Un Trueno sensible

Un Trueno sensible

Tres cosas mantienen al referente de la música urbana en Argentina y el mundo con los pies en la tierra: unión, respeto y diversión. Con esa premisa llegó a la Facultad de Ciencias Sociales a brindar una entrevista en el marco de los 40 años de la Carrera de Ciencias de la Comunicación con otros grandes del género: su padre, Pedro Peligro, y Malena D’Alessio, de Actitud María Marta.

Nadie sabe que en el subsuelo de la Facultad de Sociales hay una estrella. Solo unas veinte personas custodian, con nervios y enstusiasmo, la exclusividad de este acontecimiento. No por egoísmo, sino por una certeza: la noticia de que un joven al que lo siguen más de nueve millones de personas merodea por estos pasillos volaría tan rápido como un mensaje de WhatsApp y convertiría la entrevista programada en una montaña humana intentando atravesar una puerta demasiado angosta.  

Llega Mateo Palacios, alias “Trueno”, cantante y compositor de música urbana. Se toma el tiempo de saludar uno por uno a los presentes. Alguien propone un brindis que distiende lo que nunca llegó a tensarse. El encuentro fluye con la generosidad de un artista masivo dispuesto a compartir no solo sus ideas en una entrevista, sino también una gaseosa, un sanguchito, una foto, un video con quien se lo pida. Todo se vuelve más liviano a su alrededor.

Se escuchan diversas conversaciones.

—Hoy es el día del hincha de Boca —dice Pedro Peligro, activista de la cultura Hip Hop argentina y padre de Trueno.
 —Boca es el movimiento popular más grande de Argentina —responde alguien.
 —Sí, después del movimiento feminista —agrega otra voz.

La directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, Larisa Kejval, entrevistó a Trueno en la inauguración de un ciclo de entrevistas a personalidades de la cultura para celebrar los 40 años de la licenciatura.

 

Bienvenido, Trueno

La directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, Larisa Kejval, lo invita al set de grabación para dar comienzo a la entrevista que convoca el encuentro. Se trata de un ciclo de conversaciones con personalidades de la comunicación y la cultura que se dará en el marco del aniversario número 40 de la Carrera que supo ser la más joven de la Facultad de Ciencias Sociales. Trueno inaugura el ciclo con esta charla amena que será transmitida por Youtube y en la que expresa sus convicciones e ideales. Kejval le pregunta por sus aprendizajes. Cuenta que su infancia y juventud estuvieron atravesadas por la educación pública. Que por esa experiencia la defiende, pero también porque quiere que sigan teniendo la oportunidad de vivirla sus seres queridos y conocidos que todavía apuestan por ella. Entre los temas que surgen, menciona tres valores que para él lo sostienen todo: la unión, el respeto y la diversión. Más tarde y habiendo pasado ya por una extensa entrevista, también se toma unos minutos para darle su palabra a ANCCOM:

—Decís que el respeto es una de las cosas más importantes para vos. ¿Cómo se sostiene ese principio cuando vivís bajo una lupa constante? ¿Cuando el ritmo de la fama, los pedidos de fotos, el cansancio o la repetición podrían hacerte perder esa fibra sensible que te conecta con los demás?

—Tengo una visión de que… no te digo que se lo “debemos” a la gente, pero sí siento que son ellos los que me ayudan a cumplir mis sueños y mis metas. Por eso, no lo vivo como una carga, ni como una obligación. Obviamente, hay días en los que uno se levanta cansado y otros con más energía, como todo el mundo. Pero siempre pienso que hay personas a las que yo también, si me las cruzara, les pediría una foto. Entiendo lo que puede significar ese momento para alguien, ese recuerdo.

Y el respeto, en general, lo mantengo como persona, también es porque sigo con los mismos amigos que tienen la misma realidad de siempre. Mi familia sigue siendo la misma de siempre. Y cuando el foco está tan claro en ciertos puntos, aunque te mareen las otras cosas que llegan, lo más importante sigue estando ahí.

—Y la cuestión de la diversión… ¿Cómo hacés para que te siga divirtiendo, para que te siga gustando lo que hacés, a pesar de las nuevas responsabilidades o compromisos?

Quizás hay nuevas cosas que se ponen en juego cuando se profesionaliza tu pasión. Pero no sé, yo nunca lo vi como un trabajo. Nunca lo viví como «uh, tengo que ir al escenario a hacer esto obligado». Sino que, si me toca ir al escenario, es lo que más me gusta en la vida. Me lo tomo así, trato de divertirme. Lo ejemplifico mucho con el fútbol también. Al que le gusta jugar al fútbol, sea donde sea, juega y se divierte. Eso es lo más importante.

Trueno y su padre Pedro Peligro no son los únicos íconos del Hip Hop argentino en la sala. Malena D’Alessio, fundadora del grupo Actitud María Marta, también está presente y comparte una anécdota inesperada:
—Cuando era chica mi papá… Bueno, mi papá es desaparecido. Pero mi otro papá, el que me crió, dio clases en esta universidad. Me acompañó durante toda mi etapa de rapera feroz, cuando recién empezaba, éramos muy pocos, como Pedro (Peligro) bien sabe. Y lo vivíamos con una pasión enorme. Además, no teníamos acceso a nada. Había que investigar, pedir música de afuera, copiarla en una doble casetera…

Y tratar de explicar a los padres por qué te apasionaba tanto algo así tampoco era fácil. Yo les hacía escuchar lo que me gustaba y ellos me miraban como si estuviera loca. Me la pasaba saltando sola en mi cuarto. Tenía un tema que escuchaba todo el día: “Shut Down”, de PBL. El video de ese tema era muy fuerte, se lo mostré y mi viejo lo usó para dar una clase sobre análisis audiovisual. Por eso digo que el Hip Hop entró en esta universidad hace rato.

 

Cuando se le pregunta el nombre completo de su padre de crianza, responde: “Oscar Landi”. Otro ícono se manifiesta —esta vez uno más local—: el investigador en comunicación y autor del clásico Devórame otra vez, tan leído en la carrera que está cumpliendo cuatro décadas.

Entre Malena y Trueno hay intercambios más públicos (como el momento en el que ella destaca la sensibilidad de este rapero comprometido con su arte y con las luchas sociales) y otros más íntimos, como aquel en el que están apartados hablando con admiración de la música brasilera.

Las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales llevan a Trueno y a su equipo a recorrer las instalaciones. Llegan al auditorio y Pedro Peligro sube al escenario a probar la acústica. Fantasea con la posibilidad de un nexo entre la universidad y las escuelas de Hip Hop. Hace un chiste sobre la visita de Maradona a Harvard comparándola con esta de Mateo a Sociales. Con su carisma y desfachatez, inconscientemente, ayuda a su hijo a no ser el centro de atención todo el tiempo. Regalándole un respiro para que haga otras cosas más silenciosas que parecen genuinamente gustarle, como darle una alegría a un desconocido con una charla, un abrazo, una foto.

El equipo de Dirección de la Carrera de Ciencias de la Comunicación y la Cátedra de Políticas Culturales encabezada por Luis Sanjurjo, coorganizadores del encuentro reconocieron con un diploma a Trueno.

Libertad solo para los libertarios

Libertad solo para los libertarios

El informe “Libertad de expresión en Argentina 2024”, describe y denuncia el hostigamiento al periodismo y la discrecionalidad de la publicidad oficial en el primer año de Milei. Ataques físicos, en redes sociales y desmantelamiento del sistema público de medios y de las políticas de comunicación. Las mujeres periodistas son las más agredidas.

El lunes, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, se presentó el informe “Libertad de expresión en Argentina 2024”, realizado en conjunto por la Carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA), la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA).

La presentación se realizó el día previo a que se cumpliera un año de la asunción presidencial de Javier Milei y busca ser una señal de alerta pero también un llamado a la acción colectiva. El informe comienza con un repaso por las políticas en materia comunicacional tomadas por el gobierno: el desguace, la intervención e intento de privatización de todos los medios públicos; la política de represión a la protesta social; los insultos y agresiones constantes que Milei y sus funcionarios tienen hacia periodistas; la intervención del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) y de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual; el vaciamiento del INCAA; la derogación del decreto 690/20 que regulaba el precio de los servicios TIC y las restricciones impuestas a la Ley de Acceso a la Información Pública. Partiendo desde un esquema mediático previo, atravesado por fuertes desigualdades en lo que respecta a la capacidad de la ciudadanía de acceder a información plural y de calidad y de amplificar su voz pública, las medidas del gobierno incrementaron las disparidades ya existentes.

Larisa Kejval, directora de la Carrera de Comunicación, dió inicio al encuentro relatando que desde diciembre del año pasado, a partir del Decreto 70/2023 y el proyecto de la Ley Bases, junto a un grupo de colegas comenzaron a seguir y monitorear cada uno de los anuncios, decretos, resoluciones y expresiones públicas del presidente y sus funcionarios. “Rápidamente, las medidas se nos presentaron vertiginosas. Nos encontramos con la intuición de que estábamos ante un profundo cambio de paradigma institucional y del rol del Estado en materia de comunicación y de libertad de expresión”, expresó Kejval. “Nos vimos llamados a dos tareas, por un lado acompañar la defensa de los actores de la comunicación atacados y por otro lado no dejar de hacer lo que sabemos hacer: construir conocimiento sistemático en torno a una serie de medidas que intuíamos, en su conjunto, conformaban una política de comunicación“, agregó.

La primera parte del documento se centra en el deterioro de las condiciones para el debate público y el ejercicio del periodismo, mientras que el segundo segmento pone atención en el abandono del rol del Estado como garante del derecho a la comunicación. “En las 51 páginas del informe van a encontrar un montón de datos, fechas, nombres, números de leyes y resoluciones. Una sensación que nos pasó cuando íbamos leyendo era ¿todavía hay más?, parecía que nunca terminaba”, relató Kejval. Y aseguró que lo hicieron “para sostener con datos e información precisa aquello que para muchos viene siendo una sensación, pero sobre todo como aporte para construir una articulación de actores lo suficientemente amplia, que pueda poner una señal de alerta fuerte y contundente que constituya un freno a la política de avasallamiento”.

La presentación continuó con Carla Gaudensi, secretaria general de FATPREN, quien destacó el acompañamiento de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) y el trabajo conjunto entre la Carrera de Ciencias de la Comunicación, FATPREN y SiPreBA. “Eso nos permite reflejar lo que está pasando en nuestro país para que se vea internacionalmente”, dijo. Gaudensi también remarcó que el informe busca generar un registro federal de la situación. “Hay un deterioro del debate público con la llegada de Milei que se refleja en el hostigamiento y el ataque que recibimos los comunicadores. El gobierno está cercenando el derecho a la información, la ciudadanía recibe información sesgada, parcializada”, remarcó. El documento hace especial mención a las agresiones físicas que sufren los periodistas a partir del denominado “protocolo antipiquetes” que elevó la violencia y la represión policial de la protesta social. “También se reflejan las agresiones que sufrimos por poner el cuerpo, no solamente para contar la realidad, sino también para ser parte como pueblo trabajador de las manifestaciones donde la represión ha sido muy brutal”.

La sindicalista también se refirió al desmantelamiento de los medios públicos. “El silenciamiento de Telam y el ataque a los medios públicos nacionales y provinciales, muestran la necesidad del gobierno de silenciar las voces federales que son tan importantes para garantizar la soberanía informativa en nuestro país”, apuntó Gaudensi.

Asistieron a la presentación los diputados del FIT Christian Castillo, Vanina Biasi y Daniel Solano; el legisladoar de Unión por la Patria Juan Modarelli, la defensora del Público Myriam Lewin; Maru Ludueña de Agencia Presentes; Carolina Añino de Hecho en Buenos Aires, además de profesores y profesoras de la Carrera y delegados de medios de comunicación.

 

Poner el cuerpo

En la primera parte del informe, centrada en el deterioro del debate público y las condiciones para el ejercicio del periodismo, se enumeran alrededor de treinta casos de agresión por parte del Presidente y sus funcionarios a comunicadores. “El hostigamiento a diversos periodistas no se limitó a casos aislados ni a expresiones vertidas a través de las redes sociales. El accionar incluye comentarios y citas injuriosas a las cuales le siguen los posteos de trolls o ´patotas digitales´”, establece el texto, cuya versión impresa fue repartida a los y las presentes que colmaron el aula SG 300- Sergio Caletti, de la Facultad de Ciencias Sociales. Además, sus autores remarcaron que en algunos casos, ese hostigamiento se traduce en criminalización, como de las ocurrió con las dos personas presas por tuitear, de forma humorística, sobre las infidelidades de Gerardo Morales, Gobernador de Jujuy hasta el 2023.

Luis María Lozano, docente de la Carrera de Comunicación e investigador, fue el encargado de la producción y redacción del informe, junto con Paula Castello, quien lo editó. También participaron en la sistematización de información Alejandro Linares, Mariela Baladron, Santiago Gándara y Sebastián Ackerman,  Carolina Capote, Eliana Rossi y Lara Lozzia.

“Nos encontramos con un cúmulo de información que creímos muy importante sistematizar y tratar de monitorear bajo una lógica, porque sino ese acumulado se va perdiendo. Creo que algo de ese efecto se recupera en la lectura total del informe, que se torna en un punto abrumadora”, advierte Lozano. ”La primera parte tiene que ver con el rol directo del Estado acallando voces críticas mediante la represión, con su particular impacto en los trabajadores de la comunicación pero no sólo, también a aquellas personas que toman la voz pública y deciden acercarse a una manifestación”, dijo el docente, quien recordó el caso de la niña a la que un oficial de la policía roció con gas lacrimógeno. Lozano también destacó la contribución de Periodistas Argentinas para abordar el sesgo de género en la persecución y el hostigamiento a través de las redes sociales.

El trabajo dedica un especial apartado al “Ciberacoso y tecnocensura a periodistas mujeres”. El denominado “doxeo” es una de las principales estrategias de coerción a través de las redes sociales a periodistas. “Consiste en la difusión de información personal o documentos privados con el objetivo de dañar a una persona o grupo”, define el texto, que remarca cómo esta práctica no solo amenaza el derecho a la intimidad y produce temor respecto a la integridad de las periodistas, sino que también pueden llevar a la autocensura. En septiembre de este año, la colectiva Periodistas Argentinas realizó un informe al respecto donde expresa la particular preocupación respecto a que estas acciones sean incentivadas, y en parte financiadas, por el Estado Nacional.

En tal sentido, el informe expresa que “el 80% de las periodistas censadas (en la encuesta anual del Sipreba) considera que se siente inhibida de manifestarse en redes por temor al acoso y los ataques, el mismo porcentaje expresó que temió o teme por su integridad física, y un tercio cambió de puesto de trabajo”.

El informe también trabaja sobre la situación laboral de los trabajadores de los medios, a partir de los datos obtenidos en la Encuesta Integral sobre la Situación Socioeconómica de Trabajadores y Trabajadoras de Prensa del Area Metropolitana de Buenos Aires, realizada por SiPreBA. De acuerdo a la encuesta, en abril de 2024 el 76% de los trabajadores del sector cobró por debajo de la canasta básica total del INDEC, es decir, por debajo de la línea de pobreza.

Romper el Estado

La segunda parte del informe profundiza sobre el desguace y la intervención de los medios públicos, la privatización de las emisiones de los partidos de fútbol de la Selección Nacional, el cierre de la plataforma Cont.ar que impide el acceso al material de archivo, la intervención del ENACOM y de la Defensoría del Público, el desfinanciamiento del INCAA, las restricciones al pedido de acceso a la información pública, la deriva de la pauta publicitaria a través de empresas públicas o con participación mayoritaria del Estado y, por último, el ciberpatrullaje en redes sociales a partir de la creación de la Unidad de Inteligencia Artificial Aplicada a la Seguridad, que funciona en el Ministerio de Seguridad y las tareas de vigilancia masiva, la intercepción de comunicaciones privadas y la recolección de información sin control interno ni externo a través de la Agencia Federal de Ciberseguridad, que fueron habilitadas a través del Decreto 614/2024. 

Diego De Charras, Vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales UBA, se pronunció respecto a cuánto influye en el accionar del gobierno su narrativa sobre la “batalla cultural”. “El gobierno construye enemigos permanentemente para llevar adelante acciones de confrontación y evidentemente tiene medido que la confrontación le reditúa en términos de popularidad. Pero esa lógica termina en lugares muy peligrosos”. En esa línea agregó que “la autocensura es un efecto sobre el cual hay que trabajar mucho, nadie quiere ser detenido en la calle sin motivo, nadie quiere recibir un tiro en el ojo. Queda mucho por hacer en esto, el hecho de enmarcar los agravios en la batalla cultural pareciera ser autolegitimante, pero no es así, no todo es válido”.

En la segunda parte de la presentación, la periodista Poli Sabatés dio lugar a un panel integrado por Claudia Acuña, de Periodistas Argentinas, Fabián Waldman de FM La Patriada, Sebastián Vricella presidente de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), y Juan Delú presidente del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO).

Acuña comenzó instando a apreciar “lo que está pasando hoy, abajo se está recibiendo gente y aquí están la educación pública y los gremios”. La periodista se refirió al murmullo y la música de las murgas que se escuchaban en la sala, provenientes de la vereda de la Facultad donde una decena de personas festejaban su recibimiento. “Este año ha sido muy difícil para hacer periodismo”, expresó. Tras leer un comunicado acordado por su agrupación, donde se enumeran las acciones llevadas adelante por Periodistas Argentinas, como así también el hostigamiento y hasta amenazas sufridas por algunas de sus integrantes, Acuña cerró: “No tenemos miedo, no somos valientes, somos profesionales y sabemos que esto también pasará”. 

Por su parte, Waldman afirmó que un gobierno que aplica el tipo de políticas que lleva adelante Javier Milei y su gabinete, necesita de la represión y de la censura a la prensa. “El gobierno viene a utilizar la represión en todos los ámbitos”, dijo el periodista. “No solamente con los palazos, también continuamente en redes sociales y a quienes trabajamos en la Casa Rosada, donde en mayor o menor medida somos todos considerados zurdos ensobrados”, agregó. Para Waldman, “indudablemente la batalla es dura, tienen todo el aparato del Estado para hacer daño y lo ejercen diariamente contra todos y cada uno de los trabajadores”. Y afirmó: “En mi caso pertenezco a un medio comunitario que se ve afectado por la pauta discrecional que va a parar a los amigos, a los verdaderos ensobrados que son los que día a día sostienen el relato del gobierno”.

En este mismo sentido, Delú declaró: “Lo de la pauta cero fue un gran engaño. Nunca las empresas descentralizadas del Estado pusieron tanta plata en los medios de comunicación, lo que puso YPF es un escándalo”. El periodista afirmó que el dinero que se ponía desde una oficina del Estado ahora se trasladó a empresas descentralizadas para hacer más dificultoso el acceso a la pauta publicitaria. “La Nación llega a dialogar con el gerente de YPF, pero FM La Lechuza de San Juan no tiene el teléfono del gerente de YPF, es imposible que llegue. Entonces los que no tienen poder de lobby quedan en el camino”. Delú consideró que el gobierno de Milei se dio una determinada política comunicacional. “Mientras nosotros nos la pasabamos pensando que poco habla nuestra dirigencia de la comunicación, el gobierno no hacía más que pensar en cómo avanzar en las técnicas de comunicación contra todos y todas. El gobierno sabía que el golpe uno era la comunicación y después efectivamente la normativa”.

Por último, Sebastián Vricella habló sobre lo que viven los reporteros gráficos en el ejercicio de su profesión, que requiere poner el cuerpo en la calle. “Desde el 10 de diciembre vienen cercenando nuestros derechos” afirmó. Más allá de la violencia física, Vricella se refirió a un hecho inédito. “Para la misma asunción de Milei nos negaron la posibilidad de estar cubriendo en el Congreso, como hacemos hace 40 años, desde el retorno de la democracia”, dijo. Según él, era un presagio de lo que se venía.

Todos los libros, el libro

Todos los libros, el libro

Se presentó en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales el Vocabulario crítico de las Ciencias de la Comunicación, un volumen que reúne escritos de 139 académicos, docentes y periodistas de la Carrera de Ciencias de la Comunicación que funciona como un caleidoscopio en el que se despliegan conceptos, lenguajes, géneros, soportes, identidades y tantos asuntos más.

Es semana de elecciones en la Facultad de Ciencias Sociales y el movimiento ya normalmente ajetreado de las tardes se convierte en frenético. En la entrada te reciben militantes con remeras de distintos colores para entregarte una colección de folletos de promesas de un mundo mejor; para luchar contra el FMI y también lograr tener papel en el baño de la facu –ambos difíciles de lograr–. En la calle, la bicisenda está bloqueda por una parrilla improvisada donde marchan chorizos y hamburguesas a precio amigo. La plaza seca o conversodromo Nicolás Casullo –su nombre oficial– aloja a un grupo de jóvenes que bailan al ritmo de una cantante que no se sabe si desafina por la calidad del audio o por falta de talento. Los pasillos colapsados alojan a amigos y compañeros de cursada, que se saludan con entusiasmo y charlan sobre las materias. La corriente hormigueante de los alumnos para entrar a las aulas te arrasta hasta el corazón del edificio: el auditorio. Esta imponente sala amarilla, alojó el miércoles 28 de agosto la segunda presentación de Vocabulario crítico de las Ciencias de la Comunicación, una especie de diccionario de conceptos clave del área donde colaboraron académicos y académicas emblemáticas

Vocabulario…, que fue presentado por primera vez en la Feria del Libro en mayo de este año, es un exitoso intento de darle voz a la comunidad de las Ciencias de la Comunicación. Los coordinadores del volumen, el vicedecano de Ciencias Sociales Diego de Charras, la directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación Larisa Kejval y la profesora Silvia Hernández, nuclearon a 139 autores, eminencias de la comunicación, para armar una publicación tan novedosa como necesaria: 114 entradas que comprenden un amplio abanico de temas relacionados con la comunicación, desde los vínculos entre sociedad, medios y tecnología a los lenguajes y las significaciones, pasando por las relaciones entre procesos culturales, identidades, política y economía.

Esta segunda presentación se propuso hacer foco no tanto en la forma en la que se compiló el libro, sino en presentar algunas de las lecturas que surgieron de él, y de ahí el nombre del evento: “Lecturas del Vocabulario, memorias de la carrera”. En el panel participaron seis de los colaboradores: Christian Ferrer, Santiago Gándara, Alejandro Kaufman, Stella Martini, Jose Luis Petris y Silvia Hernández (estos últimos dos en representación de Oscar Steimberg y Mónica Petracci, respectivamente).

Sumados a las personalidades del panel, Damián Loretti, Ricardo Forster, Washington Uranga, Pablo Alabarces, Sandra Carli, Marita Soto y María Rosa del Coto son otros de los prestigiosos nombres de los investigadores que participaron como autores.

Kejval dirigió el evento y afirmó que esta presentación pretendía ser “doméstica, como en casa”. Rescató también el rasgo plural de Vocabulario…, que convivan en él diferentes posturas y corrientes de pensamiento, sin una bajada global. Como si fuera una foto de la actualidad de esta particular área de conocimiento; con sus contradicciones, avances y problemáticas actuales que la atraviesan, desde lo social y lo económico hasta lo estatal. Siguiendo a Kejval en la apertura de la charla, el sistema universitario se encuentra en crisis y las conversaciones que se dan reflejan ese impacto. Las ciencias no son herméticas a lo que pasa en lo social y el libro, en su interior y como acto político, da cuenta de eso.

«El Vocabulario…es un albergue transitorio para la pasión por el saber. Esta pasión es mucho más fuerte que el sexo y más duradera, es lo que nos nuclea a todos acá, lo que hace que un estudiante pase horas estudiando para un final”, cerró Ferrer en tono jocoso y despertando risas en el público.

Christian Ferrer, sociólogo, ensayista y profesor, afirmó en el panel: “El libro es algo excepcional. Es difícil lograr que estén todos juntos a pesar de las diferentes corrientes epistemológicas y los egos. Generalmente las cátedras son como islas y es difícil armar comunidad. Eso es motivo de celebración”. En este sentido, el académico puso énfasis en la necesidad de proyectos de diccionarios que estén “en movimiento”, que abran a debate y no que busquen definiciones definitivas: “Todo diccionario es provisorio”, dijo. De esta manera los conceptos están vivos en cuanto y en tanto son discutidos en clase, en el espacio del aula. Vocabulario…“es un albergue transitorio para la pasión por el saber. Esta pasión es mucho más fuerte que el sexo y más duradera, es lo que nos nuclea a todos acá, lo que hace que un estudiante pase horas estudiando para un final”, cerró Ferrer en tono jocoso y despertando risas en el público.

Stella Martini, doctora en Ciencias Sociales y profesora en la carrera de Ciencias de la Comunicación, hizo énfasis en la decisión de nombrarlo «Vocabulario crítico» y no «diccionario técnico”. Siguiendo a Martini, “el Vocabulario…es un rompecabezas, es más abierto y menos impositivo”. A diferencia de un diccionario, que es un sistema cerrado, Vocabulario crítico remite más a términos de uso en el ámbito de una comunidad hablante y que además se entiende a sí misma como crítica.

En un tono más emotivo, la investigadora declaró que el compilado “hila una tradición de la facultad, de los compañeros contemporáneos, pero también de los que estuvieron en la fundación de la carrera hace más de 35 años; como Nicolás Casullo, Sergio Caletti o Margarita Graziano, entre otros”.

Por su parte Santiago Gándara, licenciado en Comunicación, docente de la Universidad de Buenos Aires y referente del sindicato docente AGD-UBA, dedicó tiempo de su discurso para explicar que el proyecto consolida intentos anteriores de unificar ciertos conceptos. “Todos hemos pensado alguna vez en la elaboración de un diccionario, hubo intentos de algunas cátedras que procuraron llevar adelante ese proyecto hacia el interior de la cursada, pero que finalmente terminaron decayendo”. En su mirada, Vocabulario… es la materialización de una idea que flotaba en el aire, que estaba presente en algunas cátedras y profesores. “Celebramos la iniciativa de una recopilación general”, cerró Gándara.

Por último Alejandro Kaufman, profesor universitario, crítico cultural y ensayista, remarcó la posición política que ocupa el libro. “Pensando en la estatalidad, Vocabulario… es un acto de gobierno”, manifestó. Corriéndose de las definiciones exclusivamente administrativas que circulan hoy en día sobre lo estatal, la posibilidad de un libro así pone de manifiesto una gestión de la facultad donde “el saber tiene un lugar indiscutido. Es un acto de gobierno universitario, es un acto de saber más allá de lo administrativo”, concluyó Kaufman.

Vocabulario… no se limita a ser un documento estático, sino que se propone como una obra en constante movimiento, abierta al debate y a la reflexión continua. Es, en esencia, un puente entre las diferentes generaciones de comunicadores, uniendo a los fundadores de la carrera con quienes hoy se forman en sus aulas, y asegurando que el conocimiento siga siendo una herramienta viva y dinámica, adaptada a los tiempos que corren.

Crece el apagón informativo del Gobierno

Crece el apagón informativo del Gobierno

El Ejecutivo dio de baja a las páginas web y las redes sociales de los medios públicos. Ya no se puede acceder a su programación por vía digital ni tampoco a sus repositorios. Para argumentar la medida, utilizó una provocación más: dijo que se encuentran bajo un «proceso de reorganización», la misma expresión que empleaba la dictadura militar para autodefinirse.

El gobierno de Javier Milei sigue esmerilando a los medios públicos y violando la Ley 27.275 cuyo objeto es garantizar el efectivo ejercicio del derecho de acceso a la información pública, promover la participación ciudadana y la transparencia de la gestión pública.

Durante la mañana del martes 21 de mayo tanto los trabajadores y trabajadoras de Radio Nacional, Televisión Pública y canales de contenidos públicos, Encuentro y Pakapaka, como la propia ciudadanía argentina, amanecieron con el apagón de las respectivas páginas web y redes sociales. La medida se suma a la suspensión del servicio de la Agencia de Nacional de Noticias Télam que ya se encuentra próxima a cumplir tres meses.

En un comunicado firmado por el interventor de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado, Diego Martín Chaher, el gobierno nacional sigue con el despojo de los medios de comunicación públicos, en respaldo de su primordial objetivo: clausurarlos o que pasen a manos privadas. Así, se ordenó la suspensión de la transmisión y emisión en las redes sociales y páginas web de los medios públicos de cualquier tipo de contenido. Este comunicado fue enmarcado bajo el anuncio del inicio de un “proceso de reorganización” en las señales de televisión y radios del Estado, utilizaando las tres palabras con las cuales se auto definía la dictadura militar.

En ese sentido, la exgerenta de Contenidos Públicos Jessica Tritten dijo en su cuenta de X “Las señales educativas del Estado Nacional se encuentran emplazadas en la ex ESMA, actual Espacio para la Memoria y Derechos Humanos. Que la comunicación oficial diga que los medios públicos se encuentran en un ‘proceso de reorganización’ es una provocación, una más, inaceptable”.

El apagón digital de los medios públicos podría pensarse como una analogía contemporánea, en este contexto tecnológico, de la quema de libros durante la última dictadura cívico militar», señala Kejval.

Este silenciamiento de los canales digitales de la TV Pública, Radio Nacional, Canal Encuentro y Pakapaka generó rechazó y preocupación entre trabajadores y trabajadoras de los medios públicos.

En este sentido Martín Becerra, periodista, investigador y docente universitario, opinó que “lo del proceso de reorganización es una provocación por activar la denominación con la que se había atribuido durante la última dictadura. No sabemos en qué consiste dicho proceso. Si efectivamente el gobierno tiene algún tipo de planificación para reorganizar los medios estatales”.

Por su parte, Larisa Kejval, Directora de la Carrera de Comunicación de la UBA, también compartió su reflexión. “Esto es muy grave e implica una dificultad para toda la ciudadanía. No podemos acceder a producción informativa de estos medios ni a sus archivos pertenecientes al patrimonio público, producidos en otro momento histórico”. Y agregó que “el apagón digital de los medios públicos podría pensarse como una análogía contemporánea, en este contexto tecnológico, de la quema de libros durante la última dictadura cívico militar”.

Kejval destacó la importancia de concientizar en relación a los diversos niveles que la sociedad necesita desplegar en cuanto a la lucha y resistencia. «No es solo cuestión de resistir sobre lo que se nos impone como urgente e inmediato, es importante la dimensión cultural». A modo de reflexión se preguntó: “¿Qué pierde el pueblo argentino al perder los canales de expresión? Perdemos la posibilidad de construir relatos, amalgamado de conjunto de resistencia, y la posibilidad de construir proyectos a futuro”.

Christian Staufacher, delegado de CPSE (Contenidos Públicos Sociedad del Estado) contó que desde diciembre no tienen autoridades. “Hace una semana vino el asesor del interventor y se reunió con Pakapaka y Encuentro, y planteó que las redes iban a tener una nueva orientación, sin especificar. Ayer abruptamente salieron a pedir las claves y bajaron la página web y las redes sociales, sin explicar nada”.

Además agregó: “Nuestro objetivo principal es difundir esto por los medios de comunicación y fundamentalmente que no se apruebe la Ley Bases”.

Desde el CPSE están a la espera de una reunión para ver como se sigue. “Al estar bajo un gobierno cuya política es la destrucción del Estado, no podemos esperar algo bueno. No queremos hacer conjeturas hacía adelante, porque sabemos que se manejan muy en el día a día”, dijo Staufacher.

El diputado de Unión por la Patria, Pablo Carro, repudió el desmantelamiento de los medios de comunicación públicos y la privatización. De igual manera, desde el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) los empleados y empleadas de los medios públicos difundieron un comunicado denunciando un Plan de “desmantelamiento” realizado por el Gobierno nacional.

Los trabajadores y trabajadoras de la TV Pública hicieron una asamblea que culminó con una marcha por los pasillos del histórico edificio de Figueroa Alcorta, con aplausos y cantando “la patria no se vende”.

 

“La comunicación es de interés más allá de ámbitos académicos”

“La comunicación es de interés más allá de ámbitos académicos”

Presentado en la Feria del Libro, “Vocabulario crítico de las Ciencias de la Comunicación” reúne a 139 especialistas que definen más de 100 conceptos, en una obra que busca diferenciarse del clásico diccionario.

Coordinado por el vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Diego de Charras, la directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, Larisa Kejval, y la docente e investigadora Silvia Hernández, Vocabulario crítico de las Ciencias de la Comunicación reinstala el debate sobre el objeto de la comunicación, sus fundaciones y sus límites. Con una función pedagógica, se propone como una herramienta de consulta para estudiantes e investigadores. La relación entre sociedad, medios y tecnologías, los problemas de los lenguajes y las significaciones, y las relaciones entre procesos culturales, identidades, política y economía, son algunos de los ejes que atraviesan el libro publicado por Taurus.

En diálogo con ANCCOM, De Charras, Kejval y Hernández reflexionan acerca de la importancia de contar con un vocabulario donde quienes forman parte del campo puedan verse reflejados.

 

¿Cómo surgió la idea del libro?

Diego De Charras: Más que surgir, fuimos catalizadores de una idea que estaba desde hace muchos años dando vuelta por la comunidad de la Carrera de Ciencias de la Comunicación. Existieron varios intentos de gestar un diccionario propio para esta ciencia social, pero ninguno llegó a ver el sol, entonces nos propusimos poner en marcha este proyecto y llevarlo al final. Y por suerte lo logramos.

 

¿Por qué no se pudo gestar antes un vocabulario?

Larisa Kejval: Uno de los motivos quizás es que se trata de un campo que es relativamente joven, ya que comienza a institucionalizarse a partir de los años 80, con la creación de las carreras de Ciencias de la Comunicación tanto en Argentina como en el resto de América Latina. Como es poco para un campo de conocimiento, era necesario recorrer algunas décadas para madurar un proyecto de estas características. Otro elemento tiene que ver con que es muy difícil de hacer. De alguna manera, lo que hace un diccionario es, provisoriamente, poner un borde a un campo, es decir, delimitar cuáles son sus conceptos principales y quiénes pueden ser los referentes para dar cuenta de esas nociones. Silvia, en todo el proceso de hechura, estaba muy insistente con una palabra que yo no conocía, “balizar”, que significa poner un señalamiento provisorio dentro de un campo que fluye en el transcurso del tiempo mediante el debate, pero que también es ancho, lo cual implica trazar esos bordes en relación con otras disciplinas o formas de abordaje de lo social.

Silvia Hernández: Sí, yo agregaría que son 40 años de institucionalización que igual no agotan el pensamiento de lo comunicacional, porque si uno mira las referencias bibliográficas más fuertes del libro, eso se extiende mucho más en el tiempo.

 

¿Por qué eligieron la palabra vocabulario y no diccionario?

LK: Todo el tiempo oscilamos entre esas dos palabras, porque fue una idea que formó parte de muchas conversaciones. Siempre fue nombrado diccionario porque era el término con el que conocíamos a este tipo de publicaciones en otras disciplinas. En el momento en el que nos pusimos a pensar el nombre terminamos eligiendo vocabulario porque expresaba mucho más la intención de no pretender abarcar todo, sino un conjunto de nociones que forman parte de nuestro hablar y de nuestros intercambios en una comunidad académica.

SH: Uno podría pensar que el vocabulario es un punto de llegada. En parte sí, cuando concebimos el proyecto tratamos de hacerlo no como un punto final o de decir “esto que hay acá es el campo de la comunicación”. El vocabulario no tiene un propósito normativo de decir qué sí y qué no, sino que en una época en donde la comunicación parece ser todo y que no se puede hacer nada sin ella, necesitábamos una imagen en la que vernos reflejados. De ver qué cosas pudimos hacer y qué no, qué agenda tenemos y también poder observar qué estuvo haciendo un compañero. Me parece que funciona como un mojón en sí mismo para ver cuáles son nuestras referencias.

¿Cuándo empezó el proceso de creación?

LK: Cuando Silvia no quiso ser más secretaria académica (risas). Yo le dije: “Si me vas a dejar, yo sólo te pido que concretemos este libro”.

SH: Empezó en agosto del 2022 y hubo un primer momento caótico de pensar qué metodología íbamos a utilizar y qué queríamos lograr. Eso llevó tanto tiempo como el que tuvieron los autores para escribir y el posterior período de edición. El armado de la idea también supuso pensar qué queríamos hacer, “peinar” otras referencias importantes del campo, ver qué habían hecho otros y realizar consultas. Incluso formamos un comité asesor con un conjunto de docentes de la Carrera para que nos acompañen en los primeros momentos. También tuvimos que decidir qué hacer con los términos clásicos y con los emergentes que, si bien no están reconocidos por todo el campo, queríamos apostar por ellos. Una vez definido el mapa de términos, teníamos que ver si hacían sistema, qué figura componían y quiénes serían los encargados de escribir.

LK: Sí, y todavía hoy nos levantamos pensando en nociones que deberíamos haber incluido, pero a sabiendas de que el vocabulario no abarca todo.

 

¿A qué público está dirigido el libro?

DDC: Es un proyecto que tiene distintas aristas. Una claramente es pedagógica, pensamos en nuestros propios estudiantes, tanto presentes como futuros, como en nuestros colegas, para que funcione como una herramienta de consulta permanente. Tratamos de hacer un documento que jugase en ese filo entre algo que pueda ser leído por alguien externo al campo, pero de las Ciencias Sociales, como para alguien que fuera externo a ambos lugares, pero con un interés por la comunicación y que lo pueda comprender y al mismo tiempo pudiera funcionar dentro de la academia. Por otro lado, tiene una función académica y política en el sentido de que queríamos contener a toda la comunidad docente y de investigadores de la Carrera para que pudieran quedar expresadas distintas líneas de pensamiento, matrices teóricas y perspectivas epistemológicas. Fue un hojaldre que se amasó muchas veces antes de pedir los artículos.

LK: Sí, y creo que hacia adelante va a ser interesante ver cómo repercute en otros territorios, tanto de nuestro país como de América Latina. Si bien es un proyecto que de alguna manera nace en la UBA y en Argentina, hay que ver cómo resuena en otras geografías, qué otros términos han tenido un eco allí y qué no hemos tenido en cuenta. Por ejemplo, nosotros decidimos incluir la noción de “memoria”, que no sé si en otros países de Latinoamérica es igual de significativa que para nuestra historia político comunicacional.

 

¿Cómo definieron cuáles serían los conceptos?

SH: Primero hicimos una especie de conjetura acerca de cómo podríamos ordenar este campo. Para eso, imaginamos tres subzonas: una que piensa la relación entre medios y sociedad, una que reflexiona sobre el problema de los lenguajes y la significación, y otra que medita sobre el vínculo entre identidades, cultura, política y poder. Eso permitió definir un conjunto de términos y ver cómo se ordenaban según esos ejes, pero no es una división tajante, sino que se intersectan de maneras múltiples. Con respecto a la autoría, algunos términos ya venían con su nombre, ya que hay representantes casi exclusivos de algunos conceptos. También había algunas áreas emergentes que nos interesaba que estuvieran, pero que todavía no tenían un concepto decantado, y en esos casos era el nombre del autor o autora el que nos ayudaba a definir la noción encargada de albergar esa zona de interrogaciones.

LK: Somos un equipo muy complementario, entonces también tuvimos roles entre nosotros. A Silvia lo que más le preocupaba era la lógica interna y estos conjuntos. Yo en varias oportunidades amanecía pensando en conceptos que no podían faltar y muchas veces eran un nombre propio. Los roles nos permitieron ir y venir en un buen complemento con los énfasis que cada uno de nosotros le puso en base a su trayectoria. Por ejemplo, hay que reconocer en Silvia una enorme experiencia editorial y una cabeza para llevar la carga mayor de este libro que tuvo que ver con el proceso de hechura, de elaboración de directrices y de seguimiento cotidiano del equipo.

SH: Es un campo joven y acá tenemos la posibilidad de acceder a la palabra de las personas que han hecho contribuciones sustantivas con sus definiciones, entonces recuperar esas voces para nosotros es súper valioso.

 

Ustedes lo definen como una obra coral…

SH: Todas las entradas fueron escritas al mismo tiempo, ya que si todos escribían en diferido hubiese tardado mucho más en salir el libro. Igualmente, tratábamos de informar que otras entradas conexas a las que les tocaba escribir iba a haber en el listado final y eso les permitía descartar y saber qué términos no eran necesarios que definan, ya que otra persona se iba a encargar de eso. Nosotros propusimos de base la idea de recuperar debates y en algunos casos a la hora de la elección de los términos y las autorías tomamos algunas decisiones que apuntaban a que eso ocurriera. Por ejemplo, hay algunas entradas que tienen un único término definido por más de un autor, para decir que hay distintas perspectivas desde las cuales se han venido abordando estos conceptos y que son divergentes. Lo fuerte de este proyecto viene ahora en el sentido de cómo será leído. Hay un punto en que somos responsables del proyecto, de la elección de los términos y de las autorías, pero cada uno hizo su camino, volcó su trayectoria y su mirada acerca de eso. Ahora es la comunidad la que tiene que responder sobre esto.

LK: Yo creo que también tiene que ver con el conjunto de directrices bastante exigentes que recibieron las autorías para poner en pocos caracteres una noción que a veces requiere un libro entero. Las sugerencias por parte del equipo editorial, la propuesta de abordaje y genealogía que incluía los principales debates y la delimitación de la extensión o la cantidad de citas que se podían incluir en cada una de las entradas también ayudó a que sea un material abordable y amalgamado.

 

¿Qué términos les gustaría haber sumado y no incluyeron?

LK: No los voy a decir ahora, de ninguna manera (risas). Eso será para futuras ediciones. Ahora estamos disfrutando lo que pasa en la comunidad con un proyecto de estas características que logra construirse como una obra colectiva. Trabajamos muchos y muchas en este proceso, no solo nosotros tres. Desde un equipo editorial formado por Gonzalo Zubia y Magalí Bucasich, que tuvieron la enorme tarea de recibir las entradas, de revisarlas y de editar los trabajos. Roberto Montes, profesor de nuestra Facultad que hizo el enlace con la editorial. Y un comité de asesores con quienes fuimos probando, compartiendo y validando las ideas iniciales, conformado por Washington Uranga, María Graciela Rodríguez, Felisa Santos, Oscar Steimberg y Stella Martini. También colaboró el equipo de Dirección de la Carrera en diferentes momentos.

 

¿Cuál es el principal aporte del libro?

DDC: Yo creo que es una radiografía de un momento histórico. Logra captar una imagen en movimiento que sintetiza una historia y deja una foto para el futuro.

LK: Es un mojón en una conversación, ya que además de condensar abre un montón de charlas entre las mismas páginas y también hacia el futuro. Nos invita a conversar, a volver a debatir y a discutir y eso está buenísimo. Un propósito de este libro es recuperar la conversación entre escritos y entre perspectivas, algo que fue tan central en la conformación de nuestra carrera y que hoy en nuestra sociedad sigue siendo tan necesario. En ese sentido, me parece que seguramente vengan además de las lindas reverberancias, los reclamos y las molestias. Nos hacemos responsables de ello reconociéndonos humanos y humanas, pero dándole la bienvenida.

 

SH: Yo creo que reivindica algunas cuestiones importantes que están en el título: la crítica y la idea de ciencia. Es el nombre de una carrera, pero también es una demanda por el conocimiento. Me parece que es una apuesta a situarnos, a recuperar esas palabras y hacernos cargo de ellas, por eso funciona como un gesto hacia adelante y de revisión. Hay una politicidad en redefinir y pensar el objeto de la comunicación no sólo al interior del campo sino para el conjunto de las Ciencias Sociales. Vivimos en un capitalismo que se dice informacional, entonces la cuestión de la comunicación es de interés más allá de ámbitos académicos y universitarios. Esperamos que el libro pueda llegar un poco más allá también.

 

¿Además de generar debates, puede saldar ciertas discusiones?

DDC: Creo que sí. A lo largo de su proceso de existencia, nuestra Carrera fue conteniendo debates, perspectivas y tensiones. Tratamos de abarcar eso y darle una cristalización. Quisimos expresar eso que conocimos y conocemos y con lo que nos formamos y seguimos formando personas. De alguna manera, convertir eso en un conjunto de entradas y términos con sus descripciones consolida una historia y una parte del campo de las Ciencias de la Comunicación. Por lo menos de nuestra Carrera, que dialoga con otras ciencias sociales y humanas y con el campo de la comunicación del resto del país y de América Latina. Entonces, ahí hay algo que termina de tomar una forma, no definitiva, siempre precaria, pero que se termina de consolidar.

 

¿Están satisfechos con el resultado?

SH: Es algo que nos propusimos, que intenta reunir proyectos múltiples que ya han existido y que ojalá hayamos logrado hacer justicia a las expectativas de toda una comunidad. Ahora se abre eso con las lecturas, los debates y la alegría de las autorías cuando se encuentran con el libro y ven que se publicó tal cual fue prometido y que todo el esfuerzo dio lugar a este producto.

LK: Retomando lo que dijo (la docente e investigadora) Cora Gamarnik hace unos días, es un proyecto necesario porque viene a ocupar un lugar de vacancia, es colectivo, en el sentido de lo coral y de que fuimos muchos los que lo hicimos posible y es perdurable. Son cosas que están haciendo falta en nuestra sociedad.