Con el foco en la memoria

Con el foco en la memoria

La Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina instaló en la vereda de su sede una baldosa en conmemoración a los fotógrafos, camarógrafos y documentalistas detenidos, desaparecidos y asesinados por el terrorismo de Estado.

“Este era mi esposo. Nosotros militábamos en una unidad básica que estaba acá a la vuelta en los ’70, en México y San José. Circunscripción 13 de la juventud peronista. En nuestra unidad tenemos 13 desaparecidos. Para nosotros, en todos los lugares donde se los recuerde y se los nombre, están presentes. Siempre pedimos memoria, para que nadie olvide lo que pasó; que se sepa la verdad, para que todos lo tengan claro y que algún día podamos saber qué le hicieron a cada uno de los desaparecidos y dónde están los bebés que faltan encontrar; y queremos justicia, que haya cárcel común, perpetua y efectiva para todos los genocidas”, ruega Cristina Muro, esposa de Carlos Alberto Chiappolini, otra de las 30.000 víctimas de la dictadura sucedida hace casi cincuenta años en Argentina.

A pocos metros de ella, dos hombres de edad avanzada mezclan cemento, agua y arena, sentados cada uno en una silla con un cartel de papel pegado atrás en el que se lee “ARGRA”. Detrás, varias pancartas rezan “Fuerza Pablo Grillo”, recuerdan íconos políticos y anuncian eventos próximos. Descansa a su lado una gran baldosa, repleta de mosaicos de colores, cálida y emotiva.

La sede de ARGRA -asociación fundada en 1942 para fortalecer la solidaridad entre fotógrafos y mejorar su protección social y gremial-, ubicada en Venezuela 1433, no es muy grande, pero de ella entra y sale gente sin cesar: algunos con cámaras, otros con teléfonos, unos pocos con fotocopias en las manos. Desde las 17, la organización convoca a presenciar un acto sumamente conmovedor: instalarán una baldosa que recuerde a los reporteros gráficos, fotógrafos, camarógrafos y documentalistas detenidos, desaparecidos y asesinados por el terrorismo de Estado.

Una vez lista la mezcla de materiales, una ronda de espectadores de todas las edades aguarda atenta a las palabras de Sebastián Andrés Vricella, Presidente de ARGRA. Con una cámara colgada al cuello, entona un discurso en una voz suave que contrasta con los vehículos que, no sin espiar un poco el acto, siguen circulando por la calle Venezuela. Entre otras premisas, afirma: “Esta reivindicación es parte de mantener la memoria viva de nuestros compañeros y compañeras detenidos y desaparecidos por el terrorismo de Estado”.

El Presidente también evoca el recuerdo de Pablo Grillo, el fotoperiodista argentino herido con un cartucho de gas lacrimógeno en el rostro mientras registraba la represión del miércoles 12 de marzo durante a marcha de jubilados y jubiladas. Comunica que, si bien está mejorando, sigue en terapia intensiva, y el hecho “es parte de entender que esto no puede suceder más”, ya que, como indicó una de sus compañeras de organización, “más allá de lo de Grillo, los colegas que cubren las marchas de todos los miércoles son permanentemente agredidos”. Es ella misma quien, en voz bien alta, exige la renuncia de Patricia Bullrich, a lo que le siguen ruidosos aplausos. Antes de retirarse, lee una carta de agradecimiento firmada por María Adela Antokoletz, hija de María Adela de Gard Antokoletz (fundadora de Madrs de Plaza de Mayo), actual vicepresidenta de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, que, ni bien comenzada, sentencia: “Sin memoria no hay futuro”.

Poco tiempo después, Vricella agradece a las adhesiones -compañeros de la Comisión Vesubio y Puente 12 y Caballito x la Memoria-, a los trabajadores de Baldosas por la Memoria y la Justicia de Almagro y Boedo, y hace pasar al frente a, como ellos mismos se hacen llamar, dos sobrevivientes de la masacre del ’70, para leer la lista de detenidos desaparecidos de ARGRA.

“La motivación de hacer el acto es tan simple como seguir manteniendo la memoria y pasarla a futuras generaciones. Hay una comisión de derechos humanos en la asociación y esto lo venimos trabajando hace años, y nos pareció el momento indicado para poder hacerlo”, le cuenta a ANCCOM el Presidente de ARGRA. “Está bueno que esas generaciones sepan lo que pasó y se interesen, despertar esa curiosidad. Tenemos más de 65 trabajadores y trabajadoras de la imagen desaparecidos. Nuestro objetivo es que la memoria permanezca viva, con verdad y justicia”.

Ante la intriga de en qué objetivos estaban poniendo el foco como organización, afirma: “Con un gobierno donde la represión está todos los miércoles, lamentablemente, en la calle, donde sufrimos un disparo a un compañero reportero gráfico que estudió acá en la escuela, Pablo Grillo… si no hacemos estos actos ni reivindicamos nuestro trabajo y nuestra libertad de poder expresar, perdemos la memoria”.

 

 

También con una cámara al cuello, pero a varios pasos de donde se agolpa la multitud, charla animadamente con distintos personajes Daniel Vides, socio de ARGRA encargado de la fototeca. En su intercambio con esta agencia, declara: “Hace mucho que estábamos pensando en esto. La nueva comisión directiva creó una comisión de memoria, y compañeros y compañeras se pusieron a trabajar en ello. Es traer a nuestra vida cotidiana un acto de memoria, una huella que, cuando estamos en un momento de nuestro día en que estamos pensando en cualquier otra cosa, de pronto vemos el piso y vemos un registro, una marca, que nos hace pensar en nuestros compañeros y compañeras detenidos y desaparecidos, y me parece fundamental. En este contexto, es lo único que nos da sentido, el registro de nuestra historia y la memoria, que para la constitución de nuestra asociación es muy importante”. Vides recuerda los inicios de la asociación: “Nuestros colegas que trabajaron antes y durante la dictadura nos dieron una identidad y una posición política, no partidaria sino con el hacer del fotoperiodismo y la comunicación, que es muy constitutiva de nuestra identidad”.

Sobre lo clave del rol del profesional periodístico, determina, con seguridad: “La práctica del fotógrafo de prensa es estar en la primera línea de la historia. Uno está documentando cosas cuando aún no son historia. La dimensión del trabajo va tomando otras aristas con el tiempo, porque va dando cuenta de situaciones y personajes que a lo mejor en el momento no se ve con la claridad que da su paso. Entonces, además de estar informando y haciendo visibles cosas que ocurren, ellos son primera línea de la construcción del relato histórico”.

Con la certeza de que la memoria es un camino que nunca se termina de andar, los sobrevivientes proceden a la lectura de identidades para cerrar la jornada, sin olvidar mencionar que “se trata de una lista abierta, en construcción, que siempre se puede ampliar”. Más por convicción que por costumbre, detrás de cada nombre, la ronda ruge: “Presente”.

Desalojo y silenciamiento

Desalojo y silenciamiento

Los trabajadores de El Grito del Sur denunciaron que el gobierno nacional pretende desalojarlos del Espacio para la Memoria Virrey Cevallos, donde funcionan desde 2017, como una manera de silenciar voces disidentes a la gestión oficial.

Trabajadores del medio digital y autogestivoEl Grito del Sur realizaron una conferencia de prensa, ayer, en las puertas del Espacio para la Memoria Virrey Cevallos -donde funcionó un Centro Clandestino de Detención durante la última dictadura- lugar en donde es sede la redacción desde 2017, para denunciar los abusos y atropellos por parte del gobierno nacional, que busca desalojarlos.

“El gobierno de Javier Milei, a través de la nueva directora de Sitios, Emilse Gallo, informó a la redacción su expulsión del lugar vía WhatsApp”, indicó el director de El Grito del Sur, Yair Cybel. Como es sabido, el desmantelamiento de los Espacios de Memoria forma parte de la cotidianidad política del gobierno de La Libertad Avanza.

El funcionamiento de la redacción de El Grito del Sur en el Espacio para la Memoria Virrey Cevallos está respaldado por un convenio suscripto por Osvaldo López, excoordinador del lugar. Este acuerdo se enmarca en lo establecido por la Ley de Sitios de Memoria (Ley 26.691), que tiene como objetivo principal proteger, preservar y conservar los espacios vinculados con el terrorismo de Estado. Dicha norma declara de interés nacional la señalización y preservación de los excentros clandestinos de detención, tortura y exterminio, así como de otros espacios representativos de la memoria.

Los trabajadores presentaron un amparo administrativo para que cese el hostigamiento a la redacción, ya que consideran que se están vulnerando tanto el derecho a la libertad de expresión como lo establecido por la Ley de Sitios. “Estamos ejerciendo el periodismo, dándole voz al pueblo que está sufriendo el ajuste de Milei”, declaró la trabajadora Belén del Huerto. La conferencia de prensa contó con el acompañamiento de SIPREBA, diversas organizaciones sociales, de derechos humanos, sindicatos, universidades y referentes políticos de distintos espacios, además de otros medios digitales.

Victoria Montenegro, quien asistió a la conferencia de prensa, declaró: “Esta es una nueva investida por parte del gobierno nacional: la decisión de cercenar todo, el derecho a la memoria, a la comunicación, el derecho de que otras voces que no sean las que ellos quieren imponer puedan multiplicarse. Que la redacción funcione en un sitio de memoria tiene que ver con la apropiación del sector por parte de la comunidad”.

Lucía Cámpora, secretaria general de La Cámpora, también declaró su apoyo a los trabajadores de la redacción: “El Grito visibiliza situaciones de injusticia que los grandes medios no le cuentan a la sociedad, por eso al gobierno nacional le interesa sacarlos, además de continuar con su política de censura y desmantelamiento de los espacios de memoria”.

Gabriel Solano, actual legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires del Partido Obrero, también expresó su apoyo: “El Grito informa con una mirada distinta a la mirada de los medios oficiales. Necesitamos medios que informen a la población sobre lo que realmente pasa. El desalojo de la cooperativa comunicacional es especial, forma parte del vaciamiento más amplio en los Espacios de Memoria”.

Una carrera contra el olvido

Una carrera contra el olvido

Abuelas de Plaza de Mayo reanuda su ciclo Cine por la Identidad con el pre estreno de la película “A procura de Martina”, de la directora brasileña Márcia Faria. Anccom dialogó con la directora, la actriz Cristina Banegas y el presentador del ciclo Miguel Santucho para adelantar lo que ocurrirá el jueves.

Este jueves 24 de abril, a las 18, la asociación Abuelas de Plaza de Mayo abre las puertas del Auditorio de la Casa por la Identidad, ubicada en el Espacio Memoria y Derechos Humanos Ex Esma, para la primera función del año del ciclo Cine por la Identidad. Se proyectará A procura de Martina, el primer largometraje de Márcia Faria, y contará con la visita de la actriz Cristina Banegas. La entrada será libre y gratuita, y es posible gracias al acompañamiento del Banco Provincia.

El filme narra la búsqueda de Martina, interpretada por Mercedes Morán, Abuela de Plaza de Mayo, quien parte a Brasil con el objetivo de encontrar a su nieto, nacido en cautiverio durante la dictadura argentina, y a quien lleva buscando desde hace tres décadas. La protagonista emprende el viaje con la esperanza de encontrarlo y contarle su historia, luchando contra las señales del olvido que empieza a atravesar debido al Alzheimer.

“La idea de la película surgió mientras buscaba una historia para mi primer largometraje. Fue entonces cuando me encontré con el libro El Clamor, que aborda las dictaduras en América latina y cuenta relatos sobre hijos que fueron secuestrados y entregados a otras familias para ser criados como propios. Esa lectura me conmovió profundamente. Pensar en las dictaduras desde un espejo entre Brasil y Argentina, y, sobre todo, reflexionar sobre cómo lidiamos (o no) con la herencia perversa de la dictadura en Brasil, en contraste con los procesos de memoria y justicia que tuvieron lugar en Argentina, despertó en mí un deseo muy fuerte de hacer una película en la que las historias de ambos países se entrelazan. Quería hablar del borramiento, del silencio, de las marcas que dejó la dictadura en Brasil y que muchas veces siguen siendo invisibles”, cuenta Faria, en diálogo con ANCCOM.

El guion está escrito por la misma Faria y por Gabriela Amaral Almeida, quien -dice la directora- fue quien tuvo la idea disparadora de contar la historia de una abuela que busca a su nieto, pero que también está perdiendo su propia memoria. “Algún tiempo después, mi madre, Jovita, fue diagnosticada con Alzheimer. Ya llevamos más de diez años conviviendo con la enfermedad. Durante ese período, acompañé de cerca su lucha por aferrarse a sus memorias, por no desaparecer. Y, de forma inevitable, mi historia personal se fue entrelazando con la de Martina. Por eso, esta película también es para ella. Al final, hay una dedicatoria a mi madre. Y la proyección del 24 de abril tiene un significado aún más especial: ese día ella cumple 88 años. No se me ocurre mejor manera de celebrarla que compartiendo esta historia inspirada, en gran parte, por su fuerza”, confiesa la directora.

Las guionistas se volcaron a construir no solo un personaje principal complejo, sino también lazos de amistad que la acompañan y que no dejan de ser centrales en la narrativa y en el proceso emocional que atraviesa Martina. “Nos impulsó el deseo de crear una protagonista femenina con una fuerte pulsión de vida, a pesar de las heridas y pérdidas que arrastra. Martina es una mujer atravesada por la fragilidad y la fuerza, una heroína silenciosa que decide ir tras lo que desea, incluso cuando todo a su alrededor parece derrumbarse, cuando todo le dice que haga lo contrario: quedarse en casa, cuidando sus propias heridas. Desde el inicio, el protagonismo femenino fue uno de los pilares de la película. La amistad entre los personajes interpretados por Mercedes Morán, Cristina Banegas y Adriana Aizemberg es uno de los vínculos más potentes de la narrativa. Son tres mujeres muy distintas, con historias diferentes, pero que encuentran en el vínculo entre ellas apoyo, afecto y humor. Esa red también representa una forma de resistencia, una fuerza que nace de lo colectivo”, describe la directora y agrega: “Las Abuelas de Plaza de Mayo fueron una inspiración fundamental. Para mí, son un faro: un ejemplo de coraje, perseverancia y lucha colectiva que iluminó el espíritu de la película. Al igual que ellas, Martina es una mujer que se niega a olvidar, incluso cuando su propia memoria comienza a fallar”.

Faria se encontró con el desafío de dirigir un largometraje por primera vez, con recursos limitados al ser una producción independiente, pero encontrándose completamente abierta a lo inesperado, a la resistencia y entrega que le exigió este proyecto, y a la sensibilidad: “Sin duda, la mayor dificultad fue lidiar con la complejidad de una historia que atraviesa distintos tiempos, países y capas emocionales, y hacerlo con los recursos limitados que tiene una producción independiente. Mantener la delicadeza de la narrativa, equilibrar momentos de emoción con toques de humor, sin perder el ritmo ni la fuerza de las actuaciones, fue un gran desafío”. Habla del proceso como algo profundamente hermoso por el equipo que formaron, la dedicación y la generosidad de las actrices y actores. “Trabajar con Mercedes Morán fue un verdadero privilegio. Su talento, su sensibilidad y su entrega al personaje de Martina aportaron al filme una profundidad emocional que superó todas mis expectativas. Cristina Banegas, que interpreta a una Abuela de Plaza de Mayo, encarna con una fuerza impresionante la memoria y la lucha. Su presencia aporta una dimensión ética y política muy poderosa a la historia. Y Adriana Aizemberg aporta un contrapunto precioso: con su carisma y su humor sutil, le da al filme un respiro, un alivio que hace que todo lo humano se vuelva aún más tangible”.

Cristina Banegas, habla de la experiencia de filmación con cariño, orgullo y admiración, y desea que la audiencia se conmueva y que comparta todo el amor y el respeto con el que hicieron el largometraje. “Me siento honrada de interpretar a una Abuela de Plaza de Mayo. Creo que es importante y es conmovedor, en estos tiempos tan difíciles de la Argentina, poder hacer esta historia, un personaje así, en una película en la que se trabaja sobre los nietos todavía no recuperados. Que pasen esta historia en el ciclo y en ese lugar tiene un valor simbólico muy fuerte, sobre todo en este momento en que el gobierno está desmantelando los espacios de derechos humanos, más que todos los otros espacios. De modo que es un honor y es un deber estar allí el jueves”.

El film formó parte de la sección competitiva Première Brasil: Novos Rumos do Festival do Rio, del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, de la 48ª Mostra Internacional de Cinema de São Paulo, y la 26ª edición del Festival do Rio. La directora rememora la emoción de ver las salas llenas, el latido de la película en el corazón de la audiencia, la emotividad y las risas que le logran sacar a los espectadores. “Es una alegría saber que nuestra historia realmente llega a quienes la ven”, afirma, y espera que sea así con todos quienes la vean, que esta historia permita reflexionar sobre el valor de la memoria, tanto la individual como la colectiva, que despierte recuerdos, preguntas o simplemente ofrezca un momento de empatía. Cuenta orgullosamente y agradecida por el reconocimiento, que recibió la noticia de que ganaron el Premio del Público en el Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay.

El ciclo

“El cine es una herramienta fundamental para la transmisión, no solo de la memoria, sino también de los hechos de la actualidad. Decidimos marcar el inicio del ciclo con una película muy fuerte, muy importante, y con actrices de primera línea, para convocar y dejar una presencia. Estamos defendiendo este espacio, la Casa de la Identidad, y el ex Esma, en un contexto en el que se está cerrando, vaciando, hostigando, todo lo que allí se realiza. Para nosotros es muy importante que vengan, que asistan todos, que empecemos a sala llena esta primera función y que de alguna manera todos defendamos estos espacios de reflexión y de construcción colectiva con los que contamos”, reflexiona Miguel Santucho, integrante de la Comisión Directiva de Abuelas de Plaza de Mayo. “Los actores y la producción de La búsqueda de Martina organizaron una función para Abuelas de Plaza de Mayo, haciéndonos parte, porque les parecía fundamental que nosotros la viéramos en primera instancia. Es una película que me pareció muy interesante, conmovedora, viva y sentida. Si bien entiendo que no responde a una historia real, bien podría serlo”.

El Ciclo de Cine por la Identidad se presenta como una oportunidad de reunión y de encuentro, en el que se exhiben proyectos audiovisuales afines a la temática de la memoria, verdad y justicia, y se debaten con sus autores y actores, con la finalidad de promover el derecho de la identidad, sensibilizar sobre la búsqueda de los alrededor de 300 nietos y nietas que quedan por encontrar, y aportar a este proceso de búsqueda.

 Faria resalta la relevancia que significa para ella involucrarse en proyectos de este tipo y lo trascendental que resulta en estos tiempos de avance de ultraderecha recordar el pasado: “La película levanta temas que siguen siendo urgentes: aún vivimos bajo la sombra del legado de aquellos regímenes autoritarios, y muchas de sus estructuras permanecen intactas. En un momento en que la ultraderecha gana fuerza nuevamente en muchas partes del mundo, incluidos Brasil y Argentina, hablar de este pasado reciente se vuelve no solo importante, sino necesario. Recordar los horrores de las dictaduras, visibilizar sus consecuencias, es fundamental para que no se repitan nunca más. El éxito reciente de la película Ainda Estou Aqui (2024), que también aborda la memoria, las desapariciones y la búsqueda de justicia, muestra que el público necesita y quiere hablar de estos temas. La búsqueda de Martina, de alguna forma, es mi contribución a esta memoria colectiva, una forma de resistir al olvido”.  Le conmueve pensar en que su trabajo se presente el jueves en un lugar tan simbólico y cargado de historia como la Casa por la Identidad y la Ex ESMA. Recuerda la función previa a su estreno en festivales, la primera proyección fuera de la isla de edición, para las Abuelas, en la que los y las presentes y Estela de Carlotto le dieron el impulso para entregar la película al mundo. “Ella dijo algo que me marcó profundamente: “por primera vez en muchos años de lucha, me puse en el lugar de una abuela que busca a su nieto en otro país, sola.” Y agregó: “eso también existió”. Esa soledad de quien busca sin el apoyo de otros en la misma situación resuena en el camino de la protagonista de nuestra película, que lucha también contra el Alzheimer y por preservar su propia identidad. Es como si la película adquiriera una nueva capa de sentido allí, rodeada de tantas historias reales de resistencia, dolor y reconstrucción. Me siento muy honrada de exhibir la película en este espacio de memoria, verdad y justicia en el que se ha transformado la ESMA”, concluye.  

“Francisco fue un Papa revolucionario”

“Francisco fue un Papa revolucionario”

Federico Tavelli, analiza el legado del Papa en materia de derechos humanos y activismo internacional. El politólogo e historiador, obtuvo un permiso especial del Sumo Pontífice para investigar documentos desclasificados de la última dictadura militar.

“Francisco realmente mostró el rostro más humano de la Iglesia, en un sentido más visceral, el de la ternura, el de la compasión. Puso la atención sobre las personas que son excluidas o apartadas del mundo: los pobres, los migrantes, las minorías, los refugiados, los ancianos, los niños. Y dio lugar a temáticas de las que nadie quería hablar: la discriminación hacia las mujeres o hacia grupos sexuales minoritarios. En este sentido, me parece que Francisco  fue un Papa revolucionario. Un papado fuerte que deja huella, sin duda, hacia adentro de la Iglesia, pero también en el rol que tiene hacia afuera, sobre la posición y el mensaje que a nivel global transmite”, analiza en entrevista exclusiva con ANCCOM, Federico Tavelli, coautor de La verdad los hará libres, en conjunto con el grupo de investigación conformado por Carlos Galli, Luis Liberti y Juan Durán.

Tavelli es historiador, politólogo, especialista en relaciones internacionales, teólogo y docente universitario en Argentina y Alemania. Fue parte de la investigación, publicada en tres tomos, sobre el rol de la Iglesia durante los años de violencia estatal y en particular sobre el rol de los obispos frente al terrorismo de Estado ejercido por la Junta Militar. “Para elaborar la obra obtuvimos un permiso completamente extraordinario y excepcional del Papa Francisco. Permitió que un pequeño grupo de historiadores pueda acceder a documentación hasta entonces reservada y que, si bien es muy reciente en sentido histórico, era inaccesible por protocolos en relación al tratamiento de los archivos que tiene El Vaticano. Esta preocupación humana de él, lo hizo saltar protocolos y ser flexible, hacer excepciones en esta búsqueda por acercar la Iglesia a las personas. En muchos sectores, los más conservadores, esto generó oposiciones y críticas muy fuertes”.

Sin embargo, para Tavelli, esta actitud durante su papado “por las víctimas y para aliviar su dolor” ya tenía raíces en su período como Arzobispo de Buenos Aires. “En esa época había puesto a disposición de las víctimas del terrorismo de Estado la documentación que conservaba la Iglesia, para poder ayudar o, al menos, brindar un consuelo a la familias afectadas. Los motivos que promovieron la apertura de dicha información se ampararon en la búsqueda de transparencia que consideraba que deben tener las instituciones en general y la Iglesia en particular. Francisco se conmovió mucho por el dolor del otro, y tuvo una posición muy fuerte, por ejemplo, contra los abusos sexuales, incluso contra personas poderosas de la Iglesia obligándolos a deponer su autoridad. Lo hizo con mucha decisión”.

Desde lo personal, Tavelli, explica que “acceder a esa documentación de la Iglesia que no había sido vista ni estudiada, tanto la del Vaticano como en Argentina, fue una experiencia muy emotiva y una tarea enorme, sobre todo al tratar una cuestión tan viva desde el dolor y también tan polémica. Me pareció que era necesario hacerlo. Teníamos una oportunidad única que nos brindaba nuestro Papa argentino y no podíamos desaprovecharla. Trabajar con esa documentación fue una experiencia dolorosa porque permanentemente te encontras con dolor, esperanza, desesperanza, euforia, frustración y siempre la búsqueda, que nunca cesa ni se acaba”.

 

El legado al mundo de un argentino.

“El Papa murió, creo, en dos sentidos: por un lado es un Papa que muere y por otro, es el Papa argentino que murió. No sé hasta qué punto como nación hemos sido conscientes del valor global que tuvo, de que uno de los nuestros ocupó esa posición de influencia internacional tan importante. Tuvimos una gran oportunidad encarnada en él, un argentino que posicionó a América Latina, en líneas generales un continente olvidado y relegado, en el centro de la escena. Creo que en la actualidad se pone mucho más la mirada sobre América Latina y el Papa latinoamericano ayudó a forjar esta relevancia internacional”, sostiene Tavelli.

La argentinidad de Bergoglio, a pesar de la magnitud de su figura mundial, se puede hallar en la superficie de su persona, colocando la mirada sobre el aspecto más humano, trasgresor y carismático, que no opacó ni renegó de sus raíces, como él mismo pedía a sus seguidores que no hicieran. Para el historiador, Francisco “tenía una comunicación bien argentina, también su sentido de la ironía y del humor. Una serie de costumbres, que podemos decir, son muy propias de nosotros, y que él mantuvo y visibilizó en el mundo. Acciones como detenerse en la Plaza de San Pedro y tomar un mate o salir, por ejemplo, cuando fue elegido Papa, a comprar sus propios anteojos. Un Papa que hizo visible a América Latina no solo a través de la política y los discursos, sino también de sus modos y personalidad”.

¿Cómo analiza la figura de Francisco en el mundo?

Francisco se hizo cargo de un mensaje: la periferia, los mundos que quedan excluidos o descartados y los colocó en el centro de la atención. Es un gran discurso de humanidad y en definitiva del cristianismo en sí mismo. Esos mundos que no reciben la atención de los poderosos. Las noticias suelen centrarse en cómo las naciones más poderosas distribuyen el poder global o cuál es el valor de la economía como un valor absoluto. Él fue muy crítico de eso.

Hay un concepto muy actual, el de Sur Global, una especie de segunda categoría de países que también quieren tener una voz en la arena internacional. Y ciertamente el Papa Francisco, desde este punto de vista más político, apostó al multilateralismo. Lo vemos claramente en sus decisiones, en el sentido de que todos los países son importantes y tienen que dar una palabra, una decisión, o su aporte a los problemas globales.

 

¿Esta perspectiva también la tuvo hacia adentro de la institución?

Sí. Ahora estamos frente a un cónclave en las próximas semanas. El Colegio Cardenalicio que elegirá al próximo Papa está formado mayormente por cardenales designados por Francisco y que no son originarios de Europa. Él cambió el equilibrio dentro de ese órgano, si bien todavía el número de cardenales europeos es mayor individualmente comparado con los otros orígenes, hay muchos más cardenales de América Latina, de Centroamérica, de África, de Asia, de Oceanía en relación a la composición de otros Colegios Cardenalicios. Por lo tanto él tuvo esa visión de convertir ese ámbito tan importante en un espacio multicultural.

Además, enfatizó sus formas y sus ideas tomando decisiones que redoblaban y demostraban la fuerza de su visión. Colocó, por ejemplo, a mujeres en roles de altísima autoridad, en puestos muy importantes del Vaticano, inclusive por sobre obispos y cardenales hombres.

Los problemas sobre los que se ocupó Francisco, el cambio climático, la pobreza, la migración, los desequilibrios económicos, trascienden las fronteras nacionales. Frente a estas tendencias aparecen los nacionalismos más reaccionarios y son consecuencia, en definitiva, del proceso de globalización o internacionalización. En el mismo sentido, se da un proceso similar con la Iglesia. Hay reacciones que buscan una institución que permanezca más conservadora y aferrada a cosmovisiones tradicionales. Sin embargo, a largo plazo creo que el movimiento es hacia estos cambios que abrió Francisco, más allá de las reacciones inmediatas que se puedan dar. Al analizar los procesos históricos, la fuerza que tienen demuestra que es muy difícil cambiar el rumbo, porque van más allá de la voluntad de un grupo de personas. Son transformaciones culturales y generacionales muy profundas, y que afectan a todos quienes vivimos en este tiempo.

Sobre sus últimos días, Tavelli cuenta que Francisco estuvo en la Basílica de San Pedro rezando junto a las tumbas de sus antecesores. “Es como si él ya estuviera viendo que su misión estaba cumplida y quería comunicarse de alguna forma con estos otros papas, tal vez desde un modo más íntimo. Fue una especie de despedida esa última recorrida. Mantuvo sus fuerzas hasta el final, hasta esa bendición pascual desde el balcón de la Basílica, la cual recorrió una última vez antes de morir. En su testamento hizo saber que quiere ser sepultado fuera de San Pedro. Es decir, se despidió con esa idea tan suya de que la Iglesia tiene que salir, que su lugar es allí, afuera, entre las personas”.

Historia de una buscadora

Historia de una buscadora

«Mirta: Un siglo de dignidad» rinde homenaje a la vida de una de las fundadoras de Madres y de Abuelas de Plaza de Mayo. El libro se presentará el viernes en la UNSAM.

“Mirta era una persona reservada, de bajo perfil, y está bien que también sea homenajeada; no solo por ella, sino para seguir luchando por sus mismos ideales y por los 30 mil desaparecidos”. Con estas palabras Guillermo Ávalos define a su tía, Mirta Acuña de Baravalle, y a su vez explica la razón del libro que será presentado el próximo viernes 25 de abril en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). Mirta: Un siglo de dignidad rinde homenaje a la vida de una de las fundadoras de Madres y de Abuelas de Plaza de Mayo, y una referente en la lucha por los derechos humanos en Argentina. El escrito fue compilado por Rodolfo Grinberg, Laura Jara Suazo, Armando Pacheco y Luciano D’Addario junto con Ediciones Desde El Pie.

Baravalle comenzó su búsqueda en 1976, tras la desaparición de su hija Ana María Baravalle y su yerno Julio César Galizzi. En ese entonces Ana María, de veintiocho años, estudiaba Sociología y tenía un embarazo de cinco meses de gestación. Se presume que su hija o hijo fue dado a luz en cautiverio.

 

​Mirta fue una de las catorce mujeres que por primera vez se juntaron en Plaza de Mayo para reclamar por sus hijos un 30 de abril de 1977. A la vez, fue una de las doce madres-abuelas fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, que con el lema ‘Buscamos a nuestros nietos, sin olvidar a nuestros hijos’ comenzó el largo camino por la recuperación de la identidad de los niños secuestrados o nacidos en cautiverio.

La obra narra la vida de Baravalle a través de los ojos de sus familiares y amigos, pero no solo desde el costado activista y militante, sino también desde su faceta más íntima: no solo como madre y abuela de la Plaza, sino también como tía, mamá, amiga y compañera de lucha.

Los compiladores del libro, Grinberg y Jara Suazo, forman parte de la ronda de las Madres alrededor de la pirámide de Mayo todos los jueves a las 15. “Al comienzo del 2024 ella cumplió 99 años y hacemos una agenda en homenaje a las Madres con la foto de Mirta en la tapa, y ahí nos surgió la idea, con compañeros de la ronda, de entrevistar a gente para hacer un libro”, contó Grinberg, quien forma parte de un colectivo que se encarga de editar libros artesanales con una temática militante.

 

El libro debía salir en conmemoración de sus 100 años. Mirta nació el 12 de enero de 1925 pero falleció el 2 de noviembre de 2024. Debido a eso, en la narración del libro se pueden notar algunas entrevistas que hablan de ella en presente y otras en pasado.

Los entrevistados hicieron hincapié en que a Baravalle no le importaba ir a programas de televisión ni salir en las fotos, sino que su tarea fundamental era que se hiciera justicia. “La gente piensa que somos Madres de Plaza de Mayo para aparentar. Nosotras somos Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora porque salimos a buscar a nuestros hijos. No nos importó que nos corrieran o que nos golpearan, la cuestión era salir. Era nuestra función. Y Mirta fue muy importante en este camino”, afirmó Elia Espen, compañera de madre de Plaza de Mayo.

Para Ávalos “no solo hay que pensar en los 30.000 sino también en los nietos”, la tarea fundamental de su tía Mirta, que se destacó por haber sido una de las Madres que más investigó para poder devolver a esos nietos a sus abuelas, a sus verdaderos hogares. Gracias a sus investigaciones, muchos hoy saben cuál es su identidad. “Mi tía hoy no está y nunca se pudo llegar a saber si tuvo un nieto o nieta. Es muy triste que se haya ido y no haya podido saber qué pasó. Ana, si era nena, quería llamarla Camila, y si era nene, Ernesto”, añadió Ávalos. A su criterio, “hoy tenemos que seguir por estas reivindicaciones, porque mucha gente no entendió por qué hay 30.000 desaparecidos”.

Por su parte, consultado sobre por qué decidió que era importante poner la vida de Mirta en un libro, Rodolfo respondió que “el país tiene una historia que nos une y que nos marca, hay que hacerse cargo de ella, de lo positivo y lo negativo, no podemos negar nuestra historia”. 

La voz de Ana está presente, aunque haya sido silenciada hace más de 40 años, al igual que muchas otras voces que solo querrían manifestar libremente sus pensamientos. “Aún sin estar sus hijos, las estaban pariendo. El caso de Mirta Acuña de Baravalle, la desaparición de Ana, no solo cambió su vida, sino también la vida del país”, agregó Grinberg, pensando en las veces que se nombra a Ana en el relato.

Mirta no solo formaba parte de la defensa de los derechos humanos en Argentina, sino también en Colombia. Formaba parte de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, y en el libro hay relatos sobre sus hazañas fuera del país. 

Mirta Acuña de Baravalle dedicó su vida a las Madres de Plaza de Mayo, aunque su figura no tuvo la misma visibilidad mediática que otras compañeras. “Siempre le hice entrevistas a Nora, que tenía una magia que atraía. A Mirta solo la entrevisté una vez por una movida de los pueblos originarios en Bahía Blanca, porque no estaba Nora”, contó Grinberg. Sin embargo, este libro le permitió, no solo a él, sino también a muchos otros, descubrir en profundidad a una madre que dio todo por encontrar, no solo a su nieto, sino también a los de los demás. “A nivel personal no la conocía. Hacer este libro me hizo sentir en una relación de confianza, en cada entrevista y en cada foto. Es muy lindo para mí haber conocido a Mirta de esa manera –confesó Grinberg– porque la lucha siempre fue colectiva, y cada historia merece ser contada”.

Sobre el vínculo con la actualidad, este periodista –uno de los fundadores de la Agencia de Noticias Rodolfo Walsh– reflexiona: “Uno pensaba que no íbamos a discutir nuevamente si fueron 30.000 desaparecidos. Por eso que, para los más jóvenes, tenemos que buscar espejos donde mirarnos, y Mirta es el espejo. Es el ejemplo de coherencia, de perseverancia, todas las virtudes que uno busca en el ser humano, ella las tenía. No tranzó con nadie, con ningún gobierno”. 

La presentación del libro, el viernes 25 de abril a las 17 en la Universidad de San Martín, será una oportunidad de recordar a una de las grandes referentes de la historia reciente y reflexionar colectivamente sobre el pasado y el presente de los derechos humanos. En la mesa estarán acompañando a los autores Elsa Pavón; Elia Espen; Victoria Moyano; Adriana Leiva; Guillermo Ávalos; Luis Zamora y Yohana Lopez, de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz de Colombia.

El libro invita a seguir caminando por las huellas que ella dejó.