La «orfandad» que dejó Cristina

La «orfandad» que dejó Cristina

Desconcierto y desazón confiesan los militantes kirchneristas ante el renunciamiento de su líder. ¿Por qué no salieron a la calle con el fallo judicial? ¿Cómo imaginan el futuro?

“No voy a ser candidata a nada, ni a presidenta ni a senadora. Mi nombre no va estar en ninguna boleta”, dijo Cristina Fernández de Kirchner el pasado 6 de diciembre, luego de que el Tribunal Federal Nº 2 la condenara a seis años de prisión por el delito de administración fraudulenta en el marco de la llamada “Causa Vialidad” en un procedimiento judicial sospechado de no respetar las garantías procesales. Según el fallo, la vicepresidenta quedó también inhabilitada para ejercer cargos públicos.

Tocaron a Cristina y no se armó ningún quilombo, como anunciaba el cántico de la militancia y un “sentimiento de orfandad” inundó los corazones kirchneristas. ANCCOM salió a buscar las razones de esa inacción y la mirada a futuro de quienes creen en ella.

En el aire

El común denominador es el desconcierto y la desazón. “Estamos impávidos en este momento”, reconoce Carmen, vecina de Wilde. La militante de La Cámpora se lamenta: “Para generar un 17 de Octubre tuvieron que meter en cana a Perón en Martín García”. Siente que todo “está suspendido en el aire”, que el Mundial tapó todo y que no hay nada pensado. Ve todo en estado “deliberativo”.

“Nos sorprende la compañera con la noticia de que no se va a plantear ser candidata a ningún puesto”, cuenta Pablo, que trabaja para el Centro de Formación de la CGT, regional La Plata. “Estamos todos perplejos porque no tenemos a priori otro candidato natural surgido espontáneamente, más allá de Máximo o de Wado. Pero no tienen el empuje que tiene Cristina”, explica el licenciado en Realización de Cine, televisión y Video. Por su parte, Jeremías, militante de Identidad Argentina del Frente de Todos, considera que la decisión de Cristina “es un golpe al corazón para todos los que la queremos ver presidenta”. Por otro lado, se sincera al criticar el accionar de las organizaciones peronistas y kirchneristas: “Si bien el peronismo es verticalista, creo que hay momentos en los que no tenemos que esperar una orden. El fallo contra Cristina salió hace varios días y no estuvimos en la calle. Tendríamos que salir a ver qué onda”. Reconoce, ante ese sentimiento de orfandad que dejó la baja de Cristina, que “cuadros tenemos un montón con buenos ideales, pero no supimos construirlos a nivel nacional, electoralmente hablando”.

El 2 de septiembre de este año, la vicepresidenta fue víctima de un intento de magnicidio. Esa noche, al llegar a su domicilio de Recoleta, rodeada de militantes, Fernando Sabag Montiel gatilló a centímetros de su cabeza, sin que saliera la bala. “La inacción o la desmovilización responden a algo muy clarito, que fue el intento de magnicidio y la represión de los días anteriores. Por más que tenemos una larga historia de poner muertos y apaleados, no queremos volver a esas situaciones. Es difícil llevar a los hijos de uno a un ambiente que se sabe que es volátil”, explica Pablo.

Militar

Muchos seguidores de CFK están convencidos de que una de las herramientas importantes para salir de la crisis es más militancia. Para Pablo, es necesario “salir a buscar a los compañeros que están desencantados, a los que no quieren participar por algún motivo”. En su fervor, Jeremías sostiene que “hay que estar junto a nuestros vecinos y vecinas que viven en una situación complicada, desde cualquier lugar que uno milite. Hay que recuperar un gobierno nacional y popular donde la prioridad sea el pueblo”. Además, cree en la necesidad de formar un frente de lucha entre el peronismo y la izquierda trotskista: “Creo que esos espacios tendrían que madurar para formar un frente de lucha con cosas en común, donde se puedan discutir los consensos mínimos”.

Desde Córdoba, Mariela Gatica, militante de La Cámpora, afirma que “para la militancia lo que queda es reorganizarnos, entender que estamos atravesando otro proceso, verlo desde una perspectiva histórica y no desde lo inmediato. Como sujetos políticos históricos nos toca tomar herramientas históricas necesarias, ser innovadores y aggiornarnos al momento actual”

Marzo

En marzo de 2023, la vicepresidenta podrá apelar su condena. El 9 de ese mes, el Tribunal Oral dará a conocer los fundamentos de su decisión y la defensa podrá impugnar y llegar a la Corte Suprema de Justicia.

Por su parte, el Grupo de Puebla, anunció que se postergó hasta marzo del año próximo el encuentro contra el lawfare que se iba a realizar el lunes 12 de diciembre en el Centro Cultural Kirchner, debido al contagio de covid de Cristina. Bajo el lema “Voluntad popular y democracia. Del partido militar al partido judicial, las amenazas a la democracia”, Alberto Fernandez y ex mandatarios latinoamericanos participarán del encuentro en apoyo a nuestra vicepresidenta en ese marzo que se ve lejano.

Para Pablo: “Marzo será definitivo, va a venir con una tormenta importante”.

«Condenan a un modelo económico»

«Condenan a un modelo económico»

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua en la causa Vialidad. Denunció «una mafia mediática y judicial», leyó los chats entre los jueces y directivos de Clarín que viajaron a Lago Escondido y anunció que no será candidata en 2023.

“Mirá cuanta policía hay”, dijo una chica rodeada de caras tristes y manos en las cinturas que sostenían cuerpos inmóviles, incapaces de mirar a otro lado que no fuera el enorme edificio gris por donde asomaban caras uniformadas entre las persianas a mitad abrir. “Condenar a Cristina Fernández de Kirchner a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos”, anunció el juez Jorge Gorini, acompañado por sus laderos Andrés Basso y Rodrigo Giménez, en la lectura del veredicto de la denominada causa Vialidad. 

En el Tribunal Oral Federal N°2, desde la Sala B de audiencias de Comodoro Py, se conoció la sentencia de los doce imputados por la causa. Los treinta grados de calor no impidieron que cerca de dos mil manifestantes acudieran a la entrada del edificio, firmes en apoyo, agitando sus banderas, haciendo sonar los tambores y cantando: “Si la tocan a Cristina / Que quilombo se va a armar”. 

“Me condenan porque condenan un modelo económico», dijo la vicepresidenta que, luego de difundido el fallo, salió en vivo desde su despacho en el Senado de la Nación. “Esto es un Estado paralelo y mafia judicial”, afirmó y agregó que esto lo confirmó en el momento en que se filtró el viaje a Lago Escondido y el intercambio de chats de los funcionarios macristas, fiscales, jueces y directivos del Grupo Clarín que asistieron en octubre de este año. 

«Por vez primera queda expuesto ante nosotros, con enorme contundencia, el modo en que ciertas corporaciones operan sobre funcionarios, jueces y fiscales procurando de ellos favores que, en muchos casos, buscan ventajas indebidas, mientras que en otros simplemente propician la persecución de aquellos que los enfrentan», dijo el Alberto Fernandez el día anterior por cadena nacional, haciendo referencia al viaje que «habría realizado un grupo de jueces, fiscales, ex funcionarios públicos y ex agentes de la Agencia Federal de Inteligencia, en un avión privado, hasta Lago Escondido» y a la coordinaron vía Telegram de ellos para justificar y encubrir este mismo. 

En esta mansión de ciento veinte mil hectarias de Joe Lewis, en Rio Negro, estuvieron los jueces Julián Ercolini, que, entre otros, lideró la ofensiva judicial contra Cristina Kirchner y el grupo Indalo,  y Carlos Mahiques, juez de Casación y exministro de Vidal. El hijo del último, Juan Bautista Mahiques, jefe de fiscales de CABA; Marcelo D’Alessandro, ministro de Justicia y Seguridad de Horacio Rodríguez  Larreta; Leo Bergrot, exjefe de Legales de la SIDE en tiempos de Antonio Jaime Stiuso; Pablo Yadarola, juez en lo penal económico; Pablo Cayssials, juez en lo contencioso administrativo y Tomás Reinke. Entre otros invitados que al momento no se identificaron, al no viajar en el mismo vuelo que los anteriores. También Jorge Rendo, Gerente de Asuntos Institucionales de Clarín, y Pablo Casey, sobrino del CEO del multimedio, Héctor Magnetto.

“Estamos transmitiendo en vivo desde Comodoro Pro”, dijo un marchante con el celular en mano. Pegados a las vallas, los carteles leían: “Ercolini renuncia”, “Basta de Lawfere”, “Todos con Ella”, “Fuera mafia del poder judicial”. 

Roxana Ferreyra, la concejala de Bariloche que denunció la reunión en Lago Escondido, dijo: “Es una cumbre de hombres del Poder Judicial que opera con el poder político y económico y que se juntan para eso en la casa de un señor que usurpa nuestro territorio, pese a lo cual nunca fue desalojado. Mientras tanto prevalecen las noticias de desalojos y acusaciones contra la comunidad mapuche o la de personajes como Patricia Bullrich que vienen aquí a incitar a la violencia. Por eso queremos que se sepa de este encuentro, más allá de que no nos sorprenda”.

 

“Mi hija me dice ‘¿por qué hablas todo el tiempo de Cristina?’, y es que ella no entiende que con ella sentí dignidad por primera vez en mi vida, que si pude vivir bien, que si pude viajar, fue por ella. Por eso vine hoy acá”, dijo Leonor con su delantal blanco de maestra, mientras dejaba pasar a cientos de personas que fueron caminando desde Liniers. 

Los celulares pegados a las orejas reprodujeron las voces de los jueces, y mientras dictaban la sentencia en las calles se escuchaba: “¡Cipayos! Que renuncien ya”. Con un previo momento de celebración y confusión por la absolución por mayoría del delito de asociación ilícita, “no hay nada que festejar”, aclararon por el micrófono y de manera inmediata las caras se modificaron.

“Inocente, Cristina es inocente”, cantaban fuera de la Cámara Federal de Casación Penal. Sin embargo, las condenas fueron de seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos para Cristina Fernández de Kirchner; seis años de prisión para Lázaro Báez, Nelson Periotti y José López; cinco años para Juan Carlos Villafañe; cuatro años y seis meses para Raúl Pavesi; cuatro años de prisión para Mauricio Collareda y José Santibañez y tres años y seis meses de prisión para  Raúl Daruich.

“No voy a ser candidata a nada, ni a presidenta, ni a senadora, mi nombre no va a estar en ninguna boleta en 2023. Terminó el 10 de diciembre y me vuelvo a la misma casa, la misma de la que salí un 25 de mayo de 2003 para acompañar a quien fue mi compañero -declaró Cristina en el vivo- La condena real que dan es la inhabilitación perpetua a acceder a cargos públicos”. Además se refirió a Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, cuando dijo que “puede pedir a sus esbirros de la Corte Suprema que me metan presa».

Los jueces dispondrán de un período de 40 días hábiles para dar a conocer los fundamentos del veredicto. 

 

¿Se lanza?

¿Se lanza?

Miles de personas se reunieron en el la Ciudad de La Plata, para conmemorar el Día de la Militancia y escuchar a Cristina Fernández de Kirchner, de quien esperan sea la candidata a presidenta en 2023.

Organizaciones sociales, políticas y los sindicatos participaron del acto por el día de la Militancia que se llevó a cabo en el Estadio Diego Armando Maradona de La Plata. El día histórico y la reivindicación del peronismo como lemas entre las banderas a la espera de la principal oradora, Cristina Fernández de Kirchner, en su segunda aparición pública luego del intento de magnicidio

 El 17 de noviembre se conmemora el retorno de Juan Domingo Perón a la Argentina, luego del destierro iniciado en 1955, tras el primer golpe militar a un gobierno peronista. 

El viaje hacia la Plata comenzó en la Asociación Homero Manzi, ubicado en la intersección de Belgrano y Boedo, donde de a poco, se juntaron militantes de todas las comunas de Capital Federal. Entre ellas Ana, oriunda de Ciudad Evita, que hace 50 años estuvo presente cuando Juan Domingo Perón volvió a Argentina. “No nos dejaban cruzar”, recordó, pues las fuerzas militares habían impedido llegar a Ezeiza por la Richieri. Entonces, decidieron cruzar las aguas del Matanza para poder recibir al líder del peronismo. Esa demostración de compromiso, como otras más, fue la que llevó a que ese día se convierta en el Día de la Militancia.

Hoy, 50 años después, “es por ella (Cristina Fernández de Kirchner)”, mencionó con mucha seguridad, y se unió al cántico de sus compañeros y compañeras, que acompañó todo el viaje hacia La Plata: “Cristina presidenta/Cristina presidenta/Cristina presidenta”. Una vez allí, se unieron a demás organizaciones a la espera del discurso de la vicepresidenta de la Nación, pero no tardaron en hacerse oír otra vez: “Cristina presidenta”. El pedido del pueblo fue claro.

La previa del acto estuvo en manos de Pedro Rosenblat y Julia Mengolini. Por el escenario pasaron diferentes artistas desde la dj Coneja China, freestylers y La Mancha de Rolando. Hasta que pasadas las 19.30, llegó Cristina Fernández de Kirchner. 

En la espera a la principal oradora, Anccom dialogó con diferentes referentes de la política. Lorena Pokoik, ex legisladora porteña por el Frente de Todos, resaltó: “hay una operación clamor de un sector muy importante del movimiento nacional y popular. Esa operación clamor, Cristina 2023, tiene que ver con que es la garante de cómo creemos nosotros que hay que sacar a la Argentina adelante. Entendemos que en un movimiento tan grande y popular como es el peronismo hay matices y diferencias, pero nosotros creemos que la forma de salir adelante es profundizando la distribución de la riqueza”. Y agregó: “Para nosotros ir a un acto con Cristina es ratificar nuestras banderas de una patria justa, libre y soberana. Es ratificar el coraje que se necesita para tomar las medidas necesarias que nos permita pensar en una Argentina feliz para todos y todas. La única garante de eso, la gran líder y de conducción indiscutible del movimiento nacional es Cristina. Por eso este Día de la Militancia es un día particular y que tiene un doble sentido”. 

En sintonía, Julio Marini, intendente de Benito Juárez, resaltó: “Cristina es una persona que gobierna, pero no con tibieza, gobierna con la situación que viven los argentinos y lo siente de esa manera. Confío en Cristina. No veo un político, de cualquier partido, que esté en condiciones de gobernar este país en serio para sacarlo adelante”. Asimismo, opinó que “Cristina tiene capacidad de trabajo, tiene experiencia, ya fue presidenta. Me parece que merece una oportunidad más. Creo que la gente se lo va a dar. Sino la derecha va a terminar vendiendo hasta Vaca Muerta. No nos van a dejar nada”.

A pesar de que el mensaje esperado por quienes acudieron al acto central del Día de la Militancia era Cristina 2023, la vicepresidenta evitó mencionar su candidatura. En los militantes resonó su discurso marcado por críticas a la Justicia y a la oposición. También hizo referencia al atentado que sufrió el 1º de septiembre, remarcó la importancia de tener una política de seguridad e hizo un fuerte énfasis en la cultura del trabajo. 

 Así lo escucharon los y las militantes, como Gladys López de Garín, provincia de Buenos Aires, quien expresó: “fue un discurso esperanzador, con mucha energía para el momento difícil que estamos pasando. Ella va a ser una de las candidatas al 2023. Va a jugar como candidata. A pesar de que no lo dijo, dejó una puerta abierta, como hace siempre, que nos permite darnos alegría”. Y sumó: “Creo que es una referente política con mucha capacidad. Es la única que puede destrabar todos estos conflictos y la problemática que hoy tenemos en la economía. Como dice ella, tenemos que volver a lo que éramos en esos 12 años que pasamos y volver a recuperar a la familia en su hogar, con todas sus necesidades cumplidas a través del trabajo”. 

 

Si bien Cristina Fernández de Kirchner mantuvo hermetismo respecto de su candidatura, su discurso tuvo una fuerte connotación electoral. Por lo cual, militantes políticos, sociales, referentes de derechos humanos, y la sociedad en general esperan que tome carrera hacia el 2023. Pues bajo su conducción política se encolumnan las tres banderas del movimiento más grande del país: Independencia Económica, Justicia Social y Soberanía Política.

«No es revancha, es amor y dolor»

«No es revancha, es amor y dolor»

El peronismo porteño realizó un acto en Parque Lezama para «cuidar» a Cristina Fernández de Kirchner y solidarizarse con ella tras el atentado del que fue víctima el pasado 1º de septiembre.

Es una concentración anunciada en defensa (de la vida) de Cristina Fernández de Kirchner, pero a la vez hay un clima de recital o estadio de fútbol Con sus banderas de fondo, la multitud agita y aguanta arriba de las gradas del anfiteatro del Parque Lezama, dispuesta en un semicírculo que mira hacia el escenario que está en el centro. A una semana del atentado a su líder, partidos, agrupaciones y autoconvocados peronistas, kirchneristas y de izquierda, se concentran para repudiar el odio con unidad.

El jueves 1 de septiembre pasadas las 21, un hombre llamado Fernando Andrés Sabag Montiel gatilló dos veces en la cara de la vicepresidenta. En el video que se viralizó y que espantó a una gran parte de la población, se ve que justo en el momento en que el arma se acerca a su cara, Cristina se agacha a buscar un ejemplar de Sinceramente que se le había caído. En su declaración confiesa no haberse percatado de lo que pasó en ese momento. Muchos hablaron de un milagro por el que no salió la bala. 

“Cuando vi lo que pasó me angustié, lloré. Me sentí violenta también, que es algo que me sorprendió de mí porque no soy así. Pero la verdad, sentí ganas de romper todo. Y me siento impotente para contrarrestarlo, no encuentro las herramientas”, reflexiona Silvana, subiendo la voz entre los cánticos de la hinchada compañera y los temas de Los Redondos que salen de los parlantes. En su rol como docente ve cierta violencia que se refleja en padres, madres y estudiantes de su escuela. Habla de cierta responsabilidad en el sistema de enseñanza, con una materia como Historia “que no se ve como la historia de la política, entonces los profesores la enseñan como una sucesión de eventos que no tienen lógica, donde no se mencionan las pujas entre los intereses de los distintos sectores”. 

En el escenario, Dora Barrancos se levanta de su silla y toma el micrófono. Describe el atentado bajo la carátula de un intento de “magnifemicidio”, poniendo sobre la mesa que “los odiantes no soportan la calidad de la inteligencia, de las convicciones y del coraje de Cristina”. La socióloga y asesora presidencial hace dos pedidos. El primero a “lo que queda de justicia justa”, con el petitorio de que la investigación “llegue hasta las raíces mismas: no nos van a convencer de que los miembros de un grupo marginal sean los actores principales de esta tentativa”. El segundo, un recado a la unidad de los manifestantes presentes y los simpatizantes de la vicepresidenta al grito de “¡si estamos unidos, las hienas retrocederán!”.  

Lola y Alondra son dos pibas de Mar del Plata. Allá hay manifestaciones, como a la que fueron el viernes, pero comentan que no son tan masivas como las que suceden en CABA o como en la que están hoy. Cuando vieron las imágenes se quedaron duras mirando la pantalla. “Me dio miedo, después me asusté, después me enojé y al otro día fuimos a la plaza”, cuenta Lola. “El aguante allá siempre está, pero es una ciudad que la gobierna la derecha hace años. Es complejo, por eso hay que estar ahí”, explica Alondra.  

Arriba del escenario, Ofelia Fernández, hace alusión a sus jóvenes 22 años, expresando que “lo que pasó el jueves que intentaron asesinar a Cristina, es una excepción en mi vida y en la política que conozco pero no en la historia y menos en la del peronismo”. En medio del debate del “ellos o nosotros”, la legisladora recuerda la movilización del viernes pasado donde “no había revancha, había amor y había dolor”. Y hablando de amor concluye su discurso apenada porque “debe ser realmente desesperante lo que les pasa, porque nadie nunca los va a querer como nosotros la queremos a Cristina, la historia nunca se va a acordar de ellos y eso les debe doler mucho”. Se piantan unos lagrimones en algunos rostros que se disimulan con aplausos. 

El sol ya empieza a bajar. A una mitad de la tribuna le sigue pegando el sol, mientras que la otra se saca los lentes y las gorras para descansar en la sombra. Constantemente dos cosas se atraviesan por los discursos de los dirigentes: el humo de las parrillas y los cantitos peronistas. Ambos cruzan el aire de la plaza, incontenibles. 

Como en todo recital de rock, partido de fútbol o marcha peronista, no falta el merchandising. Accesorios y ropa nacional y popular, librerías itinerantes, manteros con todo para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero compañero. Silvia, así como lo hizo el viernes pasado, vende stickers, pins e imanes a cuatro manos en su puestito frente al escenario. “La rueda del odio se frena con la unidad, es la única que hay, con la lucha en las calles como lo hicimos siempre”, comenta la feriante. 

Gabriela Cerruti abre el acto de cierre. Recibe algunos silbidos contados con los dedos de la mano. La portavoz presidencial se refiere, entre otras cosas, a la cuestión en boca de todos los últimos días. ”A veces siento que le quitamos ideología cuando decimos ‘discursos del odio’. No se trata de una crítica, un insulto o una discusión.  Es un discurso que cree que construye un ‘otro’ que no tiene valores democráticos, con el que no se puede convivir y tiene que ser exterminado de la sociedad. Es profundamente ideológico, un discurso provisto por el neoliberalismo y la ultraderecha, que tiene detrás intereses económicos”. 

 Mariano Recalde cierra el acto con certezas: “Con Cristina hay 2023”. La multitud ovaciona y ahí nomás siguen con el repertorio peronista. Un montón de voces corean “cuánto les falta para entender que no fue magia, nos conduce una mujer”. 

Un grupo de pibes y pibas militantes del Frente Patria Grande van y vienen armando pogos en el medio del anfiteatro. «Vinimos para dar una demostración, como decía Néstor, de conciencia popular frente al odio que se genera en los tiempos que corren», expresa Abril, militante y estudiante de trabajo social, mientras respira después de una tarde de saltar y cantar.    

Una familia tipo con dos hijos de alrededor de 13 y 9 años, se van de la movilización bailando ante una cámara que los transmite en la pantalla. La madre habla por todos: “Tenemos que dejarles un país mejor a nuestros hijos. ¿Y cuál es? Con Cristina”. 

El Gobierno fue a misa

El Gobierno fue a misa

El gabinete nacional, encabezado por el presidente Alberto Fernández, asistió a la Misa por la Paz y la Fraternidad en la Basílica de Luján. La oposición, que estuvo invitada, no asistió. Otro gesto de unidad del oficialismo tras el atentado a la vicepresidenta y una grieta que no se cierra.

Bajo el llamado de la Conferencia Episcopal Argentina a rezar por la paz y la fraternidad entre todos los argentinos y las argentinas, el intendente de Luján Leonardo Boto propuso la búsqueda del diálogo político y a rezar para acabar con la fuerte violencia política que alcanzó su punto máximo en el atentado a la vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner.  

Sin militantes ni movilización social a la vista, el acto religioso fue el centro de atención. Se desarrolló en un panorama de muchas expectativas y una convocatoria que llenó la Basílica. Como ya había sido anunciado, la vicepresidenta no asistió al evento religioso, así como tampoco su hijo Máximo Kirchner. A diferencia de Alberto Fernández, que a través del portavoz de la presidencia Gabriela Cerruti, ya había confirmado su asistencia. 

 

Basílica dividida en dos

Desde el mediodía del sábado, la Basílica se dividió en dos entradas. La calle 9 de Julio, al costado del templo, estaba vallada. Por allí entraron los invitados del intendente: Ministros, Diputados, Legisladores y gremialistas. Quienes tenían reservados los primeros lugares. Y por la gran puerta del frente entraban los vecinos, feligreses y militantes que quisieran estar presentes.

En la calle, los turistas y los puestos de santerías seguían el ritmo normal del fin de semana. A unos pocos metros, la UOCRA, único gremio que se hizo presente, levantaba sus banderas. “La misa no sabemos sí es importante o no, la unión es lo principal”, afirmaba Sergio, trabajador que marchaba en esa columna. “Cuando nos convocan, siempre estamos presentes porque lo sentimos de corazón” agregaba Oscar, uno de sus compañeros.

Diez minutos después de las 13, horario pactado para el comienzo de la misa, las puertas del costado se cerraron. Aún no había llegado el presidente Alberto Fernández ante el extrañamiento de los simpatizantes con altas expectativas de saludarlo. Minutos después, el Presidente surgió de otra puerta y se sentó junto a Eduardo Duhalde, Wado De Pedro, Boto y otros ministros y diputados.

La ceremonia

Al cerrarse las puertas de 9 de Julio, los simpatizantes se quedaron detrás de las vallas y presenciaron la misa que se transmitía en vivo en una pantalla mediana afuera del templo. 

Leonor, una señora que se apoyaba en las paredes de la santería oficial de la Basílica, escuchaba atenta las palabras de Jorge Scheinig, arzobispo que presidió el acto. Entre lágrimas, al recordar el hecho vivido por la Vicepresidenta el pasado jueves 1 de septiembre, afirmó: “Espero que Dios y la virgen protejan a Cristina”. 

Las familias abrazadas, rezando en voz baja, repitiendo las palabras de Scheinig y levantando las manos al aire fueron la imagen de éste sábado. 

Tras el pedido por el “saludo de la paz” por parte del arzobispo se generó un clima de unidad: “Desearle al otro que éste lleno, lleno de Dios, nos marca el camino», oró el religioso. Afuera, del otro lado de las paredes del centro espiritual, los espectadores se saludaban unos con otros, chocando los puños y con besos en las mejillas. 

«A los gorilas me gustaría darles la paz» conversaban dos amigas tras el abrazo, remarcando la ausencia de la oposición en el acto.