«La película pasó de una distopía a un documental»

«La película pasó de una distopía a un documental»

Marcelo Subiotto encarnaba en Puan a un profesor que enfrentaba un escenario como el actual: el ataque encarnizado contra las universidades públicas y una defensa inclaudicable como respuesta. El actor y dramaturgo analiza el pasaje desde esa película premonitoria al actual gobierno.

“Todos aquellos contextos que uno imaginaba que no eran posibles que se reprodujeran, que tomaran materialidad, hoy están más que presentes”, declara el actor Marcelo Subiotto seis meses después del estreno de Puan, la película que protagonizó junto a Leo Sbaraglia, en la que personifica a un profesor universitario que ante la amenaza de cierre de la Facultad de Filosofía, debido a las políticas de ajuste, se ve obligado a salir de su monotonía diaria y propulsa un movimiento organizado entre estudiantes y docentes, en el que se gesta un profundo compromiso y defensa de la educación pública mediante la conquista de espacios de resistencia, entre clases en la calle y asambleas en las que premia la discusión y el debate.

En estos días lo ficcional adquiere un carácter material, dada la actual situación de desguace contra las universidades, el congelamiento presupuestario que las obliga a funcionar con los mismos recursos que en 2023 y con una inflación interanual del 276% hasta el mes de febrero, por lo que las casas de estudio se han declarado en estado de emergencia y deberán cerrar sus puertas, a más tardar, en el segundo cuatrimestre del año, si todo sigue como hasta ahora. A la vez, distintos espacios culturales cinematográficos están siendo foco de estigmatización y desfinanciamiento por decisión del actual gobierno libertario. ANCCOM se contactó con Subiotto, para conocer su mirada como integrante del ámbito artístico, focalizando en el rol de anticipación a los hechos que cumplió la película Puan, de cara a la marcha universitaria el próximo 23 de abril.

¿Qué se te cruzó por la cabeza cuando estabas grabando Puan? ¿Pensaste que iba a existir una correlación tan exacta con la realidad universitaria actual?

Te puedo decir que lo que me fue pasando hasta su estreno y hasta el día de hoy es que al principio era una película que podía tener cierto interés distópico; después, cuando ya nos fuimos acercando al estreno, esa distopía se convirtió en una especie de experiencia realista. Y hoy lamentablemente la película se volvió casi un documental de la situación que estamos viviendo. Eso le excede a la película, es algo más de coyuntura política.

¿Es como si hubiese cumplido un rol premonitorio, como si la realidad hubiese superado a la ficción y a la vez, la ficción se hubiera anticipado a esa realidad?

Hace tiempo vengo viendo que esto sucede, lo he visto mucho con los sketches de Capusotto, esos personajes se empezaban a parecer mucho; incluso sus argumentos absurdos, de comicidad y críticos, porque también tiene una mirada crítica lo que hace él, se convertían como en argumentos reales, del cotidiano. Esa situación de sorpresa que nos causa también nos genera un montón de preguntas frente a un contexto de mucha incertidumbre, porque también quiere decir que todos aquellos contextos que uno imaginaba que no eran posibles que se reprodujeran, que tomaran materialidad, hoy están más que presentes. Es más: son una fuerza de gobierno y una mayoría votó por eso. Entonces también esto te empieza a generar preguntas que ya no son hacia el afuera sino hacia el adentro: ¿qué es lo que fue sucediendo con los espacios más progresistas, si se quiere? ¿Qué es lo que estuvimos viendo estos años y que es lo que no estuvimos viendo? ¿Y cuáles son las nuevas preguntas que habría que empezar a hacerse para poder enfrentar esta situación que es absolutamente novedosa? Es un momento que exige mucha lucidez, mucha autocrítica y mucha creatividad.

Esto te empieza a generar preguntas que ya no son hacia el afuera sino hacia el adentro: ¿qué es lo que fue sucediendo con los espacios más progresistas, si se quiere? ¿Qué es lo que estuvimos viendo estos años y que es lo que no estuvimos viendo? ¿Y cuáles son las nuevas preguntas que habría que empezar a hacerse para poder enfrentar esta situación que es absolutamente novedosa? Es un momento que exige mucha lucidez, mucha autocrítica y mucha creatividad.

Marcelo Subiotto

¿Qué te parece que hay detrás del ensañamiento puntual contra la cultura?

Hay una posición ideológica, claramente ideológica. El Presidente dice que el Estado es una asociación ilícita criminal, que roba, que no está más que para extorsionar a través de los impuestos a los ciudadanos libres, entonces lógicamente el punto de partida es ese. Cualquier política del Estado, que no tenga que ver con la situación de seguridad, va a ser una política que, para la mirada de este gobierno, por su ideología, no tiene ningún tipo de necesidad o de sentido de existencia. Entonces, obviamente, eso es un lugar del Estado que va a ser eliminado. Hay una posición ideológica: el Estado no tiene que intervenir en esas cosas y en todas esas cosas tiene que intervenir el mercado. Ese es el punto de partida de esta discusión, punto de partida con el que no estoy absolutamente para nada de acuerdo. Yo estuve por Puan, en la premiación de los premios Goya en España, y asistí a escuchar todos los argumentos de la industria de cine española, que no tiene nada que ver con la nuestra, que es una industria mucho más potente, más fuerte, y me llamó la atención al escuchar los mismos argumentos, muchos cineastas que decían “no hay que perder los subsidios en el cine, el cine es una industria que da trabajo”. Entonces me dije: si en este lugar, donde los problemas no son económicos, los argumentos que escuchás son los mismos, es porque esto es claramente ideológico, con una posición de la ultraderecha que en este momento tiene una mayoría o una presencia muy fuerte en muchos países del mundo.

Esto que decís de que es un motivo pura y exclusivamente ideológico, ellos lo intentan respaldar mucho con la acusación constante de adoctrinamiento en relación a las universidades públicas y también con respecto al cine.

Absolutamente, pero es porque el adoctrinamiento tiene que ver con: “Esas voces que escucho no representan mi concepto de libertad, entonces deben ser calladas”. Yo no entiendo otra cosa más que esa, de la comunicación que se da para la eliminación de estos espacios, o de estas políticas culturales, que son absolutamente importantes, y que en ningún lugar del mundo he visto que se traten de esa manera; en Europa, ¡cuántos festivales de teatro organizados desde el Estado hay! Cuántas compañías de todo el mundo viajan a esos festivales de teatro, cuánta gente tiene la posibilidad de ir a esos festivales. Yo he estado en festivales de teatro en pueblos muy pequeñitos de Francia, muy pequeñitos, donde hay salas de cine nacional, que son como teatros del Estado. Es decir, hay una política cultural, no solamente en lo que se hace sino también en el campo de lo educativo. Todo eso está organizado con la idea de dar educación a una sociedad, de dar materiales. La cultura, las actividades culturales, el arte son una posibilidad de pensar, ese es el ejercicio que te da.

¿Creés que todo apunta a una destrucción identitaria?

Yo creo que a la construcción de una nueva mirada identitaria, porque tampoco es total esta destrucción, porque si uno escucha el discurso que el señor Presidente dio en el secundario de la Copello, no pareciera que hay una mirada de destruir todo, sino que hay una mirada de destruir determinada mirada. ¿Y entonces qué queda? Lo que piensa él. Es muy raro, es una especie de adoctrinamiento para denunciar el adoctrinamiento, es profundamente ideológico.

En relación a tu mirada personal, ¿cómo ves plantado al movimiento universitario actual? ¿Y qué le dirías de parte del profesor que interpretás en Puan, Marcelo Pena, a los universitarios de ésta realidad?

Les diría que lean, que sigan leyendo, que se junten, que discutan, que discutan mucho, y que no bajen los brazos. Me parece que es un poquito lo que nos toca a todos. Y esto exige, para quienes creemos en esto, no solamente una posición en defensa de las instituciones, sino también un constante debate, repensar ideas para tener argumentos mucho más claros, y no para nosotros sino para aquellos que todavía piensan en esta consigna de marketing “la educación pública adoctrina”. Que uno pueda llegar a esa gente y darle los argumentos válidos, que los hay y muchos, para poder desarmar y desanudar esta mentira.

Las discusiones son otras, y claramente, no dormirse con el concepto de democracia, y con las situaciones que de a poquito pueden empezar a corroer los cimientos de lo que es democrático y lo que no, en el cotidiano, en la convivencia cotidiana. Porque ahí sí que peligra algo más del orden institucional, en todos los sentidos. Estamos cruzando barreras que son muy complejas, esa idea de que alguien empieza a ver al otro como un algo molesto que, si se lo quita del camino, es mejor; casi como un punto de partida antiguo donde lo sacrificial lo organiza la crisis, donde si encontrás el chivo expiatorio que debe ser sacrificado, la crisis se termina, como si volviéramos a la Tebas de Edipo. No me preocupa tanto desde donde se emite ese discurso porque lo entiendo; lo entiendo en el sentido de que entiendo lo que busca. Lo que me preocupa es que nosotros como sociedad, y cada uno de nosotros, nos empecemos a dormir y a anestesiar frente a estos discursos y empecemos a ser un poco perezosos intelectualmente. Me parece algo bastante terrible que dejemos de ver esto desde ese lugar del prójimo y lo veamos desde un lugar de un otro estigmatizado con alguna categoría que me permite deshumanizarlo. Ese es un posicionamiento bravo.

Un viaje hacia las profundidades

Por estos días Marcelo Subiotto protagoniza Los pájaros, una obra dirigida por Juan Ignacio González –coautor de la pieza junto a Ignacio Torres–, con la que empezaron a trabajar cinco años atrás en el Centro Cultural Rojas. “Para mí era un reto, una de las formas de producción del teatro independiente, que hacía tiempo que no hacía, y que es el lugar donde yo me formé como actor, es realmente mi continente, el lugar donde yo siempre estoy volviendo, porque es el lugar donde me seguí formando –cuenta Subiotto–. La obra es el viaje de un personaje muy particular que se llama Aldo, que es un artesano que viaja en motocicleta desde Córdoba, porque iba a cumplir una promesa con la virgen. Eso es lo que vamos viendo al principio del espectáculo, pero a los diez minutos nos damos cuenta de que el tipo no se mueve, la motocicleta no la vemos por ningún lado, y nos vamos dando cuenta de que ese viaje que está contando en realidad es un viaje de otro tipo, que está mucho más en el adentro que en el afuera.  Es un viaje muy profundo y que tiene un desenlace que no voy a contar, pero que los invito a todos a que lo vengan a descubrir. Ese lugar donde estamos trabajando antes de que sea el Teatro del Pueblo se llamó Puerta Roja y fue un teatro que yo tuve con Adrián Canale entre fines del 2002 y 2013, y ahora está el Teatro del Pueblo, que tiene una tradición independiente enorme en la Argentina, así que estoy súper contento. Hay todo un combo ahí que me hace muy feliz, estamos agotando entradas, ¡qué más se puede pedir!”

 

Los pájaros. Domingos a las 20. Teatro del Pueblo, Lavalle 3636.

Puan, de la ficción a la realidad

Puan, de la ficción a la realidad

Un ruidazo en Filosofía y Letras, banderazos y clases públicas en Ciencias Sociales, Psicología, Exactas y Derecho, entre otras instituciones universitarias en defensa de su presupuesto. Crónica del cacerolazo en Puán, la facultad que anticipó los hechos en una película protagonizada el año pasado por Leonardo Sbaraglia.

Semanas antes del último balotaje presidencial, la película Puán se convertía en un suceso de taquilla. Casi sin proponérselo se transformó en una bandera de la defensa de la educación pública luego de que en su escena de mayor tensión, docentes y estudiantes ocupaban la vía pública y se enfrentaban a la policía ante la amenaza de cierre de las universidades públicas. Una vez más, la realidad supera a la ficción.

Noche del 10 de abril. La comunidad educativa de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA -la que habita los pasillos que retrató la película- está por realizar un cacerolazo en avenida Rivadavia y Puan. La actualización presupuestaria, la implementación de un boleto educativo y una suba del salario docente y no docente son los principales reclamos. Agenda de lucha que se extiende a las otras sedes de la UBA como la Facultad de Derecho, la de Psicología, la de Agronomía, el Hospital de Clínicas y la Facultad de Ciencias Sociales, entre otras, con reclamos, clases públicas y declaraciones. También hubo manifestaciones similares en las otras 61 universidades nacionales como manifestaciones previas y de concientización para la marcha universitaria del 23 de abril.

 Inflación interanual del 276% y un Gobierno nacional que prorroga el presupuesto universitario del 2023, aprobado en septiembre de 2022. Por cada 10 pesos que contaba la UBA en marzo del año pasado, hoy cuenta con 2. Emergencia presupuestaria, denuncia el Consejo Superior. En esa misma línea, las autoridades de FILO -igual que los de las otras facultades- advierten que de no actualizarse los fondos, en junio se verán obligados a cerrar sus puertas.

“No estamos frente a una discusión de presupuestos o lineamientos de políticas educativas, estamos ante un propósito frontal de destruir las condiciones de la educación pública argentina, ligado también a una tendencia muy penosa y dolorosa de desestimar lo que se hace en el ámbito público -comenta, presente en el cacerolazo, el docente Martin Kohan en diálogo con ANCCOM-. Nos manifestamos como lo que somos: una comunidad amenazada por el aparato del Estado”.

Semana de clases públicas, jornada de carteles, banderazo interclaustro y llegó el cacerolazo. Agenda de lucha de CEFyL (Centro de Estudiantes de Filosofía y Letra)  en defensa de la educación y gremiales que se suman: FEDUBA (Sindicato de Docente de la UBA), AGD (Asociación Gremial Docente) y la Comisión Interna nodocentes. Alumnos y militantes de diferentes facultades. Todos juntos. Diferentes cuerpos forman un mismo cuerpo: una red que resiste.

Siete de la tarde. La avenida Pedro Goyena separa del tono beige del respaldo de decenas de pupitres que actúan como contorno de ese Cuerpo que está en el medio de la calle Puan al 500 y participa de clases públicas. Antes de cruzar, en la vereda de Roma Café se oyó la charla de un hombre y su mujer “¿Dónde está el protocolo de Bullrich?”, pregunta él con mirada sombría y tono irónico haciendo referencia a ese Cuerpo que está cortando una sola cuadra, la cuadra de una casa de estudios, para que la motosierra no corte con el derecho a la educación pública, gratuita y de calidad. 

Estudiantes, sentados, parados y abrigados, forman un anillo. A metros de la entrada de la Facultad, más clases en el asfalto. Anillos más grandes y anillos más pequeños. “Estudiar es político” dice  un cartel. Atadas desde las persianas rojas bermellón del edificio cuelgan banderas de diferentes organizaciones, una al lado de la otra. “Vamos a prepararnos para ir al cacerolazo”, es la frase con la que una profesora finaliza su clase. Los alumnos se levantan de las sillas, las cargan encima suyo y las empiezan a devolver a las aulas. Van en fila india, abriendo paso entre el resto de la gente. El contorno beige queda suspendido y el anillo disuelto, pero el Cuerpo comienza a moverse. 

“El individualismo, como concepción, está destinado al fracaso. El hombre no se realiza como individuo. Somos individuos comunitarios. ¿Qué decía Aristoteles? ‘Zoon politikon’: somos personas políticas. El ataque genera como resistencia la construcción de lazos comunitarios más fuertes”, reflexiona Martín Cuesta, profesor adjunto en la cátedra de Historia Argentina II de la Licenciatura en Historia que se dicta en Filosofía y Letras. 

La euforia se empieza a sentir y cada vez más. Las ocho de la noche y el horario del ruidazo que llegó. Estudiantes que llevan y traen cosas del interior de la Facultad. Parlantes, banderas y cañas. Los que salen alzan la mirada buscando un espacio por el que meterse. “No al vaciamiento ni el cierre de la universidad pública. Triplicación del presupuesto, boleto educativo, salario para docentes y no docentes”, se lee en una cartulina de casi dos metros que va esquivando al mar de gente de la entrada del edificio; apurados como soldados que se preparan para la batalla, lo transportan los militantes del ¡Ya Basta!, identificados por sus sus remeras rojas con letras blancas. 

“Yo tengo 67 años, me podría haber jubilado a los 65 pero ejercí mi derecho a opción para quedarme hasta los 70 porque tengo algo para darle a esta casa aunque sea en la calle. Esto que tenemos, que es la universidad pública, la facultad en que me recibí, es un logro, un proyecto y un legado de generaciones anteriores a nosotros. Yo soy primera generación de universitarios de mi familia. Tenemos que estar en unidad porque es un patrimonio de todos”, expresa la profesora Irene. “Docentes luchando también enseñando” se vislumbra en otra pancarta.

En la esquina de la Facultad, sobre José Bonifacio, la rotativa luz azul de la sirena de la policía porteña  completa la puesta en escena.  “La jornada se viene desarrollando de manera muy pacífica y con la posibilidad de hacer las clases en la calle. Todo está conversado. No tuvimos mayores problemas. Sí un vecino o vecina que se queja o grita algo a favor de Milei, pero cosas mínimas”, explica Violeta. 

Un cartel que salió mal y la militante que usando el asfalto como mesa se arroja con la brocha para hacerlo de nuevo: “Si hay motosierra hay estudiantazo”, escribe sobre el papel que deviene pancarta.
La columna está a punto de cruzar Pedro Goyena. Como un metrónomo, los bombos suenan a la par de los cánticos que dirige una miembro del CEFyL a través de un megáfono: “Si el presupuesto no está/ qué quilombo se va armar/ les cortamos las calles y les tomamos la facultad”, entona al mismo tiempo que con su mano libre arenga al resto.
Los fotógrafos van de aquí para allá mientras buscan la toma perfecta, corren. Algunos se alejan para hacer un plano general. Y es que la multitud se prepara para marchar hacia Rivadavia. Vecinos que pasan y se detienen a ver el suceso: algunos con cara seria, otros con una sonrisa entre medio. Un punto en común entre ellos: la cámara de los celulares que registran el hecho.
“Los estudiantes estamos con un ánimo de lucha. Estamos muy enojados ante la amenaza del cierre de nuestra facultad -continúa Violeta-. El reclamo es al gobierno de Milei, pero también busca captar la solidaridad del conjunto de la sociedad”.
Sincronizadas con el compás de los cantos, las bocinas de los autos que se escuchan al pasar. Un repartidor de Rappi va en bicicleta y alienta. Más tarde otro delivery con la tosca mochila de reparto, también de Rappi, pasaría a los empujones por el medio del cacerolazo. Dos señoras cruzan por lo que queda de la senda peatonal de la intersección de Goyena y Puan; quedando a poco más de un metro de distancia de la columna y los militantes del ¡Ya basta!, a una de las señoras se le escucha decir “¿Qué hacen? ¡Vayan a laburar!” a la vez que realiza el típico gesto argentino del montoncito. La voz del Cuerpo se escucha más que la de la señora.
Las distintas organizaciones se reubican. Los de la Asociación del Personal de la Universidad de Buenos Aires (APUBA) toma la delantera y con su enorme bandera verde van al frente de todo; pecheras violetas, varios de los referentes sostienen algunos carteles: “Defendamos la educación pública. ¡Es ahora!”, dice uno con letras naranjas sobre cartulina blanca. “Ganemos la calle para no perder las aulas!! Todxs juntxs”, dice otro. “Hace mucho que no tenía esta sensación de unidad” expresa Lucía, estudiante de Geografía.
“Estamos encantados. En Brasil no tuvimos la misma fuerza para defender la universidad pública“, comenta una pareja de docentes del país vecino que fueron invitados para dar una clase Argentina.

El Cuerpo avanza. Paso firme y decidido, copando las calles. Una marea  inflexible e imparable, yendo a buscar lo que es de todos. “¡Azo/ azo/ azo/ por un estudiantazo!/¡Azo/ azo/ azo/ por un estudiantazo!”.Cruzan Pedro Goyena. El sonido de los bombos continúa.“ Vamos acomodándonos, vayamos más despacio para no dejar atrás a los compañeros”, comunica una estudiante por el megáfono.  La prensa agitada en busca del ángulo adecuado. La bandera del CEFyL que termina de desplegarse. Militantes que corren para estar con su agrupación. Cambian la melodía: “Si el presupuesto no está/ qué quilombo se va armar”.

 “Estamos en un salto cualitativo en la ofensiva del capital sobre la clase trabajadora -indica el profesor Carlos Garberi- que se viene desarrollando en el planeta entero hace más de 40 años y que tiene su correlato en la crisis de lo que podemos denominar el Estado neoliberal. David Harvey señala que es la transición hacia un Estado neoconservador donde no se mantienen las  libertades democráticas ”

Llegando a  Rivadavia, la marcha de los estudiantes se vuelve a acelerar. Un grupo numeroso con las banderas de las organizaciones de izquierda se ubica en la intersección de la calle Chirimay. El resto de las columnas sigue llegando. Un camión con parlantes, reflectores de luz y una militante empuñando su voz en un micrófono, avanza hacia Chirimay: ”A ver, a ver/ quién dirige la batuta/ Los estudiantes/ o el Gobierno hijo de yuta/ yuta/ yuta”, vocaliza junto a la multitud.  Entre la gente del cacerolazo, una chica con una bolsa con la inscripción “Googleá empatía”. 

En una estrofa se hace presente La noche de los lápices: “¡Damela vos/ damela mi/ por el boleto estudiantil!”, se oye.

Un adulto mayor, Edgardo, pelo blanco, con suéter verde y pantalon negro, sostiene junto a Adela una bandera de la “Asamblea de Caballito. Resistencia Veterana”. Un grupo de jubilados que se organizaron desde la asunción de Milei y hoy están acompañando al movimiento estudiantil. “No es que solamente pedimos por un salario digno, no es un problema de subsistencia, sino de dignidad: trabajamos toda la vida aportando para que nos estafen de esta manera”, desliza Adela.

“¿Todo bien?“, le pregunta Micaela, estudiante de la Licenciatura en Historia, a quien fue su profesora en Antigua I. “Todo bien no, todo mal”, le responde entre carcajadas cómplices.

“Los docentes universitarios estamos de paro. Los estudiantes están en pie de lucha con numerosas clases públicas: en Filosofía y Letras, en la Facultad de Ciencias Sociales, en la de Ciencias Exactas, en Veterinaria… Esto muestra la energía y  la potencia del movimiento estudiantil, docente y no docente, para resistir y oponerse a la privatización de la universidad que quiere Milei y todo su séquito reaccionario”, comenta una profesora de Sociedad y Estado del Ciclo Básico Común, quien minutos antes animaba a un grupo de estudiantes. “Unidad de los trabajadores/ y al que no le gusta/ se jode/ se jode!”, siguen los cánticos.

“Un tiempo muy precario del punto de vista conceptual, muy implacable y cruel, en el que hay una desestimación y un desprecio por lo que en definitiva hace a lo público y a la posibilidad de constituirlo como lo que constituimos: una comunidad. Lo han hecho desde la base de una demonización del Estado, no desde una crítica o revisión de aspectos o distintas funciones, una demonización intrínseca de todo el trabajo que se hace en el ámbito estatal”, argumenta Kohan, el escritor-docente.

Hacia el final, Cuesta sintetiza: “Esto es un ataque a un sector central en la formación de comunidad, y uno pone el cuerpo. Pero la sensación de poner el cuerpo en comunidad siempre es gregario: genera más comunidad y nos da potencia”.

A la maestra, con odio

A la maestra, con odio

Después de que Manuel Adorni acusara a la maestra Soledad Reyes de tener un discurso partidario sobre la Guerra de Malvinas, la docente recibió un masivo ataque de trolls en las redes sociales. Terminó con un botón antipánico.

El pasado 2 de abril, en el partido de Punta Indio, se llevó a cabo un acto en conmemoración al Día de los Veteranos y los Caídos en Malvinas. Soledad Reyes fue la docente que, convocada por la Dirección de Cultura del municipio, se encargó de dar un discurso alusivo a la fecha. En la ceremonia estaban presentes algunos veteranos de Malvinas y militares de la Base Aeronaval de Punta Indio, quienes, al momento en que la docente inscribió a la Guerra de Malvinas dentro del proceso histórico de la última dictadura militar de Argentina, se mostraron ofendidos por sus palabras. Tildándolas de “partidarias”, comenzaron a levantarse de sus asientos y a retirarse del acto, con gestos de disconformidad y enojo ante los dichos. El suceso finalizó con la profesora terminando de dar su discurso, pese a las quejas de muchas de las personas de la audiencia.

“Yo conocía a mucha gente del público, toda de la localidad. Hasta ese momento todo se mantuvo entre los que estuvimos ahí y no pasó más de comentarios del estilo ‘que le apaguen el micrófono’. Después fue escalando”, cuenta Reyes en diálogo con ANCCOM.

Las amenazas le empezaron a llegar por redes sociales al día siguiente, a partir de que Eduardo Feinmann reposteó un tuit relacionado al hecho, en el cual aparecía el usuario de X (Twitter) de la docente. Reyes comenta que, antes de eso, ella solía tener sus cuentas públicas, tanto X como Instagram y Facebook; pero que tomó la decisión de ponerlas en privado a raíz de las agresiones que empezó a recibir por diferentes vías.

Ese 3 de abril, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) se contactó con la docente y publicó un comunicado en apoyo y defensa de Reyes. “A Soledad la conocemos porque ha sido profesora en el programa educativo Jóvenes y Memoria. Ni bien nos enteramos del hecho, nos comunicamos con ella, nos pusimos a su disposición y emitimos un comunicado de repudio en solidaridad”, comentaba la directora general de Áreas de la CPM, Sandra Raggio. Días después, desde la Comisión acompañaron a Reyes en la presentación de un habeas corpus con el objetivo de dejar constancia de los hostigamientos violentos en redes que estaba recibiendo la docente. Reyes expresó su agradecimiento con la comisión por manifestar su apoyo y acompañarla en este proceso.

La respuesta de la justicia fue rápida, ya que para el 6 de abril el juez federal de La Plata Alejo Ramos Padilla había tomado medidas preventivas para proteger a la docente. De esta forma, se le otorgó un botón antipánico, gestionado a través del Ministerio de las Mujeres de la Provincia de Buenos Aires. Esta medida ayudó a que Reyes comenzara a sentirse un poco más tranquila y segura desde que iniciaron las agresiones, las cuales fueron disminuyendo.

La docente de Punta Indio agrega que ella tomó la decisión de no tomar licencia y continuar yendo al trabajo normalmente. En este proceso, para Reyes fue clave el apoyo de sus compañeros del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (SUTEBA), del que forma parte como secretaria adjunta. Desde el gremio se solidarizaron con ella mediante un formulario en Google Forms para respaldarla y que reza la siguiente consigna: “Los docentes no adoctrinamos”. No obstante, afirma que fueron días difíciles ya que tuvo que seguir con su vida normal mientras veía todo lo que se decía sobre ella en las redes sociales y se preocupaba por la seguridad de su familia.

 

El debate sobre adoctrinamiento

El discurso de Soledad Reyes comenzaba diciendo: “Quisiera hoy compartir con ustedes algunas reflexiones sobre Malvinas que no pretenden ser una verdad revelada. Son reflexiones desde una perspectiva crítica de la versión nacionalista de la historia sobre la Guerra de Malvinas”. Dicha alocución fue tildado de “político partidaria” por varios de los presentes y eso desencadenó en que haya tomado la decisión de abandonar el acto.

El hecho trascendió a tal nivel que culminó con un comunicado del Gobierno de Javier Milei acerca de la modificación de la Ley de Educación Nacional con el fin de “penar el adoctrinamiento en las escuelas”, anunciada el jueves 4 de abril por Manuel Adorni, el portavoz presidencial. El vocero hizo alusión al video circulado en redes sobre el acontecimiento de Punta Indio, sosteniendo que es entristecedor que haya “militancia ideológica” en los actos escolares.

“Las ciencias sociales tienen diferentes formas de interpretación. Como docente de historia, tengo la obligación ética e intelectual de decirlo y aclararlo. Entonces, partiendo de ahí, estaba todo saldado. Todo lo demás era parte de un análisis desde una perspectiva”, comenta Reyes al respecto.

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“Hay algunas cuestiones que ya son una certeza indiscutible como realidad histórica: la Guerra de Malvinas se inscribió en la última dictadura militar, donde se violaron sistemáticamente los derechos humanos, con miles de personas desaparecidas, presas, exiliadas y torturadas. Cientos de sentencias judiciales así lo confirman», dice el comunicado de la CPM.

Pero la discusión sobre adoctrinamiento no termina ahí. En el comunicado de la CPM se lee: “Hay algunas cuestiones que ya son una certeza indiscutible como realidad histórica: la Guerra de Malvinas se inscribió en la última dictadura militar, donde se violaron sistemáticamente los derechos humanos, con miles de personas desaparecidas, presas, exiliadas y torturadas. Cientos de sentencias judiciales así lo confirman. Frente a esta realidad irreductible, solo pueden sentirse ofendidos aquellos que la niegan como tal y la reivindican”.

Una forma de glorificar la dictadura

Lo ocurrido con Soledad Reyes se suma a un discurso negacionista que está en ascenso. Así lo sostiene Hugo Robert, ex combatiente y ex presidente del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) La Plata, quien le entregó su absoluto apoyo a la docente.

Robert comenta a ANCCOM que el repudio a las declaraciones de Reyes y los posteriores ataques que recibió tienen que ver con algo que se fue evidenciando en el último tiempo y que fue orquestado por las figuras de poder y los medios. “Me da la impresión que, viendo cómo operan las Fuerzas Armadas (FFAA) en el tema Malvinas, estaba todo armado (…) Esperábamos un video como el del 24 de marzo. En su lugar, hicieron esta representación para tomar trascendencia en los medios de una posición que viene sosteniendo las FFAA desde el regreso mismo de las islas, que es glorificar lo actuado por las FFAA como si hubiese habido una dictadura mala hasta el 1 de abril y una dictadura buena, honorable, valerosa a partir del 2 de abril”, declara.

A su vez, el excombatiente reafirma que lo más preocupante es la glorificación del negacionismo y que utilicen a la Guerra de Malvinas para hacerlo. Lo deja en claro con la frase: “La profesora lo único que les dijo es ‘miren, Malvinas la llevó adelante no la dictadura, sino la peor dictadura que azotó este país, la más sangrienta”.

Asimismo, los hombres nucleados en el CECIM La Plata, que defienden las banderas de Memoria, Verdad, Justicia, Soberanía y Paz, también adhirieron a las palabras de Reyes y respaldaron su visión de la guerra. “Si uno lee detenidamente el discurso publicado en los portales, la realidad es que lo único que les dijo fue la verdad”, dice Robert al respecto. Además, puntualiza que no es la primera vez que desde el Centro ven ataques de este tipo por discursos que cuestionan el rol que tuvieron las FFAA en la Guerra de Malvinas. Finalmente, destaca que es inédito que los descargos hayan caído sobre una docente. “Si en lugar de una profesora había un excombatiente, seguramente le hubieran hecho la misma cama que le hicieron a Reyes. Pero ninguno de los que se levantaron podría mirar a la cara a un soldado y decirle ‘usted está mintiendo’, porque los compañeros estuvieron, ellos saben que hubo oficiales y suboficiales que no estuvieron a la altura de la circunstancias”, sentencia.

¿Escuelas mordazas?

¿Escuelas mordazas?

El mismo día del paro nacional docente, el vocero Manuel Adorni informó que el Gobierno planea penalizar el “adoctrinamiento” en las escuelas. ANCCOM habló con el Director General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires Alberto Silioni y con distintos educadores para conocer su opinión

El vocero presidencial Manuel Adorni expuso la intención gubernamental de modificar la Ley de Educación Nacional con el fin de penar a los docentes que lleven a cabo un “adoctrinamiento” a los alumnos, el jueves último durante una conferencia de prensa, el mismo día del paro nacional de maestros. También informó la futura apertura de un canal de comunicación donde las familias puedan denunciar a los docentes.

“Penalizar el adoctrinamiento es una cortina de humo, el Gobierno lo dice un día de paro docente por la quita de los recursos no sólo a la educación obligatoria, sino también a la universitaria. No sabemos a qué se refieren con adoctrinamiento, ellos son los que no saben diferenciar entre adoctrinar y educar”, opinó en diálogo con ANCCOM Alberto Sileoni, Director General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires.

El vocero del Gobierno justificó esta medida por lo sucedido en Punta Indio durante el acto por el aniversario de la Guerra de Malvinas en la Escuela Secundaria N°4. Allí, algunos veteranos se retiraron por el discurso que efectúo una docente de Historia al cuestionar el rol de los medios de comunicación en la última dictadura militar. Según Adorni, este es un claro ejemplo de “contenidos en aulas y actos teñidos de militancia”. Sileoni reflexionó: “Lo que no entienden es que las aulas no son un sitio neutral sino que son sitios donde transcurre la vida. Y tampoco entienden que los alumnos no son sujetos vacíos sino que son muchachos y muchachas pensantes”. Además, el responsable de la cartera educativa de la provincia de Buenos Aires agregó: “Si de la escuela no todos salen pensando lo mismo es porque la escuela ha tenido un éxito, permitió que se libere el pensamiento, priorizando la pluralidad de ideas y voces”.

El discurso del mal llamado “adoctrinamiento” está instalado en la sociedad hace muchos años con la excusa de que los chicos y chicas tienen una “bajada de línea política”. María Eugenia Silvera Basallo, profesora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, opinó sobre los dichos de Adorni: “Instalar la idea de adoctrinamiento es poner en discusión el rol de las y los educadores. Funciona como un gancho para determinados sectores, desacredita y desprestigia la autoridad docente, que no es precisamente una figura autoritaria”.

El prejuicio que se le tiene al rol docente proviene del oficialismo que hace tiempo busca ir en contra de la pedagogía de la  memoria. Julián Fernández, profesor del Instituto Superior de Actividades Deportivas expresó: “El adoctrinamiento para el oficialismo es la enseñanza de todo lo que se le opone. Necesitan una escuela que justifique sus políticas, no que vaya en contra de ellos”. Asimismo, el Director general de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires describió: “Un nuevo intento de instalar un canal delator va a fracasar como ya fracasó cuando el macrismo lo implementó en la Ciudad y a nivel nacional. No creemos que haya que incentivar a delatar, sino que creemos en una escuela que enseñe, que abrace, que cuide y que sobre todo aliente el pensamiento crítico”.

El Gobierno tiene el objetivo de modificar los Artículos 11 y 126 de la Ley de Educación Nacional teniendo como finalidad la total despolitización de un área de crecimiento y aprendizaje como es la escuela. Si bien el proyecto debe ser aprobado por ambas cámaras, la intencionalidad no solo es desfinanciar la educación pública y ahogarla con el ajuste, sino también ir en contra de los mismos docentes. Florencia Mancini, docente de bachilleratos populares indicó: “Como no pueden disputar ideológicamente porque sus ideas no contactan con la sociedad quieren reproducir el miedo. Pero el proceso de adoctrinamiento lo están haciendo ellos, al fin y al cabo, porque si hablás de más o te movilizas te echan”. Los docentes son un eslabón elemental para formar a la ciudadanía en valores democráticos. “No al adoctrinamiento, si a la enseñanza, sí a la libertad de opiniones y sí a los docentes que opinan libremente con sus alumnos”, finalizó Sileoni.

Pararon los docentes de todos los niveles y marcharon al Congreso

Pararon los docentes de todos los niveles y marcharon al Congreso

Docentes primarios, secundarios y universitarios pararon en todo el país en defensa de la educación pública. Reclamaron la renovación del FONID, mejoras salariales y actualización presupuestarias. Hubo gases de la policía.

“Mis alumnos tienen hambre, algunos chicos solo comen en la escuela”, dijo a los gritos una de las maestras gaseada por la Policía de la Ciudad durante la marcha de este jueves frente al Congreso, donde confluyeron docentes de todos los niveles y de variados sindicatos. “Somos maestros con más de 20 años de antigüedad, las escuelas se caen a pedazos, nos sacaron el FONID, nos pegaron recién a todas, necesitamos un paro general porque no podemos seguir peleando solas”, expresó otra.

Más temprano, Sonia Alesso –secretaria general de CTERA, la Confederación de Trabajadores de la Educación que convocó al paro nacional de esta jornada– había dicho que “estamos en el inicio de la resistencia”. Los gobiernos de CABA y Mendoza expresaron que fue baja la adhesión al paro. Sin embargo, la dirigente expresó que el acatamiento de la medida de fuerza fue muy alto en todo el país por parte de docentes primarios, secundarios y universitarios, y se dispuso a marchar al Congreso. Además, mencionó que el acto central fue en Neuquén, en coincidencia con los 17 años del asesinato del maestro Carlos Fuentealba, en una protesta docente sobre la ruta 22, por el disparo –precisamente- de un gas lacrimógeno. “Lanzamos una campaña nacional de recolección de firmas para plantear la necesidad de un mayor presupuesto educativo. Para nosotros lo que está pasando es una vuelta feroz a los 90, con ajustes a la educación pública y en los salarios, despidos, privatizaciones de empresas y otras situaciones que en su momento nos llevaron a la Carpa Blanca y la conquista del FONID que ahora nos pretende arrebatar el Gobierno”, dijo Alesso.

Desde temprano, se sumaron a la convocatoria de CTERA hacía el Congreso la Federación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu) y Feduba, uno de los gremios de docentes de la UBA, así como el Sindicato de Trabajadores de la Educación de la provincia de Buenos Aires (SUTEBA). Acompañaron a los gremios sindicales, los y las trabajadoras de la educación y jubilados.

Al mediodía hubo un banderazo en la Facultad de Medicina por parte de la Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires (AGD-UBA). Allí, Ileana Celotto, secretaria general de AGD UBA dijo a que “el paro hoy nos encuentra en un nuevo aniversario del asesinato de Carlos Fuentealba, quién también peleaba en defensa de la educación y de los derechos docentes”. Para ella, “enfrentamos una feroz ofensiva por parte del gobierno de Milei que ataca nuestros salarios y al propio funcionamiento de las universidades que están ahogándose en un presupuesto que no permitirá seguir sosteniendo las actividades de investigación, docencia ni de extensión”.

Mientras que una multitud de trabajadores de la educación salió a las calles en defensa de sus derechos, el Gobierno cuestionó la convocatoria de CTERA, en palabras del vocero presidencial Manuel Adorni “es triste ver aulas teñidas de militancia”. Y advirtió que se les descontará el día a quienes adhieran al paro. En relación a esta decisión, Romina Gómez, profesora y afiliada a CONADU, dijo a ANCCOM: “No se debería descontar porque es un derecho constitucional hacer huelga, es la única manera que tenemos de hacernos escuchar y reclamar por lo que ganamos dignamente, como el FONID que se paga hace años. No puede ser que justo hoy, en el aniverasrio del asesinato del compañero Fuentealba, estamos acá reclamando y encima nos descuentan, siendo un derecho adquirido, me parece bastante grave”.

Por otra parte, María Laura Torre, docente y dirigente sindical de “SUTEBA declaró: “No vamos a dejar que nos arrebaten nuestros derechos conquistados en la histórica Carpa Blanca, no solo ratificamos que es responsabilidad del Estado hacerse cargo de cada uno de los y las jubilados, sino también de la educación”.

 

Paro general

Por su parte, Marcela Escobar, secretaria gremial del SUTEBA, manifestó que “el principal objetivo es visibilizar el desastre que el Gobierno nacional está haciendo con las jubilaciones en general y en particular con la de los docentes jubilados en el Estado Nacional”. En su mirada, “el Gobierno no tiene escuela ni docentes a su cargo, todos los docentes dependen de las jurisdicciones provinciales, solo tiene a su cargo un tramo de nuestros salarios que es el fondo nacional de incentivo docente, que desde diciembre no nos están pagando, así que no sé sobre qué parte del salario pretende aplicar descuento”.

En tanto, desde La Plata, Maria Díaz Reck, docente secundaria, referente de la Multicolor y congresal de SUTEBA, expresó a ANCCOM que “además del recorte brutal a la educación pública, denunciamos todos los despidos de trabajadores estatales porque cada compañero o compañera que se despide, es una familia que no come”. Díaz Reck enfatizó que “asistimos a una crisis brutal que expresa que hay 60 por ciento de chicos y chicas en situación de pobreza, por eso hoy nos movilizamos pidiendo un plan de lucha con continuidad, se necesita un paro general para ir contra el ajuste generalizado que plantea el Gobierno de Milei, que se expresa también en la Provincia de Buenos Aires”.

Nadia López, docente de educación especial, dijo a esta agencia que “sostener el plan nacional de lucha es el principal objetivo que nos proponemos, y acompañar a los compañeros jubilados y jubiladas en sus reclamos por los recortes”. Ella entiende que el FONID “fue un logro de hace veinte años bajo un suceso muy emblemático e importante para todo el colectivo docente, que fue la Carpa Blanca, con mil horas de ayuno, y ahora el Gobierno arrasó con eso, lo que significa que la Nación no otorga ese presupuesto a cada provincia y jurisdicción para que cada docente cobre ese incentivo docente”. 

La jornada pacífica en el Congreso, donde los trabajadores de la educación alzaban su voz en reclamo de sus derechos, fue interrumpida cuando la Policía de la Ciudad activó el protocolo antipiquetes, dispuesto por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para reprimir a los manifestantes y obligarlos a subir a la vereda con gases. En ese marco, el secretario gremial de CTA, Oscar Isasi, repudió la represión de los efectivos policiales. “Queremos hacer cargo a Patricia Bullrich por la provocación generada contra los docentes y los jubilados que pacíficamente estamos manifestando en el Congreso Nacional”, dijo Isasi.

 

En todo el país

 También hubo una marcha en Neuquén en conmemoración del asesinato de Fuentealba. Allí la Asociación de Trabajadores de la Educación (ATEN) organizó un acto en Arroyito, al sur de la capital provincial, donde se realizó el operativo represivo que mató al maestro. Participaron unas 10.000 personas, según fuentes gremiales. Desde ATEN reclaman que se juzgue al exgobernador Jorge Sobisch por haber dado la orden de reprimir.

En Santa Fe, la medida de fuerza nacional llegó tras cuatro días de paro de los gremios provinciales AMSAFE y SADOP. En Córdoba, desde el gremio UEPC estimaron que la adhesión en escuelas públicas fue de un 60 por ciento. Desde AGMER también estimaron un alto acatamiento en Entre Ríos.

En Mendoza, el SUTE denunció la presencia policial en las escuelas: “En un día de paro, la policía recorre amedrentando a los trabajadores”, comunicó el gremio. Desde la Dirección General de Escuelas aseguraron que el acatamiento en la provincia fue “casi nulo”, aunque desde SUTE lo calificaron como “dispar”.