgo de que te repriman y, además, tenés miedo de perder lo que ya tenés”. Para el diputado, “las puebladas no son un fenómeno del siglo XXI, en donde las formas de comunicación cambiaron. Antes de estallar, la sociedad marca. Un punto de inflexión fue la marcha universitaria, señaló un límite”.

Por su parte, Delamata, investigadora del CONICET y docente en grado y posgrado en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), pone distancia entre la situación actual y el 2001, año en el cual el gobierno de la Alianza cayó producto de movilizaciones masivas en todo el país: “En aquel entonces tuvimos un escenario de fragmentación política muy fuerte, fruto de protestas en contra de todo el sistema de representación”. Dicho esto, señala que, a pesar de que puede haber condiciones materiales similares, “en este momento no está esa división, lo que prima hoy es la polarización”.

En esta misma línea, asevera que “el 2001 vino precedido de elecciones legislativas, en las que 10 millones de votantes se ausentaron o votaron en blanco. En el día de hoy, son dos espacios políticos que están enfrentados, que tienen valores y están apoyados en campos ideológicos existentes en la Argentina. Es otra dinámica, mientras no se desestabilice esa construcción del conflicto, no va a suceder (un estallido)”.

A su vez, Barrancos marca la importancia del apoyo con el que todavía cuenta el oficialismo, destacando que Milei “ganó el balotaje con la voluntad popular de mucha gente que podría haber sido indicada como saqueador en el pasado”.

En ciertos sectores de la opinión pública, sobrevuela la expectativa de una desestabilización del gobierno dada su presunta debilidad. Semán se distancia de esto, recordando que con el caso $Libra hubo gente que pensó que el gobierno iba a caer. “¿Cuántos escándalos tuvo Menem antes de que la convertibilidad tenga algo de éxito?”, se pregunta.

Crisis de representatividad

Uno de los factores que más dilata el aumento de la conflictividad social es la desconexión que existe entre el sistema político y la sociedad. Para Arroyo, “no se encuentran canales de representación. Está roto el vínculo con los actores de agregación de demandas”.

Delamata remarca que la praxis discursiva del oficialismo disipa la posibilidad de un desenlace similar al 2001: “Uno de los principales instrumentos del gobierno para mantener su popularidad es apelar todo el tiempo a que está combatiendo al kirchnerismo, a los zurdos, a la gente de mal. Del otro lado, al mismo tiempo, no se puede salir de ahí, ya que allí no hay ninguna construcción alternativa”.

En este contexto, la oposición no logra dar respuestas ni tampoco logra tener una postura cohesiva o convincente. Para Semán, “los mismos que alucinaban helicóptero el primer mes de mandato ahora dicen que va a durar mil años. No es un gobierno fuerte ni tambaleante, es uno que está construyendo su mandato como cualquier otro. En Argentina estos procesos son más revulsivos, con más posibilidades de traumatismos sociales”. En consecuencia, destaca que “este modelo represivo se beneficia en parte de la indigenidad de la oposición, que tiene expectativas de repetición histórica y una concepción muy mecánica de la vida social”.

En ese sentido, reflexionando sobre una postura de aquí en más, observa que “hay mucha gente que juega al ‘valentismo’ y a que esto es una dialéctica entre ‘cagones’ y ‘valientes’. Lo que hay que pensar es en cómo generar movilizaciones masivas, que son las que quebraron el protocolo antipiquetes. Pero estas se producen con tiempo, por lo que no se puede jugar a la desesperación”.

 

 

La inteligencia colectiva identificó al autor del disparo contra Pablo Grillo

La inteligencia colectiva identificó al autor del disparo contra Pablo Grillo

 

A través del aporte colectivo de fotografías y filmaciones se pudo visualizar el momento en que el cabo primero de Gendarmería dispara el cartucho que impacta en la cabeza del fotógrafo.

En una conferencia de prensa conjunta la organización civil Mapa de la Policía, el CELS, ARGRA, FATPREN y SIPREBA, identificaron al autor del disparo que impactó en la cabeza de Pablo Grillo: se trata del cabo primero de Gendarmería, de apellido Guerrero, número de legajo 103208, perteneciente a la unidad móvil número 6 de la Sección de Empleo Inmediato (SEI). Continúan las averiguaciones por su nombre de pila, pero la sobreabundante información recolectada de manera colectiva gracias a la iniciativa de estas organizaciones permitirá concretar una denuncia contra el accionar represivo de las fuerzas de seguridad, contra Guerrero, sus superiores y la implicación y encubrimiento de la ministra de Seguridad como responsable mayor del operativo, defendido con falacias fácilmente refutables con las evidencias ya reunidas. “Seguimos pidiendo la renuncia de Patricia Bullrich”, dijo Sebastián Vricella, director de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina. 

Gracias al informe realizado por peritos científicos con la recolección de material audiovisual de reporteros gráficos, medios de comunicación, y el aporte de los ciudadanos que participaron de la marcha el pasado miércoles 12 de marzo, se logró reconstruir minuciosamente el momento del disparo que impactó en Pablo Grillo; tanto el trayecto y la ubicación del disparo como al tirador que lanza el proyectil.

“Seguimos pidiendo la renuncia de Patricia Bullrich”, subrayaron en la conferencia de prensa.

Guerrero, el presunto autor material del hecho, portaba un uniforme y accesorios diferentes a los demás miembros de la fuerza, como su traje color caqui, gafas polarizadas, máscara antigases que cubría toda su cara, un par de morrales porta municiones, que resultaron útiles para su identificación en el material. En esta línea, Mario Santucho, director de la Revista Crisis, remarcó lo significativo que resulta el envío de la totalidad del archivo registrado: “Quiero hablarles a los reporteros gráficos sobre la importancia que tiene que manden sus registros al mail registrocolectivo2024@gmail.com cada vez que van a una marcha y cada vez que hay este tipo de conflictos; y no solo las fotos donde se ve el palazo en la cabeza o el momento de represión, sino todo lo que se ve en ese momento. Ahora, con las cámaras digitales, se pueden hacer muchas fotos y solo una va a los diarios. Nosotros no necesitamos la que va a los diarios, necesitamos todas. Como ustedes vieron, hubo un video en el que pudimos ver de dónde sale el proyectil y, después, en conjunto con todas las imágenes de ese momento, aunque fueran 15 minutos antes o después, logramos identificar a la persona en una de ellas haciendo zoom a la insignia. Todas las fotos son importantes porque nos permiten armar la arquitectura forense del hecho. Así como es fundamental seguir en la calle, no verse apabullado por la prepotencia y la crueldad del gobierno, es fundamental organizarnos para construir esta inteligencia colectiva que logra producir verdad, y que logra desarmar la mentira del encubrimiento que intentó la ministra y el gobierno durante estos días”.

En sus últimas declaraciones, Patricia Bullrich solo ratificó su defensa al operativo represivo: en un intento de instalar una versión totalmente contraria a lo que se puede observar en las imágenes, la ministra afirmó que no abrirá sumarios contra los efectivos policiales y respaldó al gendarme que que hirió gravemente a Grillo, porque “tiró como dicen los manuales”, es decir, a 45 grados hacia arriba. 

El informe elaborado por la organización civil Mapa de la Policía recolectó una considerable cantidad de evidencias del accionar sistemático de las fuerzas donde se las observa disparar al nivel del cuerpo de los manifestantes, como es el caso del cabo Guerrero. 

A pesar de todas las contradicciones discursivas, la ministra tuvo el apoyo directo del presidente Javier Milei en su discurso de la Expoagro en San Nicolás, evadiendo cínicamente el estado de Pablo: “Los hijos de puta que andan con trapos en la cara y rompen autos, queman autos y amenazan a toda la gente porque no quieren perder sus curros, esos son los malos y esos son los que tienen que ir presos y los vamos a meter presos. Vamos a defender a la república porque no es que vienen contra mí, vienen por ustedes; yo solo estoy en el medio”.

Litvachky adviertió que, según declaraciones tanto de operadores como de funcionarios del propio gobierno, la SIDE entrará en el tablero en la marcha del próximo miércoles.

Ante las preocupaciones por la seguridad de los miércoles que vendrán, Paula Litvachky, del Centro de Estudios Legales y Sociales, adelantó que, junto a aRGra, SiPreBA y las demás organizaciones de derechos humanos que mantienen la denuncia de la inconstitucionalidad del protocolo antipiquete, presentaron un pedido cautelar para proteger la convocatoria que viene. Afortunadamente, el juez que recibió la solicitud le dio la razón a los querellantes: el próximo miércoles estará en la manifestación para realizar una observación presencial del operativo, considerando que las imágenes registradas muestran que, efectivamente, hubo una actuación policial contraria a los principios que garantizan el derecho a la protesta y dan mucha verosimilitud a quienes piden la cautelar. Sin embargo, surge una preocupación: Litvachky advierte que, según declaraciones oficiales tanto de operadores y hasta funcionarios del propio gobierno, la SIDE entrará en el tablero.

Las páginas de la memoria

Las páginas de la memoria

Miles de personas recorrieron la primera Feria del Libro de Derechos Humanos que este fin de semana se realizó en el predio de la Ex-Esma. Talleres, actividades culturales y debates para pensar la nueva coyuntura. Entre otros textos se presentó «Tu nombre no es tu nombre», donde Federico Bianchini cuenta la historia de Claudia Poblete.

La tarde transcurre entre libros y arte, talleres y juegos de mesa, muestras, debates, presentaciones y lecturas compartidas; entre recuerdos y memorias, reflexiones, testimonios, encuentros y reencuentros en la primera Feria del Libro de Derechos Humanos del Espacio Memoria (Ex-Esma). Personas de todas las edades, solas o acompañadas por amigos, familias, parejas, recorren el espacio, no solo llevándose libros, fanzines, stickers, pines, ilustraciones, sino también intercambios con autores, que reciben a los curiosos con una sonrisa, compartiendo recomendaciones, experiencias, y muchas veces, hasta las historias e ideas detrás de sus trabajos. En el fondo, algunos dejan registros de su paso en una pizarra que contiene carteles que reflejan qué es lo que “nunca más” (violencia, odio, persecución por pensar diferente, represión, fascismos), y “más que nunca” (empatía, construcción comunitaria y popular, solidaridad, defender nuestros derechos) se debe recordar o no olvidar.

Niños y niñas corren de un lado al otro, ansiosos por descubrir cada rincón del lugar, que se encuentra atravesando dificultades por el desfinanciamiento del Gobierno nacional a las políticas de memoria, verdad y justicia. Pero esta iniciativa deja olvidar a todos por un momento las dificultades y demuestra la potencia del trabajo colectivo. Los más pequeños se maravillan con los juegos de mesa y se entretienen hasta que otra cosa llama su atención. Algunos se unen a los más grandes y deciden que también quieren estampar frases con sellos y colores: abrir, encontrarse, memoria, verdad, justicia, son algunas de las palabras que eligen escribir.

Afuera, la gente disfruta del buen clima en los espacios verdes, algunos compartiendo una merienda en las mesas, otros regados en el pasto en lecturas colectivas, entre mates y galletitas que van de mano en mano. El olor a la comida cocinada en las parrillas impregna el aire y el sonido de la música en vivo resuena a medida que uno se va acercando a la feria que tiene lugar al aire libre. Algunos adolescentes agrupados escuchan sentados, otros aplauden al son de la música, parados cerca del pequeño escenario que recibe bandas.

“Quiero que cuando alguien habla de una Feria del Libro de Derechos Humanos, que toda la sociedad argentina venga y apoye, aunque no compre nada, que venga a pasear, que mire, que debata, que se suma a las mesas de discusión, que tome la palabra, que opine, que cuestione, que discuta. Creo que es un lugar para pensar. Así que estoy muy contento con lo que hay, me gustaría que venga muchísima más gente”, confiesa Adrián Dubinsky, productor general de la Feria.

La actividad se realizó el viernes 14 y el sábado 15 de marzo, con entrada libre y gratuita, en el marco del Mes de la Memoria. “Es la primera vez que se hace acá. Esta idea la trajo Mónica Hasenberg, fotógrafa que viene registrando a las Madres de Plaza de Mayo y organismos de derechos humanos desde la década del 70. Hace cuatro años me vino a proponer hacer esta feria, pero en el Parque de la Estación, algo muchísimo más modesto. Y después me convocaron Gabriela Alegre y Julián Athos Caggiano para esta actividad (del Ente público Espacio para la Memoria). La idea principalmente era, en un momento de mucha tensión, donde hay algunos que se preguntan qué son los derechos humanos, o para qué sirven, o de dónde salieron, o los ponen en cuestión, iniciar un debate, no desde un foro de derechos humanos, sino pensar los derechos humanos desde la literatura, desde el arte. Cualquier libro que agarrás de esta feria, sea de literatura, de poesía, ensayo, ciencia ficción,  policial o, de terror, podés extraer un párrafo y pensar los derechos humanos que nos constituyen como un sujeto”, cuenta Dubinsky que se emociona cuando mira las personas caminando por los stands: “Hay comunidad nuevamente”, subraya.

 

Es imposible no advertir el colorido pañuelo conformado por personas en miniatura al entrar a la Casa por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo. Media hora antes, niños y niñas acompañados por sus familias se reunían a ayudar al artista Andrés Riva a formar las siluetas de papel que formarían la figura, con el objetivo de armar una multitud que sostenga nuestras memorias, derechos y luchas. “El equipo de difusión de Abuelas de Plaza de Mayo me invitó a colaborar con la campaña La Memoria en marcha se multiplica y surgió la idea de usar estas siluetas de papel que son, que evocan o convocan recuerdos primarios, del orden de la niñez, de otro tipo de ternura. Algo que parece individual después se multiplica, y si haces algunas cosas técnicas muy simples, como que los pies toquen el piso o se estén tocando entre sí, después los podés parar. Y resulta que al ponerlos a todos juntos, parecen que son una multitud y se arma como una marcha llena de colores, de formas distintas, de imágenes distintas, y trabajar eso con niños acá es súper importante”, explica Riva, que espera que sea una actividad que se pueda replicar y retomar en escuelas y en los hogares.

“Sin relato, la memoria se diluye”

Minutos después, el auditorio de la Casa por la Identidad recibe la llegada de Federico Bianchini, escritor de Tu nombre no es tu nombre: Historia de una identidad robada en la dictadura argentina, acompañado de Claudia Poblete Hlaczik, protagonista del libro; de Fernando Krapp, cineasta, periodista y escritor, y de Constanza Brunet, editora, periodista, y directora de Marea Editorial. La mesa funcionó como una especie de entrevista pública de Fernando y Constanza a la nieta restituida por Abuelas de Plaza de Mayo y al escritor.

En el año 2000, un juez citó a Claudia Poblete Hlaczik, hasta ese entonces Mercedes Landa, para afirmar que quienes creía eran sus padres no lo eran, que su nombre no era su nombre, su fecha de nacimiento estaba equivocada, y que sus verdaderos padres habían sido torturados y desaparecidos en 1978, durante la última dictadura argentina. El libro sumerge a sus lectores en el complejo y emotivo camino recorrido de Claudia para restituir su identidad. Recupera la historia de vida de los padres, dos jóvenes militantes de izquierda peronista, recopilando los relatos de la última noche que fueron vistos antes de ser secuestrados, a través de testimonios de personas que los vieron en el Olimpo, centro clandestino al que fueron llevados y vistos por última vez.

El libro narra la búsqueda de la familia Poblete por dar con Claudia, el deseo del encuentro en fragmentos de entrevistas que forman parte del Archivo Biográfico Familiar construido por Abuelas de Plaza de Mayo; la infancia de Claudia, el momento en el que se entera de su verdad, el proceso mental y emocional que atraviesa al enterarse, y el camino que hace a su libertad y la restitución de su identidad. El libro es un registro de gran valor a cuarenta años de la vuelta de la democracia en la Argentina: “La dictadura no solo sigue presente en la memoria, sino también en algunos cuerpos”, reflexiona Bianchini en su novela. 

El proyecto surgió a partir de la propuesta de la participación de Bianchini en un podcast chileno llamado Relato Nacional, pero pronto el escritor se dio cuenta de que no es un gran aficionado al formato, y que le interesaba contar específicamente la historia de Claudia, pero sobretodo de entender qué es lo que ella había sentido. “Cuando le hablé a Claudia de la posibilidad de hacer un libro, porque me interesaba más contarlo de forma extensa, su respuesta fue que no podía prohibirme hacer un libro”, cuenta el autor mirando a Claudia en complicidad. “Tenía que ver con ella, pero tenía mucho que ver conmigo también. Yo creo que cuando uno elige un tema para escribir durante, como en este caso, un periodo cronológico de muchos años, muy fragmentado, tiene que ser algo que realmente te interesa contar. Lo que uno también le interesa como persona”, agrega.

Claudia rememora el encuentro a su manera: “La primera reacción fue: ´yo te doy lo que te puedo dar de mi testimonio, de mi historia, y vos con eso hacé lo que puedas´. Es un poco lo que yo digo, de que no te puedo prohibir que lo hagas. La verdad es que, después cuando uno ve los resultados, lo valora y te das cuenta de lo importante que es que exista, porque más allá de lo personal, que es muy fuerte, yo me doy cuenta de la fuerza que tiene mi testimonio. Entonces, tener la posibilidad de dejarlo plasmado, así con tanto respeto, con ese cuidado, y poder participar del proceso, es algo muy importante”.

Claudia confiesa que cada proyecto no sólo la involucra afectivamente sino que la excede: “Uno sabe que abre la puerta a que otros también tengan que  poner su cuerpo y su voz para eso. Es una responsabilidad. Pero no deja de ser súpervalioso. Uno siempre tiene la esperanza de que llegue, no solo para una persona que pueda tener dudas, sino también para que el que sepa algo pueda animar a acercar la información o a invitar a esas personas a que se acerquen”, afirma Poblete Hlaczik.

El libro de Federico Bianchini utiliza no solo los recuerdos y la memoria de la protagonista sino de los amigos, familiares, jueces que formaron y forman parte de su historia, inmortalizandolos en este libro. “Sin relato, la memoria se diluye”, afirma.

“La verdad es que, como siempre, todas las actividades que se hacen acá son súpermovilizadoras y hoy ver en la feria tanta gente participando, familias compartiendo en este espacio y dándole vida, es para mí lo que le da sentido a todo esto. Y poder ser parte de esto, con un libro que cuenta mi historia y que le da difusión a la búsqueda de Abuelas y a lo que significa, que es algo que siempre es importante para uno, es parte de la tarea diaria que realizamos. Marzo es el mes en el que conmemoramos el inicio del golpe de Estado del 76. Van pasando muchos años y es una forma de tratar de llegar y de mantener el mensaje”, reflexiona Poblete Hlzczik, en diálogo con ANCCOM, al finalizar la presentación.  “Todavía sigue habiendo gente que acompaña, comprometida con esta lucha y a la que le importa que la memoria siga viva y que está dispuesta a la transmisión. A pesar de todas las cosas horribles que están pasando, hay un germen ahí de algo que estamos tratando de cuidar y que espero que en algún momento, podamos volvernos a encontrar, y mirarnos a las caras para reconstruir todo esto que se está destruyendo ahora, digamos, que vamos a estar todos para hacer eso cuanto antes”, concluye.

“Es la primera vez que el libro se presenta acá en Argentina. Salió en octubre de 2023 en España y lo estuve presentando por allá, y poder presentarlo acá, con Claudia, es algo muy interesante”, dice Bianchini. Y recuerda: “En España, el libro va por la tercera edición, tuvo mucha difusión. Juan José Millás,  un escritor español, le dio mucho impulso en un programa que es muy escuchado en la radio, y eso hizo que me llegaran muchos comentarios de gente que quizás ni había escuchado esta historia y sabía muy poco de Abuelas de Plaza de Mayo”.  Y concluye: “El hecho de presentarlo hoy con Claudia ya era algo que estaba bueno. Sobre todo porque, por lo general, cuando uno presenta un libro, se suele hablar mucho más el texto; pero el hecho que estuviera la protagonista también hacía que hubiera otro tipo de preguntas que tenían que ver con la forma en la que ella no sólo había recibido el libro, sino cómo había procesado todo esto y su historia, que a fin de cuentas me parece que es lo importante en este caso”.

Una cacique llega al cine

Una cacique llega al cine

«Nalá», el documental biográfico de la líder Qom que habita a San Pedro, se estrena este domingo en el cine Gaumont. La historia de una indígena que vive entre nostros.

En un contexto de ataque del Gobierno nacional y también de los provinciales a los pueblos originarios en su lucha por el reconocimiento de su identidad y por la tierra que les pertenece, llega al Gaumont  -este domingo a las 20:15- el documental biográfico Nalá, de la directora Florencia Marina Romero.

Entre rituales y charlas en comunidades originarias e interculturales, la propia Nalá cuenta cómo llegó a ser elegida cacique por su comunidad, la lucha por recuperar  los territorios que el hombre blanco les arrebató y por terminar con la idea que aún transmite la escuela de hablar en pasado de las diferentes etnias aborígenes cuando están presentes en la actualidad. Nalá también habla de la necesidad que los indígenas sean escuchados y de escuchar a la naturaleza. Todo sucede mientras visita a Natalia Hochea, referente más joven de la comunidad comechingona “Lic Sin”, en Berrotarán, Provincia de Córdoba, con quien intercambia reflexiones sobre la lucha, sus temores y sus territorios.

El documental surgió hace diez años cuando la directora ganó una beca para realizar un taller de guion en la Escuela Internacional de Cine y Televisión en Cuba. Allí, con colegas de Colombia, Chile y Argentina acordaron contactar algún personaje indígena de su país y contar su historia. Aunque el proyecto inicial quedó trunco, Florencia continuó buscando a una persona originaria. “Estaba cursando la Maestría de Diseño Comunicacional en la FADU, estaba justo con la materia Antropología y le pregunté a la profesora Florencia Girola y ahí me contactó con el equipo de investigación de la UBA que trabaja con la cacique en un montón de actividades. Me hicieron el contacto, le escribí a la cacique qom Nalá y fui a San Pedro a visitarla. El primer día la filmé”, contó Florencia.

Florencia Romero, directora de Nalá.

La filmación del documental se extendió durante cuatro años y fue de manera autogestiva. “Era ir con la camarita, con el micrófono de la cámara o uno externo y siguiéndola en todas sus actividades”, dijo.

Siguiendo uno de los pensamientos de Nalá sobre la importancia de escuchar y de la participación de las personas indígenas, Florencia remarca la colaboración de la cacique para la realización del documental. “La filmé del 2015 al 2019 en distintas actividades. En casi todas, me invitó ella a participar, por eso tuvo injerencia en la producción”, dijo la directora.

 En cuanto a la música que acompaña al documental, salvo dos canciones, fue creada originalmente para la película y colabora con climas imprescindibles. “Me pareció mejor agregar música para los momentos de encuentro y también para mostrar la fuerza de ella”, contó la realizadora.

Como la producción del documental se dio en un contexto de alza de la lucha feminista la directora decidió que el equipo audiovisual estuviese conformado por mujeres. “En el mundo audiovisual, me doy cuenta, que la mayoría son varones. En algunos casos, como la postproductora de sonido, pregunté si conocían alguna mujer porque los primeros nombres que me recomendaban eran varones, tuve que hacer una búsqueda más intensa hasta encontrarla”, reflexionó.

Romero espera que el documental contribuya a educar sobre la identidad de los indígenas y a concientizar que forman parte de nuestra cultura. También busca desmitificar que las personas indígenas (solo) viven, lo dice la cacique, en su territorio, sino que la mayoría está en las ciudades, están al lado del espectador

El documental biográfico Nalá fue proyectado por primera vez el año pasado en el Centro Cultural San Martin. Además, participo en varios festivales nacionales e internacionales, alzándose como mejor película nativo americana en el Festival LANAFF 2024, de Estados Unido.  En Capital se proyectará en el Cine Gaumont el 16 de marzo a las 20.15 (única función).