En general, los consultados coincidieron en la importancia que tiene la educación a la hora de contrarrestar el negacionismo, tanto como complementando las sanciones a las que daría lugar una ley, como herramienta principal que tendría una ley más pedagógica. El doctor en historia e investigador del Conicet Mariano Nagy explicó: “Las personas más jóvenes no vivieron en dictadura, más de la mitad de la población no vivió la dictadura y le queda lejanísimo” y, por eso, subrayó la importancia de las políticas educativas y la necesidad de seguir generando material pedagógico sobre la última dictadura cívico-militar para acercar a las nuevas generaciones a ese período, ya que la escuela suele ser el ámbito en el que hablan sobre la dictadura por primera vez. Musante coincidió en esto último y planteó que “si queremos avanzar contra estos discursos negacionistas y de odio, se construye con la memoria, con más trabajos en las currículas escolares, con más exposición pública”. Y agregó: “Pero no imagino que una ley lo resuelva”. Karszenbaum también coincidió en que “La alternativa siempre es el camino educativo. El museo es una propuesta y se percibe así, entiendo que toda la tarea que hacen en los sitios de memoria en la Argentina también tiene esa impronta”. Aunque agregó: “La amenaza del discurso negacionista está y es verdad que no se soluciona con una visita al museo”. Aunque duda sobre la eficacia de una ley, sostuvo que prefiere que haya una ley a que no la haya.
Otro punto abordado fue qué genocidios debería abarcar una ley contra el negacionismo. Para Héctor Shalom es sumamente importante que la ley “debe involucrar a los procesos de negación, distorsión y banalización de la dictadura cívico militar más aquellos genocidios, crímenes de lesa humanidad o manifestaciones masivas de discriminación que atraviesan diferentes minorías”. Alex Hadjian también expresó que este punto le “parece sumamente importante ampliarlo y generalizarlo hacia todos los crímenes de lesa humanidad”. Por su parte, Mariano Nagy expresó que “el tema de que incluya procesos locales es fundamental”, refiriéndose a que la ley trate también sobre los genocidios sufridos por los pueblos originarios.
En este sentido, el historiador Marcelo Musante destacó la importancia del abordaje comparativo de los genocidios: “Si uno puede trabajar en los distintos genocidios, como el armenio, como la Shoá, me parece que también nos puede servir. Uno cuando analiza las masacres de Napalpí y de la Bomba, por pensar en dos procesos judiciales que tienen sentencia de crimen de lesa humanidad en el marco de genocidio, ambas masacres, por ejemplo, tienen cosas muy distintas, perotambién muy similares. El modo en el que la prensa fue construyendo con anterioridad a la masacre la idea de la peligrosidad del indígena, cómo todos esos discursos mediáticos habilitaron efectivamente la represión, y cómo después esos discursos mediáticos la invisibilizaron y la negaron, y que son discursos que podemos ver en lo ocurrido ahora con Rafael Nahuel o cuando fue la desaparición y asesinato de Santiago Maldonado en el lof en Resistencia de Cuyá. Entonces, me parece que estudiar los genocidios en claves comparativas nos pueden permitir también empezar a ver cuando hay ciertas cosas que empiezan a repetirse”.
En ese sentido, Carlos “Charly” Pisoni, explicó que el proyecto de ley contra el negacionismo que se presentará mañana busca “tipificar el negacionismo en el Código Penal, que esa tipificación sancione a los funcionarios públicos que nieguen, relativicen, minimicen los crímenes de lesa humanidad reconocidos por el Estado Argentino, y que la pena sea la inhabilitación en el cargo de seis meses a cuatro años”. Y aclaró que el proyecto “busca la educación en derechos humanos dándole al INADI la funcionalidad de poder trabajar el tema en sus misiones y funciones. Que se implemente una ley de capacitación obligatoria para todos los funcionarios del Estado, como la Ley Micaela”, ejemplificó. Y destacó la amplitud del proyecto: “No es una iniciativa solamente de organismos de derechos humanos, sino que al implicar los negacionismos de todos los crímenes de lesa humanidad reconocidos por el Estado es un proyecto muchísimo más amplio”.