Messi, la alegría tercermundista

Messi, la alegría tercermundista

Se publicó “La Tercera”, un libro que cuenta la historia de cómo la Argentina y Messi ganaron la Copa del Mundo en Qatar. Con la Selección de regreso al país para festejar junto a su público, Alejandro Wall –autor del texto junto a Gastón Edul- explica detalles sobre el proceso de producción y su experiencia en ese país.

Tras vencer a Francia en los penales y obtener la presea que más deseaban Lionel Messi y sus compañeros, todos los argentinos salen a festejar en las calles. Mientras ocurre esto, ya en la madrugada de Qatar, el periodista de Tiempo Argentino y Fox Sports Alejandro Wall recibe la propuesta de Editorial Planeta: escribir un libro sobre la obtención de la nueva estrella. Así nació La Tercera.

Una vez aceptada la idea, empieza a organizar las piezas y convoca al periodista de TyC Gastón Edul, para unir sus distintas miradas en diseñar en tiempo récord una crónica que posee todos los condimentos y que incluye un poster con la Scaloneta levantando la copa. Wall cuenta detalles sobre este best seller y reflexiona sobre sus coberturas en Qatar.

¿Qué sensación te genera la repercusión que está teniendo el libro?

Muy linda, es como una especie de continuidad en la que hay muchas ganas de revivir lo que fue ese mes increíble, que la celebración y que la alegría no se terminen. Después, por supuesto, está la cuestión del objeto permanente, querer tener el libro y el póster. Me gusta mucho la masividad con la que se está leyendo y en particular lo que pasa con los más chicos. Veo que todo el tiempo nos llegan imágenes de chicos y de chicas leyéndolo, en algunos casos padres que nos cuentan que sus hijos no habían leído nunca, pero se engancharon con esto. Eso es hermoso, es una puerta abierta para otras lecturas.

¿Han recibido alguna devolución de los miembros de la Selección?

Todavía no, esperemos que les llegue pronto. Gastón (Edul) estuvo con los premios The Best y aún está de gira, ahí le llegará a algún jugador. Ojalá que lo puedan leer y les guste, ellos son los verdaderos protagonistas de todo. El libro llegará en un tiempo a Europa, donde están la mayoría de los jugadores. A partir de ahí veremos qué pasa.

En el libro destacan que Gastón tuvo una mirada “desde adentro” por estar en el campo de juego y en contacto permanente con los jugadores. ¿Qué implica tu mirada “desde afuera”?

Te permite obtener una panorámica de lo que estás viendo. Uno para acercarse a una historia también a veces tiene que alejarse, ver lo que pasa alrededor. Este fue mi tercer mundial y tuve la suerte en cada uno de poder contarlo moviéndome con mucha libertad: no estar tan atado a los entrenamientos o las conferencias de prensa, sino poder hacer mucha más calle, ir a otros partidos que me interesan y ver otras selecciones.

¿Cómo se trabajaron ambas miradas durante el proceso de producción?

Con Gastón teníamos en ese punto una situación en la que no era uno solo el que se tenía que alejar y acercar, sino que éramos los dos que estábamos en ese lugar y tratando de intercambiar todo el tiempo ideas. Hicimos un texto que era común, con lo cual unificamos las dos voces. Me acuerdo que las primeras cosas que escribimos nos plantéabamos eso: “¿Qué pasaba dentro de la cancha? ¿Y en el palco de prensa? ¿Y en Argentina?”. O sea, ir recolectando esos distintos lugares.

En los primeros capítulos cuentan que no fue el mundial de Europa ni de la cerveza, sino del Islam, y que Messi logró una “unidad tercermundista”. ¿Qué significa?

Es una idea de lo que pasó en Qatar. Europa estaba casi en pie de guerra contra ese país: sus selecciones fueron bajo protesta de algunas circunstancias y con muchos menos hinchas de los que suelen haber en otros mundiales. Si un equipo europeo jugaba contra uno de otra parte del mundo, en general eran menos los hinchas europeos que los que había en otros lados. Luego lo que empezó a pasar es que estaban los inmigrantes, los trabajadores, los que vivían en Qatar y también los que estaban en otras partes del mundo emocionados con Messi, construyendo como una especie de hinchada por fuera de los argentinos. La alegría excedió a los miles de argentinos que estaban en Qatar, o de los millones que estaban en la Argentina, y se creó un vínculo.

¿En qué sentido?

Visité un barrio en Doha, la zona industrial. No era ni de acceso ni de cercanía del turismo, estaba como por fuera de las luces de Doha. Apenas entrabas, eras un extraño en el lugar, sin embargo si decías que eras argentino, inmediatamente formabas parte de todo eso. Era muy emocionante, porque en ese barrio había posters de Messi, fotos de Maradona y camisetas argentinas por todos lados. En el centro comercial de Asian Town, un pibe me regaló un llavero de Bangladesh. Ahí te dabas cuenta que más allá de estar en partes del mundo tan disímiles culturalmente, había una conexión de pueblos que fueron en su momento colonizados y que tienen distintas historias. Por eso hablo del Tercer Mundo: con distintos asuntos en común se sienten unidos y creo que Messi lo consiguió.

En el prólogo, Ezequiel Fernández Moores señala que a la hora de escribir evitás una “mirada occidental”. Considerando eso, ¿Qatar era un lugar para temer?

No creo que las cosas sean tan blanco o negro. Al principio, recuerdo haber leído a gente decir que este mundial no podía hacerse en Qatar por distintas cuestiones. Lo que yo pienso es que si en casi poco más de tres años vamos a ir a Estados Unidos, Canadá y México, ¿vamos a ponerles la lupa como se la ponemos a Qatar? Entonces, discutimos la política internacional de Estados Unidos, sus guerras, la situación de la inmigración y de la clase trabajadora. Hay mucha hipocresía en esa mirada en la que “no, Qatar no”. Hay países que tienen sus contradicciones y muchísimas cuestiones, sus gobiernos y sus políticas ni hablar. En el caso de Qatar, me parece que quedaron expuestas algunas situaciones como la situación de los derechos humanos y sus leyes laborales. No llevar adelante una mirada occidental sobre eso, más allá de que uno la tiene porque forma parte de otra cultura distinta y sin hacer un relativismo cultural respecto de lo que pasa con la mujer y la comunidad LGBT, me parecía todo un desafío. Muchos te decían: “No vas a poder ir a ver a trabajadores” y nosotros estuvimos con el propio Ezequiel allí en el barrio de los trabajadores, hemos podido hablar con ellos. Había policías en el lugar, pero nadie nos sacó ni nos molestó para trabajar.

Pudiste trabajar tranquilamente…

En ese momento había tenido una entrevista incluso con un medio europeo que me preguntaban si me había sentido censurado en algún momento. La verdad que no sentí eso, aunque eso no significa que no haya censura para otros medios. También hay censura en países de Europa y en Estados Unidos. Igual aclaro que, también lo he contado en algunas crónicas desde allá, me parecía que por momentos Doha era una ciudad llena de vallas. Yo estaba realmente incómodo, era una ciudad muy hostil para ser peatón.

En un capítulo cuentan el FIFA Gate y los cuestionamientos a Qatar. ¿Por qué se les dedica un capítulo y qué relación tienen con la obtención de “la tercera”?

No sé si hay un vínculo, intentamos contar un contexto. No por nada, de hecho, la Selección, después de ganar la final, tuvo que salir en un micro descapotable pasando por las calles de Doha y la puerta del palacio real del Emir y Messi tuvo que vestirse con un bisht para levantar la copa. O sea, el contexto era este: vimos a la Argentina ganando en este lugar, eso lo hace interesante.

¿Cuál es la importancia del oficio del periodista deportivo en los mundiales?

Hay distintos roles que pueden tener los colegas. Con Gastón diseñamos el libro precisamente desde lugares distintos. El trabajo de él durante el mundial fue reconocido y elogiado de manera muy justa, además porque ha hecho una cobertura de la Selección Argentina con mucha precisión y trabajo, siendo muy equilibrado. En mi caso, me interesan los mundiales desde lo futbolístico, pero me interesa también poder escribir sus contextos políticos y sociales, que es un costado y es una mirada. Después están los colegas que comentan partidos y que también hacen llegar a la gente su mirada. No es fácil cubrir un mundial. No es sencillo llegar a cubrirlo obviamente, y después hacerlo cotidianamente es muy desgastante, es un trabajo de todos los días durante un mes. De hecho pensé que iba a ser imposible hacer el libro porque ya no daba más, pero evidentemente siempre tenemos un plus para dar y creo que el empujón y lo fresco de haber venido y habernos puesto a trabajar enseguida hizo que pudiéramos escribirlo.

Simplemente gracias

Simplemente gracias

Miles de personas recibieron a la Selección en el predio de Ezeiza e hicieron guardia hasta que salió la caravana que recorrió el Conurbano. ¿Por qué estuvieron allí?

La zona sur del conurbano estaba revolucionada desde la madrugada del martes. La selección campeona del mundo llegó a las cuatro de la mañana al predio de la AFA en Ezeiza en un micro descapotable surfeando en un mar de gente.

La mañana no fue diferente. La autopista Richieri tenía retenes policiales que desviaban el tránsito desde la zona de La Horqueta, por lo que quienes se acercaron en auto lo tuvieron que dejar donde pudieron: «Nos acercamos hasta acá y el resto vamos a ir caminando», dijo una familia que venía desde Tristán Suárez. El camino se hacía cada vez más largo y cada vez más hinchas embanderados en celeste y blanco se sumaban a la procesión. En el River Camp las familias que se movilizaban con heladeras portátiles se detuvieron unos minutos para sacarse fotos y sentarse un rato. «Venimos desde Monte Grande, nos bajamos en la Ruta 205 y desde ahí estamos caminando», contó Martín, un padre de familia que mientras hablaba con ANCCOM le respondía a su hijo que ya faltaba poco para llegar. 

Niños y niñas, abuelas (lalala) y abuelos caminaban bajo un sol agobiante y agitando la bandera nacional. Nadie se quejaba, todos querían estar cuando pase el micro de la selección campeona para poder saludar y, en especial, agradecerles. 

«Falta poquito», se escuchaba que murmuraban unas chicas. En realidad, faltaban más de tres kilómetros, las piernas no daban más, pero tenían que seguir, ya estaban cerca.

La procesión sigue y se detiene cerca de Barrio Uno, antes de llegar al predio de la AFA y en ese momento se comenzaron a escuchar las sirenas de la policía. Algunos empezaron a apurar el paso y otros a correr. Cualquier movimiento incitaba a entonar «Muchachos» o «Dale Campeón». Los terraplenes de la Richieri camino al aeropuerto estaban llenos de familias ansiosas y expectantes que escribían a familiares y amigos para saber por dónde iba a circular el micro. Cuando pasó el primer convoy de la policía en motos les preguntaron: «¿Pasan por acá?». No había certezas, pero sí esperanzas. Los chicos y chicas más pequeños tirando espuma y preguntando por Lionel: «¿Cuándo viene Messi?». 

A las 11.34 un grupo que se había ubicado a descansar e hidratarse bajo la sombra que daba un árbol empezó a decir: «Ya salieron». El descontrol se apoderó de la tranquilidad y empezaron a correr a los costados de la calle y a treparse a cualquier lugar que les permitiera estar más cerca de los Campeones del Mundo. A unos minutos de esos mensajes empezó a pasar la policía en moto y los ruidos de las sirenas se intensificaron. «Que de la mano/ de Leo Messi/ todos la vuelta vamos a dar», inundó las gargantas. El micro estaba acercándose. Adelante de todo estaba parte del cuerpo técnico. Lionel Scaloni tiraba espuma y sonreía con el puño en alto al frente del equipo. Leandro Paredes no dejaba de abrazar la Copa del Mundo que brillaba inmaculada bajo el sol. Los gritos al Capitán que miraba y no miraba no se hicieron esperar. Los niños, las chicas alentando a Julián Álvarez y a Emiliano “Dibu” Martínez. 

«Vine a agradecerles», explicó Juan que estaba con su nieto y agregó: «Yo ya fui campeón, pero esto no me lo olvido nunca más y quería estar». A la vera de la calle asomaban los carteles escritos a mano en cajas de pizza, en afiches donde la palabra gracias y felicidad no dejaban de aparecer. «Me hicieron la persona más feliz del mundo», dice Johanna entre lágrimas y con la voz rasposa de tanto gritar. Alejandra también se acercó por lo mismo y agregó: «Los vine a recibir en 2014 porque me llena de orgullo que dejen todo por defender estos colores hoy no podía no estar, les quería dar las gracias». Mientras pasaba el micro y saludaban a quienes fueron a recibirlos, todos corrían al lado hasta que pasaron por debajo de un puente donde del otro lado los esperaban miles de personas que no dejaban espacios vacíos.

– ¿Por qué viniste? 

-Porque me hicieron feliz. La mañana del martes en Ezeiza fue algarabía, emoción y calor. Sólo podían verse lágrimas de alegría, sonrisas y abrazos de un pueblo que se unió para alentar y aguantar a una selección nacional que les dijo que no los iba a dejar tirados y que creyeran.

El micro siguió su camino por la autopista, con el objetivo trunco de llegar al Obelisco. Cómo volver a las casas ya no era un problema.

El abrazo del pueblo

El abrazo del pueblo

Cinco millones de personas, según cálculos oficiales, salieron a la calle a saludar a los campeones del mundo. El recorrido de la caravana quedó trunco ante la falta de organización. Pero el clima festivo no se detuvo.       

La Scaloneta salió a celebrar con el pueblo argentino su triunfo en la Copa Mundial de la FIFA 2022. Cuatro horas de caravana sobre un micro descapotable se vieron interrumpidas por el desborde organizativo y terminaron con los jugadores sobrevolando en helicóptero el Obelisco y la Avenida 25 de Mayo. Alrededor de cinco millones de personas –según distintos cálculos imprecisos- se manifestaron en la calle de forma espontánea. Esta vez los helicópteros, un 20 de diciembre, simbolizaron alegría. 

Aguardaban con los brazos abiertos y las banderas en alto. La caravana comenzó a las 11:30. desde el predio de la AFA y tenía previsto bordear la Ciudad de Buenos Aires y pasar por el Obelisco, pero su recorrido se modificó cuando la multitud desbordó todas las proyecciones.

Así este martes, tras el Decreto N° 842, que declaró feriado nacional para compartir con la Selección el título de Qatar 2022 se escuchó el grito de “Olé, Olé, Olé, Olé, Olé, Olé, Olá”. Algunas personas se ubicaron en el corazón de Av. Corrientes y Av. 9 de Julio, mientras otras estaban en la Autopista Riccheri. Todos esperaban que pase el micro descapotable con los jugadores a bordo. Luego de que la caravana comenzó, el canal de Twitter oficial de la Selección Argentina publicó el recorrido, confirmando que no pasarían por el Obelisco ni por la Casa Rosada. Tras el anuncio y para las 12:15, ya había grandes grupos en Constitución. Messi, De Paul, Di María, entre las principales figuras desafiaban al sol sentados en la parte detrás del descapotable mientras sus compañeros arengaban a la multitud.

Los campeones tenían bombos, sombrillas, banderas y bebidas. Entre ellas, se encontraba el clásico “viajero”, un fernet con refresco de cola preparado en botellas cortadas. La alegría se contagiaba entre la multitud y los futbolistas. Se tiraban mutuamente espuma para festejar. La Copa Mundial pasó de mano en mano entre el plantel, quienes la alzaban frente a las personas que los saludaban y les arrojaban regalos.  

Roxana, vecina del Barrio Olímpico en CABA, cuenta a ANCCOM que lloró cuando vio pasar el micro: “Fue una locura hermosa, no hubo amontonamiento, estuvo tranquilo. Estoy embarazada, así que no me acerqué mucho, pero se veía bien. Mis hijos, que mucho no entienden, nos veían llorar y lloraban también, fue una fiesta. Estábamos desde las 12 en Autopista Ricchieri esperando y el micro pasó a las 15”.

Ariel está en el Obelisco. “Somos de La Plata, vinimos a festejar con la selección con mi hijo y mi esposa, estamos muy felices. Viví el mundial 86 y en el mundial 90 ponía fotos en el pizarrón de Sergio Goycochea atajando los penales”, relata eufórico. Agrega: “El 86 no tiene punto de comparación, esto es una fiesta”. En 1978 los jugadores no realizaron festejos ni se acercaron a la Casa Rosada, siendo el dictador Jorge Rafael Videla el único que celebró en el balcón presidencial. En cambio, en 1986 el plantel del cual Diego Maradona era parte, se acercó directamente a la Casa Rosada, donde saludaron desde el balcón a la multitud que cantaba con ellos. Según la prensa de esos años, un millón de personas se acercaron a la Plaza de Mayo.

En el Obelisco, Martín, oriundo de Wilde, se encuentra con su hijo Iván: “Viví tres mundiales, en el 78 tenía 6 años. Me acuerdo de Argentina campeón en el 86 y afirmo que soy maradoniano, aunque no comparo a Messi y Maradona. Más bien tenemos que ser agradecidos que estos dos grandes son argentinos y campeones del mundo”, asegura.

Todo es euforia y festejo. “La alegría es colectiva y estamos dentro de un paréntesis de todo lo que vive el pueblo argentino, en lo económico y en lo sanitario. Argentina es campeona del mundo con total justicia, con un cuerpo técnico extraordinario y con Lionel Messi en su mejor momento”, cuenta a ANCCOM la relatora y conductora Viviana Vila.

Emanuel y Blanca esperan ver el micro con los campeones del mundo, mientras tanto, recuerdan el festejo de Argentina campeón en el 86: “Fue parecido a esto, pero hoy se festeja de otra manera, es otra juventud, otra gente. En el 86 todavía estábamos angustiados de lo que habíamos pasado en el 78 como sociedad. Yo no dejé salir a festejar a mi sobrino, hoy la calle está llena de juventudes”. 

Unas horas antes de escribirse esta historia, en diálogo con ANCCOM, el relator y periodista Victor Hugo Morales imaginaba: “Lo que sucederá seguro será la fiesta más grande de todos los tiempos, no va a ocurrir algo que sea tan espléndido como lo que va a ser el encuentro de los jugadores con su pueblo. Un pueblo legítimamente agradecido, que ha vivido unas semanas de orgullo, de ponderación, de sueños que se hicieron realidad”. 

“Todo ha sido altamente satisfactorio para la Argentina. Se cumplió el sueño máximo. Enhorabuena, se lo merece el técnico, los jugadores, y el muy futbolero pueblo argentino”, asegura la voz que inmortalizó el segundo gol a los ingleses con un barrilete cósmico.

El seleccionado arribó al país en la cálida madrugada de martes. Miles los esperaban en las inmediaciones del aeropuerto Internacional de Ezeiza, acompañados del grupo musical de Guillermo Novellis, más conocido como La Mosca, al ritmo del ya clásico “Muchachos, ahora nos volvimo a ilusionar”. Luego, la marea celeste y blanca los acompañó hasta el predio de la AFA. Mientras tanto, la vigilia en el Obelisco no se hizo esperar con acampes improvisados desde la tarde anterior.

El “Aladino eterno», en palabras de Victor Hugo Morales, es Lionel Andrés Messi Cuccittini, el máximo jugador con presencia en las Copas del Mundo. El jugador se encuentra en cuarto puesto entre los principales goleadores, tras superar a Pelé en el partido de la final del domingo. 

Messi fue elegido mejor jugador. Con  35 años de edad y 17 representando al seleccionado. Es el jugador que más minutos jugó dentro de la cancha. Debutó en el año 2005 contra Hungría donde permaneció tan solo 1 min 42 segundos porque lo expulsaron. Al 20 de diciembre de 2022, participó en 172 partidos y convirtió 98 goles. Pasó a Gabriel Batistuta como goleador en las Copas del Mundo. Messi se convirtió el domingo en el único futbolista hombre que hace goles en octavos, cuartos, semifinal y final en un mismo torneo. A su vez, convirtió dos goles en la final, un récord que nadie había logrado cumplir hasta el momento.

Para Victor Hugo Morales, “el fútbol tiene un genio y ese es Messi. Esto es un cuento con un final feliz donde triunfan los nobles, donde triunfa el genio. Ha sido una final estupenda, una actuación que deslumbró en el primer tiempo y que mereció la victoria en todo el desarrollo del partido. Es la mejor que yo haya recordado por lo menos de los campeonatos del mundo y que le puso una muy buena nota al balance de este mundial”.

Este 20 de diciembre la calle respira bienestar. No hay bastones ni situaciones de violencia. Solo sobre el final, la Policía de la Ciudad realizó un desmedido operativo para desalojar a cuatro personas que habían ingresado al Obelisco y terminó reprimiendo desproporcionadamente, con balas de goma y gases lacrimógenos, a un grupito de borrachos que aún quedaban en la noche, tras un día de festejos.

 El torneo, entre otras cosas, deja imágenes y videos de personas que lloran, familias enteras que se congregan en las calles para celebrar la victoria y postales de una ciudad que se viste de banderas argentinas  A 36 años de aquella vuelta que ya no será sólo una historia para que te la cuenten otras generaciones. 

«La locura que hay en la Argentina, no existe en Francia»

«La locura que hay en la Argentina, no existe en Francia»

A un paso de la gloria en Qatar 2022, la Scaloneta se enfrentará a la Selección de Francia, el campeón del Mundial de Rusia 2018. ¿A quién prefieren los galos que viven en Argentina?

Tras ganarle 3-0 a Croacia, la Selección Argentina llegó a la final del Mundial de Qatar, en donde buscará la revancha ante Francia, el vigente campeón que derrotó 4-3 al conjunto albiceleste en los octavos de final hace cuatro años.

“Les Bleus”, como se conoce al equipo francés en referencia al color azul con el que viste, llegó varias veces a los primeros lugares de la máxima competición: ganó la copa cuando se disputó en su territorio en 1998 y también en Rusia 2018, mientras que en Alemania 2006 fue subcampeón y obtuvo el tercer lugar en Suecia 1958 y en México 1986.

 

Les Anciens Combattants

Entre 1870 y 1871 se produjo la Guerra franco-prusiana. Al finalizar, hubo mucha emigración francesa hacia varios lugares, entre ellos Argentina, en donde se fundó la Unión Francesa de ex Combatientes de Guerra, una asociación ubicada en el barrio porteño de Constitución. Cuando terminaron la Primera y la Segunda Guerra Mundial, se incorporaron más veteranos. En la actualidad, no hay excombatientes de esa época, pero sí sus hijos y nietos y un restaurante abierto al público.

En diálogo con ANCCOM, el franco-argentino Carlos María Rodríguez, miembro de la comisión directiva de la Asociación, nombra varias cosas que dan cuenta que la relación entre Francia y Argentina es de larga data: “Cuando Francia invadió España y se nombró a José Bonaparte Rey de España, se produjo la Revolución de 1810, es decir, la ruptura que se hace con España en el primer gobierno patrio argentino tiene que ver con un hecho que produce Francia; de los cinco premios Nobel que tuvo la argentina, Luis Federico Leloir nació en París y Bernardo Houssay era hijo de franceses; la arquitectura de Buenos Aires de la Generación del 80 de fines del siglo XIX, imitaba la arquitectura de Haussmann, el arquitecto de París”.

Sobre la final del Mundial, señala: “Estoy perturbado, tengo unos minutos que apoyo a uno y otros minutos que apoyo al otro. Lo que me pasaba cuando se cruzaban en otros mundiales, es que cuando uno era eliminado, yo seguía siempre en el mundial, tenía un equipo todavía, pero ahora estoy muy dividido internamente. Estamos con uno, pero estamos con el otro. Es esto de la biculturalidad: Si Argentina pone un gol me alegro, pero me disgusta y es lo mismo del otro lado”.

Misión: difundir la gastronomía

Cocu Boulangerie es un café y panadería que cumplió hace una semana diez años en Argentina. Nació como un proyecto de tres inmigrantes franceses que querían difundir la gastronomía de su país en Palermo Soho. Actualmente, cuenta con tres sucursales, pero dos de los socios se volvieron a su tierra natal. Solo quedó Morgan Chauvel: “Me encanta el proyecto porque es un concepto que hay en Europa de mercado abierto, donde puedes comer un poquito de comida asiática, francesa, italiana, española, argentina, norteamericana, todo en el mismo lugar”, dice.

En lo que respecta a las características de la gastronomía francesa, explica: “A pesar de ser un país muy chiquitito, Francia tiene mucha variedad: tiene comida de mar, comida de montaña, muchos quesos, mucha trayectoria en el vino. También la gastronomíaI francesa está reconocida mundialmente por su pastelería, son pocos los países que tienen una identidad pastelera. Es algo que nos enorgullece”.

Ahora bien, Morgan señala sus sensaciones sobre el partido que se viene: “Estoy muy contento de poder disfrutar de una final entre mi país de origen y mi país de adopción, así que para mí no hay perdedor”. Y agrega: “Yo le digo a mis dos hijos francoargentinos de seis y cuatro años, porque uno está más por Francia y otro más para Argentina: ‘Esto es un deporte, tiene que haber un ganador, así que no se pongan mal»’.

La voz de Francia

Agathe Cipres es profesora de francés y música. En marzo de 2010 dejó Francia a los 23 años para comenzar su aventura por Buenos Aires, en donde desarrolló su carrera musical. Primeramente, formó una banda llamada “Agathe y El Fideicomiso”, con la que grabó dos discos. Luego se disolvió, pero aun así no abandonó su amor por la trompeta, el piano y escribir canciones. Muchas de ellas están en francés y otras en castellano y mezclan el estilo del pop con inspiraciones del folclore argentino y artistas de canciones tradicionales galas.

A principios de esta semana, viajó hacia Francia y vio cómo se está viviendo el Mundial allá: ”Estuve en París el día del partido con Marruecos y no escuché nada, ni un ruido. También el tema es que acá hace mucho frío, entonces es un poco difícil salir a la calle, pero no había nadie con la bandera, nadie disfrazado, pintado, aunque los bares estaban bastante llenos”. Y añade: “Es increíble lo que pasa en Argentina con el mundial, creo que es único, yo nunca viví algo así. El nivel de locura que hay no existe en Francia, ni en pedo vas a faltar a la escuela por ver un partido de fútbol, ni parar la empresa y cerrar las administraciones”.

Por último, expresa que tiene cariño por ambos países, pero expresa su amor por uno solo: “Yo soy 100% hincha de Argentina. Me parece que lo merece mucho más, Francia ya lo ganó la vez anterior. Tengo ganas de decirlo: merecemos, porque yo me siento medio binacional, siento que sería muy merecido”.

El camino fue largo, tanto para un equipo como para el otro. Tuvieron momentos de alegría, de tensión y preocupación, pero superaron los obstáculos y a otras 30 selecciones. Uno va por la única copa que le falta al mejor jugador del mundo, mientras que el otro tiene el anhelo de ser el tercer país, además de Brasil e Italia, en obtener el bicampeonato de manera consecutiva. Sea como sea, habrá un solo ganador, que se definirá este domingo a partir de las 12 en el Estadio Lusail de Qatar.