Un documental sobre los vuelos de la muerte

Un documental sobre los vuelos de la muerte

Este jueves se estrena el documental «Traslados», de Nicolás Gil Lavedra, una recopilación cronológica de archivos, testimonios y evidencias de uno de los procedimientos de aniquilación más feroces utilizado por la última dictadura argentina.

El jueves 6 de septiembre se estrena  el documental Traslados, una obra dirigida por Nicolás Gil Lavedra y basada en una idea de la actriz y productora Zoe Hochbaum que reúne, por primera vez en Argentina, material de archivo, testimonios y recreaciones para relatar y contextualizar los vuelos de la muerte, uno de los más atroces métodos de exterminio que se llevó a cabo durante la última dictadura cívico-militar en nuestro país.

El término “traslados” es un eufemismo que utilizaban los represores asesinos de la dictadura para referirse al método genocida que consistía en subir a los prisioneros secuestrados a un avión, drogarlos y, en estado de somnolencia, arrojarlos vivos al mar o al Río de la Plata. “Dentro de la ESMA, ellos realmente nos decían que la gente iba a ser trasladada a una finca al sur del país en donde iban a poder estar al aire libre, donde iban a tener mejores condiciones de detención”, contó Miriam Lewin, periodista y sobreviviente de la dictadura, en diálogo con ANCCOM. Y sentenció que: “‘Traslados’ no quería decir para nosotros eliminación o solución final, ni mucho menos para la sociedad que no conocía la terminología. Era un término que utilizaban para enmascarar el asesinato de las y los desaparecidos”.

“Traslados” funciona como una especie de rompecabezas cronológico que pretende, exitosamente, exponer las evidencias que se recolectaron a lo largo de estos casi 50 años acerca de los vuelos de la muerte. Para lograrlo, la obra se vale de material de archivo, de testimonios de exdetenidos, familiares, periodistas y especialistas, y de recreaciones que muestran una ficcionalización de lo que los entrevistados relatan. Entre ellos, se encuentra la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, el juez federal Daniel Rafecas, el piloto y director cinematográfico Enrique Piñeyro y la ya mencionada Lewin; estos dos últimos relevantes, además, por su rol decisivo en la localización y la repatriación de uno de los aviones utilizados para llevar a cabo dichos vuelos, el Skyvan PA51. “Este es un documental donde los hechos son lo más importante porque lo que hace es demostrar, a través de testimonios y pruebas, este método de exterminio”, recalcó el cineasta y guionista Gil Lavedra.

En este sentido, el director destacó que “Miriam es una de las entrevistadas centrales que tenemos” ya que tanto su testimonio como su libro Skyvan. Aviones, pilotos y archivos secretos sirvieron para la investigación del documental. Lewin relató que, en 2007, se acercó a ella un fotógrafo italiano que le hizo una propuesta que marcaría su vida de allí en adelante: buscar a los aviones de los vuelos de la muerte para identificar a los pilotos asesinos. “Durante mucho tiempo yo no había querido investigar sobre temas que tengan que ver con mi experiencia personal en la dictadura. Pero después de un taller de ética periodística que hice, y justamente no muy lejos de donde estaba el avión Skyvan, entendí que más que un impedimento era un deber que yo tenía, o cierta ventaja en cuanto a sensibilidad, por ejemplo, para entrevistar a otras víctimas de otros genocidios”, expresó la periodista. El avión se encontraba en el Estado de Florida, Estados Unidos y con el tiempo se pudo comprobar que fue el mismo que se utilizó para arrojar a las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon, y a las integrantes fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga, por órdenes de Alfredo Astiz. El año pasado fue repatriado y ahora se encuentra exhibido en la exESMA.

El director también reflexionó acerca del título del documental: “Era lo suficientemente potente como para representar lo que estábamos contando. Es un término muy específico y me parece que ahora se va a hacer un poco más conocido en la gente”, recalcó el cineasta y guionista. Asimismo, recordó que el título y la idea original surgieron por parte de Zoe Hochbaum, actriz con quien anteriormente había participado en otros proyectos. “Ya en la adolescencia, Zoe quería hacer un trabajo sobre los vuelos de la muerte. Ella había empezado a hacer un audiovisual sobre el tema y a juntarse con gente, pero por alguna razón el proyecto se puso en pausa. Cuando lo retomaron, me llamaron a mí”, explayó Gil Lavedra.

“Estaba familiarizado con la temática, pero no específicamente con los vuelos. Sabía que tiraban gente al mar o al río, pero no de manera tan específica como después de involucrarme en la investigación y de hacer este documental. Con el tema de la dictadura ya había trabajado, y también por mis viejos es un tema que siempre me conmovió y me interesó abordar audiovisualmente”, mencionó el cineasta. El hijo del abogado y juez del Juicio a las Juntas Militares, Ricardo Gil Lavedra, y el también director de la biopic de Estela de Carlotto, agregó: “Desde hace unos años, los documentales cobraron otra importancia con las plataformas en el sentido de la difusión. Me parece que había algo de eso y de cómo se estaban haciendo los documentales en Argentina en estos últimos años que le llamaba la atención a Zoe. Por eso también quería hacer un material sobre los vuelos de la muerte que era algo que no existía en tono de documental”.

Además, tanto el director como Lewin aludieron a la relevancia de un film como este en tiempos donde los discursos negacionistas y hasta reivindicadores de la atrocidad se expresan con completa impunidad. “Cuando lo empezamos a hacer era otra la Argentina. Una película o documental que hable de nuestra memoria siempre es importante. Pero se fue volviendo mucho más necesario. Más ahora que hace unas semanas nos enteramos que hubo una visita de diputados a represores, entre ellos Astiz es aún más importante para que la gente pueda saber qué es lo que nos pasó”, sentenció Gil Lavedra. Lewin, por su parte, retomó como clave la vuelta al país del Skyvan y aseguró que: “En épocas de negacionismo, un avión desde el que se tiraron madres y en donde se asesinaron monjas es una evidencia de que aquellos a los que quieren reivindicar los integrantes de este gobierno no merecen reivindicación alguna. Son meramente asesinos. Esto no fue una guerra en absoluto. Esto fue un proceso de aniquilación de la sociedad civil. Por esto también es muy necesario este documental”.

“Traslados” se podrá ver en la sala Cine Arte Cacodelphia y estará disponible solo por dos semanas.

 

Reencontrarse con uno mismo en el cine

Reencontrarse con uno mismo en el cine

Este jueves se estrena «La Práctica», la nueva película de Martín Rejtman, que cuenta con la musicalización de Santiago Motorizado.

En esta nueva película Martín Rejtman, director de Silvia Prieto (1999), Los guantes mágicos (2003) y Dos disparos (2014) entre otros, presenta a Gustavo (Esteban Bigliardi), un profesor de yoga recientemente separado de Vanesa (Manuela Oyarzún). Ella se queda con el departamento, él con el estudio de yoga que antes compartían en la ciudad de Santiago de Chile. Entre alumnos, exalumnos que reingresan a su vida y hechos desafortunados que se suceden, Gustavo buscará la manera de volver a encontrarse con la práctica del yoga, de algún modo consigo mismo, y así continuar con su vida. Rodada casi enteramente entre Chile gracias al apoyo de productoras como Quijote Films, Rosa Filmes y Un Puma, el film de 91 minutos sumerge al espectador en una historia en la que más de uno puede sentirse identificado.

La forma de hablar pausada de los personajes, el tiempo que hay entre un texto y otro, y la voz en off, características muy marcadas del estilo del director, están presentes en La Práctica. Los diálogos y sus consecuentes silencios permiten al espectador pensar en lo que se dicen y no se dicen los personajes, y la voz en offcompleta las acciones del protagonista.

“Es fundamental para mí, para que las escenas funcionen de la manera en que las pienso cuando escribo el guion, que los textos sean dichos de una manera determinada y con una velocidad determinada. Soy más de diálogos, que de acciones. En esta película hay algunas escenas más físicas, pero por lo general me gusta más que las escenas se vayan hilando a través de los diálogos”, señala Rejtman.

En la película también cobra gran protagonismo el diseño sonoro a cargo de Guido Deniro, que de alguna manera termina de dar sentido a las escenas. Al transcurrir mayoritariamente en exteriores, entre la ciudad y las sierras, el film se apoya mucho en el tratamiento minucioso del sonidoambiente.

Endiálogo con ANCCOM, Rejtman remarcó:“A mí me gustaba que el sonido estuviera muy presente y tuviera mucho protagonismo. No es algo que pensé en la escritura. Lo vi en el momento de tener el material y empecé a pensarlo ahí. Cuando empezamos a trabajar concretamente con el sonido, por ejemplo en los crujidos de ramas y de hojas en la naturaleza, mantuvimos el sonido directo de muchas escenasy otras se rehicieron en postproducción”.

La música, a cargo de Santiago Motorizado, también tiene un peso importante en la película. Hay que tener en cuenta que esta es enteramente diegética, no hay música por afuera de la película sino que las músicas que aparecen pertenecen a los distintos lugares en donde transcurren las escenas.

En el plano de la historia, la película toca una fibra íntima. El protagonista transita la ruptura de su pareja y la pérdida de su hogar. Su trabajo, la práctica, se transformará en el último y único recurso para encauzar su vida. “Hay algo de reencontrase consigo mismo porque él busca reencontrarse con la práctica, que es lo que define su vida. Y el hecho de irse y perderse un poco en la naturaleza, en ese mundo salvaje, tiene que ver un poco con eso”, reflexiona Rejtman.

El trabajo conjunto entre el diseño de fotografía a cargo de Hugo Azevedo (AIP) y la estructuración del guion y las escenas permiten la ambigüedad de sensaciones, una vez finalizada la película. Entre diálogos y planos abiertos en los que Gustavo se pierde, el espectador puede encontrar uno o varios sentidos, completar lo que la película tiene para decir o simplemente quedarse pensando mientras vuelve a casa, como el protagonista.

La prácticase estrena este jueves 5 de septiembre en salas de todo el país.

Pantalla grande y bonaerense

Pantalla grande y bonaerense

Bajo el lema “la diversidad nos une”, comienza una nueva edición del festival de cine que busca insertar a la Provincia de Buenos Aires en el plano internacional. Estrenos exclusivos y más de 200 proyecciones.

Impulsado por el Instituto Cultural bonaerense, vuelve el Festival Internacional de Cine de la Provincia de Buenos Aires (FICPBA). Esta segunda edición, que se realizará en La Plata entre el 4 y el 14 de septiembre, busca poner en diálogo la identidad, la soberanía y la diversidad audiovisual. “No es una política que se ha decidido en un escritorio y de manera cerrada, sino que tiene que ver con la defensa de la cultura como un derecho”, sostiene Florencia Saintout, presidenta del Instituto.

En un contexto signado por políticas que desfinancian la cultura nacional –como la eliminación de la cuota de pantalla para el cine argentino y el cierre de la plataforma Cont.ar–, la cineasta Paula de Luque se enorgullece de poder llevar adelante el festival que funciona como una celebración cinematográfica de la identidad bonaerense. “Estamos defendiendo nuestro espejo, quiénes somos”, afirma la directora del FICPBA. Frente a medidas que atacan el patrimonio audiovisual, la proyección de 228 obras –que incluyen largo, corto y mediometrajes– durante 197 funciones, busca demostrar que la cultura juega un rol importante en la construcción de la identidad personal.

Una de las propuestas que mejor ilustran el espíritu del festival es “Cine al Barrio”, un proyecto que acerca a los territorios populares las herramientas audiovisuales para narrar su visión del mundo y ser protagonistas de su propia historia. El objetivo del ciclo es que las grabaciones sean incluidas en la programación del festival ya que “es una política que permite hacer cultura y no sólo verla”, asegura De Luque.

El FICPBA también contará con un conversatorio en el que diversas figuras destacadas del ámbito cinematográfico nacional podrán discutir y debatir el porvenir de la industria audiovisual. El ciclo de entrevistas estará a cargo del periodista y crítico de cine Lisandro Gambarotta y tendrá la presencia de Adrián Suar, Pablo Echarri, Julieta Díaz, Selva Almada, Demián Rugna y Marcelo Figueras. Además, más de 500 alumnos de diversas universidades públicas bonaerenses tendrán la posibilidad de asistir al segundo Encuentro Provincial de Estudiantes de Cine que incluye actividades, charlas y formaciones. El evento tendrá lugar en el Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino el próximo 5 y 6 de septiembre.

La novedad con respecto a la última edición viene con la incorporación del Mercado Internacional de la Industria Audiovisual de la Provincia, un espacio que busca facilitar la concreción de acuerdos de coproducción internacional. Del 5 al 9 de septiembre, los profesionales de cada sector podrán participar de mesas redondas y conferencias especializadas con el objetivo de promover la integración cultural entre países. “El FICPBA está armado para que la provincia de Buenos Aires dialogue con las cinematografías del mundo”, asevera De Luque.

Sesenta salas –20 más que la última edición– proyectarán la programación en distintos municipios bonaerenses de manera gratuita. Durante el festival, tendrán lugar la Competencia Internacional Largometraje Ficción (CILF), Competencia Largometraje Bonaerense (CLB) y Panorama Argentino (PA), entre otras. Además, habrá secciones especiales como Mujeres y Disidencias, Ventana Bonaerense y Panorama Internacional. Participan películas de más de 43 países, entre los que se encuentran Alemania, Canadá, Chile, Egipto, España, Francia, Indonesia, Singapur y Tailandia.

Entre los 45 estrenos internacionales se destacan Cidade; campo, de la realizadora brasileña Juliana Rojas, y Mãos no fogo, de la portuguesa Margarida Gil, ambos exhibidos en el Festival de Berlín y que ahora tendrán su premiére argentina en el FICPBA. También habrá espacio para homenajear a personajes célebres de la identidad nacional con la presentación de Norita, el documental que narra la vida de la entrañable Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas y Había una vez un mago, la obra que en formato de entrevista que recorre de manera sensible la relación entre el afamado director Leonardo Favio y su hija María Salomé.

La programación completa del FICPBA se puede ver en la página web del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires. La entrada a todas las proyecciones es libre y gratuita.

“Muchas generaciones han luchado por un mundo mejor”

“Muchas generaciones han luchado por un mundo mejor”

En “Tiempo largo y jodido. ¿Qué quieres que te diga?”, el militante revolucionario peruano Ricardo Napurí, quien acaba de cumplir 99 años, cuenta su vida, desde su llegada a la Argentina en 1948, hasta sus encuentros con el Che Guevara y con Hugo Chávez. Un documental histórico para pensar el presente.

En 2019, el cineasta Hugo Alfredo Lescano y el periodista Carlos Rodríguez se encontraban inmersos en una investigación para un documental sobre François Chiappe, un terrorista francés que residió en Argentina en la década del sesenta. Para ello, fueron a la casa de Ricardo Napurí, de 94 años, suponiendo que él podría brindar testimonio acerca de aquel personaje y de la época.

“Ese no es mi tema”, respondió Napurí al ser consultado por el periodista. Pero, a cambio, comenzó a relatar algo que sí conocía, su historia como militante revolucionario de Praxis, el movimiento juvenil marxista fundado por el abogado e intelectual Silvio Frondizi, hermano del expresidente Arturo Frondizi, asesinado en 1974 por la Triple A.

Al escuchar la frase inicial de Napurí, Lescano dio la orden para que las cámaras no corten y sigan rodando. Sabía que se había encontrado con un personaje especial y su documental viró hacia él: “Lo que está empezando a contar este hombre es alucinante”, rememora Lescano.

Tiempo largo y jodido, ¿qué quieres que te diga?, así se tituló, finalmente, la película dirigida, guionada y producida por Lescano. “En ese momento, le hicimos una entrevista que duró más de dos horas. Al poco tiempo, cuando queremos volver para retomar este documental, ocurre la pandemia. Estuvimos hasta 2021 sin poder tener contacto directo con él. Ni bien se pudo, ese año, volvimos y retomamos el trabajo”.

Realizador, autor y docente, Lescano registró dos entrevistas al peruano Napurí, en las que este cuenta su vida, desde sus orígenes como aviador militar en su tierra natal, incluida su negativa a bombardear compatriotas civiles durante el golpe de Estado al gobierno modernizador de José Luis Bustamante y Rivero en 1948. Hijo de madre argentina, Napurí llegó a Buenos Aires expulsado por la Fuerza Aérea peruana y aquí se convirtió en uno de los discípulos de Silvio Frondizi, líder del Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR-Praxis).

Este mes, Napurí cumplió 99 años. En el largometraje brinda testimonio de su larga experiencia en una Latinoamérica convulsionada por revoluciones y por el surgimiento de referentes de la política regional que le permitieron tener un vínculo prematuro con eventos como las guerrillas peruanas, la Revolución Cubana, y hasta ser quien le acercó bibliografía de Trotsky al Che Guevara. El documental pone sobre la mesa conversaciones y reflexiones sobre la vida política en América latina y la circularidad y persistencias en el presente.

“Me identifico con lo que dice la película, más allá de cualquier matiz que pueda haber, es el mensaje que quiero dar a través de un hombre que vivió, que es protagonista de la historia. No es un profesor de la facultad o un historiador el que nos está contando la historia, lo está contando el propio protagonista. Y lo que él dice es comprobable y se puede corroborar”, afirma Lescano, quien realizó, junto a su equipo de producción, una investigación para recabar un sinfín de material de archivo que acredita las vivencias de Napuri, como su nexo con Frondizi, su reunión con el Che Guevara y su intervención en el programa televisivo del expresidente Hugo Chávez, Aló Presidente, el mismo día que Diego Maradona visitó esos estudios.

Resulta destacable cómo Lescano resolvió el giro del enfoque de su documental, que le dio material en crudo para más de tres horas de película –la última versión quedó en 81 minutos–, y el título de la obra. “La edición no fue fácil, porque tenía como base los dos reportajes, él hablando, y eso puede servir para un archivo, para que vaya gente y consulte quién era Ricardo Napurí. Pero como vengo del cine de ficción, me gusta también contar una historia. Entonces tomé todo lo que él había dicho y ahí recién hice el guion”, detalla Lescano, a la vez que refiere que introdujo animaciones hechas por su hijo, Juan Gabriel Lescano, editor del filme, que ayudaron a darle un respiro a la historia y al relato.

Respecto al título, Lescano aclara: “Fue toda una decisión, porque es el antitítulo comercial, es largo, y hay una pregunta. No me importa, porque me parece que es lo que quiere expresar la película: que hay un tiempo largo y que es jodido. El ‘¿Qué quieres que te diga?’ es lo que está diciendo él… Entonces no me importó”.

Antes del estreno de prensa, Napurí pudo ver la película y Lescano, al recordarlo, sonríe: “Tenía cierta ansiedad por mostrarle el documental. Traté de ser lo más objetivo posible en la narración y no desviarlo del discurso, aceptarlo y respetarlo. Él estaba muy satisfecho porque me dijo que la película lo representa, que él estaba más contento de poder dejar este legado que de ser el protagonista en el filme. Yo lo que hice fue contextualizar históricamente. La objetividad absoluta no existe, pero traté de tomar todo lo que él dijo. Es una película que pienso para la juventud. Ahí no abandoné al profesor”.

Tiempo largo y jodido ¿Qué quieres que te diga? se estrena el 29 de agosto en las salas del Espacio INCAA del Cine Gaumont, y hay expectativas de que Napurí pueda asistir al estreno. “No tengo esa cosa de que mi película tiene que gustarle a todo el mundo. Pero sí que la película genere discusión. Como dice el propio Ricardo Napurí: reflexionar, pensar y explicar determinadas cosas y saber que la historia no nace hoy con Milei y que venimos de una larga trayectoria donde muchas generaciones han luchado por un mundo mejor. Bueno, Ricardo tiene su ideología concreta y él sigue luchando”.

Mujeres sin consuelo

Mujeres sin consuelo

«Partió de mí un barco llevándome» es un documental de Cecilia Kang -una directora nacida en Buenos Aires desdendiente de coreanos- que relata la historia de las jóvenes asiáticas secuestradas y violadas reiteradas veces por el ejército nipón ocho décadas atrás. ¿Quiénes son las Abuelas orientales?

Cecilia Kang es directora y guionista. Nació en Buenos Aires y allí vivió toda su vida, pero el origen de su familia proviene del otro lado del mundo, Corea del Sur. Hace 39 años convive con esas dos culturas tan disímiles entre sí.

En 2013, mientras ideaba su ópera prima, viajó a la tierra de sus padres, donde conoció a Kim Bok-Dong, sobreviviente y símbolo de las “mujeres de consuelo” (“comfort women”), esclavas sexuales de soldados japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta ese entonces, ella desconocía esa parte de la historia. El relato la estremeció y volvió a Buenos Aires convencida de querer contarla. 

Una década después nació Partió de mí un barco llevándome, un documental que relata la historia de las jóvenes asiáticas secuestradas y violadas reiteradas veces por el ejército nipón ocho décadas atrás. Pero no lo hace desde una perspectiva histórica, sino a través de los ojos de Melanie Chong, la protagonista, una joven argentina de padres coreanos, atravesada por la inmigración, el desarraigo y la violencia de género.

El film debe su nombre a un poema de Alejandra Pizarnik (Árbol de Diana, 1962) que, en palabras de su directora, “habla sobre ciertas experiencias en el mundo que no se pueden expresar con palabras”. “Partió de mí un barco llevándome tiene que ver con esa cuestión de identidades desplazadas, cómo somos cuando somos desplazados del lugar donde estamos. Es un vehículo para poder poner en imágenes y sonidos aquellas cosas que quizás con palabras es tan difícil decir y pronunciar”, relató Kang a ANCCOM.

El documental se estrenó mundialmente en la última edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde ganó el Premio Especial del Jurado y el Premio del Público. Recientemente aterrizó en el Festival de Cine de Lima, que finalizó su 28° edición el 17 de agosto pasado. Actualmente se puede ver todos los sábados de este mes en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). Se espera que próximamente pueda llegar a otras provincias del país. Su directora, espera también proyectarla en Corea del Sur, ya sea en el marco de un festival o circuito alternativo.

Cecilia Kang, directora de Partió de mí un barco llevándome

¿Por qué decidiste contar la historia de las “mujeres de consuelo” en tu película?

Yo desconocía completamente esta parte de la historia. La descubrí porque tuve la oportunidad de conocer a una de las sobrevivientes en el año 2013. Estaba viajando por Corea, filmando cosas para mi primera película y allí, muy de casualidad en un Congreso de Mujeres, tuve la oportunidad de conocer a una de las sobrevivientes. Fue una experiencia completamente dolorosa, pero también me abrió los ojos, sentí la necesidad imperiosa de contarla. Volví a Buenos Aires y pensaba: “Esto se debería saber más”. ¿Cómo puede ser que ni yo, que soy hija de coreanos, sabía esto que había sucedido? Esa fue la motivación inicial. Encontrarme con esa sobreviviente me dio la necesidad, pero también el coraje, para animarme y hacer una película sobre esto.

 

¿Y por qué decidiste contarlo a través de la historia de otra joven?

Yo no soy historiadora, no me sentía con credenciales suficientes para poder hablar y hacer una película sobre este hecho histórico porque es algo muy doloroso e inabarcable. Nuestro punto de partida fue preguntarnos: ¿cómo poder traer al presente esa porción del pasado? La idea no era hacer una película sobre revisionismo histórico ni mucho menos, sino pensar, en este presente, cómo ese pasado sigue resonando todavía en nosotras, en mí. Así fue como decidimos poner el motor en el presente. También tuvimos la suerte de encontrar a alguien como Mélanie Chong, la protagonista ideal de esta película, alguien que le puso el cuerpo a esta reflexión. A través del ejercicio que la directora le propone en la película (el de preparar el testimonio de una sobreviviente) es donde entendemos cómo ese hecho sigue todavía afectando nuestro presente. Eso se puede observar justamente a través de la vida diaria de Melanie que dialoga con el texto que está preparando ella como actriz.

 

¿Por qué elegiste como protagonista a una actriz argentina de padres coreanos? ¿Por la similitud con tu experiencia personal o por el tema que trata la película?

Hicimos un casting abierto para todas las chicas de la comunidad coreana, de un rango etario parecido al de aquellas mujeres secuestradas y explotadas. La primera escena de Partió de mí un barco llevándome es un casting real. La idea era buscar no una, sino varias chicas con las que pudiéramos conversar, escucharlas y ver qué pasaba con esas lecturas, qué pasaba cuando alguien de la comunidad coreana, como yo, alguien que nació acá pero que tiene padres coreanos, puede escuchar y reproducir un testimonio en primera persona de esas mujeres. Era tratar de emular aquello que yo sentí cuando conocí a una sobreviviente en Corea. Pero lo más interesante no fueron las lecturas y las reflexiones posteriores, sino las pequeñas entrevistas que yo les hacía a estas chicas para conocerlas más, para entender cómo eran sus vidas duales culturalmente, ser hija de coreanos, ser argentina, ser coreana, ser todo y no ser nada. Era muy evidente que estas chicas todavía vivían en ciertas estructuras opresivas, había ciertos elementos que seguían operando en sus vidas, pero sin que se dieran cuenta. En realidad es algo que nos pasa a todas de alguna forma. Bueno y fue así cómo conocí a Melanie con quien conecté rápidamente. Sentí una especie de reflejo entre ella y yo.

 

¿Y cómo se vive esa vida dual de la que hablas? 

Es una pregunta que yo misma me hago todo el tiempo y la verdad es que aún no tengo una respuesta. Es decir, es una respuesta que se reescribe constantemente. Yo creo que hago películas para poder responder esa pregunta, es un motor que me inspira a hacer cosas, a crear.De alguna forma todos nos preguntamos quiénes somos y cuando nos preguntamos quiénes somos es inevitable preguntarse de dónde venimos. En mi caso, eso es complejo y dual: ser coreana, ser argentina, ser las dos cosas, no ser nada. Por momentos esa dualidad es súper luminosa, pero también hay muchos momentos de contradicción que viví en mi vida y que sigo viviendo. Pero, bueno, son las conformaciones que tenemos y es la riqueza también que tiene cada uno. Yo creo que cuanto más diversas son las sociedades, más enriquecedor es. Yo agradezco tener la posibilidad, más allá de las contradicciones con las que vivo, de poder ampliar mi mirada en ciertas cuestiones. Es parte de quien soy y trato de vivir con eso.

Todos los miércoles al mediodía, desde enero de 1992, las víctimas junto a grupos sociales marchan frente a la Embajada de Japón en Seúl exigiendo justicia. Como argentina, es inevitable hacer una conexión automática con la Ronda de las Madres de Plaza de Mayo de todos los jueves.

Cecilia Kang

¿Encontraste puntos en común entre Argentina y Corea del Sur a la hora de llevar a cabo este documental?

Si, claro. Cuando comenzamos la investigación con Virginia Roffo (guionista de la película) leímos mucho al respecto. Allí descubrimos que existían “las marchas de los miércoles” (todos los miércoles al mediodía, desde enero de 1992, las víctimas junto a grupos sociales marchan frente a la Embajada de Japón en Seúl exigiendo justicia). Obviamente, como argentina, es inevitable hacer esa conexión consciente y automática con la Ronda de las Madres de Plaza de Mayo todos los jueves. De hecho, los coreanos llaman “abuelas” a estas sobrevivientes (“halmeoni” en coreano), son las abuelas en Corea. Es inevitable hacer esta conexión y conmoverse. Es una conexión más emocional. Además, para mí era tan poético porque, aunque muy distintas, son luchas y experiencias que vivieron las mujeres. Dolores distintos pero igual de grandes e inabarcables. Y, a diferencia de lo que ocurre en Corea, nosotros, como argentinos y argentinas, sí podemos decir que acá se logró justicia. Es importante remarcar y defender eso, más que nada hoy en día, donde hay ciertas políticas que quieren echar para atrás luchas muy grandes y avances gigantescos que se hicieron y que se reconocen internacionalmente, como la lucha de las Madres y las Abuelas. Hay muchas diferencias, claro, son luchas y crímenes diferentes, pero yo creo que hay una conexión política, que nos ayuda a reflexionar y a poder tratar de hacer mejor las cosas para vivir en una sociedad más justa.

 

¿Cómo fue recibida la película en la comunidad coreana?

Estoy muy sorprendida y muy agradecida con la comunidad coreana de Buenos Aires. En cada proyección que tenemos siempre encontramos gente que viene de la comunidad y cuando termina la película nos felicita. Por un lado, por las nuevas generaciones, por esta cuestión de entender que es importante dar luz a estas historias del pasado para que justamente no vuelvan a ocurrir. Pero también la conexión inevitable que tienen las personas de la comunidad coreana con una historia como esta, con respecto a todas las consecuencias que significa ser migrante o hijo de migrantes. Entonces cuando hay una película que está hablando de tu comunidad es inevitable sentirse interpelado e identificado. Yo agradezco mucho las devoluciones, las lágrimas y los abrazos después de cada proyección. En Corea del Sur todavía no la mostramos. Estamos esperando justamente eso, ver si tenemos alguna oportunidad para llevarla a algún festival de cine, y si no proyectarla en algún circuito alternativo, lo cual me encantaría porque me gustaría saber qué opinan, qué pensarán los coreanos, allá en Corea del Sur, acerca de esta película, cómo tomarán que una persona que no es de allá hable sobre ese aspecto de su historia.

 

¿Por qué es importante contar este tipo de historias en nuestro cine?

Estas historias tienen un valor muy importante en general, en el mundo. En mi caso, sentí la necesidad de visibilizar aquellos espacios de los que quizás yo formo parte pero mucha gente desconoce. Por eso también siempre me interesa hacer películas que traten estos temas, ser mujeres o, en mi caso, ser parte de la comunidad coreana en Argentina. Siento que son espacios que no tienen tanta visibilidad o tanta voz desde adentro, porque siempre existe esa mirada exotizante de afuera que puede juzgar o definir. Y no hablo solo de mi comunidad, sino de todas las comunidades, minorías y divergencias. Me parece que siempre es más interesante ver películas con una voz que lo cuente desde adentro. Pero también es importante porque esto que muestro es una faceta más de la identidad argentina. En primera instancia se puede ver como algo exótico y ajeno, pero no, todo lo contrario. Es una muestra de cómo y quiénes somos los argentinos. Los argentinos somos esto también, esta multiculturalidad. Es un patrimonio cultural que tenemos que defender y mostrar, sobre todo hoy cuando hay políticas que van en detrimento de esto. El valor de nuestro cine es mostrar quiénes somos y si un país pierde esa voz ¿quién nos va a reconocer?, ¿quién nos va a defender? Esta película es importante no solo para visibilizar, sino también para sostener espacios que se ganaron gracias a luchas muy importantes. No todos los países tienen la libertad de poder contar las cosas que se cuentan en nuestro cine.

 

¿Qué opinas de las políticas públicas que viene llevando el gobierno de Javier Milei contra la cultura en general y contra el cine en particular?

 

Es todo muy lamentable. Nuestro cine es reconocido y respetado en todo el mundo. Es una lástima que quieran demonizar y tirarlo abajo por cuestiones de ignorancia, por no entender cómo funciona una industria. Porque el cine no es solo cultura, es industria y trabajo. Por ejemplo, nosotros hicimos esta película gracias al subsidio de Vía Digital, que se otorga para la realización de documentales, pero hoy por hoy ese subsidio no existe más, películas como las nuestras ya no se pueden hacer. Eso te marca ya la situación en la que estamos. No podemos perder nuestra identidad, hay que seguir luchando por ella. La importancia patrimonial de un país no es solo lo económico o lo financiero, sino también lo cultural.

 

Día Nacional de las Mujeres de Confort

El crimen contra las miles de mujeres secuestradas y explotadas sexualmente en manos del ejército nipón aún sigue impune y millones de coreanas reclaman justicia. Por ello, y a partir del primer testimonio de una de las sobrevivientes el 14 de agosto de 1991, se exige que el Estado japonés se responsabilice por estos actos y pida disculpas a las víctimas.

En honor a Kim Hak-Soon, la primera mujer que se animó a contar lo sucedido y que incentivó a muchas otras más, el gobierno coreano conmemora el Día Nacional de las «Mujeres de confort» cada 14 de agosto desde el año 2018.