La economía popular sale a la calle

La economía popular sale a la calle

El Parque Finky, en Lomas de Zamora, fue sede de la segunda edición de la Expo Feria de la Economía Popular y de Ambiente. Impulsada en conjunto entre el municipio y la Empresa Cooperativa de Alimento Soberano, se ofrecieron productos artesanales y agroecológicos sin intermediarios.

Una vez cruzada la vía de tren, dejan de escucharse las bocinas de los autos. En uno de los ingresos al Parque Finky, ubicado en el municipio de Lomas de Zamora, se ve el inicio de una bicisenda. En paralelo, corre un camino peatonal pavimentado, una suerte de guía para saber cómo ubicarse en el predio y llegar a su corazón. Allí se multiplican los árboles y hay juegos y áreas verdes hoy interrumpidas por los puestos. Del lado izquierdo hay carpas de techos azules para distintos emprendimientos manufactureros; del lado derecho carpas blancas para la oferta agricultora. La bandera argentina está retratada también en la tierra.

El pasado domingo 8 de octubre se realizó la segunda Expo Feria de la Economía Popular y de Ambiente. Durante más de seis horas doscientos puestos de cooperativas, empresas recuperadas y organizaciones rurales de toda la provincia ofrecieron productos directo al público, sin intermediarios. Su primera edición en mayo de este año se había organizado en Plaza de Mayo, impulsada por instituciones nacionales, y tuvo una concurrencia masiva.

Según Juan Pablo Della Villa, coordinador general de la Empresa Cooperativa de Alimento Soberano (ECAS), era necesario “mostrar en el epicentro de la política un desarrollo nacional de lo que es la economía popular y lo que el cooperativismo hace”. En esta ocasión, decidieron “llevar al conurbano una propuesta de acceso a los alimentos locales, de la Provincia de Buenos Aires”. Además, se le sumaron propuestas culturales: desde artistas en vivo como Bruno Arias hasta talleres sobre árboles nativos y forestaciones colectivas.

Avanzando a paso lento entre los puestos llega el olor a asado. Desde el escenario ubicado en el pequeño anfiteatro pasan canciones de distintos géneros, todas de artistas nacionales: si pasó una de rock, después le seguirá una de folclore.

En la cancha de fútbol, cuyo único límite claro es el comienzo del pasto, hay pibes y pibas jugando a la pelota. De vez en cuando se les escapa y algún feriante o caminante se las devuelve. No faltan pájaros que revolotean y perros ladrando. Es un escenario muy distinto al de Plaza de Mayo.

Entre las diferentes federaciones, cooperativas y organizaciones institucionales, se encontraban, además del ECAS, los Artesanos de Turdera, el Frente Agrario Evita y la Cátedra Libre de Agricultura Familiar y Soberanía Alimentaria UNLZ (CLAFySA). Todos se nuclean bajo un mismo lema: “Tierra, trabajo y soberanía”. Según Sol, ingeniera agrónoma del CLAFySA, el lema compone un todo: “Sin trabajar la tierra no hay producción de alimentos y tener alimentos sanos al alcance de la gente con precios justos y sin intermediarios hace a la soberanía alimentaria”. Valentina, estudiante de la misma carrera, escucha atenta y asiente frente a las palabras de su compañera. Si ambas están en ese espacio es porque consideran que existe una manera distinta de trabajar la tierra, de producir alimentos sanos y de repensar la relación con el medio ambiente. Ellas creen que ya no hay espacio para la producción de monocultivos exportables que dañan los suelos fértiles.

Uno de los objetivos inmediatos de la feria es instalar en la discusión pública la necesidad de planificación estatal sobre la producción alimenticia. Ante algunas propuestas políticas de reducir la intervención estatal, Della Villa, representante también de la Federación por la Soberanía, de la que ECAS forma parte, considera que, al contrario, el Estado debe tener más protagonismo. Sostiene que es fundamental “reordenar la planificación de alimentos en nuestro país, para ver dónde necesitamos producir, qué y en qué estación”. Tierra y soberanía son, para Della Villa, sinónimos. Remarca que no puede continuar sucediendo que un producto alimenticio viaje miles de kilómetros desde donde fue producido hasta donde será consumido. Esa es la concentración productiva y económica con la que plantean romper desde la feria.

A varios metros del puesto que organiza la cátedra libre de la Universidad de Lomas de Zamora (UNLZ) está el Frente Agrario Evita, que ofrece cajones y cajones de frutillas junto a plantas de diverso tipo. En diagonal, un tercer puesto que rebosa de frutas y verduras. Alberto Aquino y Andrea Díaz reciben con una sonrisa en la mixtura de frutillas y flores. Cuentan que es una federación que lleva más de seis años funcionando, que surgió ante la necesidad de resolver problemas comunes entre familias productoras y que se propone siempre ofrecer un sector por cada puesto, con los productos de familias de distintas partes de la Provincia de Buenos Aires. Por todos lados, y más que nunca, se deja ver en la feria que la producción será colectiva o no será.

A mayor distancia, Analía cuenta a una visitante curiosa que los Artesanos de Turdera son una feria autogestiva que está dos veces por mes en la Plaza San Martín, en el corazón de Turdera y a unas cuadras del Parque Finky. Son entre ocho y diez carpas azules de distintas artesanías, desde cerámica hasta herrería, pasando por variedades de bijouterie. Después de comprar té en hebras no viene mal una taza de cerámica para tomarlo.

Damián Arias, síndico de la cooperativa ECAS, lleva uno de los colores de la agrupación en su pelo: el violeta. Cuando surgió ECAS tuvo que aprender sobre administración y marketing. La militancia motorizó a los 70 trabajadores y socios que formaron la nueva cooperativa. ECAS recibe productos del sur de la Provincia de Buenos Aires, de Misiones, de Río Negro y de distintas provincias del norte, entre otras. Por ello, Arias la define como “la comercializadora de las cooperativas y de los productores agroecológicos”. Pero también sabe que son más que eso: ayudan a productores que quieran transicionar a esos modelos agroecológicos; para eso recorren el país en busca de cooperativas que se sumen al proyecto y promueven y concientizan el acercamiento a la producción colectiva de alimentos.

Della Villa también es claro en ese sentido: “Hay que construir un sistema de producción de riqueza que vaya de la mano con un sistema ambiental”. Todas las cooperativas presentes en la feria, en mayor o menor medida, proponen “construir un programa que dé alimento, que dé divisas, que dé renta extraordinaria pero que vaya de la mano con un programa ambiental”. Probablemente a la espera de un panorama político más claro, de momento no hay nuevas ediciones programadas. Ya habrá tiempo de planear cómo seguir. Además, después del trabajo en esta feria, las rutinas de los productores apremian.

Frutazo para los sin techo

Frutazo para los sin techo

La cooperativa de alimentos ECAS y Proyecto 7 repartieron frutas para las personas en situación de calle y reclamaron la plena implementación de la ley que protege a quienes no tienen en donde vivir.

«Estoy viviendo de esto. Cocino en una lata con un poco de alcohol, me las ingenio, es así”, dice Elizabeth en la fila para esperar una bolsa llena de verduras y frutas. Acudió a la iniciativa de la Asociación Civil Proyecto 7 y la Empresa Cooperativa de Alimentos Soberanos (ECAS), que realizaron ayer un “frutazo” en la Plaza Congreso con la intención de reclamar la implementación de las leyes para las familias que no tienen dónde vivir. Desde las 17 y con el lema “La calle no es un lugar para vivir” entregaron 5.000 kilos de fruta a quienes se acercaron allí. 

Elizabeth cuenta que está en la calle desde el 2012 y al no conseguir un alquiler le quitaron a sus seis hijos que se encuentran en hogar: “Me cortaron todos los subsidios que tenía, ahora vivo de esto”.

Junio trajo consigo una ola polar que se hace sentir en el país. Pulóveres, camperas, incluso guantes y gorros ya comienzan a circular en las calles de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la idea de llegar a casa, sentir el calor hogareño resulta reconfortante. Lamentablemente, no todos cuentan con esa posibilidad y el frío se convierte en una realidad permanente y difícil de combatir.

Las personas en condiciones de calle se encuentran desprotegidas todos los días, todo el día y frente a temperaturas extremas su vida corre aún más peligro. El lunes pasado en el barrio de Villa Crespo un hombre fue hallado muerto, sin signos de violencia, en la calle Leopoldo Marechal al 1400.

Desde fines del 2021 se encuentra sancionada la Ley 27.654 de Situación de Calle y Familias sin Techo que tiene por objeto “garantizar integralmente y hacer operativos los derechos humanos” de las personas en esa condición. A esta ley, se le suman las propias de la Ciudad de Buenos Aires que fueron reglamentadas en 2013 y que no son puestas en práctica: Ley 3706 «Protección y Garantía Integral de los Derechos de las Personas en Situación de Calle y en Riesgo a la Situación de Calle» que dispone «la formulación e implementación de políticas públicas en materia de salud, educación, vivienda, trabajo, esparcimiento y cultura elaboradas y coordinadas intersectorial y transversalmente entre los distintos organismos del Estado». 

Horacio Ávila, vocero de Proyecto 7 habló con ANCCOM y señaló que la ley es “letra muerta, hace unos meses que fue reglamentada pero no tiene adjudicado presupuesto y tampoco se realizó un relevamiento cuantitativo y cualitativo para conocer la población a la que se debe dirigir”. La organización trabaja desde cuatro centros de integración, nació en 2003 y está integrada y coordinada por personas en situación de calle. “Buscamos ayudar, visibilizar, como también reclamar al Estado en general. Acá no se trata de señalar ‘de quiénes son los pobres’, sino que todos tienen que laburar en conjunto para que las personas dejen de estar en la calle. El aumento de la pobreza es algo que vemos todos, no solo nosotros”. 

Estas acciones son necesarias también para aquellas personas que tienen un hogar, pero que los gastos del día a día hacen cada vez más difícil acceder a ciertos alimentos. Mientras guarda la bolsa que recibió en su carrito, Estela cuenta que se enteró del “frutazo” y se acercó al salir del trabajo, es empleada doméstica. “A veces ni verdura podemos comprar, esto nos viene muy bien, nos salva un montón”, dice agradecida por la ayuda.

Juan Pablo De la Vila, integrante de ECAS, dijo a Télam que “no puede ser que en 2023 la única política pública a nivel nacional, y en la Ciudad, para familias en situación de calle sea entregar algo caliente y una frazada. Eso lo hacemos las organizaciones sociales. El Estado tiene que hacer cosas que transformen la matriz, construir trabajo y lugares aptos que sean funcionales para las familias».

Media hora más tarde de iniciada la acción solidaria, gran parte de las verduras y frutas fueron entregadas a la fila de personas que se hicieron presentes allí. “En una hora o menos ya nos vamos”, dicen los organizadores frente a la falta de alimento que seguir ofreciendo. “Venimos haciendo desayunos, el lunes estuvimos en el Obelisco, el martes frente al Ministerio de Desarrollo Social y probablemente mañana vengamos de vuelta al Congreso. Vamos rotando”, comenta Horacio e invita a que chequear la página web de la organización que cuenta con información sobre los cuatro centros de integración y los datos para poder llamar, acercarse y ayudar. Se reciben donaciones de ropa y mantas en los abastos soberanos de ECAS ubicados en el barrio porteño de Villa Crespo, en Serrano al 461, y en Monte Grande, en Arana al 293, de lunes a viernes de 9 a 20 y los sábados de 9 a 14.

La fiesta del comercio justo

La fiesta del comercio justo

La primera Expo Feria de la Economía Popular y el Cooperativismo colmó la Plaza de Mayo. Más de 350 cooperativas de todo el país expusieron su producción al compás de la música popular.

«Con tierra, trabajo y soberanía se puede transformar la Argentina», fue una de las consignas que guiaron la jornada del 20 de mayo. Más de 350 organizaciones se presentaron en la más antigua plaza de la Ciudad de Buenos Aires junto a una amplia variedad de productos artesanales de distintas regiones del país. Allí mismo y a lo largo de la Avenida de Mayo se ubicaron puestos que ofrecían frutas, verduras, yerbas, miel, aceites, pesca artesanal y gastronomía típica. Además de los alimentos, se ofrecieron tejidos, alfarería, productos de carpintería y herrería artística, algunos electrodomésticos, ropa e indumentaria proveniente tanto de la Provincia de Buenos Aires como del interior del país. Entre la oferta se podía encontrar todo tipo de producciones de comunidades originarias y material de editoriales nacionales. Con una mirada crítica y consciente sobre el estado social y climático actual, se instalaron sectores específicos relacionados al reciclaje, a la labor femenina y a la tecnología en su relación con el uso de la tierra.

La ExpoFeria fue puesta en marcha por la Secretaría de Economía Social (Ministerio de Desarrollo Social), el INAES y el Instituto de Agricultura Familiar Campesina Indigena. En un escenario se pudo ver a Peteco Carabajal, Bruno Arias, Sudor Marika y Eruca Sativa, entre otros. El clima húmedo y frío no impidió que la convocatoria fuera masiva. La gente arrimada junto al escenario se animó a bailar desde folklore con bombos y guitarras criollas a “cumbia queer” y otras variedades. Desde el inicio, cientos de personas se acercaron a los puntos de ventas y, cuando se escondió el sol entre los edificios de microcentro, algunos ya se habían quedado sin productos. “Rebalsó nuestra expectativa. Estamos felices porque directamente traemos el producto del campo para acá, al consumidor, y ya no nos queda nada”, contaba una de las feriantes de Tucuman con su puesto vacío.

“Toda esta movida nos sirvió un montón; laburamos muchísimo, vendimos un montón, estuvimos a full todo el día”, contaba Jazmín Delmaffeo, presidenta de la Empresa Cooperativa de Alimentos Soberanos (ECAS). “Nos parece reimportante porque esto visibiliza la economía popular que genera un montón de puestos de laburo, mueve muchísimos kilos de alimento y que acerca el alimento a la urbanidad. La verdad que fue un éxito, estamos súper contentos con esto”, cerró.

En conversaciones con vendedores y miembros de las cooperativas se habló de cómo este tipo de encuentros fortalecen las redes entre el público y los pequeños productores. Personas que desconocían la labor de las cooperativas, además de hacer sus compras en la feria, anotaban direcciones e información con el fin de acceder a una comercialización más directa. “De estos festivales debería haber todos los años al menos dos”, remarcaban algunos feriantes y sumaron pedidos al Estado para que regule en mayor medida precios “piso” para compras a productores. “Esta es una demostración de todas las trabajadoras y los trabajadores. Estaría bueno que se visibilice más, que se nos tenga más en cuenta. Somos trabajadores informales, pero que trabajamos en serio. Estamos profesionalizados, hacemos formación permanente, nos valemos de los valores del cooperativismo, del apoyo mutuo y generamos círculos virtuosos: pensamos otra economía, la proponemos y la llevamos adelante”, concluyó la representante de ECAS.

Ya entrada la noche la fiesta se volcó al escenario donde los artistas, además de presentar su show, pusieron en valor la organización del evento. Entre sus intervenciones recurrentes se mencionó cómo las personas afectamos el medio ambiente y realizaron un llamado de conciencia colectiva para revertirlo. Linda, una mujer mayor que se sumó al festejo, se mostró muy interpelada con la convocatoria y habló con ANCCOM. “Colaboro con Madres de Plaza de Mayo y cómo nieta de guaraníes e inmigrantes vascos me emociona ver cómo productores y pueblos originarios están hoy en este lugar histórico. Pensar que en esta misma plaza ocurrieron tantas tragedias y hoy está lleno de gente de trabajo. Me encanta”.

 

El frutazo que no fue

El frutazo que no fue

La medida de fuerza planeada por ECAS para este jueves se levantó ante la apertura de una mesa de diálogo. Los cooperativas reclaman una deuda de 120 millones de pesos por las compras realizadas por el Ministerio de Desarrollo Social para Navidad.

Finalmente no se concretó el “Frutazo” previsto para el jueves 30 de marzo frente al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. La organización  estaba a cargo de la Empresa Cooperativa de Alimentos Soberanos (ECAS) y contaba con el apoyo de otras asociaciones y cooperativas involucradas en lo que se denominó la “Mesa de Frutas”, realizada para la Navidad del 2022. Las medidas de lucha pacífica se propusieron con el fin de acelerar los procesos administrativos y lograr un acuerdo de pago de una deuda de 120 millones de pesos por parte del Estado. Sin embargo, un día antes de la manifestación funcionarios y organizaciones damnificadas coordinaron una mesa de diálogo.

El conflicto inició a finales del año pasado donde un grupo de funcionarios del Ministerio había planificado la estrategia de suministro de 800.000 kg de alimentos a comedores y centros de asistencia durante las fiestas navideñas. Para llevar a cabo este plan, se aliaron con pequeñas cooperativas y productores, a quienes se les comprometió un pago en un plazo de 30 a 40 días. Esta iniciativa se presentó bajo la premisa de apoyar a las economías populares y cooperativas. Sin embargo, no fue hasta hoy que desde el gobierno determinaro un plazo de pago concreto a los productores. Según el comunicado de la Empresa Cooperativa de Alimento Soberano “luego de una larga mañana participando en la mesa de diálogo con representantes del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, se llegó a un acuerdo de emisión de pago escrito con fecha 3 de abril del corriente año”, por lo que, con el ingreso de la suma pendiente, se determina la continuidad de la cooperativa.

Desde las páginas de ECAS aprovecharon para continuar promocionando su fruta agroecológicos de cooperativas de toda la Argentina, disponible en Abastos Soberanos y puntos de venta en la Feria Eco Popular.