“La ESI no habla de nuevas masculinidades ni se les da lugar a los varones para que expresen cómo se sienten”, dice Violeta.
“La idea es que esto no quede solo en una charla sino que se sostengan actividades y que haya hombres interesados en mantener estos espacios”, cuenta Violeta. Allí está la clave: espacios donde los jóvenes puedan aprender y conversar sobre sus sentimientos, sus roles en la sociedad, siempre en relación con el otro, no solos contra algoritmos que pueden convencer de una mirada brutal y empobrecida de lo que puede significar ser hombre.
Para Luna (13), del San Cristóbal, se habla «indirectamente de nuevas masculinidades, cuando se enseña a decir ‘no’ y a saber expresar cuando algo no te gusta, y también cuando se aprende a entender que ‘no es no'».
No somos nosotros
Mientras expertos y medios hablan sobre la manosfera y su impacto, muchos adolescentes argentinos ni siquiera conocen el término o no lo ven como parte de su día a día. Esto no significa que no estén expuestos. Antes de sacar conclusiones sobre lo que piensan o cómo se relacionan con estos temas, lo más importante es escucharlos, abrir el diálogo y generar espacios reales de conversación.
En Inglaterra, el gobierno británico dispuso que la serie Adolescencia esté disponible como contenido en todos los colegios secundarios acompañado de charlas, discusiones, guías y recursos educativos. Sin dudas, en Argentina este tema está en agenda entre adultos y también entre adolescentes. La serie abrió una puerta, pero el verdadero impacto dependerá de que la educación y el diálogo no queden solo en la agenda, sino que se transformen en herramientas reales para construir una sociedad más consciente y menos violenta. La buena noticia es que la manosfera no parece haber ganado terreno entre los adolescentes argentinos. La pregunta es si estamos haciendo lo suficiente para que siga siendo así.