La intimidad de las tomas

La intimidad de las tomas

Decenas de universidades de todo el país están tomadas por los estudiantes en reclamo de mayor financiamiento y como forma de protesta por el veto del gobierno de Javier Milei a la ley que garantizaba un presupuesto digno para su funcionamiento. Una recorrida por algunas de ellas permite conocer la autoorganización de los estudiantes, sus medidas de seguridad y cómo pasan la noche. Desde las partidas de ajedrez hasta las clases públicas.

La Ciudad de Buenos Aires está en sus últimos momentos de la jornada. De a poco los locales terminan de cerrar, los motores de vehículos se apagan y los veladores de las mesitas de luz se encienden. Pero en la calle Jerónimo Salguero, a metros de la avenida Rivadavia en el barrio de Boedo, no para de haber movimiento. Cientos de jóvenes traspasan la gran persiana metálica del edificio con vidrios espejados a través de una puertita. No está del todo cerrado como aparenta, adentro está cargado de alimentos, pinturas, banderas y bolsas de dormir, porque la Universidad Nacional de las Artes, así como otras decenas a lo largo de todo el país, está tomada por sus estudiantes, y hay que cuidarla por la noche.

Olla popular, transmisión de películas, guitarras, bajos, coreografías, una mesa llena de materiales para hacer pintadas. Los estudiantes de Artes Audiovisuales quisieron que la toma sea un lugar de encuentro cálido, ameno, contra las constantes amenazas de fragmentación a la educación pública. Cuatro pibes rodean un cartel desde sus bolsas de dormir: “La unidad de todas las luchas”, reza, al igual que sus rostros, con una cofradía indisoluble.

Los estudiantes de ciencias médicas de la Universidad de Buenos Aires también están listos para pasar la noche. Mientras en la vereda la cuchara de la olla popular rescata las últimas porciones de polenta, en el hall de adentro siguen las pintadas y los recorridos para colgar carteles y banderas. Las almohadas continúan entrando al recinto antes de que llegue el horario de cierre de ingreso, pasadas las 23. Un protocolo rígido, implementado por muchos centros, para cuidar y preservar la lucha.

Por suerte, consiguen proyectar el partido de Argentina y Bolivia en un fondo de cartón lo suficientemente liso para distinguir los movimientos de cada jugador. Messi marca el anteúltimo gol de la noche, pero incluso con los gritos de festejo, no parece ser suficiente para que algunos despeguen los ojos de los apuntes.

Ya es de madrugada y en la ciudad de San Martín, a pocas cuadras de la General Paz, se oye un folklore en el fondo de un predio gigantesco. Son los estudiantes de la UNSAM congregados en un momento histórico: su primera toma. 

Mientras los alumnos de la licenciatura en Música Argentina tocaban y bailaban sus folklores alrededor de los edredones y las mochilas, al costado de la pista había tres partidas de ajedrez en simultáneo que disputaban los de Filosofía, con la misma concentración que los viejitos que se juntan en las plazas. Más adelante, en el jardín, en medio de un edificio cilíndrico parecido a una estación de tren, los de Cine se distribuyen por las gradas y las mesitas debajo de los árboles. Varios de Economía y otros tantos de Comunicación se hicieron cargo de la cena, desde un ollón de guiso de arroz hasta kilos ensalada de papa y zanahoria con repollo, con un despliegue de utensilios sobre la mesa: rayadores, tuppers, tenedores, pelapapas, cucharas y cuchillos. Recuerdan que tienen que avisarle a la estudiante de Biotecnología que está en la otra punta del predio, en el Auditorio Carpa, que acompaña al alumno circense de Artes Escénicas mientras posa sobre el trapecio y hace verticales para aprovechar la cámara de fotos. Un campus tan grande necesita estar cubierto desde todas sus puntas.

De vuelta en la Ciudad de Buenos Aires, cinco chicas se arriman al portón de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en el barrio de Constitución. El horario de ingreso pasó hace ya tiempo. Las agrupaciones de la facultad armaron distintas comisiones: seguridad, limpieza, clases públicas y actividades, para garantizar su funcionamiento y proteger la toma como reclamo legítimo. El sistema se mantiene riguroso porque cualquier desviación o accidente puede ser usado en contra para invalidar toda una lucha, pero las bolsas de dormir y las caras conocidas compadecieron al estudiante de turno: Vienen a hacer patria, lo entiendo- dice mientras les abre con el ceño fruncido.

El eco del andar de unos zapatos se escucha a lo largo del pasillo. Los grupos que decidieron quedarse ya están acomodados en el piso de sus habitaciones no tan privadas: las aulas. Los cambios de turno son a las tres de la mañana y el guardián del portón no ve la hora de poder acomodarse en su bolsa de dormir, los militantes no concilian el sueño fácilmente.Como dijo Emilce Moler, sobreviviente de La Noche de los Lápices, hace unos días en una entrevista en este mismo edificio: “Militar es no dormir la siesta”.

A las siete de la mañana empiezan las primeras clases del día. Antes de eso, la cuadra ya está cerrada al tránsito, repleta de círculos de sillas y un par de pizarrones para llevarlas a cabo, todo gracias a la organización de los estudiantes. 

Cuando los caminantes pasan, no pueden evitar mirar y preguntarse por aquel espectáculo, pero sus dudas terminan cuando cruzan la bandera que ocupa toda la reja de ingreso: “Facultad tomada”. 

Los estudiantes toman las universidades y también la palabra

Los estudiantes toman las universidades y también la palabra

Con asambleas, vigilias y tomas en todo el país, el movimiento estudiantil se pone al frente de la resistencia del gobierno de Milei ante el desfinanciamiento de la educación pública.

 

La Facultad de Ciencias Sociales votó la toma hasta el viernes, con la realización de clases públicas.  

Asambleas estudiantiles en universidades públicas de todo el país, se reunieron ayer, dispuestas a definir un plan de acción frente al desfinanciamiento. En la Facultad de Ciencias Sociales  de la UBA (FSOC), a medida que la asamblea transcurría, los estudiantes avisaban a través del micrófono las noticias que iban llegando desde afuera: “Derecho está en vigilia”, “ Se votó la toma de exactas”, “Tomaron la Facultad de Medicina”. Pronto Sociales también se sumó a la lista.

El reclamo en defensa de la educación pública, que exige la actualización del presupuesto y la suba de los salarios de trabajadores docentes y no docentes, convocó una jornada histórica por su resonancia federal y la masividad de los concurrentes. 

“Asamblea tras asamblea la escucha es distinta, la participación va tornándose diferente, no solo al interior de esta facultad sino en otras facultades donde se están tomando decisiones de vigilia o toma. Creo que es importante estar acompañando con el cuerpo, en un contexto de desgaste donde la cotidianidad se torna cuesta arriba, lo colectivo nos da fuerza”, dice Gisele Varela, estudiante de la Carrera de Trabajo Social de la UBA. “En un momento donde la violencia está tan legitimada es imposible no pensar en una acción, en un plan de lucha”,  agrega a su compañero, Braian Mansilla. Gisele y Braian son estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales (FSOC), que se encuentra tomada con clases públicas hasta el viernes. Los dos acompañaron la toma mientras realizaban el Trabajo Integrador Final de su carrera.

Una imagen se repite en todo el país: estudiantes cuelgan en los edificios de sus facultades banderas que anuncian “Universidad Tomada”. “La situación de las universidades no da para más a lo largo y a lo ancho del país y también están en lucha el Hospital Bonaparte, el Garraham, los jubilados que marchan todas las semanas. Siento que esto es un primer gran freno social a lo que está haciendo Milei”, expresa Juan Martin Bravo, graduado de Ciencias de la Comunicación (FSOC).

 

El Gobierno dice

“El mito de la universidad gratuita se convierte en un subsidio de los pobres hacia los ricos. La universidad ha dejado de ser una herramienta de movilidad social para convertirse en un obstáculo para la misma”, fueron los dichos del Presidente de la Nación Javier Milei, en el acto donde se cambió el nombre del Centro Cultural Kirchner por Palacio Libertad Domingo Faustino Sarmiento.

Sin embargo, si se cruzan los datos, la  Encuesta Permanente de Hogares y Argendata-Fundar verifica que un 48% de los estudiantes universitarios se encuentran bajo la línea de pobreza y que la tasa de empleo es mayor entre quienes tienen estudios superiores (completos o no).

A ello se le suman las palabras del secretario de Educación de la Nación, Carlos Torrendell, para quien en las universidades “se inventan alumnos”. “Frente a un gobierno que habla de estudiantes fantasmas,  nosotros le decimos que hay que preguntarse qué pasa con aquellos pibes que no pueden ingresar a la universidad pública y generar políticas de acceso y permanencia”, interroga Cindy Frenkel, estudiante de Trabajo Social en FSOC: “Cuando hablamos de pintar de pueblo la universidad no es solamente un canto, es realmente una forma de decir que necesitamos presupuesto para que estas universidades sigan funcionando y entre cada vez más gente”.

Esto ocurre en un contexto de emergencia presupuestaria, donde el Presidente vetó la Ley de Financiamiento Universitario, con posterior acompañamiento de la Cámara de Diputados. Según datos del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN),  un 85%  de los docentes universitarios cobra salarios bajo la línea de pobreza; y las garantías para la continuidad del funcionamiento de las facultades son inexistentes. “Lo que molesta del sistema universitario, científico y técnico argentino es que es un ejemplo en el mundo, en democratizaciones, en conquistas de acceso y permanencia para que el sistema universitario sea abierto y federal, sea una vía de ascenso social y de desarrollo nacional”, explica Ian Quiñones, estudiante de Ciencias de la Comunicación (FSOC). “Este gobierno tiene un ensañamiento particular con la universidad pública, pero también con las Ciencias Sociales, incluso el subsecretario de Políticas Universitarias, el “Gallego” Álvarez hijo, es un ferviente militante contra la ideología de género”.

La Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM) se encuentra tomada hasta el paro del jueves.

“Están queriéndonos sacar  la educación que forma personas de la ciencia, la investigación, la docencia y a los futuros profesionales que van a trabajar en distintas áreas de nuestro país. Pero claro,  no quieren gente que piense y reflexione,  quieren gente que sea monigote para el sistema”, opina Sonia Castillo, estudiante de posgrado y graduada de la Tecnicatura en Economía Social y Solidaria de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), que durante su asamblea sufrieron la agresión de un grupo de militantes libertarios. De acuerdo a lo que votó la asamblea ayer, la UNQ se encuentra tomada con clases y actividades públicas hasta el viernes.

 

Universidad de los trabajadores

“Para mí la facultad es todo. Tanto mis hermanos como yo somos la primera generación universitaria, soy consciente y he visto en mi propia familia cómo la universidad nos ha dado el ascenso social que este fin de semana Milei trató de negar, pero que es innegable”, expresa Penélope Newbery, graduada de Sociología y actual estudiante del profesorado en FSOC. “He visto a mis viejos haciendo un esfuerzo tremendo para que yo pueda venir a estudiar y voy a defender la universidad con uñas y dientes porque me ha dado todo, la Facultad es mi segunda casa”.

“Para mí la UNLAM significa la oportunidad para miles de pibes y pibas del territorio que son primera generación universitaria.  La Universidad de La Matanza para todos y todas nosotras es movilidad social ascendente, justicia social y derecho garantizado que debemos proteger y defender como pueblo y sociedad”, dice Candela Barale estudiante de Trabajo Social en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM), que se encuentra tomada desde ayer hasta el paro del jueves.

“Para mí la universidad son sueños, oportunidades, cosas por cumplir. Yo soy primera generación universitaria. Y va más allá de la movilidad social, es una cuestión de orgullo del establecimiento, de la carrera, del desarrollo del pensamiento crítico”, explica Dana Orozco, estudiante de Sociología de la UNLAM. “Yo creo que nosotros tenemos que poner nuestros conocimientos al servicio del pueblo. Ese es nuestro deber, no solamente formarnos y tener un título, también garantizar que las problemáticas sociales se solucionen y repensar otra sociedad, otro país y otro futuro”.

“Lo que se vive constantemente en una universidad es democracia, por eso hay una mixtura de militantes, una mixtura de partidos y me parece que eso hace que sigamos formando, en democracia, personas para nuestra sociedad, y hoy está peligrando eso”, retoma Sonia Castillo. 

“Para mí Sociales es un lugar de pertenencia, la educación pública me acompañó toda la vida. Yo estoy terminando la carrera y  quiero seguir aportando a la educación pública después de recibirme. Me parece que es parte de devolverle a la sociedad todo lo que me ha dado”, reflexiona por su parte Ian Quiñones.

“Para mí la facultad es el punto de conexión de un montón de gente que viene de un montón de lugares y donde somos estudiantes,  somos trabajadores, somos artistas y ponemos todo en función de esta comunidad que nos sostiene. A mí la Facultad de Arte me sostiene”, declara Ema Restivo, estudiante de teatro en la Facultad de Arte de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, cuyo Rectorado está tomado desde el miércoles último.

 

Facultades tomadas

En la UBA, la Facultad de Ciencias Sociales votó la toma hasta el viernes. La Facultad permanecerá abierta para docentes, no docentes y estudiantes sin impedir la continuidad de las clases, que se harán de forma pública. Por su parte, en la Facultad de Diseño y Urbanismo (FADU) se decidió por unanimidad llevar a cabo una toma con clases, en estado de alerta y movilización permanente, con actividades de visibilización. Ayer cortaron la calle de entrada de Ciudad Universitaria y el miércoles realizarán un banderazo, ambas actividades son en conjunto con la Facultad de Ciencias Exactas, que también votó la toma en la asamblea del lunes. “El clima general es de adhesión, incluso estudiantes que no participan tanto en las actividades vienen a preguntar qué está pasando, qué se definió, y también hay un gran apoyo del cuerpo docente”, explica Florencia Boveri, presidenta del Centro de Estudiantes de FADU (CEFADU) y agrega: “Queremos seguir cursando, que siga existiendo la universidad pública y queremos discutir cuál tiene que ser nuestra formación y  al servicio de qué tiene que estar: si al servicio de los intereses de unos pocos, o de las necesidades populares y la soberanía nacional”.

De la UBA, también se tomaron las facultades de Medicina, Filosofía y Letras, Ingeniería y Psicología. En esta última, hubo incidentes esta mañana a raíz de que la Policía de la Ciudad se presentó con camiones hidrantes para impedir las clases públicas que se están llevando adelante en la calle.

Por su parte la Facultad de Derecho votó ayer una vigilia, que tuvo la adhesión de los gremios docentes, el Centro de Estudiantes y las agrupaciones que conforman la minoría estudiantil. También llevarán a cabo clases públicas durante las jornadas de hoy y mañana y una radio abierta el jueves.  “La situación es grave  por cuestiones económicas, pero también porque hay un montón de discursos de odio, de demonización que acompañan las medidas de Gobierno, que intenta demonizar la lucha estudiantil y a las universidades públicas y eso nos parece preocupante y por eso las medidas tomadas”, explica Martina Rincón, Consejera Directiva del claustro estudiantil de Derecho. En la Ciudad de Buenos Aires, también se votó la toma de la Universidad Nacional de las Artes.

La Universidad Nacional de San Martín permanecerá tomada hasta el viernes, y la Universidad de La Matanza comenzará hoy la toma activa con clases públicas y actividades abiertas a la comunidad, hasta el jueves. La Universidad Nacional de Quilmes también votó la toma hasta el día viernes, después de un violento episodio protagonizado por  un grupo de personas externas a la Universidad, que  ingresó a la asamblea para agredir y arrojar gas pimienta a las más de quinientas personas allí presentes. En La Plata, los estudiantes tomaron las facultades de Artes, Humanidades, Ciencias Naturales, Psicología, Trabajo Social y Periodismo, como así también el Colegio Nacional y se preparan para la marcha de antorchas convocada el miércoles.

En la UNICEN de Tandil, la toma comenzó el pasado miércoles luego de darse a conocer el acompañamiento de la Cámara de Diputados al veto de Milei. Ese mismo día se realizó una asamblea interclaustro donde se votó la toma del Rectorado, que ya lleva una semana en conjunto con diferentes actividades de intervención. “Consideramos la herramienta de la toma como protesta y también como espacio de discusión en unidad del movimiento estudiantil y por la defensa de la universidad pública. Es un momento en donde tenemos que pensar estrategias para masificar esta lucha que es de nosotros, pero es de todo el  pueblo también”,  explica Ema Restivo.

Las tomas se multiplican  a lo largo y ancho del país, en las Universidades Nacionales de Córdoba, Catamarca, Neuquén, Entre Ríos, Rosario, Salta, Jujuy, La Pampa, Lujan, Mar del Plata, Tucumán, San Luis, San Juan, Misiones, Río Negro, Bahía Blanca, Santa Cruz, Trelew, General Sarmiento, José C. Paz, Moreno y Tres de Febrero. Frente al abandono estatal, el movimiento estudiantil nacional exige respuestas.

 

 

Diputados con peluca

Diputados con peluca

Milei logró salvar el veto al financiamiento universitario con una votación ajustada que desfinancia la educación superior. Como en el caso de los jubilados, varios legisladores dieron vuelta su voto. Los repudios fueron generalizados con un paro nacional en todas las universidades públicas y algunas casas de estudios tomadas por estudiantes.

Con 159 votos a favor, 85 en contra y 5 abstenciones, se ratificó el veto a la Ley de Financiamiento Universitario en la Cámara de Diputados. El proyecto establecía mejoras salariales para docentes y no docentes además de ampliar el presupuesto para las universidades destinado a su funcionamiento. “No van a logar ir contra la educación pública porque hay un sentido de la solidaridad muy grande y un sentido de pertenencia de la sociedad en general con la universidad pública”, mencionó Tomás Ledesma, diputado de Unión por la Patria, en diálogo con ANCCOM en medio del acalorado debate.

Una vez finalizada la votación, el diputado Facundo Manes, de Unión Cívica Radical, confesó a este medio: “Es un día muy triste, muchos han perdido la dignidad”, en referencia a los diputados que decidieron cambiar su voto en contra de la Ley de Financiamiento Universitario. Además mencionó que los jóvenes “no están solos” y que tienen “que reescribir la historia”, afirmando que “en parte depende de ellos –los jóvenes-” y que desde el bloque “los van a acompañar”. Sin embargo, cuatro diputados radicales fueron los que tuvieron los votos decisivos para mantener el veto, quienes ahora son recordados por parte de la sociedad como “los radicales con peluca”: Mariano Campero de la provincia de Tucumán, Luis Picat de Córdoba, Martín Arjol de Misiones y Federico Tournier de Corrientes. También respaldaron el ajuste del Gobierno los tres legisladores tucumanos que asumieron por el peronismo pero armaron un bloque independiente y responden al gobernador Osvaldo Jaldo, devenido en un estrecho aliado de Javier Milei.

La sesión especial inició poco después de las 11 del miércoles y la oposición necesitaba dos tercios para mantener la ley enviada por los diputados Danya Tavela, Facundo Manes, Martín Tetaz y Mariela Coletta, entre otros. La encargada de iniciar el debate fue la diputada Vanina Biasi del Frente de Izquierda: “Los que hoy están movilizándose en este momento sepan que si este Congreso consagrara el veto presidencial, nuestra lucha se tiene que profundizar enormemente”.

Mientas el debate se desarrollaba en las inmediaciones de la Cámara Baja, organizaciones estudiantiles y sindicales concentraban en las afueras del reciento para pronunciarse en contra del veto presidencial, como ya es costumbre los y las  manifestantes se encontraron con un amplio operativo policial y vallas alrededor del Congreso. Previo a la sesión especial en Diputados, más de diez universidades nacionales contaban con algunas de sus facultades tomadas por sus estudiantes, quienes decidieron armar un plan de lucha para frenar el recorte presupuestario a la educación pública. La diputada Blanca Osuna, de Unión por la Patria por Entre Ríos, se expresó sobre el veto en diálogo con ANCCOM: “De ninguna manera eso en sí mismo va a agotar el tema, al contrario, se va reinstalar y yo entiendo con más fuerza; lo va hacer porque hay una historia en la Argentina que muestra antecedentes concretos al respecto”.

“Creen que ganan pero en realidad pierden, como también perdieron con un sector muy importante de la sociedad argentina como es el de los jubilados. ¿Cuál es el programa económico que tienen? ¿El ajuste al estilo Martínez de Hoz?”, se enfervorizó Pichetto.

Uno de los discursos notorios fue el de Miguel Ángel Pichetto, diputado de Encuentro Federal, en donde cuestionó las decisiones del Gobierno: “Creen que ganan pero en realidad pierden, como también perdieron con un sector muy importante de la sociedad argentina como es el de los jubilados. ¿Cuál es el programa económico que tienen? ¿El ajuste al estilo Martínez de Hoz?” Sin embargo, Alejandra Torres y Ricardo López Murphy, diputados que integran el bloque que preside Pichetto, se ausentaron facilitándole a Milei llegar al tercio de votos que necesitaba para ratificar el ajuste. En la votación de la Ley de Financiamiento Universitario en agosto, Torres votó a favor y López Murphy también se ausentó.

Por parte del oficialismo, una de las ideas que comenzaron a circular fue la idea de la provincialización de las universidades nacionales. Al respecto, el diputado de la provincia de Entre Ríos, Tomás Ledesma, de Unión por la Paria, mencionó en conversación con ANCCOM que es una de las “herramientas de apriete que ponen arriba de la mesa con los gobernadores para tratar de sacarles definiciones”. Además, también afirmó que “hace falta fortalecer el federalismo” y sobre las universidades que ya son provinciales explicó que “no están dando abasto con la cuestión presupuestaria como es el caso de la Universidad Autónoma de Entre Ríos”.

Una vez más, tal como sucedió con la Ley de Movilidad Jubilatoria, el Gobierno nacional logró conseguir los votos suficientes para mantener su posición. Pero comienza a erosionar velozmente su legitimidad de origen. Las formas en que lo logra también desprestigia al Parlamento.

De esta manera, el debate sobre la financiación universitaria queda abierto, y la comunidad educativa y a los legisladores opositores se enfrentan a la urgente necesidad de buscar soluciones que garanticen el futuro de la educación pública, gratuita y de calidad en Argentina. La respuesta inmediata para delinear el plan de lucha, fue el paro nacional de hoy en todas las universidades públicas. Varias sedes universitarias de todo el país, además, se encuentran tomadas por el estudiantado.

«Qué quilombo se va a armar»

«Qué quilombo se va a armar»

Mientras en Diputados se reafirmaba el veto contra la ley de presupuesto universitario, fuera del Congreso una multitud exigía por fondos a las universidades públicas. El reclamo no bastó para torcer el brazo al oficialismo. Al final, hubo incidentes con un provocador libertario y siete manifestantes fueron detenidos.

En el momento en que los diputados ratificaban el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario, afuera del Congreso un grupo de estudiantes empezó a cantar “Si el presupuesto no está, ¡qué quilombo que se va a armar! Les tomamos las calles y les tomamos la Facultad”. Dos días antes habían empezado las tomas estudiantiles de universidades de todo el país. Es que la expectativa por que siguiera en pie dicha ley —aprobada el 12 de septiembre por ambas cámaras del Congreso de la Nación y vetada por Javier Milei después de la segunda marcha federal universitaria, el 2 de octubre—, había llevado a los estudiantes a pensar en estrategias para que los funcionarios públicos escucharan sus reclamos. Las tomas fueron parte de una vigilia que también incluyó abrazos simbólicos y clases públicas.

 Lo que se defendía era la declaración de la emergencia presupuestaria del sistema universitario nacional para el año 2024, lo que la ley establecía con el objetivo de “atenuar, ante el aumento de los costos de los bienes y servicios esenciales, el impacto que los mismos tienen para los compromisos salariales y los gastos de funcionamiento de todas las universidades nacionales”. El presidente de la Nación, por su lado, había vetado la norma porque, según dijo a través del decreto 879/2024, “dar cumplimiento a la medida sancionada por el Congreso de la Nación dificultaría gravemente la sostenibilidad de las finanzas públicas de la República Argentina, ya que significaría la necesidad de obtener una fuente de financiamiento extraordinaria, imprevista, a efectos de afrontar su costo”.

 “Yo, que soy del interior, no podría estar acá si no fuera por la universidad pública, que aparte es una educación de calidad, porque los gastos son muchos. Si se privatiza la educación superior, va a ser muy difícil estudiar. Me parece bien que estemos acá todes juntes defendiendo”, dijo Romina Michelena a ANCCOM mientras la Cámara de Diputados todavía debatía si revertir o ratificar el veto del presidente de la Nación a la Ley de Financiamiento Universitario. Minutos antes ella, que es estudiante de la Licenciatura en Composición Coreográfica de la Universidad Nacional de las Artes, bailó junto con sus compañeras de cursada mezclando el baile con una interpretación teatral frente al Congreso nacional, para expresar con el cuerpo, y a viva voz, el deseo de que su universidad recibiera del Estado dinero suficiente para poder seguir en funcionamiento. Actuaron y bailaron sobre unas letras gigantes, escritas en la calle con tiza, que decían “No al veto diputados, los estamos viendo”. Más adelante, compañeros de otras carreras de la misma universidad cantarían a coro “Aguante el arte, la puta que lo parió” y agitarían en el aire carteles de cartón que rezarían “Creamos mundos y los defendemos”, con letras escritas a mano.

En el momento en que Michelena y sus compañeras bailaban y actuaban, ellas todavía tenían esperanzas. Aún no se imaginaban que unas horas después la Cámara de Diputados dejaría firme el veto de Javier Milei y que, a partir de entonces, el Parlamento no podría insistir con el tema por al menos un año. “Peligro, peligro, la universidad está en peligro”, gritaban las chicas mientras se movían de acá para allá, al tiempo que detrás de ellas descansaba, quieta, inmutable, una hilera de vallas negras que oficiaba de escudo para los uniformados. Es que los estudiantes universitarios no eran los únicos que estaban afuera del Congreso, también había agentes de la Policía Federal, Prefectura y Gendarmería, que miraban serios y de lejos, como forasteros de su propio país, todo lo que pasaba más allá de las vallas. 

Un rato después Oscar Bogarín, del Frente Popular Estudiantil de la Universidad de Lomas de Zamora, dijo a esta agencia que “más financiamiento para nuestras universidades posibilita que los pibes y pibas del conurbano bonaerense puedan ser el día de mañana la primera generación de universitarios de sus familias”. De ahí su presencia en la manifestación frente al Congreso para pedir a los diputados que revirtieran el veto presidencial y que la Ley de Financiamiento Universitario pudiera tener vigencia. “Una carrera universitaria no sólo es un desarrollo académico —agregó Bogarín—, sino también una herramienta fundamental para la movilidad social ascendente. Es clave para ese país que soñamos, más libre y con mayores posibilidades”. 

Mientras el referente del Frente Popular Estudiantil de la Universidad de Lomas de Zamora conversaba con ANCCOM, un monumento ubicado en la plaza del Congreso se hacía notar a través del reflejo del sol. Era una escultura chiquita que recordaba los años de la “Carpa Blanca”, una de las protestas más extensas que tuvo lugar en Argentina entre abril de 1997 y diciembre de 1999. En ese momento los gremios docentes de todo el país reclamaban un aumento en los fondos económicos destinados a la educación. Probablemente en eso pensaba un chico de un centro estudiantil cuando dijo, desde un escenario, que “el pueblo que repite la historia está perdido”.

Las vallas que oficiaban de escudo para los uniformados empezaron a temblequear cuando los diputados ratificaron el veto presidencial desde adentro del recinto. Fue entonces cuando, afuera del Congreso, un grupo de estudiantes empezó a cantar “Universidad de los trabajadores, al que no le gusta, se jode, se jode” y a hacer que las vallas se movieran. Detrás de ellas, los policías se mantuvieron quietos con sus escudos en alto, a lo que los estudiantes respondieron levantando sus banderas. La escena era la de una batalla a punto de desatarse, en la que los bandos se mantenían separados solamente por las vallas temblorosas. El agite hizo que volara por el aire un cartel y cayera al asfalto. “¿Querés bajar el déficit fiscal? ¡Renuncien a sueldos millonarios, prerrogativas y otros beneficios!”, decía la cartulina en cuestión.

Pero esa batalla sólo quedaría en guardias altas y nada más. La secuencia que seguiría después sería de otro cantar. Cuando ya quedaban pocos manifestantes, cayó al baile, trajeado y con carteles que muchos considerarían provocadores, Fran Fijap, un youtuber libertario. Fijap empezó a decir cosas y un grupo de personas comenzó a pedirle que se fuera a empujones. El youtuber salió corriendo y una muchedumbre lo siguió hasta que se ocultó en un local de empanadas. En ese momento se produjo un forcejeo y el local bajó la persiana. Después llegó la policía y todo terminó en una batalla con mucho más que guardias altas y ánimos caldeados. El influencer libertario fue hospitalizado y siete personas fueron detenidas por “atentado y resistencia a la autoridad”. Una de ellas recibió, además, cargos por “daños a la propiedad”.

La universidad pública se defiende

La universidad pública se defiende

Los estudiantes de las facultades de Filosofía y Letras y Psicología de la UBA tomaron el lunes sus casas de estudios para exigir a los diputados que ratifiquen la Ley de Financiamiento. Enseguida se sumaron los de Ciencias Sociales y también los de otras universidades de distintos puntos del país. Mirá las fotos de ANCCOM.

Las Facultades de Sociales y Psicología en la vigilia previa al tratamiento de la Ley. Mirá la Galería.