Al margen, un podcast desde las fronteras

LA JUVENTUD SIEMPRE ESTÁ PERDIDA.

Las luchas y revoluciones llevan la cara de la juventud, sin embargo, se trata de un grupo generacional al que se le da poca legitimidad. Ayelen López es Directora de Juventudes de la Provincia de Buenos Aires y habla sobre la importancia de generar espacios que integren a este grupo, con confianza y validación.

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Al margen S01 E01

por Locución y edición: Guadalupe Blasco. Producción: Agustín Mina y Guadalupe Blasco.

EL CONURBANO. COUNTRIES Y FARWEST

Guillermo Galeano forma parte del proyecto audiovisual colaborativo The Walking Conurban (@thewalkingconurban) el cual creó junto a tres amigos, todos oriundos de la localidad de Berazategui. A partir de testimonios y audios de archivo, debatimos sobre la mirada negativa que se posa sobre el conurbano con una perspectiva histórica.

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Al margen S01 E02

por Locución y edición: Guadalupe Blasco. Producción: Agustín Mina y Guadalupe Blasco.

NI BLANCXS, NI NEGRXS: MARRONES

El colectivo de Identidad Marrón se creó a partir de una necesidad: la de visibilizar la presencia de marrones en la Argentina ¿Cómo son representados? ¿Hay espacios de participación? Sandra Hoyos, referente e integrante del colectivo, habla sobre el racismo estructural que atraviesa nuestra sociedad.

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Al margen S01 E03

por Locución y edición: Guadalupe Blasco. Producción: Agustín Mina y Guadalupe Blasco.

90-60-90

El peso-centrismo y los cánones de bellezas hegemónicos han generado en nuestra sociedad un rechazo hacia los cuerpos que no encajan con lo estipulado. El gordo-odio y la gordofobia son términos que dejan al descubierto un pensamiento arraigado desde hace siglos. Para charlar sobre esta problemática, recurrimos a las activistas por la diversidad corporal Brenda Mato y Salomé Wochocolosky.

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Al margen S01 E04

por Locución y edición: Guadalupe Blasco. Producción: Agustín Mina y Guadalupe Blasco.

 DISCAPACIDAD ROMANTIZADA

Por años, los medios masivos de comunicación se han servido de las historias y testimonios de personas con discapacidad para tildarlas de inspiradoras y ejemplos de vida. Desde la palabra de Julia Risso, creadora de Les Otres Podcast, hablamos sobre el Porno inspiracional.

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Al margen S01 E05

por Locución y edición: Guadalupe Blasco. Producción: Agustín Mina y Guadalupe Blasco.

¿Honestamente?

¿Honestamente?

María Josefina Macchi se presentó el 24 de abril a una entrevista laboral para ingresar a la aerolínea Emirates. Cumplía con todos los requisitos, pero de igual manera la rechazaron por su peso.

María Josefina Macchi tiene 25 años y estudió para tripulante de cabina en el Instituto de Formación Profesional Aeronáutica (IFPA); obtuvo la licencia en octubre del 2021. En el año 2020 había vivido una experiencia inolvidable: “Me tiré de un paracaídas y decidí que quería volar”.

El domingo 24 de abril, a las 10:30 se presentó en una búsqueda laboral de la aerolínea Emirates. La postulación era a través de internet y luego le enviaron por mail un correo para confirmar su asistencia al evento. Para ir a la entrevista había que completar un formulario previo, donde pedían, entre otras cosas, el índice de masa muscular (máximo 25) y el de ella es de 24,02. Macchi tuvo una correcta actuación durante la entrevista: “Me sentí muy cómoda”, dice. 

La conversación se realizó íntegramente en inglés, por lo cual el idioma no fue un problema. Sin embargo, no resultó seleccionada. Al acercarse a la reclutadora para preguntarle qué podía mejorar para la próxima vez, recibió una respuesta sorprendente: “Honestly, you need to lose weight” (Honestamente, necesitas bajar de peso). Josefina no podía creer lo que estaba escuchando: “Diciéndome esto ella pensó que me estaba haciendo un favor y lo que menos hizo fue hacerme un favor, me lastimó mucho”. La reclutadora tuvo la necesidad de decirle algo más: le pidió encarecidamente que no diga nada sobre las razones  porque no habla bien de la empresa. “El filtro fue mi físico”, asevera Macchi.

A raíz de un posteo que realizó su hermana en la red social Instagram. Josefina decidió dar a conocer su historia y realizó un descargo en Twitter, que se viralizó rápidamente. “No fue voluntario, las personas empezaron a compartir y se hizo viral”, detalla ahora la joven en diálogo con ANCCOM.

La aerolínea Emirates contrata a la agencia Flyright, quienes se encargan de hacer la selección de tripulantes de cabina, la cual no se ha contactado en ningún momento con Macchi para ofrecer sus disculpas. Han cancelado las entrevistas de aquellos que llegaron a última instancia y un evento en Paraguay sobre el que la agencia no quiso informar.

La aerolínea se comunicó con Josefina por medio de correo electrónico de la siguiente manera: “Actualmente, no disponemos de pruebas que establezcan que se le hizo ningún comentario discriminatorio en el evento que asistió. Si salen a la luz nuevas pruebas, las tendremos en cuenta para tomar nuevas medidas con respecto a nuestra agencia de contratación. Lamentamos no poder seguir adelante con su solicitud en este momento”. Sin pedir disculpas, la empresa aeronáutica se desentendió de lo ocurrido.  ANCCOM intentó comunicarse tanto con la aerolínea como con la agencia Flyright. En ningún caso recibió respuestas, ni a los mails ni a las llamadas telefónicas.

Macchi hizo la denuncia en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) pero no continuó con acciones legales porque cree que al ser una empresa muy grande tiene todo bajo control: “No quiero ocupar más mi cabeza con este tema. Aunque sé que sería hacer justicia, porque como sociedad nos interpela”.

Josefina cuenta que tenía idealizada a la empresa, le encantaba su uniforme, soñaba con formar parte de ella, pero nunca se hubiera imaginado lo que le sucedió. “Veía el uniforme de las tripulantes y decía qué lindo sería trabajar en esa empresa, pero después te das cuenta de que no todo es color de rosas y que hay un montón de cosas que son más fuertes que el uniforme”, aclara.

Macchi expresa que recibió numerosos mensajes de apoyo y también de colegas que han trabajado en la aerolínea relatando situaciones parecidas e inclusive más repudiables. Cuenta que los mensajes decían que le estaban haciendo un favor al no aceptarla: “Me dicen que te pesan antes de cada vuelo, que si te excedes de peso con el que ingresaste a la aerolínea no podés volar, y si no lo hacés, te lo descuentan. Es todo muy tremendo”, lamenta.

María Paula Ramírez, mamá de Josefina, menciona que fue a buscar a su hija al evento luego del hecho “A mí me causó mucho dolor como madre, ese día yo le había prestado una cartera mía, el uniforme se lo regalé yo y lo fuimos a comprar juntas. Toda una ilusión”.  María tiene un emprendimiento de decoración y también es profesional de salud mental. Cuenta que tiene pacientes con problemas alimenticios y que hay que ser responsable a la hora de hablar. “Esto es terrible. Uno no puede decir cualquier cosa porque no sabes la historia que hay detrás de cada uno”.

Ramírez relata que recibió muchos comentarios de apoyo y de indignación. Una chica que estuvo en la postulación escuchó lo que la reclutadora había dicho y aseguró que fue lo más horrible que había escuchado en una entrevista laboral.

A partir del hecho sucedido con Emirates la aspirante no bajó los brazos y surgieron nuevas oportunidades laborales:No me sacaron las ganas de volar, están más latentes que nunca”.

Actualmente, la joven de 25 años se encuentra haciendo la capacitación en la aerolínea FlyBondi para el puesto de azafata. La empresa se encontraba al tanto de lo sucedido en la aerolínea internacional, por lo cual la contactaron a pesar de que ella había dejado muchas veces su curriculum vitae. Según cuenta Macchi, la entrevista fue sumamente descontracturada comparada a la de Emirates “fue una entrevista grupal super amena y agradable”. Por ejemplo, tenían que compartir un dato curioso de su vida cotidiana y ella comentó que no le gusta tener el tacho de basura tan lleno. “Acá -dice- tengo lo mejor del mundo, vuelo en mi país, vivo en mi país y sigo con mi familia”.

La Ley de Talles sigue quedando chica

La Ley de Talles sigue quedando chica

El 20 de noviembre de 2019 se sancionó en el Congreso, la Ley de Talles 27.521 que tiene como principal objetivo, entre otras, la búsqueda de establecer el SUNITI ( «Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria») correspondiente a medidas corporales reales. Este registro debe ser accesible para el consumidor y actualizado cada 10 años según un estudio antropométrico realizado por la autoridad de aplicación.

La reglamentación no se hizo en el plazo estipulado y la pandemia frenó el estudio antropométrico realizado por el INTI que permitirá crear el SUNITI. Eliana Vinotti, la modelo profesional conocida como Plus Size, destaca que la reglamentación no sólo generará un mercado “más igualitario”, sino la posibilidad de que todas y todos obtengan el talle que buscan. Esto incluye al calzado, un problema menos visible. 

Hasta ahora, la ausencia de estándares para la medición sobre los cuerpos reales obliga a que las y los consumidores se adapten a la oferta del mercado. Cuando se termine de confeccionar, tabla permitirá conocer las medidas promedio de los cuerpos argentinos. Hoy, los talles sin un número de centímetros exacto son S, M, L y XL, y el resto aparece como “talles especiales”. 

Un derecho básico

Mercedes Estruch, integrante de la ONG @AnyBodyArgentina, destaca que su organización pelea desde hace años por una moda sin estereotipos y con el mismo derecho a vestirse que cualquier otro ciudadano: “Queremos una curva a la que se va a tener que adaptar la industria. Esto va a llevar tiempo, por eso se insiste en que se avance”, afirma y agrega: “Las prendas deben adaptarse a nuestros cuerpos y no al revés”. 

Vinotti también es bailarina de jazz. Explica que “hay marcas que eligen el target, la clientela y no quieren hacer talles grandes o para personas diferente físicamente a lo estereotipado. Indica que desde que comenzó en la profesión se le han abierto muchas posibilidades para encontrar lo que le gusta, pero antes no. “Yo pensaba que la que estaba mal era yo y no la ropa. Después que me inicie en el modelaje y pasé a ser la cara de muchos locales de ropa XXL, me dí cuenta que no es uno, sino que es la industria de textil la que no está bien”, cuenta.

Anybody realiza todos los años un relevamiento a los usuarios que está disponible en sus redes sociales. En 2020 respondieron 8.025 personas de entre 12 y 88 años y el 46,9 por ciento contestó que, al no encontrar talles, sintió la necesidad de cuestionar su cuerpo. El sentimiento más recurrente que les genera es tristeza porque el cuerpo no encaja en la ropa deseada. “Claramente todos tenemos que tener los mismos derechos y los mismos accesos. Y esto perjudica la salud mental y emocional de las personas», aseguraron desde la ONG.

Vinotti entiende que se trata de un derecho básico a la vestimenta: “No apunto a la ropa ideal, pero si a algo que se acerque a mi cuerpo”, en tanto agrega la cuestión etaria, porque “todo lo que hay, en su mayoría, es para gente más grande. Así, terminas en una modista reformando la ropa que conseguiste. Y ocurre lo mismo con la ropa interior. No hay colores juveniles, son todos neutros u oscuros. Ni hablar de los zapatos.”.

¿En qué consiste la ley?

Además del establecimiento del SUNITI, la ley obliga a los comercios de venta de indumentaria a exhibir un cartel de un mínimo de 15 x 21 cm, en un lugar visible, que contenga la tabla de medidas corporales normalizadas.

A la vez, cada comerciante, fabricante o importador de indumentaria deberá identificar cada prenda según la tabla definida en el SUNITI. La etiqueta tiene que ser “de fácil comprensión para el consumidor” y debe estar adherida a la prenda.

En el Artículo 9 indica que debe haber un trato digno y sin prácticas abusivas. En este caso, los establecimientos comerciales de moda y textiles deberán garantizar condiciones equitativas de atención a los consumidores. Otro punto a destacar es que los organismos pertinentes deberán desarrollar actividades referidas a la información, concientización, capacitación o cualquier otro tipo de acción que se considere necesaria para el cumplimiento de la norma. Asimismo, prevé la realización de campañas de difusión masiva en todos los medios de comunicación. 

La necesidad de ser escuchados 

“Se necesitan campañas de promoción y visibilización para poder erradicar esto –señala Estruch-. Ya no es más ese único cuerpo que nos vendieron. Apuntamos a que las campañas empiecen desde la escuela. La discriminación temprana existe y no solo entre los más chicos, sino en adultos que sin darse cuenta, terminan reproduciendo la discriminación“, finaliza.

Por su parte, Vinotti indica que “es necesario darle visibilidad a este problema. No solo por la Ley de Talles, sino por la diversidad corporal. Romper con el cuerpo hegemónico. Entendí que podemos vestirnos todos de la misma manera pero con otro talle y por eso no tengo que ser juzgada”, señala y recuerda: “Siempre me hicieron bullying y desde muy chica”. 

Para evitar estos sufrimientos, desde la ONG promueven acciones de concientización. Además de ser activistas por la diversidad corporal, luchan también contra la gordofobia, un término aún no reconocido por la Real Academia Española. 

Anccom ya trató este tema en la nota la cuarentena desnudo al gordoodio durante la etapa de aislamiento obligatorio. Según el INADI, la obesidad es el segundo factor de discriminación en el país.

Estruch añade que “se debe apuntar a la diversidad. La importancia es que la aceptación debe ser social y no solo individual. Todos deberían aceptar al otro como sea. No pasa solo por el amor propio. Aprender como sociedad y no solo desde la construcción individual”,reafirma.

En tanto, Vinotti confiesa que el modelaje cambió su vida. Comenzó a estudiar coaching ontológico porque considera que le permite “trabajar la confianza en sí misma y en mostrarte tal cual sos. Todavía sigo trabajando en esto. Pero la verdad es que después de tantos años de ir a una tienda de ropa y salir frustrada, porque no me entra, resulta deprimente. Te pone mal. Te adaptas a lo que hay y eso no es justo. El modelaje me cambió la mente y caí de casualidad. No fue algo que esperaba”, porque empezó a modelar para el trabajo de la facultad de una amiga. 

La cuarentena desnudó al gordoodio

La cuarentena desnudó al gordoodio

Samanta Alonso prefiere hablar de gordoodio y no de gordofobia. “Decir que es una fobia es patologizarlo”, explica.

Desde que se decretó el aislamiento social preventivo y obligatorio comenzó una nueva normalidad limitada al interior del hogar. Esto hizo que tome fuerza la idea de que otra pandemia está al acecho: la obesidad. Así lo evidencian los memes que inundaron las redes sociales anunciando que de la cuarentena “vamos a salir rodando”. 

Jesica Lavia, nutricionista y coautora del libro Pese lo que pese, explica: “A mí me molesta mucho cuando se habla de obesidad como pandemia porque la obesidad no es una enfermedad contagiosa, así que es imposible que sea una pandemia”. Lavia plantea que la obesidad no es una enfermedad “sino que es un factor de riesgo para otras enfermedades”. Y remarca: “Es importante correr el foco puesto en el peso. Tenemos tanto el ojo puesto en el peso que nos olvidamos de todo lo demás. Lo único de lo que hablamos es de hacer dietas para adelgazar y no para tener una alimentación saludable. Me interesa hablar de una alimentación saludable más allá del tamaño de nuestros cuerpos, porque una alimentación saludable en la diversidad corporal es posible”.

Para Lux Moreno, profesora en Filosofía y activista gorda, es interesante que en una situación de emergencia sanitaria aparezca como una preocupación central la posibilidad de engordar. “Lo que pasó con el aislamiento fue un refuerzo de las normas sociales sobre los cuerpos que implican que no sólo tenés que cumplir con la cuarentena, sino que también tenés que cuidar tu cuerpo y no subir de peso. Porque lo primero que te puede llegar a pasar es subir de peso. Entonces, ¿por qué le tenemos más miedo a engordar? El miedo a engordar tiene que ver con ser visible socialmente, con el éxito social. Y un cuerpo fuera de la norma es un cuerpo que no es productivo ni cumple con las expectativas de mercado”, afirma Moreno. 

“No solo hay que cumplir con la cuarentena, sino que hay no subir de peso en ella», dice Moreno.

El miedo a engordar se conoce con el nombre de gordofobia. Aunque la Real Academia Española no reconozca el término, se lo entiende como el rechazo hacia las personas que no tienen un cuerpo hegemónico. Sin embargo, desde el activismo gordo prefieren hablar de gordoodio. “Decir que es una fobia es una manera de patologizarlo”, explica Samanta Alonso, activista gorda y directora de la agencia de modelos de talles grandes Plus Dolls.  “La discriminación y las violencias que se ejercen tienen que ver con una construcción social de lo que implica ser gordo o gorda en un mundo pensado solamente para personas flacas. Se asocia la gordura con algo negativo y con una persona enferma, quedada, que no es atractiva. Y llevar todo eso a un contexto de cuarentena,  trae esta cuestión de ‘si no podemos hacer nada, comemos. Y si comemos vamos a terminar gordos’.  Eso habla del vínculo que tenemos con la comida, hay mucha gente que le tiene miedo. ¿Cómo hay gente que no pueda disfrutar de tomar mates con medialunas?”, se pregunta Alonso. 

Lo que hizo la cuarentena fue poner en relieve problemáticas sociales ya existentes. “Aumentó la intensidad de la discriminación -indica Alonso-. Quedó en claro que el miedo a la gordura es real, no queremos ser gordos. Y haríamos cualquier cosa por no serlo”.  Desde la ONG Anybody, una de las impulsoras de la Ley Nacional de Talles, advierten que los cuerpos que no encajan con los estándares de belleza son cuerpos en peligro de extinción. Por eso, plantean la necesidad de visibilizar la diversidad corporal. “No tenemos por qué normalizar nuestros cuerpos en pos de alimentar una industria que se llena de dinero con nuestras inseguridades y que trae problemas alimenticios en muchas personas, sobre todo en la adolescencia. Cada vez son más jóvenes las personas que registran que su cuerpo no está bien, que no es el deseado”, expresa Mercedes Estruch, integrante de Anybody. Argentina es el segundo país en el mundo con mayor cantidad de casos de trastornos de la conducta alimentaria, según la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA). 

«Muchos hablan en nombre de la salud, pero en verdad no les importa. Porque la salud también es mental», dice Alonso.

Frente a la viralización de discursos discriminatorios durante la pandemia, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) ha publicado un informe sobre gordofobia, en el que se invita a reflexionar sobre “los resultados violentos y excluyentes que generan los discursos gordofóbicos”. También, se indica que la obesidad y el sobrepeso se ubican en el segundo lugar dentro de los tipos de discriminación más mencionados. Sin embargo, la discriminación por el aspecto físico suele ser minimizada. Alonso explica que muchas veces se tilda a los activistas de exagerados: “Nos dicen que ya no se puede hacer chistes con nada, pero cuando un chiste hace daño deja de ser un chiste”. En línea con esto, Moreno plantea que “los memes gordofóbicos son replicantes culturales. Esto quiere decir que de forma masiva expanden sistemas discursivos gordofóbicos. Con los memes expandemos situaciones de violencia y la reproducción de esa violencia es sostenida como algo que está bien. Burlarse de una corporalidad específica tiene que ver con señalar que esa corporalidad no es normal, y no sólo que no es normal, sino que no es deseada. Eso permite el gordoodio, la violencia sobre los cuerpos diferentes”. 

A su vez, la expansión de los memes tuvo su correlato con el aumento de la opinión sobre el cuerpo de los otros. “Hay un recrudecimiento de los dispositivos de vigilancia, de los policías de los cuerpos en las redes sociales- advierte Moreno-. Pero no nos ponemos a pensar sobre algunos privilegios, como el espacio físico para hacer ejercicios o el privilegio de la alimentación. No todo el mundo tiene acceso a los alimentos y eso lo vemos con el creciente trabajo en los barrios vulnerados con los operativos de bolsones de alimentos”.

“Los memes gordofóbicos son replicantes culturales», señala Lux Moreno.

Para ponerle un freno a la gordofobia, tanto Moreno como Alonso coinciden en que se puede empezar cambiando conductas en lo cotidiano, como dejar de naturalizar los memes. “Creemos que tenemos el derecho de opinar sobre el cuerpo de otra persona y la realidad es que no. Con la opinión uno puede hacer un daño. Muchos hablan en nombre de la salud, pero en verdad no les importa nuestra salud. Porque hablar de salud también es hablar de nuestra salud mental. Entonces, la opinión en el bolsillo”, concluye Alonso.