Infancias desgarradas

Infancias desgarradas

La sobreviente Claudia Favero y Alejandra Santucho, hermana de una adolescente de 14 años desaparecida y torturada,  declararon en la cuarta jornada que investiga 112 crímenes de lesa humanidad ocurridos en la Comisaría 5ª de La Plata.

El Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata, integrado por Karina Yabor como presidenta, junto a los jueces Ricardo Basílico y Adríán Basso lleva adelante el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en la Comisaría 5ª de La Plata. En la cuarta audiencia del jueves estuvieron presentes la abogada querellante de Abuelas de Plaza de Mayo, Colleen Torre y Leonardo Fossati querellante y nacido en ese Centro Clandestino de Detención. La causa investiga los crímenes contra 112 víctimas que fueron desaparecidas allí y el juicio tiene como imputados a Jorge Bergés, Pedro Muñóz -quien seguirá excarcelado mientras dure el juicio- y José Saravia Day. En la cuarta jornada fueron citadas a testimoniar Alejandra Santucho -hermana de Mónica Santucho, asesinada- y la sobreviviente Claudia Favero.

La abogada Colleen Torres manifestó: “La importancia de los testimonios para mí tiene dos aristas: por un lado, la posibilidad de que los sobrevivientes brinden su voz sobre lo sucedido. Se supone que es reparador para ellos y para ellas decirle al Estado lo que les sucedió y que se escuchen esas historias que fueron silenciadas por tanto tiempo, es muy significativo. Por el otro, para nosotros es importante que puedan declarar porque la inmediatez del testimonio no te lo da una incorporación por lectura, para que los jueces puedan escucharlos y verlos en primera persona. Aunque es difícil comprender la magnitud en su conjunto, pero por lo menos que puedan dimensionar lo que vivieron, el daño y la lucha misma”.

La primera en declarar fue Alejandra Santucho: “Toda mi familia fue víctima de la dictadura: mi mamá, mi papá y mi hermana de tan solo 14 años”. Santucho dio a conocer en el Tribunal la historia de su vida. Ella fue testigo de la desaparición de sus padres, militantes de la Juventud Peronista, y de su hermana: “El viernes 3 de diciembre de 1976, yo estaba en el patio de mi casa y de repente se produce un griterío porque miembros del Ejército, vestidos de civil, empezaron a disparar a toda la casa. Mis papás gritaron que dejen salir antes a los niños. Ahí es cuando sale mi hermana Mónica de 14 años, con mi hermanito de dos años y el bebé de otra familia que se hospedaba con nosotros. Nos dejan a mi hermano y a mí a unas cuantas casas de al lado, pero mataron a mis papás y se llevaron a Mónica”.

«Ellos me hicieron sobreviviente porque decidían quienes vivían y quienes morían. A mí no me gusta decir que soy sobreviviente, a mí me gusta decir que soy testimoniante. Es nuestro deber para los que no están”, declaró Claudia Favero.

La historia desgarradora de Alejandra. Durante casi diez años no supo nada sobre su hermana. Sin embargo, en el Juicio de las Juntas, hubo testigos que declararon haber compartido cautiverio con Mónica en Arana y en Comisaría Quinta: “Ellos recordaban que era una niña de entre 12 y 13 años, que fue muy torturada y violada”. También, por una testigo, se supo que Mónica escribió en una pared donde estaba retenida: “Acá hay que aguantar lo inaguantable”. Una nena de 14 años que todavía era una preadolescente sufrió hechos de violencia y maltrato inexplicables.

El testimonio de Alejandra se contrapone con el expuesto por José Saravia Day en la jornada número tres. Al ser la oportunidad para que los acusados den su versión y se defiendan de las imputaciones, solo Saravia Day hizo uso de su palabra. Citó al libro de Nunca Más donde se habla de una casa de brujas y el imputado expresó: “En estos momentos siento que sufro una caza de brujas demencialmente generalizada y estoy siendo ensuciado por una incriminación global e injusta. Todos los militares hoy son vistos como represores”. Sin embargo, luego de declararse inocente, utilizó una estrategia distinta donde se diferenció del genocidio sin negarlo: “La metodología por las FF.AA. para afrontar la violencia de los setenta con las inhumanas torturas y desapariciones siempre me parecieron repugnantes e inaceptables”.

En relación al rol del Estado en materia de derechos humanos, Alejandra Santucho, declaró: “El Estado tiene que estar para defendernos, protegernos, procurar la reparación y la justicia. Y que hoy algunos estamentos del Estado que llegaron al poder por la democracia y que pidan impunidad para los genocidas para nosotros es devastador”.

Además, la abogada de Abuelas, Colleen agregó: “Si el gobierno de turno no tiene políticas públicas que impliquen la reparación en el marco de políticas de memoria, verdad y justicia puede acarrear responsabilidades internacionales del Estado. Pero esto no es efectivo como uno creería que debiera ser y en lo inmediato con los familiares no tiene ningún tipo de trascendencia, ya que si bien el Estado es condenado internacionalmente eso no va a reparar el daño causado por un Gobierno con un discurso negacionista. Es parte también de continuar la lucha que se da en estos contextos, la continuidad de los juicios y que los familiares puedan declarar es forma de darle batalla a ese discurso negacionista”.

En la cuarta jornada, también declaró la sobreviviente Claudia Favero. Describió su secuestro junto a su hermano Luis: “El 12 de febrero de 1977 un grupo de hombres irrumpió en mi casa buscando a mi hermano Daniel, militante de la Juventud Universitaria Peronista. Nos llevaron a mi hermano y a mí e inmediatamente somos sometidos a torturas, con una especie de cachiporra que nos golpeaba en todo el cuerpo y también nos ahogaban hasta que no podíamos más. Pero de todas formas no sabíamos donde vivía Daniel, es una pesadilla decir que no sabes o simplemente decís la verdad y que no te crean. Estábamos primero en la Brigada de Investigaciones y luego nos trasladaron al Destacamento de Arana. Después nos llevaron a la Comisaría 5ª. No nos torturaron ahí, simplemente estuvimos unos días más, pero finalmente nos liberaron en el Parque San Martín, a unas cuadras de casa”. Años más tarde, la familia se enteró que el 23 de junio secuestraron a Daniel Favero junto a su compañera Paula Álvarez. Para finalizar la declaración, agregó: “El recuerdo más doloroso no es lo que me pasó a mí, porque yo estoy viva y estoy acá contándolo. Ellos me hicieron sobreviviente porque decidían quienes vivían y quienes morían. A mí no me gusta decir que soy sobreviviente, a mí me gusta decir que soy testimoniante. Es nuestro deber para los que no están”.

Hasta el 5 de septiembre hay un cuarto intermedio donde se continuará el debate y notificarán la nómina de personas que serán testigos. Finalmente, Torre concluye: “Es esperar que puedan hacerlo de la mejor manera posible y reitero que puede ser reparador en un punto y más en este contexto. La expectativa siempre es tener la esperanza de que surge algún dato que pueda servir para esclarecer algunos datos que aún siguen ocultos”.

Aniversario de un hito para las políticas de memoria, verdad y justicia

Aniversario de un hito para las políticas de memoria, verdad y justicia

Este miércoles se cumple un nuevo aniversario de la derogación de las leyes Punto Final y Obediencia Debida. En medio del resurgir negacionista, el abogado Alan Iud y la nieta restituida Claudia Poblete advierten: «Seguiremos dando las discusiones que haya que dar».

Un 21 de agosto del año 2003, el Senado de la Nación sancionó la anulación e inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que mantenían impunes a los represores de la última dictadura cívico-militar que habían cometido delitos de lesa humanidad. El secretario ejecutivo en el Comité Nacional para la Prevención de la Tortura, Alan Iud -y durante muchos años coordinador del equipo Jurídico de Abuelas de Plaza de Mayo- y la nieta restituida Claudia Victoria Poblete Hlaczik, reflexionan sobre este momento histórico para los Derechos Humanos.

 

Negacionismo vs. conocimiento

Claudia Victoria Poblete Hlaczik cuenta que para ella “el mejor antídoto contra el negacionismo es el conocimiento: Hoy las generaciones tienen acceso a la información porque está muy a la mano. A través de esos mismos teléfonos celulares donde les llegan estas versiones negacionistas, están las otras versiones, y cuando uno las enfrenta son ineludibles. Eso es lo que me pasó a mí. Cuando me enfrenté a la verdad me di cuenta de que, claramente, me habían estado engañando todo el tiempo”.

En el año 1986 y 1987 se promulgan las leyes Punto Final y Obediencia Debida, respectivamente, durante el gobierno de Raúl Alfonsín. La Ley de Punto Final establecía un plazo de treinta días para realizar la denuncia y reclamar justicia por los delitos cometidos durante la última dictadura cívico-militar. Una vez transcurrido ese lapso, los represores que no habían sido llamados a declarar antes de los sesenta días, quedaban impunes de los delitos que incluían desapariciones forzadas, secuestros, asesinatos, torturas, apropiaciones de menores y violaciones de decenas de miles de personas. La ley se sancionó un año después del Juicio a las Juntas Militares, dejando solamente punibles a los que habían sido juzgados y condenados hasta ese entonces: los dictadores Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera, Roberto Eduardo Viola, Armando Lambruschini y Orlando Ramón Agosti.

Por otra parte, la Ley de Obediencia Debida establecía que aquellos militares de grado menor al de Coronel no podían ser juzgados por los delitos cometidos (exceptuando en casos de apropiación de menores y robo de inmuebles de las personas detenidas-desaparecidas). Alfredo Ignacio Astiz, Adolfo Donda y Antonio Domingo Bussi, fueron algunos de los represores y torturadores favorecidos por esas leyes de impunidad. Se sumaron en el año 1989 y 1990, los indultos del entonces presidente Carlos Menem que le perdonó la pena a los militares que habían cometido crímenes durante la dictadura de 1976.

Las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo en conjunto con los movimientos sociales defensores de los derechos humanos comenzaron un largo proceso de búsqueda de justicia que incluyó la denuncia de los crímenes de lesa humanidad en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. También, comenzaron a realizarse juicios en España, Italia, Francia y Alemania, por aquellos ciudadanos, en principio de la nacionalidad de esos países, que habían sido víctimas de la dictadura en Argentina. Claudia Victoria Poblete Hlaczik explica: “Acá es la justicia ordinaria la que juzga a los represores y los condena. Eso es prácticamente único en los procesos, ya sea en los de Alemania, los de España -que es inexistente-, o en Chile. Argentina es reconocida mundialmente por eso. Es algo de lo que nos podemos sentir orgullosos”.

Posdictadura se refuerza la lucha territorial, en las calles, con los escraches y las movilizaciones; en particular, con la marcha masiva realizada a los 20 años del golpe de Estado. El abogado Iud cuenta que “Argentina se distingue porque tiene un movimiento de derechos humanos muy activo, muy sólido, liderado por las víctimas, los familiares, las madres, las abuelas, que han tenido un liderazgo y una persistencia que por ahí en otros países de la región no se ha visto”.

A fines del año 1996 se inicia la causa por el Plan Sistemático de Apropiación de Niños y Bebés. Como explica el abogado Iud: “Cuando se dicta el fallo del juicio a las juntas, había pocos nietos restituidos. Se conocía poco de la dinámica de apropiación de niños. Ya para fines de los noventa había muchos más casos resueltos y eso permitía afirmar que había existido una práctica sistemática de apropiación de niños que permitía atribuir la responsabilidad, ya no solo a los apropiadores a título individual, sino también, a los jefes de la fuerza”. En el año 1999, el juez federal Gabriel Cavallo dictó la anulación e inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final en el caso del represor y torturador del centro clandestino de detención “El Olimpo” Julio Héctor Simón. En la causa se investigaba la apropiación de Claudia Victoria Poblete Hlaczik. “Yo me había criado con este matrimonio –cuenta la nieta restituida-, ellos siempre me habían dicho que yo era su hija pero yo ya a los veinte años me daba cuenta que no podía haber sido biológica de ellos por las edades que tenían”. Luego, recuerda: “Creía que eran sobreprotectores. En realidad, lo que pasaba es que no me dejaban ir sola a ningún lado, me llevaban, me traían. Yo lo vivía como sobreprotección pero la cosa es que cuando este juez viene y me cuenta esta posibilidad, a mí me resuenan todas estas pequeñas dudas que yo había tenido durante mi adolescencia y mi niñez, y decido ir a hacerme el examen de ADN”.

De esta manera, se pudo probar la apropiación, a la vez que, la tortura y desaparición de sus padres: José Poblete y Gertrudis Hlaczik. La Cámara Federal confirmó la sentencia en el año 2001. Aunque limitado a este caso, el fallo sentó un precedente importante que permitió la apertura de otras causas similares y el juzgamiento de los autores de los hechos. “Lo que me empecé a dar cuenta es que de cierta forma había un paralelismo entre lo que había pasado en el país y lo que me había pasado a mí”, dice Claudia.

En 2003, la periodista y psicóloga social Patricia Walsh, hija del periodista y escritor desaparecido por la dictadura militar, Rodolfo Walsh, redactó y presentó en conjunto con otros diputados y diputadas, el proyecto de ley para la anulación de las leyes de impunidad. La misma es impulsada y promulgada, tras su sanción en el Congreso, por el presidente Néstor Kirchner y rectificada en el año 2005 por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. De esta manera, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida quedaron sin efecto, no solo en el caso del represor Julio Héctor Simón, sino también, extendiéndose a todos los casos que habían quedado impunes hasta esa fecha. Alan Iud, reflexiona: “Es un trabajo de construcción de memoria, de estrategia en el plano judicial, pero también en el plano de la movilización social, del trabajo territorial, político, con sindicatos, con escuelas, en todos los planos, que hizo que hubiera una demanda muy fuerte de justicia de toda la sociedad no solo del movimiento”.

 

Volver a dar las discusiones

“Lo importante es que esto es el fruto de una lucha colectiva, una de las cosas más grandes que nos legan las Abuelas, las Madres. Las Abuelas no buscan a un nieto, buscan a todos, a los de todas. De hecho, mi abuela (Buscarita Roa) sigue hace más de veinticuatro años en Abuelas a pesar de que me encontró a mí”, cuenta Claudia Poblete. “Nosotros estamos dispuestos a volver a dar todas las discusiones que haya que dar. No hay ningún problema”.

El gobierno de Javier Milei desfinanció políticas clave para el proceso de memoria, verdad y justicia y despidió masivamente a trabajadores que las llevaban adelante, desmantelando estructuras centrales para la defensa y promoción de derechos humanos, dejando en suspenso también políticas públicas para la preservación y funcionamiento de los espacios de memoria. Además de mantener un discurso expresamente negacionista desde la campaña electoral, formalizó recientemente el cierre de la Unidad de Investigación, dependiente de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI), un organismo que tiene la función de investigar el paradero de aquellas personas apropiadas durante la dictadura. A esto se le suma la reciente visita a los genocidas condenados por delitos de lesa humanidad en la cárcel de Ezeiza, por parte de seis diputados libertarios: Beltrán Benedit, Lourdes Arrieta, María Fernanda Araujo, Guillermo Montenegro, Rocío Bonacci y Alida Ferreyra.

Iud expresa una fuerte preocupación, frente a la expresa intencionalidad de integrantes del gobierno libertario de buscar la impunidad para los genocidas de la nación: “La situación es muy preocupante porque hay un avance muy claro del gobierno contra las políticas de memoria, verdad y justicia en el terreno de de su implementación y también en el discurso público que es la gran diferencia con otros períodos anteriores complicados”. El especialista advierte: “La diferencia es que hoy hay un gobierno que trabaja, no solo erosionando las políticas en la práctica, sino también fundamentalmente sobre el consenso social. Está tratando de desarmar ese consenso”.

En sintonía con lo expresado por Iud, Poblete cuenta: “Estos discursos de ahora me resuenan porque fueron los que me criaron a mí”. En este sentido, refuerza que la lucha de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo se encuentra vigente, que no es algo del pasado y este momento permite dar cuenta de todo el trabajo incansable que se realizó para que pudiera ser posible el juzgamiento de los represores, como también la búsqueda y restitución de la identidad de los niños, niñas y bebés apropiados: “Los bisnietos y bisnietas de las abuelas (hijos e hijas de los nietos y nietas buscados) también tienen su identidad cambiada hasta que sus padres no la puedan conocer. Eso es lo que nosotros queremos reparar. Queremos que esas personas puedan saber quiénes son. Los invitamos a eso”. Y concluye: “Aunque las Abuelas están viejitas y cada vez pueden hacer menos, nosotros, nietos y nietas, hermanos y hermanas que buscan hermanos y hermanas vamos a seguir con esa tarea”.

 

“Si nadie pudo reivindicar la visita a los genocidas es un logro de todas y todos los que marchamos cada 24 de marzo”

“Si nadie pudo reivindicar la visita a los genocidas es un logro de todas y todos los que marchamos cada 24 de marzo”

Familiares, sobrevivientes y organismos de derechos humanos, participaron de la audiencia pública convocada por diputados de Unión por la Patria y el FIT para repudiar la visita de seis legisladores oficialistas que visitaron a los genocidas presos. Alerta por posibles proyectos que impulsen su liberación.

Diputados y diputadas recibieron a organismos de derechos humanos en una Audiencia Pública en la sala de conferencias de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación que se propuso tratar la visita de un grupo de legisladores de La Libertad Avanza a genocidas presos por delitos de lesa humanidad.

El pasado 11 de julio los diputados y diputadas oficialistas Beltrán Benedit, Lourdes Arrieta, Guillermo Montenegro, Rocío Bonacci, Alida Ferreyra y María Fernanda Araujo visitaron a exmilitares condenados por delitos de lesa humanidad, entre ellos Alfredo Astiz, en la cárcel de Ezeiza.

Legisladores de Unión por La Patria, el FIT, organismos de derechos humanos, abogados, sobrevivientes, familiares de desaparecidos y representantes de distintos sectores de la cultura estuvieron presentes para repudiar no solo la visita, sino que también hicieron un llamado a estar despiertos y enfrentar posibles proyectos de leyes en beneficio a los genocidas.

La apertura estuvo a cargo del diputado Hugo Yasky: “La convocatoria es para que hagamos una evaluación de la situación de los derechos humanos en nuestro país, hoy. El día viernes se envió un proyecto que habla de la participación de las Fuerzas Armadas en un contexto de situaciones de terrorismo algo que, por supuesto, genera profunda preocupación y también rechazo. Se suma a un hecho que conocemos hace pocas horas y que nos conmociona: el asesinato de la madre de uno de los integrantes de H.I.J.O.S. que se produjo en Córdoba. Hay también otros hechos que tienen que ver con la disolución de organismos que tenían como tarea justamente colaborar en la aceleración de los juicios pendientes en la determinación de identidades de hijos y nietos”.

Por su parte, Taty Almeida, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora resaltó: «El motivo por el que estamos acá reunidos, considero el más importante en estos momentos, es esa visita a l os genocidas de esos diputados en un auto del Congreso. Realmente es insólito, no podemos permitir que quede como un ‘yo no sabía, no tenía idea con quién iba a hablar’. Como esto es un delito político, políticamente hay que resolverlo y ¿de qué manera señoras diputadas y diputados? Está en manos de ustedes que realmente decidan políticamente que estos individuos no puedan seguir representando al pueblo así que ese es el pedido que considero que hacemos las Madres”, reclamó y alentó: “Hay que seguir resistiendo, no podemos dejar que este gobierno inhumano siga avanzando, destruyendo y tirando por tierra todo lo que hemos logrado en derechos humanos hasta la fecha, hay que demostrar justamente con esta resistencia que no nos han vencido».

Pablo Llonto, abogado en causas por delitos de lesa humanidad señaló que: “Hay una grave inconducta en haber concurrido a abrazar y recibir de parte de los genocidas no sólo la complacencia sino también algún proyecto de ley para conseguir algún tipo de impunidad». Y sumó: “Contra la memoria, la verdad y la justicia atentando y golpeando nuestra Constitución porque no solo son genocidas, sino que son golpistas estos internos visitados”.

La legisladora porteña de UxP y nieta restituida Victoria Montenegro declaró: «Hay una intencionalidad de los diputados de Lla Libertad Avanza de repetir la historia. Es importantísimo que este Congreso se pronuncie, que trabaje, que ponga el ojo sobre lo que está sucediendo, que pueda entender que no son hechos aislados, que todo tiene que ver con todo. Hay un deseo de instalar la impunidad en Argentina y que nosotros tenemos que ser guardianes de aquello que los organismos y los 30.000 construyeron con su dolor, con su fortaleza, con la sangre de los compañeros y compañeras y con la capacidad aún en los momentos más oscuros de generar algo distinto”.

Guillermo Pérez Roisinblit, nieto restituido e integrante de la Comisión Directiva de Abuelas de Plaza de Mayo, agregó: “Se han corrido todos los límites que uno podría creer que eran irreversibles, todos los consensos que hemos logrado en estos más de 40 años ininterrumpidos de democracia es importante que se marque un límite, es necesario”. También señaló el prontuario de los genocidas visitados “Astiz está condenado a prisión perpetua, tiene comprobados 647 hechos de privación ilegal de la libertad, 651 imposición de tormentos, 31 homicidios y 15 sustracciones de menores de 10 años comprobados, no estamos hablando de acusaciones: hay condena».

Por su parte, Miryam Bregman arremetió contra las excusas de una de las diputadas señaladas: “Creyeron que los iban a festejar, que les iban a decir que bien que fueron a ver a Astiz y a los demás genocidas, lo único que vemos en los últimos días es como tienen que decir cosas ridículas como ‘yo no sabía quién era Astiz porque nací en el 93`, entonces no sé cómo hizo para rendir historia porque no creo que esa chica hubiese estado viva en esa época. Entonces son argumentos que se caen por el propio peso y creo que si nadie pudo salir a reivindicar la visita es un logro de todas y todos los que estamos acá, de los que marchamos cada 24 de marzo”.

“Yo quiero saber de qué hablaron ahí adentro. Son funcionarios públicos, nos tienen que explicar de qué hablaron. No son ex genocidas, no son ex represores, todos y cada uno de los que están ahí cada mañana se levanta y renuevan su pacto de impunidad, cada mañana se levanta y dicen ´no le voy a decir a los hijos, a los familiares, dónde están sus padres, dónde están los detenidos desaparecidos´”. La exdiputada recordó: “Astiz daba vueltas con el libro Volver a matar, y se burlaba. Acá hay varias que estábamos en esa audiencia dándonos el mensaje de que lo volvería a hacer ¿Qué exgenocidas? ¡Genocidas, represores! “Todos los despidos son repudiables pero los despidos en los sitios de memoria tienen por objetivo ir desmantelando esos lugares que son pruebas judiciales”.

Continuó Cecilia de Vicenti , hija de Azucena Villaflor una de las madres desaparecidas por Astiz : “Tenemos que que cuidarnos, pero profundamente cuidar la democracia y cuidar la democracia es expulsar a estos diputados y no quedarnos en algo tibio porque si no van a seguir repitiendo la historia, van a seguir yendo contra los derechos humanos”.

El diputado Leopoldo Moreau alertó: «Hay que articular una respuesta a lo que a esta altura constituye un plan sistemático, cuyo objetivo no es solamente reivindicar en términos culturales la dictadura militar y el accionar de los genocidas sino crear las condiciones políticas, legales y de sentido común que les permita poner en marcha un proceso que es amplio y muy abarcativo en materia de represión. Quieren revertir la situación de los que están detenidos”.

También estuvo presente Augusto De Bernardi, nieto de un represor e integrante del colectivo Historias Desobedientes: “Hoy simplemente me gustaría sumar un mensaje de esperanza, el Estado está -como lo dijo en campaña- atentando contra las políticas de derechos humanos y creo que es momento de que nuestra generación se haga cargo, salgamos a las calles como nos enseñaron las Madres y las Abuelas de Plaza de mayo , ellas salieron con un pañuelo en la cabeza a la plaza y con el corazón en la mano y le hicieron frente al monstruo más grande de la historia Argentina”. Y concluyó: “Es nuestro momento de hacernos cargo de esa lucha y salir con ese amor a la calle a demostrar que si bien el odio es muy poderoso y muy destructivo el amor siempre puede un poco más y a volver a demostrar que por nuestros 30.000 compañeros desaparecidos el grito de memoria, verdad y justicia va a perdurar en la eternidad de la historia de Argentina”.

Para finalizar Yasky declaró: “A pesar de las distintas edades que tenemos hace muchos años que estamos luchando para que ese legado de memoria, verdad y justicia que nos hizo distintos a otros pueblos de América Latina perdure: condenar a los genocidas nos hizo distintos a otros pueblos. El poder dominante no perdona y todo lo que hoy estuvimos viendo acá tiene relación con ese intento de volver a gestar las condiciones para que esta Argentina otra vez sufra el disciplinamiento, a través de la violencia desde la institucionalidad. Se imagina a un pueblo con la cabeza gacha, arrepentido, resignado, dolorido y callado”.

“El miércoles tenemos una primera reunión donde vamos a tratar el tema con la comisión de derechos humanos. Creemos que tenemos, con el aporte de todos ustedes, incidir sobre los diputados y diputadas sobre aquellos que hoy no estuvieron presentes, es necesario que podamos llegar a ellos,  si es necesario lo vamos a hacer a través de las organizaciones también sindicales en todas las provincias, que los gobernadores, las fuerzas políticas sientan que hay un tema que está pendiente que no hay que dar la espalda y yo creo que es el compromiso que asumimos,  seguir trabajando juntos para que la democracia de nuestro país no se convierta en una democracia carente de contenido”, concluyó Yasky.

«No son excombatientes, son genocidas»

«No son excombatientes, son genocidas»

La sobreviviente de la ESMA, Ana María Soffiatini, da cuenta de las implicancias de la visita de un grupo de diputados de La Libertad Avanza a los represores condenados por crímenes de lesa humanidad. ¿Por qué es apología del delito?

Ana María Soffiatini guía una visita a la exESMA.

Ana Maria “Rosita” Soffiantini es una docente retirada, ceramista, militante, pero sobre todo sobreviviente “egresada” de la ESMA. Se identifica como parte de la extraordinaria generación de los años setenta, una juventud que vislumbró la política como transformadora de los dolores sociales. 

Militó en el secundario, ingresó a las filas de la Resistencia Peronista y luego se incorporó a Montoneros, una organización político-militar que cautivaba a la buena parte de la juventud peronista.
Describe su militancia como una experiencia hermosa, que le legó una serie de compañeros, entre los cuales estaba Hugo Luis “el Loro” Onofri, con quien tendría dos hijos, Luis y Maria. Una mañana de octubre de 1976, con el golpe militar ya instaurado, Hugo saldría a trabajar para nunca más volver. Su paradero se desconoce hasta el día de hoy.
“Rosita” fue secuestrada, junto a sus dos hijos pequeños, un año después en el barrio de La Paternal, de camino a la panadería. Luisito tenía once meses y Maria apenas caminaba. Fueron arrancados de sus brazos y llevados a otro vehículo. Ana Maria, por su parte, fue golpeada ferozmente y forzada a abordar un auto donde, según recuenta, la recibieron Carlos “el Pajarito” Suarez Mason y Adolfo Donda entre otros uniformados que la vendaron y violentaron durante un largo tramo. Fue llevada a la Escuela de Mecánica de la Armada, donde funcionaba un centro clandestino de detención, tortura y exterminio. Allí, además de sufrir todo tipo de padecimiento físico, fue forzada a realizar trabajo esclavo.
Habitar ese infierno, según Soffiantini, era aún más difícil ante la constante presencia de oficiales que adornaban el dia a dia con frases como
la favorita de Jorge Eduardo “el Tigre” Acosta, quien a su vez se jactaba con sentencias del tipo  “de nosotros depende la vida y la muerte”. Alfredo Astiz, otro de los represores, tenía su propia bravuconada: “Vos te vas arriba cuando yo lo decida”
“Rosita” entró en régimen de libertad vigilada después de casi dos años de cautiverio, desde enero de 1979 hasta principios de 1980.  Hoy, es una de las integrantes del Consejo Asesor de Sobrevivientes en la exESMA y representante del mismo en el órgano ejecutivo de el Espacio para la Memoria que allí funciona.
Ahora, en conversación con ANCCOM, reflexiona sobre las visitas por parte de diputados del bloque de LLA a ocho represores, entre los cuales figuran cinco de sus propios victimarios, las declaraciones emitidas por los distintos protagonistas de la política, sus impresiones y las implicaciones que tiene esto para el proceso de construcción de la memoria.

Cuando el diputado Benedit presenta estos nombres que vos conociste en la ESMA como “excombatientes que libraron batallas contra la subversión marxista”, parece querer humanizarlos ¿Como era su trato con la gente que tenían detenida?

Es complejo de explicar. Atravesé bastantes cosas: la situacion constante de tortura, el escuchar a los demas ser torturados, los abusos sexuales y fisicos constantes. Estos tipos, que decían luchar contra la subversión, se convertían cada vez más en una banda de delincuentes. Ellos, que decian defender un proyecto de pais, que secuestraban para proteger la nacion del enemigo interno, terminaron teniendo un goce por la tortura. Porque la gozaban. De otra forma, no lo harían a diario y sin motivo alguno. Nos robaron para siempre nuestras vidas, porque ninguno volvió a ser el mismo. Ellos me marcaron para siempre. Aunque resistimos y seguimos luchando por recuperar lo que somos, te queda lo vivido. Por su parte ellos, además de convertirse en delincuentes, pudieron sacar rédito de la situación. No solo con los bienes apropiados a desaparecidos, sino con negociados por sus tareas. No solo a ese nivel, sino también a nivel personal. La asimetría de poder al interior nos llevó a seguir sus mandatos porque no nos quedaba otra para seguir vivos que simular, acatar: éramos esclavos. Aceptamos ser esclavos por esa pulsión natural de sobrevivir y de tener siempre una esperanza. Hasta los que asesinaron compartian ese amor a la vida, algunos hasta estaban en situacion de esclavitud, como nosotros, y un dia decidieron matarlos. Ese impulso natural de querer sobrevivir es lo que me sostuvo en el tiempo. 

¿Eso es lo que te lleva a rescatar la humanidad que encontraste en esa experiencia? 

En ese horror, en medio de esa soledad terrible, uno busca tener alguna caricia. Yo tuve suerte de encontrarlo ahí dentro. Como parte del trabajo esclavo, me llevaron a trabajar a un lugar donde conocí a otro compañero, Ricardo Coquet, y esa convivencia se transformó en confianza y después en amor. Con él tuve una hija, Ana Julia. Aunque no prosperara, ese amor clandestino me ayudó a sobrellevar el calvario. En lo personal, me sirvió para volver a sentirme humana. Me sentí dueña de mi vida de nuevo.

Cuando Patricia Bullrich dice que visitarlos es una “construcción de libertad” y que “si alguien quiere ver a un detenido porque considera que forma parte de un momento trágico de la Argentina, lo puede ir a ver” ¿Que se está jugando realmente?

Primero que nada, tienen derecho a ser visitados. Todo lo que no está prohibido se puede hacer. El problema es la razón por la que los visitan, y las declaraciones que emiten. Lo que se quiere es institucionalizar los mecanismos para gobernar, los mismos que regían en la dictadura: la represión, la violencia. Estas declaraciones son apologías a un gobierno anticonstitucional. Estos tipos son asesinos, siguen sosteniendo lo perpetrado, y silenciando donde escondieron los cadáveres, como el de mi compañero, y así con cientos y cientos de personas que no están, cientos de niños que no fueron recuperados. Yo los oí nacer en la ESMA, los gritos de las madre en el parto, vi cómo las hacían escribir una carta falsa a sus padres diciendo que la militancia no las dejaba hacerse cargo de su hijo y que se los mandaban. Cuántos muertos y cuántos niñas y niños que no pudimos encontrar. Yo y muchos más como yo somos testigos vivos de lo que hicieron y lo volvemos a afirmar a diario. No fueron ex-combatientes, fueron genocidas.

Es importante rescatar que estas declaraciones se hacen al interior de un gobierno constitucional, por gente que ocupa cargos de forma democrática. ¿Qué dice eso de la sociedad que los elige?

Por más de ocupar la democracia, declaraciones como estas son tristes apologias de la violencia y el genocidio. La sociedad los condenó, no sólo a través de los juicios que se llevaron adelante con justicia plena, sino que, a sus ojos, fue un ataque contra la sociedad en su conjunto. Yo sigo peleando, pero no solo por lo que yo sufrí, sino por lo que ellos quisieron destruir a través de nosotros, desapareciéndonos. Lo que se quería era dar por tierra con un proyecto opuesto. Había uno pensado para el conjunto de la sociedad, y otro para beneficiar a un grupo hegemónico y a las transnacionales dueñas de la guita. La sociedad necesita reforzar la memoria, aun cuando el proyecto vigente trate de hacerla disipar.

¿Se puede sobreescribir la memoria social?

Mira, yo creo que si para algo sirve la memoria es para entender el tiempo de cada cosa. No sé si alcanzaremos algún día una victoria plena de nuestras aspiraciones de una sociedad justa. Sabemos que para eso tienen que darse muchas luchas. Hoy estamos viviendo un tiempo de derrota que nos desilusiona porque no hay una contención desde la oposición, que lidere y nuclee la situación que estamos pasando. Hay una incertidumbre generalizada y mucha bronca, pero no podemos encauzarla con mayor fuerza. Estas declaraciones son un caballo de Troya muy bien pensado, que busca correr el eje de la discusión. Va a llevar mucho tiempo reubicar y volver a construir una memoria que retome la discusión en medio de tanta burrada. Hay que erguir una historia, de la cual la lucha de la reivindicación es solo una parte.
El error, quizás, fue descuidar otros espacios. Nos faltó hablar en el lenguaje común, nos perdimos en niveles de conversación interna. Hablamos mucho de yo soy el otro, pero no lo concretamos. Y ese otro se sintió fuera. Dejamos afuera algo. Asi se empieza a desdibujar.  Hoy es ahi donde debemos trabajar, y apuntalar: no solo se reivindica el genocidio, sino que tambien se reivindica una metodologia para oprimir el pueblo, que viene acompañada de un discurso que lleva años construyendose. 

¿Lo que se busca es hacer pasar al genocida por excombatiente y así ampliar el horizonte de lo posible en la discusión política?

Lo que se busca es hacer que el conjunto de la sociedad lo naturalice. Mientras que reivindica un proyecto de país nefasto con formas de sostenerlo aún peores, estas declaraciones ayudan a evitar lo inhumano del genocida. Están presos, pero no reformados. La cárcel debería ser un espacio no de castigo, sino de reformación. Astiz, Pernia, Donda son asesinos, pero también siguen ocultando el paradero de los desaparecidos. No han recapacitado. No reflexionaron sobre el horror que generaron. Siguen afirmando que su accionar fue correcto. Yo si los iría a visitar, sería para que me digan a donde tiraron a nuestros amigos, nuestros compañeros, nuestros hermanos, nuestros esposos, nuestras madres, nuestros hijos. Mientras que no se sepa dónde están, el delito sigue existiendo.

¿Que se puede hacer frente a estos avances? ¿Se puede hacer apologia al genocidio sin consecuencias?

Por mi parte, como integrante de la Comisión Provincial por la Memoria, reaccionamos a tiempo, haciendo una denuncia en la fiscalía. Hay un artículo en el Código Penal, el 213, que nosotros invocamos. Por fuera de lo legal, es importante que esto ingrese a la discusión pública, que sea parte de los problemas que les competen a los demás. Hay que escucharse y escuchar. No pensar en que se logró el cometido, sino disputar esta memoria en todos los sectores. La problemática tiene que extenderse a todos lados de la sociedad. Es una lucha que se da todos los días.

¿Por qué los testimonios de sobrevivientes son tan valiosos en esta disputa?

Somos testigos, somos prueba de lo que hicieron. Cada experiencia detalla el horror. Como mujer, fui humillada, vi a otras mujeres ser violadas, fui forzada al trabajo esclavo, pero también me costó tiempo de vida por fuera del secuestro. Después nos encontramos con una sociedad silenciada. Nos costó recuperarnos, recuperar nuestra autoestima. Estaba el algo habrán hecho que, como mujer, tenía otras implicaciones. Tener que dar explicaciones, hasta para las propias filas, fue duro. ¿Por qué volviste vos y no volvió fulano? Yo no fui la que decidí vivir. Estos tipos que hoy visitan estos diputados, nos tenían en sus manos y decidían: “esta que siga viva”
Lo que nos costó empezar a hablar, empezar a reconocernos, encontrarnos desde una perspectiva de aceptación y aprobación es también un testimonio del horror.
No vale una declaración que los tilde de excombatientes y héroes. Si hay constancia de los hechos, no es cuestión de que alguien crea en una versión de las cosas, sino en lo que sucedió en realidad. 

Hoy, desde tu lugar en el Espacio de Memoria y Derechos Humanos en la ex-ESMA ¿Buscas aportar a la construcción de esta memoria social?

Para mí, volver a la ESMA fue durísimo. Fue un proceso que atravesé desde distintos planos. En primer lugar desde mi memoria personal, que es fundamental mantener genuina, tanto para testificar como para reconstruir los hechos. Esta memoria hoy se constituye como parte de la memoria colectiva. Lo que yo viví también lo fui armando con retazos que otros me fueron dando. Luego, mi postura dentro de la ESMA siempre fue que no debía ser un lugar encerrado en sí mismo, sino que tenía que avanzar sobre el territorio, más allá de la Capital Federal o de determinados núcleos o sectores. Porque cuando empezás a desparramar tu memoria, en ese espacio surgen otras memorias. La memoria del pueblo, no solo de los militantes sino también de los más vulnerados, que no logran aún recuperarse de esas heridas, y son víctimas de los repliegues de la política.

«Prestar testimonio es un acto de reparación»

«Prestar testimonio es un acto de reparación»

Se realizó la segunda audiencia del juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la excomisaría Quinta de La Plata. Se terminaron de leer las acusaciones a Bergés, Saravia Day y Muñoz, quien seguirá excarcelado mientras dure el proceso.

El jueves se llevó a cabo la segunda audiencia de la causa caratulada Muñóz Pedro Raúl y otros, por los crímenes de lesa humanidad ocurridos en la Comisaría Quinta de La Plata. La próxima audiencia será al regreso de la feria judicial, el jueves 8 de agosto a las 11:30, donde se tomarán las declaraciones indagatorias a los acusados Antonio Bergés, Pedro Muñoz e Ignacio Saravia Day. El Tribunal denegó el pedido de detención a Muñoz que habían solicitado la querella.

En la audiencia en el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata estuvieron presentes los jueces Karina Yabor y Ricardo Basílico, mientras que Andrés Basso participó de forma virtual por videoconferencia. En este juicio se investigan los hechos ocurridos en la Comisaría Quinta de la Plata que funcionó como centro clandestino de detención y maternidad clandestina entre los años 1976 y 1978.

En la audiencia del jueves se continuó con la lectura de cargos y responsabilidad a los imputados y se recordó que había otros dos imputados, Néstor Ramón Buzatto y Cecilio Reinaldo Gómez, que no llegaron a ser juzgados por sus fallecimientos, pero remarcando su complicidad e involucramiento como integrantes de Policía Bonaerense y del Cuerpo de Infantería. En la audiencia se resaltó que la demora en que las causas sean elevadas a juicio, genera que los genocidas no sean juzgados en su debido tiempo.

A continuación, se nombró a los imputados que sí llegaron a juicio: el médico de la Policía bonaerense retirado Jorge Bergés, el policía bonaerense retirado Pedro Muñoz y el teniente retirado del Regimiento de Granaderos a Caballo José Ignacio Saravia Day. Bergés está acusado como partícipe necesario en la privación de la libertad y lesiones a Jorge Julio López, quién sobrevivió de la última dictadura cívico militar y luego fue desaparecido –condición en la que aún se encuentra- por segunda vez, en el marco del juicio de lesa humanidad Circuito Camps. También se lo acusa de ser partícipe secundario de torturas y de asistir partos de mujeres secuestradas. Los testimonios de sobrevivientes, entre otros el de Adriana Calvo, que prestaron declaración en los juicios de la verdad, aseguran que Bergés asistió a una mujer para que diera a luz en la cocina de la Comisaría, lo que desestima la insistencia del acusado en cuanto que no habría cumplido funciones en dicha dependencia.

Por otro lado, a Pedro Raúl Muñóz se lo acusa como partícipe secundario por 110 víctimas que habrían pasado por ese centro clandestino. Como se encuentra en libertad, las querellas realizaron un pedido para que se otorgue la prisión preventiva. Sin embargo, el Tribunal rechazó el pedido de detención a pesar de que no solo tenía conocimiento de lo que sucedía en el área restringida de la Comisaría, sino que también tuvo acceso a la misma teniendo el rol de guardia. Frente a esto, la abogada de Abuelas de Plaza de Mayo y querellante, Colleen Torres dijo en diálogo con ANCCOM: “Nos imaginamos que iba a ser denegada la prisión preventiva pero no queríamos dejar de solicitarla, no solo desde Abuelas sino del resto de las querellas y de la Fiscalía misma. Si bien sabemos, como lo expresó también el defensor oficial de Muñóz, que él viene cumpliendo todas las condiciones de conducta que se le han impuesto para llegar al juicio excarcelado, no es lo mismo estar esperando un juicio en libertad que estar en libertad con un juicio ya iniciado. No solo por una cuestión de seguridad corporal de los testigos, sino también para una tranquilidad de no cruzarse a los genocidas en las calles”.

Finalmente, se leyeron los cargos a Saravia Day: por un operativo policial en el que secuestró y torturó a Jose David Alekoski, Roberto Campos y Juan Ignacio Araujo.

Las querellas no postularon oposiciones a la elevación del juicio, pero presentaron sus miradas. Por un lado, Guadalupe Godoy perteneciente a la querella de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y Unión por los Derechos Humanos planteó la importancia de incorporar pruebas documentales, sin la necesidad de repetir testimonios que ya se hayan utilizado. Esto quiere decir que las personas que ya han declarado no sean llamadas a dar testimonio nuevamente.

Otra fue la posición de la abogada de Abuelas de Plaza de Mayo, Colleen Torres, quien expresó que la nómina de testigos es mucha más acotada que el listado que puede ofrecerse, ya que con el paso del tiempo hay testigos y víctimas que quieren ir a declarar y otras que no. En conversación con ANCCOM expresó: “Cuando se le consultó a los familiares y víctimas si querían declarar hacía poco tiempo que había pasado la sentencia de Cicuito Camps, por eso se decidió incorporar los testimonios por escrito con su consentimiento. Como pasaron tantos años, en la audiencia preliminar de fines del año pasado, lo que sostuvimos desde esta querella es que había personas que cambiaron de opinión, que no querían que su testimonio sea incorporado por lectura, sino que querían prestar testimonio nuevamente. Por eso hay que revisar ese ofrecimiento de incorporación por lectura y poder consultarles a todos los testigos si quieren brindarlo de forma presencial”. Torre habla del valor reparador del juicio y del acto de testificar: “Prestar testimonio es una medida reparatoria para las personas victimizadas y sabemos que muchas personas manifestaron que quieren declarar, sobre todo por el contexto, porque sienten que hay que reivindicar su verdad, su historia, su lucha y la lucha de los sobrevivientes y los organismos”.