“Que le peguen a los jubilados porque reclaman un derecho es un crimen”

“Que le peguen a los jubilados porque reclaman un derecho es un crimen”

Osmar Núñez encarna al Solicitante Descolocado en “Las patas en las fuentes”, la obra de teatro basada en el poema de Leónidas Lamborghini. “Es la historia de un hombre común luchando contra unas fuerzas que son muy superiores a él –plantea el actor–. Pero la integridad del personaje está por sobre todas las cosas”.

La obra Las patas en las fuentes, adaptación del poema homónimo de Leónidas Lamborghini, es un unipersonal dirigido por Analía Fedra García y protagonizado por el célebre actor Osmar Núñez, que encarna a un hablante lírico a la vez cotidiano y espectacular: el Solicitante Descolocado. A lo largo de casi una hora de actuación, su monólogo pasa del tedio a la rabia, de la rabia a la pena, de las lágrimas más cálidas al cinismo más desapegado; su voz se entremezcla con las de otros personajes mientras busca sentido entre colectivos repletos, revueltas políticas, tragedias históricas y partidos de fútbol.

“Hay algo que sucede con este personaje que es el Solicitante Descolocado –dice Osmar Núñez en diálogo con ANCCOM–: ¿Cómo no va a estar descolocado con todos los eventos que suceden día a día, más los eventos más importantes de la historia como lo fue la matanza de José León Suárez, el bombardeo en Plaza de Mayo, el día a día buscando el mango, el dinero, el sol en la cabeza que pega y pega y pega? Y además, él dice: ‘Si yo hubiese seguido solamente con lo mío, todo lo demás no me hubiese importado’. ¡Pero a él le importa! Esto es lo que me alucina de este personaje: que carga con todo, que es un comprometido social, sin quererlo”.

Al principio iban a ser tres funciones de lectura poética en el Teatro San Martín: un hombre leyendo versos sobre el escenario. Después fueron cuatro, cinco, seis, ya como obra semi-montada, siete, ocho, hasta llegar, después de nueve años, al entablado de Hasta Trilce, donde las entradas del mes de julio se agotaron antes del estreno. Para este septiembre, dice Osmar, la obra se muestra ya en otro contexto: “Creo que con cada gobierno tiene lecturas diferentes, interpela de otra manera, porque son distintos”, sigue el actor, que no usa eufemismos para hablar de política: “Que le peguen a los jubilados porque reclaman un derecho… para mí es un crimen lo que hacen. La represión ante una manifestación pacífica es absolutamente incomprensible. Bestial. Y bueno, esto es a lo que remite también la obra: porque mientras la gente está pidiendo, o vitoreando, vienen unos y te cortan la cabeza”.

La obra, como bien dice Osmar, está llena de alusiones al pasado político argentino. En versos quebrados, con reiteraciones y llenos de juegos de palabras, Lamborghini se burla de los “des-libertadores”, alude a “Las Noches de Atenas” (un tango de Carlos Gardel), nos muestra la rebelión y muerte del Saboteador Arrepentido y encuadra su viaje en el título de Las patas en las fuentes, representadas sobre el escenario con las baldosas de Casa Rosada, como promesa redentora que nunca llegó. Todo esto, sin embargo, está comprendido en un drama que resulta tan íntimo como universal: “Es la historia del hombre común –sigue Osmar–, luchando contra unas fuerzas que son muy superiores a él. Pero la integridad está por sobre todas las cosas, en este personaje. Tiene una integridad descomunal… Hay algo de esa fortaleza, de esa fuerza, que es lo que te permite seguir, porque si no te morís”.

En la sala, el público parece entender esa integridad. Los circuitos independientes, en contraposición al teatro comercial, no mueven una masa de pesos que pague las cuentas de los actores, como tampoco resultan baratos para quienes compran la entrada. Sin embargo, el teatro está lleno. La fila dibuja una curva entre la barra de tragos y el salón carmesí. Esa fila cruzará un gran pasillo de cables desnudos y ladrillos al aire; se distribuirá, educadamente, como gente que sabe a lo que va, en las poco más de cien butacas que se inclinan tranquilas sobre el escenario; y volverá a salir, tras una hora de teatro, hablando bajito, a la vez animada y confundida.

“El arte no debe enseñar a vivir –declara Núñez: un actor refinado y convencido–. El arte es para debatir, para discutir, para que te moleste, para que te guste, por distintos motivos, pero no para que te deje enseñanzas de cómo tenés que vivir tu vida. Eso es un disparate. ¿Cuál es el mensaje? Acá no hay mensaje. Acá hay un encuentro donde cada uno podrá decir: ‘Esto me gusta’, ‘esto no me interesa’, ‘me molestó aquello’, digo, para debatir. Pero no porque tenga que dejar ninguna enseñanza. Para eso hay que ir al colegio”.

Leónidas Lamborghini, como su intérprete actual, parece un destructor de lugares comunes. Empieza una frase hecha para terminarla en otro lado, retuerce refranes, agarra clichés sociales de los que se burla con sorna y sin pudor. Pero nunca es un chiste fácil, porque nos estamos riendo de lo propio: hay un pedazo de todos en este Solicitante Descolocado. Y también, como es lógico, una parte de Osmar:

Las patas en las fuentes, para mí, es como si estuviese escrito para mí. Digo, tengo esa sensación. Resultará pedante lo que digo, me importa un bledo. Pero no es pedante, sinceramente creo que es un material que me convoca. Que me atrapa y me metió ahí y de ahí no me voy a ir mientras esté vigente, y si no, lo haré solo en mi casa, pero… Uno a través del arte expresa todo lo que a uno le sucede. Es así. Y con este material es muy significativo lo que sucede con el público, y lo que sucede con cada sala a dónde vas también. Entonces es muy fuerte decir ‘me gusta hacer la obra’. No, no es solamente que me guste hacerla; es que debo hacerla.”

Las patas en las fuentespuede verse todos los lunes de septiembre a las 20 en Hasta Trilce (Maza 177), con entradas disponibles en Alternativa Teatral.

Teatro para todos

Teatro para todos

“Más Teatro”es un programa de subsidios a cooperativas teatrales que busca fomentar el trabajo actoral. Este año, el ciclo ofrece 44 obras independientes con entrada gratuita hasta el 13 de noviembre.

La tercera edición del programa “Más Teatro”, impulsado por la Fundación SAGAI en apoyo a proyectos teatrales independientes, busca promover la cultura mediante el acceso gratuito a obras de teatro.

“Está dedicado a la gente que quiere llegar a los actores y actrices”, afirma, en diálogo con ANCCOM, María Fiorentino, secretaria de la Fundación que preside su colega Jorge Marrale. “Vale la pena que las personas que no pueden pagar una entrada puedan tener acceso a esta propuesta”, agrega.

Todos los lunes y miércoles, la sala “Hugo Arana”, ubicada en 25 de Mayo 585, microcentro porteño, colma su capacidad de 70 butacas, y en algunas funciones, incluso permite el ingreso de hasta 90 personas para que puedan disfrutar el espectáculo de pie. “Es hermoso ver tanta gente moviéndose por el lugar y que me digan que se sienten como en su casa”, expresa Fiorentino.

La inauguración de la sala, en 2022, dentro de la nueva sede de la entidad, permitió expandir el proyecto. Además del apoyo económico, brindan un espacio para que las cooperativas teatrales se presenten y formen parte de la programación cultural. “Intentamos tender redes, sabemos que dimos un paso que nadie más ha dado”, aseguraFiorentino.

Desde su creación, en 2009, Fundación SAGAI ha apuntado más a lo audiovisual, pero el éxito de “Más Teatro” los ha llevado a considerar nuevos proyectos, desde la inclusión de cortometrajes que sean óperas primas, hasta buscar espacios más grandes en los que los artistas puedan desplegar sus talentos.

“La idea es extendernos fuera de la sociedad de gestión para ir a la sociedad civil”, explica Fiorentino.“Más Teatro”, que va por su tercera edición, se encuentra en línea con otras acciones que impulsa la organización, como el Concurso de Piezas Audiovisuales Independientes y el ciclo de talleres y cursos de formación profesional destinados a intérpretes y artistas. 

Aunque la entrada es gratuita, al finalizar las presentaciones, el público tiene la opción de brindar un bono contribución. Este dinero se destina a cubrir los costos técnicos de la sala, así como el traslado de la maquinaria, escenografía y los vestuarios.

En un contexto desafiante para la cultura, propuestas como las de la Fundación SAGAI constituyen un refugio. Fiorentino sostiene que se trata de “un espacio de encuentro, de reflexión y de aprendizaje que se necesitaba” y destaca: “Los actores y actrices nos han hecho llegar su agradecimiento porque no hay otro lugar que los invite así”.

Con nueve obras más que en la última edición, la programación de este año se caracteriza por presentar dramaturgias que atraviesan temáticas históricas hasta situaciones cotidianas de amor y amistad. Entre las obras seleccionadas para septiembre sobresalen: Los otros Duarte, una historia sobre los hermanos y hermanas de Eva Perón; La gravedad de las burbujas, una propuesta experimental que investiga las narrativas simultáneas; y Trinidad Guevara, un unipersonal que retrata la vida de una de las pioneras del teatro rioplatense. 

Las entradas pueden conseguirse a través de la página web de la Fundación SAGAI o por Alternativa Teatral. Las reservas se habilitan los miércoles para las funciones de los lunes y los viernes para las funciones de los miércoles.

Una familia de antes pero como las de hoy

Una familia de antes pero como las de hoy

«El zoo de cristal», el clásico de Tennesee Williams volvió a escena con Ingrid Pellicori como protagonista, dirigida por Gustavo Pardi, en una adaptación realizada por Mauricio Kartún.

“No quiero vivir toda mi vida bajo tubos fluorescentes”, fue el pedido sofocante de Tom, el hijo y el único hombre de la familia Wingfield. Estrenada en 1945, El zoo de cristal de Tennessee Williams se mantiene como una obra de relevancia, abordando temas como los sueños rotos y las frustraciones diarias con una profundidad que resuena en la actualidad. Dirigida por Gustavo Pardi y con una adaptación de Mauricio Kartún, la obra revive en el teatro Hasta Trilce del barrio de Almagro.

La familia Wingfield recurre al pasado y al futuro como mecanismos para evadir la realidad. Esta visión contemporánea de la clásica obra revela las luchas internas de los personajes y su constante búsqueda de refugio en un mundo que pareciera acabar pronto con ellos.

La obra retrata a una familia sureña estadounidense en medio de la Gran Depresión, aunque sus conflictos y dinámicas resuenan con las problemáticas actuales. Las actuaciones son el corazón de la historia. Los personajes no son unidimensionales; no hay héroes ni villanos; buenos ni malos. A lo largo de la obra, abundan las emociones —desde enojos y disculpas hasta chistes y abrazos— que reflejan la complejidad de las relaciones humanas. Aunque en la trama todo parece imposible, subyace un profundo y persistente deseo de cambio, una carga y anhelo intenso que se mantiene de principio a fin.

Tom, el hijo de la familia y alter ego de Tennessee Williams, es interpretado por Agustín Rittano, y representa el punto de vista de la historia. Se trata de un empleado de una zapatería que en realidad quiere ser escritor. Su deseo de escapar de la rutina diaria para perseguir sus sueños entra en conflicto con su responsabilidad de mantener a su familia, lo que le provoca una gran culpa. Por su parte, Malena Figó interpreta a la hija de la familia, Laura, que denota soledad y eso fastidia al resto. Su soltería es vista como una carga, y su madre intenta encontrarle un pretendiente para que pueda casarse y formar una familia. Con gran destreza, Ingrid Pelicori interpreta a Amanda, la madre. Su actuación transforma las preocupaciones sociales en algo natural, convirtiendo el deseo de encontrar un novio para su hija y éxito profesional para su hijo en tareas habituales.

El gran trabajo de escenografía y vestuario recuerda que estamos viendo una obra de teatro, aunque constantemente se toquen temas que nos interpelan como sociedad, ya sea el rol de la mujer o la figura de jefe de hogar. Los diferentes objetos utilizados durante la obra armonizan con la estética del teatro y son, a su vez, el reflejo perfecto del mundo claustrofóbico de los Wingfield. El uso de muebles de época y un cuadro del padre subrayan la fragilidad y el desencanto que dominan la vida de los personajes. Este cuadro, iluminado y sonriente durante toda la obra, representa la presencia constante de un padre abandónico que, aunque físicamente ausente, sigue influyendo en la dinámica familiar.

Ningún personaje actúa de manera caprichosa: todos están atrapados en roles sociales que se espera que ocupen. Todos sobreviven en su agonía y eso los mantiene molestos, frágiles e inquietos. Amanda, la madre, no es viuda ni tampoco casada, sino una mujer que fue abandonada por su esposo alcohólico. Su hija padece una discapacidad que le genera dificultades al caminar: esto la mantuvo siempre inmóvil ante el mundo y encontró en su casa un refugio. Laura simplemente sobrevive y eso molesta e incomoda a sus parientes, ya que solo se ocupa de cuidar su colección de piezas de cristal. Tom, por su parte, recurre a bares nocturnos para sostener su agobiante rutina, evocando de alguna manera el pasado de su padre. Jim O’Connor, interpretado por Martín Urbaneja, es el amigo de Tom y un posible pretendiente de Laura. Es un hombre optimista que busca el éxito profesional.

En la obra, Williams muestra cómo quienes no se ajustan a las normas sociales son marginados y excluidos. La representación de la fragilidad y la lucha por escapar de una vida opresiva se entrelaza con momentos de humor que alivian la tensión, ofreciendo una visión multifacética de la condición humana.

La ilusión y, sobre todo, los sueños, están más presentes que la realidad. El deseo de cambiar sus condiciones materiales pesa en cada sobremesa que comparten. Y una sutil intención: mostrar lo arduo que son los vínculos familiares.

Ingrid Pelicori, quien lleva el papel de Amanda, supo interpretar también a Laura en 1992. En diálogo con ANCCOM, Ingrid expresa: Volver fue parte de un proyecto de Gustavo Pardi, el director de la obra. Me encantó la idea de ser Amanda. Tengo una un amor particular por esta obra, así que me resultó hermoso poder hacerla otra vez. Por lo general me gusta siempre hacer cosas diferentes.”

 

¿Qué es lo particular de la obra que te atrae?

Laura me parece hermosa, poética, universal. Todos los personajes son muy atractivos y cada uno te permite entrar por otro lado a la obra. Cuando yo interpretaba a Laura, me parecía que la obra hacía hincapié en el diferente. Ahora, haciendo de Amanda, me parece que la obra trata sobre el temor por el futuro de los hijos. Y si lo agarras por el lado de Tom,  seguramente tiene que ver con los deseos y los deberes; cómo hacer para seguir el propio deseo y al mismo tiempo tener que lidiar con responsabilidades. En el caso de Jim, también es aquel que fue una promesa. Cada uno toca problemáticas humanas y además tiene intriga y humor.

 

El zoo de cristal es una obra inspirada por los recuerdos de la crisis económica de 1930, aunque hace eco en las épocas de hoy. En palabras de Ingrid: “Es una obra que siempre resuena. En estos tiempos difíciles que vivimos, solo podemos aferrarnos unos a los otros. Es una obra profunda, universal, que termina tocando la coyuntura”.

 

¿Qué es lo que más te gusta del teatro?

Prorizo lo grupal, el hecho de que es algo colectivo y construir entre todos, ponerse de acuerdo, respetar esos acuerdos cada día. Alan Badiou dice que “el teatro es la forma estética de la fraternidad” y a mí me suena mucho eso. Pero, por supuesto, también es la posibilidad de experimentar muchos aspectos de la condición humana.

El zoo de cristal es una obra que, a casi 80 años de su estreno, sigue adquiriendo nuevos significados y relecturas. Una obra que te hace reír al mismo tiempo que llorar, y que nos recuerda que, a pesar de los intentos por evadirla, la fragilidad es una constante.

El zoo de cristal puede verse los miércoles a las 20:30 en el teatro Hasta Trilce, con entradas disponibles en Alternativa Teatral.

Jugar a volar y a soñar

Jugar a volar y a soñar

«Vigilias», la obra de teatro de Germán CAbanas, transita de manera lúdica los bordes entre ficción y realidad.

Gracias a la magia teatral, cada domingo el Galpón de Guevara, ubicado en el barrio porteño de Chacarita, se convierte en un hábitat natural del aislamiento en el que sueño y realidad se confunden. 

Con dirección general e interpretación de Germán Cabanas, actor, acróbata, docente de artes escénicas y co-creador y director artístico de UOW, Vigilias propone una exploración lúdica y encarnada de la soledad que transita los bordes de la ficción y la realidad. 

Vigilias es una obra de teatro atravesada por la simpleza y la operación artesanal de sistemas de vuelo, que sin necesidad de diálogos pone en juego lo onírico, la ruptura del tiempo cronológico y la entrega del cuerpo. En conversación con Germán Cabanas, exploramos la historia detrás de la puesta en escena.

Hace más de 10 años, la idea de lo que hoy es Vigilias nació gracias al disfrute, el juego y la exploración de nuevos dispositivos técnicos. “La idea de la obra fue mutando con el tiempo. Se nos ocurrió un sistema de poleas y arrancamos a jugar con eso, cada vez que teníamos un tiempo libre nos poníamos a jugar con esos elementos. Llegado a cierto punto, quisimos mostrar el material y pensé cómo le daba una forma escénica a esto”, comenta Cabanas, haciendo memoria de los primeros encuentros con Santiago Castello, encargado de la dirección técnica y el diseño de sistemas.

¿Cómo se le da forma a una obra de este calibre? Para Cabanas, el proceso de creación fue a la inversa de lo que acostumbramos, buscando la excusa dramática al encantamiento con los elementos: “Me gusta mucho la fisicalidad, me es difícil pensar una dramaturgia desde lo intelectual y muchas veces parto del movimiento. Arrancando desde ahí, desde la improvisación y el juego, termino construyendo más que cuando me siento en el escritorio y trato de tener una idea”.

Entonces, Vigilias nace y crece del juego a la idea, de la idea al papel, del papel a su primer estreno en México, en la apertura del Festival Internacional de Teatro de Nuevo León. “Fue muy loco porque el festival, con compañías de todo el mundo, elige esta obra para la apertura. Fue una experiencia espectacular de lanzamiento, en una sala de 1.500 personas, una presión importante”, recuerda el director e intérprete.

Desde su lanzamiento en México, pasando por dos temporadas consecutivas en 2014 y 2015 en El Galpón de Guevara, hasta la versión que se presenta en la actualidad, Vigilias absorbió lo mejor del paso del tiempo y se transformó.

Con una actuación más naturalista, el despojo de ciertos elementos escenográficos y sin textos de guía, la obra se tornó más neutra, más limpia, más cercana. “Tuve la necesidad de actualizarla y relacionarla con todo lo que pasó en estos años: la salud mental después de la pandemia y cómo nos afectó estar encerrados. En este tiempo cambió la tecnología, la velocidad de las imágenes, la explosión de las redes sociales; cambiaron nuestras formas de pensar y yo mismo cambié mucho. Actualizarla tiene que ver con que sea una obra que hoy me interpele”.

Una cama, un lavatorio, un perchero. Luces azules, oscuridad, luces blancas y Cabanas: un mundo nuevo que despierta los ojos de los espectadores, que siguen atónitos cada salto y cada vuelo. “Cada uno puede tener una interpretación diferente y eso es lo que me gusta. Si logramos que los espectadores entren en lo que están viendo y se dejen llevar, me da mucha satisfacción porque apuntamos a algo profundo, en relación a lo que vivió cada espectador y lo que se va reflejando en cada escena”, reflexiona el autor e intérprete

 

Vigilias se presenta todos los domingos de agosto a las 20 horas en El Galpón de Guevara, ubicado en Guevara 326, Chacarita, Ciudad de Buenos Aires. Las entradas están disponibles por Alternativa Teatral

 

El despertar de la mujer en el tango

El despertar de la mujer en el tango

“In The Bodies”, tercera pieza teatral de la obra Tango Tanz Trilogy, indaga sobre nuevas miradas al universo femenino en la danza del 2×4. La obra -que tuvo sus primeras etapas de manera virtual- es de producción austríaco argentina, y se presenta desde este jueves de manera presencial en el Centro Cultural San Martín.

El jueves 8 de agosto, en el Centro Cultural San Martín, se estrena In The Bodies, la tercera pieza de una trilogía que fusiona el tango con la tecnología. La obra que forma parte del proyecto Tango Tanz Trilogy, de la compañía austriaco-argentina, IN Tango Tanz, conformada por Liliana Tasso, Claudia Grava y Verónica Litvak, realiza esta última pieza donde se pone el foco en la intimidad del universo femenino en el tango.

‘’En un principio, no estaba pensada una obra con tecnología. Estaba pensado que Liliana y Verónica viajarán a Austria, donde yo vivo, para hacer una obra juntas y pasó la pandemia’’ cuenta Claudia Grava, codirectora del proyecto a ANCCOM. ‘’Empezamos a trabajar por zoom, a tirar ideas y se armó un concepto de ensayar por zoom y aprovechar la tecnología’’. La trilogía comenzó en 2021 con una performance virtual, In the room, donde no solo  el público se encontraba disfrutando del espectáculo vía zoom sino que cada integrante de la obra se encontraba en su habitación haciendo su performance. Continuó con In Shared Spaces al año siguiente, donde la obra tenía lugar en dos escenarios diferentes pero conectados; una parte de los intérpretes se encontraba en Argentina y la otra parte en Austria, pero ya contaban con un público físicamente presente. A través de las pantallas, en Argentina se veía lo que sucedía en Austria y al revés. 

‘’Cuando estábamos construyendo la segunda pieza dijimos ‘tenemos que concluir esta trilogía con una pieza que realmente nos encuentre a todos juntos en el escenario’, que había sido el principio del proyecto’’ dice Liliana Tasso, también codirectora de la obra. ‘’Y así surge In the Bodies, que es este momento donde parte del equipo ha viajado para Buenos Aires y luego el resto de nosotros viajará para allá’’.

Liliana Tasso, codirectora del proyecto Tango Tanz Trilogy.

Esta tercera pieza cuenta con ejecución de instrumentos y danzas en vivo y también con imágenes de videos que fueron tomadas de las obras anteriores, ‘’como una especie de mamuschka que se va convirtiendo en otra pieza’’. A través de una cámara web, se amplifican y se pone el foco en detalles y en la sensibilidad de la danza a la vez que se construyen imágenes entre el material de archivo y lo que sucede en el escenario. De esta manera, la cámara va captando lo que sucede en el momento y proyecta de una manera que le da otra mirada, otra significación, a la situación. 

‘’El tango y la tecnología conviven en esta obra. La tecnología le busca a la estética del tango una mirada diferente. Al poder amplificar esos pequeños detalles del universo tanguero  femenino, con los zapatos, los aros, las lentejuelas, la cámara lo estructura y los codifica para transformarlos en objetos enormes’’, explica Tasso. ‘’Al cambiar las proporciones también cambia su significado y su relación con los otros objetos.’’ Así, el tango en esta obra tiene una mirada completamente diferente a lo que son los espectáculos tradicionales del género. 

Además de tener a estos dos conceptos como centrales, la obra sale de la imagen tradicional de la mujer en el tango para ubicarla en un nuevo lugar. ‘’Hace unos años hubo un despertar de la mujer que se replantea su lugar, su rol y el tango es una danza que viene de una tradición bastante masculina. Están cambiando cosas dentro del tango y nosotras, como bailarinas mujeres, nos cuestionamos a nosotras mismas sobre nuestro lugar’,’ continúa Tasso. ‘’Cuando uno cambia las cosas de lugar es como que las ve de nuevo, con nuevos ojos y te cuentan otras cosas.’’

In The Bodies estrena este jueves a las 21 y también se presentará el viernes 9, sábado 10 y domingo 11 a las 19. Las entradas se pueden conseguir online en entradasba.buenosaires.gob.ar o en boleterías del Centro Cultural.