«El poder y la estrategia tienen que estar en la gente»

«El poder y la estrategia tienen que estar en la gente»

A casi un mes de la represión que dejó hospitalizado y gravemente herido a Pablo Grillo, Mario Santucho describe el funcionamiento del colectivo Mapa de la policía, cuenta cómo identificaron al autor del disparo que lo lastimó al fotógrafo; y se aventura a pensar otros modos de organización para la transformación social.

Mario Santucho es periodista, escritor y editor de la Revista Crisis. Es, además, integrante de la red antirrepresiva conocida como el Mapa de la policía con el que se reconstruyó como el agente policial cabo primero de Gendarmería Nacional de apellido Guerrero, disparó de forma ilegal una granada de gas lacrimógeno contra la cabeza del fotógrafo Pablo Grillo, durante la marcha que convocaban los hinchas de fútbol y jubilados. Militante social y de derechos humanos, hijo de Mario Roberto Santucho, fundador y líder del Partido Revolucionario de los Trabajadores y Ejército Revolucionario del Pueblo ( PRT-ERP) y de Liliana Marta Delfino, ambos desaparecidos por la última dictadura cívico militar. Todavía busca a su hermano o hermana nacida en cautiverio durante los años 1976 o 1977.

¿Cómo hicieron la reconstrucción del disparo que permitió saber quién fue el gendarme que le disparó al fotógrafo Pablo Grillo?

Este es un trabajo que venimos haciendo desde el Mapa de la Policía que es una especie de red antirrepresiva, de cuidados colectivos, de la cual participan varias organizaciones y personas sueltas, que surgió hace 3-4 años. Sobre todo, para generar una especie de plataforma de control social de las fuerzas de seguridad, particularmente, de la Policía de la Ciudad. A partir de diciembre del año 2023, cuando asume el gobierno de ultraderecha y empieza a haber una represión de la protesta muy fuerte que no se veía de una manera tan sistemática y tan agresiva desde hace mucho tiempo, el Mapa de la Policía decide crear un grupo específico que empezó a hacer esta reconstrucción con una técnica y una forma de trabajo que se llama arquitectura forense. Es una especie de práctica periodística de vanguardia que se hace en otras partes del mundo y que nosotros empezamos a hacerla acá. 

Consiste en organizarse para recolectar muchas imágenes sobre un evento y después con la herramientas informáticas reconstruir lo mejor posible lo sucedido en ese lugar. Eso lo venimos haciendo desde enero de 2024 y venimos perfeccionando el mecanismo cada vez que hay un evento importante como el del 12 de marzo. 

Nosotros hacemos coberturas colaborativas. Nos juntamos en un lugar cerca del congreso que nos prestan los compañeros y compañeras. Ahí convocamos a fotorreporteros, fotorreporteras y a gente que quiera participar de esa cobertura para registrar imágenes, organizarnos y dividirnos los lugares de la plaza. La idea es registrar cómo son los operativos policiales, no tanto como hacen los fotorreporteros habitualmente que es registrar la marcha, los compañeros y compañeras luchando gritando, bailando, sino más bien cubrir y registrar cómo se mueve la policía, cuántos son, dónde están, cómo se organizan, qué armas tienen, quiénes son los jefes y obviamente en los momentos en que hay represión, registrar lo mejor posible. 

Esto lo hicimos ese día, por eso ya cuando terminó la marcha y vimos lo que había pasado, rápidamente empezamos a recibir imágenes, a sistematizar, clasificar. Encontramos un vídeo, que en realidad nos manda un compañero que estaba cubriendo, en donde se ve el momento en el que le pegan el disparo. Ese fue el primer video que hicimos. Ahí trabajamos con un físico que se llama Rodolfo “Willy” Pregliasco, que se ha dedicado a ser perito en causas judiciales, específicamente con esta técnica de reconstrucción de acontecimientos en base a imágenes y que ya ha trabajado en varias causas como el 19 y 20 de diciembre del 2001 y la del 26 de junio del 2002 del Puente Pueyrredón.

Cada foto del video se descompone en 25 fotogramas. Él va fotograma por fotograma analizando y detectó en el siete u ocho fotograma diferentes momentos en que se veía el proyectil y la trayectoria. Fue el primer descubrimiento importante porque demostramos que habían tirado el proyectil de manera irregular, en vez de tirarlo para arriba en un ángulo de 45 grados. Después nos propusimos detectar quién había sido el que había disparado, sabiendo de dónde había salido el disparo por un humito que se veía en el video. Entonces buscamos otras imágenes, videos, fotos y ahí pudimos ver una imagen en la que se veía a la persona que disparó. Se sincronizan las fotografías, con los videos y el archivo de la imagen y de la metadata (que dice qué cámara lo sacó, en qué fecha y hora, y en qué lugar). En un video veíamos que quien había disparado tenía una ropa distinta a la del grupo. Obviamente buscamos cientos de imágenes de ese grupo del cual había salido el disparo. 

Con otras fotos detectamos quién era y en una de las fotos de alta resolución (nosotros trabajamos todo en alta) se veía la identificación. Hicimos zoom y ahí vimos el apellido y demás. Ese fue el segundo video que hicimos el fin de semana y lo publicamos el lunes.

¿Cómo participó la ciudadanía en esta reconstrucción?

Sobre todo, con el primer vídeo para mucha gente fue muy impactante y nosotros tratamos de transmitir que es un trabajo colectivo y ciudadano, que no era el trabajo de una persona o un grupo. Sino que era eso que nosotros llamamos inteligencia colectiva, comprometida, cooperando con muchos saberes, multidisciplinario. Eso para mí funcionó como una invitación. Incluso hubo gente que había estado ahí y se puso a hacer reconstrucciones ellos mismos y a buscar. 

Nosotros tenemos muchos insumos para hacer el trabajo. Unas son las fotos que sacan nuestros reporteros y reporteras que es importantísimo y es lo que nosotros más intentamos organizar porque ellos son los que están en primera línea. Ese es el insumo principal pero después es muy importante también las coberturas en vivo de los canales de televisión. El video que nos permitió ver quién era el gendarme que disparó a Pablo Grillo, era uno de un dron de Todo Noticias. Eso lo puede hacer cualquiera desde su casa agarrando las coberturas mirando y viendo en el momento y el lugar. Después están las imágenes que saca la gente con sus celulares y que mandan. Nosotros motivamos eso también. Hay toda una campaña pedagógica en el que cualquiera puede ser un productor de evidencia.  

Patricia Bullrich, después de la marcha del 12 de marzo, dijo que iba a prohibir el uso de drones. ¿Qué medidas tomaron a partir de esta declaración, desde el Mapa de la Policía para poder seguir registrando los episodios represivos? 

Para nosotros fue muy interesante porque te das cuenta en qué sentido estos contrapoderes desde abajo y de la sociedad ponen nerviosos a los poderes que intentan torpemente impedir nuestra construcción de verdad colectiva. Porque fue una clara reacción. Pero finalmente ellos no inhibieron los drones, no quiere decir que no lo vayan a hacer, pero en la marcha del 19 no lo hicieron, y nosotros sacamos una consigna que fue “Si no hay drones hay balcones”, y luego organizamos en diferentes balcones que dan a la plaza congreso para desde ahí filmar nosotros. Nos pusimos en distintos lugares y logramos cubrir incluso mejor que con los drones. La organización colectiva y sobre todo la capacidad de responder creativamente a las medidas represivas del poder, para mí es infinita. Creo que lo más importante de esto que hicimos fue crear esa capacidad colectiva y el desafío ahora es que sea irreversible. Nuestro desafío ahora es que cada hecho represivo nosotros lo vamos a reconstruir y lo vamos a denunciar y vamos a mostrar quién es y esto para mi va a impactar. De hecho, esta semana salió la indagatoria al policía que gaseó a la nena en una movilización de jubilados.

En este sentido ¿Qué resultados obtuvieron en la justicia con toda la información y evidencia que recabaron?

Este es el primer hecho que se indaga. Eso ya es interesante porque además es el agente que había sido ascendido por Patricia Bullrich. Entonces ahora la justicia lo va a indagar, es posible que lo impute y después habrá que ver. 

Eso es bien interesante porque hoy, más allá de que en la conducción de las fuerzas de seguridad haya básicamente personas que son neofascistas que van a estimular y a premiar la violencia estatal, la disputa es más a mediano plazo y a largo plazo y no solo a corto plazo. Creo que los efectivos y los agentes, ya no los mandos políticos, van a empezar a tener como cierto cálculo sobre el tema y de eso se trata en general para mí la lucha antirrepresiva. Se trata de demostrar que hay un poder social, que no permite cruzar ciertos umbrales de violencia estatal. 

Y concretamente la justicia, nosotros ahora a partir del 12 de marzo están habiendo más casos además del de Pablo Grillo como el de Jonathan, un pibe que le sacaron un ojo con una bala de goma. En cada uno de esos lugares, nosotros estamos aportando evidencias. Específicamente este trabajo de reconstrucción que nosotros pusimos AHORA y es el Archivo Histórico de la Represión Argentina, estamos reuniendo las imágenes y almacenándolas de una manera que sirva como evidencia para causas judiciales.

Y en líneas generales, ¿Cómo puede colaborar la ciudadanía al Mapa de la Policía? 

Hay muchas formas. Por un lado, el Mapa de la Policía tiene una parte fundamental que es la denuncia de casos de violencia policial. Es una página web que tiene un formulario de denuncia. El Mapa de la Policía promovió la figura del testigo o la testigo. Normalmente la violencia policial la denuncia la víctima, pero ese es un proceso complejo porque no es fácil que una víctima denuncie por todo lo que ya sabemos de la revictimización que implica la denuncia institucional. Entonces, cuando surgió el mapa y empezamos a decir que podés denunciarlo, mucha gente que por ahí pasaba y veía un caso de violencia policial, lo empezó a registrar y a ver que podía hacer algo. Cualquiera puede registrar con sus celulares lo que ve, ya sea un caso de violencia policial que nosotros le llamamos más de los habituales, de los que tienen que ver con la gente que ocupa la calle de una manera cotidiana, ya sea para trabajar, divertirse, para lo que sea y es reprimida. Vendedoras ambulantes, trabajadoras sexuales, migrantes, jóvenes. Cualquier caso de violencia policial que pasa en un barrio puede ser filmado y denunciado. Eso se visibiliza y ya visibilizarlo es una manera de denunciarlo.

El mapa es una red abierta ciudadana con lo cual es muy importante que participen. También hay muchas tareas para hacer, muchísimas. 

A su vez, esto nosotros lo estamos haciendo en Buenos Aires y nuestra idea es que se haga en todo el país. Ya hay un Mapa de la Policía en La Plata, está por salir el mapa de la policía en Córdoba y esto se tiene que hacer en todos lados. 

¿Crees que los mecanismo represivos de la policía están teniendo efecto sobre la población o se está perdiendo el miedo?

 Creo que estamos en un momento en el que hay tendencias contradictorias y que se está un poco definiendo qué va a pasar. Ha sido muy eficaz esta estrategia represiva para disciplinar a los de sectores más organizados. Por ejemplo, la CGT, los gremios en general, los estatales que salieron a defender a la gente que estaba despedida, los movimientos sociales que eran básicamente los organismos colectivos con más capacidad de movilización durante todo el siglo. Creo que a esos sujetos sí los han logrado, por ahora, disciplinar. En base al miedo y en base a que les han cortado la capacidad de movilización, porque son sujetos que históricamente estaban muy acostumbrados a movilizarse y lograr conquistas. Ahora no logran conquistas y además son reprimidos y no están acostumbradas a un nivel de violencia represiva como la que estamos viviendo. Durante todo este siglo no se había visto en Argentina. Sí en otros países de la región. Pero acá no. Entonces una, dos, tres marchas en donde van, nos reprimen salvajemente y encima no lográs cosas. Entonces la gente ya no moviliza, empieza el miedo. Creo que el año pasado hubo mucho eso. Pero este año es como si la gente aprendiera y empezara a haber formas de reacción frente a eso. Por ejemplo, la marcha LGBT Antifascista del primero de febrero que fue una reacción muy fuerte, eficaz, rápida y muy masiva, y que no hubo capacidad represiva. Hay algunos tipos de movilizaciones que descolocan a las fuerzas represivas, que las desbordan desde el inicio como la marcha universitaria.

Después el otro elemento clave fue el de los jubilados que no se atemorizan, que les dan y siguen, que tienen mucha valentía y que además es un ejemplo para los demás. La aparición de los hinchas ese 12 de marzo, fue también la aparición de un sujeto que no estaba en los planes y que tuvo mucha fuerza de resistencia y de capacidad de enfrentamiento. Te das cuenta que ahí hay capacidad de enfrentamiento, no tanto en las organizaciones. Es gente que se enfrenta a la policía en la cancha en los barrios que tienen una potencia mayor y se notó muchísimo. 

¿Es un quiebre en la democracia?

Sí, creo que hay un riesgo grande. Creo que ellos quisieran hacerlo, de hecho, están tratando de hacerlo con esto de la calle, es un ejemplo claro. 

Es posible que las elecciones de este año le vaya bien, pero cuando eso empieza a variar, no tengo dudas de que ellos pueden intentar una ruptura del orden constitucional como intentaron en Brasil la ultraderecha y no lograron. Pero yo creo que hay un elemento nuevo que es muy potente y es la aparición de un gobierno de ultraderecha también en Estados Unidos, el gobierno de Trump. Creo que eso puede ser un factor que anima tendencias autoritarias de parte de la ultraderecha. 

No creo que la ultraderecha tenga convicción democrática. Por lo tanto, sí pueden hacerlo lo van a hacer y esa es mi hipótesis.

Por supuesto que están los resortes democráticos de las sociedades, pero también hay factores como Estados Unidos que no es menor si está a favor o en contra de un golpe de Estado. En Bolivia sí lo apoyó cuando estaba Evo Morales. En Perú también lo apoyaron. En Brasil no. Hoy, yo creo que un golpe de estado en Argentina dado por Milei, Estados Unidos lo apoyaría muy probablemente. Entonces creo que es un aval también para ellos. Creo que tenemos que pensar en esa posibilidad y ante un desafío como este, que es lo que podríamos hacer y no reaccionar de manera, inmediata o escandalizados o sorprendidos.

¿Cómo viste las movilizaciones del 24 de marzo?

Hay dos cosas para destacar. Una es que, en muchos lugares, por ejemplo, Buenos Aires y Tucumán, se logró hacer una sola marcha que no me parece menor. Hacía 18-19 años que no se hacía y es un elemento de madurez en cierto modo. Lo otro que me pareció muy impactante fue la cantidad de gente que hubo. Más gente que el año pasado. Nosotros hicimos un cálculo y debe haber habido cerca de medio millón de personas acá en la Ciudad de Buenos Aires y en todo el país más de un millón de personas. 

Me parece que contribuye también a desarmar el miedo. Se puede salir y cuando somos muchos no hay represión. Yo diría, como déficit o espinita que me quedó clavada, es que eso fue un lunes y el miércoles 26 hubo una nueva marcha de jubilados que tuvo muy poca gente, después de lo que había pasado. Entonces creo que queda como desafío para esas grandes movilizaciones democráticas que tienen que ver con la memoria, cómo se ponen a disposición y pueden ser un insumo, una conciencia y una reserva democrática para los conflictos actuales. Eso me parece que es un gran desafío.

¿Cuáles son los desafíos que se vienen para la militancia?

A diferencia de otros momentos yo creo que hay una necesidad de recrear el pensamiento político emancipador y para eso una de las cosas fundamentales es romper con la idea de que la construcción de una estrategia política transformadora la tienen los partidos de vanguardia y los dirigentes. Eso para mí no va más. El poder y la estrategia tienen que estar en la gente, en la sociedad, en las organizaciones libres del pueblo, en los movimientos sociales. El motor es este. Tenemos que construir la capacidad social de crear comunidad, imaginación política múltiple en todo el país y en todos los ámbitos. Yo creo que, si hoy ganáramos el gobierno, no sabríamos qué hacer. Las formas fáciles como estatizar o el control obrero de la producción son todas consignas. Necesitamos un poder social, gente que conozca realmente cómo funciona, con imaginación, que genere ideas y fuerzas concretas.

También hay que reconstruir la capacidad utópica, el deseo de cambiar las cosas en serio. No podemos ser tan positivistas, tan conservadores. Lo que falta no es cambiar una coma o un cargo. No, lo que tiene que cambiar es enserio.

Yo creo que el desafío es ese: construir un sujeto colectivo popular, múltiple y fuerte, priorizando siempre lo estratégico y no lo táctico. A su vez, para mí hay que recuperar una radicalidad y una rebeldía mayor. 

Después el proceso va a ser muy interesante si lo logramos hacer, muy lindo y sino lo otro va a ser un garrón, seguir como estamos, defendiendo lo indefendible, teniendo los candidatos que tenemos. No solo es ineficaz, sino que es aburrido, triste.

Gobernar sin Ley de Presupuesto y el deterioro institucional

Gobernar sin Ley de Presupuesto y el deterioro institucional

La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia impulsa modificaciones en la normativa para evitar que el Poder Ejecutivo impida discutir en el Congreso el presupuesto y utilizar así los recursos nacionales con total discrecionalidad, tal como lo hace el gobierno de Milei.

El último presupuesto aprobado por el Congreso Nacional fue el correspondiente a 2023, discutido durante 2022 y sancionado a finales de ese año, cuando todavía gobernaba Alberto Fernández. El Poder Ejecutivo ya encabezado por Javier Milei lo prorrogó en 2025 por segundo año consecutivo. En ocasiones anteriores se ha utilizado este mecanismo aunque nunca por dos periodos consecutivos. ¿Qué consecuencias concretas trae esta situación inédita? Entre otras, implica el atraso en las partidas que no tienen actualización por inflación y una discrecionalidad por parte del gobierno en el uso de los recursos.

Sofía Pasquini, abogada y miembro de la Asociación Civil por la igualdad y la Justicia (ACIJ), explicó que hay una situación de avasallamiento constante de los mecanismos constitucionales: “Es el gobierno diciendo ‘a mí no me interesa negociar con el Congreso, voy a hacer lo que quiera, a disponer del presupuesto y del funcionamiento de las instituciones como quiera’.” Esto empieza a hacer ruido en la vida cotidiana porque no es un hecho aislado, se suma a un contexto donde se designan a los jueces por decreto y es allí donde toma relevancia la prórroga presupuestaria.

La pregunta clave en esta situación, agrega, es: “¿Por qué tenés todo el andamiaje legal que le permite a un gobierno que no le interesa negociar con el Congreso, hacer todo lo que está haciendo? Esa es un poco la jugada, un problema más de fondo, que es qué está pasando con la regulación en Argentina de la prórroga presupuestaria que no dispone un límite permitido.”

El Ejecutivo cuenta además con los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) que le permiten ampliar las partidas. Mediante la prórroga y los DNU, cualquier gobierno puede eludir la discusión en el Congreso. En las últimas décadas se fue ampliando el porcentaje de las partidas asignadas por los decretos.

El economista Natán Spollansky, egresado de la Universidad Nacional de Córdoba e integrante de ACIJ, sintetiza el criterio del gobierno hacia la ampliación o reducción arbitraria de las partidas: “Lo que estamos viviendo es la búsqueda del equilibrio fiscal por sobre el rol y las funciones que tiene el Estado de por sí. La no función del Estado como forma de gobernar. Se produce un ajuste de corto plazo que tiene consecuencias sociales y estructurales en el largo plazo.”

La administración actual modificó de hecho las asignaciones para los diferentes sectores. Los fondos destinados a Educación, Cultura, Promoción y Asistencia Social van a sufrir una reducción de un 30%  mientras que Inteligencia incrementará su asignación en un 67% según detalla el análisis de ACIJ.

“A medida que yo me alejo del presupuesto aprobado por el Congreso, puedo hacer cada vez más lo que yo quiero. Tengo un margen más amplio para disponer del paquete presupuestario sancionado en su momento. Esto de no tener un presupuesto o tener uno tan viejo prorrogado, permite cada vez una brecha más grande entre lo que aprobó el Congreso en 2023 y lo que estás tocando de las partidas hoy en día”,  apunta Pasquini. Esto posibilita que cualquier maniobra que se realice con el dinero sea solo ampliar un poco más el margen entre lo legislado y lo que efectivamente se destina.

Por su parte, Spollansky especifica cómo la mayor  discrecionalidad en el  manejo de los fondos por parte del gobierno genera un impacto más directo: “Al no discutirse no se puede hacer un seguimiento de los gastos ya que con las prórrogas esa posibilidad se va diluyendo. La última vez que se discutió un presupuesto y se aprobó fue el de 2023. Desde ahí la inflación superó el 300%. Eso implica que el dinero que tuvo que poner el Estado encima no fue aprobado ni discutido por el Congreso sino que quedó a la discrecionalidad del Ejecutivo. Esto influye en la partidas que no se actualizan y dependen del criterio del gobierno: la construcción de jardines infantiles perdió más del 80% de recursos, por ejemplo.”

En su análisis, ACIJ plantea que la prórroga en Argentina, aunque debería ser excepcional y esporádica, se ha vuelto habitual y en los últimos 15 años se ha utilizado ya en cinco ocasiones: 2011, 2020, 2022, 2024 y 2025. Otro aspecto importante es que se diluye la posibilidad de seguimiento y fiscalización de la ejecución de las partidas asignadas durante el año. El nivel de inflación deja los montos muy desactualizado y no se puede medir lo realizado, lo que vulnera estándares de transparencia y también de control ciudadano. Así, la desactualización de los fondos genera una diferencia que le implica al gobierno poner más dinero arriba de lo estipulado. Y esos fondos extras los destina según su criterio, que en definitiva es lo mismo que el presupuesto no aceptado por el Congreso.

Este contexto y la actuación reciente del gobierno, elegir la prórroga ante la no aprobación del Congreso del presupuesto enviado hace que cada vez quede más lejos un presupuesto democráticamente debatido y aprobado. Grafica Pasquini: “Nunca nos había pasado, pero de repente estás con un Ejecutivo que a viva voz te dice que no le interesa negociar con el Congreso porque porque son todos corruptos”. Y agrega que una herramienta de prórroga indefinida no se sabe cómo va a terminar funcionando porque efectivamente un gobierno con las peores intenciones la puede usar a su beneficio.

El andamiaje institucional para manejar presupuesto, con la Ley de Administración Financiera y todas las facultades que tiene el jefe de Gabinete y el Poder Ejecutivo, le es conveniente a este último poder. Su interpretación extrema casi al margen de la legalidad proporciona situaciones que debilitan las instituciones democráticas. La propuesta de la Asociación es modificar la normativa para impulsar la negociación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.

 

«La falta de coherencia de la Corte ha hecho que tenga muy poco prestigio»

«La falta de coherencia de la Corte ha hecho que tenga muy poco prestigio»

El próximo jueves el Senado tratará los pliegos de los candidatos a jueces de la Corte Suprema, Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla. Este último ya fue nombrado en comisión y está en funciones. ¿Qué hará si la Cámara Alta rechaza su pliego? El problema de un Poder Judicial embarrado.

Este jueves el senado tratará los pliegos del abogado Manuel García-Mansilla y de Ariel Lijo, juez de Comodoro Py, luego de que estos fueran nombrados en comisión como jueces de la Corte Suprema por el Decreto 137/2025, firmado por el presidente Javier Milei. ANCCOM dialogó con especialistas en materia de derecho constitucional para profundizar acerca de qué se juega esta semana en materia de institucionalidad y qué significa tanto esta avanzada del gobierno nacional sobre la Constitución como también la complacencia de los actuales miembros del tribunal.

El Gobierno nacional emitió dicho DNU a días de comenzar el periodo ordinario legislativo, arrogándose atribuciones del Poder Legislativo. Para Clara Lucarella, coordinadora de los Programas de Fortalecimiento de la Democracia y Apertura del Poder Judicial de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), “que estos pliegos encuentren aprobación en el Senado sería convalidar un sistema de designación que es inconstitucional”.

Sobre la naturaleza del accionar del Poder Ejecutivo, Andrés Gil Domínguez, abogado constitucionalista, destaca que “Milei llevó al paroxismo el uso de los DNU y el uso de las delegaciones legislativas, ejerciendo excepciones que otros también las ejercieron de forma irrazonable. No como él, pero que también lo hicieron. En paralelo, los que tienen que controlar, no lo controlan”.

García-Mansilla, ¿juez de facto?

La situación de ambos magistrados es distinta, dado que García-Mansilla ya juró en su cargo en el tribunal supremo, frente a Horacio Rosatti, Carlos Rosenkratz y Ricardo Lorenzetti. “Si el Senado rechaza su pliego y a su vez rechaza su designación en comisión se tiene que ir ese mismo día a su casa. Si se queda, estaría perpetuando un delito que es la usurpación del cargo”, remarca Gil Domínguez.

En paralelo, una causa contra los nombramientos de ambos magistrados está siendo cursada en La Plata por el juez Alejo Ramos Padilla. En marco de este proceso, García-Mansilla presentó un escrito objetando que un juez no puede remover a otro y que, a efectos de ya haber jurado, ya ejerce funciones como magistrado de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Además, destaca que no hay arbitrariedad en su designación y que sólo podría ser removido de su puesto vía juicio político.

Según Alberto Garay, presidente del Colegio de Abogados de CABA, es una interpretación posible, ya que “la Constitución no prevé el supuesto de que a alguien que está desempeñándose en comisión se le rechace su pliego. En este tema se abre el debate constitucional”. Sin embargo, resalta que “la designación de ambos a días de empezar las sesiones del Congreso es un disparate y es política y moralmente censurable”.

Por su parte, Gil Domínguez asegura que “un juez de comisión no tiene la garantía de juicio político porque no tiene la estabilidad dada por el acuerdo del Senado”. Además, reprocha que la Corte “ha tenido una actitud muy condescendiente. Le tomó juramento sin siquiera verificar que su matrícula de abogado profesional estaba activa y sin constatar si había presentado una declaración jurada de renuncia al patrocinio letrado”.

Sobre la figura del ya juez de la Corte Suprema, Lucarella subraya que en sus trabajos académicos, se observan “problemas sobre cómo interpreta tratados internacionales que ha ratificado la Argentina y que tienen jerarquía constitucional, lo que podría llevar a una interpretación restrictiva de los Derechos Humanos por su parte”.

En disidencia, Garay opina que las posturas de un candidato no pueden entrar en consideración para evaluar su capacidad para este cargo, ya que en ese caso “el día de mañana todo va a depender de ello. Con dos gobiernos sucesivos que tengan que designar jueces pueden copar la corte con una ideología determinada y terminar en los problemas que tiene Estados Unidos”.

Lijo todavía no tuvo la misma suerte que su par nombrado en el decreto de Milei, ya que la Corte Suprema rechazó su pedido de licencia al Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Federal Nº 4 para jurar en el tribunal superior. “Qué activo importante será Comodoro Py para no querer renunciar a ese cargo de juez de primera instancia y asumir en la Corte”, reflexiona Gil Domínguez, señalando que aquel juzgado “no representa lo mejor de la justicia Argentina. Que esa lógica llegue a la Corte no es un dato positivo para el sistema institucional”.

En esa misma línea, destaca que la Corte se comportó así porque se “está jugando la interna dentro del organismo. Esto se ve en el primer acto de García-Mansilla, que rechaza la licencia de Lijo y se pliega a Rosenkratz y Rosatti para volver a conformar la mayoría que conformaban antes junto a Maqueda”.

Nuestro máximo tribunal de cada día

La deriva de estas designaciones ha sido un episodio más dentro de una serie de escándalos que ha protagonizado el tribunal presidido por Horacio Rosatti. La Corte Suprema funcionó durante tres años con cuatro miembros, tras la renuncia de Elena Higton de Nolasco, hasta diciembre del año pasado, cuando empezó a funcionar con tres tras la dimisión de Juan Carlos Maqueda.

Para Lucarella, estos dos nombramientos por decreto “lleva al tribunal supremo a una debilidad institucional muy grave». En ese sentido, recuerda que actualmente Rosatti, presidente de la Corte Suprema, ejerce también como titular del Consejo de la Magistratura, lo cual es un problema de base: “La Constitución marca que debieran estar divididas las funciones jurisdiccionales de resolución de casos y las funciones de administración del Poder Judicial”.

Partiendo de este caso, Gil Domínguez señala que “es una Corte que cuando quiere saca fallos en donde le reconoce legitimación procesal a una ONG como el Colegio de Abogados de CABA, restableciendo una ley de 1966 que da como consecuencia que el presidente de la Corte Suprema sea también el presidente del Consejo. Ahora, cuando un presidente dicta un DNU modificando más de 80 leyes, entre ellas el Código Civil y Comercial, ahí no hay legitimación, no hay caso ni la Justicia debe intervenir. Esta falta de coherencia ha hecho que esta Corte tenga muy poco prestigio”.

Sobre esta situación en particular, Garay, quien preside el organismo que presentó el amparo que desembocó en Rosatti como presidente del Consejo de la Magistratura, piensa que “cuando se declara inconstitucional una ley o artículos de una ley que reemplazó a una anterior, esta reaparece inevitablemente. Es una ley que había sido votada por la amplia mayoría del Congreso. Es una crítica demasiado sesgada en cuanto al resultado, el razonamiento de la Corte es correcto”.

Ampliación o no, esa es la cuestión

La dificultad que evidencia el sistema político para llenar las vacantes en la Corte Suprema reflotó la discusión sobre su cantidad de sus miembros. Por su parte, Garay reflexiona: “No estamos en condiciones de hacer las cosas bien ampliando la Corte. Si la política bajara cinco cambios y se sentara con un plan de coincidencias básicas, que amplíen a siete o a nueve. Todos estos problemas no son jurídicos sino políticos”.

Gil Domínguez recuerda que “en 1853 en el texto original se estableció que la Corte debía tener nueve miembros. En 1860 se cambió y se lo dejó librado a una ley, lamentablemente. Como mínimo, debe tener esa cantidad. Ahí impactan variables importantes, como el pluralismo ideológico, la diversidad de género y la representación federal. Hoy es la corte más chica junto con Uruguay de toda América Latina”.

De todos modos, remarca que el motivo por el cual estos nombramientos no fueron realizados por vía constitucional se debe a que quienes tuvieron las vacantes a su disposición no pensaron en proponer “un hombre o una mujer intachable, que sobran, de diversas ideologías”.

En consecuencia, afirma que “muchos avances del Poder Ejecutivo y de la Corte se deben a que hace años que el Poder Legislativo está en una franca decadencia. ¿Por qué alguien con tan poco poder está arrasando con el sistema institucional, la Constitución y el Congreso, el Poder Judicial y muchos actores de la sociedad están totalmente pasivos, acompañantes, omisivos, complacientes?”.

«La comunicación es parte de la acción política»

«La comunicación es parte de la acción política»

La investigadora Natalia Aruguete desmenuza la construcción del discurso que realiza Javier Milei. ¿Qué estrategias utiliza para imponer agenda? ¿Por qué busca polarizar todo el tiempo? La afectividad política por sobre la racionalidad ideológica.

Natalia Aruguete es doctora en Ciencias Sociales, investigadora, periodista y docente. En esta entrevista analiza las estrategias comunicaciones de Javier Milei y La Libertad Avanza, de qué manera interpela a su electorado, cómo logra dominar la agenda y qué rol juegan en eso las redes sociales. 

 

¿Cómo observas la comunicación política de Javier Milei? 

Hay una estrategia comunicacional, una construcción discursiva, que está muy marcada por un “Ellos” asociado a la casta, a los privilegios de la política tradicional y un “Nosotros” que se identifica con el espacio liberal libertario, que es presentado por la comunicación gubernamental como el pueblo libre, los ciudadanos de bien, que de alguna forma buscan salir de la opresión estatal. En ese sentido, si bien es un relato que simplifica la complejidad de los acuerdos y desacuerdos entre sectores y comunidades, resulta muy efectivo para ese sector afín al gobierno porque genera una identificación entre esos sectores que de alguna forma el sistema, la democracia o las promesas de la democracia, los dejó afuera. En este tipo de discursividad juega un rol clave la polarización afectiva, no solo porque refuerza la identidad propia sino porque intensifica el rechazo y la desconfianza hacia aquellos con los que se confronta, percibiendolos como los responsables de la exclusión y del abuso de las prebendas del Estado. Si bien ello muchas veces convive con la polarización ideológica, en contextos como el actual esa dimensión afectiva suele tener una mayor fuerza, en tanto las emociones negativas hacia el otro grupo se ponen por encima de un debate más racional sobre políticas públicas. 

 

¿Desde qué estrategias interpela a sus votantes?

Milei intenta construir una identidad como la de ese ciudadano libre que se emancipa del Estado, concebido como una carga opresiva y corrupta. Ese tipo de identidad es fuertemente individualista, que hace una exaltación de la autonomía personal, del esfuerzo meritocrático y del rechazo a cualquier intermediación estatal. Eso interpela a las juventudes porque en algún punto coincide no solamente con sus experiencias laborales, también con sus experiencias comunicacionales, con las identificaciones que tienen con los influencers a los que siguen, es decir ahí hay algo que está también encausado por el entorno y por una cultura de época. Al mismo tiempo en este tipo de identidad la impronta emocional es muy potente, porque no se trata solo del emprendedor que progresa por mérito propio, sino que también es alguien que se rebela contra el abuso y los privilegios de la clase política. Esa dimensión afectiva implica también algo del combate, de la confrontación, con una carga cuasi épica en donde el ciudadano en algún punto protagoniza esa lucha por recuperar su libertad.

«Las tecnologías digitales han provocado una enorme transformación tanto de lo que uno ve, como de lo que uno piensa y lo que uno hace. Teniendo eso en cuenta, hay que generar un espacio de reconstrucción de valores como la igualdad y el acceso pero incorporando la tecnopolítica y no en contra de ella.»

Natalia Aruguete

¿Cómo marca agenda el espacio liberal libertario?

La Libertad Avanza tiene una gran capacidad de instalar agenda en el nivel político, mediático y de la opinión pública. Los temas de los que se habla y alrededor de los cuales se discute son los que impone el gobierno y el principal protagonista es Javier Milei. Hay una búsqueda por instalar agenda que se ha logrado muy claramente. Milei impone el tema del día, por un lado, por las políticas que implementa y si no hay políticas que implementar, saca temas de la galera para identificar a determinados sectores con los cuales confrontar de forma espectacularizada, para instalar eso en la agenda de discusión alrededor de la cual se arman un sin fin de deliberaciones. Cada vez que Milei insulta a un dirigente, a un periodista, a una celebridad de la cultura o reaviva cualquier tipo de polémica, logra que todo el sistema político y mediático gire en torno a ese evento que él dispara y a su figura. Ahora, esa capacidad que tiene de instalar la agenda no se explica sólo por su actitud combativa, sino también por su estética política y comunicación disruptiva, es beligerante y en muchas ocasiones también es sumamente cruel y eso en algún punto rompe con cualquier tipo de código tradicional de la comunicación gubernamental. Sus intervenciones, tanto en redes sociales como en actos públicos, construyen una puesta en escena permanente que combina la transgresión verbal con el agravio personal y el desprecio abierto hacia cualquiera de sus adversarios que son construidos como enemigos a liquidar. Ese tono que llega a niveles extremos en ocasiones y que algunos interpretan como una demostración de autenticidad y valentía, en realidad lo que hace es reforzar su centralidad mediática y lo posiciona como el actor que dicta el ritmo y el contenido del debate público pero esa estrategia puede volverse en contra.

 

¿Qué rol juegan las redes sociales en el espacio libertario y cuánto afecta a la investidura presidencial que Milei sea un presidente twittero?

Por un lado, el espacio de las redes hoy es central. Las redes claramente no son una plataforma de discusión sino que son una arena de disputa del sentido común, porque no solamente amplifican discursos sino que moldean liderazgos y tensan dinámicas democráticas. En los últimos años en Argentina y en el mundo vemos que quienes tienen mayor dominio de esas lógicas digitales también ganan en esa capacidad de marcar la agenda. Ahora, las redes y centralmente la plataforma X, no sólo es una herramienta de comunicación sino que es un espacio donde Milei ejerce poder y construye identidad definiendo enemigos e imponiendo las propuestas del tipo programáticas que está queriendo forjar tanto a nivel gubernamental como parlamentario. Además, las redes son una forma de construcción de vínculos directos con sus seguidores, vínculos profundamente afectivos e identitarios porque dan a su base la sensación de cercanía al tiempo que reconfiguran el tiempo y el ritmo de la política. Por otro lado, cuando se producen eventos críticos se activan otros procesos, ya que distintos actores tanto políticos como sociales y mediáticos, se vuelcan a la arena pública para interpretar y disputar el sentido de ese evento, para darle un determinado significado. Ese despliegue contribuye a una amplificación del interés social, la gente se informa más sobre el tema, es por eso que estar muy arriba, en un nivel de tanta exposición y centralidad también tiene sus riesgos porque cualquier traspié puede afectarlo directamente y a gran escala. La intensidad con que se domina la conversación pública puede volverse en ciertos momentos en su contra, amplificando los costos políticos de esos errores o escándalos.

 

¿Qué consecuencias considerás que está dejando en la comunicación política la experiencia libertaria?

Me parece que pone de manifiesto un cambio cultural que excede a Milei y que es un cambio que vino para quedarse. Una de las razones es material: las tecnologías digitales han provocado una enorme transformación tanto de lo que uno ve, como de lo que uno piensa y lo que uno hace. Teniendo eso en cuenta, hay que generar un espacio de reconstrucción de valores como la igualdad y el acceso pero incorporando la tecnopolítica y no en contra de ella. La realidad es que no hay política por fuera de lo comunicacional, hay algo que creo que el espacio liberal libertario comprende muy bien y que sus principales dirigentes políticos transmiten de manera muy eficaz, que es que la acción política y la comunicación política están profundamente imbricadas, no van por lugares distintos. La concepción tradicional de que primero se hace política y después se difunde eso, es una forma muy falaz de comprender la comunicación política. La política es con comunicación y la comunicación es parte de la acción política.

10 años de política nacional: de Cristina a Milei

10 años de política nacional: de Cristina a Milei

¿Qué ocurrió en el país para que en tan solo una década pasara de un gobierno popular a uno de derecha radical? Las experiencias fallidas de Macri y Alberto Fernández, los efectos de la pandemia y los problemas que nadie pudo resolver.

La victoria de Javier Milei en las elecciones presidenciales de 2023 representó un sacudón para la sociedad argentina. Mirando hacia atrás, las claves de su triunfo se vuelven más claras y trazan una línea de hechos y momentos que marcaron estos últimos diez años de la historia política argentina. Ana Paola Zuban, politóloga, consultora e investigadora analiza que “el liderazgo de Milei es un eco de una sociedad cansada, enojada, que conquistó derechos pero que no puede ejercerlos materialmente y esto es terreno fértil para que prosperen los conservadurismos y las ideas de derecha”.  

Las crisis que enfrentan las clases trabajadoras pueden explicarlo en parte. La inestabilidad, inseguridad, inflación, el aumento de precios y servicios, la pérdida de puestos de trabajo y la informalidad laboral, la no actualización de los salarios y por ende el deterioro de la calidad de vida, son algunos de los elementos que conforman el cuadro crítico de una sociedad que busca sobrevivir día a día. Zuban reflexiona que la incertidumbre creciente que plantean las crisis económicas y su profundización, producida por la pandemia del Covid 19, impone la necesidad de protección del statu quo.  En ese marco, gran parte de la sociedad siente que su estilo de vida y sus creencias son atacados y que el discurso de odio es una justa reacción a eso. “Ese conservadurismo se orienta, por definición, a mantener y proteger tradiciones culturales, religiosas, siempre orientadas a proteger valores tradicionales, que representan un escudo protector ante tanta incertidumbre y consolida una identidad comunitaria, muy necesaria en momentos de fragmentación”, remarca.

En el trazado de esa línea retrospectiva de hechos políticos que permiten analizar el presente, la primera parada es el gobierno de Alberto Fernández. En diálogo con ANCCOM, Pablo Semán, sociólogo, antropólogo e investigador del CONICET, señala que “la pandemia catalizó una serie de tendencias críticas del Estado y las condensó en una acción de la política que también fue sometida a crítica por la población”. Queda claro que la desbordante crisis social y sanitaria no sólo dejó secuelas en la propia sociedad, sino también en un gobierno que había articulado su narrativa en contraposición a la anterior gestión de Mauricio Macri, y en torno a la reconstrucción de un nuevo contrato social “fraterno y solidario”, la reactivación de la obra pública y la salida de la lógica del ajuste y la deuda, en palabras del propio Fernández en su discurso de asunción en diciembre de 2019.

“Al kirchnerismo le interesa mucho deslindar culpas, descargándolas en Alberto Fernández y yo diría que en general todo el comportamiento del Estado fue bastante problemático, aun cuando el de Fernández, sobre todo por algunas cosas específicas como la foto de Olivos, haya quedado en el centro de la escena.  No parecía un gobierno unificado, digo, personas que no tuvieran otros intereses que no fuesen salvar su propia silla”, puntualiza Semán.

Por su parte, el gobierno de Mauricio Macri representó el triunfo de Juntos por el Cambio como una coalición nueva, de centro-derecha, que se volvió competitiva y ganó las elecciones; y de una persona que no provenía ni del peronismo ni del radicalismo. “En el gobierno de Macri sucedió una cosa importantísima y mala que fue el endeudamiento. Todo el proceso que llevó al endeudamiento constituyó algo así como un engaño a la población, porque la previa apreciación cambiaria y la posterior devaluación eran cosas que se suponían que no iban a volver a ocurrir y generaron una gran decepción”, observa Semán.

El fracaso del gobierno de Macri, que había llegado bajo la promesa de la generación de empleo,  pobreza “cero” y la ampliación de la economía, no hizo más que dejar una crisis social aún más aguda, con altos niveles de inflación, pobreza y endeudamiento. Como resultado, el vínculo de la sociedad con la política continuó resquebrajándose. En relación a este punto, Manuel Salvador Zunino, sociólogo, docente y consultor explica que existe una combinación de factores estructurales y coyunturales que moldearon la relación de la sociedad con la política en la última década. “En lo estructural, los cambios en la forma de producir, el avance tecnológico y la precarización del empleo generaron nuevas subjetividades, nuevas formas de relacionarse con la política y un sentimiento de incertidumbre generalizado. En lo coyuntural, la crisis económica persistente, la inflación y la dificultad de los gobiernos para ofrecer respuestas concretas deterioraron la confianza en la dirigencia. Eso abrió la puerta a discursos más disruptivos y a liderazgos que canalizan el descontento con la política tradicional” analiza Zunino.

Es posible señalar, entonces, que la poca capacidad o voluntad de desarrollar ciertos parámetros de gobernabilidad, las contradicciones al interior del propio gobierno y la imposibilidad de satisfacer ciertas necesidades sociales durante la gestión de Macri se fueron acumulando durante el mandato de Fernández, desembocando en el surgimiento de la figura de Milei. Gabriel Vommaro, sociólogo, docente e investigador, puntualiza que la era actual del descontento político y la crisis de representación de las democracias data de mucho antes. “Si vos mirás la Primavera Árabe, el movimiento Ocuppy WallStreet o el 15-M en España tuvieron lugar hace más de una década. Por eso uno puede decir que el descontento social con las elites políticas comienza bastante antes. Y después, con las crisis de la subprime en 2008/2009 se agudiza una crisis económica y política en el mundo. América Latina tuvo ciertas particularidades, un boom en el precio de las commodities que le permitió traer recursos extraordinarios durante cierto período y esto coincidió con el ascenso de izquierdas anti-sistemas o ciertamente novedosas en sus países, lo que retrasó ese descontento generalizado, que llegó directamente de la mano de las derechas radicales”.

Por su parte, Semán se aleja de la necesidad de pensar el gobierno de Milei como eco del ascenso de las derechas a nivel mundial y señala que la referencia cómoda y superficial a lo internacional en los análisis cotidianos, impide asumir o entender el porqué de la victoria  de Milei y porqué se mantiene. “Las extremas derechas de América Latina son muy diferentes de las de Europa, en su proceso evolutivo y en su modo de gobierno, y además las extremas derechas que ganaron en América Latina también son muy diferentes en sus propias evoluciones. La principal diferencia es que, por ejemplo, ascendieron de forma abrupta, consolidaron mayorías electorales con pisos por encima del 45%, y gobiernan de forma radical y revolucionaria, transgresora de los acuerdos constitucionales previos, cosa que no necesariamente ocurre en Europa”.

En este contexto, remarca que “los mismos que en Argentina decían que en nuestro país no iba a pasar lo mismo que pasaba en otros países del mundo, porque en Argentina había una excepción que era el peronismo y los juicios a las juntas, son los mismos que ahora dicen que esto es un fenómeno mundial. Milei, más que ser un reflejo de lo que acontecía mundialmente en su momento, fue más bien un vector, un factor de ampliación de lo posible de ser dicho por la derecha a nivel mundial. Porque podía decir lo que no podía decir ningún líder de las extremas derechas. Entonces, Milei fue menos influido mundialmente, aunque algo lo fue”.

En la actualidad, se abren muchos interrogantes en torno a la evolución del panorama político, ciertamente complejo. “El impacto de las redes sociales, las fake news, la segmentación y los discursos de odio, imponen nuevas narrativas y nuevos modos de conectar con toda la sociedad. Surgen nuevos movimientos de protesta, transversales, con demandas diversas con multiplicidad de consignas. También, una militancia más volátil, menos leal a los partidos, aunque no por eso despojada de ideología”,  señala Zuban.

En relación a la oposición, las fuentes concuerdan en que en su disputa por el liderazgo, el peronismo retrasa la discusión sobre el contenido y una necesaria autocrítica. Zunino remarca que “está más en una posición reactiva frente a la agenda de Milei que en una fase propositiva. No está intentando conectar con los jóvenes, ni con el trabajador informal, y en un tema central como la seguridad cedió espacio y dejó que figuras como Patricia Bullrich dominen ese discurso, sobre todo en los sectores de mayores de 60 años. Tiene una debilidad en su relato en las tres franjas etarias. Por otra parte, para que emerjan nuevos liderazgos, el peronismo primero tiene que definir qué le quiere proponer a la sociedad”.

Por su parte, Semán analiza que los años de protagonismo del peronismo en el gobierno “llevaron a la construcción de superestructuras políticas muy densamente pobladas, que tienen intereses creados en la defensa de esas posiciones, antes que en la construcción de una representatividad”. Y agrega que “eso a su vez está comprometido con la consolidación de un repertorio de acción política que consiste en la intransigencia, la agresividad política, la imposibilidad de realizar alguna autocrítica y en un modo de producir consenso político basado en la creencia de una jefatura infalible, lo cual lleva, por ejemplo, tanto a la imposibilidad de renovación como a los desacuerdos que se manifiestan entre Cristina Fernández de Kirchner y Kicillof”.

En un año de definiciones en medio de una inestabilidad casi estructural, el rumbo político está atado a la economía como factor principal. “Un oficialismo adicto a las fake news, una oposición fragmentada y fracturada, una sociedad escéptica, con altas dosis de frustración vinculada a la economía puede triunfar en octubre, y eso puede permitir ganar algo de tiempo. La economía es y será el factor determinante”,  puntualiza Zuban. Desde su mirada, Zunino remarca que “el principal desafío lo tiene Milei. Si logra consolidar su liderazgo dentro del espacio antiperonista, puede asegurarse un piso electoral importante. Pero ahí tiene un obstáculo que es Mauricio Macri, que sigue siendo un actor clave. El mes bisagra en la política nacional es mayo, ahí se definen las alianzas y vamos a poder ver cómo se ordena el mapa político”. Por su parte, Semán concluye que “la evolución del panorama político va a estar vinculado a los logros que pueda tener el gobierno de Milei en cuanto a consolidar su política antiinflacionaria, que tiene un costo enorme. Ahora, si distintas situaciones políticas llevan a que el gobierno, por ejemplo, no tenga financiamiento y caiga en una devaluación, o se acelere una espiral de expectativas negativas, el gobierno va a estar más erosionado, y las elecciones de octubre van a ser un desafío más profundo y más duro para el oficialismo”.