Un hito argentino para el mundo

Un hito argentino para el mundo

Organismos y militantes de derechos humanos colocaron en el Museo Sitio de Memoria ExEsma una placa que señala que el ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio fue declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

Representantes de organismos de derechos humamos, sobrevivientes, familiares de desaparecidos, entre otros, estuvieron en el acto por el descubrimiento de la placa por la declaración del Museo Sitio de Memoria ESMA como Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Estuvieron presentes el secretario de Derechos Humanos de la Nación Horacio Pietragalla Corti; la directora del Museo, Mayki Gorosito, abuelas de Plaza de Mayo y un amplio público que acompañó este hito en la historia de Argentina. La UNESCO ha reconocido el genocidio cometido por la dictadura y a los 30.000 desaparecidos, en un contexto nacional en el que, el negacionismo se instaló en medio de la campaña electoral.

Estela de Carlotto habló con ANCCOM y se refirió a que la lucha no tiene edad. «Voy a cumplir 93 años y voy a seguir luchando, y mis nietos chiquitos también están luchando, porque hacen señas, dicen slogans de lo que es la lucha por la verdad, la memoria y la justicia». También destacó que intenta en la familia y fuera de ella «enseñar que la vida es linda, que hay que aprovecharla y vivirla, pero siempre con el corazón limpio, la maldad solo sirve para eso, para ser maldad».

Durante el acto Liliana Pelegrino, sobreviviente de la ESMA, remarcó que «ser sobreviviente no significa poder hablar en público, no siempre es tan fácil» y mencionó el amor profundo que tiene por las madres, abuelas e hijos, y todos los que llevaron la lucha años tras año. También se refirió a lo vivido en su generación y destacó que hay que tener fuerza y voluntad de resistencia para pasar por lo que atravesaron quienes lucharon para salir adelante luego de haber vivido en carne propia el terrorismo de Estado. Además, subrayó su emoción por la declaración de la UNESCO: «Es importantísimo este reconocimiento», recalcó.

Juan Pablo Moyano, nieto restituido, también habló con ANCCOM y destacó la emoción que le despierta estar ahí para vivir este suceso: «Para mí es un antes y un después, como dijo Horacio, algo que aprendimos a luchar de las madres, de las abuelas. Hoy somos ejemplo en el mundo como nación en materia de derechos humanos. Y también es un alivio poder contar con esta distinción en estos momentos».

Durante el acto y el descubrimiento de la placa, Horacio Pietragalla Corti indicó que «esto no es solo un reconocimiento a lo que cuentan estas paredes sobre el terror que se vivió acá. Es un reconocimiento de la existencia de los golpes de que sufrió Latinoamérica y de ese plan macabro que perpetró Estados Unidos para la región a través de la Escuela de las Américas».

Taty Almeida también recordó aquel momento en el que se enteró de la votación del Comité del Patrimonio Mundial y señaló que lloraron de alegría por el reconocimiento «cuando nos enteramos de esta tan esperada noticia por parte de la UNESCO. Estaba en casa y tenía algunas llamadas. Veo y dice, la UNESCO. Empecé, lloraba. Juntamente, con este reconocimiento, se demuestra que hubo un genocidio y que son 30.000. Y yo estoy segura que Alejandro y los 30.000, desde algún lugar, están compartiendo este momento». Y afirmó que van a seguir resistiendo por la lucha y que «a pesar de los bastones y las sillas de ruedas», siguen de pie.

La nieta restituida Victoria Donda, exmiembro de la Cámara de Diputados de la Nación y extitular del INADI, también habló con ANCCOM. Con lágrimas en los ojos relató la alegría que sentía: «La verdad que para nosotros es una alegría que UNESCO reconozca a la ESMA como Monumento de la Humanidad, como un sitio histórico, es reconocer también el genocidio de Estado».

Un cierre emotivo, con las voces en alto diciendo «30.000 compañeros desaparecidos, presente, ahora y siempre». Se reunieron en la puerta del Museo Sitio de Memoria ESMA, a todos los trabajadores, nietos, abuelas, madres, sobrevivientes, etc., para compartir una foto grupal que quedará en la memoria de este día que marcó un antes y después por la declaración como Patrimonio Mundial de la Humanidad.

 

La ExESMA quiere ser patrimonio de la humanidad

La ExESMA quiere ser patrimonio de la humanidad

El Espacio para la Memoria y la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos trabaja para obtener la misma nominación que tiene, entre otros, Awschwitz. En septiembre se realizará la votación en Arabia.

El exCentro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio que funcionó en el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) se transformó en un Espacio para la Memoria y la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos luego de su recuperación por parte del Estado nacional y de la Ciudad en el año 2004. Hoy, el Espacio Memoria exESMA es candidato a declararse Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.Su candidatura busca contribuir a la visibilidad internacional del terrorismo de Estado basado en la desaparición forzada de personas, y del valor del consenso social como medio para lograr Justicia”, señalan desde el Espacio.

Con ese reconocimiento ya se encuentran Auschwitz-Birkenau, campo de concentración y exterminio del nazismo situado en Polonia; Genbaku Dome, el memorial de la paz de Hiroshima en Japón; Isla de Gorée, símbolo de la lucha contra la esclavitud en Senegal; Robben Island, emblema de la lucha contra el racismo en Sudáfrica; Barrio del Puente Viejo, símbolo de la coexistencia de distintas comunidades culturales, étnicas y religiosas en Bosnia y Herzegovina; y Muelle de Valongo, principal puerto de llegada en América de los esclavos traídos de África, en Río de Janeiro, Brasil.

Luego de la recuperación del Espacio para la Memoria, en 2004, distintos organismos de derechos humanos comenzaron a habitar estos espacios del horror y a trabajar en la conservación como un recordatorio de lo que nunca más debía ocurrir. Con el correr de los años, fueron transformando los distintos edificios que componen la exEscuela Mecánica de la Armada en lugares donde trabajar la memoria colectiva.

En los últimos años, a través del Directorio de Organismos de Derechos Humanos del Ente Público Espacio para la Memoria y la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, se debatió la posibilidad de convertir este sitio emblemático para la historia del país en Patrimonio de la Humanidad. Este directorio está integrado, entre otros organismos, por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.), la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y Servicio de Paz y Justicia (Serpaj).

La propuesta llegó al Directorio como un planteo amoroso y voluntario, cuenta Mayki Gorosito, actual directora del Museo Sitio de Memoria ESMA, el edificio del Casino de Oficiales, donde se mantuvo cautivo a los detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. Desde allí se lleva adelante la candidatura para todo el Espacio.

En diálogo con ANCCOM, la directora del Museo explicó que una vez tomada la decisión de presentar a la exESMA como candidata a Patrimonio de la Humanidad, se envió un documento a través de distintos canales administrativos junto a otros ministerios. Se trataba de primer paso para llegar a la UNESCO y aparecer como una opción en una lista tentativa. “Ya interesados en la lista tentativa. Hubo que pensar cómo se hacía el trabajo siguiente, que era mucho, de mucho tiempo y muchas disciplinas involucradas. También de mucha recopilación, investigación, sistematización y formulación. Además de plantear una estrategia de cómo llegar a concluir todo ese trabajo para presentar un expediente”, explicó la directora, que invita a ver el recurso en la web del Museo.

Con respecto al trabajo también agregó que se armó un grupo de investigadores de distintos ámbitos exclusivamente para el armado del expediente. Varios de los integrantes se quedaron a trabajar de manera permanente en el espacio, como es su caso.

Mayki además contó el trabajo que lleva adelante el Museo que dirige en el Casino de Oficiales. Relató que trabajan en varios proyectos simultáneos, por ejemplo, muestras temporarias, en particular una vinculada a la Megacausa ESMA; un trabajo en conjunto con el Museo de la Memoria en Chile; prácticas profesionales y un proyecto vinculado a profundizar la perspectiva de género en todas las políticas del Museo. Pero la labor no solamente concluye aquí, porque además, reconoció, que obtener la mención de Patrimonio de la Humanidad implica una serie de criterios de monitoreo y validación constante, para que el reconocimiento siga vigente. Se trata de estándares internacionales que deben cumplir todos los museos en distintas áreas.

Para comprender un poco más la magnitud de esta candidatura, ANCCOM conversó con Ana Soffiantini, ex detenida desaparecida, quien preside hoy el Consejo Asesor de Sobrevivientes en el Directorio de Organismos del Espacio para la Memoria y Promoción de los Derechos Humanos ExESMA. Además, es la actual representante de los organismos en el Ente público. “Rosita”, como le dicen sus allegados, contó que impulsar esta candidatura fue una decisión de los distintos organismos. Y que ya se había planteado con apoyo de la anterior directora del Museo, Alejandra Naftal. Desde ese entonces se comenzó a trabajar a partir de un programa que tiene como misión identificar y preservar los bienes patrimoniales. En el caso de Ana, su historia de vida la vinculó desde el dolor a la ESMA. Sin embargo, ella continúa su labor como sobreviviente, con la intención de mantener viva la memoria. Para Ana, el Museo Sitio de Memoria es de absoluta relevancia, es indudable que dentro de la historia de nuestro país y la región, pero además como contribución al patrimonio universal.

Desde su mirada como sobreviviente, cree que “esta lucha es por los derechos humanos. Al ser reconocido el Espacio como prueba universal, cualquier gobierno, cualquier situación local lo debe seguir sosteniendo. Me parece que eso es una garantía”, señaló.

El Espacio de Memoria, sostuvo Ana, es intocable, al mismo nivel que Auschwitz o Sudáfrica. Porque son muestras de la historia de la humanidad y se deben preservar.

La representante del Consejo Asesor de Sobrevivientes cree también que es importante para ellos que vivieron el horror en carne propia y para toda la sociedad argentina. Porque el reconocimiento que hoy tiene la exESMA es el resultado de una lucha colectiva. Y reconoció que “este museo a pesar de tanta muerte, tiene viva la memoria”. Para concluir, Ana aseguró que lo que queda por delante, más allá de ganar esta mención internacional o no, es seguir construyendo y seguir trabajando en la memoria. Para que nunca más vuelva el horror. Mientras continúa trabajando dentro del Directorio y también para la Comisión Provincial por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires, realizando distintas actividades.

 

ANCCOM consultó además a Fátima Cabrera, otra sobreviviente y ex detenida de la dictadura cívico militar argentina. Actualmente es la representante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora en el Directorio de Organismos de Derechos Humanos. Y trabaja en el predio de la ESMA, dentro de la casa de Madres, donde coordina el proyecto “Música Esperanza”. Fátima también fue parte dentro del directorio de quienes apoyaron la candidatura del Espacio para la Memoria exESMA. Y contó que es importante este reconocimiento a nivel mundial porque “esta presentación tiene que ver con la importancia y la lucha que ha tenido todo nuestro pueblo y el movimiento de derechos humanos en Argentina, que marcó también la lucha por los derechos humanos en la región y en el mundo”. Además, Fátima afirmó que este espacio que es la exESMA, muestra una parte de una gran maquinaria sistemática de lo que fue el terrorismo de Estado en América Latina, pero en particular en nuestro país. Al preguntarle acerca de la expectativa que genera esta postulación, la representante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, dijo que visibilizar esta parte de la historia a nivel mundial, también tiene que ver con continuar una lucha por un mundo más fraterno y solidario.

Cabrera además explicó que debido a esta posibilidad que presenta la candidatura, se debe trabajar fuerte en la relación con otros países que la han apoyado. Reconoció también que el proceso al cual se sometió el Espacio ha sido bastante extenso, pero el trabajo recién comienza, como también mencionó Mayki Gorosito.

En el mes de marzo, el Sitio Memoria recibió la visita de un inspector del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios en donde se hizo una evaluación sobre la infraestructura del espacio, además de cuestiones que atañen a la organización y al trabajo que en él se realiza.

Fátima recordó que el inspector estuvo reunido también con ella como representante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y tuvieron también un intercambio muy enriquecedor. Reflexionó acerca de la importancia de que estos lugares sean reconocidos a nivel internacional, porque la historia demuestra que exterminios como el Holocausto, que se pensaba que no se repetirían, volvieron a suceder. Y a la vez es necesario mantener la memoria para que realmente esto no vuelva a ocurrir, porque la memoria también es un patrimonio de la humanidad.

Todos los integrantes del Sitio Memoria se encuentran trabajando arduamente en una cantidad de proyectos a largo plazo, como describió la directora del museo, Mayki Gorosito. Existe gran expectativa acerca de la posibilidad de que la exESMA sea declarada Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. Mientras tanto, la espera se hará larga hasta septiembre, cuando se realice finalmente la votación por parte del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO en Ryad, Arabia Saudita.

«El cinismo de Donda Tigel era incomparable»

«El cinismo de Donda Tigel era incomparable»

Carlos “Kike “Muñoz, sobreviviente de la torturas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante la última dictadura, declaró en el juicio contra el represor Adolfo Donda Tigel. Confirmó la vinculación del exmarino, acusado de facilitar la sustracción de identidad de su sobrina Victoria Donda Pérez, con el prefecto apropiador Juan Antonio Azic.

José María “Pato” Donda y María Hilda Pérez, padres de Victoria Donda, aún continúan desparecidos. 

En una jornada cargada de tensión por la potencia del relato de Carlos “KiKe” Muñoz —de los más completos que se han escuchado en las dieciséis audiencias llevadas adelante en este juicio— y por el intercambio que mantuvo con Guillermo Fanego, el abogado defensor del acusado Adolfo Donda Tigel, el testigo expuso frente a los jueces del Tribunal Oral Federal (TOF) 6 de la Ciudad de Buenos Aires, integrado por los jueces Ricardo Basilico, Daniel Obligado, Gabriela López Iñíguez y Sabrina Namer.  

Donda Tigel presenció virtualmente este testimonio, desde la Unidad 31 de Ezeiza donde permanece detenido por haber sido condenado dos veces a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad en la ESMA. 

Muñoz estuvo detenido, por primera vez, entre el 3 y el 15 de junio de 1976 en la Superintendencia de Seguridad Federal, en la calle Moreno, en pleno centro porteño. Fue subido a un auto por parte de un grupo militar cuando estaba con su compañero y amigo Carlos Fidale, y los trasladaron encapuchados a la Comisaria Nº 20, en la calle Cochabamba. Al testigo lo golpearon, mientras que a Fidale lo torturaron con picana eléctrica en un baño. 

Desde allí fueron llevados a su destino final: la Superintendencia. En esos doce días de cautiverio ambos sufrieron “picanazos” y castigos “feroces” y “atroces”, según relató. “A Fidale le pegaron un tiro en la cabeza, al lado mío, donde estábamos presos”, aseguró con dolor.

Muñoz asegura que se salvó porque el primo de su papá era comisario mayor y tanto él como su padre realizaron gestiones rápidas para poder sacarlo. “No era menor eso”, aseguró, en relación a su contacto directo con la policía. 

Donde manda marino, está el prefecto

Pero la pesadilla no terminó allí. Su segunda detención, su cautiverio en la ESMA, ocurrió entre el 21 de noviembre de 1978 y el 15 de febrero de 1980. Muñoz dormía en su casa del barrio de Once con su esposa y compañera Ana María Malharro y su hijo de tres meses y medio. 

Un grupo armado vestido de civil, conducido por el entonces Teniente de Fragata Alfredo Astiz, tiró la puerta de su domicilio en plena medianoche y además de llevarse a la pareja les robaron sus pertenencias de valor, entre ellas un proyector que luego el mismo Muñoz utilizó en su reclusión para pasar películas en formato Súper-8 en la Escuela de Mecánica. El nene fue entregado al mayor del Ejército César Smirnoff que vivía enfrente de su departamento en el mismo edificio

Detalló cómo fue que llegaron a la ESMA: “Nos subieron a dos autos diferentes. A mí me habían golpeado mucho en casa. Me bajaron a un sótano, atravesé una puerta verde de metal. Me arrastraron a un cuartito en el fondo. Me hicieron desnudar, me ataron los brazos y las piernas a los extremos de una cama metálica. Febres (Héctor Antonio, oficial de la Prefectura Naval) me empezó a aplicar picana eléctrica”, relató sin parpadear. A él se le sumaban otros oficiales que torturaban en esa área del cuarto 13 durante sus primeras doce horas de cautiverio.    

Luego de esa carta de “presentación” para Muñoz en la ESMA, que lo dejó en un estado deplorable, se produjo su primer contacto con el marino Donda Tigel, que en ese momento ya estaba al frente del Grupo de Tareas 3.3.2. Lo trasladaron a otra habitación y le pidieron que con un lápiz y papel escribiera la historia de su vida: “Me habían sentado en un pupitre de escuela viejo, con un gancho para pasar un candado. Intenté abrir las esposas con ese candado. Estaba en eso cuando de repente, irrumpió una persona que después reconocí como Adolfo Donda. Y me dijo, con un cinismo extremo: ‘Ah, te querés fugar’. Me pegó una paliza fenomenal, tan grande que me desmayé y no me acordaba de nada”. 

Ahí comenzó su reclusión de casi un año y medio, tirado en una colchoneta entre dos maderas en la zona de “Capucha” de la ESMA —el principal lugar de detención de las y los prisioneros, que permanecían esposadas de pies y de manos, con una capucha o antifaz de tela en la cara—. Con su compañera Malharro, estuvo a sus espaldas por tres meses, separados por un pasillo en ese lugar, ambos encapuchados, engrillados y esposados. Llegaron a besarse en uno de sus cruces, destacó orgulloso, aunque eso le hubiera significado que “lo molieran a golpes”. El 13 de febrero de 1979, ella recuperó su libertad. 

Indicó que el tío biológico de Victoria Donda era “una presencia permanente, casi diaria” en ese sótano. Expresó que también lo vio cuando fueron trasladados a la isla “El Silencio”— anexo de la ESMA en la tercera sección del Delta, San Fernando— durante la inspección de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en septiembre de 1979. 

De esa tarea de ocultamiento de los detenidos, Muñoz recordó dos detalles precisos de la actuación de Donda Tigel: “Estaba de guardia y nos hizo acercar a todos a una mesa. Nos hizo brindar porque ese día (el 19 de septiembre de 1979) habían matado a Mendizábal —Horacio, abogado y comandante de Montoneros-”. Su segundo recuerdo fue cuando participó de una excursión de pesca junto con un oficial y un suboficial, y su compañero de militancia y de detención Carlos “Sueco” Lordkipanidse. Luego de fracasar en la tarea, señaló que todos, incluidos los militares, fueron humillados por Donda. 

La relación del marino con el prefecto Azic fue precisada por Muñoz, y es una estocada insalvable para las expectativas del acusado de quedar despegado de la figura de Azic por la apropiación de la bebé Victoria Donda Pérez, hija de su hermano, José María Laureano “Pato” Donda y de María Hilda Pérez, que aún hoy continúan desparecidos. 

Una vez que el militante recuperó su libertad en febrero de 1980, cuando salía de la agencia de publicidad donde trabajaba en la avenida Corrientes y Pasteur, fue llevado por Donda y Azic al bar La Ópera, en Callao y Corrientes. “Me apretaron en ese bar diciendo si había sido yo el que había dado información sobre ellos y los genocidas. Yo se los negué. Me amenazaron que iban a seguir averiguando. Llegué a mi casa en Castelar y me escondí por un tiempo”. 

Su último contacto con el represor fue en 1985. Muñoz planteó que tanto él como Azic— “torturador silencioso” señalado por el testigo como parte integrante de ese mismo grupo de operaciones que encabezaba el marino— lo habían seguido cuando comía unas empanadas en una casa de comidas. 

“Desde un auto, acompañado por Azic, en un Falcon, se paró allí, bajó y me dijo: ‘Tenemos que hablar’. Le dije que no tenía nada que hablar con ellos, y con la intervención de la gente se terminaron yendo”, recordó. 

Afirmó que había “una relación” entre ambos, que Donda y Azic “siempre” estaban juntos, y que no era “casual” que tanto en 1980 como en 1985 se los encontró a los dos. “Había una relación de absoluta cercanía entre ellos”, aseguró Muñoz, que recordó verlos frecuentemente en la Oficina de Operaciones de la ESMA, en el momento en el que, como parte del grupo de “esclavos en recuperación”, como el recordaba que los llamaban, proyectaba películas para los oficiales y suboficiales. 

“Donda tenía esa gentiliza que cuando el proyector se iba de foco, con una escopeta, me la ponía en la cabeza y me decía: ‘Kike, el foco’”, señaló con ironía apuntando con sus dedos en forma de pistola mientras reforzaba que el represor era del “ala dura” del Grupo de Tareas. De hecho, según el testimonio, el propio “Gerónimo”, como era conocido en el sótano, acusaba al primo de su padre, comisario mayor, de “traidor” por intentar encontrar a Muñoz en las comisarías: “Si sigue jodiendo va a terminar en ֥ ‘Capucha’ al lado tuyo”, recordó sobre las palabras de Donda. 

“Era vox populi en ese micromundo que era la ESMA, que Donda Tigel tuvo un hermano montonero y que lo entregó. Eso le daba una alta valoración en el Grupo de Tareas. Y a nosotros nos daba mucho miedo saber que estabas enfrente de semejante tipo», recordó Muñoz.

En ese momento, Muñoz tuvo su pasaje de mayor contundencia sobre la responsabilidad de Donda Tigel en su accionar en la ESMA: “Era vox populi en ese micromundo que era la ESMA, que Donda Tigel tuvo un hermano montonero y que lo entregó. Eso le daba una alta valoración en el Grupo de Tareas. Y a nosotros nos daba mucho miedo saber que estabas enfrente de semejante tipo. Donda quería que nos mataran a todos, y decía que no nos íbamos a ‘recuperar’ nunca”. 

Un punto más de la relación de Donda y Azic quedó expuesto cuando Kike Muñoz reveló que se apropiaron de la casa de la madre de Víctor Basterra, compañero de cautiverio y amigo. Destacó: “Donda fue a ‘apretar’ a la madre para que firmara una falsa escritura de venta, y después Azic llevó a la madre, que ya estaba viejita, a una escribanía en el centro. Le exigieron que no se lo podía contar a nadie, que lo mantuviera en secreto, y así Donda y Azic se quedaron con la casa”. 

“El cinismo de Donda era incomparable”, disparó Muñoz. Justo contra él. El hombre que, según lo que le tocó ver y vivir en ese infierno llamado ESMA, supo disparar contra muchos. En todos los sentidos en los que se puede disparar a una persona. 

Un Palito que era un garrote

Un Palito que era un garrote

En el juicio por sustracción de identidad y apropiación de bebés que se le sigue a Adolfo Donda, tío de Victoria, Miguel Ángel Lauletta, sobreviviente del genocidio en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), reconstruyó su paso por el centro de detención de la última dictadura militar y aseveró haber tenido contacto directo con el tío biológico de Victoria Donda dentro de los sótanos de tortura.

Se realizó la decimocuarta audiencia en los tribunales de Comodoro Py por la causa en la que se investiga la responsabilidad del militar Adolfo Donda Tigel, quien formó parte del Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA. Se intenta determinar su participación en la sustracción de identidad y apropiación y entrega de su sobrina, Victoria Donda Pérez, al prefecto Juan Antonio Azic.

Lauletta formó parte del Servicio de Documentación del área federal de la organización Montoneros. Su alocución, de menos de una hora frente a los jueces del Tribunal Oral Federal (TOF) 6 de la Ciudad de Buenos Aires, integrado por Ricardo Basilico, Daniel Obligado y Gabriela López Iñíguez, fue seguida por Donda Tigel desde la Unidad 31 de Ezeiza. En ese lugar, el represor está detenido por ser condenado dos veces a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad en la ESMA.

El testigo señaló que fue secuestrado el 14 de octubre de 1976, y llevado directamente a la escuela de mecánica. Permaneció detenido hasta el 30 de abril de 1979, aunque debió volver luego de que lo llamaran y fue liberado “quince, veinte días” después. Su salida se dio con un régimen de libertad “vigilada”, en el que los militares pasaban a buscarlo por la casa, le dejaban notas o, directamente, se apersonaban para verlo. “Sentí que había zafado un poco en octubre de 1984, cuando me mudé y no hice el cambio de domicilio”, aseguró.

Ante los detalles requeridos por el auxiliar fiscal Daniel Polaco, Lauletta destacó que fue raptado por un Grupo de Tareas que respondía a los militares, cuando estaba en una reunión del equipo de documentación, en la casa de su compañero Gerónimo Da Costa. “Me llevaron a la ESMA directamente, con todo lo que encontraron ahí: documentos en blanco, pasaportes en blanco”.  

Los oficiales hallaron los encuentros que tenía agendados para ese día, que incluían una reunión familiar. Lauletta dio cuenta de la perversión del sistema represivo al señalar, con “vergüenza” que, para evitar que los comandos de tareas averiguasen la ubicación de su esposa y su hija de tres meses, tuvo que mencionar una cita que tendría con otros cinco compañeros de militancia. Cuatro de ellos hoy continúan detenidos desparecidos. 

Planteó que todas sus noches de cautiverio las pasó en “La Capucha” de la ESMA— el principal lugar de reclusión de las y los prisioneros, que permanecían esposadas de pies y de manos, con una capucha o antifaz de tela en la cara— y “en una pieza de material” en un sótano que ahora ya no existe, en el área del Casino de oficiales. En su estadía, aseguró haber visto a muchos detenidos, traídos por los Grupos de Tareas.

Lauletta destacó que desde enero de 1977 los mandos castrenses definieron montar “todo lo necesario para falsificar documentos”, que incluía un laboratorio de fotomecánica donde se hacían las películas para la alteración y la impresión de papeles. 

El declarante expresó que, a partir de 1978 Horacio Luis Ferrari, alias “Pantera” o “Diego”, contraalmirante retirado de la Armada, le dejó su lugar en la cabeza del Grupo de Tareas a un marino que se había presentado en el sótano por primera vez en 1977, vestido de traje azul oscuro, con saco y corbata: era Adolfo “Palito” Donda Tigel.

Luego de detallar la caída de las estructuras más importantes de las columnas de Montoneros, Lauletta observó que había menor movimiento en la ESMA, y en particular en el sótano donde él estaba detenido.

“Íbamos los que trabajábamos ahí y era raro que entrara alguien. Por eso me quedó como una presencia insólita (en alusión a Donda Tigel). Al año siguiente (mediados de 1977), lo reconozco como esa persona que ahora estaba al frente de la parte de Operaciones del Grupo de Tareas”, destacó Lauletta, que afirmó que se producían “charlas anodinas” y cotidianas con los represores. “Quizás me vieron cara de cura, o sentían que podía hablar”, señaló con ironía.

Reconoció escuchar el apodo de “Palito” o “Gerónimo” asignado al tío biológico de Victoria Donda, y afirmó que una vez afuera de la ESMA se pudo dar cuenta que se trataba del mismísimo Donda Tigel. “Lo que me acuerdo de él, es la versión de los detenidos en “La Pecera”— un lugar con unas pequeñas oficinas, unidas por un pasillo central, donde los reclusos hacían trabajo forzado— que decían que él había ‘cantado’ al hermano y a la cuñada”, resaltó.

“Lo vi entrar y se dirigió hacia las salas de tortura. Me lo debo haber cruzado pasando del laboratorio de fotomecánica a la oficina donde se falsificaban los documentos», señaló Lauletta ante las preguntas del abogado defensor Guillermo Fanego. Volvió a afirmar que a mediados de 1978, Donda Tigel, ya en rol de jefe de operaciones del Grupo de Tareas, se presentaba no con traje sino vestido de sport.

La próxima audiencia será el próximo lunes 24 de abril a las 11.30, y le seguirán las del 8 de mayo y la del 22 de mayo, con cuatro testigos.  

«Quiero saber en qué fosa tiraron a mi papá»

«Quiero saber en qué fosa tiraron a mi papá»

Victoria Donda declaró en el juicio contra su tío Adolfo, involucrado en su apropiación y sustracción de identidad. El represor no quiso verla cara a cara y la extitular del Inadi le pidió conocer su fecha real de nacimiento.

El lunes pasado se realizó la décima audiencia en los tribunales de Comodoro Py por la causa en la que se investiga la responsabilidad del militar Adolfo Donda Tigel, que formó parte del grupo de tareas 3.3.2 de la ESMA, en la sustracción de identidad y entrega de su sobrina Victoria al prefecto Juan Antonio Azic. Los padres de Victoria fueron detenidos en 1977 y al día de hoy continúan desparecidos.

En una jornada cargada de expectativa por lo que podría suceder, Victoria Donda Pérez, hoy subsecretaria de Análisis y Seguimiento de Políticas Estratégicas del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, declaró por más de una hora frente a los jueces del Tribunal Oral Federal (TOF) 6 de la Ciudad de Buenos Aires, integrado por los jueces Ricardo Basilico, Daniel Obligado y Gabriela López Iñíguez.

En el banquillo de acusados, desde la Unidad Federal 31, se presentó de forma virtual el tío de la dirigente del Frente de Todos, el militar Adolfo Donda Tigel, de 76 años, que es imputado por su participación en la apropiación de Victoria y por la desaparición de su hermano José María Laureano Donda­ (padre de Victoria), arrojado en los denominados “vuelos de la muerte” al Rio de la Plata.

El exmarino ya había sido condenado junto a Alfredo Astiz y Jorge Eduardo Acosta a prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua por el Tribunal Oral Federal Nº 5 tras ser declarado culpable por privación ilegítima de la libertad doblemente agravado por su carácter de funcionario público durante la última dictadura.

En este caso, se busca probar si Donda Tigel tenía vinculación con el apropiador de Victoria, el prefecto Juan Antonio Azic, con quien fue compañero de tareas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Azic fue condenado por el delito de apropiación, en 2012, a catorce años y medio de prisión, y la cumple de manera domiciliaria por una cuestión de salud.

La extitular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y querellante de la causa nació en la maternidad clandestina de la ESMA durante el cautiverio de su mamá, María Hilda Pérez de Donda, quien al igual que su papá, continúa desaparecida desde 1977.

En 2004, Victoria conoció los resultados de la prueba a la que se había sometido en el Banco Nacional de Datos Genéticos del Hospital Durand, por los que se determinó que su familia biológica no era la que la había criado, sino que su apropiador había formado parte de los agentes de represión de las Fuerzas Armadas durante la última dictadura.

Los pingos se ven en el tribunal

La declarante fue contundente con su presentación y el vínculo inoxidable con su madre: “Victoria Analía Donda Pérez es el nombre que elegí después del 8 de octubre de 2004, cuando me enteré que mi mamá me parió en la ESMA y me llamó Victoria. En honor a ella me puse Victoria como primer nombre”.

Las semblanzas de sus padres, en base a lo aportado por testigos, familiares y vecinos de ellos, fueron sintéticas pero muy ilustrativas de quienes eran y cuáles eran sus personalidades: “Mi mamá se llamaba María Hilde Pérez, tenía 23 años, y le decían Cori. Era militante de la JP en la zona oeste de la Provincia de Buenos Aires. Ingresó a la organización Montoneros. Tenía otra hija que es mi hermana Eva Daniela. Y era una mujer muy solidaria que las vecinas la recuerdan como la chica que les enseñaba a coser a máquina, como forma de ganarse la vida”. Sobre su padre contó: “Se llamaba José María Donda, tenía 21 años, era alto y flaco. Le decían Pato, en la organización, o Cabo, en el Liceo Naval donde hizo el secundario. Fumaba, no sabía andar en bicicleta. Era hábil y sabía escuchar. Así lo recuerdan todos. Un hombre muy callado”, detalló.

Victoria se explayó sobre lo que lo que sucedió con sus padres a finales de marzo de 1977: “Los dos fueron secuestrados. Primero mi mamá… cuando estaba embarazada de mí. La secuestran en la plaza Castelar, primero la subieron a la camioneta con un compañero. A mi mamá enseguida se le notaba la panza… Para la época que la secuestran ya tenía cinco meses de embarazo. Una panza prominente pero igual no se bajaba de los tacos”, resaltó.

Fueron esos tacos los que se le rompieron cuando intentó salir de la camioneta luego de que su compañero buscara escaparse de la brigada castrense. La mujer se cayó, cuando llegaba a la estación de Castelar, se le rompió el calzado, y fue recapturada en la plaza municipal.  

Con respecto a su padre, hizo hincapié en la desesperación por encontrar a su pareja y a su hija raptadas y los últimos momentos en los que fue visto aún con vida. “Cuando llega (a la plaza) mi papá unas horas más tarde, encuentra el zapato”, narró Victoria. Por una nota que el compañero de José María le narró en una carta a Adela Segarra, quien militaba por entonces en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), Victoria supo que su papá mantuvo “alguna comunicación” con sus dos abuelas: Cuqui (de parte de su padre) y Leontina (de parte de su madre). “Mi abuela iba a donde mi papá la citara”, aseguró la declarante, que destacó que pedía que esos encuentros sean sin la presencia de su hermano Adolfo Donda Tigel, ni la de nadie.

“Mientras (mi papá) buscaba a mi mamá, escribió una carta y se la dejó por debajo de la puerta a Leontina, que vivía con Daniela y con sus propios hijos en Morón (mi mamá le había dejado a Danielita). Cuando mi abuela vio que entró un sobre por la puerta, abrió la puerta y vio la sombra de mi papá yéndose del lugar. En esa carta, habla de mi mamá, de su embarazo, o sea de mí. Pide que nos busquen, que nos críen juntes con mi hermana y también le dice que vayan a buscar a Adolfo Donda, su hermano. Que creía que tenía la humanidad para poder buscarme”, planteó Victoria con un gesto de cierto asombro considerando lo que finalmente sucedió.

«Mi abuela fue a buscar a Adolfo Donda para que ayude a mis padres y él le contestó que ellos sabían lo que les podía pasar», declaró Victoria.

La nieta restituida aseguró que, en base a lo que le contaron distintas personas, como Lidia Vieyra, cuando su madre comenzó con el trabajo de parto pidió que una de sus compañeras la ayudase. La llevaron, contó, a la salita de la Sardá (pieza de embarazadas de la ESMA, conocida en el ámbito castrense como “Maternidad Sardá”) y que ella nació en una mesa de madera por parto natural.

“Le habían puesto un suero a mi mamá y le habían dejado a Lidia un hilo de coser azul con una aguja. Apenas nací entró Magnacco (Jorge Luis, médico de la Armada que firmó numerosos certificados de nacimientos de hijos de desaparecidas nacidos en cautiverio en la ESMA). Se enteró que yo había nacido con vida. Cuando se fue, mi mamá se arrancó el suero, salto de la cama y me abrazó. Y ahí me puso Victoria”, contó, visiblemente emocionada. “Tenía bastante fuerza”, aseguró orgullosa para luego agregar que estuvo “unos días más” con su mama “en una canastita”.

En uno de los momentos más potentes de su alocución, Donda Pérez afirmó que su abuela Leontina “fue a ver a Adolfo Donda para decirle que la ayude a buscarnos”. La respuesta del militar, según el relato de Victoria, fue seca: “Él le contestó que mi mamá y mi papá sabían lo que les podía pasar, que él se había ofrecido para ayudarlos para que se vayan pero que su decisión fue quedarse sabiendo lo que les podía pasar”.

Además, señaló que su abuela materna Leontina y su tía (hermana de su madre María Hilda) se fueron a vivir a Canadá cuando se sancionaron las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida porque “le tenían miedo a Adolfo”, que había salido de la cárcel y sabían de su rol como jefe de unos de los grupos de tareas de la ESMA. “Yo en lugar de mi abuela, también tendría miedo”, se sinceró. Según Victoria, quienes continuaron su búsqueda a lo largo de los años cuando Cuqui falleció y Leontina se exilió fueron las Abuelas de Plaza de Mayo, “como siguen buscando a todos los nietos que faltan”, junto con otras agrupaciones.

Victoria señaló que hoy puede tener una vinculación con Azic. “Independientemente de los vínculos personales creo que hay una responsabilidad social y política que quiero asumir. Y si hoy puedo hablar con él y mi hija puede conocerlo en parte es también porque pude ser parte de quienes lo llevaron a estar hoy detenido”, resaltó Donda Pérez, que fue querellante en las causas en las que fue condenado.

La militante fue directa en su pedido a su tío de sangre: «A mí me interesa saber dos cosas: quiero saber mi fecha de nacimiento porque estoy segura que él—Donda Tigel—la sabe, y saber en qué fosa lo tiraron a mi papá para poder llevar sus huesos, sus cenizas, a algún lugar y poder dejarle una flor».

Con respecto al conocimiento de Donda Tigel sobre las torturas a su cuñada durante su paso por la ESMA, Victoria subrayó, en base a los testimonios de Sara Osatinsky, Raúl Cubas y Enrique “Cachito” Fukman, que su mamá “estaba esperanzada” de que el represor cumpliera con su palabra y le diera a la bebé Victoria a su abuela materna para que se criara junto con su hermana. Sin embargo, eso no sucedió y Adolfo Donda Tigel estuvo presente al menos en una oportunidad en la sala de interrogatorios durante los castigos aberrantes a las prisioneras. 

En una de sus últimas intervenciones, Victoria leyó una carta que su padre José Laureano escribió “de puño y letra”, dirigida a su abuela paterna. En un fragmento de la misiva resaltó el «sacrificio, humildad y rectitud de principios, que ha sido siempre el desarrollo del marco familiar que me ha permitido ver cuál es el único modo de asumir la vida”.

 “Ese modo es la lucha, esa lucha es por la familia, porque en definitiva, la patria y el pueblo son la suma de las familias de nuestra tierra. La construcción de una familia nueva, de un hombre nuevo, de una sociedad nueva es nuestro objetivo», cerró la funcionaria.