Las nuevas prioridades de Adriana

Las nuevas prioridades de Adriana

Adriana Metz Romero, hermana del nieto 140 restituido por Abuelas de Plaza de Mayo, habla de su historia, de la búsqueda colectiva, de cómo conoció la noticia y de su experiencia de llorar y reir al mismo tiempo.

“Ella, Graciela Romero caminaba por las calles de los barrios de la ciudad del sur de la Provincia de Buenos Aires cubierto su cuerpo pequeño, con un poncho de lana que la distinguía y la protegía del frío y de los vientos sureños que sí le enrojecían la diminuta nariz. Por ella invitamos a recorrer esta página…”

Entrada del blog “Poncho de Lana”, de Adriana Metz Romero.

 

Cubierta con un saco de lana colorido, Adriana Metz Romero abre la puerta de la casa en la que se aloja. En la calma de una calle semivacía por el feriado del Día de la Independencia, ella no para de atender llamados y agendar otros. Se hace un momento para responder a todos, pero anticipa que puede pausar cualquier entrevista en caso de que llegue la respuesta a sus mensajes de su hermano, a quien conoció esta semana: “Prioridades son prioridades”, dice.

“Siempre fui parte de Abuelas de Plaza de Mayo. Lo que pasa es que yo no me hacía cargo”, expresa sobre el vínculo con la organización a la que se sumó definitivamente en 2012 como trabajadora de la sede de Mar del Plata y en la que es parte de la Comisión Directiva desde 2023. “Recuerdo una oportunidad en que visitamos la sede central de Abuelas de Plaza de Mayo. Aunque llegamos cuando ellas no estaban, entramos como cualquiera puede entrar a la casa de su abuela. El escritorio de Estela -Barnes de Carlotto- era grande, con un vidrio bajo el cual había fotos, postales y saludos. Vimos una foto carnet en blanco y negro mía, muy chiquita, supongo que con seis años”, recuerda.

Adriana es idéntica a la imagen que la organización utilizó de su madre para la conferencia de prensa y que tiene publicada en la página web oficial para la búsqueda de los aún desaparecidos Graciela Alicia Romero, su madre, y su padre, Raúl Eugenio Metz. Ambos fueron secuestradosen Cutral Co, el 16 de diciembre de 1976, cuando tenían 24 y 25 años respectivamente. Graciela gestaba un embarazo de cinco meses. Desde entonces, la familia Metz-Romero se dedicó a la búsqueda del bebé apropiado hasta que el pasado viernes, Abuelas de Plaza de Mayo pudo recuperar su identidad, convirtiéndose en la restitución 140 de la organización.

Durante su infancia, Adriana vivió en Bahía Blanca y fue criada por sus abuelos paternos, Oscar Metz y Elisa Kaiser, hasta que, por su tan corta edad y la vejez de los abuelos “no me podía hacer cargo de ellos”, y terminó mudándose a Mar del Plata con una tía materna, Norma Romero. “A mis 14 años me dediqué a ser adolescente. Cuando cumplí la mayoría de edad, me hice cargo de las cuestiones legales. Para lo que las Abuelas me necesitaban yo estaba, pero tampoco había iniciativa de mi parte. Cuando tuve a mi hijo, Enzo, entendí mi falta al no haber sido criada por mi papá y mi mamá. Luego, con el nacimiento de mi segundo hijo, Luca, al verlos interactuar a ellos como hermanos, me di cuenta de lo que me habían quitado. Decidí que no iba a quedarme esperando a que las Abuelas encontraran a mi hermano. Yo tenía que participar de la búsqueda activamente. Así fue como en el año 2012 me reincorporé y ellas se encargaron de recordarme que lo nuestro tenía historia”, expresó en relación a una visita que hicieron Estela de Carlotto y Rosa Tarlovsky de Roisinblit -actuales presidenta y vicepresidenta de la organización respectivamente- a la casa de sus abuelos. “Estaban preocupadas porque una abuela tan mayor estuviera a cargo de una niña tan chica. Cuando ellas empezaron la búsqueda de sus nietos eran jóvenes. No era el caso de mi abuela”, explicó Adriana que en 1976 cuando sus padres fueron secuestrados tenía un año de edad y su abuela 65.

¿Cómo fue el momento en que te enteraste de los resultados del ADN?

Manuel Goncalves Granada -nieto restituido y parte de la organización- me avisóque estaba viajando a Mar del Plata y que iba a pasar a saludar y que me iba a traer un regalo. Cuando llegó, yo había preparado algo para picar. Veo que viene con las que yo llamo las ‘bolsitas de las buenas noticias’ -explica en referencia a las bolsas de telas con la estampa de la organización-. ‘Te traje un regalito de Abuelas. Adentro hay un regalo de todas las personas que te queremos’, me dijo. Lo abrí, sin los lentes puestos, y lo primero que veo es el 17 de abril de 1977. Todo lo que aparecía arriba y abajo, no lo entendía. Solo me dijo: ‘Lo encontramos’. Y ahí empecé a reír y a llorar. Según Manuel, nunca había visto a alguien llorar y reír con tanta intensidad a la vez. Me salió hacer un chiste ¡Ay, voy a salir a correr! Algo que en mi vida hice. Le conté a unas pocas personas, mis hijos, una amiga de mi madre, a Alicia Partnoy y a mi compañera de oficina de Abuelas. Iba caminando por la calle y pensaba, tengo una noticia hermosa para contar, que a la gente la va a alegrar, pero no se lo puedo decir. Me sentía casi egoísta, pero es por una causa fundamental: que la difusión de una restitución sea dada por quienes tienen la palabra autorizada para hacerlo, las Abuelas, con la herramienta de la conferencia de prensa. Me tuve que aguantar desde el sábado a las 15 horas hasta el lunes casi a la misma hora.”

Adriana afirma que nunca sospechó lo que se estaba gestando, que “el 140 es mío” como rezaban carteles festivos que levantó la familia durante la conferencia del pasado lunes. “Como parte de la organización, sé que Manuel Goncalves es el encargado de comunicar las noticias relacionadas al reencuentro de un nieto o nieta. Pero nunca sospeché o se me ocurrió pensar que venía a contarme esto, a pesar de la reiterada comunicación el viernes y sábado”, explicó.

El caso del ahora nieto 140 es uno de los cuales, según Adriana, se tenía bastante información: solo faltaba conocer dónde estaba el bebé apropiado. “Sabemos que nació en el centro clandestino La Escuelita, de Bahía Blanca, el 17 de abril de 1977. Que estuvo cuatro o cinco días con mamá y que después alguien se lo llevó. Hay nietos que recuperaron su identidad pero que no saben dónde o cuándo nacieron. Ahora el caso ya está completo porque sabemos que vive y conocemos su ubicación”, durante la conferencia de prensa del lunes, Adriana mencionó su temor de que el bebé no hubiera llegado a la vida adulta.

 

 ¿Qué recuerdo tenés de la búsqueda de tus abuelos?

Tengo el recuerdo de la búsqueda de un varón. Yo siempre supe que era hija de desaparecidos y que tenía un hermano. Crecí sabiendo qué les había sucedido a mis padres, que su ausencia no era por un accidente de tránsito o una enfermedad. En mi casa se hablaba de Raúl y Graciela, que embarazada de cinco meses habían sido secuestrados. No tenía ningún reparo en decir que vivía con mi tía por ser hija de desaparecidos. Todo esto previamente al testimonio de Alicia Partoney -sobreviviente del centro clandestino La Escuelita- que se vio forzada al exilio en Estados Unidos y desde allí hizo denuncias de lo que ocurría en Argentina. Pero también halló denuncias y pedidos de información que llegaban desde nuestro país al extranjero. Una de ellas era el testimonio de mi abuelo que busca a su hijo Raúl, a su nuera Graciela embarazada y que cuando se los llevaron dejaron a su hija de un año en brazos de un vecino. Alicia, como sabía con quién había compartido cautiverio, envió una carta a mis abuelos en la que cuenta que en ese centro clandestino había visto a mi papá, a mi mamá y también a María Elena Romero, hermana menor de mi mamá que fue secuestrada en febrero de 1977 y asesinada el 12 de abril del mismo año, enmascarado en un falso enfrentamiento armado. El testimonio de Alicia fue fundamental y por ella supimos que mi hermano había nacido. El relato se fue completando con la información que aportaron los sobrevivientes con el paso del tiempo. Siempre fue una búsqueda colectiva. Aunque Estela -de Carlotto- habla de que es un ‘milagro’, ellas fueron las que empezaron con estas búsquedas que hoy dependen de trabajadores del Estado nucleados en organismos como Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) y el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) que hace todo el trabajo científico-técnico para que ese resultado esté. Es un trabajo totalmente colectivo, y así también es la alegría, que debemos compartir. El mensaje tiene que seguir circulando, porque nos quedan 300 por encontrar.”

 ¿Y cómo fue tu proceso de búsqueda para finalmente vivir el encuentro?

A la búsqueda había que darle una vuelta de tuerca para que una persona de casi 50 años, que tiene una vida establecida y sus problemas de lo cotidiano, encontrara elementos que le provocaran unclic y que se acerque a Abuelas. Aunque no soy muy inventiva, fui poniendo esos elementos a su alcance. Nunca me puse a pensar en qué iba a hacer o decirle cuando lo encontrara porque yo estaba centrada en la búsqueda. ‘Cuando lo encuentre veo cómo hacemos, cómo se da todo’, pensaba. Y si bien entendía que buscaba para encontrar, no lo había imaginado así. Hasta que finalmente sucedió y entré del brazo de Estela. Como estoy acostumbrada a estar del otro lado del escenario, sentía que me estaba perdiendo de algo. Sin embargo, nuestra historia era finalmente la protagonista y todo lo que hice fue para estar en ese lugar: al lado de Estela y con la foto de mis viejos.

 

¿Cómo se resolvió el caso de tu hermano?

Las denuncias e informaciones llegan a la organización de Abuelas de Plaza de Mayo y de allí son notificados CoNaDI que, a partir de todas las herramientas que tiene como organismo estatal, comienza una investigación. Ellos convocaron a mi hermano en abril y le plantearon que había elementos que hacían sospechar que podía llegar a ser hijo apropiado de desaparecidos, sin aclarar de qué grupo familiar y que la forma de saberlo es con un examen de ADN en el BNDG que almacena las muestras de la persona con dudas y el grupo familiar y en caso de coincidir, se activa el protocolo de notificación. Cuando estuvieron los resultados, se comunicaron con mi hermano. Me dijeron que llevó casi una hora y media esa conversación y que fue bastante fluida. El preguntó cuáles eran los pasos a seguir, que en esa instancia era avisar a su grupo familiar, a nosotros, sobre los resultados. Le dijeron que me iban a avisar a mí, su hermana, y que una vez que yo fuese notificada, él ya se podía contactar.

 

¿Cuáles son tus expectativas de aquí en adelante?

La conexión familiar va a ser un lío bárbaro porque somos un montón los Metz-Romero. Pero nuestra relación espero siga fluyendo como hasta ahora. Estamos en contacto por teléfono, le envié algunas fotos familiares y vamos charlando. Pero estoy muy ansiosa, atenta a responderle y me preocupo por demás si él ya me contestó o aún no. Me tengo que recordar constantemente que debo bajar un cambio y dejar que fluya.

Aunque pasaron pocos días entre el pasado viernes en que el CoNaDI notificó al nieto 140 de su verdadera identidad y el contacto con su hermana, en la conferencia de prensa Adriana dijo: “Entre que la muestra entró al banco hasta los resultados (de abril a julio) él tuvo tiempo de pensar y esto lo llevó a entrar en la página de Abuelas, a fijarse los grupos familiares. Había datos que lo hicieron sospechar de que su grupo familiar era éste, el nuestro”. Quizás, en la próxima restitución el nieto 140 esté parado sobre el escenario, dando respaldo a quienes vivan la feliz noticia. O quizás lo haga manteniendo un perfil bajo, sin exponerse mediáticamente. Pero Adriana logró completar su tejido familiar luego de 49 años gracias a la búsqueda colectiva.

“Nadie puede vivir en una historia que no es cierta y sin conocer a su familia”

“Nadie puede vivir en una historia que no es cierta y sin conocer a su familia”

Abuelas de Plaza de mayo restituyó la identidad al nieto 140, que había nacido en el centro clandestino de detención La Escuelita. Es hijo de los desaparecidos Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz. Era buscado por su hermana mayor, Adriana, y la abuela de ambos, Elisa Kaiser, ya fallecida, quien solía decir que “la sangre llama”. En la conferencia de prensa también se reclamó contra el desmantelamiento del Banco Nacional de Datos Genéticos y de las políticas de memoria.

El lunes que comenzó nublado en Capital Federal despejó hacia el mediodía, luego de que Abuelas de Plaza de Mayo anunciara la restitución del nieto 140, a quien presentó a primera hora de la tarde en la Casa de la Entidad ubicada en el Espacio de Memoria ex ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada). “Mi abuela Elisa decía que la sangre llama”, relató Adriana Metz Romero, hermana mayor del nieto 140, en referencia a su abuela paterna Elisa Kaiser, quien la crió luego del secuestro de sus padres, Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, cuyas fotografías estaban sobre la mesa que compartió, durante la conferencia de prensa, con el nieto restituido 57, Manuel Gonçalves Granada, y con Estela de Carlotto, presidenta y línea fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo.

Tanto Graciela Alicia Romero, como su esposo, Raúl Eugenio Metz, eran oriundos de Bahía Blanca y se conocieron militando en comedores barriales de la ciudad, y luego se unieron al Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP).

El 16 de diciembre, cuando Graciela estaba embarazada de 5 meses, fueron secuestrados en Cutral-Có, lugar donde se habían trasladado luego de ser perseguidos. Se sabe por testimonios de sobrevivientes que los aún desaparecidos estuvieron secuestrados en dos centros clandestinos de igual nombre, “La Escuelita”, ubicados en Neuquén y Bahía Blanca. En este último centro, nació el 17 de abril de 1977 el hijo del matrimonio Metz-Romero, hoy nieto restituido.

Durante la conferencia de prensa, Adriana Metz adelantó pocos detalles: que su hermano vive en Buenos Aires y tiene 48 años, aunque prefirió darle espacio y tiempo para que cuente él mismo cuando se sienta listo. “Me contó que fue criado como hijo único y que no tiene familia, a lo que le dije: ‘Yo’. Mi hijo Lucas, me señaló que cambió mi forma de hablar al estar con él presente. Solía referirme a ‘mi mamá’, pero con él hablo de ‘mamá’ y ‘papá’. No fue forzado porque siempre fui consciente de que tengo un hermano. A partir de acá es todo ganado para la familia Metz Romero pero también para la sociedad. Porque cada niño que recuperó su identidad nos ilusiona un poquito más”, relató la hermana mayor y colaboradora de la organización de Abuelas de Plaza de Mayo, quien en el proceso de búsqueda abrió un blog de tejido en el que escribía a su hermano, al igual que lo hizo en una carta el 17 de abril en el que cumplía 40 años. “Fue construyendo una red que la cobija y hoy también abraza a su hermano en este encuentro tan esperado”, expresó Carlotto sobre Adriana, en un discurso sincero y cercano que recordaba a una niña infante, recuperaba la historia y la personalidad de los aún desaparecidos.

Adriana Metz Romero, que hizo propia la búsqueda iniciada por su abuela, se refirió en diálogo con ANCCOM a la importancia de socializar la lucha. “La fuerza se encuentra en esta red colectiva que armaron las abuelas. Una red de contención, de búsqueda, a la que incorporan a los nietos, a los hermanos, enseñándonos que la búsqueda terminará cuando los encontremos a todos”. Fue criada por sus abuelos y construyó un núcleo familiar: “Esto es el día a día y construir a pesar de la ausencia. Por su parte, mis hijos, hicieron suya la causa y buscaban a su tío, no al hermano de su mamá. Ahora ya no tienen que salir a buscar a mi hermano, pero sí tendrán que buscar a los demás”.

Por su parte, Estela de Carlotto, expresó a ANCCOM: “Nadie puede vivir en una historia que no es cierta y sin conocer a su familia. Esto para nosotros es como un nacimiento y así lo festejamos. Recuperar a los nietos es llegar a la verdad de lo que ha sido la apropiación de niños durante la dictadura cívico militar, darles la identidad que corresponde y que se encuentren con su familia para disfrutar de la verdad”, situación que describió durante la conferencia de prensa como “un bálsamo para seguir a pesar de las circunstancias”. En ese sentido, la militante histórica expresó que a pesar de los tiempos hostiles para las políticas de memoria, “la fuerza está en la convicción y en el deseo que sentimos de que nuestro país sea el que soñaron los 30.000, que desde donde estén nos ayudan, pero nosotros somos los que tenemos que movernos, y para ello no hay edad. Mientras pueda estar parada y mi cerebro funcione voy a estar, si yo puedo ustedes también. Tengo fe en la juventud, en su inteligencia de seguir los buenos ejemplos”.

En particular, esta búsqueda comenzó a partir de la recepción de denuncias anónimas y la investigación posterior por parte de la organización. En ese sentido, recordaron la importancia de la construcción colectiva de la verdad: “Cualquier sospecha, por mínima que parezca, es motivo para acercarse a Abuelas. Por eso, si alguien tiene algún dato, también le pedimos que se acerque. Son esas las informaciones guardadas hace años las que nos permiten hallar a nuestros nietos y nietas”, expresó Gonçalves Granada. Sin embargo, también llamó la atención sobre la alarmante situación de los trabajadores de los distintos organismos abocados a las políticas de memoria. Mencionó del decreto 351/2025 por el cual el gobierno atacó a la ciencia y la memoria. En el mismo se determina que el Banco Nacional de Datos Genéticos, creado por la Ley N° 23.511, quedará bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete en manos de Guillermo Francos, dejando de ser un organismo autónomo y autárquico. “La búsqueda colectiva sostenida a lo largo de 49 años condensado en estos momentos ratifican lo imprescindible que son las herramientas construidas por el Estado y la labor silenciosa de decenas de trabajadores y trabajadoras de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDi) y el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG). Que aún hoy en condiciones precarias y con enormes dificultades continúan trabajando con la convicción de que este delito debe ser resuelto”,

“Con la restitución 140 confirmamos, una vez más, que nuestros nietos y nietas están entre nosotros y que, gracias a la perseverancia y el trabajo constante de estos años de lucha seguirán apareciendo”, expresó Carlotto en la ronda de prensa que finalizó con los vitoreos infaltables: “30.000 compañeros detenidos desaparecidos: ¡Presentes!” La gente no abandonó el predio hasta varias horas después de finalizada la conferencia. Aunque la búsqueda es continua y quedan aún 300 nietas y nietos con su derecho a la identidad vulnerado, el murmullo, las conversaciones y la alegría en un espacio como la ex ESMA recuerdan por qué es necesario continuar con la causa de las Abuelas.

 

El único Banco que pierde

El único Banco que pierde

Con fondos congelados, sin autoridades designadas y bajo control de funcionarios sin formación técnica, el Banco Nacional de Datos Genéticos atraviesa una de las crisis más graves desde su creación. Abuelas de Plaza de Mayo advierte que el Decreto 351/2025 vulnera su autonomía y exige su rechazo en el Congreso.

El Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), una institución clave para la búsqueda de nietos y nietas apropiados durante la última dictadura cívico-militar, atraviesa una situación crítica. Con el mismo presupuesto de 2023, el organismo enfrenta un vaciamiento que pone en jaque su funcionamiento. Hasta ayer su conducción se encontraba delegada en funcionarios sin formación científica específica, ya que el cargo de su directora se encuentra vencido. Pero mediante un decreto, el Gobierno prorrogó el cargo hasta un llamado a concurso, aún incierto.

Ante esta situación, Abuelas de Plaza de Mayo solicitó al Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 2 de San Martín una ampliación de las medidas de protección para el BNDG. La alarma se encendió tras la publicación del Decreto 351/2025, el 23 de mayo, que le quita su autonomía y autarquía, pasando a depender de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología. Esta decisión se suma al vencimiento de cargos clave y a la imposibilidad de realizar tareas esenciales: entrecruzamientos de ADN, compra de insumos, viajes para toma de muestras y exhumaciones, entre otras.

 

Un pilar en la búsqueda de la verdad y la identidad

Creado en 1987 por la Ley 23.511, el BNDG fue impulsado por Abuelas de Plaza de Mayo junto a organizaciones de derechos humanos, con el objetivo de identificar a las niñas y niños apropiados durante la última dictadura cívico-militar. Desde entonces, y a lo largo de todos los gobiernos democráticos hasta la actualidad, el organismo se consolidó como una herramienta esencial para garantizar el derecho a la identidad y colaborar en el esclarecimiento de crímenes de lesa humanidad.

Guillermo Roisinblit, nieto restituido en el año 2000 que pudo reencontrarse con sus abuelas materna y paterna y actual miembro de la Comisión Directiva de Abuelas de Plaza de Mayo, afirma: “Hoy el Banco Nacional de Datos Genéticos no se ocupa solamente de resolver casos de personas que fueron víctimas de terrorismo de Estado si no de miles de personas que dudan sobre su identidad. El tema de la identidad sufre y sufrió distintos tipos de delitos en nuestro país. El Banco no solamente tiene que seguir funcionando para preservar las muestras, sino que también para asegurar el Derecho a la Identidad”.

Tras la presentación de Abuelas que pedía a la justicia que interpusiera un recurso de no innovar sobre el Banco, el juzgado respondió que, aunque comprendía la preocupación de la Asociación sobre el caso, no le parecía que el BNDG estuviese en riesgo ya que el gobierno debe sostener el funcionamiento del Banco de acuerdo a la Ley 27742, también llamada Ley Bases.

Villella remarca que tanto el secretario como el subsecretario de los que ahora depende el BNDG carecen de formación específica para conducir un laboratorio de alta complejidad como este. El actual titular del área es Darío Leandro Genua, licenciado en Administración de Empresas junto con José Luís Acevedo, licenciado en psicología.

La respuesta judicial y el rol de la Ley Bases

El Artículo 3 de la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos establece que el Poder Ejecutivo Nacional no podrá disponer la disolución de ciertos organismos, entre ellos el BNDG. A su vez, el Artículo 6 prohíbe expresamente su intervención, reforzando la protección legal que impide al Ejecutivo avanzar sobre su estructura y funcionamiento.

Carolina Villella, abogada de Abuelas de Plaza de Mayo, advierte que el Decreto 351/2025 es inconstitucional por tres vías: “Primero, porque fue dictado en violación de la obligación genérica que tiene el Ejecutivo de que sea para mejorar y volver más eficaz a los organismos. Después, porque específicamente el Congreso le prohíbe que lo pueda disolver o que lo pueda intervenir. Y en los hechos, esto no es otra cosa que una intervención de facto, al quitarle la autonomía y la autarquía. De esta manera, termina pasando a estar intervenido de forma permanente por la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, deja de tener la posibilidad de tomar decisiones, de administrar un presupuesto propio, y todo eso redunda en un entorpecimiento de las tareas que se llevan adelante en el Banco. Porque implica una burocratización mayor y significa que personas que no están especializadas en la temática tengan que tomar decisiones que son fundamentales”.

En ese sentido, Villella remarca que tanto el secretario como el subsecretario de los que ahora depende el BNDG carecen de formación específica para conducir un laboratorio de alta complejidad como este. El actual titular del área es Darío Leandro Genua, licenciado en Administración de Empresas junto con José Luís Acevedo, licenciado en psicología.

El Banco Nacional de Datos Genéticos adquirió autonomía y autarquía a partir de la Ley 26.548, sancionada en 2009, que estableció una estructura organizativa encabezada por un Director General Técnico —profesional en Bioquímica o Biología Molecular, con reconocida experiencia en Genética Forense— y un subdirector técnico con el mismo perfil. Ambos deben ser designados por el Poder Ejecutivo Nacional mediante concurso público de oposición y antecedentes. La ley también contemplaba un Subdirector Administrativo, especializado en administración y economía. Sin embargo, con el Decreto 351/2025, este último cargo fue eliminado, y la responsabilidad presupuestaria pasó a manos de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología.

 

El deterioro institucional

A pesar de la normativa vigente, el organismo permaneció acéfalo durante un mes, tras el vencimiento del mandato de la última directora, Mariana Herrera. Recién el 23 de julio, el Boletín Oficial prorrogó su continuidad “hasta tanto se lleve a cabo el concurso público de oposición y antecedentes correspondiente, con el fin de no afectar el normal funcionamiento del organismo”.

Villella advierte que, si bien la prórroga del cargo de Herrera permite reactivar ciertas funciones, no resuelve el problema de fondo: “Es una gran noticia porque va a permitir que se pueda seguir trabajando, pero para eso el Banco va a necesitar de un presupuesto, y si se mantiene el Decreto va a tener las facultades recortadas aún”. En la misma línea, Roisinblit señala que la medida “es un parche, es como tratar de tapar con una curita una hemorragia. No hace a la cuestión de fondo, porque el Banco sigue dependiendo de la Secretaría de Ciencia y Tecnología, de todo lo presupuestario. Deja de tomar decisiones por sí mismo y pierde independencia. Es insuficiente”.

La estrategia política para frenar el decreto

El Decreto 351/2025 aún no tiene plena vigencia, ya que debe ser tratado por la Comisión Bicameral del Congreso para su aprobación o rechazo definitivo. Desde la Comisión Directiva de Abuelas de Plaza de Mayo impulsan activamente su rechazo, llevando adelante gestiones con legisladores y legisladoras de distintos bloques. “Nosotros vamos con estos argumentos y queremos sentarnos con todos los legisladores que nos puedan abrir la puerta y que quieran charlar con nosotros para hacerles saber lo que pasa”, explica Roisinblit.

Villella advierte que es momento de volver a explicar, una vez más, por qué el BNDG es una institución fundamental: “Creemos que es necesario reforzar algunos conceptos sobre la importancia del Banco, para que sea claro lo que está pasando. Y en este caso, es evidente que de esta manera no se mejora su funcionamiento”.

A modo de cierre, Roisinblit recupera la fuerza del legado que los guía: “Nosotros seguimos los pasos de nuestras abuelas. Nuestras abuelas no tenían ningún tipo de experiencia: eran amas de casa, mujeres que en su gran mayoría habían sido criadas para ser madres y que solo querían disfrutar de ser abuelas. No sabían cómo presentar un amparo, un habeas corpus, cómo hablar en organismos internacionales, no sabían nada… no sabían cómo buscarnos. Ellas hicieron el camino que hoy nosotros sabemos cómo recorrer. Si ellas, en medio de la dictadura, pudieron luchar, imaginate nosotros en esta cuasi-democracia”.

Actuar para encontrar la verdad

Actuar para encontrar la verdad

Teatro x la identidad, el brazo artístico de Abuelas de Plaza de Mayo, celebra su 25° aniversario con una función especial en la Ciudad de Buenos Aires el lunes próximo. Una invitación gratuita a ejercitar la memoria.

Teatro x la Identidad nació en el año 2000 con un objetivo claro: colaborar en la restitución de los más de 500 bebés que fueron apropiados durante la última dictadura cívico-militar en Argentina. A lo largo de 25 años, la iniciativa impulsada por Abuelas de Plaza de Mayo, encontró en el teatro una herramienta artística para concientizar sobre el derecho a la identidad y promover la búsqueda de los nietos y nietas que aún desconocen su identidad. “No es solamente una función teatral, es una experiencia única y diferente a todo”, asegura Cristina Fridman, actriz y fundadora del ciclo en diálogo con ANCCOM.

El lunes 12 de mayo, el ciclo renovará su compromiso con una función especial en el Complejo Art Media (Av. Corrientes 6271, CABA), donde la experiencia se convertirá en un espacio de memoria y resistencia. Con entrada libre y gratuita, se presentará Hay Lugar, una intervención artística multidisciplinaria que invita al espectador no sólo a mirar sino también a participar y elegir de qué manera habitar el encuentro colectivo.

Dirigido por Juan Parodi y con la participación especial de Osqui Guzmán, Elvira Onetto, María Inés Sansemi, Eugenia Alonso, Vanesa Maja y Pablo Palavecino, el evento no será planteado como una obra de teatro sino como un cruce escénico entre la música, lo audiovisual y lo performático en tiempo real. “La idea es que el público participe y juegue junto con los actores y los músicos”, sostiene Fridman. Con esta propuesta inmersiva, el ciclo apuesta a llegar a un público más joven y distinto al que generalmente va a ver sus funciones. “Todo el tiempo nos planteamos de qué manera podemos ampliar nuestras propuestas”, menciona.

La memoria presente en todos lados

Durante estos 25 años, Teatro x la Identidad no sólo encontró en las tablas de un escenario un lugar de diálogo, sino que también extendió su propuesta artística a espacios no convencionales para acercar sus historias a nuevas audiencias. Con la creación de Teatro por la Identidad Itinerante, el ciclo logró instalarse en escuelas, plazas, espacios culturales, estadios de fútbol, cárceles e incluso excentros clandestinos de detención. Esta modalidad también permitió conectar con comunidades diversas y llevar el mensaje de la búsqueda y la memoria a cada rincón del país.

Al momento de repasar la historia de los itinerantes, Fridman recuerda una en particular, a la que define como “la más compleja”, ya que significó meterse en la boca de lo que tiempo atrás había sido el enemigo: Gendarmería Nacional Argentina. Pese a que iban a desarrollar una obra como ya lo habían hecho antes en múltiples espacios nacionales e internacionales, sabían que esta no sería una más del montón. “Teníamos que ir y ganarnos a un público que en general no le interesa ver este tipo de teatro ni escuchar lo que teníamos para decir”, comenta Fridman.

Para su sorpresa, al final de la presentación se armó un debate interesante en el que muchos de los aspirantes de la fuerza se animaban a preguntar sobre una historia de la que no tenían mucha información e incluso pedir disculpas por el accionar de personas que ni habían llegado a conocer. “Es un momento que atesoro porque fue único”, confiesa una de las fundadoras del ciclo. Probablemente se deba a que a lo largo de la obra no solamente abordaron el tema de la apropiación sino que también lo ampliaron a la cuestión de la identidad como argentinos y cada uno en su profesión. “Hablar de estos temas siempre moviliza e interpela”, asegura Fridman.

Un espíritu comunitario

Desde su conformación como asociación civil sin fines de lucro en 2004, una comisión de dirección se encarga de organizar los distintos eventos del ciclo, convirtiendo a sus miembros en productores activos del proyecto. Teatro x la Identidad también se consolidó como un movimiento que involucra a actores, dramaturgos, directores y productores comprometidos con los derechos humanos. A lo largo de los ciclos, artistas de renombre como Rita Cortese, Julieta Cardinali, Alberto Ajaka, Mauricio Dayub, Daniel Fanego y Marcelo Subiotto han puesto su voz y su talento al servicio de la lucha por la identidad y la memoria.

La entrada gratuita, que ha sido una de las banderas de la propuesta desde sus inicios, ha permitido el acceso y la democratización del arte. Cada función propone una reflexión sobre el pasado reciente de Argentina y el valor de conocer la verdad. “Es necesario tener un debate profundo y entender qué es lo que pasó, porque sino se va a volver a repetir”, sostiene Fridman.

Un cuarto de siglo después de su creación y en un contexto donde vuelven a aparecer discursos negacionistas, Teatro x la identidad se planta en escena con más fuerza que nunca. “El teatro siempre va a reflejar la realidad y eso no se puede tapar”, concluye Fridman

 Hay Lugar se podrá ver el 12 de mayo a las 20 en el Complejo Art Media (Av. Corrientes 6271). La entrada es gratuita y puede retirarse desde las 19:30.

 

 

Una carrera contra el olvido

Una carrera contra el olvido

Abuelas de Plaza de Mayo reanuda su ciclo Cine por la Identidad con el pre estreno de la película “A procura de Martina”, de la directora brasileña Márcia Faria. Anccom dialogó con la directora, la actriz Cristina Banegas y el presentador del ciclo Miguel Santucho para adelantar lo que ocurrirá el jueves.

Este jueves 24 de abril, a las 18, la asociación Abuelas de Plaza de Mayo abre las puertas del Auditorio de la Casa por la Identidad, ubicada en el Espacio Memoria y Derechos Humanos Ex Esma, para la primera función del año del ciclo Cine por la Identidad. Se proyectará A procura de Martina, el primer largometraje de Márcia Faria, y contará con la visita de la actriz Cristina Banegas. La entrada será libre y gratuita, y es posible gracias al acompañamiento del Banco Provincia.

El filme narra la búsqueda de Martina, interpretada por Mercedes Morán, Abuela de Plaza de Mayo, quien parte a Brasil con el objetivo de encontrar a su nieto, nacido en cautiverio durante la dictadura argentina, y a quien lleva buscando desde hace tres décadas. La protagonista emprende el viaje con la esperanza de encontrarlo y contarle su historia, luchando contra las señales del olvido que empieza a atravesar debido al Alzheimer.

“La idea de la película surgió mientras buscaba una historia para mi primer largometraje. Fue entonces cuando me encontré con el libro El Clamor, que aborda las dictaduras en América latina y cuenta relatos sobre hijos que fueron secuestrados y entregados a otras familias para ser criados como propios. Esa lectura me conmovió profundamente. Pensar en las dictaduras desde un espejo entre Brasil y Argentina, y, sobre todo, reflexionar sobre cómo lidiamos (o no) con la herencia perversa de la dictadura en Brasil, en contraste con los procesos de memoria y justicia que tuvieron lugar en Argentina, despertó en mí un deseo muy fuerte de hacer una película en la que las historias de ambos países se entrelazan. Quería hablar del borramiento, del silencio, de las marcas que dejó la dictadura en Brasil y que muchas veces siguen siendo invisibles”, cuenta Faria, en diálogo con ANCCOM.

El guion está escrito por la misma Faria y por Gabriela Amaral Almeida, quien -dice la directora- fue quien tuvo la idea disparadora de contar la historia de una abuela que busca a su nieto, pero que también está perdiendo su propia memoria. “Algún tiempo después, mi madre, Jovita, fue diagnosticada con Alzheimer. Ya llevamos más de diez años conviviendo con la enfermedad. Durante ese período, acompañé de cerca su lucha por aferrarse a sus memorias, por no desaparecer. Y, de forma inevitable, mi historia personal se fue entrelazando con la de Martina. Por eso, esta película también es para ella. Al final, hay una dedicatoria a mi madre. Y la proyección del 24 de abril tiene un significado aún más especial: ese día ella cumple 88 años. No se me ocurre mejor manera de celebrarla que compartiendo esta historia inspirada, en gran parte, por su fuerza”, confiesa la directora.

Las guionistas se volcaron a construir no solo un personaje principal complejo, sino también lazos de amistad que la acompañan y que no dejan de ser centrales en la narrativa y en el proceso emocional que atraviesa Martina. “Nos impulsó el deseo de crear una protagonista femenina con una fuerte pulsión de vida, a pesar de las heridas y pérdidas que arrastra. Martina es una mujer atravesada por la fragilidad y la fuerza, una heroína silenciosa que decide ir tras lo que desea, incluso cuando todo a su alrededor parece derrumbarse, cuando todo le dice que haga lo contrario: quedarse en casa, cuidando sus propias heridas. Desde el inicio, el protagonismo femenino fue uno de los pilares de la película. La amistad entre los personajes interpretados por Mercedes Morán, Cristina Banegas y Adriana Aizemberg es uno de los vínculos más potentes de la narrativa. Son tres mujeres muy distintas, con historias diferentes, pero que encuentran en el vínculo entre ellas apoyo, afecto y humor. Esa red también representa una forma de resistencia, una fuerza que nace de lo colectivo”, describe la directora y agrega: “Las Abuelas de Plaza de Mayo fueron una inspiración fundamental. Para mí, son un faro: un ejemplo de coraje, perseverancia y lucha colectiva que iluminó el espíritu de la película. Al igual que ellas, Martina es una mujer que se niega a olvidar, incluso cuando su propia memoria comienza a fallar”.

Faria se encontró con el desafío de dirigir un largometraje por primera vez, con recursos limitados al ser una producción independiente, pero encontrándose completamente abierta a lo inesperado, a la resistencia y entrega que le exigió este proyecto, y a la sensibilidad: “Sin duda, la mayor dificultad fue lidiar con la complejidad de una historia que atraviesa distintos tiempos, países y capas emocionales, y hacerlo con los recursos limitados que tiene una producción independiente. Mantener la delicadeza de la narrativa, equilibrar momentos de emoción con toques de humor, sin perder el ritmo ni la fuerza de las actuaciones, fue un gran desafío”. Habla del proceso como algo profundamente hermoso por el equipo que formaron, la dedicación y la generosidad de las actrices y actores. “Trabajar con Mercedes Morán fue un verdadero privilegio. Su talento, su sensibilidad y su entrega al personaje de Martina aportaron al filme una profundidad emocional que superó todas mis expectativas. Cristina Banegas, que interpreta a una Abuela de Plaza de Mayo, encarna con una fuerza impresionante la memoria y la lucha. Su presencia aporta una dimensión ética y política muy poderosa a la historia. Y Adriana Aizemberg aporta un contrapunto precioso: con su carisma y su humor sutil, le da al filme un respiro, un alivio que hace que todo lo humano se vuelva aún más tangible”.

Cristina Banegas, habla de la experiencia de filmación con cariño, orgullo y admiración, y desea que la audiencia se conmueva y que comparta todo el amor y el respeto con el que hicieron el largometraje. “Me siento honrada de interpretar a una Abuela de Plaza de Mayo. Creo que es importante y es conmovedor, en estos tiempos tan difíciles de la Argentina, poder hacer esta historia, un personaje así, en una película en la que se trabaja sobre los nietos todavía no recuperados. Que pasen esta historia en el ciclo y en ese lugar tiene un valor simbólico muy fuerte, sobre todo en este momento en que el gobierno está desmantelando los espacios de derechos humanos, más que todos los otros espacios. De modo que es un honor y es un deber estar allí el jueves”.

El film formó parte de la sección competitiva Première Brasil: Novos Rumos do Festival do Rio, del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, de la 48ª Mostra Internacional de Cinema de São Paulo, y la 26ª edición del Festival do Rio. La directora rememora la emoción de ver las salas llenas, el latido de la película en el corazón de la audiencia, la emotividad y las risas que le logran sacar a los espectadores. “Es una alegría saber que nuestra historia realmente llega a quienes la ven”, afirma, y espera que sea así con todos quienes la vean, que esta historia permita reflexionar sobre el valor de la memoria, tanto la individual como la colectiva, que despierte recuerdos, preguntas o simplemente ofrezca un momento de empatía. Cuenta orgullosamente y agradecida por el reconocimiento, que recibió la noticia de que ganaron el Premio del Público en el Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay.

El ciclo

“El cine es una herramienta fundamental para la transmisión, no solo de la memoria, sino también de los hechos de la actualidad. Decidimos marcar el inicio del ciclo con una película muy fuerte, muy importante, y con actrices de primera línea, para convocar y dejar una presencia. Estamos defendiendo este espacio, la Casa de la Identidad, y el ex Esma, en un contexto en el que se está cerrando, vaciando, hostigando, todo lo que allí se realiza. Para nosotros es muy importante que vengan, que asistan todos, que empecemos a sala llena esta primera función y que de alguna manera todos defendamos estos espacios de reflexión y de construcción colectiva con los que contamos”, reflexiona Miguel Santucho, integrante de la Comisión Directiva de Abuelas de Plaza de Mayo. “Los actores y la producción de La búsqueda de Martina organizaron una función para Abuelas de Plaza de Mayo, haciéndonos parte, porque les parecía fundamental que nosotros la viéramos en primera instancia. Es una película que me pareció muy interesante, conmovedora, viva y sentida. Si bien entiendo que no responde a una historia real, bien podría serlo”.

El Ciclo de Cine por la Identidad se presenta como una oportunidad de reunión y de encuentro, en el que se exhiben proyectos audiovisuales afines a la temática de la memoria, verdad y justicia, y se debaten con sus autores y actores, con la finalidad de promover el derecho de la identidad, sensibilizar sobre la búsqueda de los alrededor de 300 nietos y nietas que quedan por encontrar, y aportar a este proceso de búsqueda.

 Faria resalta la relevancia que significa para ella involucrarse en proyectos de este tipo y lo trascendental que resulta en estos tiempos de avance de ultraderecha recordar el pasado: “La película levanta temas que siguen siendo urgentes: aún vivimos bajo la sombra del legado de aquellos regímenes autoritarios, y muchas de sus estructuras permanecen intactas. En un momento en que la ultraderecha gana fuerza nuevamente en muchas partes del mundo, incluidos Brasil y Argentina, hablar de este pasado reciente se vuelve no solo importante, sino necesario. Recordar los horrores de las dictaduras, visibilizar sus consecuencias, es fundamental para que no se repitan nunca más. El éxito reciente de la película Ainda Estou Aqui (2024), que también aborda la memoria, las desapariciones y la búsqueda de justicia, muestra que el público necesita y quiere hablar de estos temas. La búsqueda de Martina, de alguna forma, es mi contribución a esta memoria colectiva, una forma de resistir al olvido”.  Le conmueve pensar en que su trabajo se presente el jueves en un lugar tan simbólico y cargado de historia como la Casa por la Identidad y la Ex ESMA. Recuerda la función previa a su estreno en festivales, la primera proyección fuera de la isla de edición, para las Abuelas, en la que los y las presentes y Estela de Carlotto le dieron el impulso para entregar la película al mundo. “Ella dijo algo que me marcó profundamente: “por primera vez en muchos años de lucha, me puse en el lugar de una abuela que busca a su nieto en otro país, sola.” Y agregó: “eso también existió”. Esa soledad de quien busca sin el apoyo de otros en la misma situación resuena en el camino de la protagonista de nuestra película, que lucha también contra el Alzheimer y por preservar su propia identidad. Es como si la película adquiriera una nueva capa de sentido allí, rodeada de tantas historias reales de resistencia, dolor y reconstrucción. Me siento muy honrada de exhibir la película en este espacio de memoria, verdad y justicia en el que se ha transformado la ESMA”, concluye.