Otra vez, Concordia bajo el agua

Otra vez, Concordia bajo el agua

Las constantes lluvias de los últimos días trajeron una fuerte crecida del Río Uruguay, que inundó la zona ribereña de la ciudad y obligó a cientos de vecinos a ser evacuados. Los lugareños aseguran que es un fenómeno cada vez más frecuente.

Las lluvias no cesan en Concordia y los vecinos saben que inevitablemente tendrán que tomar recaudos. Algunos se refugian en la planta alta de sus viviendas, esperan que el temporal amaine y el agua baje. Otros toman los elementos más indispensables y esenciales, y se van en busca de resguardo a otro sitio.

Para los vecinos de una de las ciudades más populosas de Entre Ríos esta situación no es novedosa. De hecho, llevan décadas acostumbrados a las fuertes crecidas del Río Uruguay, que marca el límite geográfico con el país homónimo. Desde la gran inundación de 1959 -que dejó un saldo de 13 fallecidos, más de 10.000 evacuados y a casi toda la ciudad inundada por una crecida que alcanzó 17 metros-, cada cinco ó seis años se repiten los días de lluvia constante y el inevitable desborde del cauce de agua.

La represa Salto Grande, creada en la década de 1980, ayuda a regular la altura del río y a que los vecinos estén en alerta ante una posible crecida. Además, en 2005 se construyó una defensa que evita anegamientos en la zona sur. Sin embargo, quienes viven cerca de la ribera quedan inexorablemente expuestos a perder lo poco que tienen. Una y otra vez.

Lo llamativo es que el lapso entre temporales se acortó notoriamente. Sin ir más lejos, a fines del año pasado hubo una inundación más fuerte que la actual, que en aquel momento no tuvo eco en los medios de comunicación de alcance nacional, enfocados en las elecciones presidenciales.

Ahora, el Río Uruguay volvió a crecer y la ciudad considerada Capital Nacional de la Citricultura y una de las inspiraciones del francés Antoine de Saint-Exupéry para escribir El Principito se transformó en noticia para algunas redacciones situadas en la CABA.
A pesar de haber tenido que tomar resguardos, los vecinos descreen de lo que se dice en los noticieros. Ellos creen que la inundación no tiene nada que ver con lo que está pasando en el sur de Brasil, pero sí admiten que la mano del hombre está involucrada. La tala de árboles, el desmonte para comerciar madera o sembrar tiene consecuencias para la comunidad. En el medio, la gestión del intendente radical Francisco Azcué, que el año pasado desbancó al peronismo que gobernaba desde el regreso de la democracia, está ante su primer gran desafío.

“Nunca estás preparada”
Selva Acevedo Miño, vecina de Concordia, tiene su casa a unos 150 metros del Río Uruguay y sostiene que de momento lo está sobrellevando. “No llegó a mi casa, pero estamos ahí a la espera. A mi vecina ya le llegó y tuvo que irse”, relata en diálogo con ANCCOM. “Nunca estás preparada para esto. La última inundación fue a finales del año pasado y me estresé bastante. Esta vez ya, por decisión propia, decidí tomarlo diferente”, agrega la docente jubilada, que vive sola en su hogar.
Así como los isleños cargan todas las cosas en sus botes y las mudan a otro lugar antes de un temporal, Selva cuenta que ella hace algo similar, pero con un camión. Allí carga sus pertenencias al galpón de alguna amiga que acuda en su ayuda. Mientras tanto, muda lo esencial a la planta alta de su vivienda, donde se refugia hasta que pase lo peor y pueda retornar a su vida normal. Ella sostiene que estas situaciones “se compensan con la belleza del lugar”.
Por otra parte, cuenta que hace un tiempo, con las frecuentes inundaciones, trata de tener cada vez menos cosas materiales. “Regalo cosas en cada creciente, a mí en lo personal me sirve para desprenderme”, confiesa. “Empezás a convivir con esto sabiendo que ocurre por un montón de motivos, hay muchas causas, pero yo creo que lo fundamental es el desmonte que se ha hecho”, analiza Acevedo Miño. “Ahora ya no pasa cada 5 años, es más frecuente. El humano está destruyendo su planeta, su hábitat. Yo acá tengo un lugar precioso que da al río y lo cuido, planto, hago lo que puedo”, sostiene. A pesar de la situación, ella es optimista. “Estoy convencida de que cada vez somos más los que tomamos conciencia e intervenimos en esto de cuidar el ambiente”, asegura.
En ese sentido, la solidaridad de la comunidad surge cuando las aguas llegan a la superficie: “Muchísima gente está ayudando y dando lo que tiene y, muchas veces, lo que no tiene. Sobre todo, en este momento que hay tanta tristeza y tanta angustia en la gente”, considera.

“La mano del hombre causó esto”

Hugo Ledesma frecuenta el Río Uruguay desde que tiene uso de razón. Nació y fue criado muy cerca de allí, su padre era casero del Club de Regatas de Concordia, y actualmente asiste regularmente a esa institución, donde suele subirse a una embarcación para recorrerlo. “Llevo toda la vida influenciado por la naturaleza del Río Uruguay. He sido nadador, remero, navegué, todas las actividades náuticas que uno se pueda imaginar, y sigo en la misma onda”, cuenta. El hombre asegura que ya vivió entre 20 y 30 crecientes de la magnitud de la actual. En ese sentido, se muestra crítico de la información que se difunde en los medios de alcance nacional, a los que acusa de “meterle miedo a la gente” y no mencionar referencias, ni medidas exactas.

“Acá hay un elemento que lo maneja el hombre, que es la represa de Salto Grande. El régimen del río antes dependía de la cantidad de lluvias en la zona de los afluentes brasileños. Vos sabías qué milimetraje caía y en 48 o 72 horas, tenías una determinada medida de altura en creciente. Hoy, la represa manipula la corriente natural que había en aquella época. Es decir que no es más natural”, explica. “Cuando hay noticias de que al norte está cayendo agua y está ingresando al cauce del río Uruguay por los afluentes, la represa evacúa el agua que tiene en ese momento e inunda la ciudad de Concordia en un nivel que no es un pico muy alto, pero sí que tiene muchos días de permanencia”, agrega.

Según el testimonio de Ledesma, esta situación hace que el río se extienda hasta la cota 14 de la ribera, donde el Municipio tiene prohibido la instalación de viviendas. ¿Qué pasa? Mucha gente que no tiene otro lugar donde vivir elige ese lugar. Son las mismas familias que, en pleno temporal, tienen que ser socorridas por las autoridades. “Es el drama social que estamos teniendo acá”, sostiene.

Actualmente, se estima que la crecida alcanzó los 13,5 metros. Un nivel que inunda la ribera y sus adyacencias, pero que está lejos de los 17,75 metros de la inundación histórica de 1959.

No obstante, el agua llegó hasta las instalaciones del Club Regatas del que Ledesma forma parte. Tuvo que salir con un kayak a trasladar elementos que estaban en un depósito que fue afectado por la inundación.

“Se arruinaron las instalaciones que están en la planta baja del club, se rompieron vidrios y se dañaron las instalaciones eléctricas. Además se acumula barro en las veredas. Esta zona es de agua limpia, pero cuando viene el agua del norte arrastra un montón de barro y lo viene depositando a las partes donde no corre el lecho del río”, explica. “Es complicado, pero estamos acostumbrados. El parque del club se nos inunda con 10,5 metros. Hoy estamos a 13,5. así que estamos con tres metros de agua sobre el parque”, agrega.

Desde su punto de vista, el hombre considera que Concordia está a merced de un cambio del régimen climático, que en parte podría ser explicado por la presencia de la represa y el lago que la circunda junto a los desmontes. “Antes los veranos eran secos y ahora cae agua a baldes. Ya no tenés parámetros”, grafica. “La represa formó un espejo de agua inmensamente grande, que ahora es un lago donde se navega, se pesca. Ese espejo de agua evapora 100 veces más de lo que evaporaba el río en su cauce normal. Esas cosas modifican los climas, al igual que los desmontes”, remarca Ledesma.

“La mano del hombre causó esto en Concordia. El clima húmedo que hay actualmente, los casos de alergia y cómo han crecido un montón de pestes como el mosquito o la proliferación de carpinchos, que hoy tenés que andar frenando para que pasen y antes era muy difícil ver uno. El lago es una cosa hermosa, pero genera un desbalance de la situación silvestre y animal”, sostiene.

Un hueco en la casa

Norma Issler es otra de las vecinas de Concordia que puede dar fe del temporal que ocurrió en los últimos días. A diferencia de otros de los lugareños, no está tan cerca de la zona afectada por las inundaciones, pero conoce lo que sucede cada vez que el Río Uruguay se desborda.

“Cada seis años, más o menos, se registra esta inundación. Ahora hace cinco meses que se produjo una de la misma importancia que esta, pero en esta oportunidad los medios de comunicación se hicieron eco de lo que pasó. La realidad es que nosotros convivimos con las inundaciones, es frecuente”,  confiesa. Desde su punto de vista, el cambio climático es uno de los factores que causan estos desbalances. Sobre todo, con la tala indiscriminada de árboles que ocurre en toda la región del Litoral, pero fundamentalmente en la provincia de Misiones. “Se cansaron de desmontar”, reclama. “Está claro que no hay un solo factor, son varios factores que coadyuvan, pero hay una relación directa entre la deforestación y estas inundaciones”, advierte.

Issler vive cerca del centro, una zona que no está afectada por el agua, pero cuenta que conoce gente que vive a cinco cuadras y tuvo que ser evacuada. De hecho, hizo un hueco en su casa para recibir a una amiga y sus muebles hasta que pase el temporal. “Tu casa queda totalmente arruinada porque después, cuando baja la creciente queda todo el residuo de cloacas y de los desechos. Además, eso arrastra alimañas, camalotes con reptiles y pulgas”, relata.

No obstante, Issler también resalta la fraternidad que despierta pasar por estas situaciones: “Concordia entera se activa y es muy solidaria. Ya todos sabemos que largamos todo zapato, comida, muebles”, cuenta. También cuestiona el tratamiento mediático de lo que está sucediendo en la ciudad entrerriana, donde se sostiene que toda la ciudad está bajo agua, pero en realidad el centro sigue con su vida normal, con teatros, restaurantes y los complejos termales. “Hace mucho daño y lo digo en nombre de los comerciantes. Con todo esto, la gente no viene a la ciudad y nosotros vivimos del turismo”, protesta.

Por lo pronto, esta semana salió el sol en Concordia. El agua sigue en la zona ribereña, pero si el clima cambia seguramente volverá a subir el agua. La incógnita pasa por saber cuándo ocurrirá eso. “Estas cosas no las maneja nadie”, reflexiona Issler.

El drama de Porto Alegre

La ciudad de Concordia sufre una nueva inundación producto del desborde del Río Uruguay, pero afortunadamente los evacuados fueron apenas 500 y no se lamentaron víctimas fatales. Distinta es la situación en Porto Alegre y el sur de Brasil, donde las copiosas lluvias desembocaron en una de las peores tragedias naturales de su historia.

Según los últimos reportes, la capital del estado de Rio Grande do Sul acumula 144 fallecidos y más de dos millones de personas damnificadas por las lluvias, que sepultaron bajo el agua prácticamente la totalidad de la ciudad y las zonas aledañas.

Daniela Sallet es una periodista brasileña que actualmente no ejerce el oficio, pero reside en Porto Alegre y está viendo en vivo y en directo todo lo que sucede allí. Afortunadamente, está en una zona que no fue afectada directamente por el temporal, sin embargo está colaborando como voluntaria en los operativos de ayuda. “Hay un gran movimiento de gente que está donando su trabajo en beneficio de los desalojados, de la gente que perdió todo en su casa”, le cuenta a ANCCOM mientras selecciona ropa donada en una escuela del distrito para destinar a las familias que perdieron todo con las lluvias.

“Las donaciones llegan de todo Brasil e, incluso, desde el exterior. Es muy emocionante todo esto”, relata. “Emociona ver a la gente involucrada con eso. Pero la preocupación de quien entiende un poco de la situación es que eso en un rato, la gente también no va a donar todo el tiempo. Entonces hay que mantener esa movilización porque el problema no va a pasar muy rápido”, alerta.

Las escuelas y los clubes se transformaron en lugares de abrigo para los damnificados e, incluso, para los animales. Por eso, tanto Porto Alegre como la región del sur de Brasil están en una situación de stand by. No hay clases y cualquier actividad está frenada. “Esto es muy trágico, porque volvió a llover. Entonces hay algunas áreas que el agua bajó, pero los gobiernos dicen no vuelvan a casa porque puede volver a entrar agua”, cuenta Sallet.

“Empecé a trabajar como voluntaria para no estar todo el tiempo conectada con las noticias. Porque las redes están casi 100% con este tema. Decidí colaborar con la gente para no enfermarme”, confiesa.

Es tan grave el panorama que el gobierno del estado y el federal están analizando la idea de instalar una ciudad temporal fuera de la zona afectada. Es decir, llevar a las familias a un lugar para que los niños puedan retomar las clases y la actividad comercial vuelva a su cauce natural.

“Los refugios donde está la gente son escuelas, gimnasios y lugares que tienen otra utilidad. Hoy no tenemos aulas, no hay clases, las escuelas no volvieron aún. Entonces hoy es algo que es necesario profundizar”, explica.

Este temporal tuvo lugar luego de varias advertencias por parte de especialistas y ambientalistas. A eso hay que sumarle que la legislación que protegía el medio ambiente sufrió varias modificaciones durante el gobierno de Jair Bolsonaro, negacionista del cambio climático.

“Fue una lluvia muy por encima de lo normal. En un día cayó lo que estaba previsto para un mes, es difícil no imaginar lo que podía pasar. Esto es muy trágico”, cierra la periodista brasileña.

¿Cómo afecta la crisis en las personas con discapacidad?

¿Cómo afecta la crisis en las personas con discapacidad?

Si el ajuste pega fuerte en toda la sociedad, buena parte de las 3.500.000 personas que tienen el Certificado Único de Discapacidad la padecen con creces. ¿Qué impacto tiene el aumento de las prepagas, por ejemplo?

En Argentina 3.571.983 personas cuentan con, al menos, una dificultad que afecta su participación plena en la sociedad según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).  “Discapacidad” es el término utilizado para dar cuenta de las deficiencias motrices, sensoriales, intelectuales o mentales que imponen barreras para la igualdad de condiciones del 10,2% de la población argentina de 6 años o más, residentes de viviendas particulares en localidades de 5.000 y más habitantes, siguiendo el informe del INDEC.

En nuestro país, los derechos de las personas con discapacidad están amparados por diferentes normativas que promueven la accesibilidad, protección, no discriminación e inclusión. Pero, en el centro de la cruda crisis social, económica y política que atraviesa nuestro país, ¿hablamos lo suficiente de este tema? ¿Cómo impacta la situación actual en la calidad de vida de las personas con discapacidades?

Ricardo “Cacho” Castellano es de Berazategui, tiene 75 años y hace ya una década le diagnosticaron Parkinson. Toda su vida se la pasó arriba del micro, fue chofer de colectivos de larga distancia y también acompañó a miles de niños y niñas en sus viajes escolares. “La vida me cambió un montón, es una enfermedad progresiva y cada vez puedo hacer menos cosas. Manejar ni hablar”, dice.

 “Recién ahora estoy tramitando el CUD (Certificado Unico de Discapacidad) porque vi que me da muchas facilidades para movilizarme: pasajes gratis, descuentos en peajes, espacios para estacionar, descuentos para comprar un auto especial. Ya no puedo manejar pero necesito esa ayuda y espero que se me de”, cuenta Castellano, mientras lamenta los años que pospuso el trámite.

Respecto del tratamiento, religiosamente toma su medicación todos los días de mañana, mediodía y noche. “Me mantiene tranquilo y el temblor disminuye bastante. Por suerte no tuve problemas con PAMI hasta ahora, siempre me dieron gratis y a tiempo todos  los remedios y otras cosas, como la silla de ruedas, que necesité”. Y suma: “Más allá de los tiempos difíciles que estamos pasando pude seguir con mi tratamiento. Como todos, tuve que ajustar mi estilo de vida por todos los aumentos pero por ahora seguimos peleándola.”

Marta Sánchez tiene 67 años y dedicó sus últimas décadas de actividad a ser preceptora de un jardín de infantes ubicado en Bernal. Siempre rodeada de chicos y chicas, en constante movimiento y actividad, una noche de desvelo por un dolor punzante en el brazo la llevó a su diagnóstico: artritis reumatoidea. “Es una enfermedad degenerativa que ataca las articulaciones, la tengo hace 28 años y gracias a Dios no necesito acompañante porque puedo moverme sola todavía. He hecho un tratamiento que sirve pero es complicado aunque la lleve bien y ponga toda mi voluntad”

“El CUD trae algunos beneficios pero es un poco engorroso hoy en día. Hay que hacer casi todo virtual y muchos no tienen la posibilidad de contar con alguien que los ayude. Yo tuve suerte y apoyo. Tengo una obra social, IOMA, que siempre me cubrió la medicación por la enfermedad al 100% aunque sé que no pasa en todos los casos”, comenta Sánchez sobre el acceso a los tratamientos y asistencia. Y suma: “El problema ahora, que está pasando en muchas prepagas, es que no reciben los pagos y entonces no pueden llevar, las droguerías no dan la medicación a las farmacias y se dificulta contar con los remedios. En el último tiempo tuve que cambiar de farmacia para que me los den”.

“La vida con discapacidad cuesta. Cuesta conseguir trabajo, ayuda, turnos en los hospitales, atención en general, muchas cosas son difíciles. Más allá de revisar cómo funciona la salud, que es un tema que hay que mirar, hay muchos problemas que tenemos las personas con discapacidad y la situación del país y la inflación te tiran para abajo. Si no te alcanza para vivir, no tenés trabajo, ayuda u obra social, influye mucho y afecta tu enfermedad“, concluye Sánchez, trayendo al centro de la escena la situación coyuntural y cómo afecta estructural y anímicamente a las personas que viven con una discapacidad en nuestro país.

En el corazón de la incertidumbre, la burocracia y la desolación que puede causar el diagnóstico, la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA) se levanta como un faro para brindar acompañamiento a miles y miles de familias en nuestro país. Conformada principalmente por madres y padres de personas con síndrome de Down, cuentan con más de 30 años de recorrido trabajando para que cada vez haya más inclusión en nuestra sociedad.

“Cuando se recibe el diagnóstico, tenés que ver de qué manera te volvés a recomponer para seguir adelante, para ayudar a este hijo o hija, para empaparte de un montón de cosas para las que una no se prepara. Tratamos de escuchar y guiar teniendo en cuenta a toda la familia. Nuestro pilar es el grupo de Mamás y Papás Escucha”, comenta Alejandra Belyin, miembro de la comisión directiva de ASDRA. La asociación desarrolla diferentes programas de apoyo, divididos por franjas etarias: grupos de reflexión para adultos, grupos de pertenencia para los jóvenes y encuentros sobre psicoeducación abiertos para conversar con profesionales de la salud y de la educación.

“Logramos muchas cosas en estos años y la sociedad es mucho más consciente y diversa que antes. Si las políticas públicas se aplicaran, y el que viniera no las cambiara, sería la forma en que todo podría funcionar. Siempre digo que el CUD es el DNI de nuestros hijos e hijas: te abre muchas puertas pero falta mucho por hacer. Tramitarlo es muy complejo, no hay un criterio federal y unificado para sacarlo y eso no sólo ralentiza el proceso sino que hace que muchas personas no puedan acceder”,  agrega Alejandra.

“Pareciera que la discapacidad no es un tema tan importante y pasa a segundo plano. La realidad es que es un tiempo difícil para todos pero para aquellas personas que tienen en su familia a alguien con una discapacidad es mucho peor”, sostiene Belyin sobre la conversación pública y la coyuntura. “Si la situación económica –agrega- hace que no puedas pagar la prepaga, eso es terrible para una familia que tiene a alguien con una discapacidad, significa parar todo aquello que esa persona necesita para poder vivir de sí. Como familiar, tratás de que viva con autonomía, le das herramientas para que se inserte en la sociedad y de repente pasa esto y te vuelve a destruir. Tiene que haber un Estado presente que acompañe de forma integral a la familia y que no se sientan desamparados ante contextos como este”.

La inestabilidad económica y la imposibilidad de proyectar certezas en el corto plazo hacen del presente un infierno colmado de inquietudes para todas las familias que son el soporte y sustento de una persona con discapacidad. Alejandra lo sintetiza de esta forma: “Hay una gran preocupación económica actualmente. Lo que más angustia tiene que ver con que las familias puedan darle continuidad a los tratamientos y tener todo garantizado. Ojalá puedan mantener sus trabajos y sostener económicamente las obras sociales, las terapias, las actividades recreativas que también son muy importantes para la estimulación y el disfrute.”

El beach handball pasa la gorra para viajar al Mundial de China

El beach handball pasa la gorra para viajar al Mundial de China

Las selecciones nacionales de beach handball lanzaron una convocatoria de sponsors para cubrir los gastos de traslado y participación en los mundiales a disputarse en China. La motosierra llegó al deporte.

“La delicada situación económica del país, sumada a los elevados costos en moneda extranjera que representa un viaje con dos de nuestras Selecciones nacionales a los Mundiales de beach handball en China que se desarrollarán entre el 18 y el 23 de junio, nos obligan a conseguir recursos alternativos para financiar una campaña de vital importancia en lo deportivo. El panorama es por demás dificultoso pero no estamos dispuestos a bajar los brazos”, comienza el comunicado que emitió la Confederación Argentina de Handball (CAH) y donde se invita a todas aquellas empresas que creen en el deporte y en la bandera argentina a acompañar a los representativos nacionales.

El beach handball es similar al indoor, aunque la cancha es mucho más pequeña (27 x 12 metros) y cuenta con la dificultad de que la pelota no se puede llevar rebotando contra la superficie. Desde 2004 se realiza el mundial con Brasil liderando el medallero. En la última década la versión argentina de Handball playa consiguió grandes resultados: en 2017, en Isla Mauricio, las categorías juveniles se subieron al podio y lograron las primeras dos medallas mundialistas en la historia del deporte en nuestro país, en cualquiera de sus modalidades. Ese mismo año, la Selección adulta femenina se alzó con la plateada en los World Games de Cracovia 2017. En 2018, las chicas obtuvieron la presea de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires y los varones se colgaron la de bronce. En 2019, las mujeres vencieron por primera vez a multiganador Brasil y alcanzaron un nuevo oro en los Juegos Suramericanos de Playa Rosario 2019. Durante 2022, el equipo femenino ganó el bronce en los World Games de Estados Unidos y ratificó su excepcional momento con el primer título en un Torneo Sur y Centroamericano, destronando a las brasileñas en su tierra. El año pasado fue el turno de los varones de imponerse por primera vez a Brasil, en ocasión de los Juegos Suramericanos de Playa Santa Marta 2023.

El beach handball no formará parte del medallero de los próximos Juegos Olímpicos París 2024 pero estará presente como exhibición. El IHF Beach Handball Showcase se celebrará del 27 al 29 de julio, con la intención de incorporar al deporte como parte del programa oficial de futuras ediciones. Fiorella Corimberto y Nahuel Perez serán los jugadores que representarán a la Argentina en el evento que reúne 32 hombres y 32 mujeres de 18 países: Alemania, Argentina, Brasil, Croacia, Dinamarca, España, Estados Unidos de América, Francia, Grecia, Hungría, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Qatar, República Popular China y Uruguay, mezclados en cuatro equipos

 

La cuestión presupuestaria lo es todo

En diálogo con ANCCOM Leticia Brunati, entrenadora de la Selección mayor femenina, confirmó que el gasto de viajar a China ronda los 120.000 dólares para toda la delegación y explicó que “la situación es igual a cualquier deporte que no es olímpico: por ende no contamos con apoyo del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard) y desde la Secretaría de Deportes tampoco van a financiar el viaje como si lo hicieron en otras ocasiones”. En la actualidad se les permite entrenar dentro del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD) y solo reciben una contención monetaria mínima de parte de la Confederación Argentina de Handball.

 

 “Tenemos nada más 10 becas para jugadoras y 3 para el cuerpo técnico de 70.000 mil pesos, Estamos a mes vencido pero aún no cobramos”, comenta Brunati, profesora de educación física y al frente del equipo desde los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018. 

Pasó mucho tiempo hasta que el gobierno de Javier Milei designó a Julio Garro como nuevo subsecretario de deportes y el presupuesto está congelado en los mismos números que en 2023, igual a lo que sucede en otras áreas como con las universidades públicas. Las becas, que están claramente desactualizadas en sus montos, tampoco cubren los gastos indispensables para las actividades de los deportistas y staff.

Parte de tener un Estado más chico significa implementar una política de desfinanciamiento deportivo, de lo que suele ser un motivo de orgullo nacional cuando se consiguen resultados rimbombantes en disciplinas que no son las tradicionales y que no estamos acostumbramos a ver por televisión. La motosierra y la licuadora también llegaron hasta el deporte de alto rendimiento.

Las futbolistas toman la palabra

Las futbolistas toman la palabra

El plantel de fútbol femenino de Racing escribió una carta pública repudiando el lesbicidio de Barracas y llamando a la sociedad a cambiar sus conductas homofóbicas. El poco frecuente caso de deportistas de elite que se involucran en problemáticas sociopolíticas.

El plantel femenino de fútbol de Racing Club de Avellaneda difundió una “Carta por la Paz, en rechazo a la violencia homofóbica que tiene a las mujeres como víctimas mortales del odio y la discriminación”. El mensaje fue motivado por el ataque lesbofóbico que se cobró la vida de Andrea Amarante, Pamela Cobas y Roxana Figueroa, mientras que aún permanece internada Sofía Castro Riglos.

La agresión se produjo el lunes durante la madrugada en una pensión de Barracas. Justo Fernando Barrientos arrojó un explosivo casero a la habitación en la cual dormían las cuatro mujeres, luego de hostigarlas varios meses con insultos sobre su condición sexual como “engendros” o “tortas”. Mientras la justicia avanza lenta distintas agrupaciones piden justicia frente a este crimen de género. A contrapelo de lo que muchas veces pasa en el deporte que prefiere evitar “la política” o manifestarse por causas sociales, las jugadoras de Racing Club decidieron hablar.

 

El motivo

“Somos personas. Somos mujeres. Somos trabajadoras. Somos futbolistas. Queremos vivir en paz, en libertad y en pleno ejercicio de los derechos que nos corresponden como seres humanos. Por eso decidimos escribir esta carta: porque no podemos naturalizar como sociedad un crimen fundado en los discursos de odio y en los comportamientos homofóbicos que todavía siguen dando vueltas por nuestros barrios, por nuestras canchas, por nuestras casas”: así comienza el comunicado de las jugadoras de Racing.

ANCCOM dialogó con la defensora de la academia Sindy Noelia Ramírez: “Lo que nos llevó a tomar la decisión como plantel de hacer una carta al respecto fue la angustia, la impotencia de, otra vez, enterarnos de una noticia así y ver que no estaba en todos lados, que muchos medios no la visibilizan. También que es importante reflexionar sobre lo que sigue pasando y que recrudece mucho más cuando se les da lugar a los discursos de odio, a las conductas machistas, cuando no existe el repudio, cuando se festejan actitudes homofóbicas”.

La deportista, quien también es parte de la selección femenina de Uruguay, asegura que su mirada personal es de “profunda tristeza” y que cree que estos casos no son una casualidad. Sindy asegura que como sociedad debemos visibilizar lo que sigue pasando con las diversidades “que muchas veces estamos condenadas a vivir escondidas para no sufrir odio y violencia”.

Ramírez refleja la idea del resto de las futbolistas de Racing: “Es fundamental que nos replanteemos lo que decimos, lo que le festejamos a los demás, la forma de relacionarnos, la educación que damos en casa, los medios que consumimos, los chistes que decimos. Tenemos que dejar vivir en libertad, respetarnos y no permitir que esto suceda nunca más. No podemos como sociedad mirar para el costado. A Pamela, Roxana y Andrea las mataron por ser lesbianas”.

Involucrarse

No es extraño, no sorprende a nadie, pero ningún deportista varón se pronunció al respecto, al menos por el momento. Tampoco se los suele consultar abiertamente en los medios de temáticas alejadas de lo relacionado estrictamente con sus disciplinas. No sea cosa que una pregunta pueda descolocar o “incomodar” a nuestras estrellas…

 Ante la consulta de ANCCOM, la ex jugadora de Nacional de Montevideo y San Lorenzo de Almagro, con quien obtuvo dos campeonatos de primera división, reconoce que sin dudas los y las deportistas tienen que participar mucho más, y subraya, como un llamado de atención: “Especialmente aquellos que tienen mayor cantidad de visibilidad y seguidores, ellos pueden llegar a muchísima gente que de otra forma no se va a enterar de lo que está pasando. Es muy importante el compromiso de los que pueden alcanzar a las personas, incluso personas de todo el mundo”.

 

 

 

La marea verde de ayer a hoy

La marea verde de ayer a hoy

La fotógrafa Mónica Hasenberg convocó a mujeres de diferentes artes para presentar una muestra que acompañe imágenes que tomó durante la concentración por el 8M de 1984 frente al Congreso.

El 8 de marzo de 1984 grupos de mujeres se reunieron frente al Congreso en el Día Internacional de la Mujer, el primero luego de la última dictadura cívico-militar. La fotógrafa Mónica Hasenberg subía entonces las escalinatas en la plaza para buscar las mejores tomas. Hoy, sus registros se resignifican junto con las obras que forman parte de la muestra “Mujeres Artistas”, exhibida en La Casona Cultural Humahuaca.

“Convoqué artistas mayores de 60 años para recrear esa marcha. Cada una podía hacerlo como quisiera, ponerse a sí misma dentro con la ropa que usaba, o pintar familiares desaparecidos -cuenta Hasenberg en conversación con ANCCOM-. Queremos reivindicar a las que lucharon por nuestros derechos y estimular la militancia, la participación que nos hermana con otros en las conquistas colectivas”.

Las luchas populares son el centro del trabajo de Hasenberg desde que se vio conmovida por la historia de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y empezó, durante la dictadura, a formar parte de las rondas de los jueves. Hija de un fotógrafo y una madre concertista que había dejado la profesión al casarse, aprendió el oficio de niña. Así, el feminismo la atravesó, no por formación orgánica, sino como rebeldía a las injusticias patriarcales de su propia familia.

Sus fotos cuelgan de grandes banners en las paredes de la Casona. Algunas de las activistas retratadas volvían al país tras años de exilio y sostenían carteles con consignas marcadas por el contexto: «Machismo es fascismo», «Violación es tortura». También, se distinguían reclamos del momento como la «igualdad de los hijos ante la ley» y la patria potestad compartida, sancionados en 1985, así como el reclamo por la despenalización del aborto. Otras pancartas dan cuenta de reclamos que continúan sin respuesta: «Igual salario por igual trabajo».

Una de las fotos muestra a Susana “la Tana” Rinaldi, actriz y cantante, rodeada de mujeres que cargan sobre sus cabezas los carteles. “Fue la que más me atrapó, es imponente, se nota la fuerza que tenía esa marcha, como de avance”, cuenta la artista plástica y docente Adriana Tavares sobre la imagen que inspiró su obra “Manifestación”. Se trata de una pintura hecha con acrílicos donde destacan los colores y la expresión en las caras pintadas: todas con la boca abierta. 

En mis cuadros de marchas, la gente siempre está gritando”, agrega Tavares. Las pinta desde que transformó su perspectiva, antes prefería los paisajes y retratos. Cuando al mismo tiempo que criaba a sus hijos, logró estudiar, conoció el cuadro La libertad guiando al pueblo sobre la Revolución Francesa. “Me empecé a cuestionar las cosas, tenía la misma edad que los chicos que desaparecieron La Noche de los Lápices, mi padre era comunista, sentía que se los debía”, cuenta.

Otras pinturas expuestas son de Paula Pasini y Marcela Seoane, mientras que las artistas Ana Rosa Givanetti, Mónica Vidal y Silvia Carrasco optaron por técnicas mixtas. El collage está presente en muchas de ellas y es la técnica principal en los cuadros de Patricia Pellegrini y Verónica del Giudice. Por su parte, Vicky Biagiola realizó Mujeres de fuego a partir de acrílicos cortados con láser.

Con la coordinación de Ariel Muñoz y entrada gratuita, la muestra puede visitarse de martes a sábados por la tarde en Humahuaca 3508, en el barrio de Abasto.

“El placer es revolucionario” se lee en el cartel que aferra una mujer fotografiada por Hasenberg hace 40 años. ”Queriamos rescatar esa frase para pensar el cuerpo desde el disfrute de la sexualidad, pero también de la feminidad”, sostiene la escultora y arteterapista Estela Garber, sobre la idea detrás de su obra Chaleco antibalas Feminista. Se trata de una pieza de arte textil que realizó junto con la joyera Diana Torcoletti. Acerca del nombre, comentan que “ser feministas en este momento requiere portar metafóricamente un chaleco protector ante múltiples agresiones, como ironía del que usan políticos como Milei en los actos públicos”.

Su significado se refuerza a la luz de las amenazas del gobierno, algunas concretadas, de retroceder en materia de derechos. A la eliminación de programas y ministerios destinados a reducir la desigualdad, se le suma el proyecto de Ley Bases. La inclusión de la eliminación de la moratoria jubilatoria afectaría a mujeres que trabajaron toda su vida como amas de casa, o en trabajos precarios sin aportes. Por su parte, los cambios en licencia por maternidad permitirían a los empleadores hacer trabajar a una embarazada hasta diez días antes del parto.

El chaleco negro cuelga del techo en La Casona y sintetiza en las intervenciones  los avances de las luchas, como el acceso a los anticonceptivos y profilácticos, o la posibilidad de acceder a la educación y el mercado laboral. Al mismo tiempo, estas se articulan con experiencias personales:  “Diana tiene la costumbre de salir cerca del Parque Rivadavia los domingos a buscar muñequitos vintage que hacen a sus recuerdos, yo busqué distintos retazos en la casa de mi mamá y los agregamos también”, cuenta Garber.

En una esquina, destaca por su tridimensionalidad la obra de María Dogliotti. Sobre una base forrada con las fotos de Hasenberg, se erige un vestido rojo junto con unas hojas violetas y verdes, colores que distinguen al movimiento en los últimos años, especialmente a partir de su expansión con la lucha por la despenalización y legalización del aborto. Su título remarca uno de los sentidos más importantes de la muestra: La lucha sigue.