En un fallo muy cuestionado por los presentes, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 10 absolvió a Guido Pascuccio, quien había sido acusado de femicidio. El fallo provocó reacción entre los familiares de la joven.

Los familiares de Micaela en la puerta de Tribunales luego de la sentencia.
“Voy a dar la lectura del veredicto”, anunció el juez Alejandro Noceti Achával, presidente del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 10 porteño frente a una sala repleta de personas. A su izquierda estaba la jueza Inés Cantisani y a su derecha el juez Jorge Romeo. “El tribunal resuelve absolver a Guido Pascuccio”, sentenció Noceti Achával, que enseguida siguió leyendo un par de puntos legales más que ninguno de los presentes tuvo ánimo de procesar. Es que sus primeras palabras retumbaron demasiado fuerte en los oídos de quienes habían ido a acompañar a los papás de Micaela Rascovsky, que murió el 13 de abril de 2021 en el departamento de Villa Ortúzar que compartía con Pascuccio, quien era su novio y estaba acusado de asesinato.
Noceti Achával leyó el veredicto a la velocidad de la luz, con la cabeza enfocada pura y exclusivamente en el papel, como queriendo evitar las miradas de reproche de los familiares de Rascovsky, que esperaban prisión perpetua para el acusado por la figura de femicidio. Lo cierto es que Pascuccio llegó al juicio imputado por los delitos de “abandono de persona seguida de muerte y lesiones doblemente agravadas en contexto de violencia de género”, motivo por el cual la fiscalía había sugerido 11 años de prisión para él. No obstante, los jueces Noceti Achával, Cantisani y Romeo decidieron, finalmente, su absolución. El juez que anunció el veredicto aclaró que el 18 de marzo dará a conocer los fundamentos de su decisión.

“No voy a parar hasta que pagues por lo que le hiciste a mi hija”, clamó con desesperación Patricia Ortiz, mamá de la joven fallecida, una vez que el juez terminó de leer la sentencia. Se dirigía directamente a Pascuccio, mirándolo a los ojos, mientras el dolor le atravesaba el cuerpo entero. Sebastián Rascovsky, por su parte, sostenía un cuadro con el rostro de su hija en el momento en que el juez dijo que Pascuccio quedaba absuelto, como queriendo abrazar a Micaela de alguna manera, aunque ella ya no esté en este mundo.
Pascuccio es abogado como su papá y su hermano. Estuvo preso durante un año y cinco meses, pero al juicio llegó en libertad por haber pagado una fianza de tres millones de pesos. En la primera audiencia, que tuvo lugar el 14 de noviembre de 2024 en el 6° piso del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 10 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el acusado había dicho que “jamás lastimó a Micaela”. Este 11 de marzo, en ese mismo tribunal y en la última audiencia del juicio, volvió a decir lo mismo.

«Los hijos del poder, como Guido Pascuccio, hacen lo que quieren, total con contactos y plata tapan todo. Nos van a tener que matar para callarnos porque vamos a abrir la tierra para sacar todos los trapos sucios», manifestó la tía de Micaela Rascovsky.
Rascovsky tenía 25 años y estudiaba la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires. Estaba conviviendo con Pascuccio hasta que en 2021 apareció sin vida en la casa que ambos compartían. El día del fallecimiento de Rascovsky, Pascuccio llamó a Emergencias y dijo: “Me levanté y escuché unos ruidos en el living y estaba mi mujer convulsionando. No sé si tomó algo, estoy muy asustado. No la puedo hacer reaccionar. Tengo miedo de que haya tomado algo, alguna pastilla o algo”. De ahí en más planteó la hipótesis de que su novia se había suicidado con una sobredosis de cocaína. ¿El motivo, según él? Que no soportó el dolor causado por no haber podido llevar a término su embarazo, que era ectópico.
No obstante, el día del fallecimiento de Rascovsky fue a reconocer el cuerpo María Ortiz —tía de la joven—, quien encontró a su sobrina con moretones. Enseguida la autopsia determinó que Rascovsky tenía ADN de dos personas masculinas debajo de las uñas y líquido seminal de su novio en la ropa interior. De ahí que la familia de la víctima consultó la opinión profesional de Borja Moreno Víchez, médico que integra el Cuerpo Nacional de Médicos Forenses de España. Él dijo que el cuerpo de Rascovsky presentaba señales de defensa, por lo que descartó completamente la hipótesis del suicidio que Pascuccio había planteado desde el principio. El testimonio de Moreno Víchez se puede escuchar en el documental sobre la muerte de Rascovsky realizado por la productora española “Triun Arts”, que consta de tres partes. “Fabricando una mentira” es el título de la primera.
Una vez finalizada la lectura del veredicto, el fiscal Guillermo Moroni trató de contener a la familia de la víctima pero ninguna de las palabras que salieron de su boca pudo impedir la manifestación de la bronca colectiva. “Si usted hubiera visto a mi nieta toda golpeada…”, masculló la abuela de Rascovsky, entre lágrimas. Otros familiares sugirieron a viva voz que Pascuccio contaba con el apoyo de un juez federal que, en carácter de amigo de su papá, estuvo presente en la sala.
Ya afuera del tribunal, en la Plaza Lavalle, los papás de Rascovsky permanecían inmóviles, perplejos por la decisión de los jueces, que ni siquiera le adjudicaron la responsabilidad por “abandono de persona”. No estaban solos, estaban acompañados por sus familiares y sus abogados. Estos últimos comentaron a esta agencia que todavía se puede presentar un recurso de casación, que permitiría que los jueces revisaran su decisión.
Sin embargo, Paula Ortiz —tía de la joven fallecida— se mostró poco esperanzada. En una conversación con ANCCOM dijo que “la justicia argentina es una de las más corruptas que existen. Las mujeres víctimas de violencia que aún siguen vivas porque lograron escapar son sobrevivientes de esta justicia patriarcal. Se nos ríen en la cara. Los hijos del poder, como Guido Pascuccio, hacen lo que quieren, total con contactos y plata tapan todo. Nos van a tener que matar para callarnos porque vamos a abrir la tierra para sacar todos los trapos sucios. Le pido a la sociedad que se levante y haga ruido porque un día puede ser su hija. No quiero más carteles y tumbas con el nombre de alguna chica víctima de femicidio”.
