«En Argentina siento libertad»

«En Argentina siento libertad»

La guerra en Ucrania rompió las fronteras del silencio en un grupo de la comunidad LGTBIQ+ rusa que decidió migrar. En Argentina, sus integrantes pudieron construir sus vidas respetando sus identidades en forma pública, casarse y ser madres. 

Nazar toma el mazo de cartas de Tarot y lo apoya sobre la mesa ratona. Respira profundo y se sienta. Es una mañana fresca pero agradable en la Ciudad de Buenos Aires y los rayos del sol, lejos de tímidos, dan su presente a través de la ventana de la casa que Nazar habita hace algunos meses junto a su esposa y su hija chiquita. En el último tiempo vivió en una variedad de casas, pero ningún hogar; mientras cuenta y ordena las cartas piensa que quizás, tal vez, ahora sí tiene uno. Sabe que por la tarde le espera una reunión aventura con una persona que no conoce, en la que va a hablar de temas que jamás habló con nadie más que con su esposa. No está segure de qué sentir. No sabe si podrá contar todo lo que aconteció en los últimos años. No sabe si le saldrán las palabras. 

Vuelve su atención hacia el Tarot. Las cartas le devuelven el reflejo de una señal que le descomprime el pecho y disipan sus acuciantes preguntas. Sobre la mesa, encima de un mantel celeste, se ve la figura de una mujer en tonos terrosos y sepia. Es la Reina de Bastos, conocida en el Tarot por su asociación con la autoafirmación, el florecimiento y, sobre todo, la comunicación. 

ANCCOM habló con tres personas rusas de la comunidad LGTBIQ+ refugiadas en la Ciudad de Buenos Aires. Nazar es una de ellas. Desde el comienzo de la invasión a Ucrania, el 24 de febrero del 2022, se estima que más de 22 mil personas dejaron Rusia para mudarse a Argentina. Cientos de ellas pertenecen abiertamente a la comunidad LGTBIQ+, y ahora se encuentran frente a un horizonte de posibilidades en lo que refiere a la libre expresión de sus identidades, lejos de un país donde hacerlo es repudiado e incluso penalizado.

Les tres cuentan lo mismo sobre la situación de Rusia: en el país el orgullo y la diversidad sexual están atravesados por un pacto de silencio social y legalmente impuesto. Por ejemplo, actualmente rige una ley que prohíbe hablar públicamente sobre temas relacionados a la comunidad LGTBIQ+ de forma positiva o neutral. Contenidos en internet, programas de televisión, películas, sólo pueden incluir personas de la comunidad o hablar del grupo si esto es hecho de forma negativa. Hasta 2013, la ley ejercía esta prohibición sólo en la comunicación con personas de hasta 18 años, a modo de protección – según las autoridades – de la integridad de niños, niñas y adolescentes. Pero hace algunos años la normativa se amplió y ahora aplica universalmente, sin restricción etaria. 

Otro ejemplo es que las parejas de hombres gays, en particular, no tienen derecho a adoptar hijos: sin una mujer en la fórmula -considerada una figura natural y necesaria en el acto de criar-, la adopción es calificada como inconstitucional e inmoral y condenada a ser imposible. Pero tampoco es fácil para las parejas de mujeres lesbianas. “Es imposible ser dos mamás -cuenta una de las entrevistadas, Ann- porque legalmente solo una mujer puede ser mamá. La otra madre no va a tener ningún derecho sobre su hijo. Además, las personas no van a reconocerlas como dos madres: sos meramente la amiga de mamá”. Incluso las familias que logran avanzar con la adopción a pesar de las restricciones, se enfrentan a diario con el miedo de que alguien las denuncie bajo el pretexto de estar ejerciendo violencia doméstica, aunque la única “violencia” en cuestión sea ser LGTBIQ+.

“No sé qué pasaría si volviera hoy a Rusia”, reflexiona Nazar, mirando al frente, hacia el desfile de árboles del Jardín Botánico. “Porque ahora hablo libremente. Vivo libremente. Y no puedo, es imposible, volverme a cerrar”. 

Tiene 33 años, vivió en Ucrania hasta los 21 -cuando se mudó a Moscú- y llegó a Argentina hace tres meses. Sostiene que, más allá de las leyes recientes, el silencio es algo socialmente establecido y respetado hace mucho más tiempo. El silencio y la mentira. “Mentir es parte de la vida. Y tal vez es la razón por la que empezó la guerra, porque como país no tenemos verdad en nuestra esencia. Es un lugar de mentiras gordas, y las leyes anti-LGTBIQ+, así como la guerra, son continuaciones de ello”, expresa Nazar. 

Desde chique, a los tres o cuatro años, elle ya sentía y sabía que era diferente. Especial. Cuenta que conocía algunas identidades LGTBIQ+, y que incluso por momentos, en un intento por darle un nombre a lo que sentía en su interior, trató de contentarse con la idea de ser transgénero, pero algo le decía que su identidad verdadera estaba en otra parte. “Sabía que era algo pero no el nombre -explica Nazar-. Un día lo encontré: no binario. Y supe que era lo que había estado buscando toda mi vida, todos mis treinta años de vida. Me sentí tan contente. Y la historia de ese primer encuentro con mi identidad es graciosa, porque fue viendo una serie… Sex Education. Un personaje se da cuenta que su género es fluido y pensé: ‘¡Soy yo!´.”

Se acomoda el pelo rubio y largo hasta los hombros, y cuenta que se halla a sí misme abriendo los ojos, observando la ciudad y preguntándose cómo es posible estar acá. Siente que los árboles son distintos, el aire es distinto, y la gente es amable y sonriente. “Mi casero me dijo que en Buenos Aires nadie sonríe -cuenta Nazar- y yo le respondí: ‘Ay, Gonzalo, eso es porque no viviste en Moscú’”. Se ríe. 

“Un día vi a dos hombres caminando de la mano…”, dice Nazar, hace una pausa, suspira, y luego pide perdón, porque sus ojos se le llenaron de lágrimas. Suelta el aire y continúa, aunque no logra terminar su oración: “Es que no me creo todo esto, pero es verdad, aunque a mi mente y mi alma les cueste creerlo. En Argentina siento libertad. Me siento verdadere. Buenos Aires es la ciudad de la verdad para mí. Quiero decirlo más poéticamente pero no tengo palabras”, expresa. Lo que no sabe es que todo lo que dijo fue, sin duda alguna, un poema. 

Ana, a diferencia de Nazar, tuvo la suerte de encontrar el nombre de su identidad cuando era muy chica; siempre supo que le gustaban las mujeres. Explica que desde que tiene memoria habitó su identidad con relativa normalidad porque, según ella, vivió la mayor parte de su vida en Rusia en una burbuja bastante tolerante. Pero también reconoce que su experiencia fue una cuestión de suerte. “Sé de otras personas que sí atravesaron algunas situaciones, por ejemplo de haber sido agredidas en la calle, o una amiga que se quedó sin su trabajo después de que se supo que era lesbiana. Yo nunca tuve un incidente así pero constantemente lo esperaba, entendía que podía pasar en cualquier momento, por eso con mi esposa intentamos no hacer nada en público: no abrazarnos, no besarnos”. 

Para Ana la situación cambió completamente cuando se dio cuenta de que quería tener hijos. Entendió que sería insostenible para ella tener que enfrentarse con los obstáculos que se presentan para las madres lesbianas en Rusia: enseñarle a sus hijos a no hablar en público sobre sus mamás, vivir el terror de que las autoridades pudieran llevárselos en cualquier momento. La claridad de la situación era absoluta; la decisión de irse, simple. Así fue como, hace poco más de cinco años, se mudaron a Argentina junto a su esposa. 

 “Argentina nos dio exactamente lo que necesitábamos. Acá nosotras recibimos el derecho de ser dos mamás, y eso que todavía no teníamos ciudadanía, no teníamos nada, llegamos como turistas pero recibimos este derecho. Nos sentimos muy agradecidas”, expresa. Poder hablar, poder contarle a la directora del colegio o a la pediatra que sus hijas tienen dos mamás, son cosas que rescata constantemente en su día a día, sabiendo que pueden parecer momentos básicos o insignificantes para los demás, pero conociendo perfecta y profundamente la importancia que guardan. “En Rusia da mucho miedo ser visibles, ser visibles y decir lo que queremos, siempre entendimos que teníamos que filtrar todo. Acá ni pensamos en esto”, subraya Ana. 

Lleva el pelo recogido en una media colita, lo que le permite lucir las mechas azules, rosas y violetas que reposan sobre sus hombros. Es una imagen que dista de lo invisible. 

Irse de Rusia para ella fue finalmente empezar a vivir su vida como quería. Durante los primeros años en Argentina siguió escribiendo en su blog en ruso, y dirigió sus publicaciones particularmente hacia el fin de ayudar a otras personas de la comunidad a emigrar al país. Pero dice que con el tiempo este espíritu se le fue yendo y no escribe más sobre estos temas. “Me siento tan lejos ahora de esto, ahora me parece que es algo de otro planeta, no puedo hablar más con personas rusas porque lo siento como una retraumatización, siento todo de nuevo. Prefiero pasar más tiempo con amigos de acá, vivir esta vida normal, diaria. Creo que ahora hay menos de activista dentro de mí, pero más de persona”, reflexiona. 

Sostiene todo el diálogo con ANCCOM en español, y explica que aunque su manejo de la lengua no es tan bueno como el que tiene con el ruso o el inglés, se siente mejor hablando en español. Es parte de las pequeñas cosas que riegan y hacen florecer algo preciado para ella: la vida diaria en Buenos Aires.

El idioma fluctuó un poco más en la última conversación de la que participó ANCCOM, en este caso con un matrimonio de dos mujeres: Ann y su esposa. Llegaron a Argentina hace tan solo siete meses, con lo cual la charla fluye de un español a un spanglish y del spanglish a un inglés final y definitivo, lo que causa algunas confusiones simpáticas y risas varias. Cuentan que tienen clase con un profesor de español dos veces por semana; por ejemplo, ahora están viendo el subjuntivo y lo odian. 

“Yo digo “ir” y el profesor me corrige: “andar”… ¡¿Por qué?!”, se queja cómicamente la esposa de Ann. Sentada, apaga su cigarrillo mientras sostiene en sus brazos un somnoliento border collie marrón y blanco de cuatro meses. Prefiere no compartir su nombre, argumenta razones de seguridad.

Su familia no sabe de su identidad ni tampoco de su matrimonio. Así es como el pacto del silencio se hace presente una vez más. “El silencio es una parte fundamental de la vida -dice Ann-, podés vivir cómoda mientras te quedes callada y mientras digas que tu novia es tu amiga o tu hermana. Después entendés que tal vez algo está mal, tal vez no es la situación en la que quieres vivir”. 

La posibilidad de irse de Rusia estuvo en sus mentes durante varios años, pero la decisión no se hizo efectiva hasta que comenzó la invasión a Ucrania. Compraron los pasajes de avión y tan sólo dos semanas después estaban legalmente casadas y viviendo en Buenos Aires. 

“En Rusia no tenemos orgullo, no hay cosas de las que podamos tener orgullo -expresan-. Allá en realidad no somos luchadoras, nos dimos cuenta que no es posible serlo en Rusia, por el gobierno y por la mentalidad de la gente. Creo que estamos realizando una especie de orgullo aquí y estamos en camino a entender que podemos hacerlo”. Pueden hablar, pueden ser una familia. Pueden colgar la bandera LGTBIQ+ en el balcón, aunque esto último no fue exactamente algo planeado: su border collie, Kenny, un día hizo sus necesidades sobre la bandera; una vez lavada la colgaron para que se seque y decidieron que se veía muy bien ahí. La dejaron.

Dicen que en cinco años se imaginan viviendo cerca del océano, en Mar del Plata tal vez. A la esposa de Ann le gusta surfear. Después, Ann empieza a contar que para ese entonces cree que ya van a estar pensando en tener hijos. Cuando expresa esta expectativa, su pareja agranda los ojos y se apresura a corregirla: “No, no, no -dice-, pensar no. Empezar a tener hijos”. Ann se ríe y le da la razón. “Soy una persona pensadora -admite Ann-, ella es una persona que hace. Nos complementamos”. Comparten una mirada cómplice. Kenny sigue profundamente dormido. 

La bandera, sea en la Ciudad de Buenos Aires o en la Costa Atlántica, sigue y seguirá flameando sin miedo.

El antifeminismo y la campaña electoral

El antifeminismo y la campaña electoral

La socióloga e historiadora feminista Dora Barrancos analiza la avanzada  en contra del feminismo en medio de los discursos de campaña. La importancia de contar con un Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, el llamado a deconstruir los discursos que se denominan liberales y cuáles son hoy los objetivos del movimiento feminista.

En diálogo exclusivo con ANCCOM, Dora Barrancos analizó algunas de las postales que cristalizan discursos en medio del inicio de la campaña electoral que ya comenzó antes de estar definidos los futuros candidatos.

Postal 1: 2022. Javier Milei, diputado nacional, líder del partido La Libertad Avanza y candidato a presidente, es entrevistado en el marco de la presentación de su libro El camino del libertario en la Rural. “Yo no tengo por qué sentir vergüenza de ser un hombre blanco, rubio y de ojos celestes. No tengo que pedir perdón por tener un pene, el Ministerio de la mujer ya saben, pista”, dice Milei y hace un gesto con la mano como quien echa a alguien. El público aclama.

Postal 2: 2023. Horacio Rodriguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y candidato a presidente por la alianza Juntos por el Cambio, realiza una entrevista para Radio Rivadavia. “Voy a reducir los ministerios a la mitad. Yo no creo que la importancia que uno le de a un tema dependa de tener un ministerio, secretaría o subsecretaría”. El periodista le pregunta si planea cerrar el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad a lo que Larreta responde que sí, que los ministerios solamente implican más burocracia. Esta entrevista se realizó un día antes del  8 de marzo. Al día siguiente, el movimiento feminista se movilizó a las calles por el Día Internacional de la Mujer.

¿Por qué estos discursos sobre el cierre del Ministerio pasaron a formar parte de la campaña electoral?

Esa es la superficie, la fórmula discursiva en realidad entraña algo más. En primer lugar, es una oposición al avance de la perspectiva de género. Lleva embutido ese principio medular una oposición a los feminismos, a las feministas y a una política de las feministas, el avance con derechos hacia la equidad, hacia la paridad y hacia la justicia de género. En segundo lugar, es una oposición a la diversidad sexogenérica, al reconocimiento de los derechos de las personas y sus identidades. Ahí está el programa. Entonces, cuando dicen que quieren eliminar el Ministerio en realidad quieren eliminar estos principios. No se trata simplemente de una degradación del Ministerio, porque no podrían hacerlo desaparecer del todo, eso es evidente. En suma, es una amalgama de retrocesos tal como viene ocurriendo en las plataformas de la derecha y de la extrema derecha del mundo.

 

¿Qué importancia tiene contar con un Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad?

¿Cómo se puede analizar la jerarquía valorativa conceptual del Estado sino a través de sus simbolizaciones en materia de jurisdicciones, potencias y poder? Si el Ministerio es llevado a una Dirección General, hay una degradación de las políticas tendientes a la equidad humana. Es el aspecto simbólico que el Estado le da, que corresponde a jerarquías. En el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires nunca se jerarquizó la institución por lo tanto nunca se jerarquizaron las políticas que tienen que ver con la equidad de género. Tiene una cierta materialidad pero además tiene un valor simbólico respecto de la jerarquía de los problemas del Estado.

¿Qué concepciones del Estado se ponen en juego cuando se reproducen estos discursos?

Primero, desde la perspectiva de esos discursos el Estado debería reducirse a una expresión mínima. Una expresión apenas emergencial, exclusiva a lo que las operaciones del mercado no pueden hacer. Se llegan a exacerbaciones que ponen en tela de juicio al mismo liberalismo. No son fuerzas liberales, son fuerzas que se han construido sobre la base de una gran operación ideológica y política contraria al Estado. La vieja receta liberal, si nos vamos a las fuentes liberales como Smith y Ricardo, no tienen nada que ver con esta pantomima. El poco retazo de liberalismo que tuvimos en Argentina fue la construcción de algo en manos del Estado. El liberalismo en Argentina se determinó por dos circunstancias que son eminentemente construcciones del Estado: la educación básica y la salud pública. Ni siquiera leen sus propias tradiciones.

 

¿Qué modelo de libertad proponen?

La libertad que proponen es la libertad de los fuertes, de los poderosos, no la libertad que tiene cada individuo. Es una libertad para subyugar. Es todo muy falaz y hay que deconstruir sus argumentaciones haciendo un buen ejercicio semiológico. Por eso yo a menudo recuso que a todas estas fuerzas se las llame neoliberales. Son neoconservadoras y neofascistas en gran medida. Se mueven con la falacia más cínica, la revolución. Es un oxímoron. Esas fuerzas están muy complicadas por situaciones gravísimas. Si hay una justicia un poquito más independiente, menos colonizada, algo debería pasar con los rituales de cercanía que han tenido con quienes intentaron el feminicidio y el magnicidio.

 

¿Qué cree que debería hacer el feminismo?

El feminismo debería empinarse de manera rotunda. Yo lo que diría es que no tiene que perder mucho tiempo en nombrar personas, sino en nombrar las políticas. No importan los nombres, puede ser Milei o Bullrich, lo importante es denunciar estos programas. La novedad de las fuerzas reaccionarias es que han incorporado activamente ir contra el feminismo y la diversidad.

 

El vuelo de Las Murciélagas

El vuelo de Las Murciélagas

Con una década de historia, la Selección Argentina de Fútbol para Ciegas se prepara para el Mundial de Inglaterra. Conocé su historia.

El fútbol siempre fue cosa de hombres, se comenta por ahí y hasta lo dicen ellas mismas. Son ciegas y son mujeres a las que siempre les gustó el fútbol. Algunas desde niñas estuvieron cerca y otras de a poco y por ser apasionadas del deporte se fueron acercando a él. Paulatinamente, ellas comenzaron a ganarse un lugar en la cancha, y aunque sea un camino nuevo y tortuoso no bajan los brazos y se animan a hacerle frente a cualquier rival.

Las Murciélagas son la versión femenina de Los Murciélagos, la selección masculina de fútbol para ciegos. Este deporte incluye tanto a las personas ciegas como a aquellas que tienen una disminución visual que les impide distinguir la forma de una mano. Este deporte es una adaptación del fútbol de sala y cuenta con cinco jugadoras en cancha, con la particularidad de que la pelota es sonora, ya que posee cascabeles en su interior facilitando la localización para las jugadoras no videntes, y debe destacarse que la única persona con visión dentro del campo es el arquero.

Las Guerreras, fue el primer paso para la consolidación de las actuales Murciélagas. La historia comenzó hace ya diez años, en 2012, cuando el actual DT del equipo, Gonzalo Abbas, inició el reclutamiento de mujeres apasionadas por el fútbol para conformar el primer equipo y el inicio del seleccionado. Si bien fue un verdadero reto, porque no existían antecedentes mundiales de futbol femenino para ciegas, Abbas tomó el desafío junto a Santiago Jugo y Lucas Rodríguez (jugador de los murciélagos), y así se conformó el proyecto inicial del equipo. El comienzo de los entrenamientos fue difícil, porque no había muchas jugadoras, lo que obligó al equipo técnico a practicar fútbol mixto junto con los Murciélagos, lo cual también conllevó un reto, ya que los hombres debían entender que las mujeres necesitaban este espacio para aprender.

El difícil camino comenzó a cosechar sus frutos en 2016, con la conformación de las actuales Murciélagas con el emblemático exarquero de los Murciélagos como director técnico, Darío Lencina, en conjunto con los profes Agustín Rojas, Guido Consoni y Sofía Sosa, quienes iniciaron la preparación para todo aquello que se encontraba en el horizonte. A partir de allí, durante tres años, entrenaron para el Mundial de Nigeria en 2020, pero debido a la pandemia de covid-19 se suspendió y debió ser reprogramado para que se realice en 2023, en Inglaterra. Para evitar que las expectativas se esfumaran, se comenzaron a buscar nuevos rivales a nivel continental, donde se encontraron con Colombia y en noviembre del 2021 disputaron su primer encuentro oficial, obteniendo así su bautismo internacional con dos victorias que sirvieron de aliciente para estas deportistas.

A principios del año pasdo, cambió casi por completo el equipo técnico, donde dos viejos conocidos para las chicas volvieron a su banca, Gonzalo Abbas y Santiago Jugo, junto con la continuación de la profe Sofía Sosa, teniendo en sus manos el deber de trabajar cada día más duro para llegar en las mejores condiciones para disputar tanto el próximo Mundial. No solo por el reconocimiento y el trofeo, sino también por la posibilidad de conseguir sponsors y becas que les permitan acceder a cuerpos técnicos más grandes que incluyan kinesiólogos, psicólogos y médicos.

La historia se sigue escribiendo y todavía quedan muchos capítulos por descubrir y campeonatos que ganar. Si bien se les negaron múltiples torneos, ellas saben quiénes quieren ser y buscan ser reconocidas a nivel mundial, así como sus tocayos, Los Murciélagos. Solo queda perseguir los caminos de la gloria y continuar consolidándose en uno de los deportes más lindos, y favoritos de todos los argentinos.

Sin duda, la inclusión es el carácter fundante de este equipo, y tanto la dirección técnica como las jugadoras tienen la esperanza de no solo de clasificar para los próximos campeonatos, sino también de llenar estadios, así como lo hacen en el fútbol convencional.  

Gracia Sosa, capitana de las Murciélagas. 

"El fútbol adaptado es la libertad"

En 2012, las “Guerreras” comenzaron el camino que las condujo a ser las Murciélagas. El grupo de cinco mujeres ciegas que rompen prejuicios y muestran que ser mujer en un mundo de hombres implica luchar por la libertad dentro y fuera de la cancha. Gracia Sosa, la capitana de Las Murciélagas, cuenta como es jugar al fútbol adaptado.

¿En que momento surgió tu interés por el fútbol?

Que yo quisiera arrancar con el fútbol profesional tuvo mucho que ver con el actual técnico de la selección, Gonzalo Abbas. Cuando armó el primer equipo llamado “Las Guerreras”, que nació en 2012, él me buscó para jugar. Yo en ese momento estaba practicando atletismo, asique le dije que no, además porque vivía en Buenos Aires, entonces sabia que no iba a poder ser constante más allá de que me encante el fútbol. Después, en 2014 Gonzalo me volvió a buscar, pero como yo seguía con atletismo le volví a decir que no, pero el 2016, que volví a Córdoba, mi provincia natal y donde se entrenaban las chicas de la selección, lo busqué yo: le pregunté si podía ir a probarme en el equipo y ahí quedé en Las Guerreras. Asique en ese momento arranque con el fútbol profesional, aunque seguía haciendo otros deportes como remo, pero un año después me dedique de lleno al fútbol.

¿Recibiste apoyo cuando te animaste a jugar al fútbol?

Nunca se me negó el deporte, antes que fútbol hice atletismo y remo. Es más, en mi familia nunca me dijeron que no juegue al fútbol porque es un deporte de hombre, por el contrario, tengo cuatro hermanos varones que cuando éramos chicos jugábamos todos al fútbol, y bueno, de ahí le agarre el gustito a este deporte. Entonces cuando dije que iba a jugar en Las Guerreras no tuvieron ningún problema porque a todos les gustaba el fútbol, mi familia y mis hermanos cada vez que pueden me van a ver jugar, jamás les importó el hecho de que fuera mujer.

El fútbol adaptado femenino es bastante reciente en nuestro país ¿Por qué crees que tuvo que pasar tanto tiempo para que surgiera este espacio para las mujeres en el fútbol?

Yo creo que el fútbol en las mujeres tardó un poquito más, por el prejuicio de que “el fútbol es para hombres, y como una mujer va a jugar al fútbol”, aunque, como les contaba, yo eso no lo viví. En mi barrio jugaba al fútbol con los chicos y no me importaba nada, y para otras personas era un “¡no! Como van a jugar al fútbol que es de varones”, mientras que a otros no les importaba. Yo creo que por eso tardó un poquito más, aunque ahora se esta reconociendo, se esta prestando un poco mas de atención al tema y eso está bueno, está bueno que la gente se de cuenta que las chicas pueden jugar “cosas de varones” como el fútbol. “Las murciélagas, Selección femenina de fútbol para ciegas”

¿Crees que a las murciélagas les falta reconocimiento?

Al principio, a mi entender, no éramos tan reconocidas porque esto recién empieza. El proceso arrancó el 2019 y lleva su tiempo armar una selección, por más que sea de mujeres, lleva un tiempo que te reconozcan y sepan que somos una selección y se nos debe respetar como tal, y sobre todo que no se nos debe mezquinar nada. Pero ahora se nos está reconociendo un poco más, por ahí, te piden alguna foto en la calle y eso está bueno. Además de eso, nuestras remeras dicen Murciélagas en la espalda, y eso ayudó, esto es algo “marketinero” por los Murciélagos. Me acuerdo la vez que nos dijeron que elijamos un nombre para el equipo, para la selección: todas nos entusiasmamos y empezamos a elegir nombres “picantes” para nosotras, pero nos dijeron que teníamos que llamarnos “Las Murciélagas”, la verdad, a nosotras no nos gustaba ese nombre porque queríamos uno que nos representara, pero finalmente entendimos que era algo necesario y ahora somos Las Murciélagas.

También nos aumentó la fama el hecho de empezar a jugar partidos como el del año pasado con Colombia, fue el primer pasito para que nos reconozcan. Después de ese partido, el combinado de América fue nuestro segundo paso y además fue la puerta que nos mostró que estábamos haciendo las cosas bien. Seguimos adelante, y lamentablemente nos preparamos para un mundial que de repente no salió por el tema de la Pandemia de COVID-19, fue una pena porque dos meses antes de arrancar nos dijeron que se iba a suspender, entonces nos teníamos que agarrar de algo porque sino la selección se iba a desbarrancar, a mi entender, entonces salió este partido con Colombia. En ese momento, siendo la capitana le dije a las chicas que, si hacíamos un buen papel dejando bien a la selección, demostrándole a la gente, a quienes nos dicen que si y a los que nos dicen que no, que podemos jugar y hacer las cosas bien, el año que viene va a ser mucho mejor, y así fue.

¿Cómo ves el nivel de nuestra selección?

Tenemos un muy buen nivel como selección. Hay que mejorar muchas cosas, pero tenemos una selección para enfrentar grandes objetivos, solo tenemos que tener en cuenta que debemos entrenar más fuerte y apostar a lo que se viene, aunque nos hayan negado determinados torneos, pero hay que seguir porque el que no arriesga no gana. Asique yo creo que sí, que tenemos una muy buena base, un cuerpo técnico que deja todo al igual que nosotras, solo debemos apostar a más.

¿Cómo se llevan con el DT? ¿Crees que es una figura importante para ustedes?

Gonzalo Abbas es fundamental como técnico, al igual que nuestros dos ayudantes: Sofía Sosa y Santiago Jugo. Los tres siempre están tirando para adelante, se los ve muy unidos, y cuando uno ve un grupo tan unido es más fácil seguir adelante y hacer que todo el grupo siga unido. Además, trabajamos todos juntos porque tenemos una meta en común que es sacar adelante a la selección. Nuestro próximo objetivo es ir al mundial del año que viene en Inglaterra, que ojalá se nos dé, pero como te digo, cuando hay un cuerpo técnico que trabaja en conjunto es más fácil que el grupo siga adelante. “Las murciélagas, Selección femenina de fútbol para ciegas” Bua, Castañeda, Friedmann Villanueva.

¿Crees que el fútbol es una herramienta para visibilizar la discapacidad?

Si, el deporte en general es una herramienta para los discapacitados, para que la gente vea que podemos hacer cualquier deporte, que este se adapta a las personas, así como se pudo adaptar el fútbol para ciegos del fútbol de sala, con sus herramientas como las vallas, la pelota y demás. También sirve para los chicos, para que ellos salgan un poquito al mundo y descubran que pueden hacer cosas, y no solo ellos, también sus familias y la gente, que por ahí no se da cuenta que los discapacitados podemos hacer cosas, que podemos jugar al fútbol, que podemos laburar, enseñar música y cualquier cosa que hallamos aprendido.

¿Qué sentiste cuando hiciste tu primer gol?

Cuando hice mi primer gol con la selección, fue lo mejor de lo mejor porque no lo esperé. Yo lo estaba buscando, pero no imaginé que se me iba a dar, tampoco imaginé como iba a gritar la gente, jamás lo había vivido así, ni siquiera con el equipo donde juego. Si vuelvo a escuchar ese gol, se me caen las lagrimas como se me cayeron ese día. Me acuerdo que cuando hice el gol, con la locura que había en esa cancha, me tildé y no sabía para donde ir, no podía ubicarme, no sabia para donde correr, porque era tal el griterío de la gente que no sabía donde estaba mi entrenador, pero cuando bajo el ruido lo pude ubicar y fui corriendo a abrazarlo.

¿Qué mensaje le querés dar a las personas que aún no conocen el fútbol adaptado?

A ellos me gustaría decirles que nos busquen el Youtube. Seguramente salga más información sobre los Murciélagos porque ellos tienen más tiempo de carrera que nosotras, pero para que vean como se juega y nos conozcan, les daría ese consejo.

También les diría que el fútbol es muy lindo en sí, y jugarlo es lo más, sobre todo jugar un fútbol que hace ruido sin tener que ponerle una bolsa a la pelota, como hacíamos en el barrio. Para mí, es poder hacer lo que quiera, de hecho, los jugadores adaptados podemos hacer cualquier cosa, menos jugar al “Coca Cola”, porque no hace ruido la pelota por arriba, después podemos hacer lo que queramos. Para mí, correr por la cancha y saber que no te va a pasar nada porque está todo protegido, es la libertad, yo me siento libre ahí adentro, es la libertad de saber que podés correr rápido y decir “voy” (que es la palabra que usamos para ir a la pelota y no chocarnos con otros), es la libertad misma, perdón por ser repetitiva pero el fútbol adaptado para mí, es la libertad. Asique les diría a quienes no conocen el deporte que busquen y vean como se juega, que siendo ciegos podemos jugar igual y hasta por ahí, mejor que uno que ve. “Las murciélagas, Selección femenina de fútbol para ciegas”

La comunidad LGBT+ bajo la amenaza de la derecha

La comunidad LGBT+ bajo la amenaza de la derecha

Alejandro Modarelli, Emma Theumer y Tomás Máscolo debatieron en la Feria del Libro sobre cómo impacta en las disidencias sexuales el avance de los partidos reaccionarios.

¿Cómo atenta la ultraderecha a los derechos LGTB+? Este interrogante fue el centro del debate entre Alejandro Modarelli, Emma Theumer y Tomás Máscolo en la Feria del Libro 2023. La charla, organizada el 6 de mayo por el espacio editorial Final Abierto y moderada por Mario Irribarren, concentró ideas sobre cómo afectan las nuevas alternativas políticas al colectivo y qué futuros posibles se presentan.

Alejandro Modarelli, periodista del suplemento Soy de P12 y revista Anfibia, aseguró que los movimientos de ultraderecha necesitan una nueva terminología, acuñando así la idea de “anarcoliberales” o “neofascistas”. Expresó la hipótesis de que estos grupos “necesitan un enemigo, entonces convierten a los inmigrantes y a las disidencias sexuales en uno”, haciendo eje en que los enemigos serán aquellos colectivos que son considerados descartables en el neoliberalismo financiero.

Modarelli, autor del ya histórico libro  Fiestas, baños y exilio: los gays porteños en la última dictadura -editado a fines de los noventa- confirma que estos movimientos anarcoliberales surgen “cuando en occidente confluye todo el proceso de apertura a las disidencias sexuales, tanto en lo jurídico y en la metabolización de estilos de vida LGTB+”. Sostuvo que se permitió una apertura democrática y, tras la aparición de la ultraderecha, parece “como si la realidad actual fuera una distopía o una aberración del régimen político de la democracia liberal en el mundo”.

También planteó un interrogante propio para continuar el debate: “¿Se está intentando atacar individualmente una práctica sexual?”. En contraposición, hizo una segunda pregunta: “¿O, en cambio, se está atacando a lo colectivo, a lo que nos puede hacer pensar en alianzas y coaliciones con otros grupos vulnerables?”. Con estos cuestionamientos aseguró que “para ellos, no somos un peligro social en tanto práctica sexual; está lleno de personas LGTB+ en distintos partidos de extrema derecha”; en cambio, lo que afirmó es que “está en peligro la visibilización del colectivo y la forma de pensarnos en común”..

“Está en peligro tener una lectura crítica de las identidades y del modelo LGTB+ hegemónico en el mundo –continúa Modarelli–, que ha llevado a que nos convirtamos en productos, en una góndola de identidades que se van diversificando”, y sentenció que esta situación no brinda el espacio necesario para reflexionar y quita la posibilidad de ganar a la ultraderecha, incluso a Milei. Al mismo tiempo, sostuvo ver una regresión donde el colectivo LGTB+ tendrá que pelear derechos básicos. “Se está precipitando una pasión de abolición, hay un deseo de destrucción masiva y eso nos va a llevar a votar a nuestros verdugos”, concluyó.

La charla repasó las controvertidas propuestas de Javier Milei, candidato a presidente, y de Agustin Laje, escritor que presentó su libro La Generación idiota y que resonó por su dicho en la Feria del Libro 2023: “Hemos perdido la religión, hemos perdido la Nación, hemos perdido el sexo, hemos perdido la clase”. Frente a esto, Emma Theumer afirmó que buscaría ser un poco optimista frente al escenario del colectivo LGTB+ con el avance de la ultraderecha.

“La defensa de la diferencia sexual es invocada para dirimir el conflicto político”, denunció Theumer, especialista en Historia y en estudios de género(s) y sexualidades. Aclaró que se busca restaurar una jerarquía sexual heteronormativa, centrándose en el hombre y la mujer. Según su visión, “los movimientos de derecha hacen un esfuerzo casi melancólico de restauración, buscan volver a la diferencia sexual del régimen heteropatriarcal”.

A fin de evitar retrocesos en los derechos ganados por la comunidad LGTB+, Theumer afirmó que “es importante hacer un resorte colectivo ante los golpes de los grupos des-democratizantes, los regresivos de derechos”. Por esto, reiteró a los asistentes a la charla: «Los derechos LGTB+ bajo amenaza por el avance de la ultraderecha» en la Feria del Libro 2023, que: “los derechos no son de una vez y para siempre. Los derechos no son una esencia que se porta: es necesario ejercerlos, luchando y exigiéndolos”. 

Tomás Máscolo, militante del PTS y periodista de La Izquierda Diario aseguró que, en el contexto actual, “no se puede decir que ser homosexual es ser revolucionario”. Frente a esto, reflexionó sobre la visión que percibe en los jóvenes, quienes presentan un odio a la casta política que es, según sus palabras, producto de la misma realidad vivida. “A la juventud hay que darle un mensaje de no resignación y que hay que salir a pelear”, reflexionó, al momento que sostuvo que las tácticas de la política de desmovilizar a los colectivos “hacen pensar que las soluciones van a venir de arriba y no dejan organizarnos para pelear por nuestros derechos, como históricamente se demostró que conseguimos cada una de las leyes”.

Tras una fuerte denuncia con foco en condiciones laborales del colectivo LGBT, indicó que si la Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGT) y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) las tomaran dentro de las demandas la realidad sería otra. Entre otras que incluyen los derechos LGTB+, están el cupo laboral trans. Máscolo afirmó: “Creo que hay una salida”, a través de la movilización y la lucha contra la resignación juvenil.

“Nosotros no nos podemos resignar a vivir una vida precaria, eso quiere la derecha”, continuó Máscolo, confirmando que los derechos LGTB se ven vulnerados por estos partidos políticos, según su análisis. “La derecha siempre fue hambre, desocupación y ataque a los derechos laborales –sostuvo– pero hoy por hoy las otras alternativas están pidiendo lo mismo”.

Una muestra fotográfica sobre las esclavas sexuales de la Segunda Guerra Mundial

Una muestra fotográfica sobre las esclavas sexuales de la Segunda Guerra Mundial

Las Abuelas de Plaza de Mayo junto a la Asociación Coreana exhiben las imágenes del reportero japonés Yajima Tsukasa para visibilizar un crimen de hace casi 90 años.

En el marco del mes de la Mujer y de la Memoria se inauguró la muestra fotográfica “Mujeres de Confort. Coreanas en la diáspora” del fotógrafo japonés Yajima Tsukasa. En ella se retratan momentos cotidianos de sobrevivientes coreanas, quienes durante la Segunda Guerra Mundial fueron captadas y esclavizadas sexualmente por el ejército japonés. Hasta el 31 de mayo, las puertas de la Casa por la Identidad en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA) estarán abiertas al público de manera libre y gratuita para dar visibilidad a este crimen que ha sido silenciado durante décadas.

La exposición, organizada por Abuelas de Plaza de Mayo y la Asociación Civil de Coreanos en la Argentina, estuvo bajo la curaduría de María del Pilar Álvarez, politóloga y especialista en la temática, quien informó a los presentes sobre este hecho aberrante que miles de mujeres, provenientes de Corea en su mayoría, pero también de China, Indonesia, Filipinas y Vietnam, sufrieron entre 1939 y 1945. Las fotografías fueron tomadas en 2004 por Tsukasa, y en ellas se pueden observar los rostros de ancianas en espacios como la cocina, el patio y la sala de estar; se trata de aquellas mujeres que, a pesar de lo que vivieron, lograron continuar con sus vidas y decidieron dar sus testimonios sobre el terror al que fueron sometidas.

Además de Álvarez, el panel expositivo que inauguró la exhibición contó con la presencia de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo; Paula Sansone, coordinadora de la Casa por la Identidad; Dante Choi, representante de la colectividad coreana; y el reportero gráfico Alejandro Reynoso, quien recalcó la importancia de la fotografía como herramienta política para no olvidar el pasado y darle voz a aquellos que ya no la tienen.  

El primero en hablar fue Choi, quien expresó: «La primera palabra que representa esta reunión es la ‘empatía’, el sentimiento quizás más importante del ser humano». Más tarde, en diálogo con ANCCOM, agregó que “el hecho de que las Abuelas de Plaza de Mayo haya aceptado hacer esta muestra significa la empatía que tienen las abuelas argentinas hacia la historia de las abuelas coreanas”, y manifestó su agradecimiento con las organizaciones argentinas que acompañan la lucha y dan a conocer las violaciones que ocurren en otros países.

Siguiendo la misma línea, Álvarez recalcó el protagonismo que tiene Argentina en materia de derechos humanos y expresó: “Estando en la Casa por la Identidad, el compromiso de traer esta historia es abrir también este lugar a un montón de otras identidades que fueron, de alguna manera, arrebatadas como en el caso de las mujeres de confort”. Según la especialista, la realización de esta exposición es una gran muestra de solidaridad hacia las comunidades migrantes del país, ya que muchas veces no se reflexiona sobre la posibilidad de dialogar con otras colectividades que han sufrido problemáticas similares a las de la sociedad argentina.

Durante la década del 1980 se inició el movimiento de base que dio a conocer, mediante los testimonios de las sobrevivientes, esta parte de la historia que había quedado relegada al olvido. Se estima que entre 200.000 y 400.000 mujeres, provenientes de sectores marginados, fueron colonizadas y retenidas por la fuerza en las denomidas “estaciones de confort”, ubicadas principalmente en China, donde eran sometidas a torturas y violaciones por los soldados japoneses. Según el testimonio de Park Seo-Un, primera mujer en relatar publicamente lo ocurrido, muchas de ellas no soportaron el calvario en el que estaban inmersas y se convirtieron en víctimas del suicidio. Por ese motivo, fueron pocas las que lograron regresar a sus hogares de origen y retomar sus vidas luego de la guerra; el trauma ocasionado por el horror, la vergüenza, la pobreza y el desprecio por parte de la sociedad fueron las causas de esta marginalidad.   

“Fueron años de silenciamiento forzado por una cuestión de género; toda esta problemática se inscribe en un mundo patriarcal, donde las mujeres no tenían derechos y la violencia hacia el cuerpo de la mujer estaba normalizada”, declaró Álvarez, agregando la perspectiva de género a la problemática. La investigadora subrayó que durante esos años las mujeres prácticamente no tenían derechos y muchas veces eran desplazadas, vendidas o tenían que depender de un hombre para poder vivir. Más allá de que con el pasar de los años ganaron más posición al tratar de transformar su realidad, esto sigue siendo muy difícil para ellas debido al negacionismo sostenido por el gobierno japonés.

Minutos antes de que el acto de inauguración llegase a su fin, Carlotto tomó la palabra y exclamó: “Hoy tenemos la suerte de que esta gente amiga nos permite conocer también la historia de su país y hermanar la lucha». Entre aplausos, la referente de Abuelas concluyó: “Sigamos pensando qué más podemos hacer juntos para que la memoria funcione y el Nunca Más sea una realidad».