El desamparo que viven los padres no es el único factor repetido entre los femicidios de las mujeres cuyas caras rodearon esta tarde la pirámide de la Plaza de Mayo. Para Marta, otro elemento clave es la vinculación entre la complicidad judicial con los femicidas y el narcotráfico. A este respecto, explicó que nada se investigó sobre la procedencia de la droga que Matías Farías le suministró a Lucía: “Pueden llegar a hacer lo que hacen porque se los permiten. Vos pensá que a Lucía le vendieron la droga en la esquina del colegio. ¿Qué pasó que se permitía eso?”. Dicho esto, recalcó que “no se investigó nada” a ese respecto en el marco de su causa y que “se tapó todo”, lo cual deja en evidencia “el desamparo que tenemos las familias” contra estos poderes. “Son generalizadas muchas cosas”, siguió, y apuntó hacia otro factor común: la tendencia a culpabilizar a las víctimas y restar importancia al abuso y a los asesinatos. “Cuando yo hablo con las familias, a sus hijas les pasó lo mismo. Abusan reiteradas veces, abusan diez tipos. Incluso usan esta frase perversa, ‘se les fue la mano’: eso es una perversión. Con Lucía dos antropólogas vinieron contratadas por la defensa, por una defensa que obviamente lo único que quería era descalificar ese juicio, para salvar a esos dos tipos que están detenidos”. Con esto último, Marta se refería a un escrito elaborado por académicas de la antropología que sugería que Lucía podía haber consentido el abuso sexual que terminó en su muerte, alegando que no había que aplicar “prejuicios y estereotipos” sobre las ‘preferencias sexuales’ de los acusados”.
La responsabilización de las propias mujeres desaparecidas y asesinadas es algo que también padecieron la madre y el padre de Luna Ortiz. Esta tarde no sólo representó una jornada de lucha para Marisa y Facundo Ortiz, sino también un nuevo año sin su hija: Luna fue prostituida y asesinada un 3 de junio de 2017. Sin embargo, la justicia liberó a su femicida, Isaías Villarreal, argumentando que Luna consintió el abuso y que su muerte fue un mero accidente. Como Lucía, Luna fue drogada y violada. Y fueron varias las madres que, una vez empezada la exposición bajo la carpa, recordaron haber recibido una misma respuesta de parte de la policía cuando denunciaron la desaparición de sus hijas: “Se habrá ido con un novio”. En pleno llanto y portando la foto de su hija, la mamá de Iara Rueda recordó las palabras del comisario que la recibió: “Señora, ¿le gritó? ¿Le pegó? ¿Tiene noviecito?”. “Lo único que te preguntaban era si le habías hecho algo. Yo le dije ‘mi hija no es así, yo conozco a mi hija’”, gritó Mónica Cunchila. Iara fue captada, violada y asesinada por un joven de 17 años, Tomás Fernández, y por dos adultos, Raúl Cachizumba y Mauricio Abad. En la causa hay “ocho policías imputados por incumplimiento del deber de funcionarios públicos” debido a su inacción ante la desaparición de la joven.
La respuesta de Marta Montero contra quienes revictimizan a las pibas de esta manera fue tajante: “Hoy decimos que venimos a hablar nosotros de nuestras hijas, no necesitamos una voz de otros, alguien que venga a decir algo de nuestras hijas, si nosotros sabemos quiénes fueron. Y sabemos quiénes las mataron, lo que hicieron con nuestras hijas. Esta es la voz nuestra”, enfatizó y lamentó que se hable “tan livianamente de nuestras hijas como si fuesen una mercancía”, buscando “minimizar” las violaciones y los femicidios. “Tenemos voz propia, no necesitamos inventarnos una causa ni prendernos de nadie para ser las personas luchadoras que somos. Ojalá yo pudiera estar en mi casa tranquila sin salir ayer a las doce de la noche de mi casa y hoy estoy acá, viajando toda la noche. No nos vengan a vender cosas que no son”, concluyó.