Nov 4, 2020 | Comunidad, Novedades
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), junto al Centro de Proyecto, Diseño y Desarrollo (Ceprodide) de FADU-UBA, desarrolló una máquina para ensachetar y pasteurizar leche en origen. El proyecto realizado en conjunto entre el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, permitirá bajar los costos del producto al momento de llegar a las góndolas.
En las principales cadenas de supermercados un litro de leche de las primeras marcas ronda los 60 y 70 pesos. Según cifras publicadas por Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), el precio por litro de leche al productor, hasta junio del 2020, era de 19.35 pesos. En este sentido es importante, tener en cuenta que la situación de los pequeños productores del sector no es la misma que la de las grandes empresas. “Los productores no alcanzan a abastecer lo que las grandes empresas solicitan. No se paga lo suficiente tampoco como para poder cubrir los costos. Alimentar a los animales es caro, mantener la producción tiene un costo que no es bien remunerado. Si un tambero chico o familiar decide ampliar sus instalaciones o su producción, no alcanza a cubrir los costos porque lo que le pagan al productor es bajo”, advierte Ingrid Barragán, integrante de la cooperativa La Comunitaria en General Pico, La Pampa.
Eva Verde, coordinadora de Asesoramiento en Gestión a Unidades Productivas de la Secretaría de Economía Social expresa que “lo que tiene de novedoso esta maquinaria es que primero pone la leche en sachets y después hace el proceso de pasteurizado. En el sistema tradicional de ensacheteado lo que se hace es primero pasteurizar y después ir al sachet. Esto cambia el protocolo y lo que brinda es mayor seguridad para los casos de la pequeña agricultura”.
Uno de los puntos centrales de este proyecto es el abaratamiento de los costos. Se llevará a cabo en el marco de un mercado de cercanía. Eva Verde expresa que “la leche en la Argentina, aproximadamente y en promedio, recorre 700 kilómetros. Desde el tambo pasa el camión, este lo lleva a la usina láctea, hace su proceso de pasteurización y ensachetado y luego la reparten en comercios y supermercados”. La ensachetadora permite pasteurizar en el mismo lugar en donde se encuentra la leche de campo y se trasladará en un máximo de entre 6 y 10 kilómetros. Por lo tanto, el impacto ambiental del proceso será menor.
El principal problema que incide en el valor o precio final de la leche es la intermediación. Se estima que la leche, gracias a este proceso de ensachetado y pasteurizado en su lugar de origen, podría encontrarse hasta un 30% por debajo del precio de góndola. Eva Verde explica, “todos los costos de la máquina, mantenimiento, insumos, testeos para cuestiones bromatológicas, desplazamiento y logística para llevar el producto a los mercados de cercanía son aproximadamente 11 pesos más. Con lo cual hoy sería 37 pesos, aproximadamente, el litro de leche”. Se apunta a que ese productor o productora pueda ganar un poco más. Por lo tanto, hay margen para que pueda ganar más por el litro de leche que produce, tengan un mejor ingreso. Daniel Arroyo, Ministro de Desarrollo Social de la Nación, afirmó en una entrevista con Radio 10 que se está intentando llevar el precio del litro de leche por debajo de los 40 pesos, aunque este precio variaría dependiendo la zona en la que nos situemos.
La situación del sector lechero es delicada, se estima que, durante 2019, según cifras publicadas por OCLA, cerraron casi 1000 tambos. Pamela Mackey, integrante del Frente Popular Darío Santillán del Valle de Conlara, San Luis, advierte que “por un montón de condiciones, acceso a la vivienda, salud y valorización de su producción, muchas familias campesinas terminan yéndose del campo a la ciudad. En ese sentido, nos parece que un punto importante en cuanto a políticas que pueden faltar para poder apoyar a este sector tiene que ver con el acceso de la tecnología para la agricultura familiar para facilitar esos trabajos”. Por su parte, Ingrid Barragán destaca la importancia de esta herramienta para los productores, siendo esta una puerta a la reactivación de la agricultura familiar. “Poder poner en marcha un sistema de mercado de cercanía en las localidades es una herramienta muy importante, más en el contexto en el que estamos. Es gratificante saber que los productores pueden garantizar leche de calidad nutricional inocua a precios populares al público de las localidades”.
Desde el Ministerio de Desarrollo de la Nación informaron que se armarán 13 pequeñas fábricas en seis provincias. “Arrancamos en Buenos Aires y seguiremos por Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Estas unidades productivas tienen una capacidad de procesamiento de mil litros de leche por día”, señalaron. A su vez, Eva Verde agrega que la ensachetadora es una máquina sencilla, “lo que han hecho los técnicos del INTA fue adaptarse a las formas de trabajar del pequeño agricultor y fabricar una máquina que funcione a escala pequeña porque la mayoría de las escalas de esachetadoras son mucho más grandes y funcionan a gran escala”.
Gabriela Inés Benoya, Coordinadora del Área de Procesamiento, análisis físicos y sensoriales del INTA afirma que la leche que llega al consumidor llegará de manera segura. “Estamos facilitando a los consumidores la posibilidad de acceder a un alimento sano y nutritivo, como es una leche hecha en su lugar de origen, que cumpla con las condiciones sanitarias y que se venda de manera local. Vamos a garantizar las condiciones de salubridad a través de lo que es la pasteurizadora familiar y el espacio de comercialización”, agrega Pamela Mackey. Verde advierte que “además de ser más barata y estar a disposición de una población que necesita un alimento más accesible y barato, es una leche de muchísima calidad”.
Es importante resaltar, según afirma Ingrid Barragán, que “la problemática a la que se enfrentan los productores es que no pueden comercializar directamente al público de una manera segura porque no hay una habilitación que garanticen las normas de inocuidad y calidad de la leche”. Lo que esta ensachetadora generaría entonces son condiciones para que los productores puedan comercializar sus propios productos de manera segura.
Verde afirma que la ensachetadora genera muy poco desperdicio y que, en el marco del plan Argentina Contra el Hambre, resulta esencial poder hacer accesible el alimento. Mackey, por su parte, resalta la importancia de un trabajo autogestivo y vinculado a la producción de alimentos sanos y agrega: “En ese sentido, entre los cinco territorios que estamos participando, en Piedra Blanca, San Luis, estamos terminando de construir un mercado popular donde se va a vender alimentos sanos producidos por nosotros y por organizaciones amigas”. Además, los productores podrán utilizar esta máquina para producir otro tipo de alimentos teniendo como materia prima la producción de leche. Ingrid Barragán expresa que van a intentar darle un valor a la producción mediante la producción de quesos de distinto tipo.
El proyecto entonces llegará a seis provincias y según Eva Verde, esperan poder acompañar este proceso y poder aportar desde una triple mirada: la generación de trabajo, apuntar a un alimento esencial accesible, a un precio justo y poder hacer accesible la tecnología a los pequeños productores. Ingrid Barragán advierte que es importante el acompañamiento por parte de políticas públicas en donde a los tamberos de líneas familiares, o de baja escala, puedan acceder a líneas de créditos específicos para que puedan mejorar sus instalaciones, comprar animales para producir o conseguir alimentos para los mismos. “Creemos que es importante que haya un acompañamiento desde las políticas públicas para poder reactivar toda esta producción familiar que ha sido muy golpeada estos últimos años”, asegura.
Ene 15, 2019 | Comunidad, Novedades
Dentro de la actual coyuntura económica, la industria lechera argentina ha sufrido las consecuencias de la devaluación y las corridas cambiarias de 2018 y la falta de políticas estatales para el sector. Mientras que muchos tambos cierran, leches, quesos y yogures se encarecen.
Como consecuencia del aumento de la leche, durante 2018, sus productos derivados también incrementaron sus precios. “Lo que nosotros venimos sufriendo hace varios años, pero que se acentuó mucho los últimos meses, es el aumento del costo de esa materia prima casi todas las semanas, es difícil sostener una estabilidad en el costo”, cuenta Federico Chab, miembro de la Cooperativa de Trabajo Séptimo Varón, ubicada en el barrio porteño de Floresta, que elabora productos lácteos derivados de la leche. “No podemos trasladar toda esa suba al precio final de nuestros productos porque nos caerían las ventas, entonces tenemos que hacer un equilibrio, obviamente tampoco podemos no aumentar porque no nos darían los números. Este año, aumentamos entre un 25 y un 30% los productos.”
Según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, dependiente de la Secretaría de Agroindustria de la Nación, el precio de la leche pagado al productor aumentó, desde noviembre de 2017 a noviembre de 2018, un 58 por ciento, más de 10 puntos de la inflación general estimada de todo el año pasado, que, dicho sea de paso, fue la más alta desde 1991. Sin embargo, muchos productores argumentan todo tipo de problemas, ya que los costos, por la devaluación, subieron casi un 80 por ciento.
Hoy un litro de leche, para el consumidor, supera los 30 pesos, dependiendo de la marca y ubicación del punto de venta y, según el INDEC, para Capital y Gran Buenos Aires dicho valor se incrementó aproximadamente un 40 por ciento durante 2018. De ese valor, que paga cada persona en un supermercado o almacén, el productor recibe un poco más de 9 pesos.
En cuanto a la distribución geográfica de los productores, la OCLA ha informado que está concentrada mayoritariamente en las provincias de Córdoba (37%), Santa Fe (32%) y Buenos Aires (25%), y en menor medida en Entre Ríos (3%), Santiago del Estero (1%) y La Pampa (1%)
La crisis del sector lechero no es una novedad, aunque se ha visto empeorada por la actual coyuntura económica. “La crisis lechera en principio es larga, porque nunca hubo un mercado lechero armado, y en momento de fuertes devaluaciones y de abuso de poder de la industria del supermercado queda muy expuesta”, explica Ignacio Kovarsky, presidente de la Sociedad Rural de Trenque Lauquen e integrante de la Comisión Lechera de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP). “Con la devaluación de 2018 aumentaron de tal manera los costos que el precio de la leche no lo siguió, y existe un desfasaje entre los precios de los insumos y el precio de la leche”. Desde el punto de vista de los precios, Kovarsky agrega: “El precio sale de dos lados: de la exportación como pueden ser de productos elaborados, o del supermercado, de la góndola que todos compramos”.
La crisis también se relaciona con la composición del mercado y la cadena de valor. “Este es un mercado de cuatro patas: tambo, industria, comercialización y el Estado. El tema son los costos, no solo el porcentaje de ingreso de la lechería que tiene cada uno sino los costos“, argumenta Guillermo Draletti, ex presidente y actual miembro de la Comisión Directiva de la Unión General de Tamberos (UGT),. Y recalca el impacto del aumento del dólar en el sector tambero: “La influencia es muy mala para nosotros, porque nosotros vendemos en pesos. Es más, nos pagan al mes o al mes y medio y en pesos. Y todo lo que compramos, inclusive la energía, lo que está vinculado a repuestos, lo que es maquinaria agrícola, todo eso está dolarizado”.
Según datos de la Secretaría de Gobierno de Agroindustria del Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación, que audita 310 empresas, se le paga al productor un promedio de $7,92 por litro de leche, en datos de septiembre de 2018. Por otro lado, los datos del OCLA, que audita 18 empresas, indican un promedio de $8,08 por litro de leche al productor. Esto implica una diferencia del 32,8% con respecto al mismo período del año anterior.
“La situación es muy mala, terminal para muchos tambos. Acá lo que está pasando es que vivimos temas climáticos dramáticos pasando desde inundaciones en muchas cuencas a sequías en 2018, perdiéndose muchas de las reservas de los tamberos, y después una industria que no está pagando lo que debe por la materia prima. Tenemos el récord mundial de brecha entre lo que cobra el productor y lo que paga el consumidor. Un productor acá está en menos de 20 centavos de dólar el litro y al público está casi un dólar la leche”, explica Draletti. “Somos 10.000 tamberos desparramados en varias provincias, fundamentalmente Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, y las industrias serán un puñado que manejan el 80% de la leche”, agrega.
“En Argentina en los últimos años cerraron más de 600 tambos. En 2018, en Trenque Lauquen se comercializaron, desde el primero de junio hasta el primero de octubre, más de 4000 vacas de tambos y eso representa, versus la misma etapa del año anterior, un incremento del 60% de las ventas. Lo que está pasando es que se están achicando los tambos, se están vendiendo vacas en producción”, agrega Kovarsky. “Tenemos renta negativa, ya que ni siquiera podemos pagar los costos de producción, el mes de septiembre dio un 0,8% de producción negativa. Estás muy expuesto a los vaivenes económicos, a las devaluaciones y a los manejos del supermercado y la industria”.
Por otro lado, la Secretaría de Agroindustria también indicó que las exportaciones de lácteos crecieron un 24,3%, vendiéndose un total de 170.266 toneladas y siendo los principales destinos Brasil, Argelia y China. El valor total de la venta fue de 519,4 millones de dólares.
Sin embargo, los actores desestiman que el mercado exportador impacte en el precio del mercado interno. “El mercado interno consume 8.500 millones de litros, pero nosotros estamos produciendo, aún en el momento en que estamos, 10.000 millones, o sea tenemos saldo exportable. No influye en el precio al consumidor que se exporte la leche, son incluso industrias distintas” dice Kovarsky. Sin embargo, también resalta que la falta de políticas estatales puede redundar en un faltante de leche por el cierre de los tambos y en un desequilibrio entre la oferta y la demanda: “Si no se hacen políticas pronto, vamos a ir a producir menos de los 8500 millones de litros que necesitamos para el consumo interno, y ahí vamos a estar en un proble