«Un perfecto desconocido te puede salvar la vida»

«Un perfecto desconocido te puede salvar la vida»

Escrita, dirigida y protagonizada por mujeres, la obra «En este mundo loco, en esta noche brillante» aborda el tema de la violencia sexual desde una perspectiva poco frecuente.

En la producción teatral independiente En este mundo loco, en esta noche brillante, inspirada en la obra literaria de la dramaturga brasileña Silvia Gómez, la directora Nayla Pose narra en un formato crudo y honesto una historia de violencia sexual sobre la mujer a quien no se la presenta como un sexo débil, sino como alguien complejo que es capaz de levantarse y seguir cuando todo parece que se va a terminar.

Pose, quien estudió Artes Escénicas en el Conservatorio Nacional (actual Universidad Nacional de las Artes), trabajó con directores como Daniel Veronese y desde muy joven comenzó a dar clases en instituciones estatales. “Me mantenía en un constante estado de creatividad y de aprendizaje -sostiene-. La intención es formarse y aprender todo el tiempo, apostando al diálogo y al intercambio de ideas entre colegas”.

En este mundo loco, en esta noche brillante habla sobre la violencia hacia las mujeres de una manera cruda pero también poética y sensible”, afirma. Rasgos como la ternura, la empatía y la resiliencia emergen para presentar un panorama diferente sobre la violencia de género.

“Me hice un montón de preguntas al momento de introducirme en la producción. Fundamentalmente, ¿de qué forma se habla de este tema? Mi objetivo es expresarlo de la manera más humana posible. La obra tiene elementos diversos: tragedia, comedia, momentos profundamente poéticos que pueden presentar una nueva perspectiva”.

El relato se reúne íntimamente con el público a través de una puesta sincera y directa. “La conciencia ficcional interviene al presentar cortes en la ficción que desvían la forma clásica de narración de la obra, que consiste en una introducción, desarrollo y desenlace. Es en esos cortes donde media la realidad germinada desde el espacio de ensayo. Dicha conciencia parte de la propia irrupción del relato ficcional que la misma Silvia Gómez hace en su libro”.

“Yo no elegí la obra, la obra me eligió a mí”, asegura Pose. “Cuando la leí, sentí que estaba escrita para mí. Por entonces, no conocía a Silvia, pero experimenté una gran familiaridad con su lectura. Es ella quien propone un corte en la narrativa clásica de la ficción para hablar desde el lugar donde ocurren los hechos. Las palabras de Silvia me cayeron encima con total honestidad, por lo que mi objetivo fue retratarlas lo más cerca posible a ese sentimiento. Eso le provee crudeza a la obra”.

La directora cuenta que conoció a Silvia por medio de una videollamada en la cual intercambiaron gustos, sentimientos compartidos, lecturas feministas que las marcaron y futuras ideas. Posteriormente, se encontraron en persona cuando Silvia Gomez realizó un viaje a Buenos Aires. “Me conecté con ella a través de la literatura al compartir su misma manera de ver el mundo”, dice Pose.

En la obra se habla del universo femenino y de su enorme capacidad para la resiliencia. “Después de la caída, se levanta y sigue caminando”, remarca Pose. La obra carece de escenografía, ya que, según ella: “Es tan potente lo que sucedía en la actuación y en los ensayos que me incitó a llevar aquella mística de ese territorio tras bambalinas a su exposición al público”.

“Intento que la audiencia empatice con los hechos que la atraviesan. Los acontecimientos narrados son sensibles, pero intentamos, mediante la puesta en escena y la actuación, abordarlo de la forma menos tensa posible. Anhelo que el latir que posee la obra pueda acompañar a quien la vea, que se cuestione, que la sienta, que se posicione en la agenda. Mi intención es que la violencia sexual como tema esté presente, pero no por la pesadez y el estigma que conlleva, sino que la obra sea un aporte para su discusión”.

“Utilizo recursos que a mí me resultan conmovedores y deseo que eso se pueda llegar a transmitir. La actuación como recurso por parte de actrices completamente entregadas en cuerpo y carne a la obra, la música, la iluminación, romper con la convención más tradicional para develar al público todo el artificio con el cual está construida la historia. Poder dar vuelta la escena y reflejar toda la verdad de la misma, sin mediaciones”.

“Me interesa especialmente el público joven, me genera esperanza. Las dos actrices que abordan la obra -Daniela Flombaum y Carolina Saade- son jóvenes. Quería mostrar un vínculo maternal entre ambas, algo que alguna vez en la vida todos hemos experimentado. Me identifico mucho con esa sensación de ser maternada por un par, por eso intenté presentar eso en el territorio del juego de la escena. Una mujer que tiene más experiencia sobre otra que es abusada por un varón”.

La historia refleja todo el universo artístico que inspira a la directora. Pose trata de intervenir con la alimentación que posee del mundo sensible donde no solo reside el teatro, sino también otros abordajes artísticos como la literatura o el arte plástico sobre el cual se siente particularmente atraída. “Me gusta llegar a las personas. Me interesa generar algún tipo de sentimiento. Recuerdo la conmoción que me generaron ciertas obras de arte. Conmover es estar moviéndose con algo y busco que el público reciba con igualdad de importancia el tema y el arte que envuelve la obra”.

El relato busca centrarse en la empatía y en el vínculo entre pares. “Dos personas que son desconocidas se unen a partir de un hecho trágico que da pie al vínculo entre las dos protagonistas de la obra. Mi intención es que el público se lleve el fervor que se produce en la resistencia a partir del acto de compartir una conexión con la otra persona. Un perfecto desconocido te puede, literal y poéticamente, salvar la vida. Ganar una amistad, cantar y levantarse junto al otro es la sensación que intento transmitir”.

 

En este loco mundo, en esta noche brillante se presenta los domingos de junio a las 20 en el espacio Dumont 4040 (Santos Dumont 4040, Chacarita).

Imprenteros, una máquina de contar historias

Imprenteros, una máquina de contar historias

La pieza teatral de Lorena Vega, que cuenta la historia familiar de una imprenta del conurbano y reflexiona sobre la importancia de los oficios, es además un libro y una instalación. Y pronto será una película.

El miércoles 19 de abril se realizó un conversatorio sobre la instalación Imprenteros, que propone un recorrido por la historia de la obra de teatro, organizado por la Casa Nacional del Bicentenario y Club Paraíso, un colectivo de artistas que difunden las artes escénicas. Estuvieron presentes Lorena Vega, actriz, directora y creadora de Imprenteros junto a su hermano Sergio Vega. El conversatorio fue moderado por Cynthia Edul, novelista y dramaturga.

Imprenteros es una obra de teatro documental que nació en el 2018 en el marco del ciclo “Proyecto Familia” del Centro Cultural Rector Ricardo Rojas de la UBA. Cuenta la historia de Lorena Vega y sus  hermanos  y la imprenta familiar, a la que les fue negado el acceso por una parte de su familia tras la muerte de su padre Alfredo Vega.

La obra comenzó con cuatro funciones, pero su éxito fue tal que siguió sumando semanas en cartelera y se expandió a otros soportes. En la instalación, que se puede visitar en el tercer piso de la Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985) hasta el 30 de abril, se exhiben elementos que forman parte de la escenografía de la obra y del archivo familiar.

Al entrar a la sala se presenta una serie de fotografías de la imprenta familiar, ubicada en Lomas del Mirador. “Estas fotos las sacó César Capasso, amigo mío desde los 17 años –cuenta Lorena Vega–. En el año 2006 le pedí que fotografiara cada una de las máquinas del taller así yo podía imprimirlas y regalárselas a mi papá. César es mi cómplice artístico en la recuperación del territorio de infancia. Gracias a sus trucos fotográficos podemos estar de nuevo en la imprenta familiar”.

En otra de las paredes se proyectan escenas de la obra de teatro. Lorena y Sergio están en el escenario, vestidos con mamelucos que fueron donados por  trabajadores de imprentas. “La Imprenta, el territorio que se disputa, no es un lugar cualquiera, tiene el peso de las revoluciones que cambiaron el curso de la historia de la humanidad. Los trabajadores gráficos formaron parte de esa revolución”, se lee en una de las paredes un texto escrito por Gabriela Halac.

Imprenteros llevó también su historia a un libro, publicado en 2022 y editado por Documenta Escénicas. El libro recupera parte del guión de la obra, fotografías del archivo familiar, diálogos entre los hermanos Vega y relatos.

Lorena Vega lee al público un relato sobre su madre y uno acerca de sus trabajos como costurera. La obra reflexiona también sobre la importancia de los oficios y el conocimiento que se transmite de generación en generación.

Imprenteros funciona como una máquina de contar historias, que mediante la memoria busca recuperar un territorio perdido. “En Imprenteros hay recuerdos de la infancia, de las familias, de las  relaciones con los padres, del oficio, que ahora se vuelven nuestros también”, concluyó Cynthia Edul. 

Teatro independiente, un podcast sobre una expresión artística que perdura

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La violencia a las mujeres en diferentes clases sociales

La violencia a las mujeres en diferentes clases sociales

Felicitas Guerrero, víctima de un femicidio en el siglo XIX, y María, una maltratada que podría ser cualquier mujer de estos tiempos, compartem escena en la ópera «Conmigo o con nadie», de Mailén Ubiedo Myskow.

Conmigo o con nadie, es una ópera realizada por la compositora Mailén Ubiedo Myskow, basada en las vidas de Felicitas Guerrero y María dos mujeres distintas que experimentan sufrimiento y tienen un mismo final. Es presentada los domingos 18 y 25 de septiembre a las 19 en Hasta Trilce, Maza 177, CABA.

“Libertad, libertad” gritan las mujeres, varias veces en el show. El espectáculo es una producción contemporánea lírica, surgida en el 2016. Muestra en escena la violencia de género en Argentina, y se basa en el femicidio de Felicitas Guerrero ocurrido en el siglo XIX.

Felicitas y María

Felicitas nació un 26 de febrero de 1846 en Buenos Aires, en el seno de una familia adinerada. Hija del comerciante naviero español Carlos José Guerrero y Reissing y de Felicitas Cueto y Montes de Oca, se casó a los 18 años con Martín Gregorio de Álzaga y Pérez Llorente. En marzo de 1870, muere su esposo y ella es nombrada heredera de su fortuna. Su belleza y riqueza la transforman en una viuda deseada y los pretendientes se multiplicaban.

En la ópera, las mujeres gritan, lloran y sufren maltrato a manos de hombres insensibles, violentos y poco empáticos con ellas. Las autoridades son indiferentes a los reclamos, “naturalizan los hechos y todo está bien”, explica la compositora Mailen Ubiedo Myskow. “La violencia hacia la mujer se da en diferentes ámbitos de la sociedad, en el trabajo, la calle. He visto amigas que les ha sucedido y personas muy cercanas; por eso me gustó esta propuesta“, menciona Karen Brandan, quien interpreta el papel de María.

Una particularidad de la obra es que, además de los personajes, en el escenario también aparece María, quien también interactúa con el público. Para la compositora, “María es una de todas las mujeres que hasta hoy han sido asesinadas por sus parejas”.

Felicitas, María y las demás mujeres se presentan vestidas con bolsas plásticas, las mismas que se usan para colocar a las víctimas de asesinatos.

Ubiedo Myskow, además de compositora de Conmigo o con nadie‘, dirige el Centro Artístico Solidario Argentino C.A.S.A. y desde esta plataforma organiza el II Festival de Ópera Villera que se llevará a cabo desde el 13 al 23 de octubre en los barrios Padre Ricciardelli 1-1-14, Fátima Villa Soldati y Padre Mugica Villa 31. Desde el C.A.S.A coordina un grupo de docentes que da clases de música de manera gratuita en barrios populares.

“Me encantaría que esta ópera se pudiera presentar en distintos lugares, colegios, universidades, barrios y, si fuera posible, llevarla al exterior del país, y adaptar a ese lugar para concientizar sobre esta problemática”, reflexiona la compositora.

La senilidad puesta en escena

La senilidad puesta en escena

«Mi mamá soy yo»,a obra de teatro de Luciano Cazaux, invita a reflexionar sobre las relaciones humanas, la convivencia y la tolerancia desde el humor.

“El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma” es una de las frases que se encuentran inscriptas en las paredes de El Tinglado. Donde antes funcionaba un viejo taller mecánico hoy hay un espacio dedicado a la cultura, el teatro, a la danza y a las artes plásticas y audiovisuales. A las 17 del sábado la sala se llenó de risas de distintas generaciones: nietos, padres, madres, abuelos y abuelas, que se vieron reflejados en Mi mamá soy yo: la nueva producción de Luciano Cazaux.

Luego del éxito de Bang bang y somos historia, comedia que ganó el premio ACE al mejor espectáculo de humor en 1999, el director presenta esta obra de su autoría que reflexiona sobre los vínculos de tres generaciones de mujeres obligadas a convivir por razones externas más que por decisión propia. Desde el humor se aborda lo difícil de las relaciones humanas, la convivencia, la economía al interior de las familias y las diferentes miradas entre una generación y otra. Abuela, madre y nieta chocan entre sí pero lo que en un principio parece ser una pesadilla se transformará en una salida para años de dolor acumulado.

“Hacer un humor que no sea superficial se logra trabajando en serio. Se desprende del contexto, nunca son chistes aislados o porque un actor se hace el gracioso”, comenta Luciano Cazaux en diálogo con ANCCOM. A principios de este año, empezó a reunirse con las actrices Martina Perret, Ana Praderío y Sofía Maluf en un departamento de General Rodríguez para comenzar los ensayos para la obra que se estrenaría el 13 de agosto. “Fue un proceso muy lindo, con mucha adaptación del texto porque es una obra que Luciano escribió hace ya 12 años. Algunas cosas las fuimos modificando. La construcción del personaje fue un proceso largo, fuimos generando una relación entre las tres actrices. Eso también hizo que mi personaje creciera y creo que sigue creciendo entre función y función”, agrega Sofía Maluf quien interpreta a Emma.

En Mi mamá soy yo, Isabel, la abuela, como consecuencia de la edad, cree ser su propia madre y refleja en su hija su propia memoria. “Me inspiré en historias personales, la de mi mamá, relaciones con mis hermanos, en historias que me fue contando Martina Perret de su abuela. A mí siempre me llamó la atención fundamentalmente el tema de la senilidad, del Alzheimer, cómo cambia la personalidad”, explica el director. 

A las 17 de todos los sábados hasta el 1º de octubre, Mi mamá soy yo espera seguir llenando la sala del teatro porteño El Tinglado (Mario Bravo 948) con risas y reflexiones. Cazaux espera que el público pueda llevarse como mensaje que “seamos más comprensivos. Cuando uno condena, cuando uno sentencia, en realidad, conoce muy poco de la historia del otro, casi nada. Cuando uno conoce esa historia no puede haber más lugar que para el amor”.