«No hay que bajar los brazos»

«No hay que bajar los brazos»

Abuelas de Plaza de Mayo celebró su 46º Aniversario con funcionarios, amigos, personalidades de la cultura y los nietos restituidos.

Las Abuelas de Plaza de Mayo fueron homenajeadas por su larga lucha, aquella que hoy continúan los nietos, el 30 de octubre último. El festejo se llevó a cabo en el teatro El Nacional Sancor Seguros con cientos de invitados y amigos. Entre los presentes se encontraban ministros, representantes de distintas organizaciones de derechos humanos, como H.I.J.O.S y Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas, personalidades de la cultura y de la política.

Durante un poco más de dos horas, El Nacional se convirtió en una fiesta para las Abuelas que estaban presentes: Estela de Carlotto, Buscarita Roa, Luisa Barahona y la Madre de Plaza de Mayo, Clara Weinstein. Los encargados de llevar adelante el acto fueron los nietos restituidos Leonardo Fossati Ortega y Manuel Gonçalves Granada, quienes se ocuparon de presentar a los invitados que dieron un show muy emocionante.

El músico Ramiro Abrevaya fue quien abrió el acto e interpretó tres canciones invitando al público a participar en los coros. Una de ellas “Pulsión de amor”, dedicada a las Abuelas. Luego de su interpretación, los nietos presentaron un video realizado en honor a los 40 años de Democracia que se cumplían ese mismo día, el 30 de octubre. En ese video las imágenes mostraron un breve recorrido de toda la historia de nuestro país, desde la vuelta a la democracia con Raúl Alfonsín, hasta hoy.

Seguido de ese video, el evento continuó con una divertida actuación de la comediante y locutora Dalia Gutmann, quien interpretó una parte de su unipersonal, Tengo cosas para hacer. En diálogo con ANCCOM dijo: “A mí me da mucha admiración como encararon la lucha las Abuelas, también enseñándole al mundo cómo hacerlo”. Además, agregó que “es responsabilidad de todos los argentinos encontrar a los nietos, a mi me sensibiliza mucho pensar que son niños que fueron robados y no saben su verdadera identidad”.

Luego del monólogo de Gutman, se proyectó un segundo video en donde se mostraron las distintas actividades y reconocimientos que tuvieron las Abuelas de Plaza de Mayo durante todo este año, como la visita de la genetista Mary-Claire King, quien descubrió el índice de abuelidad para encontrar a sus nietos a través de pruebas de material genético.

Para la tercera parte del espectáculo-homenaje, el invitado fue Benito Cerati, quien interpretó la canción “La carta de Violeta Parra” que representa las atrocidades de la dictadura no solo en Argentina sino también en Chile. “Yo soy mitad chileno y mitad argentino, en Chile hubo una dictadura incluso más larga que la de acá. Hay que recordar”, señaló. Luego interpretó una canción de su propia autoría: “Buenos días amor”. A su término, se proyectó un tercer video relacionado a las distintas herramientas que las Abuelas de Plaza de Mayo desarrollaron en la búsqueda. Una de ellas, el Archivo Biográfico Familiar de Abuelas que recientemente cumplió 25 años, otra es la nueva web del organismo que tiene una plataforma repleta de información para quienes dudan de su identidad, los 20 años del Centro de Atención psicológico de Abuelas y la inauguración de las nuevas sedes de las filiales. Cerrando el video, hubo un momento para recordar a la Abuela Sonia Torres, quien falleció el 20 de octubre.

Para cerrar este gran homenaje a las Abuelas, estuvo presente el músico Esteban Morgado, quien luego de interpretar en la guitarra “Libertando”, de Astor Piazzolla, invitó al escenario a su hija, Julia. Ambos hicieron un popurrí de canciones de rock nacional que atravesaron generaciones. Sonaron canciones de Charly García, Vox Dei, Luis Alberto Spinetta, Fito Páez, Gilda, León Gieco y algunos más. La sala completa cantó. Entre risas y algunas inevitables lágrimas, todos disfrutaron de ese gran cierre musical.

Finalmente llegó el turno de mencionar las restituciones del último año: Quevedo Nadín, Juan José Morales y el caso resuelto más reciente, Daniel Santucho Navajas. El nieto restituido 133, fue invitado a decir unas palabras: “Al acercarme a Abuelas por primera vez en el 2019, con el apoyo de mis seres queridos, recibí mucho amor. Recibí contención, me escucharon, me aconsejaron y me tuvieron paciencia. Para mí fue un sueño poder encontrar a mi familia. Yo me debía la verdad, la necesitaba para mí y para mis hijos.” Agregó además: “También tenía una familia en Abuelas. Ahí me di cuenta del amor que hay en ellas, que son mi familia desde ese día y para siempre”.

Leonardo y Manuel Gonçalves invitaron a las Abuelas y a todos los nietos restituidos presentes al escenario. Sumaron además a los familiares que continúan buscando y a los bisnietos, la nueva generación que comenzará a acompañar a las Abuelas. Todos juntos con los artistas que participaron del evento cantaron “Como la cigarra” y “Yo vengo a ofrecer mi corazón”. El cierre estuvo a cargo de la presidenta de Abuelas: “Estoy feliz, queridos amigos. Feliz con ustedes, feliz con nuestros nietos, los bisnietos, los amigos, todos los artistas que luchan también para que esto no se olvide”. Estela de Carlotto además explicó que hoy la Comisión Directiva está integrada por varios de los nietos, en lo que llama un “recambio generacional”, quienes serán los encargados de continuar con la búsqueda de los 300 nietos que faltan encontrar. “Saben que la Argentina es el país más acreditado en el tema de los Derechos Humanos. Porque no nos hemos quedado en nuestra casa llorando, lloramos en casa, afuera peleamos”, continuó Carlotto. “Memoria, verdad y justicia no son tres palabras, son tres realidades. Estamos en un momento político difícil, no bajemos los brazos porque vamos a vencer.”

Entre los funcionarios presentes estuvo el secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla Corti, quien además es un nieto restituido por Abuelas de Plaza de Mayo. “Yo me siento parte, es mi familia Abuelas y sé lo importante que es para ellas conmemorar un año más -dijo-. Y uno tiene que estar. Para mí Abuelas significa poder ser quien soy hoy. Yo siempre digo que le debo media vida a las Abuelas”.

Por su parte, Juan Cabandié, ministro de Ambiente y también nieto restituido agregó: “Siempre es muy lindo y además este año hemos tenido tres nuevos encuentros y eso lo hace mucho más emotivo. Para mí es emoción, recuerdos, compromiso. Siempre cuando uno está en un acto de Abuelas renueva las energías.”

Estela de Carlotto en diálogo con ANCCOM agregó: “Me vuelvo renovada, vuelvo más joven. Estoy agradeciendo a los chicos que se ocuparon, lo bien que salió todo. Cómo el humor y también la lucha estaba presente. En este momento que estamos viviendo en la Argentina, tener un momento de expansión, de abrazarnos y saber que todos pensamos igual y nos ayudamos, es un alimento para el alma”. 

Con respecto al recambio generacional agregó: “Ya quedamos muy pocas abuelas, la mayoría enfermas. En la Comisión Directiva están todos los nietos y dos abuelas. Pero cuando terminan las reuniones yo les digo: ‘Todo muy bien, pero mientras haya una abuela, la que manda es la abuela’”.

La emotiva reunión que homenajeó a esta organización histórica de nuestro país, sirvió no solamente para el reencuentro con muchas personas queridas por los integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo. Sino que también fue un mensaje de esperanza y de demostración, de que, como dijo Estela “no hay que bajar los brazos”. La búsqueda continúa.

La abuela de la ciencia

La abuela de la ciencia

Mary -Claire King, la genetista estadounidense que impulsó el descubrimiento del “índice de abuelidad” para encontrar a los nietos y nietas de las Abuelas de Plaza de Mayo, visitó Buenos Aires y fue reconocida por su aporte a la ciencia y a los derechos humanos. “Las mejores preguntas a la ciencia se las hace el pueblo”, dijo.

El Auditorio del Centro Cultural de la Ciencia (CCC), en pleno barrio de Palermo, estaba casi llenó de referentes de la ciencia, jóvenes, militantes de derechos humanos y público general. La gente entraba apurada y se sentaba en cualquier asiento libre para garantizarse un buen lugar y es que no es para menos, Mary-Claire King, la genetista estadounidense y activista por los derechos humanos, visitó la Argentina por luego de casi 40 años y fue homenajeada por ayudar a las Abuelas de Plaza de Mayo con su aporte científico.

Mary -Claire King junto con otros científicos desarrollaron el “índice de abuelidad”, una fórmula estadística-matemática que, a partir de material genético, establece con una precisión indubitada la probabilidad de parentesco entre una abuela y su nieto o nieta. Este índice posibilitó la ayuda para restituir la identidad de los hijos e hijas de los desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar.

Con un auditorio lleno en presencia del ministro de Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus, la presidenta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); Ana Franchi, la directora del Banco Nacional de Datos Genéticos, Mariana Herrera Piñero; el ministro del Interior, Eduardo «Wado» de Pedro; el nieto restituido Leonardo Fossatti y Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Mary-Claire King ingresó al auditorio que la recibió de a pie y con aplausos que parecían no tener fin. Lo mismo había ocurrido minutos antes con Estela que entró del brazo de Filmusl En las primeras filas estaban sentados los representantes del ámbito de la Ciencia y de los Derechos Humanos, y una veintena de nietos y nietas restituidas gracias a la lucha de Abuelas y al hallazgo científico de King, claro. Entre ellas Paula Logares, primera nieta recuperada gracias al “índice de abuelidad” junto a su abuela, Elsa Pavón.

“Lo particular que tiene mi historia es que fue el primer caso vía judicial y con análisis de sangre, pudieron probar quién soy yo, quién es mi familia y probar un montón de cosas, inclusive el Plan Cóndor. Mis padres y yo, estábamos exiliados en Uruguay, nos secuestran allí y nos traen para Argentina. Yo lo viví en primera persona, fue terrible y doloroso, pero es algo que nos pasó a todos como sociedad”, recordó Logares y diálogo con ANCCOM, aún conmovida por el reencuentro con Mary-Claire. 

La emoción de Mary-Claire cuando entró al auditorio y el público la recibió con gran ovación fue genuina. Sonrió cada vez que la nombraban y que le agradecían su aporte y su compromiso social. Y aunque las gratitudes eran reiterativas e incesantes, en Argentina se comprende que ella fue una figura esencial para ayudar a restituir la identidad de decenas de bebés apropiados en la dictadura y un avance para la ciencia genética en general. “Las mejores preguntas a la ciencia se las hace el pueblo, y eso tiene que ver con el compromiso social y político de la ciencia”, destacó Mary Claire ante un auditorio atento con lo que ocurría sobre el escenario. Las Abuelas de Plaza de Mayo fueron quienes le hicieron esas preguntas a la ciencia, impulsadas por su dolor y la desesperación de sus seres queridos, y quien respondió a esa inquietud fue una joven científica llamada Mary-Claire King que impulsó la invención del “índice de abuelidad”.

Mary Claire King explica a las Abuelas Estela de Carlotto y Nélida Navajas cómo se determina el “índice de abuelidad” (1983)

Mary Claire King explica a las abuelas Estela de Carlotto y Nélida Navajas cómo se determina
el “índice de abuelidad”, en 1983.

Mary-Claire miraba fijamente a cada uno de los nietos y nietas que estaban en la primera fila del auditorio del CCC sentados frente a ella, sin duda veía reflejada su contribución a la ciencia y la democracia. 

Víctor Penchaszadeh médico genetista y amigo de las Abuelas, pieza fundamental para que la ciencia escuchara la pregunta de las Abuelas, participó de la celebración a través de un video donde remarcó: “No puede haber ciencia, ni menos una genética que esté divorciada de los derechos humanos como lo estuvo a comienzos del siglo pasado”. En referencia a la Segunda Guerra Mundial cuando los genetistas realizaron experimentos atroces y a menudo mortales. Pero Mary-Claire King “usó la genética para inspirar esperanza y para ayudar a construir nuestra democracia”.

A su turno, Herrera Piñero, Ana Franchi y Filmus elogiaron la labor científica de King y remarcaron que la ciencia debe acompañar los intereses de la sociedad. Por otro lado, Leonardo Fossati y Wado de Pedro también se sumaron a los elogios, desbordados por la emoción de sus propias historias, agradecieron haber conocido su verdadera identidad. “Nuestra vida cobró otro sentido con tu trabajo. La mirada que tenemos hacia vos Mary-Claire, es la que tenemos sobre aquellos que les dieron una mano a nuestros familiares cuando más lo necesitaban. Te vamos a estar eternamente agradecidos”, le dijo Fossati.

Kign llegó a Buenos Aires el domingo y el lunes arrancó con una agenda apretada de actividades. La primera fue el encuentro con nietos y Abuelas en la Casa por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo en el Espacio Memoria y Derechos Humanos, que esta semana fue incluido entre los Patrimonios de la Humanidad. Paula Logares recordó que mientras recorrían la Casa por la Identidad y le contaban sus historias y mostraban algunas fotos, Mary-Claire también recordaba: “Ella realizó parte de mi análisis y el de distintas familias, y los recuerda, por eso, es una persona sumamente especial y nos podía saludar con sentimiento y con cariño acordándose de eso y siendo parte de nuestra historia”. 

Mary-Claire miraba fijamente a cada uno de los nietos y nietas que estaban en la primera fila del auditorio del CCC sentados frente a ella, sin duda veía reflejada su contribución a la ciencia y la democracia.  

Estela de Carlotto fue la encargada de cerrar el acto y aseguró: “Donde había dudas e incertidumbre ahora hay certezas”. Se refirió a Mary-Claire como su amiga y pilar fundamental en la búsqueda de los familiares desaparecidos: “Incluso de mi nieto que tardé tanto en encontrarlo”.

Entre el público estaba Alberto Kornblihtt, biólogo y doctor en Ciencias Químicas, director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias del CONICET y la Universidad Buenos Aires (UBA)): “La visita de Mary-Claire King es un hito para la relación entre la ciencia y los derechos humanos. Le agradezco al CONICET, al Ministerio de Ciencia y también a la UBA por otorgarle el título de Honoris Causa”, señaló al final de la charla a ANCCOM. Y recordó que el día martes King fue doblemente distinguida: a la mañana a en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), donde se le puso su nombre al laboratorio que procesa las muestras de las personas que dudan de su identidad y los familiares que buscan a los desaparecidos con vida; y por la tarde en la Facultad de Ciencias Exactas, con el Honoris Causa, luego de dar una clase magistral: “La charla que dio en Exactas no fue solo de contenido científico sino de compromiso político con los derechos humanos y con la democracia, en la apertura del acto, yo dije que ella es como un prócer para la Argentina y que merece el mayor de los respetos  de nuestro pueblo por su aporte para poder encontrar a los nietos de las Abuelas de Plaza de Mayo”, destacó.

“Ella es encantadora, además ha descubierto entre otras cosas, los genes de susceptibilidad al cáncer de mama, los BCRA 1 Y 2, y es famosa mundialmente por su aporte en derechos humanos como en la genética”, agregó otro prócer de la ciencia argentina.

Durante la jornada también se aludió al presente, donde el negacionismo y los planes para olvidar nuestra historia y negar los logros de la ciencia y tecnología provienen de algunos candidatos presidenciales.

Al finalizar el acto, King reforzó: “La responsabilidad es de ustedes, de cuidar a su país”.  En el auditorio del CCC pareció un mensaje claro: es necesario hacer memoria para fortalecer la democracia, Mary-Claire King y las Abuelas dejaron un legado que impide bajar las banderas de la Memoria, la Verdad la Justicia.

 

 

El arte de hacer memoria

El arte de hacer memoria

Se estrenó “Memoria Futura. Las voces de las Abuelas” en el Parque de la Memoria. La performance que trae al presente las historias de ocho Abuelas de Plaza de Mayo estará esta semana y la siguiente y en octubre se estrena en Berlín.

“¿Dónde dormirán?”, era una de las tantas preguntas que Delia Giovanola, una de las doce fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, se hacía a diario luego de la desaparición forzada de su hijo Jorge y de su nuera Stella Maris, embarazada de ocho meses. Este jueves en el Parque de Memoria se estrenó La Memoria Futura. Las voces de las Abuelas, una performance conmemorativa que narra y reconstruye las historias de ocho Abuelas de Plaza de Mayo.

El sol estaba escondido por las nubes, el Río de la Plata se perdía entre la niebla y el pasto se encontraba cubierto por el roció, producto de la humedad; “¿Lloverá?”, se preguntaron un par de amigas que paseaba por el parque. La performance es interpretada por Florencia Bergallo, Gaby Ferrero, Karina Frau, Juliana Muras, Andrea Nussembaum, Susana Pampín, María Inés Sancerni y Frida Jazmín Vigliecca; minutos antes de comenzar se podían observar a lo lejos a algunas de ellas vocalizar y repasar sus líneas.

Las historias narradas pertenecen a Josefina Fracchia, Delia Giovanola, Petrona Izaguirre, Rosalía Muñoz, Buscarita Roa, Irma Ramacciootti, Sonia Torres y Elsa Sánchez de Oesterheld. A pesar de ser el inicio de la primavera, se relatan las vidas de aquellas mujeres que perdieron a sus hijos y nietos en manos del terrorismo de Estado.

La pieza artística dirigida por Luciana Mastromauro, con asistencia de Marisa Salton, cuenta con cuatro recorridos que ocurren en simultaneo y cada uno narra la historia de dos Abuelas, con grupos de no más de 15 personas como espectadores por recorrido son guiados a lo largo del parque.

La Memoria Futura tiene como fuente las entrevistas que estas mujeres realizaron para el Archivo Biográfico Familiar de las Abuelas de Plaza de Mayo, fundado en 1998 cuando las Abuelas decidieron crearlo con el objetivo de grabar sus testimonios para aquellos nietos que aún no habían sido encontrados y que pudieran conocer no solo parte de su historia sino también de su identidad. En la actualidad el archivo cuenta con fotos, cartas y más de 2.200 entrevistas de las cuales 144 pertenecen a las Abuelas. Algunas pudieron reencontrase con sus nietos, otras siguen buscando, muchas fallecieron en la lucha.

“Yo estaba familiarizado con el proyecto, el Archivo Biográfico, y ver trasladado ese texto a la voz de la actriz, produce una potencia y tienen un efecto artístico verdaderamente impresionante”, expresó Iván Fina, nieto de Muñoz. Fina tenía ocho meses cuando sus padres Víctor Hugo Fina – hijo de Muñoz – e Isabel Angela Carlucci, embarazada de seis meses, fueron secuestrados en 1976. “Son historias de pérdida, pero también son historias de búsqueda y de lucha. Me voy emocionado y muy conmovido”, finalizó Fina luego de presenciar la obra.

“¿Cuándo tienen frío cómo hacen?”, se repreguntaba por las noches Giovanola. Juliana Muras, actriz que personifica a Delia Giovanola mencionó que siente “responsabilidad y honor de poder tener la posibilidad de ser una voz, de poder conocer la historia”. Muras también confesó que “la primera función con tanta gente, tenerlos tan cerca es muy conmovedor”.

 La encargada de interpretar a Elsa Sánchez de Oesterheld es la actriz Susana Pampín y reconoció que es “una gran responsabilidad civil y artística ponerle voz a esto” porque interpreta a un personaje “que vivió y no cualquier persona que vivió sino una persona icónica que llevó adelante una lucha”. Además, destacó: “Veníamos como sociedad pensando y dando por sentado que estas cosas ya no tenían discusión y de pronto se vuelve a poner en duda, y hay que volver a hablar”. Elsa Sánchez de Oestherhel perdió a nueve familiares en la dictadura, su compañero el guionista y escritor argentino Héctor y sus cuatro hijas con sus yernos, dos de ellas embarazadas. A sus hijos los siguen buscando.

La actriz Virginia Innocenti estuvo presente entre el público y destacó a la obra como “una oportunidad para quienes no conocen el Parque de la Memoria” porque es “un espacio que es muy conmovedor donde el arte nos hace conocer un poquito de nuestra historia, recordarla a los que ya la sabemos y saber entender a los que no tienen muy claro cómo han sucedido los hechos”.

La Memoria Futura_Las voces de las Abuelas se presentará en el Parque de la Memoria los días 21, 22, 23, 28, 29 y 30 de septiembre a las 16 y tiene una duración de 90 minutos. El acceso es gratuito y se requiere inscripción previa a través de Alternativa Teatral. Además el 28 de octubre también tendrá un estreno en Ballhaus Ost, Berlín.

Si dudas de tu identidad o conoces a alguien que podría ser hijo de desaparecidos, comunícate con Abuelas www.abuelas.org.ar

«Una victoria de la democracia»

«Una victoria de la democracia»

Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron el encuentro del nieto 133 en la Casa por la Identidad, en el año en que se cumplen 40 años de democracia. Se trata del hijo de Julio Santucho y Cristina Navajas, quien continúa desaparecida. Su abuela, Nélida Gómez de Navajas, fue una pieza fundamental de la Asociación y su hermano, Miguel “Tano” Santucho, hoy integra la Comisión Directiva.

Este viernes, en una conferencia de prensa que tuvo lugar en la Casa por la Identidad –ubicada el predio del Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA)–, Abuelas de Plaza de Mayo confirmó la restitución del hijo del matrimonio Navajas-Santucho. El anuncio fue realizado por la presidenta de la Asociación, Estela de Carlotto, junto a Claudia Carlotto, directora de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI). “El nieto 133 hoy se encontrará con su papá, sus hermanos, su hermana y una familia enorme, atravesada por el terrorismo de Estado y también por una historia de lucha”, anunciaba el comunicado.

En la mesa se encontraban presentes Miguel «Tano» Santucho y Julio Santucho, hermano y padre, respectivamente, del nieto restituido 133, acompañados por otros integrantes de la familia. Del evento también participaron nietas y nietos restituidos e integrantes de organismos de derechos humanos. “Esto es una victoria de la democracia, una derrota de la dictadura, porque ellos nos quisieron quitar los hijos, y los estamos recuperando”, afirmó Julio Santucho.

Cristina Navajas

Cristina nació el 27 de septiembre de 1949 en la ciudad de Buenos Aires. Con Julio Santucho tenía dos hijos, Camilo y Miguel, y ambos militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), al igual que gran parte de la familia. El 13 de julio de 1976, mientras Julio se encontraba de viaje, Cristina, junto a su cuñada Manuela y Alicia D´Ambra –compañera de militancia, que también estaba embarazada–, en compañía de sus hijos, fueron secuestradas por una patota de las fuerzas de seguridad. Los niños fueron dejados solos en el departamento.

Por testimonios de sobrevivientes se pudo saber que Cristina Navajas estuvo detenida en los centros clandestinos de detención y tortura Automotores Orletti, Protobanco y Pozo de Banfield. Aún continúa desaparecida.

 

Julio Santucho

Julio nació en Santiago del Estero en 1945. Es el menor de los diez hermanos Santucho. Conoció a Cristina Navajas en la Universidad Católica Argentina (UCA), cuando ambos estudiaban, ella Sociología y Julio Teología. “Entre detenidos, asesinados y exiliados los Santucho suman casi una veintena, diez de ellos aún desaparecidos y un niño o niña aún buscado”, detalla el comunicado de prensa de la restitución del nieto 133.

Cuando se enteró del secuestro de Cristina, Julio inició gestiones para sacar a sus hijos del país junto a Susana Fantino, una compañera del PRT-ERP, con quien tiempo después formó pareja y tuvo otra hija, Florencia.

«El hecho de haber encontrado a mi hermano me terminó de aclarar lo grande, fuerte e inmensamente valiosa que fue mi mamá en el momento del secuestro y el parto”, declaró Miguel Santucho, del nieto restituido 133.

Buscar un nieto

El día del secuestro de las tres mujeres, la abuela Nélida Gómez Navajas –madre de Cristina– encontró en el bolso de su hija una carta en la que manifestaba estar convencida de encontrarse embarazada. De esta manera, Nélida se enteró de que Cristina estaba esperando otro hijo. Para el momento de su detención, Cristina tan solo tenía dos meses de embarazo. Gracias a las declaraciones de compañeros y compañeras de cautiverio de Cristina, entre las que se encontraba Adriana Calvo, se pudo confirmar que el embarazo de Navajas siguió su curso: “Soy Cristina Navajas, militante del PRT-ERP, cuñada de Roby Santucho y estoy embarazada”.

De esta manera, Nélida Navajas comenzó la búsqueda de su nieto posiblemente nacido en cautiverio en febrero de 1977. Se unió a las Abuelas de Plaza de Mayo, en donde dedicó su vida a la búsqueda de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Falleció en mayo de 2012, sin poder conocer a su tercer nieto.

“Mi mamá y mi abuela siguen viviendo en mí y en todas estas búsquedas, no estaría acá sin ellas. El hecho de haber podido encontrar a mi hermano me terminó de aclarar lo grande, fuerte e inmensamente valiosa que fue mi mamá en ese momento”, declaró Miguel Santucho.

“Él empezó una búsqueda sin muchos elementos, no tenía idea por dónde hacerlo. Hizo todo lo posible por recuperar su identidad”, subrayó Julio Santucho, padre del nieto restituido 133.

Tomar la posta

Miguel “Tano” Santucho volvió nuevamente a la Argentina en 1985, cuando Nélida ya era secretaria de Abuelas. Sin embargo, recién en 1993 se radicó definitivamente en el país y se comprometió con la lucha por los derechos humanos y con la historia de su familia. En 2012, con el fallecimiento de Nélida, Miguel prometió continuar con el legado de la lucha de su abuela. En 2021, testimonió por primera vez en un juicio de lesa humanidad en la causa abierta por los Pozos de Banfield, Quilmes y Lanús, en donde reveló que fue un graffiti lo que marcó esta decisión: “«Santucho Vive» vio en una pintada en una manifestación estudiantil en 1992 cuando regresó por segunda vez a la Argentina. Este fue el detonante para «hacerse cargo de su historia»”. Actualmente, Miguel es miembro de la Comisión Directiva de Abuelas de Plaza de Mayo y brinda su trabajo cotidiano al servicio de la búsqueda de nietas y nietos apropiados durante la última dictadura cívico-militar argentina.

 

La restitución

De acuerdo con el comunicado oficial, el nieto 133 se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo a partir de una presentación espontánea. Desde joven tuvo dudas de su identidad. El pasado miércoles 26 de julio, la CoNaDi lo citó para informarle que el examen de ADN realizado en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) confirmó que era hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho. “Esta restitución es una felicidad inmensa y una inyección de energía que me hace creer que todo es posible y que vamos a encontrar a todos los que faltan”, remarcó Verónica Castelli, quien encontró en 2008 a su hermana apropiada.

El 24 de marzo de 1977, el nieto 133 había sido anotado como hijo propio por un integrante de las fuerzas de seguridad y una enfermera. Julio Santucho reconoció la enorme voluntad de su hijo restituido por encontrarse con su familia: “Él empezó una búsqueda sin muchos elementos, no tenía idea por dónde hacerlo. Hizo todo lo posible por recuperar su identidad”. Apenas se enteró de la noticia, el nieto manifestó sus ganas de conocer a su familia biológica. “No tengo dudas de que vamos a estar juntos el resto de nuestra vida porque nos buscamos, nos quisimos encontrar y realmente el abrazo que nos dimos hoy es para siempre”, afirmó Miguel Santucho.

Por su parte, María José “Cocó” Lavalle Lemos, restituida en 1987, enfatizó en la importancia de “el mecanismo que creó Abuelas para que los chicos que duden de su identidad se puedan acercar y analizarse funciona, es lo que le dio la respuesta al nieto 133”. En esta línea, Manuel Gonçalves Granada otro nieto restituido, integrante de la Comisión Directiva de Abuelas y director ejecutivo de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) destacó que “el aporte de CoNaDi acá es una demostración de que las políticas de Estado que se crearon gracias a la lucha de las Abuelas son fundamentales para que se pueda encontrar a los nietos y nietas que buscamos”.

 

La búsqueda continúa

“Este nuevo caso es el resultado de una sociedad que, tras 40 años de democracia, sigue exigiendo saber qué pasó con las y los desaparecidos y con los cientos de bebés, niñas y niños apropiados, y apostando a la construcción de la Memoria, la Verdad y la Justicia, para que nunca más se repitan crímenes tan horrendos”, sentencia el comunicado de prensa, y agrega: “El origen de cada apropiación nos recuerda lo violento y asesino que puede ser el Estado al servicio de la opresión y el terror, pero las restituciones ponen de manifiesto el valor de la vida democrática, los derechos conquistados y las libertades ganadas”.

 

 

Si naciste entre 1975 y 1980 y tenés dudas sobre tu identidad, o sabés de alguien que puede ser hijo o hija de personas desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar, comunicate con Abuelas o CoNaDI.

«En Argentina siento libertad»

«En Argentina siento libertad»

La guerra en Ucrania rompió las fronteras del silencio en un grupo de la comunidad LGTBIQ+ rusa que decidió migrar. En Argentina, sus integrantes pudieron construir sus vidas respetando sus identidades en forma pública, casarse y ser madres. 

Nazar toma el mazo de cartas de Tarot y lo apoya sobre la mesa ratona. Respira profundo y se sienta. Es una mañana fresca pero agradable en la Ciudad de Buenos Aires y los rayos del sol, lejos de tímidos, dan su presente a través de la ventana de la casa que Nazar habita hace algunos meses junto a su esposa y su hija chiquita. En el último tiempo vivió en una variedad de casas, pero ningún hogar; mientras cuenta y ordena las cartas piensa que quizás, tal vez, ahora sí tiene uno. Sabe que por la tarde le espera una reunión aventura con una persona que no conoce, en la que va a hablar de temas que jamás habló con nadie más que con su esposa. No está segure de qué sentir. No sabe si podrá contar todo lo que aconteció en los últimos años. No sabe si le saldrán las palabras. 

Vuelve su atención hacia el Tarot. Las cartas le devuelven el reflejo de una señal que le descomprime el pecho y disipan sus acuciantes preguntas. Sobre la mesa, encima de un mantel celeste, se ve la figura de una mujer en tonos terrosos y sepia. Es la Reina de Bastos, conocida en el Tarot por su asociación con la autoafirmación, el florecimiento y, sobre todo, la comunicación. 

ANCCOM habló con tres personas rusas de la comunidad LGTBIQ+ refugiadas en la Ciudad de Buenos Aires. Nazar es una de ellas. Desde el comienzo de la invasión a Ucrania, el 24 de febrero del 2022, se estima que más de 22 mil personas dejaron Rusia para mudarse a Argentina. Cientos de ellas pertenecen abiertamente a la comunidad LGTBIQ+, y ahora se encuentran frente a un horizonte de posibilidades en lo que refiere a la libre expresión de sus identidades, lejos de un país donde hacerlo es repudiado e incluso penalizado.

Les tres cuentan lo mismo sobre la situación de Rusia: en el país el orgullo y la diversidad sexual están atravesados por un pacto de silencio social y legalmente impuesto. Por ejemplo, actualmente rige una ley que prohíbe hablar públicamente sobre temas relacionados a la comunidad LGTBIQ+ de forma positiva o neutral. Contenidos en internet, programas de televisión, películas, sólo pueden incluir personas de la comunidad o hablar del grupo si esto es hecho de forma negativa. Hasta 2013, la ley ejercía esta prohibición sólo en la comunicación con personas de hasta 18 años, a modo de protección – según las autoridades – de la integridad de niños, niñas y adolescentes. Pero hace algunos años la normativa se amplió y ahora aplica universalmente, sin restricción etaria. 

Otro ejemplo es que las parejas de hombres gays, en particular, no tienen derecho a adoptar hijos: sin una mujer en la fórmula -considerada una figura natural y necesaria en el acto de criar-, la adopción es calificada como inconstitucional e inmoral y condenada a ser imposible. Pero tampoco es fácil para las parejas de mujeres lesbianas. “Es imposible ser dos mamás -cuenta una de las entrevistadas, Ann- porque legalmente solo una mujer puede ser mamá. La otra madre no va a tener ningún derecho sobre su hijo. Además, las personas no van a reconocerlas como dos madres: sos meramente la amiga de mamá”. Incluso las familias que logran avanzar con la adopción a pesar de las restricciones, se enfrentan a diario con el miedo de que alguien las denuncie bajo el pretexto de estar ejerciendo violencia doméstica, aunque la única “violencia” en cuestión sea ser LGTBIQ+.

“No sé qué pasaría si volviera hoy a Rusia”, reflexiona Nazar, mirando al frente, hacia el desfile de árboles del Jardín Botánico. “Porque ahora hablo libremente. Vivo libremente. Y no puedo, es imposible, volverme a cerrar”. 

Tiene 33 años, vivió en Ucrania hasta los 21 -cuando se mudó a Moscú- y llegó a Argentina hace tres meses. Sostiene que, más allá de las leyes recientes, el silencio es algo socialmente establecido y respetado hace mucho más tiempo. El silencio y la mentira. “Mentir es parte de la vida. Y tal vez es la razón por la que empezó la guerra, porque como país no tenemos verdad en nuestra esencia. Es un lugar de mentiras gordas, y las leyes anti-LGTBIQ+, así como la guerra, son continuaciones de ello”, expresa Nazar. 

Desde chique, a los tres o cuatro años, elle ya sentía y sabía que era diferente. Especial. Cuenta que conocía algunas identidades LGTBIQ+, y que incluso por momentos, en un intento por darle un nombre a lo que sentía en su interior, trató de contentarse con la idea de ser transgénero, pero algo le decía que su identidad verdadera estaba en otra parte. “Sabía que era algo pero no el nombre -explica Nazar-. Un día lo encontré: no binario. Y supe que era lo que había estado buscando toda mi vida, todos mis treinta años de vida. Me sentí tan contente. Y la historia de ese primer encuentro con mi identidad es graciosa, porque fue viendo una serie… Sex Education. Un personaje se da cuenta que su género es fluido y pensé: ‘¡Soy yo!´.”

Se acomoda el pelo rubio y largo hasta los hombros, y cuenta que se halla a sí misme abriendo los ojos, observando la ciudad y preguntándose cómo es posible estar acá. Siente que los árboles son distintos, el aire es distinto, y la gente es amable y sonriente. “Mi casero me dijo que en Buenos Aires nadie sonríe -cuenta Nazar- y yo le respondí: ‘Ay, Gonzalo, eso es porque no viviste en Moscú’”. Se ríe. 

“Un día vi a dos hombres caminando de la mano…”, dice Nazar, hace una pausa, suspira, y luego pide perdón, porque sus ojos se le llenaron de lágrimas. Suelta el aire y continúa, aunque no logra terminar su oración: “Es que no me creo todo esto, pero es verdad, aunque a mi mente y mi alma les cueste creerlo. En Argentina siento libertad. Me siento verdadere. Buenos Aires es la ciudad de la verdad para mí. Quiero decirlo más poéticamente pero no tengo palabras”, expresa. Lo que no sabe es que todo lo que dijo fue, sin duda alguna, un poema. 

Ana, a diferencia de Nazar, tuvo la suerte de encontrar el nombre de su identidad cuando era muy chica; siempre supo que le gustaban las mujeres. Explica que desde que tiene memoria habitó su identidad con relativa normalidad porque, según ella, vivió la mayor parte de su vida en Rusia en una burbuja bastante tolerante. Pero también reconoce que su experiencia fue una cuestión de suerte. “Sé de otras personas que sí atravesaron algunas situaciones, por ejemplo de haber sido agredidas en la calle, o una amiga que se quedó sin su trabajo después de que se supo que era lesbiana. Yo nunca tuve un incidente así pero constantemente lo esperaba, entendía que podía pasar en cualquier momento, por eso con mi esposa intentamos no hacer nada en público: no abrazarnos, no besarnos”. 

Para Ana la situación cambió completamente cuando se dio cuenta de que quería tener hijos. Entendió que sería insostenible para ella tener que enfrentarse con los obstáculos que se presentan para las madres lesbianas en Rusia: enseñarle a sus hijos a no hablar en público sobre sus mamás, vivir el terror de que las autoridades pudieran llevárselos en cualquier momento. La claridad de la situación era absoluta; la decisión de irse, simple. Así fue como, hace poco más de cinco años, se mudaron a Argentina junto a su esposa. 

 “Argentina nos dio exactamente lo que necesitábamos. Acá nosotras recibimos el derecho de ser dos mamás, y eso que todavía no teníamos ciudadanía, no teníamos nada, llegamos como turistas pero recibimos este derecho. Nos sentimos muy agradecidas”, expresa. Poder hablar, poder contarle a la directora del colegio o a la pediatra que sus hijas tienen dos mamás, son cosas que rescata constantemente en su día a día, sabiendo que pueden parecer momentos básicos o insignificantes para los demás, pero conociendo perfecta y profundamente la importancia que guardan. “En Rusia da mucho miedo ser visibles, ser visibles y decir lo que queremos, siempre entendimos que teníamos que filtrar todo. Acá ni pensamos en esto”, subraya Ana. 

Lleva el pelo recogido en una media colita, lo que le permite lucir las mechas azules, rosas y violetas que reposan sobre sus hombros. Es una imagen que dista de lo invisible. 

Irse de Rusia para ella fue finalmente empezar a vivir su vida como quería. Durante los primeros años en Argentina siguió escribiendo en su blog en ruso, y dirigió sus publicaciones particularmente hacia el fin de ayudar a otras personas de la comunidad a emigrar al país. Pero dice que con el tiempo este espíritu se le fue yendo y no escribe más sobre estos temas. “Me siento tan lejos ahora de esto, ahora me parece que es algo de otro planeta, no puedo hablar más con personas rusas porque lo siento como una retraumatización, siento todo de nuevo. Prefiero pasar más tiempo con amigos de acá, vivir esta vida normal, diaria. Creo que ahora hay menos de activista dentro de mí, pero más de persona”, reflexiona. 

Sostiene todo el diálogo con ANCCOM en español, y explica que aunque su manejo de la lengua no es tan bueno como el que tiene con el ruso o el inglés, se siente mejor hablando en español. Es parte de las pequeñas cosas que riegan y hacen florecer algo preciado para ella: la vida diaria en Buenos Aires.

El idioma fluctuó un poco más en la última conversación de la que participó ANCCOM, en este caso con un matrimonio de dos mujeres: Ann y su esposa. Llegaron a Argentina hace tan solo siete meses, con lo cual la charla fluye de un español a un spanglish y del spanglish a un inglés final y definitivo, lo que causa algunas confusiones simpáticas y risas varias. Cuentan que tienen clase con un profesor de español dos veces por semana; por ejemplo, ahora están viendo el subjuntivo y lo odian. 

“Yo digo “ir” y el profesor me corrige: “andar”… ¡¿Por qué?!”, se queja cómicamente la esposa de Ann. Sentada, apaga su cigarrillo mientras sostiene en sus brazos un somnoliento border collie marrón y blanco de cuatro meses. Prefiere no compartir su nombre, argumenta razones de seguridad.

Su familia no sabe de su identidad ni tampoco de su matrimonio. Así es como el pacto del silencio se hace presente una vez más. “El silencio es una parte fundamental de la vida -dice Ann-, podés vivir cómoda mientras te quedes callada y mientras digas que tu novia es tu amiga o tu hermana. Después entendés que tal vez algo está mal, tal vez no es la situación en la que quieres vivir”. 

La posibilidad de irse de Rusia estuvo en sus mentes durante varios años, pero la decisión no se hizo efectiva hasta que comenzó la invasión a Ucrania. Compraron los pasajes de avión y tan sólo dos semanas después estaban legalmente casadas y viviendo en Buenos Aires. 

“En Rusia no tenemos orgullo, no hay cosas de las que podamos tener orgullo -expresan-. Allá en realidad no somos luchadoras, nos dimos cuenta que no es posible serlo en Rusia, por el gobierno y por la mentalidad de la gente. Creo que estamos realizando una especie de orgullo aquí y estamos en camino a entender que podemos hacerlo”. Pueden hablar, pueden ser una familia. Pueden colgar la bandera LGTBIQ+ en el balcón, aunque esto último no fue exactamente algo planeado: su border collie, Kenny, un día hizo sus necesidades sobre la bandera; una vez lavada la colgaron para que se seque y decidieron que se veía muy bien ahí. La dejaron.

Dicen que en cinco años se imaginan viviendo cerca del océano, en Mar del Plata tal vez. A la esposa de Ann le gusta surfear. Después, Ann empieza a contar que para ese entonces cree que ya van a estar pensando en tener hijos. Cuando expresa esta expectativa, su pareja agranda los ojos y se apresura a corregirla: “No, no, no -dice-, pensar no. Empezar a tener hijos”. Ann se ríe y le da la razón. “Soy una persona pensadora -admite Ann-, ella es una persona que hace. Nos complementamos”. Comparten una mirada cómplice. Kenny sigue profundamente dormido. 

La bandera, sea en la Ciudad de Buenos Aires o en la Costa Atlántica, sigue y seguirá flameando sin miedo.