El profe del Diez

El profe del Diez

Por Franco Ojeda

Fotografías: Gentileza Telam

«Yo estaba condenado a una vida intrascendente y aburrida y él la transformó en una vida maravillosa que ni en el mejor de los sueños la hubiese imaginado”, dice Signorini.

Jalisco, México, está a 7.778 kilómetros de Buenos Aires. Allí, donde Diego Maradona alcanzó la cumbre del fútbol mundial, se encuentra el hombre que lo preparó, Fernando Signorini. “El Profe” o “Ciego”, como afectuosamente le decía el pibe de Fiorito, trabaja actualmente para el Chivas de Guadalajara.

En coautoría con Luciano Wernicke y Fernando Molina, Signorini acaba de publicar Diego desde adentro, un libro editado por Editorial Planeta en donde cuenta su historia junto a Maradona, desde el momento en que se conocieron en Barcelona hasta su experiencia en la Selección Argentina.

“Fue el 28 de junio de 1983”, rememora con una sonrisa. Nacido en 1950 en Lincoln, provincia de Buenos Aires, a mediados de los 80 Signorini partió hacia Barcelona para estudiar los entrenamientos del entonces DT azulgrana César Luis Menotti. Era un día caluroso cuando el Profe vio que de un auto bajó Maradona un poco nervioso porque los portones del club estaban cerrados. Al ver la situación, Signorini dijo: “Viste Diego, después dicen que a los que madrugan Dios los ayuda”. “Tenés razón –le contestó el diez–, soy un verde, es la primera vez que llego temprano y está todo cerrado”.

Luego de ese primer encuentro, siguieron en contacto y Signorini se ganó el afecto y la confianza de Maradona. “A partir de esas reuniones empezamos a establecer una relación basada en la cordialidad, respeto y sobre todo lealtad”, subraya el Profe. El 24 de septiembre de 1983 marcó un antes y un después en el vínculo. Ese día, Diego sufrió la fractura del tobillo izquierdo en un partido contra el Athletic Bilbao, tras un tremendo patadón de Andoni Goikoetxea. Signorini participó del proceso de recuperación, considerado como milagroso porque Diego regresó a los campos de juego 100 días después de su paso por el quirófano.

“Fue un privilegio haber participado, porque de los miles de profesionales, Diego me eligió a mí para ejercer como preparador físico de un futbolista, una figura que hasta ese momento no existía”, señala Signorini. “Era asombrarme de las respuestas casi inmediatas y ante diferentes estímulos. Fue una recuperación que muy difícilmente la hubiera logrado una persona común y eso me dio la pauta que él no era uno más. Era un animal de competición, un gallo que quería pelear, que le peleaba a la mala suerte”, agrega.

 

Diego puso de rodillas a toda la industria construida alrededor de Italia ´90

Fernando Signorini

 

Ho visto a Maradona

Maradona es sinónimo de Nápoles. No sólo desplegó allí su mejor juego en el continente europeo, logrando títulos a nivel local e internacional, sino se transformó en el abanderado de lucha del sur, históricamente relegado frente a la opulencia del norte de Italia. Se metió en el corazón de los tifosi napolitanos que lo inmortalizaron con el cántico “Ho visto a Maradona”, entre tantas ofrendas.

“Su llegada fue como si pateás un hormiguero. Explotó todo, porque de verdad fue una catarata de afecto. Yo sigo pensándolo y no lo puedo creer”, asegura Signorini tocándose la frente al recordarlo. “Había tanto cariño con Diego que hasta, a veces, era un poco exagerado”, opina alegremente el Profe y sostiene: “El hombre es un animal de costumbres y por suerte tengo la facilidad de adaptarme a cualquier ambiente”.

Luego de la victoria de Argentina frente a Alemania en la final de México 86, adentro del vestuario, Signorini motivó a Maradona para el siguiente objetivo: “Él estaba en la ducha, luego del festejo, mientras yo sostenía el trofeo. Él me decía un montón de cosas de la copa, pero yo le dije ‘ya está, esto ya pasó, así que ahora tenés que prepararte para el próximo objetivo, el Scudetto’. Su reacción fue obvia. ‘¿Por qué no te vas a la puta que te parió? Dejame festejar’”.

Hacia 1987, las situaciones extradeportivas acechaban la figura de Maradona y fue Signorini quien ofició de soporte anímico e intervino en algunos de sus conflictos. “Teníamos una relación mutua de empatía. No sé por qué él tenía tanta confianza en mí, pero no tuve problemas en interceder por él y decir las cosas por su nombre. Diego en muchas ocasiones dijo que yo lo ayudé a mantener los pies en la tierra. Creo que fue exagerado, pero eso se debe a la relación de respeto mutuo”, afirma Signorini. En esa temporada, Maradona terminó de consolidar su mito obteniendo la primera Liga Italiana para el Nápoli.

Cuatro años más tarde, con el primer doping positivo y una suspensión de 12 meses, Maradona puso fin a su etapa en el fútbol italiano. “Fue la situación más triste que me pasó con Diego, porque fue el fin de una relación de mucho amor entre él y los napolitanos”, evoca Signorini.

«Diego era un animal de competición, un gallo que quería pelear, le peleaba a la mala suerte”, dice Signorini.

Diego y la Selección

            México 86 fue el primer mundial de Signorini junto a Maradona. Lo prepararon con el apoyo de un fisiólogo italiano. “Diego comenzó a visibilizar el Mundial antes que nadie. Por eso nos preparamos tres meses antes, porque él sabía a dónde iba a jugar”, remarca Signorini en relación a la climatología y el nivel de oxígeno en suelo azteca. “Ese contexto adverso podría ser beneficioso para Diego porque no iba a padecer las marcas asfixiantes a las que él estaba acostumbrado”, explica. “El Mundial está hecho para vos o para Platini, eso depende de vos”, le dijo Signorini, quien usaba al volante francés de la Juventus para motivar a Maradona.

“Me di cuenta que era su Mundial cuando él dijo a la prensa: ‘Yo seré la figura´ –cuenta Signorini–. Yo sabía que, si Diego no se lucía, el equipo lo iba a hacer. Entonces usé esa manera de desafiarlo y siempre considero que un gramo de tejido cerebral pesa más que 76 kilos de músculo. Por eso, cuando dijo esa frase, pensé ‘agárrense que el león dio el zarpazo’”. El rol de capitán y líder no sólo futbolístico sino también anímico del Seleccionado fue fundamental. “Tenía un carisma, una sonrisa, su mirada era contagiosa, sus gestos, su optimismo para apoyar a sus compañeros… La verdad fue un ser tocado por la varita”, se emociona Signorini.

En Italia 90 el contexto era diferente. Maradona venía de ganar su segundo Scudetto y era visto en el norte como el enemigo número uno. En ese torneo, las lesiones en el tobillo fueron un condicionante para su juego, pero lo suplió con otra faceta. “Diego era capaz de soportar el dolor, él no tenía obstáculos porque para él lo más importante era la Selección”, destaca Signorini, quien sostiene que el partido más importante de esa copa ocurrió en Nápoles, en la semifinal contra Italia. En una conferencia de prensa previa al partido, Diego se animó a criticar el falso nacionalismo italiano y esto caló hondo en los hinchas del Nápoli. “A través del fervor y todo el agradecimiento que ellos tienen por Diego, gran parte de ellos estuvieron contentos de que Diego pusiera de rodillas a toda la industria construida alrededor de ese torneo”.

La preparación para Estados Unidos 1994 fue la más conmovedora. Maradona decidió entrenarse en un campo en La Pampa para encontrar paz y tranquilidad. “Fueron los mejores diez días que pasé junto a él –manifiesta Signorini–. Era un lugar que lo volvía a poner en contacto con la naturaleza y lo hacía recordar sus años en Fiorito. Al principio no quería estar ni un minuto, pero luego no se quería ir más de ahí por el cariño que recibió de la gente del lugar”. Según el Profe, la salida de Diego durante aquel mundial fue desmoralizadora para el conjunto argentino que no se pudo recuperar de su ausencia: “Fue la mejor Selección a nivel individual que se conformó, pero su partida aplacó todas las ilusiones”.

En 2008, Diego regresó a la Selección como entrenador y Signorini lo acompañó como preparador de ese equipo que participó en Sudáfrica 2010. “Fue la guinda del postre y que él haya confiado en mí para preparar a esos jugadores, yo no le puedo pedir más a la vida”, agradece Signorini, quien, con modestia, prefiere no decir qué fue Diego en su vida, pero con una sonrisa responde: “Yo estaba condenado a una vida intrascendente y aburrida y él la transformó en una vida maravillosa que ni en el mejor de los sueños la hubiese imaginado”.

“Venimos a los juicios a contar la verdad ”

“Venimos a los juicios a contar la verdad ”

Por Naiara Mancini

Fotografías: Captura de pantalla (La Retaguardia)

Las audiencias del juicio son semipresenciales: mientras que algunos testigos e imputados están en la sala de audiencias, otros participan a través del Zoom.

Se inició un nuevo juicio por crímenes de lesa humanidad y el jueves último se celebró la primera audiencia del proceso judicial que investigará los hechos ocurridos durante en la quinta “La Pastoril” el 29 de marzo de 1976. Las audiencias juicio adoptarán una modalidad semi-presencial, encontrándose las partes reunidas en el Tribunal Oficial de Casación Federal N° 5 de San Martín y en una sala de Zoom.

Los hechos

El 29 de marzo de 1976, cuatro días después de acontecido el último golpe cívico militar que sufrió la Argentina, se desplegó un operativo ilegal de fuerzas conjuntas en la quinta “La Pastoril” -ubicada en La Reja, Moreno- en donde se llevaba a cabo una reunión del Comité Central del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT-ERP). En aquel congreso estaban presentes unas setenta personas, entre quienes se encontraban los dirigentes de la organización, Mario Roberto Santucho, Domingo Menna y Benito Urteaga. A partir de la violenta intervención, en la que participaron unidades del Ejército Argentino y la Policía Bonaerense, siete personas fueron asesinadas y otras fueron privadas ilegítimamente de la libertad. De aquellas personas secuestradas, al menos cinco permanecen desaparecidas.

Por la causa hay ocho imputados: los militares retirados Juan Carlos Jöcker, Juan Manuel Giraud, Carlos Alberto Guardiola, Eduardo Sakamoto y Héctor Alberto Raffo; y los policías bonaerenses retirados Julio Salvetti, Julio Alejandro Pérez y Juan José Ruíz. Giraud se presentó en la sala del TOCF N° 5 junto a su defensor, Guillermo Fanego, siendo el único imputado que cumple una pena en cárcel común de acuerdo con una sentencia previa por delitos de lesa humanidad. Los siete imputados restantes se identificaron en la audiencia de manera virtual y exhibieron sus Documentos Nacionales de Identidad por la cámara web de sus respectivos dispositivos. Los delitos a ser juzgados corresponden a hechos de homicidio y de privación ilegítima de la libertad.

En medio de problemas de conectividad que retrasaron los cronogramas de las audiencias, el juicio comenzó por la lectura de requerimientos y las declaraciones preliminares de las defensas. Tanto los defensores de los imputados como el Defensor Público Oficial solicitaron la nulidad del presente juicio, alegando la inconstitucionalidad del proceso y la incompetencia del tribunal. Muchos de los argumentos brindados para dicha demanda reflotaron la Teoría de los Dos Demonios, así como el esbozo de una acusación sobre la condición “político-ideológica” de los juicios por crímenes de lesa humanidad, constituyendo para el defensor Fanego “juicios de venganza” en lugar de juicios de derecho.

 

 

De los ocho imputados, uno -Juan Manuel Giraud- ya cumple condena en cárcel común tras ser declarado culpable en otro juicio de lesa humanidad.

A estos planteos, el abogado querellante Pablo Llonto respondió que todos los juicios por delitos de lesa humanidad están siempre estructurados bajo los pilares de la Memoria, la Verdad y la Justicia. La Memoria, según Llonto, es “porque no olvidamos, como no olvida la sociedad argentina lo que ocurrió con el golpe y con los crímenes que desataron a partir del del 24 de marzo de 1976”. El abogado señaló que la Verdad obedece a la enseñanza brindada por la lucha de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo: “Venimos a los juicios a contar la verdad de lo que ocurrió con las pruebas que hay, testigos, documentos. Y valorar en base a esas pruebas que demuestran los hechos que ocurrieron”. Por último, Llonto validó el proceso de Justicia: “Estos no son juicios políticos, estos son juicios que se basan en una realidad de algo gravísimo que ocurrió en la Argentina, en Latinoamérica y en gran parte de la humanidad. Secuestraron, llevaron personas a centros clandestinos, los torturaron para obtener información y hacerlos desaparecer forzadamente, sin entregar los restos de esos desaparecidos”. Para adicionar a la legitimidad que goza en la actualidad la celebración de los juicios por crímenes de lesa humanidad, Llonto evocó la masiva movilización civil acontecida durante el gobierno de Mauricio Macri en razón de la posibilidad de aplicar la ley del 2×1 a dichos delitos; asimismo, recordó la votación casi unánime en las Cámaras de Diputados y Senadores para anular ese beneficio legal: “Los representantes de la sociedad argentina, la verdad de lo ocurrido, es que convalidaron todo este proceso de juzgamiento”.

En la misma semana del fallecimiento sin condena del represor Miguel Ángel Ferreyro, quien se encontraba cursando una imputación por delitos de lesa humanidad en el juicio de Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y Brigada de Investigaciones de Lanús, es de importancia fundamental ratificar la necesidad de llevar a cabo e impulsar los presentes procesos judiciales. En palabras de Llonto: “Para que todos los imputados entiendan ese Nunca Más, y nuestra sociedad entienda el Nunca Más. Cuando entendamos ese Nunca Más, seguramente vamos a vivir en una sociedad que respeta los derechos humanos, la Memoria, la Verdad y la Justicia”.

Las audiencias del juicio por los delitos ocurridos en la quinta “La Pastoril” continuarán el próximo lunes 1 de noviembre con una audiencia extraordinaria para recoger las indagatorias de los imputados, para seguir su curso normal el jueves 4 de noviembre dando inicio al debate oral.

¿En qué quedó la denuncia por el endeudamiento con el FMI?

¿En qué quedó la denuncia por el endeudamiento con el FMI?

Por Diego Moneta

Fotografía: Gentileza Telam

El 1 de marzo de 2021, durante la apertura del 139° período de sesiones ordinarias en el Congreso de la Nación, el presidente Alberto Fernández anunció que había instruido a su equipo para iniciar una “querella criminal” por el endeudamiento que el gobierno de Mauricio Macri había llevado adelante con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La investigación constaría de tres etapas: la auditoría de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), la confección y presentación de la denuncia por parte de la Oficina Anticorrupción (OA), y la constitución como querellante de la Procuración del Tesoro Nacional, que encabeza Carlos Zannini. Hoy, más de siete meses después, ¿en qué instancia se encuentra?

Acuerdo en falta

El 12 de junio de 2018 la Argentina, a través de una Carta de Intención suscripta en forma conjunta por los entonces ministro de Hacienda y presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Nicolás Dujovne y Federico Sturzenegger respectivamente, solicitó de manera formal el apoyo del FMI. Ocho días más tarde, el organismo internacional aprobó un Acuerdo Stand By por un período de 36 meses.

El esquema completo consistía en desembolsar en Derechos Especiales de Giro (DEG) un monto equivalente aproximadamente a 57 mil millones de dólares, más del mil por ciento de la cuota de Argentina con el Fondo. Tras la asunción de Fernández, se rechazó el último tramo por lo que la deuda terminó totalizando 44,5 mil millones. Varios sectores que integran el Frente de Todos señalaban el perjuicio del Estado a partir del endeudamiento y no eran pocos los que reclamaron y reclaman que no se abonen los vencimientos.

La decisión de suscribir el acuerdo con urgencia, el mayor préstamo otorgado en la historia del organismo multilateral de crédito, se expresó, según diversos denunciantes, en la violación de normas que debían respetarse en el proceso. El FMI fue complaciente tanto con el otorgamiento como con el control de su ejecución. La hipótesis principal es que esos fondos, junto a las reservas internacionales, abastecieron la fuga de divisas, dada la coincidencia en las sumas del empréstito, la salida de capitales especulativos y la deuda pública y privada generada en el mismo periodo.

Investigaciones previas

Desde que al inicio de mayo, un mes antes de la formalización, Mauricio Macri comunicó que se habían iniciado conversaciones con el Fondo se suscitaron distintas movilizaciones en repudio a la decisión que luego se traducirían en denuncias judiciales. Éstas fueron impulsadas por sectores diversos, que van desde el Centro para la Integración Financiera (CINFIN) al Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), pasando por distintos representantes de la oposición política al gobierno de Cambiemos.

La primera demanda promovida fue la del MNER, impulsada por Eduardo Murúa. Buscaba obtener la declaración de invalidez de “las Cartas de Intención y sus memorandos adjuntos” que llevaron al crédito. Luego de que el fiscal de primera instancia sostuviera la legitimación colectiva de la entidad, el Juzgado Nacional en lo Contencioso Administrativo N°9 rechazó el caso por ausencia de “causa o controversia”. La apelación fue resuelta en abril de este año, alegando que había falta de homogeneidad en las pretensiones y exigiendo la promoción individual de acciones de cada una de las empresas integrantes. El cambio de argumentos, que viola el principio judicial de congruencia, dejó a la parte actora sin una medida ordinaria para interponer.

Meses después, Eduardo Codianni, en representación del CINFIN, presentó un amparo para conocer la “existencia de actos previos” a la firma del acuerdo celebrado, ante la denegación de las autoridades de su pedido de acceso a la información pública. El Juzgado en lo Contencioso Administrativo Federal N°10 consideró que no podía prosperar porque esa documentación no existía, dado que el Estado nacional no evaluó que hubiera requisitos previos, lo que se convertiría en el elemento central de la querella impulsada por Alberto Fernández con posterioridad. La sentencia fue revocada en septiembre de 2019 por la Sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones y, tras la interposición estatal, nunca hubo una resolución por parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Sin embargo, la denuncia que sienta un precedente es la presentada por Claudio Lozano, ex diputado nacional, y Jonatan Baldivieso, fundador del Observatorio por el Derecho a la Ciudad. Tras haber sido archivada por Julián Ercolini en 2018, al año siguiente insistieron y  quedó radicada en el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº2, a cargo de Sebastián  Ramos. Luego se anexaría a otras causas similares investigadas por la jueza María Eugenia Capuchetti. “Hay incumplimiento de todas las normas jurídicas, administrativas y constitucionales y hay malversación de fondos”, asegura Lozano, en diálogo con ANCCOM, y agrega que esas “son las mismas dos claves que señala el Poder Ejecutivo en marzo”.

Cronología de una denuncia

La primera parte de la “querella criminal” ya estaba avanzada. La SIGEN verificó que el Acuerdo Stand By suscripto entre la República Argentina y el FMI en 2018 fue contraído sin la previa intervención de los órganos competentes ni con la información necesaria para su celebración. Así mismo, el BCRA contribuyó con informes complementarios. 

De esta manera, el 12 de marzo la Oficina Anticorrupción, comandada por Félix Crous, realizó la denuncia correspondiente ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°5, a cargo de Capuchetti, por defraudación al haber administración fraudulenta, agravada por ser cometida en perjuicio de la administración pública, y malversación de caudales públicos. Los señalados son el expresidente Macri, los ministros de Hacienda y Finanzas, el mismo Dujovne y Luis Caputo respectivamente, y los titulares del BCRA, el citado Sturzenegger y Guido Sandleris. Dicha sede judicial ya tramitaba otros sumarios por hechos total o parcialmente coincidentes. En este punto, en palabras de Crous para con ANCCOM, la OA “deja de evaluar pasos a seguir”. 

La demanda presentada señala antecedentes y distintas instancias de incumplimiento del acuerdo impulsado por Macri. Por un lado, la eliminación de controles cambiarios, el sostenido aumento de la tasa de interés y de las LEBACS (Letras del Banco Central), y la especulación y formación de activos externos. Por otro, no respetar procesos establecidos en la Constitución Nacional y en leyes presupuestarias, procedimentales, de administración financiera y hasta de traducciones públicas. Además, a partir de la inacción frente a la sobredemanda y salida de dólares, se concluye que el objetivo fue “generar una transferencia extraordinaria de activos desde el sector público hacia un grupo selecto del sector privado”, perjudicando los intereses del país.

El 8 de abril salía publicado en el Boletín Oficial el decreto, con la firma del presidente Fernández, del por entonces jefe de Gabinete Santiago Cafiero, del ministro de Justicia Martín Soria y de su par de la cartera de Economía Martín Guzmán, que instruía la presentación como querellante de la Procuración del Tesoro Nacional. El 21, el organismo – con la firma de Zannini y del subprocurador Horacio Diez- solicitaba su inclusión en la causa, indicando que existían elementos para “atribuir a los funcionarios la vulneración de múltiples normas de orden público de naturaleza constitucional y administrativa».

Al día siguiente, el fiscal federal Franco Picardi dio impulso a la denuncia asentada, para investigar si se había incurrido en delitos, al ampliar el requerimiento de instrucción en el marco de otro expediente iniciado y en el que los mismos acusados ya se encontraban imputados. En la actualidad, la “querella criminal” anunciada por Fernández se halla en la etapa preparatoria de producción de prueba, la cual es secreta y está a cargo de la jueza. 

El Tesoro querellante

En paralelo a las conversaciones del Gobierno Nacional con el organismo internacional para renegociar el acuerdo, a mediados de agosto la Procuración fue aceptada como querellante. Capuchetti hizo lugar a sus pedidos y solicitó nueva información a la Comisión Nacional de Valores (CNV). Por un lado, los fondos y las personas que compraron LEBACS desde diciembre de 2015 a octubre de 2019, discriminando entre argentinos y no residentes. Por otro, los nombres de empresas e individuos que vendieron dichos títulos de deuda a partir de la corrida cambiaria de 2018 que derivó en el préstamo del FMI. El objetivo es determinar si existieron vínculos entre funcionarios y compradores para asegurar ganancias.

A su vez, la jueza le volvió a pedir a la Comisión Bicameral Permanente de Seguimiento y Control de la Deuda Exterior del Congreso de la Nación que remita toda documentación en su poder vinculada al acuerdo en cuestión como así también de sus renegociaciones posteriores. Para Claudio Lozano la actitud de la Procuración es la única que haría la diferencia con respecto a otras denuncias. “Tendría que apurar presentándose de manera sistemática y exigiendo respuestas al fiscal y a la magistrada”, desliza. 

En paralelo, el presidente Fernández cada vez que participa de algún encuentro multilateral  insiste en estas cuestiones. Desde la denuncia de un “endeudamiento tóxico” con el FMI a la propuesta de canje de “deuda por acción climática” para quienes están en vías de desarrollo, el primer mandatario reclama un “reordenamiento de la arquitectura financiera internacional”. En simultáneo, continúan las negociaciones con el organismo de crédito y se siguen abonando los vencimientos a la espera de un programa que le permita al país una recuperación económica, si es que eso es posible.

 

 

La Casa Roja es marrón

La Casa Roja es marrón

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Por: Diana Mull Barrios

Fotos: Andrea Bravo

 

El reloj marcó las 14 horas del sábado pasado: las puertas y las latas de pintura se abrieron, las brochas se alistaron y la música empezó a sonar en La Casa Roja, que es la sede de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) y está ubicada en el barrio de Constitución. Se hicieron presentes asistentes e invitados especiales, quienes fueron protagonistas del conversatorio Trabajo Sexual e Identidad Marrón, organizado por trabajadoras sexuales, integrantes del Bloque Migrante e Identidad Marrón. En esta actividad de encuentro y reflexión, mientras dejaban registro pintando un mural, las trabajadoras sexuales contaron algunas anécdotas que reflejan la dificultad de ser marrón y migrante en la Argentina.

Abre el juego Yokhar, migrante de Perú que vino a la Argentina hace 13 años, con el primer testimonio: “Llegué porque otras compañeras migrantes me contaban que aquí no era tan difícil ser una persona trans. Me encontré con otra cultura y algunas costumbres y racismos que llegué a normalizar, pero más adelante me di cuenta que eso estaba mal. Soy trabajadora sexual por voluntad propia y vivo con el temor de la persecución policial, porque nosotras somos doblemente estigmatizadas, primero por nuestro trabajo y segundo por ser migrantes de color marrón. De la misma manera son discriminadas las compañeras que vienen de otras provincias, pues son también tratadas como migrantes. Al llegar a AMMAR adquirí herramientas y conocimientos para poder enfrentar a la policía de manera pacífica. Aprendimos a defendernos, en La Casa Roja hicimos la unión puta”, concluyó.

Laura, quien se desempeña como trabajadora sexual por internet y en privado, suma su testimonio: “Soy marroncita del conurbano y hace cuatro años soy trabajadora sexual de múltiples modalidades, pero arranqué por internet. Hice calle y ahora empecé con un privado. Quise ir más allá y fue así que se me ocurrió hacer publicidad y fue entonces que detecté el racismo en el que vivimos. Varios clientes me rechazan diciendo que en las fotos me veo más blanquita. Quienes se encargan de hacerme publicidad me suelen pedir fotos con más iluminación o filtros para verme más blanca. Pero la realidad es que yo soy marrón, mi piel es oscura y esto es para mí y para mis compañeras una dificultad que padecemos a diario”.

 

El mural va tiñendo la pared de un rostro, en una paleta de marrones, negro y rojo y continúa recogiendo testimonios en cada pincelada.

“Los pueblos originarios, las putas y los migrantes tenemos los mismos problemas que nos unen: la persecución policial, la falta de acceso a la vivienda y a la salud por nuestro color de piel. Mi experiencia fue que con una compañera fuimos a un hotel de prestigio ubicado en Recoleta, en el que suelen ir compañeras putas a trabajar. Compañeras putas sí, pero de belleza hegemónica. Mi compañera y yo intentamos ingresar al bar y no nos dejaron, poniendo como pretexto que era una fiesta privada. Sentimos mucha impotencia porque no nos dejan trabajar por ser marronas y no podemos llamar a la policía para que nos defienda porque ¿qué les decimos? ¿Que somos putas y queremos trabajar? ¿Que somos trabajadoras sexuales y no nos dejan prostituirnos? También hago calle en Microcentro y me pasa lo mismo, en medio de los cuerpos blancos hegemónicos, yo, la color marrón, soy la extraña. Las compañeras blancas trabajan tranquilas y a mí la policía me decía que no puedo trabajar, entonces me sacaba. Otro problema es que nos bajan el precio, por lo mismo, por no encajar en el estereotipo. Con AMMAR aprendí cuáles son mis derechos. Ahora me siento más protegida, pero hay un largo camino por recorrer”, cerró Rebe, quien fue la anfitriona del conversatorio y es una de las militantes más activas.

Fue el turno de Meli, quien es parte del Bloque Migrante, el cual surge al calor de la lucha contra el racismo y la discriminación hacia los migrantes, sobre todo latinoamericanos. “El Bloque Migrante está compuesto por compañeros que confluyen a partir del DNU 70/2017 de Mauricio Macri, el cual modificó algunos puntos clave en la Ley Nacional de Migraciones de la Argentina. En este nuevo decreto, la gestión de Cambiemos hizo que muchos expedientes de radicación migratoria fueran revisados con la posibilidad de ser revocados para luego expulsar a los migrantes, incluso en casos en los que no tuvieran una condena en el fuero penal. Por suerte en la actual gestión mejoraron algunas cosas y se derogó este DNU. Nosotros creemos que la migración no es un problema, sino que el verdadero problema es el racismo hacia aquellos cuerpos marrones que, por el contrario a los cuerpos blancos, no tienen realmente permitido ocupar ciertos territorios. La articulación entre el Bloque Migrante y las trabajadoras sexuales es una lucha interseccional, pues es un problema de racismo que viven las personas que no cumplen con esa corporalidad y esa racialidad que el país espera. En el caso de las compañeras que ejercen el trabajo sexual están doblemente atravesadas por esa discriminación no solo por su racialidad, sino por el oficio que desempeñan”, dijo la activista colombiana.

El conversatorio cerró con las palabras de Georgina Orellano, quien es la Secretaria General del Sindicato de Trabajadoras Sexuales de la Argentina. “Lo que nos une es la exclusión social y política. Vivimos la violencia institucional. ¿Cuáles son los cuerpos que son castigados por la represión policial, por la mirada de los vecinos? Siempre llegamos a la conclusión que son los de pieles oscuras. Queremos poner en evidencia cómo se construyen las políticas punitivas que le entregan mayor poder a la policía para que nos persiga, en este caso, a las trabajadoras sexuales callejeras, a las migrantes, a las compañeras racializadas, a las marrones. Las personas que escriben las leyes que nos competen, quienes hablan de la pobreza y de exclusión son personas blancas que no están atravesadas por las situaciones que nosotras vivimos”. Para ejemplificar, agregó: “Muchas veces allanan sin motivo casas de compañeras. En una ocasión encontraron un cuaderno en el que habían anotados nombres de otras trabajadoras y al lado de cada nombre un número. Lo primero que pensaron es que ellas son parte de la venta de estupefacientes, vinieron varios medios de comunicación y publicaron que se había desarticulado una red de narcotráfico, cuando en realidad lo que está escrito en este cuaderno son nombres de putas que tienen pensado acceder a un plan de crédito y ahorros. Otras vendían comida como una fuente de ingreso extra y ese número era la cantidad de dinero que ganaron por eso. Para la policía, si nosotras vendemos papas a la huancaína, tamales o seco de cordero, es decir, comidas típicas de nuestros países, significa que vendemos droga. Nosotras no podemos ir a pedir un crédito a un banco porque no existimos. Por eso nos organizamos y pensamos estrategias para sortear estas dificultades”. Reivindicando sus identidades y visibilizando su problemática, concluyó: “Queremos ser nosotras, las feministas marrones, las escuchadas, las referentes de los feminismos populares, comunitarios y antirracistas. En la agenda aparecen siempre los problemas que atraviesan las clases medias, a nosotras nunca nos preguntaron de qué manera enfrentamos los problemas económicos durante la cuarentena. Quedamos fuera nosotras, que estamos endeudadas, que no podemos acceder a la vivienda porque no tenemos recibos de sueldo: alquilamos por contratos de palabra y pagamos el doble. No hay políticas públicas para nosotras”.

Pasadas las 19 horas y de la mano de la artista Mirela Vega, el mural pintado en las puertas de La Casa Roja estaba terminado. En esta jornada, las trabajadoras sexuales lograron su objetivo: alzar la voz fortalecida y empoderada que las caracteriza. Sin embargo, para ellas el camino es largo y por eso las actividades continúan: el próximo sábado 30 de octubre a las 12 horas se llevará a cabo el Encuentro Feminista Popular, en el Estadio Malvinas Argentinas. Para asistir se debe llenar el siguiente formulario

“Mi abuelo Oscar, hasta el día que murió, esperaba que su hijo volviera”

“Mi abuelo Oscar, hasta el día que murió, esperaba que su hijo volviera”

Por Naiara Mancini

Fotografía: Captura de Pantalla (La Retaguardia)

A un año del comienzo del juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y Brigada de Investigaciones de Lanús, declaró el hijo mayor de Oscar Isidro Borzi, quien estuvo detenido en este último centro clandestino de detención conocido como “El Infierno”. Algunas semanas atrás, en el marco de este juicio, prestó testimonio Norberto Borzi, el hermano mayor de “Cacho” Borzi, quien a día de hoy continúa desaparecido.

Para la presente jornada estaban previstos originalmente los testimonios de Ernesto, Luis y Juan Manuel Borzi, los tres hijos de Oscar, testigos y víctimas del operativo llevado a cabo el 30 de abril de 1977 en el domicilio de Lanús donde vivían junto a su mamá, Ada Miozzi. No obstante, la rigurosidad y extensión de la declaración prestada por Ernesto Borzi obligó a aplazar una semana más los testimonios de Luis y Juan Manuel.

Ernesto Borzi, el mayor de los hermanos, tenía la edad de 7 años cuando miembros del Ejército y la Policía irrumpieron en su casa de Lanús para secuestrar a su padre, luego de mantener cautiva a su familia durante largas horas. A pesar de especificar que, al testimoniar, estaba “haciendo un esfuerzo de memoria” porque el relato “cuesta mucho por una cuestión de cronología y por una cuestión emocional”, Ernesto ofreció una narración minuciosa, apoyándose en sus recuerdos de infante y posteriores reconstrucciones familiares, brindando nombres, fechas y direcciones con precisión.

Luego de desarrollar diferentes circunstancias en que su familia fue perseguida y vigilada, el testigo relató los hechos acontecidos el 30 de abril de 1977. De acuerdo con Ernesto Borzi, personas que se anunciaron como del Ejército argentino golpearon la puerta de su domicilio a las dos de la mañana y, al ingresar, su papá fue herido “de un bayonetazo en el pecho. Grita, es tirado al piso, reducido a golpes y patadas”. Finalmente, Ernesto describe: “El grupo de asalto invade la casa”. Asimismo, el testigo relató que su hermano menor, Juan Manuel, en aquel entonces de tres años, corrió detrás de su papá, pero uno de los captores lo agarra del pañal y lo tira contra la pared. El testigo manifestó que, durante todo el tiempo que permanecieron en su casa, los represores lo mantuvieron encerrado en su cuarto junto a su hermano Luis. Asimismo, los integrantes de la patota -entre quienes posteriormente reconoció al entonces jefe de la Policía Bonaerense, Ramón Camps; y al médico policial, Jorge Antonio Bergés- no sólo torturaron a su familia, sino que también les robaron toda la ropa y los objetos de valor.

Ernesto recuperó las palabras de Juan Manuel Borzi, quien tiene previsto prestar declaración el próximo 2 de noviembre, para relatar la tortura sufrida por su padre aquella noche del 30 de abril en su domicilio: “Hacen correr el agua de la pileta del lavadero, y Juan lo que verbaliza es que sentía olor a carne quemada”. Posteriormente, agregó que su hermano Juan Manuel tiene actualmente dificultades para ir al dentista porque “cuando le apoyan el torno y él siente la fricción que provoca, no sólo con el esmalte y con el hueso del diente, sino con la carne que está alrededor, ese olor a carne quemada a mi hermano lo descompone” y sentencia que Juan recuerda que ese era el olor a carne quemada “cuando estaban torturando con picana eléctrica a papá en el lavadero”.

Durante el testimonio, Ernesto Borzi relató que fue víctima de una situación de abuso por parte de uno de los captores. Un hombre que él describe como “Morocho 1” se sentó en su cama y, de acuerdo con el relato de Ernesto, “comienza con una serie de escarceos, de manoseos, me pone la mano en el pecho, a la altura primero del esternón, y comienza a bajar su mano y a hacer presión” y luego agrega: “Llega a la zona de la pelvis, yo estaba en remera y calzoncillo, y comienza a frotarme la zona de la pelvis, la zona del pito”. Ernesto recuerda que, a sus 7 años, él pensaba cómo escapar de esa situación: “Yo quería salir corriendo, sabía que no podía. Me lamentaba no tener el estado atlético que tenían los chicos del barrio con los que jugábamos”. 

Acerca de la posterior averiguación del paradero de su padre, Ernesto Borzi relató que supieron por boca de testigos familiares que “Cacho” Borzi había sido llevado a la Brigada de Investigaciones de Lanús, para ser luego trasladado. Ernesto contó la búsqueda incesante llevada a cabo por sus abuelos paternos, quienes en su casa “siempre dejaban la puerta abierta, incluso hasta de noche, porque esperaban que el hijo no sólo golpeara la puerta, sino que decían: si Cacho vuelve no puede tener la puerta cerrada”. Siguiendo algunas pistas, sus abuelos viajaron en diversas ocasiones hasta el Regimiento La Tablada con la esperanza de reencontrarse con su hijo: “Dos personas grandes, moviéndose en transporte público. Mi abuela llevando una bolsa con ropa. Mi abuelo, que ya tenía problemas del corazón, con dos termos, con chocolates, con milanesas hechas como le gustaban a mi papá, con galletitas, con una maquinita de afeitar porque mi abuela había escuchado que mi papá estaba barbudo porque no se podía afeitar, con jabón, con perfume, con champú”. Ernesto relató que en una oportunidad su abuela Celia se presentó sola ante el personal del Regimiento La Tablada, en donde le acercaron una carpeta y le dijeron: “Fíjese si su hijo no está acá”. Entonces, Ernesto cuenta que su abuela empieza a hojear el libraco que le dan y había fotografías de cadáveres. Asimismo, el hijo mayor de los Borzi recordó que su abuela no ofrecía relatos detallados de los acontecimientos, explicándole: “Ernesto, yo de esto no me quiero acordar, porque si me acuerdo de esto me vuelvo loca. Y yo espero que mi hijo vuelva vivo. No espero un conjunto de huesos”. Y finalizó: “Mi abuelo Oscar también, hasta el día que murió esperaba que su hijo volviera”.

Ernesto Borzi enmarcó su testimonio en el proceso transitado durante el período de democracia en Argentina: “Quiero dejar expresado que estamos haciendo una síntesis de los últimos 44 años de nuestras vidas. Y recién tenemos la posibilidad de tener un tribunal donde buscamos justicia”.

El hijo mayor de los Borzi continuará su declaración en la audiencia del día 2 de noviembre del presente juicio, en conjunto con los testimonios que brindarán sus hermanos Luis Alejandro y Juan Manuel Borzi.