«Tiene que morir alguien para que se enteren de estas cosas»

«Tiene que morir alguien para que se enteren de estas cosas»

Semi recostado en una cama de la que no puede moverse por cuenta propia, Santiago Siciliano sonríe mientras acomoda sus piernas cubiertas de vendas. “Este yeso está cubriendo una operación que me hicieron el viernes, en la que intervinieron en la rodilla y en la tibia a la altura del tobillo. En la rodilla izquierda también hicieron una intervención pero fue más leve, percutánea, no me abrieron”, comenta, y procede a enumerar las múltiples lesiones que tiene en su cuerpo: triple fractura de pelvis, fractura de maxilar y de la órbita ocular derecha, fractura del hemisferio lateral derecho del cráneo. Sobre su sien derecha tiene una inflamación más que visible, allí donde la parte de hueso roto fue removida para que el cerebro inflamado tuviese menos presión. “Lo que ves acá es parte del cerebro y parte de inflamación por líquido encefalorraquídeo, que es un líquido no nocivo que se produce a diario en el cerebro, que lo lubrica y lo envuelve; pero quizás haya una fisura que no lo deje drenar como se debe.” Santiago explica su estado repitiendo los términos que aprendió de escuchar a los médicos durante los últimos dos meses, desde que está internado en el Hospital Fernández. Habla con cierta emoción, porque aprender, de alguna forma, medicina es una de las pocas cosas que puede hacer: “Me siento incapacitado para hacer un montón de cosas por mi estado físico. Yo siempre fui muy activo, muy fuerte, y estar así es como no reconocerme: ‘¿Quién soy?’ Eso me afecta también en la parte emocional y psicológica.”

No le da vergüenza hablar ni se siente cohibido, incluso dice que le gusta hablar de lo que le pasó, de lo que está pasando y de lo que le tocará atravesar a futuro: más intervenciones quirúrgicas; un largo proceso de rehabilitación tanto física como psicológica; y toda una vida por delante que de repente parece una segunda oportunidad inesperada. Por otra parte, su familia comenta que antes del accidente, Santiago era mucho más introvertido, que las lesiones en el cerebro le desactivaron algún que otro filtro entre sus pensamientos y el habla. El humor ácido se hizo característico en sus conversaciones y herramienta para sobrellevar su situación. “Creo que es el único momento en que te ponés a pensar en todo, porque con todo esto de los dolores, que te vienen todo el tiempo los médicos y las visitas, no tenés tiempo de procesarlo”, reflexiona Rocío, la novia de Santiago, quien parece vivir también en aquella habitación de terapia intermedia.

Decir “accidente” es un eufemismo. Accidente es un suceso no planeado ni deseado que provoca daños. En la madrugada del domingo 8 de septiembre, Eugenio Veppo manejaba por la avenida Figueroa Alcorta a 130 km/h, casi el doble de la velocidad máxima permitida en avenidas. Manejaba como si no hubiese mañana, como si nada importase ya en su vida -o en la de nadie-, mientras pasaba semáforos en rojo y esquivaba y sobrepasaba autos por el lado derecho -algo también ilegal-. Es difícil sostener que el desenlace no era previsible.

Quizás pasaba a otro auto cuando, llegando a la esquina de Tagle, divisó el móvil de Tránsito y el control de alcoholemia, demasiado cerca ya como para volantear y esquivarlo; ni hablar de intentar frenar. Quizás, habiéndolo visto, decidió escapar sin notar a los dos agentes que se encontraban cumpliendo con su trabajo. Pero, en definitiva, el auto de Veppo embistió violentamente a Cinthia Choque, de 28 años, y a Santiago Siciliano, de 30. El conductor huyó sin detenerse en ningún momento, y se entregó recién 14 horas después de lo sucedido.

Esa noche, Santiago salvó su vida. Cinthia no tuvo la misma suerte. “A ella la agarró de lleno y la hizo rebotar contra el móvil de tránsito y cayó sobre el cordón. A mí me chocó del lado derecho: volé desde el segundo carril y terminé en la mitad de la vereda, volé como 8 metros; y caí con este mismo lado, con el lado derecho, o sea que di como un giro”, relata Santiago, el único que aún puede contar en primera persona lo acontecido durante esa madrugada.

Sin embargo, no recuerda nada del accidente. Todo lo que sabe es lo que le contaron y lo que él mismo pudo observar en los videos de las cámaras del Gobierno de la Ciudad, los mismos que se repitieron una y otra vez en los medios de comunicación. “Lo último que recuerdo es que salí de mi casa rumbo al trabajo y después de ahí nada hasta que me despierto en terapia intensiva”, explica, dando cuenta de un “bache” de 11 días -los 11 días que permaneció en coma inducido. “Me dijeron que lo que sufrí es como una especie de bloqueo temporal de trauma: fue tan feo ver morir a mi compañera y verme a mí, fue tan traumático que la memoria lo bloqueó, como que cortó todo un segmento”, dice.

«Hay un aparato terrorífico montado por el Ejecutivo que intenta meterle miedo a mis compañeros», denuncia Siciliano.

Hay otros videos en los que se ve mejor el momento en que los agentes son atropellados: cámaras de la TV Pública y de los edificios de la zona que fueron solicitadas por la policía durante la investigación. La mamá de Santiago, Patricia, los vio durante una audiencia a la que tuvo que asistir mientras su hijo luchaba por su vida en el hospital, y dijo que eran “shockeantes”. Él no quiere verlos, no tiene ganas. Tampoco tiene intención de intentar recuperar aquellos recuerdos que le faltan.

Por su parte, Eugenio Veppo afronta una causa por “homicidio simple con dolo eventual y lesiones agravadas”, un delito no excarcelable que lo enfrenta a un pena posible de entre 8 y 25 años. “Le tocó un juzgado con fiscales muy de ley, muy estudiosos y serios”, responde Santiago a la pregunta sobre si cree que se hará justicia por él y por Cinthia. Y agrega, irónico: “Por lo menos no va a chocar a nadie más.”

Santiago reconoce que fue afortunado. No sólo en cuanto a haber sobrevivido, sino a la calidad de vida que tendrá en adelante: “Yo llego acá el domingo a las 3, 4 de la mañana y voy a terapia intensiva. Los médicos creyeron que podía tener un edema en el cerebro, me hicieron una resonancia y, a causa de eso, decidieron sacar el hueso y sacaron también dos coágulos. Eso era muy peligroso. Si el SAME no hubiese venido rápido y no me hubiesen operado cuando lo hicieron, los daños hubieran sido irreversibles. Pero el Hospital Fernández es uno de los mejores hospitales públicos y tiene una de las mejores terapias intensivas de Latinoamérica. Todos me dijeron que lo mejor que me pasó es que me traigan a este.”

“Yo creo que si buscás un por qué, no vas a encontrar una respuesta. Lo único que puedo decir es que estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado, y que esta persona -si querés un porqué, ahí hay-; esta persona, Eugenio Veppo, fue y es un inconsciente, un imprudente y maneja un egocentrismo que desvaloriza totalmente su vida y la vida de los otros ciudadanos”, dice Santiago. Sobre Veppo, además de decir que es un cobarde, no hace mayor mención. “A veces pienso también que son momentos para renovarse, como para volver a empezar, tomarlo como una enseñanza del universo y pensar ‘y bueno, me pasó a mí, me tocó esto’ y para mí es una lección, me hace ver un montón de cosas mías y de mi entorno.”

“Lo ilógico es que Larreta haya sacado el 55% de votos con todo este prontuario que se vislumbró”, se asombra Sicialiano.

 El accidente que terminó con la muerte de Cinthia Choque y con las graves lesiones de Santiago Siciliano también trajo a la luz la precariedad laboral de los agentes de Tránsito. “La visibilización de la precarización con la que trabajamos en el Cuerpo de Tránsito, a partir de lo que nos pasó, lo considero como algo positivo, pero me apena mucho que haya tenido que pasar una tragedia de esta índole para que la gente realmente sepa en qué lugar estamos parados nosotros”, dice Santiago, haciendo referencia a los múltiples prejuicios que la sociedad tenía de ellos, tales como que cobran por cantidad de multas realizadas. Nada más alejado de su realidad, en la que el 70% de los agentes -aproximadamente unos dos mil- es monotributista: a pesar de que la Ley de Empleo Público 471/00 indica que la contratación por locación de servicios en modalidad de monotributo no puede extenderse por más de doce meses. Santiago lleva tres años de monotributista y Cinthia Choque murió con 6 años de monotributo a sus espaldas.

No solo la modalidad de contratación es precaria, sino que las condiciones de trabajo a las que se enfrentan día a día también son deficientes. Para Santiago “es un riesgo constante”: “Nosotros no teníamos ni ART en ese momento. ¿Cómo puede ser que una de las profesiones más arriesgadas, más expuestas del país no tenga acceso a una cobertura real, que necesita? Casos no tan graves como este, pero de agresiones, de accidentes y de insultos pasan a diario. Y la gente no lo sabe tampoco, parece que tiene que morir alguien para que se enteren de estas cosas.”

Frente al panorama electoral reciente, Santiago es contundente: “Lo ilógico es que Larreta haya sacado el 55% de los votos teniendo todo este prontuario que se vislumbró.”

El 9 de septiembre, un día después del accidente, los compañeros de los agentes atropellados se movilizaron hacia Corrientes y 9 de Julio, lugar en el que cortaron la calle, exigiendo justicia y reclamando contra la precarización laboral. “Mis compañeros estuvieron muy bien”, opina Santiago. “Se conmovieron porque saben que les puede pasar a ellos también. No quisieron hablar ni con supervisores ni con delegados del gremio SUTECBA -el gremio no nos representa a los monotributistas. Entonces, se juntaron en asambleas y eligieron voceros para que organicen este tipo de movilizaciones.”

Las marchas y la situación que tuvo -tiene- a los agentes de Tránsito como protagonistas fueron visibilizadas en su momento por los medios. Sin embargo, pronto quedaron relegadas tras noticias más recientes. Tampoco hubieron más movilizaciones, y así lo advierte Santiago: “Ahora no veo más de eso, pero también hay un aparato terrorífico que viene por parte del Ejecutivo, la conducción de Tránsito -son los supervisores, coordinadores, jefes de base, gerentes, de ahí para arriba-; e intentan meterle miedo a los chicos. De hecho, ese día que cortaron, aparecieron el gerente operativo, gente del gremio y jefes de base, y les decían a los chicos: ‘No, esta no es la manera, levanten el corte ya’. Yo me estaba muriendo, Cinthia estaba muerta, ¿qué orden iban a tomar los chicos? Estaban muy enojados.”

El problema surgió más adelante, cuando la furia espontánea fue dejando lugar al miedo frente a la posibilidad de perder la fuente de trabajo. Según cuenta Santiago, “empezaron a tomar venganza” y laboralmente los exigen más, no solo con el tiempo sino con la complejidad de los operativos y las sanciones.” Si bien, por un lado, se visibilizó la situación, las consecuencias a largo plazo fueron negativas.

Rocío, novia de Santiago y también agente de Tránsito, denuncia que tomaron represalias en su contra por haberse manifestado y haber reclamado por sus derechos. “Son cosas que nos corresponden y que ellos todo el tiempo las querían tapar. Pasó esto y ahora salió a la luz, todo el concepto que la sociedad tenía para con nosotros, cambió: ahora nos paran y nos preguntan por Santi. No solo eso sino que dicen palabras de aliento.” Las acciones de las autoridades lograron que la lucha por mejores condiciones de trabajo mermara hasta desaparecer: “Dividen a los chicos que están trabajando, los hacen pelear entre ellos generando conflictos que no existen para que se divida todavía más la lucha. Y eso fue lo que pasó: se dispersaron por las amenazas de que van a dar de baja los contratos si siguen con la misma modalidad, todo eso  a los chicos que son nuevos les llega, los condiciona. Los tienen asustados.”

Sin embargo, y a pesar de todo lo sucedido, ningún funcionario del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se hizo responsable por lo sucedido. Ni Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno; ni Diego Santilli, vicejefe de Gobierno; ni Juan José Méndez, secretario de Tránsito. Ninguno se comunicó con Santiago Siciliano, agente de Tránsito y empleado público, sobreviviente de una situación ocurrida mientras cumplía sus funciones como tal. “Todavía estoy esperando que se abra la puerta y aparezcan, pero no pasó hasta ahora. Del Cuerpo de Tránsito, estaban todos el domingo acá, pero haciendo ofrecimientos de subirme el sueldo, pasarme a planta, por ese lado. Querían callarme. Pero eso fue todo. Yo desperté y no vi nunca más a nadie.” Y Santiago está lejos de querer callarse: “Quiero que se difunda lo que me pasó a mí, y también me gustaría que la gente sepa realmente quiénes somos, la modalidad de contratación que tenemos con el gobierno y toda la precarización de la que somos víctimas.”

A futuro no se ve encabezando la lucha ni nada parecido. Lejos de eso, su prioridad es recuperarse y afrontar el largo período de rehabilitación que tiene por delante. Dedicarse a la música por completo es su objetivo a largo plazo. Sin embargo, desde su posición y a partir de lo que le tocó vivir, Santiago alza la voz por él, por Cinthia y por sus compañeros, para que la realidad se conozca y el cambio encuentre lugar.

Las medidas de Alberto para apagar el incendio

Las medidas de Alberto para apagar el incendio

“El Gobierno tomó la delantera y estableció las prioridades con una batería de políticas progresivas”, dice Mazzola.

La realidad socioeconómica que deja como herencia el gobierno de Mauricio Macri no solo se ve representada en los peores indicadores económicos en los últimos trece años, sino también -y sobre todo- en la vida diaria de millones de personas que no pueden cubrir sus necesidades básicas. Al cumplirse una semana de la asunción de Alberto Fernández como presidente de la Argentina, el nuevo gobierno anunció una serie de medidas orientadas a cierta recomposición económica de la sociedad y a un restablecimiento del esquema tarifario. La mayor parte de esta batería de políticas están pensadas con vigencia de 180 días, es decir, hasta el 30 de junio del 2020.

La primera medida fue implementada a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU),  y consistió en el establecimiento de doble indemnización por despidos sin causa, no aplicable para las contrataciones posteriores al decreto. También se estableció un bono adicional de 5.000 pesos para jubilados que perciben un solo haber mínimo, a cobrar en diciembre y enero; y otro de 2.000 pesos para beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) -también alcanzados por el Plan Alimentar-, por única vez en diciembre.

A esto se le sumó un anuncio por parte del presidente de la reducción en un 8% en el precio de los medicamentos y un congelamiento hasta febrero -tras un acuerdo con los laboratorios-, junto con la gratuidad de los mismos para jubilados que reciban el monto mínimo previsional. Así mismo, el miércoles 18 se dio a conocer un acuerdo entre los empresarios supermercadistas y el Ministerio de Desarrollo Productivo de Matías Kulfas, a partir del cual los supermercados venderán una canasta navideña a 199 pesos, consistente de seis productos: sidra, pan dulce, turrón, budín, garrapiñadas o similar y confites o similar.

“Las medidas muestran un cambio: ahora el eje está en resolver las necesidades de los trabajadores”, dice Putero.

Sin embargo, el grueso de las medidas económicas fueron incluidas en el proyecto de Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el Marco de la Emergencia Pública, presentado en el Congreso el 17 de diciembre para comenzar a hacerle frente a lo que el ministro de Economía, Martín Guzmán, denominó como una “situación de desocupación, pobreza, indigencia, inseguridad alimentaria y hambre.” “Lo que buscamos es proteger a sectores que están en situación de gran vulnerabilidad, al mismo tiempo que restablecemos las condiciones de consistencia macroeconómica que son necesarias para resolver todos los problemas de la economía argentina”, sostuvo Guzmán en conferencia de prensa.

El proyecto presentado consiste de 86 artículos y, en primer lugar, plantea establecer la emergencia económica, financiera, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y social. Sus objetivos son estimular la formalización de la economía y mejorar el poder adquisitivo de los que perciben menores ingresos. En ella se propone un nuevo gravamen (Impuesto para una Argentina Inclusiva y Solidaria), aplicado a la tenencia de activos en el exterior y a la compra de divisas extranjeras en un 30%. El mismo estará destinado en un 70% a financiar la seguridad social y el sistema previsional, y el 30% restante para vivienda social y obras de infraestructura.

Así mismo, la ley establece el congelamiento de tarifas -mientras se debate un nuevo marco general tarifario-, y la suspensión de la movilidad jubilatoria por un plazo de 180 días. Esto último no afecta el incremento de 8,7% correspondiente a diciembre; y establece aumentos trimestrales a decisión del Poder Ejecutivo Nacional, con prioridad para los ingresos más bajos.

Las Pymes, muy golpeadas por las políticas económicas del macrismo, también son consideradas dentro del paquete de medidas: se proponen planes de regularización de deudas tributarias, aduaneras y de la seguridad social a partir de moratorias y de eximición total o parcial de contribuciones. Otro anuncio referido a este sector fue el lanzamiento de un sistema masivo de créditos no bancarios y a tasas bajas, también orientado a las familias.

“Se trata de medidas indispensables, acertadas y enérgicas que hablan del temple de Fernández», opina Susani.

“Se trata de medidas indispensables, acertadas y enérgicas que hablan del temple de Alberto Fernández y su gobierno que enfrenta un desafío considerable dada la tragedia económica que vive el país”, sostiene el doctor en Ciencias Económicas Bruno Susani, para quien contener la contracción de la economía es el primer paso para lograr una reactivación económica.

En la misma línea, Roxana Mazzola, magíster en Administración y Políticas Públicas y coordinadora de la Diplomatura en Desigualdades y Políticas Públicas Distributivas de FLACSO, opina que el gobierno “está tomando la delantera y lidera cuáles son las prioridades de agenda con una batería de políticas progresivas.” Y agrega: “Lo que está mostrando ahí es un rol activo y en varios frentes a la vez. Cada medida claramente tendrá un impacto diferencial, pero tienen es un rol progresivo que pretende salvar las consecuencias negativas de la agenda del gobierno anterior. Están orientadas a favorecer a aquellos sectores que están más perjudicados en su situación socioeconómica por las políticas internas previas.”

Lorena Putero, economista especializada en economía social e investigadora del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), también considera que los anuncios económicos del gobierno “demuestran una línea de cambio, ya que el eje está en recuperar un modelo económico centrado en resolver las necesidades de los trabajadores.”

El mayor impacto en cuanto rapidez y visibilidad será en lo que respecta a las jubilaciones bajas y a las ayudas sociales, sectores determinantes para la eficacia de las medidas económicas. “Los sectores a los que llega la AUH y los jubilados son sectores de consumo postergado por lo cual el incremento de sus ingresos será un incremento del consumo. Así mismo, la economía popular se verá favorecida por el ingreso extra y también por el aumento del nivel de compra en sus territorios”, explica Putero. Asimismo sostiene que “las indemnizaciones dobles son relevantes como medida de freno frente al aumento de la desocupación.”

Susani también coincide en la relevancia de estas medidas en cuanto a su impacto en el incremento de la demanda; y considera significativa la supresión de los aumentos tarifarios en los servicios públicos ya planificados por el gobierno de Cambiemos: “Esto hace que se limite el impacto negativo de los gastos obligatorios en el presupuesto familiar y que las familias puedan disponer de un incremento relativo del ingreso que contribuye a aumentar la demanda de otros bienes.” El economista añade: “La reactivación del consumo es esencial en tanto constituye alrededor del 80% de la demanda global. Esto quiere decir que cuando se aumenta 1% el consumo el producto global, el PIB se incrementa en 0,8%. Estamos hablando de un consumo responsable y ético y no de un consumo en cual se derrochen los recursos naturales como el consumo ostentoso”.

Sin embargo, los especialistas coinciden en que los primeros resultados a nivel estadísticos se verán al finalizar el primer trimestre de 2020, en forma de un cese del decrecimiento. En un panorama optimista, el crecimiento comenzaría -tímidamente- en el segundo trimestre.

El panorama es complejo, y las medidas anunciadas por el nuevo gobierno, si bien encaminadas y coherentes con la situación de emergencia que se vive en el país, no son suficientes para reconstruir la economía y la sociedad. Otras políticas serán también necesarias, y así lo entienden los especialistas. Putero insiste en este punto: “Para que este crecimiento del consumo no se traduzca en aumento de consumo superfluo y redunde en un plan de desarrollo a largo plazo debemos pensar en los sectores generadores de empleo y de satisfacción de necesidades: construcción de vivienda, fortalecimiento del desarrollo socioeconómico territorial (educación, la salud, la cultura y el deporte en los territorios) y producción de alimentos. Estos sectores productivos son estratégicos en la satisfacción de necesidades, de baja demanda de dólares y mano de obra intensiva. Resuelven varios de los problemas de nuestra sociedad.”

Para  Susani, “es importante recrear una estructura fiscal y reintroducir la progresividad del impuesto a las ganancias, a la herencia y al patrimonio.” Por ello entiende que es necesario no sólo aumentar las retenciones a las exportaciones, sino también el impuesto a las transacciones financieras y sus ganancias. “En el corto plazo debemos otorgar una importancia mayor a subsanar las consecuencias de la miseria y la miseria misma. En Argentina existen alimentos para todos pero hay que instalar un marco para que los más necesitados puedan acceder a ellos. Es una medida transitoria porque no se debe permitir que la urgencia sea la norma. De allí la necesidad de una estructura fiscal adecuada. Es necesario crear una dinámica de expansión de la demanda que se traducirá inevitablemente en una disminución del desempleo y en una nueva inclusión social”, opina.

Una política integral de cuidados con enfoque de género -en relación con la seguridad social- y obras de infraestructura que generen y potencien espacios comunes apropiados por el conjunto de la ciudadanía también son cuestiones centrales a tratar en el futuro, según Mazzola. Y agrega: “Hay que ver cuán rápido se puede salir del estado de emergencia y a partir de ahí implementar políticas de fondo, pensadas a futuro, para que sea algo que contenga e integre al conjunto de la sociedad, para que todos los sectores se sientan representados por las políticas. Pero lo urgente es resolver el corto plazo.”

Del autor al lector

Del autor al lector

Carlos Ulanovsky ofrecerá algunos de sus clásicos, como «Días de Radio «y «Paren las Rotativas».

Podría decirse que la idea comenzó a nacer a partir de una llamada o un mail y de  cajas llenas de libros que apenas habían sido salvados de ser destruidos. La situación de la industria editorial no es ajena a la crisis económica del país -que también afecta a los demás sectores industriales-, y las editoriales no tienen el dinero para mantener depósitos, y en ellos, los remanentes de ediciones pasadas. A partir de esta situación, Victoria Nasisi, Jorge Bernárdez y Luciano Di Vito diseñaron la Feria Autores y Bodegas que se llevará a cabo el sábado 7 y el domingo 8 de diciembre, de 14 a 20.

«Las editoriales comenzaron a llamarnos para decirnos que podíamos retirar los libros que no se habían vendido o, caso contrario, los destinarían a hacer pulpa de papel. Así fue que los escritores nos encontramos con libros en casa, en cajas bajo la cama y sin posibilidad de hacerlos llegar a los lectores», cuenta Nasisi, autora de Los besos no serán televisados. Se encontraban en un punto muerto en el que nadie ganaba, ya que «hay un tema de costos que hace que la editorial deba pagar impuestos por los ejemplares que le quedan sin vender”, explica Bernárdez (couator junto a Di Vito de Las aventuras de Perón en la Tierra y El fin del periodismo) y agrega: “Si le sumás que la situación económica no ayuda a que la gente compre libros, hace que las editoriales se saquen de encima cada vez más rápidos esos ejemplares que ya saben que no se van a vender por los canales habituales.»

Fue así que estos autores se encontraron con un centenar de libros en sus casas y sabiendo que otros colegas -escritores y periodistas- tenían el mismo problema. La convocatoria se hizo entre amigos y fue una invitación a juntarse para vender esos libros. Y con ello, no sólo salvar esos ejemplares de la destrucción, sino también acercarlos al público a precios más accesibles que los del mercado.

La primera edición de la feria se llevó a cabo el sábado 3 de agosto de este mismo año, en Villa Urquiza. En aquella ocasión, el espacio fue mucho más pequeño -por ser la primera vez, casi un ensayo-, y las gruesas camperas de invierno acompañaron a los libros y los vinos. «Fuimos doce autores y dos bodegas a una vinería llamada Acha Club, con nuestros libros y con sus vinos”, cuenta Nasisi, y agrega que el resultado fue sorprendente para todos: “Vino muchísima cantidad de público y vendimos un montón, siempre a precio amigable, porque la idea es salvar a los libros de la destrucción o del olvido en nuestras casas.»

En esta ocasión, y con promoción de la Dirección General del Libro, Bibliotecas y Promoción de la lectura del Ministerio de Cultura de la Ciudad, la feria se llevará a cabo durante dos días en la Biblioteca del Parque de la Estación, un espacio recuperado por los vecinos del barrio, ubicado en Presidente Perón y Gallo. Con una convocatoria mayor a la de agosto, reúne a más de cuarenta autores y diez bodegas. La entrada es libre y gratuita, y no se cobra participación a los autores, en tanto está pensado como un espacio de oportunidades e intercambio.

Cristina Mahne, quien participa por primera vez del evento con su libro ¡Sí, quiero! (A mi wedding planner) -una investigación periodística realizada hace diez años acerca del negocio de la organización de eventos-, considera que “esta feria es una oportunidad de que los lectores se encuentren con obras que ya no se comercializan, y para los autores implica el acceso a un público masivo y la chance de comercializar sus títulos de manera directa.” Y agrega: “Me parece valiosa la propuesta en momentos en que vemos que, por ejemplo, en España las editoriales destruyen colecciones completas. De este modo estamos propiciando un nuevo circuito de comercialización, sin afectar a los actores tradicionales porque son volúmenes que ya no se venden en librerías.”

Así lo entiende también Alejandro Wall, quien fue uno de los escritores invitados a participar de la primera edición por los mismos organizadores, con sus libros ¡Academia, carajo! y El último Maradona (en coautoría con Andrés Burgo): “Fue muy lindo lo que se generó también con el resto de los autores y autoras. Porque además de poner la venta libre, hubieron muchos intercambios entre nosotros: de ideas, de libros, de conversaciones, de conocer gente. Así que eso es lo interesante de esto y lo interesante de que se pueda mantener y repetirse antes de que termine el año.”

Para Carlos Ulanovsky, una de las figuras más importantes que participa de la Feria Autores y Bodegas, la iniciativa también es “muy buena y útil. Nos permite a los autores cuyos libros han sido descatalogados, saldados o amenazados de ser convertidos en pulpa de papel, presentarlos y ofrecerlos en una modalidad muy del autor al lector y a precios amigables.” Él estará con libros de su autoría como Días de radio, Estamos en el aire y Paren las rotativas.

El valor de las obras que son vendidas en el marco de la feria es decidido por los mismos autores; y éstos también conservan lo recaudado por las ventas de sus ejemplares. Esto está en relación con lo que ganan los escritores por derechos de autor: “Se calcula que el autor cobra un 10% por cada libro vendido. Si el libro, hoy, vale 900 pesos, el autor se queda con 90. Ese dinero se liquida semestralmente, aunque en los últimos años por las crisis esos plazos se hicieron un poco más flexibles y en algunos casos el autor recibe una sola liquidación en el año. En general, salvo que sea un milagro, las liquidaciones nunca conforman a los autores”, explica Ulanovsky, dando el panorama de lo que puede esperar un escritor dentro del mercado editorial y una nueva dimensión de lo que significa esta feria para los mismos autores.

En ese sentido,  Wall considera que la instancia que se generó de escritores autoconvocados -durante la primera edición de la feria y, en mayor medida, lo que sucederá el fin de semana del 7 y 8 de diciembre- es muy interesante: “Vivir de los libros es algo muy difícil, incluso para los que venden muy bien. Me parece que lo más interesante que sucedió en el último tiempo, en lo que se podría llamar ‘mercado’, es que puedan juntarse para pensar desde el lugar del autor y la autora los derechos que tenemos, que no son solamente los derechos por regalías o derechos de autor, sino también de que esto forma parte de un trabajo y quizás se necesiten otras reivindicaciones. Y después la autogestión, que siempre es un lugar interesante.”

Los escritores esperan una amplia convocatoria de público para la feria que contará con libros de diferentes géneros: ficción, poesía, periodismo, deporte, humor gráfico y fotografía. Entre otros títulos (aparte de los nombrados anteriormente) estarán Trimarco, la mujer que lucha por todas las mujeres y Amalita, la biografía, de Soledad Vallejos (el último en coautoría con Marina Abiuso). También se podrán comprar La increíble aventura del ERP en los cerros tucumanos, de Daniel Gutman, Un mundo con drogas, de Emiliano Ruchansky, Argenpapers, de Tomás Lukin y Vicentico y Pequeños fracasos, de Eduardo Fabregat,

El panorama de la industria editorial es complejo, y los distintos tipos de feria que proliferan suponen formas de paliar la situación. “El presente es complicadísimo, y el futuro se avizora igual por varios motivos que exceden a la crisis económica: también hay cambios en los hábitos de consumo. Los libros siguen teniendo un público fiel pero en todo el mundo las librerías cierran o se achican, y se ven obligadas a buscar formatos originales de comercialización”, explica Cristina Mahne. La Feria Autores y Bodegas se presenta como una de estas alternativas

«No queremos ni golpes a mujeres ni golpes de Estado»

«No queremos ni golpes a mujeres ni golpes de Estado»

En 2019, en la Argentina hubo 290 femicidios contabilizados hasta el 20 de noviembre, uno cada 26 horas.

Bajo un sol radiante que comenzaba a asomarse luego de la lluvia, las calles se inundaron una vez más de una marea de pañuelos, de colores verdes y violetas, de glitter, de los cantos de aquellas que gritan por las que ya no están, de resistencia. Al “Ni una menos” y al “Vivas y libres nos queremos” que comenzaron en 2015, se le sumaron los reclamos que fueron haciéndose escuchar en los últimos años: educación sexual integral, separación de la Iglesia y el Estado, aborto legal, seguro y gratuito, entre otros; y el más reciente, la inmediata implementación del Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo. Pero también se hizo presente la solidaridad con las mujeres y los pueblos chilenos y bolivianos, sobre todo; y de Latinoamérica, en general. Y los pañuelos icónicos del feminismo argentino fueron acompañados por nuevos símbolos de la lucha que crece: wiphalas, polleras, parches en los ojos, máscaras de gas.

El lunes 25 de noviembre, la Plaza de Mayo se vio repleta de mujeres, lesbianas, trans, bisexuales y no binaries que reclamaron por la erradicación de todas las formas de violencia a las que se ven sometidas día a día. La unidad del movimiento se vio reforzada por el carácter internacional que adquirió la movilización, que tuvo un recorrido particular en la coyuntura actual: la embajada de Bolivia, el consulado de Chile y el Cabildo como punto de llegada. Bolivia, Chile y Argentina -pero también Colombia, Ecuador, Brasil y Haití- unidos en la lucha y la resistencia también de las mujeres y disidencias.

La ONU declaró, en 1999, el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en recuerdo y homenaje por el asesinato de las hermanas Mirabal -Patria, Minerva y María Teresa-, activistas políticas que fueron torturadas y asesinadas en 1960 por la dictadura de Rafael Trujillo, en República Dominicana. Este año, como en ocasiones anteriores, las mujeres y disidencias sexuales salieron a la calle a reclamar por sus vidas y sus derechos.

“El gobierno de Macri garantizó solo 11 pesos por mujer en este último año», denunció Luján Rodríguez.

Las estadísticas en Argentina demuestran una realidad que está lejos de mejorar: según el Observatorio Ahora que Sí Nos Ven, en lo que va del 2019 -hasta el 20 de noviembre-, fueron contabilizados 290 femicidios; es decir que cada 26 horas una mujer fue asesinada en el país. La violencia contra las mujeres es una de las violaciones a los derechos humanos más extendidas y persistentes, y es también la que se cobra más vidas año a año en el mundo. En la coyuntura actual que se vive en América Latina, estas violencias han adquirido una dimensión aún mayor debido al involucramiento de los gobiernos y los ejércitos. “Por eso, lo que estamos poniendo a la vista de todo el mundo es que esta violencia la ejercen los Estados, los machos, los patrones. Es una violencia patriarcal, estatal colonial y racista, entonces hoy estamos denunciando esas violencias”, explicó Luján Rodríguez, miembro de la Campaña contra la Violencia hacia las Mujeres, y agregó: “En particularidad, en solidaridad con las compañeras bolivianas y con las compañeras chilenas, y con todo el pueblo de nuestra América.”

Respecto de la actuación del gobierno saliente de Mauricio Macri, sobre todo con el reciente antecedente de la revocación de la actualización del protocolo de ILE, la joven integrante de una de los colectivos organizadores del 25N, dijo: “El gobierno de Macri garantizó solo 11 pesos por mujer en este último año, garantizó despidos, la precarización laboral, la represión, eso es lo único que garantizó.”

Además de las distintas formas de violencia, la marcha visibilizó el aborto clandestino como una de las principales causante de muerte en las mujeres y cuerpos gestantes. “Hoy marchamos en el Día de Lucha por la No Violencia hacia las Mujeres y sostenemos los reclamos de Ni Una Menos, de parar con los femicidios,” contó Violenta Alonso, militante de Las Rojas y el Nuevo MAS. “Pero además, este año levantamos bien alta la bandera del aborto legal porque también es algo que se cobra vidas todos los días en nuestro país, sobre todo de las mujeres en situación de mayor vulnerabilidad. Y hoy más que nunca hay que insistir en que el movimiento de mujeres no va a bajar este reclamo, que queremos la legalización del aborto y el acceso seguro y gratuito en los hospitales, para que puedan evitarse las muertes por abortos clandestinos.”

Respecto del recorrido de la movilización, Alonso resaltó el carácter internacional del movimiento feminista, explicando así el matiz particular de la marcha en la fecha internacional contra la violencia de género: “En Bolivia están resistiendo un golpe xenófobo, totalmente enemigo de la población originaria, que persigue a las mujeres de polleras, y entendemos que es necesario estar acá repudiando ese golpe, repudiando a Añez, que será mujer pero no es nuestra compañera de lucha sino que representa a este sector ultra racista. Así que por eso empezamos por esta embajada. Y después pasaremos por el consulado de Chile, porque allá las compañeras y compañeros están en rebelión contra un gobierno neoliberal y la herencia de lo que es la Constitución de Pinochet, y entendemos necesario expresar nuestra solidaridad con esas peleas.”

El repudio al golpe de Estado en Bolivia se mezcló con las denuncia por las diferentes violencias de género.

La marcha comenzó en la Embajada del Estado Plurinacional de Bolivia, ubicada en Corrientes 545. Desde las 17, diferentes agrupaciones concentraron y realizaron intervenciones y performances artísticas. La más visible fue la de un grupo de mujeres bolivianas, todas vestidas con polleras y flameando las wiphalas con orgullo. Con los restos de una trenza recientemente cortada en su mano y lágrimas en los ojos, una joven procedió a nombrar los asesinados por el gobierno de facto que preside Jeanine Añez, a quien el colectivo repudió y catalogó de representante del fascismo y el racismo.  El “presente” gritado luego de cada nombre expresaba la angustia y la rabia de quienes no sólo son perseguidas por mujeres sino también por cholas.

“Estamos este 25N repudiando el golpe al Estado Plurinacional de Bolivia. No queremos ni golpes de Estado ni golpes a las mujeres”, explicó Roxana, una de las integrantes del grupo que se encontraba frente a la embajada. “Las mujeres somos el blanco de ese sistema y de esa maquinaria de violencia estructural patriarcal: somos nosotras, nuestras cuerpas, las que vivimos en carne propia los maltratos, la violencia física, psicológica y económica, y estamos acá en pie de resistencia contra eso. Y sobre todo ahora, con lo que está pasando en toda Abya Yala, en toda Latinoamérica, diciendo ‘la wiphala y la pollera se respetan’, como mujeres indígenas.”

Mientras tanto, esas polleras se extendían sobre el asfalto de la calle para representar a los muertos por la dictadura boliviana. En las manos de las mujeres, un hilo verde unía carteles con los principales datos de las víctimas del país vecino. “Todo momento de resistencia y lucha son espacios de movimiento y transformación, sobre todo las de abajo, las indígenas, las originarias, las villeras, las mujeres que vivimos el día a día, somos las que hacemos la verdadera revolución en nuestra cotidianidad. Y sí, hay un cambio profundo e inevitable”, sostuvo Roxana.

La puesta simbólica se repitió varias veces durante la movilización que comenzó a avanzar pasadas las 18, ya con el sol escondiéndose detrás de las pocas nubes que quedaban. En una marcha lenta pero constante, las organizaciones caminaron por la Avenida Corrientes para luego tomar la Avenida Presidente Roque Sáenz Peña -conocida también como Diagonal Norte- en su recorrido hacia la Plaza de Mayo. Los diferentes cantos se escuchaban en cada columna de cada organización. La más emblemática, repetida como un lema o frase aglutinante de los diferentes sentidos que convocaron la marcha fue: “Ni golpe a las mujeres, ni golpe de Estado”.

Lo primero que se vio al llegar a Sáenz Peña 547 fueron vallas amarillas -debido a una obra- del gobierno de la Ciudad- y policía fuertemente equipada, custodiando una puerta de difícil acceso. Las únicas señales de que allí funcionaba el consulado chileno eran una bandera flameando triste, mustia; y las canciones de las mujeres que hacían referencia al país trasandino y a su situación política y social: “Chilenas, mapuches, no bajen las banderas / que acá estamos dispuestas a cruzar la cordillera”.

Bajo la mirada atenta de unos cinco efectivos de seguridad, la Asamblea de Chilenxs en Buenos Aires realizó una performance de denuncia de las violaciones de los Derechos Humanos en el contexto de la rebelión popular en Chile. Con los rostros tapados y los cuerpos pintados, las mujeres representaron un momento de lucha y represión y exigieron la renuncia del actual presidente, Sebastián Piñera. “En este momento, no solo estamos por Chile sino por todas las mujeres del mundo que están siendo asesinadas, que están desapareciendo y las están violando. Y una vez más salimos a la calle a denunciar todo lo que existe, ya lo hemos hecho otras veces y vamos a seguir saliendo, en contra de la violencia machista y acompañando las distintas luchas de los países latinoamericanos”, explicó antes de la intervención Fabiola, una de las integrantes de la agrupación. Del mismo modo, Suimen expresó la sensación de vivir la situación de su país desde Argentina: “Ha sido un mes complicado, primero con mucha emoción pero después con una preocupación bastante grande. Es mucha ansiedad, rabia e indignación, y por lo mismo nos estamos movilizando, tratando de hacer visible todo lo que en Chile se quiere tapar, para denunciar a Sebastián Piñera y a todo su gobierno asesino.”

Casi una hora después de que se iniciara la movilización, Nora Cortiñas, referente de Madres de Plaza de Mayo, recibió a la primera columna de mujeres. A sus espaldas, la Catedral se alzaba tras de unas vallas policiales celosamente custodiadas por la policía, en total contraste con el avance pacífico de las organizaciones.

Mientras tanto, la plaza se iba llenando poco a poco de mujeres de todas las edades, militantes de diferentes organizaciones y otras que habían marchado por su cuenta. Sofía, argentina, y Luz Marina, colombiana, acompañaron la movilización desde un costado, pero sin dejar de ser parte de ella. “Tenemos que tener conciencia de lo que está pasando en nuestro país y en América Latina. Ahora es muy importante salir a la calle, marchar y dar nuestra opinión para que nos escuche todo el mundo porque es algo que nos involucra a todas”, sostuvo la joven oriunda de CABA. Por su parte, Luz Marina hizo hincapié en la situación de su país y de Latinoamérica: “Una de las cosas que más me movilizó es que América Latina, no solo Colombia, ya se cansó, despertamos, ya dejamos de ser obsecuentes, y más allá de un movimiento de un día creo que es un movimiento que tiene que ser constante y por la igualdad de oportunidades.”

El ajuste y la violencia económica también fueron un eje importante en la movilización, al punto que se mencionó varias veces en el acto llevado adelante por las campañas contra las violencias y por el aborto legal, seguro y gratuito, así como por los colectivos de los diferentes países, con el Cabildo iluminado como telón de fondo. Al respecto, Lichi, integrante de un espacio de acompañamiento pre y post aborto de Lomas de Zamora, aportó con la consigna de su grupo: “El ajuste también es violencia”; y agregó: “Muchas veces, los sectores más vulnerados en ese sentido somos las mujeres, trans, travestis, lesbianas, bisexuales, porque siempre quedamos afuera de ese sistema formal de trabajo por el rol que se nos asigna y también por la discriminación. Estamos también pidiendo porque el cupo laboral trans sea efectivo. No es solamente que en nuestras casas nos golpeen o nos violen, sino que es un sistema que constantemente nos está vulnerando en todo sentido, económicamente también, y eso nos hace estar más expuestas contra la violencia.”

La marcha comenzó su etapa final pasadas las 20 con un “pañuelazo y protocolazo”, en el cual las miles de mujeres alzaron los pañuelos verdes y violetas, así como carteles que daban cuenta del reclamo por la resolución inmediata del protocolo ILE. Y así, la Plaza de Mayo se vio inundada por la marea feminista una vez más.

Las mujeres y disidencias sexuales marcharon contra todas las formas violencia y contra el imperialismo, el capitalismo y el patriarcado. Y en lo que los distintos colectivos llamaron una “jornada continental y plurinacional”, los cantos se escucharon al unísono: “Alerta, / alerta que camina / la lucha feminista por América Latina. / Se cuidan, se cuidan los machistas / América Latina va a ser toda feminista.”

Fotografiar la historia

Fotografiar la historia

Cerutti ganó el premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano por su trabajo 132.000 volts, el caso Ezpeleta.

La mirada fija a la distancia y los ojos tan característicos, entrecerrados; la campera de cuero cerrada y el pelo ya grisáceo azotado por el viento del sur, siempre impiadoso, tan conocido. Así lo retrató María Eugenia Cerutti a Néstor Kirchner en una de las tantas fotos que le hizo entre el 2003 y el 2009. Así se lo ve al ex presidente en el libro fotográfico que lleva su apellido, Kirchner, publicado por la fotógrafa mendocina. En sus páginas se observa una historia, una época de un país que comenzaba a levantarse luego de la crisis y que volvía a creer en la política como herramienta de transformación.

María Eugenia Cerutti fue fotógrafa de Clarín durante 17 años, y allí tuvo la oportunidad de cubrir las actividades de Néstor Kirchner desde la campaña del 2003 hasta el momento de su muerte, en 2010. Su mirada logró retratar no sólo al candidato, al presidente y al personaje político; sino también al hombre en todas sus facetas, al personaje histórico.

En el 2015, viendo un fin de ciclo -político y personal-, Cerutti publica el libro Kirchner, conformado por una cuidadosa selección de las imágenes que tomó a lo largo de todos esos años de vínculo con la -entonces- familia presidencial. En 2019, en puertas de un nuevo ciclo, la fotógrafa reeditó el libro.

Ganadora del primer premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) de García Márquez por su trabajo 132.000 volts, el caso Ezpeleta, Cerutti trabaja hoy como fotógrafa independiente y docente. Su trabajo más reciente es Con toda la muerte al aire, una reconstrucción de un femicidio ocurrido en 1955, en el marco del Laboratorio de Periodismo Performático de la Revista Anfibia.

«La foto del descuelgue del cuadro de Videla es mi favorita. Inolvidable ese día, por todo lo que representó», dice Cerutti.

¿Cómo fue el proceso de reedición del libro?

Fue un trabajo colectivo de edición con Julieta Escardó y Jazmín Tesone, dos editoras, con la mirada de ellas más fría y no tan cargada de experiencia y de anécdotas. Hace falta esa mirada con más distancia para ver el material. Con ellas hicimos tanto la primera edición como la reedición, que tiene algunas modificaciones, cambiamos el formato, de apaisado pasamos a vertical, y también añadí algunas fotos, de algunas personas que hoy tienen un lugar que no lo tenían en el 2015. Por ejemplo, Máximo Kirchner y Alberto Fernánez. Quedó mejor.

El hecho de que se reedite el libro este año ¿es por alguna razón vinculada al contexto político?

Tiene que ver con el contexto político; tiene que ver con el aniversario de la muerte de Néstor Kirchner y que también había elecciones presidenciales el mismo día, fue algo muy fuerte. Además ya no tenía más libros, me pedían… ¿Viste cuando todo te dice que es el momento? Tenía que hacerlo, y sobre todo esto, pensando en que por ahí volvían… capaz era muy pronto, en ese momento todavía no se sabía, ¿volverán al poder o no?

¿Cómo comenzaste a trabajar con Néstor Kirchner?

El trabajo empezó en el 2003. Todos los años electorales presidenciales desde la vuelta de la democracia, sobre todo en Clarín y en La Nación, ponían un fotógrafo para hacer el seguimiento de la campaña. Así se hizo con Alfonsín, con Menem, con De la Rúa, con todos. Cuando llegó el turno de Néstor, casi de casualidad que fui yo a cubrir. Tuve suerte, en realidad: en ese momento él ya era gobernador de Santa Cruz y nadie había entrado a su despacho todavía, pero yo entré. Hice las fotos, unas fotos que no se habían hecho, y volví. Y ahí me dijeron “bueno, entonces hacé vos la campaña”. Y así fue, ahí empecé. Hablaba con el vocero de Néstor, Miguel Núñez, que me iba pasando las fechas y actividades, y yo iba resolviendo, eligiendo; porque entonces no era como ahora que se cubre todo: antes veía todas las actividades en agenda y pensaba cuál era visualmente la mejor e iba a cubrir esa. Y así fueron pasando los años. Cubrí la campaña de transición de 2003, la campaña de 2005 -que fue la de Cristina para senadora-, la del 2007 de Cristina y la del 2009. A veces iba a acontecimientos que no tenían que ver con la campaña, sino actividades de Presidente. En el 2015 me fui de Clarín y también cerraba un ciclo, en ese momento, y vi que tenía todo ese material, un montón de material, ¿por qué no hacer un libro? Sino iba a quedar perdido en el archivo del diario, todo desmembrado.

¿Cuál fue el vínculo que se generó con los Kirchner?

Fue profesional, un vínculo cotidiano de trabajo. Sobre todo al principio, cuando todavía Clarín no se había peleado con Néstor, y aparte porque eran también otras necesidades en ese momento: Internet estaba recién empezando, entonces para la campaña de él, tener a Clarín haciendo todos los días una nota, era bueno, lo nacionalizaba. Ahora no se necesita eso, se recurre a otros medios, pero en ese momento era importante. Y después, mantuve ese vínculo incluso cuando empieza la guerra. Me hacían chistes, me decían “que te pasha, Clarín”, como que conmigo estaba todo bien, separaban.

Y luego de la pelea con Clarín, ¿cambió algo en la relación?

No, desde ningún lado. En el diario no me pidieron nada distinto. Si en algún momento no les gustaban las fotos, elegían otras, pero no es que yo lo sepa. Yo volvía, dejaba el material y listo. Y Néstor tampoco me recriminaba las fotos. Por lo general nunca tuve ningún tipo de exigencia ni reclamo ni de un lado ni del otro. Tuve suerte.

«¿Qué te pasha Clarín?», la cargaba Kirchner cuando Cerutti le hacía tomas.

¿Cuál dirías que fue el momento o los momentos más significativos que te tocó fotografiar durante el tiempo que trabajaste con Kirchner?

El descuelgue del cuadro de Videla. Inolvidable ese día, todo lo que representó eso. A parte de ahí después fui a la ESMA. Inolvidable. Después, la verdad, el material en relación con la cotidianidad. De todo, lo que me gustaba mucho era como él se movía, como se acercaba a la gente, a darle besos, a que le dieran: cómo él usaba el cuerpo para vincularse con la gente. Eso era muy diferente al resto, a lo que se hacía antes. Ahora se hace más, pero sigue siendo como una marca personal de Néstor.

¿Cuál es tu foto favorita?

Te diría que la foto del cuadro, casi por el hecho histórico en sí mismo. Me gustan también un montón de otras imágenes que hablan del personaje pero no en el momento de la foto, sino en los momentos que son antes y después de los hechos. A mí me interesan mucho esos momentos que están corridos de las situaciones que están armadas para ser fotografiadas. Ahí uno puede pescar otras cosas. Después, una de mis fotos preferidas es la de los zapatitos de Cristina y otras de Néstor de ese día: era el lanzamiento de campaña y está con unos papelitos plateados y a Cristina la están saludando todos. Él ya terminaba el mandato e iba a ser ella la candidata, le estaba delegando el poder.

¿Cómo fue el momento de la muerte de Néstor?

Fue muy shockeante, no me lo esperaba. Para todos fue muy fuerte, muy conmovedor. Lo cubrí para el diario, terminé de trabajar y me quedé en la plaza, viendo y vivenciando lo que pasaba, ya no para sacar fotos sino como cualquiera, digamos. Fue muy fuerte.

¿Sentís que a partir de ese momento cambió algo en tus fotos?

Por ahí sí… empecé a ver lo que había pasado, más allá de que un poco ya lo sabía. Ver todo los hechos históricos que habían ocurrido y todo ese material que tenía, que era un montón. Poquito tiempo después de que sucedió empecé a ver todo el material y me di cuenta que podía haber un libro, haciendo una decantación y un filtro del material para que quede más contundente. Ahí fue cuando empecé a trabajar y me tomó bastante tiempo llegar al formato visual.

¿Sabés cuál fue la última foto que le sacaste?

No, no me lo había preguntado nunca. Sí sé que las últimas fueron las de la campaña del 2009. Pero cuál fue la última de todas, no sé.

¿Pensás que si encontrás esa última foto la mirarías distinto?

Puede ser. En su momento fue una foto más pero hoy cobra otra importancia.

¿Y te gustaría volver a hacer este tipo de trabajo?

Sí, me gustaría. A mí me encantó, me sentí una privilegiada.

¿Qué fue lo que más te gustó?

La cercanía, poner el cuerpo y la mirada en un personaje histórico. Estar ahí, tan cerca, con todo lo que significó, es tremendo. Poder haberlo hecho, haber sido testigo de una época, de un cambio, del regreso de la política, de creer en la política como manera de cambio, y tanto del legado que dejó. En su momento, mientras estaba cubriendo, no sabía qué iba a pasar ese día. También lo pude hacer porque trabajaba para Clarín, que tenía los recursos para ponerle un fotógrafo a cada candidato en épocas de campaña. Ahora no se hace más ese tipo de trabajo, no se encara más de esa manera. Ahora dicen: “Bueno, total nos manda material cada candidato”. Y no es lo mismo. Esa imagen tiene otro objetivo, pero así funciona. Fue buenísimo haberlo hecho, disfrutado, y poder ponerlo en valor a través del libro. Porque las imágenes se resignifican mucho según dónde estén expuestas: un diario, una pared, una revista; dependiendo de cuál sea el soporte y el contexto, el sentido se modifica. Entonces, limpiar el material de eso también permite otra lectura, que el espectador, al momento de verlo, apele a su memoria y a su saber de la historia para reconstruirla. Siempre pensé mucho que ese gesto era lo que me interesaba.

En su momento era como un cierre de ciclo, y hoy parece abrirse uno nuevo. Teniendo en cuenta el contexto político, ¿cómo se podría leer el libro hoy?

No sé cómo se puede leer, pero sí van pasando los años y se va haciendo como más histórico. En el 2015 todavía era algo que estaba ahí, como del día anterior. En cambio ahora, luego de cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, creo que se puede revalorizar una época y verla con un poco más de distancia. Eso te lo permite también el poco texto del libro: detrás de cada foto hay un pequeño texto mío contando como fue el trabajo, permitiendo que la gente conecte con esas imágenes, con sus recuerdos y sus propias historias. No viene un prólogo diciendo cómo tenés que leer estas imágenes para dejar que cada uno las lea como quiera.

¿Cómo entendés la situación del fotoperiodismo hoy?

Casi no lo ejerzo, pero es muy complejo el cambio de época en relación a los medios y a la circulación y producción de las imágenes. Por lo que sé, por mis colegas que siguen trabajando en relación de dependencia, como que no hay un interés como lo había antes, se trabaja cada vez menos. Sé que durante el gobierno de Macri no hubo acceso a un montón de actividades presidenciales, ellos mandaban las fotos, y eso es otra mirada. No está bueno que haya pasado eso, hay cosas sobre las que empieza a haber un control excesivo sobre la producción de imágenes, y eso para mí es en detrimento total de la variedad de miradas.

¿Fue por una decisión personal que te alejaste del fotoperiodismo?

Por un lado fue un fin de ciclo para mí, sentía que ya había hecho las cosas más copadas: las cosas más interesantes que me podrían haber tocado hacer trabajando como fotógrafa en un diario, ya me habían pasado. Quizás era esperar una nota buena por año y después, el resto del año era aburrirme un montón. Era un trabajo, también, pero pude arriesgarme a ver qué pasaba y me fui. Era una redacción que estaba mutando, Clarín estaba ofreciendo retiros voluntarios, un montón se habían ido antes de que yo me fuera, y después de que yo me fui se fueron muchos fotógrafos más todavía. A los medios cada vez les importan menos las imágenes, estamos en una época en que las imágenes son super importantes pero no les interesa ni pagar por ellas ni hacer la producción profesional de ellas. Entonces no me quise quedar e inmolarme, arriesgándome a que hay momentos con trabajo y momentos con menos, sobre todo en estos años tan complejos. Dentro de todo me fui acomodando, encontrando otros trabajos, otras cosas siempre ligadas a las fotos. Pero era muy de ciclo cumplido: ya no me sentía tan a gusto hacía bastantes años, y antes de llenarme de bronca, me fui. Fue lo mejor para mí.

¿Cómo fue la experiencia de hacer periodismo performático?

Me parece una experiencia hermosa, como de romper un poco los límites conocidos dentro de la profesión, del género y del cómo contar las historias. Es abrirse más al arte como espacio creador, conceptualmente, pensar con límites más abiertos. Arriesgarse en torno a eso me pareció muy interesante. También una manera de decir “bueno, quiero contar esta historia, que es un hecho real que pasó” desde otra perspectiva, con otro nivel de profundización y con criterios más estéticos. Lo volvería a hacer, porque en el espacio hiperinformado en el que vivimos, que saltamos de un tema al otro, me parece también que la posibilidad de plantear un tema como una obra performática permite tener la experiencia de escuchar, de ver, de sentir una historia en particular durante un tiempo. Me parece interesante esa posibilidad en contraposición de este momento en que todo pasa rápido; como forma de experiencia más inmersiva, que posibilita otras lecturas.