Una década de autogestión

Una década de autogestión

La gráfica Madygraf cumplió diez años desde que sus obreros la recuperaron y comenzaron a producir sin patrón. El rol de las mujeres y el aporte al cuidado del ambiente en una planta donde trabajan cien personas.

En la mañana del 11 de agosto de 2014 las vidas de los 400 empleados de la empresa gráfica R. R. Donnelley se detuvieron. Las máquinas también. Un comunicado de la compañía, pegado de manera muy improvisada sobre el portón de la entrada, anunciaba la quiebra y el cierre definitivo de la firma. Todos habían perdido sus trabajos sin ningún tipo de indemnización ni explicación.

Lo que no se detuvo aquella mañana de invierno fue la iniciativa de los empleados. La mitad de los despedidos decidió acatar la decisión, pero el resto optó por la resistencia. Ese mismo día encendieron las máquinas rotativas y comenzaron a hacer lo único que deseaban: trabajar. De esta manera recuperaron la planta y nació Madygraf. Diez años después celebran la hazaña.

Un poco de historia

R.R. Donnelley se instaló en Argentina en 1992 tras la compra de la editorial Atlántida. Su fundador había comenzado con su propia imprenta en Chicago el siglo anterior, pero la empresa creció de manera tan exponencial que Estados Unidos le quedó pequeño. 

En 2001, tras varios años soportando la implementación de las doce horas de trabajo y el turno americano, que los obligaba a trabajar sábados y domingos, ocurrió un conflicto previo. A raíz de esto, hubo cincuenta despidos. La tensión, lejos de desaparecer, aumentó con el correr del tiempo.

En julio de 2014, un mes antes de la quiebra y posterior recuperación, la empresa solicitó al Estado un subsidio alegando una situación económica muy complicada. Para ello, presentaron un plan de crisis que constaba de más de cien despidos y una reducción considerable de los salarios. La propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo que se trataba de fondos buitres, tal como denunciaban los trabajadores.

Finalmente, el 11 de agosto llegó y el comunicado del cierre de la planta también. Muchos de los, por ese entonces, desempleados decidieron rápidamente la toma del establecimiento. No fue necesario romper puertas ni candados. Al día siguiente, los mismos guardias entregaron las llaves y, desde allí, fueron conservadas por sus trabajadores. 

Una vez dentro se encontraron con que la Editorial Atlántida tenía su papel para imprimir en uno de los depósitos. Por supuesto que cuando se enteraron de la noticia quisieron llevárselo, pero en ese mismo instante los trabajadores acordaron terminar las revistas. De esta manera, pudieron mostrar que no solo querían  trabajar, sino que también podían hacerlo sin la necesidad de un empleador. “No hacen falta patrones para poner en movimiento una fábrica. Ellos no saben encender una máquina, nosotros sí”, resumió de manera contundente a ANCCOM Marcelo “El pollo” Ortega, trabajador de Madygraf desde el año 2012.

Son cien las personas que forman Madygraf, aunque 70 se encuentra en actividad. Ante la ausencia de la patronal, las decisiones son tomadas enteramente por los trabajadores de manera colectiva en asambleas que se realizan habitualmente. Cada sector tiene su propia comisión, lo cual permite que problemas más pequeños puedan ser resueltos de manera más rápida.

Los roles rotan constantemente y muchos son sometidos a votación. Año a año son los mismos obreros los que deciden quiénes serán los encargados de ocupar los cargos en la presidencia, la tesorería y la secretaría. “Acá podemos organizarnos, debatir y votar democráticamente. En un laburo bajo la mirada de un patrón eso no lo podes hacer, no tenes voz”, afirmó Érica Gramajo, trabajadora de Madygraf desde 2015.

 

Memorias propias

El solo recorrido de la planta, ubicada en Garín, cuenta su propia historia. Justo en la entrada, un cartel con letras de todos colores da la bienvenida y presenta uno de los mayores logros de los obreros: la juegoteca, una guardería donde las mujeres dejan a sus hijos mientras cumplen su horario laboral. Se encuentra en el mismo sector donde funcionaba la Secretaría de Derechos Humanos durante la época de Donnelley, lo cual la carga aún más de sentido. Allí interactúan con otros niños en su misma situación bajo la mirada atenta de docentes y trabajadores sociales. Este logro fue mérito de las mujeres, quienes al momento de la toma parecían inexistentes, pero que luego lograron un rol imprescindible. 

Continuando el recorrido, al lado de la juegoteca, se puede vislumbrar una pared con varias tapas enmarcadas: Paparazzi, Billiken, Para Ti, todas revistas impresas aquí mismo. Más adelante, también encuadrado, uno de los cuadernillos característicos, aquel que cuenta la historia de esta gráfica recuperada y que es entregado a alumnos y alumnas de escuelas estatales. 

Las camisetas de fútbol de clubes de barrios aledaños también dan el presente en esa enorme pared que funciona como una vitrina de logros. Es que Madygraf hace tiempo dejó de ser solo una empresa recuperada para convertirse en un símbolo de lucha y de resistencia. “Nosotros cumplimos un rol social y tenemos el apoyo de la comunidad”, mencionó Ortega.

Las mujeres 

Al momento de la recuperación de la planta, solo había algunas pocas mujeres en el sector de administración. Eso hoy cambió rotundamente. Fue un proceso paulatino, no ocurrió de un día para el otro.

Allá por 2011, tres años antes de la toma, 19 empleados fueron despedidos. Sus compañeros y parejas decidieron dar la batalla y lograron la reincorporación de todos. Pero en el medio hubo muchas protestas y acampes frente a la puerta de la fábrica. Allí fue donde se conocieron las mujeres que pasaron de ser solo las esposas o novias de los empleados de Donnelley a integrear Madygraf. “Teníamos muchas cosas en común y se formaron vínculos. Desde ahí no paramos más y ya tenemos 13 años de organización”, expresó Gramajo. El resultado de ello fue la creación de la Comisión de Mujeres, fundada en 2011.

Una vez recuperada la empresa, esas mujeres que lucharon codo a codo a la par de sus parejas y compañeros no podían quedar relegadas. Por eso pasaron a formar parte de la gráfica y hoy en día son maquinistas, presidentas y tesoreras, a la par de los varones. “El cierre de la planta nos encontró organizadas y pudimos recibir nuevas mujeres. La organización es fundamental”, agregó Érica.

El proceso de aceptación fue largo, hubo muchos palos en la rueda y resistencia. La deconstrucción fue necesaria, algunos chistes y algunas maneras de actuar cotidianamente tuvieron que cambiar para mejorar el día a día entre compañeros y compañeras. “Eran batallas contra nosotros mismos porque no podíamos tener los mismos valores que nos dictaban los de arriba que nos querían dividir. Nosotros teníamos que ser mejores personas”, manifestó Ortega. 

El presente

Aunque en el cartel de la entrada sobre el km 36,7 de la Panamericana aún se puede leer “Donnelley”, así como también en las cajas dentro de la planta, el nombre Madygraf se lleva con mucho orgullo entre los obreros, ya que carga con mucho simbolismo para ellos y ellas. 

El nombre Madygraf nació en honor a la hija de uno de los empleados de la gráfica que se encontraba al momento de la toma. Madeleine era una niña que había sufrido un accidente que le complicó su salud y que la condenó a una expectativa de vida de 10 años, pero Mady finalmente vivió más de 20 años y es considerada aún como una luchadora. 

Ellos mismos también se consideran luchadores. Han tenido que reinventarse más de una vez y constantemente. No solo tuvieron que experimentar crisis económicas y una pandemia que los obligó a la confección de sanitizantes y barbijos, sino también la caída abrupta del consumo de revistas gráficas en formato papel. Por eso hoy apuestan a las bolsas de papel, una labor a favor del medio ambiente que ofrece opciones para reemplazar al plástico. 

Muchas de las grandes máquinas que integran la planta en Garín hoy están paradas, pero el sector que se encarga de aquellas bolsas, mayormente conformado por mujeres, está más vivo que nunca. 

Lamentablemente la impresión de cuadernillos y manuales de uso escolar es cada vez más baja, aunque sea una prioridad para los trabajadores. Especialmente desde la llegada de Javier Milei.

Los integrantes de Madygraf subrayan el rol clave que podría jugar el Estado en esta gráfica y reclaman la estatización de la planta para producir libros escolares, entre otros productos, a bajo costo. “Nosotros sabemos todo lo que imprime y puede imprimir el Estado. Ellos tranquilamente podrían estatizar la fábrica y hacer un montón de cosas para las escuelas y las universidades”, denunció Érica.

Pero la estatización no es el único de los deseos de los trabajadores.  Guillermo Kane y María Laura Cano, ambos diputados bonaerenses del Frente de Izquierda, están llevando a cabo el proyecto por la expropiación. Por el momento contó con dictamen positivo de la Comisión de Tierras, pero el trayecto es más largo y debe pasar por otras comisiones antes de ser aprobado en el recinto.

 

Una década después 

El relato de esta historia se puede oír de la voz de sus propios trabajadores y trabajadoras en el documental Huellas de un futuro, antesala de una celebración que parece recién haber comenzado.

Este mes también anunciaron la publicación del libro Trincheras de Libertad, donde Eduardo «Chavo» Ayala y Jimena Gale, ambos trabajadores de Madygraf, relatan la historia de organización de los obreros de Donnelley. Además, festejaron a lo grande con el Festival por la Expropiación Definitiva para Madygraf en el playón de la fábrica. Allí se presentaron, C4 Reggae Combativo, Las Manos de Filippi, Grupo Anaconda y Sonido de Cumbia. 

¿El fin de los derechos laborales?

¿El fin de los derechos laborales?

Esta semana, Federico Sturzenegger prometió reglamentar el capítulo laboral de la Ley Bases. Eliminación de la indemnización, creación de la figura del colaborador, habilitación para despedir a trabajadores que participen de protestas, quita de multas a las empresas que contraten en negro y apuestas por incrementar el monotributismo. La apuesta a la declaración de inconstitucionalidad.

Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la tasa de desempleo en Argentina alcanzó el 7,7% en el primer trimestre de 2024, lo que representa un aumento de 0,8 puntos porcentuales respecto al mismo período del año anterior. Este incremento significa que aproximadamente 1,1 millones de personas están sin empleo en un contexto económico cada vez más deteriorado. A su vez, destaca que se ha evidenciado una reducción en el empleo informal, lo cual impacta especialmente en los sectores más vulnerables.

En este contexto, el pasado 28 de junio se aprobó la llamada Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, que entre sus artículos resaltan los que modifican, anulan y reemplazan los hasta ahora vigentes del derecho laboral. Para esta semana se espera que el gobierno publique la reglamentación de todo ese capítulo de la norma.

En relación a este panorama del mundo laboral, conversamos con Matías Cremonte, abogado y presidente de la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas, y Daniel Arroyo, diputado nacional, politólogo y exministro de Desarrollo Social de la Nación.

Cremonte considera que si bien antes de la llegada del nuevo gobierno existían niveles altos de inflación y que el salario real en la Argentina estaba deteriorado, lo que ocurrió desde el pasado diciembre “fue un cambio trágico, aún antes de la reforma laboral”: la política económica llevada adelante implicó una importante caída de la actividad industrial, el cierre de empresas y suspensiones, lo cual es acompañado por el temor que empieza a hacerse cada vez más presente entre los trabajadores de perder su empleo.

 “Renuncian a derechos para mantener la fuente de ingresos, lo cual es un clásico del mercado de trabajo en el capitalismo, o sea, que haya un ejército de desocupados que presiona a la baja los salarios y a la pelea por mejores condiciones laborales. Es una forma de disciplinar”, denuncia.

Por su parte, Arroyo considera que el parate generalizado en el mercado laboral impacta en mayor medida en los sectores informales de la economía “Objetivamente la gente que hace changas, los ocho millones de cuentapropistas están teniendo más dificultades, y eso lleva en la práctica a que  haya más gente en los comedores comunitarios, más gente reclamando asistencia.”

Otro aspecto que destaca es el sobre endeudamiento de las familias que deben hacer frente a los aumentos en insumos y servicios. “Hoy gran parte de los ingresos se van en comprar comida, con el pan a 2.500 pesos y la leche a 1.500 pesos, todo eso se traduce en el endeudamiento de la familia”, dice.

Con la aprobación de la Ley Bases se cristalizaron muchas iniciativas presentes en el DNU 70/2023 que, según Cremonte, fue anunciada como beneficiosa para el mercado laboral pero está muy lejos de ser así: “Empeora todas las condiciones de trabajo y de vida de todos los trabajadores y trabajadoras por un supuesto beneficio que vendrá luego”. Destaca, adeás, que este tipo de recetas regresivas nunca han funcionado, lo cual fue demostrado por un estudio del 2015 llevado adelante por la OIT en el que se analizaron 63 países en los cuales se llevaron adelante y “en ninguno de ellos el resultado fue un crecimiento económico, todo lo contrario: los indicadores sociales y económicos empeoraron”.

En relación a las normas, destaca entre las más perjudiciales la eliminación de la indemnización, agravada para el caso de despidos de trabajadores no registrados ya que desconoce que el daño que sufre una persona no registrada es mayor y el efecto que tendrá es que “los empleadores no van a sentir ningún temor por no registrar al trabajador, y entonces lo que va a crecer es el empleo en negro”.

Por otro lado, está el artículo que legaliza la figura del monotributista, del trabajador autónomo, que antes era considerado un fraude laboral y que promovería un tipo de empleo sin ninguna protección social. “Antes, si alguien prestaba servicios para otra persona de manera continuada y si se daban ciertas características propias de la relación laboral la ley presumía que había un contrato de trabajo encubierto, ahora eso se elimina”, agrega al respecto. Para el abogado, las modificaciones precedentes en la ley nos retrotraen al siglo XIX o principios del XX, momento en el que no existía el derecho del trabajo.

Al ser consultado por esto, Arroyo plantea otra mirada, ya que considera que una reforma laboral era necesaria y ve con buenos ojos alguno de los aspectos antes mencionados: “El caso de eximir de multas me parece bien, lo de los tres colaboradores si se toma seriamente puede ser un avance”, dice. El exministro refiere a una nueva figura que crea la Ley de Bases que estipula que un monotributista podrá tener hasta tres trabajadores sin registrar bajo la categoría de “colaborador”.

Pero señala que las modificaciones presentes en la ley son parciales y acotadas, y que es necesario un cambio estructural profundo que aborde tres planos: Uno es distinguir el tipo de empresa. No es lo mismo una grande que una pyme que un jardinero con dos ayudantes. La forma de contratación laboral, los aportes patronales, la carga impositiva tiene que ser distinta en cada uno de esos casos. Hay que poner una fuerte impronta en el tema del primer empleo, el gran tema en la Argentina es el tema de los jóvenes de 18 a 29 años, a quienes les cuesta entrar en el mundo laboral. Y por último debería haber un incentivo a las empresas que requieren de mano de obra intensiva, como la construcción, los textiles, producción de alimentos, el cuidado de personas, el reciclado, que son en esencia los sectores donde trabajan los más pobres”.

Señala, finalmente, que lo que hay en la Ley Bases son grandes incentivos para la inversión extractiva, no así para que las empresas masivamente contraten trabajadores y agrega que “por eso hace falta una Ley PYME”.

Otro aspecto del mundo laboral es la actividad sindical tanto para el resguardo de los puestos de trabajo como para la mejora de las condiciones de trabajo. Según Cremonte, del proyecto inicial del DNU el ataque a la actividad sindical se ve considerablemente disminuido, pero sin embargo señala dos puntos que la afectan de lleno. Uno es que habilita a la justa causa de despido en base al criterio del empleador, “entonces la participación en medidas de acción sindical qué al simple criterio del empleador impliquen un perjuicio lo habilitarían a despedir sin indemnización”, explica y agrega que esto ya fue utilizado por la parte empleadora en un conflicto de la industria ceramista donde hubo trabajadores intimados a volver a trabajar que fueron amenazados con ese artículo.

El otro aspecto es que elimina la obligatoriedad de reincorporación al puesto de trabajo en los casos de despidos discriminatorios. “La reforma incluye un artículo que modifica esto y el trabajador en caso de determinarse su despido discriminatorio tiene derecho a una indemnización agravada, es decir un monto más que el que le corresponde por despido, pero que en ningún caso tiene derecho a ser reinstalado”, dice Cremonte.

Por su parte, Arroyo considera que “el vínculo entre trabajadores y sindicatos no fue afectado en la Ley Bases” y que así como en el derecho laboral, debe darse un debate serio en relación al esquema de la organización sindical.

Un fenómeno novedoso propiciado por las tecnologías de la información y la comunicación en el mundo laboral, fue la llegada de los trabajadores de aplicaciones y plataformas digitales. Según Cremonte, existen dos miradas muy diferentes con respecto a estos trabajadores; para su visión no tienen ninguna diferencia a cualquier otra relación laboral y por lo tanto debe aplicarse la Ley de Contrato de Trabajo.

Arroyo, por su parte, cuenta que se intentó llevar adelante un proyecto de ley que regularizara y formalizara a estos trabajadores pero se encontraron con el rechazo de un amplio sector de los jóvenes, influenciados por las mismas empresas. “Por lo que hay que entender también que hay un cambio en la concepción de libertad y del mundo del trabajo y que estas aplicaciones pegan fuertemente en eso. La legislación tiene que tener en cuenta toda esta nueva complejidad y tal vez avanzar con mecanismos de formalización parciales, de transición, novedosos”.

Al ser consultado por el futuro, Arroyo dice que el gobierno está planteando un país con dos tercios de la población afuera donde los precios y la inflación están estables pero a costa de que dos tercios del país no tengan dinero para consumir. Por su parte, Cremonte ya está viendo conflictividad y “va a haber mucha más debido a la situación social salarial” y añade que “lo que vamos a ver, es que cada vez que se judicialice la aplicación de alguno de estos aspectos regresivos de la reforma se declarará su inconstitucionalidad, lo cual creo va a ser una forma de poner un cierto límite a los efectos nocivos de esta ley”.

La esperanza es lo último que se pierde

La esperanza es lo último que se pierde

El pedido de trabajo a San Cayetano llegó con desazón y desilusión en la tradicional vigilia. Menor cantidad de asistentes y puestitos alrededor de la fila. Ni siquiera se vendían las espigas que suelen dejarse de ofrenda.

Como en cada víspera del 7 de agosto, las inmediaciones del Santuario de San Cayetano, en Liniers, se colman de personas que acuden a agradecer y pedir por algo o alguien al patrono del pan y el trabajo en su día. María Angélica Eichmann viene de Zárate con sus hijos y su cuñada. Si bien es jubilada, cuida a una nena para llegar a fin de mes. “Esto está cada vez peor”, observa. Hace más de 40 años que asiste a la vigilia. En esta ocasión la convoca la situación laboral de sus nietos. “Los jóvenes están desilusionados, venimos más que nada gente mayor y pedimos por ellos, para que tengan trabajo”.

“Acá venís por la gratitud”, dice Margarita Jerez. “En toda mi vida tuve dos trabajos que duraron mucho tiempo”. A sus 69 años, está desde las primeras horas de la mañana en una de las filas que se extienden por cuatro cuadras de adoquines encharcados y reposeras. “El año pasado sí que pedí, por un anterior compañero de trabajo que quedó desempleado. Tengo una compañera que no es para nada creyente, y no pudo decirme nada cuando, después de unos meses, consiguió un trabajo.”

Para hablar con ANCCOM, Margarita se baja la bufanda y levanta un poco la capucha de la campera. Ante la llovizna, el frío y el cansancio, los que participan de la vigilia se procuran abrigo, agua caliente y compañía. Con ella está José Montanelli, de 57 años. Llevan décadas trabajando en el mismo hotel y él la acompaña desde mediados de los noventa. “A veces me usa de chófer personal”, bromeó José, que viene de Lanús y suele pasarla a buscar por Barracas. A las 7 de la tarde ya están entre los vallados de la primera cuadra de la llamada fila rápida, sobre la calle Bynon, donde se ubican los que pasan por el templo a partir de la medianoche sin tocar la imagen de San Cayetano. Aunque llevan casi todo el día ahí -José guarda el lugar desde las 6 y media de la mañana-, afirman que en años anteriores tuvieron que pasar más horas de espera para llegar a ese tramo. “Estos últimos años somos menos que otras veces, antes a esta hora todavía estábamos a dos cuadras más de distancia”, explica José. “La gente está desesperada, ya no se cree en nada”, añade Margarita. 

La hija de María Angélica se refiere a la fila larga como “la de los sacrificados”. Apenas ocupa una cuadra más que la rápida, pero los devotos con experiencia calculan que entrarán en el santuario más avanzada la madrugada o incluso durante la mañana. Hacen el sacrificio de su tiempo para cumplir promesas que le hicieron al santo, así como pedirle trabajo, salud y el bienestar de los suyos. 

La familia Arigón, madre, padre, dos hijos y una nieta, sentados desde la tarde en sus reposeras contra la pared de una casa a tres cuadras del templo, no creen que vayan a salir de ahí antes de las 2 de la mañana. “Para mi mucha gente no puede venir por la situación económica. Nosotros venimos hace 20 años, nos trajimos nuestros tuppers de casa y viajamos en auto, sino se gasta mucho en transporte y comida”, sostiene la madre. “Mi hermana no está acá porque están muy puntillosos en el trabajo, así que no puede faltar. Hay que cuidar mucho el trabajo en este tiempo”. 

“No llegamos a dormir y de acá vamos directo al trabajo”, afirma Diego Duarte, de Hurlingham. Con 36 años, recapitula una vida entera celebrando San Cayetano junto a su familia. “Somos muy religiosos. Vengo desde que era chiquito con mi mamá, que es de Misiones, y mi suegra es correntina, así que nos transmitieron mucho la fe. Una vez vino mi mujer embarazada y siempre tratamos de que haya alguno guardando el lugar para todos. Este año es mi suegro el que está desde las 6 de la mañana”, cuenta. “Es triste estar sin trabajo, por eso venimos a agradecer que todos tenemos y que la familia está bien”. El más joven del grupo, su cuñado de 25 años, está en el sector metalúrgico; su esposa es docente de nivel inicial, mientras que él y otro cuñado recién llegado a la fila trabajan en seguridad. 

Cada tanto se escuchan aplausos. Provienen de Bueras, una de las calles que cortan Bynon, donde hay gente formando una tercera fila. Debajo de un gazebo que sólo tiene como marca de identidad la bandera argentina, hombres y mujeres preparan guisos que todos reciben aplaudiendo. “Somos los peregrinos de San Cayetano, un grupo de amigos que empezamos a ayudar en el 2001. No nos convoca ninguna agrupación política o religiosa, a nosotros sólo nos convoca el santo ”, dice Francisco Chávez, uno de los integrantes que está desde el principio. 

Raúl León, también de los peregrinos, viene para agradecer que está vivo. Es veterano de la Guerra de Malvinas y porta su campera camuflada. “Estuve en el Regimiento 25 de Chubut. Cuando fui a las islas mi esposa se quedó con nuestro hijo de un año y medio y otro en la panza. Siempre le doy gracias a San Cayetano y a otros santos por estar acá”. 

Casi a lo último de la fila lenta, Daniela abraza una figura del patrón. Conversa con Mercedes, a la que conoció al poco de llegar, a eso de las 8 de la noche. Las dos, jubiladas, permanecen de pie. “Yo creo que todos pedimos algo, esto es un alimento para el espíritu”, dice Daniela, que va a pedir por su salud. Quiere seguir cuidando a los 12 perros y 10 gatos que tiene en su casa, en Hurlingham. “Son mi alegría, en estos años perdí a 3 hermanas, así que ellos me dan mucho amor”. Mercedes ayuda en un centro de jubilados en Escobar, pide por ellos porque la ayudaron cuando se le incendió la casa, hace dos meses. 

Entre los devotos escasean las espigas, uno de los símbolos más emblemáticos del santo. Alejandra es una de las vendedoras que recorre las cuadras una y otra vez. No hay caso. “En todo el día vendí sólo 2, y el año pasado me las sacaban de las manos”, explica a ANCCOM. “Le ofrecí a unos muchachos y me dijeron que no pueden comprar. Están acá para pedir trabajo”. 

La industria del videojuego ataca de nuevo

La industria del videojuego ataca de nuevo

La exposición Indie Dev Argentina se llevó a cabo el fin de semana en el Centro Cultural de la Cooperación. Reunió a profesionales de la industria, fanáticos y estudiantes. Un negocio que crece y ofrece fuentes laborales a numerosas disciplinas.

 La exposición de videojuegos nacionales Indie Dev Argentina fue un éxito de público. Las charlas se ofrecieron con las salas llenas.El espacio más concurrido durante toda la jornada fue el que ofrecía la posibilidad de probar juegos durante 15 minutos, en el tercer piso del Centro Cultural de la Cooperación. La fila se extendía por las escaleras hacia abajo, y al terminar la jornada quedó gente que no pudo testear los videos. Los estudios que se postularon para mostrar sus juegos fueron 48, de los cuales 12 fueron los elegidos para presentarse en el evento.

Si bien la mayoría de las personas que participaron del evento eran profesionales o estudiantes de programación, ingeniería informática o desarrollo de videojuegos, existen muchos otros perfiles profesionales que se necesitan en esta industria. Durgan Nallar, escritor y consultor de diseño de juegos y narrativa transmedia,explicó que hacer videojuegos no consiste sólo en programar , sino que se necesitan muchas disciplinas artísticas y tecnológicas que trabajen juntas. “Tenés gente que escribe cuentos o novelas y no tiene idea de que pueden escribir el guion para un videojuego. Lo mismo sucede con músicos, diseñadores gráficos , o gente de marketing. La programación es solo una de las partes”, dijo Nallar.

El crecimiento de esta industria ofrece un panorama cada vez más variado. Si bien los videojuegos más populares corresponden a la categoría de entretenimiento, cada vez tienen más protagonismo los serious games, es decir juegos que tienen como base al entretenimiento pero el principal objetivo es otro. En la charla dedicada a este tipo de juegos se explicó que los juegos son arte y son una herramienta útil para transmitir mensajes, pero que además tienen la particularidad de poder generar empatía, porque al estar en el lugar de un personaje uno tiene que decidir y hacerse cargo de lo que le pasa a ese personaje. 

En el caso de las empresas pequeñas y medianas, alrededor de un 70% de lo que producen se vende a mercados del exterior, siendo los principales destinos Estados Unidos y Canadá. 

A su vez, se observa el fenómeno conocido como gamificación, el cual sucede cuando la lógica de los juegos es incorporada en ámbitos que no son propiamente del juego, como por ejemplo en la educación o en espacios laborales. Entre las funciones más difundidas de los juegos serios están las funciones educativas , publicitarias y de entrenamiento. Pero también hay otras menos conocidas . Por ejemplo, en la charla exhibieron un videojuego especialmente hecho  para pacientes  con quemaduras graves. Durante las curaciones hay procedimientos que deben hacerse sin anestesia, lo cual genera mucho dolor y trauma. El videojuego en cuestión lo que hace es, a través de la realidad virtual, ofrecer al paciente un foco de atención distinto y lo coloca en un entorno que se percibe como diferente al que realmente está. También hay videojuegos creados para personas con otro tipo de dolencias o condiciones de salud.

Otro de los temas que vienen revolucionando la industria del videojuego es la participación cada vez mayor de mujeres. Valeria Colombo fue una de las oradoras durante el evento. Colombo es programadora e integra el colectivo Women in games. “Cuando arranqué, hace quince años, venías a un evento como este y éramos tres mujeres, hoy hay casi paridad . En programación, que es el área en la que estoy yo, seguimos siendo muy poquitas. Pero está bueno que haya mujeres involucradas en la industria. Porque para hacer videojuegos vas a crear un personaje y está bueno que haya diversidad en los equipos. Si tenés un equipo de hombres haciendo un personaje femenino no va ser realista, y si tenés un equipo de mujeres haciendo un personaje masculino no va a ser realista”.

El tamaño de la industria de videojuegos en la Argentina era de unos 91.545.600 de dólares en el año 2023, según datos publicados por el Observatorio de la Industria argentina de Videojuegos de la Universidad Nacional de Rafaela. El sector viene teniendo un crecimiento exponencial a nivel mundial. Este incremento se hizo evidente en los años del confinamiento. En nuestro país, se calcula que un 34% de las empresas abocadas a esta actividad comenzó a funcionar entre el 2020 y el 2023 y emplean más de 1.600 profesionales. En este mismo periodo el 50% de los estudios pudo lanzar su primer videojuego. En el caso de las empresas pequeñas y medianas, alrededor de un 70% de lo que producen se vende a mercados del exterior, siendo los principales destinos Estados Unidos y Canadá. 

Muchos de los profesionales que participaron en el evento coincidieron en señalar que la industria tuvo un crecimiento muy pronunciado durante la pandemia, pero que una vez superada la etapa del confinamiento hubo una retracción.

Fernando Espósito, CEO del estudio Sureksu, uno de los que presentaban su juego, contó que el panorama económico internacional es lo que más les afecta porque esta es una industria que exporta. A diferencia de una película que debe pasar por controles de contenido y  calificación , los videojuegos pueden publicarse en tiendas virtuales sin mayores restricciones, teniendo que cumplir solo con algunos trámites. “Cuando pasó la pandemia todo eso que había crecido se retrajo, eso llevó a que cierren muchos estudios y proyectos. Nosotros también hacemos proyectos para terceros y esa pata se nos ha caído por completo, estamos esperando que haya un cambio”, explicó.

En una de las charlas, Ezequiel Heyn, cofundador de Purple Tree y vice presidente de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentina, señaló que en la actual situación del mundo, con dos guerras que generan sus consecuencias en el día a día, hay una retracción de la economía. Pero agregó que al mismo tiempo, cuando hay este tipo de dificultades, los inversores pueden volcar su atención en los mercados emergentes.

También sostuvo Heyn que en la actualidad hay un cambio de paradigma por el cual los bancos están empezando a considerar a los sectores de la tecnología y de los videojuegos como opciones viables para ofrecer tasas y créditos especiales.

Sobre la cuestión de la financiación, en la exposición sobre cómo hacer videojuegos en la Argentina, Durgan Nallar señaló la importancia de invertir en capacitación financiera. En cuanto al futuro próximo de la industria , Nallar expresó una expectativa prometedora. Destacó que en los últimos cinco años la evolución ha sido muy notoria. Según explicó esto se debe en parte a la disponibilidad cada vez mayor de herramientas de software para desarrollar juegos y en  parte a que hay cada vez más centros de capacitación, al punto de haber carreras en universidades nacionales dedicadas a esta actividad.
“Venimos de un proceso en el que somos generalistas y tenemos que ir hacia una especialización de las diferentes áreas que conforman un videojuego, eso va a hacer que la industria madure poco a poco -aseguró Nallar-. La industria del videojuego crece a pesar de las crisis globales. Crece porque es una pasión y porque es un medio de comunicación que combina arte y tecnología”.
Un matecito en el Obelisco

Un matecito en el Obelisco

Agricultores yerbateros de Misiones convocaron a una mateada en el Obelisco, con el objetivo de visibilizar la situación crítica que está sufriendo el sector y hacer llegar sus reclamos al gobierno nacional. 

“Vamos a tomar un matecito” fue la invitación de los miembros del Movimiento Agrario de Misiones (MAM) a los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires para que se acercaran con su equipo de mate al epicentro porteño. Una delegación de productores agrarios misioneros se manifestó en la plazoleta de la 9 de Julio, entre banderas de Argentina y Misiones, estandartes con las siglas del Movimiento Agrario de Misiones, emblemas de pequeños productores y cánticos en contra del DNU y la Ley de Bases del gobierno de Javier Milei. 

Los trabajadores de la tierra habían lanzado la consigna «vos llevás el mate, nosotros ponemos la yerba». Entre los principales reclamos, piden al gobierno la restitución de la regulación de los precios de la yerba, la devolución de sus facultades al Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) con la designación de su nuevo presidente, y el cierre de las importaciones de yerba provenientes de Brasil y Paraguay que compiten con la producción local. Además, los productores denuncian los bajos precios de la hoja de mate y su brecha, cada vez más grande, con el precio de la yerba en góndola, resultado de las medidas de libre comercio de la administración de Milei.

Precios Justos

“Hicimos una mateada porque, nos guste o no, a los que somos de la provincia o del interior nos es más difícil cruzar la 9 de Julio que el Aconcagua”, explica Facundo López Sartori, Ministro de Agro y Producción de Misiones, que por un rato dejó su convulsionada provincia en conflicto con los empleados estatales. “Venir al Obelisco tiene su impacto, gracias a que los medios hacen llegar más rápido las noticias. La mateada es nuestra forma de traer a los productores y que cuenten su realidad. Que los vecinos de Buenos Aires sepan que detrás de cada mate, hay gente que se levanta a las cuatro de la mañana y hoy recibe menos de trescientos pesos por un paquete que sale cinco mil en góndola”, agrega. El Ministro revela que los mismos agricultores de yerba mate que en diciembre del año 2023 cobraban 0.60 centavos de dólar por cada kilo de hoja verde, actualmente reciben 0.30 centavos de dólar. Es decir que, considerando la inflación, hoy en día los productores cobran menos de la mitad que el año pasado por el mismo trabajo. 

“Esto pasa hoy porque ya no está en funcionamiento el Instituto Nacional de la Yerba Mate, que se encargaba de regular un precio mínimo y de asegurar de algún modo cierta igualdad entre los agricultores y los molineros, que son industriales”, explica Sartori, y asegura que hoy el sector está sufriendo las inclemencias del libre mercado, controlado por los diez molinos de misiones que compran el 80% de la hoja verde, estableciendo los precios. El Ministro advierte que este mercado liberado los está afectando de manera profunda, obligando a muchos agricultores a dejar sus colonias y buscar trabajo en las grandes urbes. 

“No hay que caer en la falacia de creer que porque la yerba se comercializa bien, nuestros agricultores van a estar a bien”, asegura Sartori, “nuestros agricultores son quienes trabajan en la tierra y los que mejor tienen que estar”, y confía en que la mejor manera de que su reclamo sea escuchado por el gobierno nacional es compareciendo frente a las lentes y micrófonos de los medios porteños.  

Entre las bolsas de yerba de cooperativas y pequeños productores a los presentes, se encontraban trabajadores como Luis Alberto Andrusyszyn, productor de yerba mate de Apóstoles, Misiones, quien compartió en diálogo con ANCCOM: “Nos han bajado el precio de la materia prima entre un 40 y un 50%. En cambio, la yerba en góndola no bajó para el consumidor. Quizá se malentiende que nosotros los productores somos los caprichosos y estamos ganando fortuna. Esto no es así, lo que estamos ganando hoy no está cubriendo los costos de producción”. 

Competencia desleal

Respecto de la importación desmedida de yerba mate desde Brasil y Paraguay, Carlos Alberto Fernandez, diputado nacional en representación de la Provincia de Misiones, afirma que “esto genera una competencia que perjudica la economía, no solo de Corrientes y Misiones, sino a nivel nacional. Los precios bajos de estas yerbas importadas se deben a que no tienen los controles bromatológicos que se le da a la yerba nacional, y denuncia que “se venden productos con metales pesados, como por ejemplo el plomo, que es tóxico y altamente perjudicial para la salud de los argentinos. Gracias a los estrictos controles nacionales, estos tóxicos no se encuentran en las yerbas locales”. De esta forma, el diputado alude no solo a la problemática que implica la importación de este bien a nivel económico y político, sino que inclusive alcanza a amenazar la propia salud de los argentinos.

En consonancia con estas declaraciones, Yolanda, trabajadora de la Cooperativa Agrícola Río Paraná, agrega “reclamamos que frenen las importaciones de yerba desde Brasil y Paraguay, y pedimos que se escuchen las voces de los productores. Como dice nuestra marca de yerba Titrayjú, que significa “tierra, trabajo y justicia”, buscamos que haya un tratamiento justo desde el productor hasta el consumidor. La yerba es un producto que está en la canasta básica, y hay que defenderlo”.

La acefalía del INYM

Otro de los reclamos de los trabajadores se centra en la designación de un nuevo Presidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Actualmente, este organismo no estatal que se encarga de fomentar y proteger la producción y comercialización de la yerba mate, se encuentra acéfalo, ya que la responsabilidad de nombrar a quien lo presida recae en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Respecto a esta situación, Nancy Karina Umfurer, productora agrícola, comenta: “El organismo se dejó sin efecto en la provincia. Como no hay un capitán a bordo del barco, la situación es pura incertidumbre”. Umfurer, además, comparte que uno de los objetivos del sector en su diálogo con el gobierno es asegurarle que la restitución del INYM no supone un gasto para nación, ya que esta institución creada en el 2001 “se maneja a través del estampillado. Es decir, que la plata proviene de la provincia de Misiones”.

La yerba y la canasta básica

Esta infusión tradicional que, bajo las duras condiciones económicas muchas veces sirve de alimento y ayuda a cubrir comidas, se encuentra bajo la Canasta Básica Alimentaria, junto a otros productos fundamentales para la dieta del argentino como la leche, el pan o el queso

Durante la jornada, hizo aparición la diputada de Unión Por La Patria, Victoria Tolosa Paz, para manifestarse en apoyo de los productores. “El mate ya es una marca de la Argentina en el mundo, y eso queremos protegerlo y cuidarlo”. Tolosa Paz recalcó la importancia de la yerba en la mesa de todos los argentinos: “Es la infusión por naturaleza más importante en las barriadas y todos los hogares del país. Es parte del ABC de los alimentos junto con la leche”. En defensa del INYM, la diputada agregó: “Sin este organismo, la brecha entre el precio de la góndola y la ganancia de los productores se va ir incentivando negativamente. Hay una desigualdad en la negociación de los pequeños productores de hoja frente a una industria monopólica. Debe existir un instituto que pueda garantizar una vida digna para esa cadena productiva, sin dejarlo al libre mercado”, y cerró con la promesa de “defender la industria nacional yerbatera con uñas y dientes”.

El encuentro finalizó con una foto grupal de los asistentes, ondeando las banderas de los productores que exhibían mensajes como “el sabor de la yerba mate nace del esfuerzo de sus productores. Precios justos YA”. Entre bolsas de yerba y la intimidad de compartir un mate en lo que fue una fría tarde de otoño, los productores misioneros esperan haber logrado dar a conocer su mensaje de manera pacífica y así evitar que esta tradicional infusión no se convierta en un producto de importación en detrimento de la economía local. Es a través de la difusión de los diversos medios porteños que se presentaron para captar el encuentro que los yerbateros exigen, al igual que en el 2001, medidas gubernamentales que logren sacar de la crisis este sector fundamental de la economía argentina.