«Adorni, Marra y yo podemos jugar juntos en la Legislatura»

«Adorni, Marra y yo podemos jugar juntos en la Legislatura»

Yamil Santoro, encabeza la lista de Unión Porteña Libertaria y en las elecciones del 18 de mayo busca reelegir su banca. Dice que no teme que su estrategia de márketing lo convierta en un candidato bizarro y propone prohibir los cartoneros y trapitos.

 

Yamil Santoro es legislador porteño, abogado y figura recurrente en redes sociales, donde combina consignas liberales, declaraciones provocadoras y estrategias de comunicación poco convencionales. En el último tiempo, su nombre volvió a circular tras haber anunciado que el primer candidato de la lista de su espacio “Unión Porteña Libertaria” sería su hermano Leandro -homónimo del candidato principal de Es Ahora Buenos Aires-, además de que el logo de su espacio era una mezcla de diferentes partidos políticos nacionales. Desde una posición opacada por la presencia de figuras políticas liberales más reconocidas, Santoro apuesta a instalarse con impacto mediático y una estética descontracturada, que él mismo reconoce como parte de una “provocación en el buen sentido”.  En esta entrevista, Santoro explica su forma de hacer política, deja en claro sus aliados y opositores y explica qué lugar quiere ocupar en un panorama político donde, según dice, la visibilidad cotiza más que las formas.

Hace un tiempo hiciste un llamado abierto a personas que quieran formar parte de tu lista, ¿alguno logró integrarla?

Sí. Más de 200 personas se anotaron y, de hecho, uno de los candidatos que a mí más me gustan de mi lista salió de ahí: Leo Piccioli. Leo fue uno de los fundadores de Office Net, que después se convirtió en Staples en Argentina. Estamos hablando de un tipo número uno que se contactó por esa iniciativa, se anotó en el formulario y terminó en nuestra lista. Pero por fuera de los que entraron en la lista o no, a mí me sorprendió para bien que ante la decisión de abrir la participación política haya, en menos de una semana y sin pauta ni nada, 200 personas dispuestas a dar el paso para mejorar las cosas. Yo creo que ahí hay algo súper potente, que merece seguir explorándose.

¿Quiénes son los principales referentes de tu lista hoy?

Hace unos días presentamos la Unión Porteña Libertaria con la idea de dar a conocer a los candidatos. Me parece que lo interesante de nuestra lista es que somos mucho más que Yamil Santoro. Está Leo Piccioli que te hablé recién. Fishel Szlagen que es un rabino y doctor en Filosofía que tenemos en la quinta posición, que nos va a aportar mucho en cuestiones de bioética para discutir filosóficamente un montón de conceptos asociados a la cuestión pública. Luis Guisbert es un chico que vive en la Villa 31 de ascendencia boliviana, que no está ahí para decir “tengo un amigo negro”. Está ahí porque es un crack. El otro día discutía con uno y le decía “en la lista faltan candidatos marrones”. Pararse del lugar de la victimización es una mierda. Yo lo que sí tengo es un pibe crack que lo becó San Andrés, hizo la carrera y es un referente positivo para la comunidad desde ese lado. Yo creo que tenemos una lista que termina siendo un crisol súper interesante de historias y orígenes. Por ejemplo, yo vengo de los monoblocks de Lugano y tenemos gente que no tiene un mango y gente que tiene mucha guita. Ese es un gran diferencial de nuestra lista, que además se traduce en las propuestas.

En Instagram anunciaste que tenés más de cien proyectos…

Sí, proyectos de verdad, porque acá hay muchos que tienen bloques en la Legislatura o que son diputados hace cuatro años como Marra, pero que te proponen cosas como si recién ahora empezaran a ser diputados.

¿Cuáles son los principales problemas que tienen los porteños hoy?

Creo que hablar de los “porteños” me parece siempre una generalidad como medio infeliz. Sí te puedo decir que lo que encuentro en las recorridas que hago por la ciudad es inseguridad y malestar en el espacio público.

¿Hay olor a pis como dice Rodríguez Larreta?

El olor a pis estaba también con Horacio. Pero la mugre, el espacio público descuidado, la falta de mantenimiento adecuado, problemas de congestión de tránsito, donde aparte ahí entran cartoneros y trapitos también como fuente de desorden o malestar. El caos, los tachos de basura y la gente que revuelve y todo el quilombo que eso representa son problemas que se deben solucionar urgentemente. Pero también el riesgo de los arrebatos, el choreo de los celulares que es una epidemia en la ciudad… Eso hay forma de solucionarlo. Todos sabemos dónde los revenden en Once o en otros barrios.

¿Y cuál es, desde la herramienta legislativa, la manera de solucionar eso?

Lo voy a anunciar esta semana, así que no te voy a dar el spoiler.

Volviendo a los 100 proyectos, ¿tenés alguno que me puedas contar?

De los que puedo mencionar, ya está ingresado el proyecto para prohibir trapitos y cartoneros. Estamos por meter un proyecto para que la exención que hoy existe en la ciudad de Buenos Aires de Ingresos Brutos para profesionales graduados, se extienda a los que realizan tareas terciarias. Y ahora estoy negociando con el Gobierno para ver si logramos un proyecto superador para que las primeras categorías de las escalas del monotributo no paguen el impuesto de los Ingresos Brutos. Entonces generamos una exención generalizada por el nivel de ingresos.

¿En qué consiste el proyecto de los trapitos y cartoneros?

Prohibirlos. De hecho, en la Ciudad de Buenos Aires, los cartoneros estuvieron prohibidos hasta el año 2003. Después el peronismo levantó la prohibición y todo lo que vino fue un proceso de tratar de regularizarlos como actividad laboral, pero yo creo que se pierde de vista de que genera externalidades negativas.

¿Y no creés que esa prohibición le quita a miles de personas su única fuente de trabajo?

Sí, mi diferencia con Marra, que los trata de fisuras, es que yo creo que son personas que todos los días se levantan para salir a laburar haciendo una tarea brutalmente ingrata como es empujar un carro para ir a revolver basura y poder poner un plato de comida arriba de la mesa de su familia. Para mí son héroes. Ahora, a partir de ahí, llevan adelante una tarea que lamentablemente perjudica al resto de Buenos Aires. Pero hoy la ciudad tiene suficientes herramientas para acompañarlos económicamente mientras tanto y cuenta con dispositivos de empleo como para acercarlos a un empleo formal de calidad, porque son 4.000 personas que demuestran que quieren trabajar. Después lo que tenemos que ver es cuáles son las aptitudes de cada uno y a qué tipo de empleo se los puede integrar.

¿Tu proyecto no contempla un programa de promoción de empleo?

 No hace falta que lo haga. Ahí es donde creo que está bueno entender cuál es la diferencia entre el rol del Ejecutivo y el del Legislativo. Nosotros ya votamos cientos de miles de millones de pesos para el Ministerio de Desarrollo Social y la Secretaría de Trabajo de la Ciudad de Buenos Aires. El Poder Ejecutivo tiene la plata para ayudar a esa gente. Vos como Poder Legislativo lo que decís es “esta actividad no”. Por supuesto que me importa y me ocupo, pero no es que voy a sacar una ley para darles empleo.

Hace unas semanas tu espacio político trascendió por haber publicado un logo muy similar al de otros partidos y por decir que el candidato principal de la lista iba a ser tu hermano Leandro. Unos días después aclaraste que era parte de una estrategia: ¿todo eso era para posicionarte en la discusión pública frente a otros candidatos más reconocidos?

Si. Y creo que fue exitoso. Por supuesto, que ese tipo de estrategias no están desprovistas ni de riesgo ni de costos, pero creo que el saldo fue netamente positivo teniendo en cuenta que es una candidatura que no corre con la ventaja de un acompañamiento de grandes estructuras y de grandes cantidades de dinero, sino que tenemos propuestas, trabajo, ideas, pero que eso implicaba tener la cancha inclinada con respecto a la fuerza con la que el resto de los actores salió a la cancha. Nosotros logramos, por un lado, instalar la candidatura y el espacio con mera fuerza, inteligencia y creatividad y, además, lograr un statement, porque al final del día lo que nosotros queríamos plantear es que hay dos Santoro, uno el de “Unión por la plata” o “el frente de chorros” o como lo quieran llamar y estamos nosotros. Y en ese contraste, creo que con el video donde anuncio que finalmente soy yo el candidato, pudimos marcar ese contraste en que no somos todos lo mismo.

¿No temés que con estas acciones tu figura se vuelva un poco bizarra?

 Es un riesgo. Es probable que quizás el conocimiento haya aumentado y eso haya tenido algunos componentes negativos en algún segmento, pero mi principal riesgo en esta campaña es la invisibilización o la falta de conocimiento. Yo creo que los beneficios superan a los costos, pero también sería necio no reconocer que no a todo el mundo le gustó ni a todos les pareció una idea espectacular.

En tus redes tenés un perfil polémico, con títulos llamativos o resonantes ¿Se debe a que creés que tu electorado puede estar en los ciudadanos jóvenes o es tu forma de ser?

Soy bastante provocador en un buen sentido. Primero, como una suerte de definición política, yo no subestimo al electorado, entonces prefiero plantear ideas y conceptos complejos. Después hay un tema de estilo o de forma: que algo sea serio no quiere decir que no pueda ser divertido. Quiero plantear mi mensaje de una manera que capte la atención de las personas y los obligue a sacar la mirada un segundo de culos, gatitos y brownies para, por dos minutos, hablar de políticas públicas. Entonces, desde ese lugar a veces el disfraz, el título, el impacto o la provocación ayudan a captar la atención.

También contás con el antecedente de Javier Milei que, con un perfil polémico, logró posicionarse como una figura política.

Totalmente, pero creo que lo que permitió Milei es romper con la solemnidad impostada, porque el problema que yo tenía cuando hacía esto, mucho tiempo antes que Javier, es que estaba el eje tan corrido hacia lo solemne que caías en el lugar del ridículo. Lo que logró Milei fue, desde el ridículo, correr el eje de lo aceptable y por supuesto cosechó los beneficios de eso. Ponerme la capa turca, tener un Darth Vader en el escritorio o cuando fui con la remera de Star Wars a Crónica, son recursos pensados que apuntan a generar un anclaje, pero aparte es genuino. Una cosa es que vos seas un bodrio y que te pongas tipo (Horacio Rodríguez) Larreta en el meme ese de Hello Kitty y otra es cuando realmente sos eso en tu vida y lo único que haces es dejar de esconderlo.

Hoy hay una fragmentación en la derecha o la centro derecha con varios candidatos dispersados en diferentes listas ¿Creés que eso puede hacer que el peronismo logre un resultado que se le viene negando en la ciudad?

No, y ese es un error de lectura que se está esparciendo en parte motivado o impulsado por el PRO y por La Libertad Avanza. El peronismo va a sacar la misma cantidad de votos que sacó siempre. Entre 25 y 30 puntos. Pero esta además es una elección legislativa. Lo que hay que ver el día después de la elección es qué paquetes de bancas quedaron y qué coaliciones posibles pueden armarse. El no peronismo de la ciudad de Buenos Aires va a sacar más o menos el 70% de la votación. En este sentido, Adorni, Marra y yo podemos jugar como ya venimos funcionando, con cierto nivel de diálogo en la Legislatura.

Es decir que hoy hay diferencias que hacen que no puedan ir en la misma lista, pero en la práctica legislativa van a ir contra el peronismo.

Exacto, pero vamos a un caso práctico: por la intención de voto que tienen Adorni y Marra, los dos ya están adentro. El que está en el margen, que puede entrar o no, soy yo. Entonces, en realidad yo estoy compitiendo contra el cuarto de la lista de Adorni o el de marra, que nadie conoce.

¿Con qué resultado estarías contento?

Yo apunto a sacar la mayor cantidad de votos posibles, por supuesto que hay un criterio de subsistencia. De mínima, me gustaría que mi banca resulte reelecta. Pero voy a ir a una construcción de largo plazo.  La gran ventaja que tengo con casi todos los candidatos es que soy una generación política posterior, si querés de la misma que Santoro y Marra. Pero después, competimos contra Adorni, Larreta, Lospenatto; gente que está de vuelta en la política. En ese sentido, hacer una elección donde yo salga jerarquizado, instalado y posicionado como uno de los tipos que se viene en la ciudad de Buenos Aires, es ganancia.

“Una ciudad que cierre con todos y todas adentro”

“Una ciudad que cierre con todos y todas adentro”

María Magadalena Tiesso busca su tercer período en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y habla con ANCCOM sobre la lista de Es Ahora Buenos Aires, a la que define como una propuesta amplia y diversa dentro del Partido Justicialista, que apuesta por un modelo de ciudad más justo e inclusivo.

María Magdalena Tiesso es una legisladora oriunda del barrio porteño de Flores que ha hecho de su militancia política no sólo una vocación, sino también una forma de vida. Desde muy chica participaba en movilizaciones, escuchaba la marcha peronista con sus padres y hasta festejaban sus cumpleaños en la unidad básica del barrio. Su primer acercamiento a la política fue en el colegio, pero el camino tomó más fuerza en los años 90, cuando sus padres, junto a otros compañeros, fundaron la organización Peronismo Militante, de la que Magalí forma parte desde hace más de 17 años.

Actualmente, transita su segundo mandato como legisladora porteña. Y va por más: se presenta como candidata por Es Ahora Buenos Aires, “una propuesta amplia y diversa dentro del Partido Justicialista, que apuesta por un modelo de ciudad más justo e inclusivo”.

En esta entrevista, Tiesso habla sin filtro sobre las desigualdades estructurales en la Ciudad de Buenos Aires, el rol de la militancia y la urgencia de volver a enamorar con la política.

¿Cómo te sumaste a Peronismo Militante?

Nací en una familia de militantes. Siempre cuento que yo festejaba mis cumpleaños en la unidad básica que tenían mis padres, que estaba en la esquina de mi casa, en Flores. La política fue algo que siempre estuvo en mi casa desde muy chica. Mis viejos me llevaban a las movilizaciones; a veces se juntaban con compañeros en algún bar y siempre se cantaba la marcha peronista. Mi viejo siempre cuenta que cuando nací —voy a cumplir 37 años, así que fue hace bastante— lo primero que hizo fue cantarme la marcha peronista. Siempre dice: “Lo primero que escuchaste de mi boca fue la marcha peronista”. La política estuvo presente en mi vida desde siempre. Arranqué en el colegio, haciendo algunas movidas, pero después, mis viejos junto a otros compañeros, fundaron en la década de 1990 Peronismo Militante, organización de la que formo parte hace diecisiete años.

¿Cómo usarías la herramienta legislativa para incidir en la realidad de las personas en caso de ser reelegida?

De la misma manera en que venimos utilizándola en los años que me tocó ser legisladora: pensando proyectos por y para la gente que vive y transita la ciudad. No en la lógica del macrismo y de La Libertad Avanza, que tienen esa mirada de ver la ciudad como un negocio, sino pensando proyectos para los habitantes. Y cuando digo para la gente, hablo de cosas concretas: el Observatorio de Personas Mayores, pensar en que los adultos mayores puedan viajar en subte gratuitamente; proyectos de acceso a la vivienda —y no proyectos que estén vinculados al negocio inmobiliario—, proyectos de espacios verdes, proyectos que mejoren la calidad educativa de nuestros pibes y pibas.

Es también haber sancionado el Proyecto del Boleto Educativo, que nos costó muchísimo y que fue fruto de mucha militancia. Desde ahí creo que se puede transformar legislativamente. Obviamente, no siendo gobierno, se nos hace mucho más difícil que nuestros proyectos y propuestas lleguen a la Cámara y sean tratados. Lamentablemente, la mayoría de las veces, nuestros proyectos ni siquiera llegan a ser discutidos en las comisiones.

Impulsaste la creación de un Observatorio de Personas Mayores. ¿Qué necesidades detectaste en este grupo etario?

En la Ciudad de Buenos Aires, casi el 25% de la población es adulta mayor y sus necesidades son muchísimas. Hace tres años conformamos una mesa de trabajo con compañeros y compañeras de distintos espacios y centros de jubilados, que se reúne cada 15 días con constancia y mucha militancia. De ese trabajo surgió la creación de la Comisión de Adultos Mayores en la Legislatura; antes no existía, lo cual era absurdo considerando la magnitud de esta población. En cuanto a las problemáticas, son las mismas que enfrenta toda la sociedad, pero agravadas. No es lo mismo estar en situación de vulnerabilidad a los 20 años que a los 65. A los 20 quizás podés conseguir algún trabajo, aunque sea precario; pero a los 65, ni siquiera eso. Además, los programas de asistencia son totalmente insuficientes: el subsidio habitacional ronda los $150.000, una suma con la que hoy no se alquila ni una habitación en una villa. Y quienes superan los 60 años ni siquiera pueden acceder a ese subsidio, sino que pasan directamente al programa «Vivir en Casa», que otorga apenas $70.000. Esto evidencia un problema estructural que el Gobierno de la Ciudad no atiende: no existen políticas públicas reales dirigidas a los adultos mayores. Además, vivimos en una época de globalización digital, donde muchos trámites se hacen a través de dispositivos electrónicos, pero una persona de 70 u 80 años no siempre tiene acceso o manejo de esas herramientas. El Estado debería garantizar una atención digna y accesible. Ni hablar de los programas de recreación o integración social: hacen falta políticas pensadas para una población que hoy es sumamente activa, que no se queda en su casa tejiendo. Hay que cambiar el chip: pensar en políticas públicas que garanticen calidad de vida, pero también reconocer que el derecho a la vivienda y el derecho a la salud deben estar garantizados para que vivir dignamente sea una realidad.

¿Cuáles creés que son los principales problemas que enfrenta hoy la Ciudad de Buenos Aires?

El principal problema es cómo se distribuye el enorme presupuesto que maneja. Si se priorizaran otras áreas, con otra mirada y una ideología política diferente, podríamos solucionar gran parte de los problemas que hoy enfrentamos: la falta de vivienda, el acceso a la salud y la educación, entre otros. Incluso problemas más cotidianos que se agravaron con esta nueva gestión.

¿Hay una desconexión entre los problemas reales de los porteños y las prioridades del oficialismo porteño?

Absolutamente. Hay una desconexión total. No hace falta ser militante ni entender demasiado de política: simplemente caminando por la Ciudad se percibe. Hay realidades completamente distintas entre las comunas del norte y las del sur. Y si hablamos de barrios de alta vulnerabilidad, como las villas, la diferencia es aún más notoria. Todo esto sucede en la ciudad más rica del país y de Latinoamérica. Con los recursos que tenemos, no deberíamos seguir arrastrando problemas estructurales como el transporte, por ejemplo.

¿Cómo ves la situación de la Marcha de los Jubilados, que se realiza cada miércoles frente al Congreso y es objeto de represión por parte de las fuerzas de seguridad?

Lo que está pasando es terrible. Venimos acompañando esas marchas y lo que se vive es desgarrador. No puedo creer tanta deshumanización, tanta crueldad, tanta violencia desmedida. Nunca la violencia es justificable, pero en este caso es aún más injustificable, porque estamos hablando de personas que marchan pacíficamente para reclamar un salario digno, porque literalmente se están muriendo de hambre. El rechazo hacia esos reclamos es absoluto, pero responde a una lógica más amplia: la misma deshumanización, la misma crueldad, la misma violencia sistemática que impulsa el gobierno nacional en todas sus políticas públicas. Desde lo simbólico hasta lo concreto, todo se caracteriza por una violencia organizada, una falta de empatía total. Tenemos un presidente que es violento con su propio pueblo, con la población que debería representar y proteger. Lo que se vive en las calles cada miércoles es el reflejo más brutal de una política de desprecio hacia los sectores más vulnerables.

¿Cómo surgió Ahora Buenos Aires?

«Ahora Buenos Aires» es una propuesta nueva dentro del Partido Justicialista. Se trata de una lista de unidad donde confluyen amplios sectores de la sociedad, de la política y de la militancia. Es una lista sumamente amplia y diversa. Tenemos a Leandro Santoro, quien encabeza la lista, proveniente del radicalismo y que hoy integra el Partido Justicialista. La segunda candidata es la vicedecana de la Facultad de Medicina de la UBA, lo que refleja también la participación del ámbito académico. Además, hay compañeros y compañeras militantes que representan distintos sectores de la sociedad. Esta lista se logró con mucho esfuerzo y unidad, y responde a un proyecto colectivo: no hablamos de proyectos individuales, sino de un proyecto de ciudad. Creemos que llegó la hora de un cambio verdadero, no un cambio vacío como el que en su momento prometió el PRO, sino un cambio real hacia una ciudad para todos y todas. Queremos reconstruir el tejido social que el individualismo extremo vino a romper. Es el momento de construir una ciudad mucho más humana, más solidaria e inclusiva. Nos han propuesto durante años un modelo de ciudad que deja afuera a muchos porteños y porteñas, que expulsa a quienes no pueden seguir el ritmo de un proyecto pensado sólo para unos pocos. Nosotros proponemos todo lo contrario: una ciudad que cierre con todos y todas adentro. No nos interesa que «cierren los números» si eso implica dejar afuera a la mitad de la población. Nos interesa que todas las personas que elijan vivir o habitar en la Ciudad de Buenos Aires puedan hacerlo dignamente: que los jubilados y jubiladas tengan un haber justo, que los trabajadores lleguen en horario a sus empleos en un transporte digno, que puedan sostener un plato de comida digno en sus casas, que sus hijos e hijas tengan acceso a la educación pública de calidad. En síntesis, queremos una ciudad donde vivir dignamente sea posible para todos y todas. Este proyecto de ciudad se basa en terminar con la crueldad, la desidia, y fundamentalmente con el negocio detrás del gran presupuesto que maneja la Ciudad.

¿Los candidatos de derecha y centro derecha –Adorni, Marra, Rodríguez Larreta- comparten agenda o intereses?

No me gusta hablar de derecha o centroderecha porque, en nuestro país, con Perón surgió la tercera posición. Creo que estos candidatos son profundamente liberales. No sé si tienen una agenda común, pero sí comparten intereses y negocios. Se disputan el mismo electorado y buscan convertir a la Ciudad en un negocio, algo que el PRO viene haciendo hace casi 18 años.

¿Qué resultados proyectan? ¿Cuántas bancas pretenden alcanzar?

Pretendemos alcanzar la mayor cantidad de bancas posible. Creemos que vamos a obtener un buen resultado, quizás uno de los mejores que hayamos tenido en la ciudad en los últimos tiempos. Pero, como militantes políticos, no deberíamos desvelarnos tanto por eso. No digo que no sea importante —es fundamental—, pero lo que realmente nos debería desvelar es el para qué. Cómo hacemos frente a tanta degradación, a cómo el individualismo caló tan hondo en nuestra sociedad. Me parece que lo que nos tiene que importar es ver de qué manera volvemos a enamorar desde el peronismo, cómo volvemos a convocar a esos miles de argentinos que alguna vez se sintieron abrazados y contenidos por el peronismo, y que en algún momento dejaron de sentirlo. Esa debería ser la tarea de la militancia, más allá de los números y de lo electoral. No digo que no sea importante, pero hay que volver a preguntarnos: ¿qué hacemos? ¿Cómo reconstruimos el tejido social que hoy está completamente desarmado? ¿Cómo volvemos a ser una sociedad profundamente humana y solidaria, y terminamos con el individualismo extremo y la mercantilización de la vida? Me parece que hay que volver a poner el foco ahí. Una vez que sepamos qué queremos construir, que tengamos un programa común, que volvamos a convocar a nuestro pueblo para que vuelva a mirarnos a la cara y a escucharnos, entonces sí, ahí volvamos a pensar en términos electorales.

¿Sentís que el peronismo que se presenta hoy es diferente al de antes? ¿Tiene otra visión, otros objetivos?

El peronismo es uno solo. Tiene su propia doctrina. Obviamente que hay una actualización política y doctrinaria, eso está clarísimo. No podemos pensar el peronismo de Perón en 1945 igual que en 2025, porque el mundo cambió, y es imposible pensar la política de manera estática. La política es dinámica y siempre está influenciada por el contexto. Pero yo no creo que haya un peronismo “bueno” y otro “malo”. El peronismo de verdad es uno solo: el que lucha por la justicia social.

Hay café, café

Hay café, café

La organización Proyecto 7 realiza desayunos solidarios en la vía pública para las personas que se encuentran en situación de calle. También se acercan jubilados y trabajadores que no llegan a fin de mes.

Bajo el lema “la calle no es un lugar para vivir”, Proyecto 7 llevó adelante desayunos solidarios en distintos puntos de la Capital. La iniciativa de la organización que asiste a personas en situación de calle comenzó el 1 de abril y ya lleva cuatro semanas en acción. En Plaza Miserere, Constitución y Flores los vecinos fueron testigos de la generosidad que busca combatir el frío, el hambre y el desamparo con una bebida caliente y un panificado.

Cuatro termos de diez litros con chocolatada, café y mate cocido sobre una mesa. Un canasto grande de mimbre con pan, criollos y cremonas. A un costado, la bandera de Proyecto 7. Junto a ella los voluntarios de la asociación, todos con la experiencia común de haber vivido en la calle, sirviendo a cada persona que se acerca. Así se vieron las mañanas del 21, 22 y 23 de este mes en las plazas porteñas, el inicio de la cuarta semana de servicio.

“Al mediodía hay lugares para almorzar y a la noche, por suerte, muchos salen a repartir, pero desayuno o merienda en la calle nunca hubo”, explicó Horacio Ávila, coordinador de la agrupación. La cantidad de personas que pasan y lo rápido que se vacían los envases confirma la existencia de demanda por la primera comida del día, especialmente en lugares tan transitados como los mencionados, donde, además, muchos pasan la noche a la intemperie. “No es común que la gente pueda tomar estas cosas, entonces, si lo podemos hacer, lo hacemos”, añadió el referente.

Si bien la campaña busca ayudar principalmente a personas sin hogar, también se acercan jubilados y trabajadores, y todos se van con un vaso lleno. “Se nota que lamentablemente hay mucha hambre en la calle”, expresó Ávila. Tanto él como otros miembros de la organización consultados por ANCCOM coincidieron en que, en los últimos meses, creció el número de personas en situaciones vulnerables. “Hay muchos abuelos. No hay lugares para ellos, es como que son parias. Es inhumano, creo que nadie se merece eso”, observó Carlos Accorinti, quien lleva 11 años en Proyecto 7. Luego agregó: “Y los que van a venir si seguimos así”.

Según el Indec, en el segundo semestre de 2024 la pobreza alcanzó al 38.1% de la población y el 8.2% se encuentra en situación de indigencia. Sin embargo, algunos colaboradores del proyecto toman su experiencia en la calle y con la gente y arriesgan que la cifra actual es mucho mayor: “Hay un 80% de pobreza real, la indigencia se ha multiplicado, pero se está tapando todo”, afirmó el voluntario Francisco Costa. En mayo se realizará el tercer Censo Popular de Personas en Situación de Calle, que releva los datos a través de recorridas por las 15 comunas y los 48 barrios de la ciudad, en todas las franjas horarias, durante cuatro días.

Hasta la semana del 21, los desayunos se realizaban de lunes a viernes e incluían lugares como el Obelisco y Primera Junta. Por falta de insumos, debieron limitarlos a solo tres días en tres de los sitios más concurridos de la ciudad: los lunes en Plaza Miserere, Once; los martes frente a la entrada de la Línea C dell subte, en Constitución; y los miércoles en Plaza Flores. A pesar de las dificultades, Accorinti aseguró que continuarán con la actividad: “Queremos que nuestros compañeros tengan un desayuno, eso es lo que realmente tiene sentido”.

Hambre y maltrato

Algo que preocupa a la organización es la creciente persecución de quienes no tienen un techo propio y arman su cama donde pueden, a cielo abierto. “En Buenos Aires siempre hubo una cuestión muy represiva hacia la calle, y de criminalización, que este último año se acrecentó”, denunció Ávila. En ese sentido, Accorinti destacó la existencia de discursos oficiales que promueven una mirada estigmatizante de las personas en situación de calle. “Tenemos un estado que le mete en la cabeza a la gente que somos parias”, dijo.

Samira duerme en la entrada del Cine Atlas de Flores, a la vuelta de la basílica. El miércoles se acercó por primera vez a la mesa de Proyecto 7 para desayunar y conversar con los presentes. En consonancia con las palabras de Ávila y Accorinti, sostuvo que hay violencia y un intento de invisibilización por parte de las autoridades. “Si vos estás durmiendo te levantan con colchón y todo. El gobierno de la Ciudad no permite que se vea”, dijo.

En 2024, la gestión de Jorge Macri realizó una campaña bajo el eslogan “orden y limpieza” que consistía en operativos para ocultar a las personas sin techo. Se difundieron afiches y publicaciones en redes sociales con imágenes de distintos rincones porteños antes y después de desplazarlas, a ellas y sus pertenencias, y sin mencionar qué ocurría con quienes ya no aparecían en las fotos. Ante un aluvión de críticas, el jefe de Gobierno porteño admitió que se trató de una “mala comunicación”.

 

Más de 20 años de lucha

Proyecto 7 es una organización formada y coordinada por personas en situación de calle. Nació en 2003 producto del escenario de crisis institucional abierto después del 2001 y desde entonces realizan acciones de reivindicación y defensa de los marginados. Cuenta con tres Centros de Integración que funcionan las 24 horas, los 365 días del año y son gestionados de forma asamblearia con la participación activa de sus propios habitantes. “La que sostiene el lugar es la misma gente”, señaló Accorinti. Todos los que pasaron o aún están en alguno de los centros destacan el compromiso con esa labor. Costa comentó que ahora está quedándose en otro hogar, pero que aún así decidió colaborar con el proyecto porque le parece importante hacerlo, sobre todo en el contexto actual: “La gente tiene miedo. La gente grande, las mujeres, los que no están acostumbrados a la calle… es más difícil para ellos”.

A lo largo de los años, llevaron adelante múltiples protestas y eventos solidarios para visibilizar la problemática. En 2004 hicieron “una huelga de hambre de ocho días a partir de la que salió el subsidio habitacional que hoy lo cobran cerca de 20 mil familias”, informó Ávila. Impulsaron la Ley 3706 de “Protección y Garantía Integral de los Derechos de las Personas en Situación de Calle y en Riesgo a la Situación de Calle”, sancionada en 2010, y participaron de la confección de un proyecto de ley nacional para hacer de los Centros de Integración Social la forma de abordar la problemática en todo el país.

Proyecto 7 es respetado dentro y fuera de Argentina. Brasil y Uruguay son algunos de los países de la región que replicaron su forma de trabajo con los centros y los censos populares. Los alimentos que se reparten en los desayunos son producidos en la propia panadería de la asociación, ubicada en Barracas. También tienen una línea de alfajores llamada Bocacalle, cuya venta ayuda a reunir los recursos necesarios para continuar con las acciones de asistencia. Sin embargo, lo que no ayuda es la situación del país: “Es difícil conseguir los insumos, está todo carísimo y cuesta”, manifestó Ávila. De igual manera, el impulso y la convicción de los miembros de la organización no mengua. Al contrario, todos comparten la promesa de sostenerlo siempre que puedan.

En una ciudad cuyo gobierno desplaza, maltrata y criminaliza a las personas en situación de calle y con una economía, política y sociedad en estado crítico, Proyecto 7 cada mañana cuelga su bandera de lucha y solidaridad.

¿Quién se queda con el Rocca?

¿Quién se queda con el Rocca?

El predio del exinstituto de menores está en disputa entre un grupo de vecinos, el Club All Boys y la voracidad inmobiliaria motorizada por el Gobierno de la Ciudad. Un testamento que fija condiciones.

¿Puede la acción comunitaria frenar el avance de un negocio inmobiliario cada vez más voraz? ¿Pesa más un rascacielos, una plaza para los pibes del barrio o una escuela con varias canchas deportivas? Al menos por ahora, no hay respuestas concretas en torno a la disputa por el predio del ex-Instituto de Menores Manuel Rocca. Se trata de una manzana de 12.000 metros cuadrados, abandonada desde 2016, que pertenece al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y está ubicada en un lugar estratégico, ya que allí confluyen los barrios Floresta y Monte Castro. En el caso están involucrados un testamento centenario, proyectos de ley truncos de la Legislatura porteña, dos grupos consolidados que pelean por el predio y un sentido comunitario que no quiere entregarlo a los negociados que privilegian a muy pocos.

El PRO, que gobierna la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) desde hace diecisiete años, “ha tenido una política sistemática de venta de tierras públicas calculada en más de quinientas hectáreas”, expresa Alejandro Volkind, editor de Nadie Nos Invitó, un portal comunitario enfocado en la Comuna 10. El miedo vecinal por la venta del predio se enmarca, además, en un contexto donde el Gobierno nacional avala el accionar privatista de inmuebles públicos: uno de los casos más recientes, el intento de subasta del terreno del Centro de Salud Mental N°1. “Ya luchar para que no lo vendan es un montón”, plantea Mabel Sampaolo, miembro del Consejo Consultivo de la Comuna 10. A este panorama se suma la discusión latente y defendida por muchos funcionarios públicos y dirigentes de aprobar las Sociedades Anónimas Deportivas, asunto que viene a cuento porque el club All Boys presentó un proyecto de escuelas y canchas para el predio.

El predio del ex Instituto de Menores Manuel Rocca es un lugar con demasiada historia. Por sus características es muy importante para la Comuna 10, que incluye actores de todo tipo: grupos vecinales, juntas históricas, asociaciones civiles, clubes de barrio, centros de comerciantes, escuelas y habitantes no agrupados. El pasado del predio es también el del barrio, y cuando todos los reclamos son válidos, encontrar puntos en común se vuelve una tarea titánica.

Una historia que empieza en 1913

Manuel Rocca fue un inmigrante italiano que logró acumular grandes fortunas en el territorio argentino. “En 1913, antes de morir, dejó un testamento en donde establecía una serie de donaciones a distintas entidades”, precisó el historiador Arnaldo Tumbarello, presidente de la Asociación Cultural y Social La Floresta. A la Sociedad de Beneficencia de Capital Federal se le otorgó el terreno ubicado entre las calles Segurola, Juan Agustín García, Elpidio González y Sanabria. El difunto dejó en claro que allí debía funcionar una escuela-asilo donde se educara de manera gratuita “a entre 80 y 100 niños pobres”, como establecía el documento.

La Escuela de Varones Manuel Rocca se inauguró en 1928, comprendía desde jardín de infantes hasta cuarto grado, era de jornada completa y tenía un comedor para los alumnos. A la par, el lugar oficiaba de asilo para niños de bajos recursos o abandonados. Veinte años después de su inauguración, en 1948, la escuela pasó a depender del Estado nacional, bajo la órbita de la Dirección de Asistencia Social.

En 1957 el “asilo Rocca” dejó de lado su función educativa para convertirse en Instituto de Recuperación y Clasificación de Menores, dependiente del Consejo Nacional de Menores. El sitio se volvió un lugar de tránsito para varones de entre 16 y 20 años a la espera de una resolución judicial. Durante la última dictadura cívico-militar se profundizó el modelo de encierro, cuyo registro material más evidente fue la construcción de muros de gran altura en todo el perímetro.

Más allá de que no existiera ninguna declaración oficial, en el barrio siempre circuló la versión de que se había convertido en una cárcel de menores. En los años 2015 y 2016, cuando dependía de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, una serie de motines, debidos a que los jóvenes denunciaron hacinamiento, malas condiciones y nula prevención de incidentes, confirmaron lo que ya se especulaba en las calles. El hecho bisagra ocurrió el 24 de julio de 2015, cuando una quema de colchones terminó con la vida de Lucas Simeone, de 17 años. En agosto de 2016, el Poder Ejecutivo Nacional transfirió a la ciudad, por decreto, los institutos que albergaban adolescentes en conflicto con la ley penal y que cumplían condenas con privación de libertad. Poco tiempo después, dejó de funcionar como Centro Socioeducativo de Régimen Cerrado. Hoy el predio está prácticamente abandonado: se lo utiliza como depósito gubernamental y como locación eventual para producciones audiovisuales.

En abril de 2019, las entonces legisladoras porteñas de Unión Ciudadana Lorena Pokoik y Paula Penacca presentaron un proyecto de ley para la realización de un polo educativo en el lugar. El expediente 1017-2019 postulaba la construcción de un establecimiento de educación inicial, una escuela primaria y una secundaria, todos de gestión estatal. Ese mismo año el Poder Ejecutivo de la Ciudad, con Horacio Rodríguez Larreta (PRO) a la cabeza, presentó el proyecto que autorizaba un cambio en el Código Urbanístico y por lo tanto permitía la venta del exasilo Rocca para construcciones inmobiliarias privadas.

La justificación del oficialismo para del predio de Segurola 1651 era financiar, con esos fondos y los obtenidos por el saldo de otros inmuebles, su proyecto de ley para la creación del Centro Modelo de Reeducación y Reinserción Socioeducativa en el Bajo Flores. En la última sesión legislativa del 2019, se votó la media sanción en favor de la privatización del terreno, pero la respuesta de la ciudadanía logró que no prosperara el debate parlamentario.

El predio para el barrio

La lucha comunitaria que evitó la venta se condensó en el proyecto de un grupo de vecinos de la Comuna 10, que lo presentaron bajo la consigna “El Rocca para el barrio”. Ellos sostuvieron -y sostienen- que su pedido condice con el deseo y la indicación manifiesta de Manuel Rocca en su testamento centenario. En noviembre de 2023 presentaron el proyecto en la Legislatura y juntaron firmas para darle un mayor impulso a la propuesta, que consiguió la aprobación de 370 vecinos.

“El Rocca para el barrio” se nutre en gran parte del proyecto que habían redactado Pokoik y Penacca, y su objetivo es el de construir un polo educativo, deportivo y ambiental que sea cien por ciento público, gratuito y de gestión estatal. Propone construir una escuela de nivel inicial jornada completa, un comedor escolar con cocina, espacios para actividades físicas, artísticas y culturales, un polideportivo, una huerta agroecológica y un parque para conservar la arboleda del lugar. Para Laura De Pérez, secretaria de Educación de la Junta de Estudios Históricos de Monte Castro, “sería un proyecto beneficioso para todos los habitantes de la Comuna 10, y no sólo para quienes residen en Monte Castro”.

Además de cumplir la petición de Manuel Rocca, la construcción de una escuela se plantea como respuesta y solución a la falta de vacantes en el nivel inicial que aumenta año tras año. En un informe realizado por el Ministerio de Educación en 2016, el último publicado al momento de presentarse el proyecto Pokoik-Penacca, en CABA el número de niños, niñas y adolescentes que no podían acceder a la educación pública era de 11.400, y de esos, 10.665 correspondían al nivel inicial.

“El Rocca para el barrio” sostiene la importancia de “generar espacios verdes de calidad, en una comuna que tiene entre 1,4 y 1,6 metros cuadrados de espacio verde por habitante”. La Comuna 10 es de las que menos espacio verde tiene en la ciudad, y solo es superada por las Comunas 3 y 5. La huerta agroecológica, por su parte, busca cumplir una misión educativa y ambiental. “Nosotros valoramos muchísimo que los proyectos sean presentados por la comunidad, por las y los vecinos, porque en estos temas como en todos los referidos al lugar en donde viven, deben ser quienes decidan y no los funcionarios detrás de un escritorio”,comentó Celeste Fierro, diputada en CABA por el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST).

¿Cuáles son los principales problemas con los que se enfrenta este proyecto? El primero y principal es el más evidente para todos los actores involucrados: “El GCBA es bastante reacio a destinar las tierras públicas que tiene, aunque estén en desuso, para pedidos genuinos de la comunidad”, reflexiona Volkind, y así lo evidencia el manejo legislativo respecto al tema en 2019. Sin embargo, “la condición del destino impuesta en la donación aún está vigente, por lo tanto el argumento legal [del testamento] es muy importante”, sostiene Jonatan Baldiviezo, abogado fundador del Observatorio del Derecho a la Ciudad.

El segundo problema es el que se confirmó hace unas semanas: la pérdida de estado Parlamentario de “El Rocca para el Barrio”. Tanto De Pérez como representantes del Consejo Consultivo de la Comuna 10 reconocen que en la actualidad el proyecto no tiene tanta fuerza como en los inicios. Por el contrario, el que está ganando visibilidad al día de hoy es el que propone el Club Atlético All Boys (CAAB). Según se comenta por lo bajo en el barrio, la actual dirigencia del club tendría vínculos con legisladores vinculados al peronismo, cuestión que podría beneficiarlos en el tratamiento legislativo de este año.

Los terrenos para AllBoys

En la actualidad, el único proyecto con estado paralamentario es del club. En Monte Castro y Floresta, sobre todo en las inmediaciones de sus predios, se ven carteles que abogan por “El Rocca para All Boys”, con el objetivo de crear un “Centro Educativo Social Cultural Deportivo”. En la línea temporal, el proyecto es posterior al de Pokoik-Penacca y al del barrio. Nació como iniciativa de algunos pocos socios, y recién en 2023 All Boys la hizo propia al crear una subcomisión enfocada en el proyecto, cuya base es la falta de espacio físico para que el club desarrolle y amplíe sus actividades. Desde que se postuló se juntaron 17.000 firmas individuales y 400 de comercios de la Comuna 10. Plantea la cesión del predio por 20 años con posibilidad de prórroga para desarrollar actividades deportivas, educativas, culturales, de interés y beneficio para la comunidad en general, con el eje puesto en el respeto a la voluntad testamentaria de Manuel Rocca. La idea es construir canchas deportivas y salas (teatro/cine, exposiciones), bar, pileta, un estacionamiento subterráneo. Además, se propone ceder el predio a escuelas de gestión pública de CABA, al Poder Ejecutivo local o nacional para actividades varias y políticas de Estado, y a clubes de barrio, sin que afecte el normal desenvolvimiento de las actividades del club. Para que la mayor parte de esas solicitudes puedan cumplirse, CAAB deberá informar anualmente y antes del inicio del año escolar la disponibilidad del predio, con motivo de organizar su uso.

Una de sus caras más visibles es Fernando Moya, excomunero del Frente de Todos (2019-2023) y actual vocal titular en CAAB desde el 2022. Para los defensores de “El Rocca para el barrio”, su nombre es materia sensible: “Cuando estaba de comunero, fue el que gestionó la redacción del proyecto del barrio”, comenta De Pérez. Lo que aquí se ve como traición, para Moya se explica por otro lado: “En la actualidad no estoy de acuerdo con ese pedido porque sé que el Ejecutivo local nunca lo va a hacer, en cambio el club sí puede, y además es el corazón y el núcleo del barrio”, argumenta.

Según Moya y Gustavo De Bella, uno de los arquitectos a cargo del proyecto, la obra prevista en el predio Rocca tiene un costo aproximado de cuatro millones de dólares estadounidenses. Nicolás Cambiasso, exarquero y actual presidente de All Boys, sostiene que la subcomisión encargada del proyecto se propone obtener los fondos “mediante subsidios nacionales e internacionales, mecenazgo cultural, una propia fundación con el apoyo de empresas y de particulares”, además de aportes de privados -sean socios o no- y de préstamos bancarios. En caso de que los fondos se sostengan en el tiempo, De Bella estimó una duración de 10 años de obra. Y, para conseguir que sea tratado el año que viene en la Legislatura, Cambiasso agrega que “se está conversando” con legisladores de distintas bancadas. Hay un elemento complementario: “Santiago Cándido Rocca, el hijo y albacea testamentario primero de don Manuel, fue presidente honorario de All Boys”, cuenta el historiador Tumbarello. Así, el pedido de cesión del predio se fundamenta también en el vínculo entre la familia Rocca y el club.

El argumento que causa más polémica entre sus detractores es lo que el club denomina “reparación histórica”, por las dos “cesiones” obligadas de los últimos cincuenta años. En 1979, la del terreno que hoy ocupa la Escuela Bilingüe para niños, jóvenes y adultos Sordos y Formación Integral N° 29 D.E. 18 Dr. Osvaldo Magnasco, en la manzana entre las calles Miranda, Chivilcoy, Elpidio González y Mercedes. En 1995, parte de lo que hoy es la Plaza Monte Castro (en la manzana contigua a la Escuela, con la que comparten la calle Mercedes). En total, ambos inmuebles suman 2,7 hectáreas contra las 1,2 que tiene el Rocca. Sin embargo, “según el decreto 8938/48, es el Estado nacional quien le expropió a la sucesión de Manuel Rocca el predio donde luego se construyó la Escuela Magnasco, por lo que no era de AllBoys ese terreno”, sostuvo Castiglioni. Y agregó que algo similar ocurrió con el espacio que ocupa la actual Plaza Monte Castro: “Lo usaba All Boys, que tenía cesión precaria, pero terminó siendo un basural y en la época de Jorge Domínguez, último intendente de Capital Federal, hubo un pedido vecinal que concluyó en la apertura de la calle Mercedes y por lo tanto en la división del predio”. Moya reconoció que en realidad “no era formalmente del club, sino que se había empezado a usar pero por la poca infraestructura desarrollada, el intendente Jorge Domínguez lo retomó para la Municipalidad”.

El último argumento se toma de las cesiones que el GCBA les hizo a otros clubes, como a Platense, Atlanta, Ferro y Nueva Chicago (histórico rival de All Boys). Y aunque uno de los principales miedos de quienes defienden “El Rocca para el barrio” es que CAAB venda parcial o totalmente el predio para uso privado de acceso no público, el abogado Jonatan Baldiviezo sostuvo que “en caso de concesión, All Boys no estaría autorizado a vender el predio a ningún tercero”. Y agregó que, si el GCBA finalmente lo vende a un proyecto inmobiliario, “le correspondería iniciar la revocatoria de la donación a los herederos de Rocca, y la ciudadanía también podría ir a la justicia para que se respete el destino de la donación”. En este punto coincidió Castiglioni: “Si los terrenos mutan a una función que no está establecida en la donación, vuelve a sus herederos”.

¿Y ahora qué?

Luego de las múltiples reuniones de la Mesa de Trabajo habilitada por el Consejo Consultivo de la Comuna 10, Sampaolo reconoció que el proyecto de All Boys es el que tiene mayor solidez y el más factible de aprobarse. Sin embargo, también insistió en que desde el Consejo no están de acuerdo con que la totalidad sea manejada por el club, y que al menos en lo que respecta a los espacios educativos, la gestión debería quedar en manos del GCBA. Al día de hoy, el Consejo está trabajando en consensuar ambas partes para presentar un proyecto único como Iniciativa Particular ante la Legislatura. Muy similar es la postura de Rodrigo Cilenti, jefe de despacho del legislador Alejandro Grillo (UxP), quien agrega que es necesario que el Consejo Consultivo sintetice la discusión, acercando posturas para presentar una propuesta que pueda contener ambos reclamos.

Para que el proyecto logre estado parlamentario y sea tratado es indispensable conseguir la firma de aunque sea un diputado. Sampaolo expresa que desde la Legislatura “se espera que el proyecto esté acompañado por la comunidad, por lo que tienen que dejarse de lado cuestiones personales para ponerse de acuerdo y llevar un proyecto común con fuerza”. Pero mientras “desde ‘El Rocca para el barrio’ no están trabajando activamente, los muchachos de All Boys siguen pintando paredes con entusiasmo”. Desde su perspectiva, Volkind sostiene que “los dos reclamos son válidos, pero cuanto más divididos estén, menos posibilidades tienen de que se pueda avanzar”.

Hay algo que está claro sobre el predio y es que, salvo el Gobierno de la Ciudad, ninguno de los actores involucrados quiere que se venda para la construcción de torres residenciales. En estos casos son clave las instancias que puedan originarse en ámbitos públicos de participación, como aquellas que ofreció el Consejo Consultivo, para escuchar todos los reclamos y acercar opiniones disidentes. El predio es de todos y de todas, y perder eso de vista conlleva el riesgo de que se corra el eje de discusión, que gane el cansancio y que, ante el miedo de que permanezca abandonado de manera indeterminada, pese más el “que hagan lo que sea”. En el panorama actual, sin embargo, ese no parece ser el futuro cercano.

Bondis porteños más caros y sin identidad

Bondis porteños más caros y sin identidad

El boleto mínimo costará 408 pesos en marzo y luego se ajustará mes a mes por inflación. Cuestionamientos al gobierno de Jorge Macri por el incremento, por el azul que unificará a todas las unidades de CABA y por la falta de una mirada integral del AMBA.

A poco más de cinco meses del traspaso de las líneas de colectivo del Estado nacional a la Ciudad de Buenos Aires, la gestión de Jorge Macri anunció una suba del boleto que entrará en vigencia a partir del 1° de marzo. Al igual que con el subte, el Ejecutivo porteño lo comunicó en una audiencia pública realizada el pasado lunes vía Zoom –transmitida por YouTube–, en la que recibió cuestionamientos no sólo por este incremento, sino también por otras medidas y una mirada alejada del Área Metropolitana.

«Falta una visión regional. Se segmenta teniendo una visión solo de Capital Federal. Ahora empezamos a presenciar la separación entre los colectivos que circulan sólo en la ciudad y los que circulan en el AMBA, lo que llevará a regulaciones y tarifas distintas», criticó el presidente de la Unión de Usuarios y Consumidores, Claudio Boada.

El secretario de Transporte porteño, Héctor Guillermo Krantzer, justificó la medida debido a la necesidad de compensar el aumento en los costos de explotación, garantizar el buen funcionamiento y modernizar el sistema, cubrir las nuevas gratuidades como el boleto terciario-universitario y «recuperar los niveles de cobertura, de manera de contribuir a una rebaja del gasto fiscal».

En su intervención, sostuvo que la tarifa técnica del colectivo es de 1.008,74 pesos sin IVA, y una cobertura del subsidio del 72 por ciento. A su vez, planteó que el índice pasajeros-km durante el año pasado fue de 2,99. «Esto nos dice que la cobertura del costo de brindar el servicio por parte de la recaudación está en el orden del 27 por ciento».

Se tiene previsto aplicar actualizaciones tarifarias mensuales durante los próximos 12 meses, según la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) más un 2 por ciento adicional, para que los incrementos superen el nivel de inflación. «Vamos a estar en un nivel de cobertura del 36 por ciento a diciembre de este año, que se aproxima al 40 por ciento de la prepandemia», expresó.

El funcionario defendió los subsidios a los “Colectivos de la Ciudad”, el cual es asumido por los porteños «a través de sus impuestos» para garantizar la sustentabilidad económica del servicio. «No nos tiene que escandalizar que exista. Casi la totalidad de las ciudades del mundo compensan sus sistemas de transporte».

En relación al valor del boleto con la tarjeta SUBE registrada, el mínimo pasará a costar 408,24 pesos; de 3 a 6 km saldrá a 454,78; de 6 a 12 subirá a 489,82 y de 12 a 27 quedará a 524,89. Además, se mantendrán los descuentos de la Red SUBE, la Tarifa Social Federal –que equivale un 45 por ciento del valor del pasaje– y la gratuitad del boleto educativo.

Esto implica que el transporte porteño saldrá un 10 por ciento más caro que las demás líneas que circulan en CABA y continúan bajo la órbita de Nación, que hasta hoy no ha anunciado subas. Aún así, seguirá siendo uno de los pasajes más baratos, en comparación con otras 55 ciudades del interior, como los casos de Córdoba o Rosario que superan los 1200 pesos.

En otro orden, se busca mejorar la experiencia mediante la instalación de cámaras de seguridad, limitación de la vida útil de la flota a los diez años –cuando en los servicios nacionales es de trece–, implementación del boleto para estudiantes terciarios, del pago con tarjetas bancarias y de un corredor de minibuses eléctricos en el microcentro, entre otros.

Tras la exposición de Krantzer, fue el turno de usuarios, representantes de organizaciones no gubernamentales y de una cámara empresaria. Al respecto, las opiniones mayoritarias estuvieron centradas en cuestionar la decisión del Ejecutivo porteño de aumentar las tarifas.

La representante de la Asociación de Consumidores y Usuarios de la Argentina (ACUDA), Paola Cáceres, calificó la suba de «inapropiada» y cuestionó «las pocas precisiones y elementos de análisis» aportados por la Secretaría de Transporte. «Significaría en el término de 12 meses un aumento total de 57 por ciento cuando la inflación anual estimada cercana sería de un 25 por ciento, afectando la propia ecuación económica financiera».

«El Gobierno propone que los usuarios seamos quienes garanticemos el equilibrio fiscal y la sustentabilidad del servicio», afirmó la comunera de Unión por la Patria Yamila Iphais Fuxman. Mientras que la titular de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos, María José Lubertino, expresó: «Las subas no están acordes a los aumentos que estamos teniendo en nuestros bolsillos que no se actualizan con esta periodicidad».

En representación de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, Rodrigo Franco, valoró el ajuste gradual del esquema tarifario, aunque advirtió el peligroso impacto que podría tener a partir de «la volatilidad de las variables macroeconómicas del país, una coexistencia de tarifas diferentes para servicios similares» y la potencial migración de pasajeros a las líneas nacionales.

Por su parte, Luciano Fusaro, presidente de la Asociación Argentina de Empresas de Transporte Automotor (AAETA), uno de cuyos asociados es la firma Metropol (operadora de las líneas 65, 90 y 151), comentó que las subas en los últimos tiempos fueron por un arrastre consecuencia de un boleto planchado durante varios años.

«Es cierto que el año pasado hubo un aumento de la tarifa del 600 por ciento por encima de la inflación, pero hay que mirarlo en un contexto donde la tarifa estuvo congelada durante muchísimo tiempo. Todos sabemos muy bien qué es lo que ocurre cuando las tarifas se empiezan a congelar en un contexto de inflación muy alta».

Además, acusó al Estado nacional de incumplir desde hace años una cláusula con los contratos de explotación, en el que, en caso de haber desequilibrios en ingresos por valores superiores al 6 por ciento, se «tiene que permitir a las empresas recomponer la estructura de costos de manera que se pueda sostener la calidad de la prestación».

En ese sentido, aseguró que, como consecuencia de dicho incumplimiento, los ingresos de las prestadoras quedaron por debajo de la inflación desde 2016, con del 36 por ciento entre 2015 y 2024 –arrastrado a una pérdida de pasajeros del 20 por ciento–, lo que repercute, según Fusaro, en «la pérdida de capacidad de renovar la flota» y en «cada vez menos servicios nocturnos», esto último cuestionado por otros participantes presentes.

Un aspecto que generó controversia fue la decisión de reemplazar parte de los cortes de pintura de las 31 líneas porteñas por un diseño unificado y marketinero, con un “fileteado ploteado”, contra el cual, desde fines de noviembre pasado, circula un petitorio en la plataforma Change.org, que cuenta con 14 mil firmas.

«Imitamos siempre a alguna ciudad prestigiosa. Sería un error enorme. Las personas tienen dificultades visuales y reconocer los colores tradicionales de los colectivos es muy importante», señaló María Teresa Gutiérrez Cullen de Aráoz. Otra oradora, Tamara Mingrone afirmó que los «colores, filetes y luces forman parte de la identidad cultural de esta ciudad, pero fundamentalmente cumplen la función práctica de poder divisarlos a la distancia».

El uso de energías alternativas, como las baterías de litio o energía solar, fue otro tema abordado en la audiencia, a partir de la mención realizada por Krantzer de la próxima implementación de una línea con minibuses eléctricos. «Es auspicioso que haya una línea que no dependa de los combustibles fósiles, pero no queremos que esto se reduzca a una muestra cosmética. Tiene que haber un proyecto y un proceso de transición hacia las energías limpias», opinó Lubertino, quien se refirió a la posibilidad de promover «alianzas estratégicas entre la academia, la ciencia y la ciudad de Buenos Aires», y puso de ejemplo un convenio entre la Universidad Nacional de La Plata y la empresa Nueve de Julio S.A.T. de esa ciudad, con el objetivo de reconvertir colectivos en eléctricos.

La necesidad de pensar en un transporte metropolitano e integrado también fue motivo de debate, a raíz del uso de diferentes medios por parte de millones usuarios de Capital y Provincia. Rodrigo Franco habló de la necesidad de «poner más esfuerzos por congregar la Agencia de Transporte para dar respuesta a todos los problemas de transporte y los desafíos».

Cabe recordar que Nación y Ciudad firmaron el 3 de septiembre de 2024 un acta de acuerdo para traspasar 31 corredores, que equivalen a un tercio de los servicios que operan y que, según el Artículo 2 de la Ley 26.740, corresponden al gobierno porteño su «competencia y fiscalización».

Veintisiete de las líneas circulan exclusivamente en el ámbito de la Capital Federal: 6, 7, 12, 23, 26, 34, 39, 42, 44, 47, 50, 61, 62, 64, 65, 76, 84, 90, 99, 102, 106, 107, 108, 109, 115, 118 y 132. Mientras que otras cuatro poseen una de sus puntas en el lado Provincia, a metros de la Avenida General Paz: 4, 25, 68 y 151. «Esto es un hito en términos de la autonomía de la Ciudad. En definitiva, implica la asunción de las competencias regulatorias que constitucionalmente le corresponden», destacó Krantzer.

El representante de la Defensoría dijo que el acta propicia el «privilegio al respeto de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, fundamentalmente en lo que tiene que ver con su autonomía».