Entre la polarización y las provocaciones golpistas

Entre la polarización y las provocaciones golpistas

Sumido en la inestabilidad, Brasil enfrenta unos comicios históricos en los que Lula es el favorito, mientras Bolsonaro y el partido militar amenazan con alterar el orden institucional.

A diez días de las elecciones en Brasil el clima es de polarización y tensión extremas. Una encuesta divulgada por TV Globo del Instituto Ipec coloca a Lula Da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), primero con el 47 por ciento de intención de voto seguido por el actual presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, del Partido Liberal (PL), con el 31.

Sin embargo, la indefinición marcará la dinámica hasta el domingo 2 de octubre, cuando se sabrá si se irá o no a balotaje el 30 de octubre. Además de votar para presidente, se renovarán 27 de los 81 escaños del Senado; 513 bancas en la Cámara de Diputados; gobernadores y vicegobernadores de los 26 estados, y se elegirán los integrantes de las Asambleas Legislativas Estatales y de la Cámara Legislativa del Distrito Federal.

Bolsonaro ha logrado involucrar a las Fuerzas Armadas en el proceso electoral y ha manifestado que desconocerá el resultado si no se consagra ganador, sumando inestabilidad al panorama. La polarización ya generó dos homicidios perpetrados por bolsonaristas contra un dirigente y un seguidor de Lula en junio y julio de este año.

La violencia política en Brasil ha crecido un 335 por ciento desde 2019, según un estudio de la Universidad de Río de Janeiro (UNIRIO). Esta cifra representa 1.209 ataques a miembros del ámbito político, incluyendo 45 homicidios a líderes, solamente en 2022. Los discursos de odio, intolerancia, misoginia y homofobia que promueven los grupos afines al bolsonarismo son los causantes de este caos.

En un acto de campaña realizado el 7 de septiembre, Día de la Independencia de Brasil, en referencia a Lula, Bolsonaro declaró que “hay que extirpar a este tipo de personas de la vida pública”.

El doctor en Historia por la Universidad de San Pablo (USP) y dirigente nacional del PT, Valter Pomar, afirma: ”En Brasil siempre hubo unas clases dominantes y medias muy reaccionarias, pero es la primera vez que este sector se organiza de forma más o menos autónoma y de masas, con dirección propia, y no utilizado por la derecha más civilizada para ejecutar la represión en momentos más duros. Hay un cambio que tiene que ver con muchos factores: con la situación mundial, con lo que pasa en Estados Unidos y el fenómeno del trumpismo, con el vaciamiento del centro político en Brasil, y con la debilidad programática de la izquierda que dejó espacio para que camadas populares fueran atraídas por la extrema derecha”.

La elección en Brasil será determinante para la región. Se esperan alrededor de 148 millones de votantes (sobre una población de 233 millones) que deberán elegir entre once candidaturas, las principales son: Jair Bolsonaro y Walter Sousa Braga Netto por el PL, hoy en el poder del Planalto; Lula da Silva y Geraldo Alckmin por el PT; Ciro Gomes y Ana Paula Mato por el Partido Democrático Laborista (PDT), y Simone Tebet y Mara Gabrilli por el Movimiento Democrático Brasilero (MDB).

No se trata de una elección normal. El primer mandatario agita el fantasma del fraude para preparar un eventual desconocimiento del resultado. Este cuestionamiento comenzó el 18 de julio en una reunión con embajadores donde expresó: “Queremos corregir fallas, queremos transparencia, democracia de verdad”, poniendo en duda el sistema instaurado desde 1985 con la salida de la dictadura y la nueva Constitución de 1988 que restableció libertades civiles como elección directa del presidente y selló la transición a la democracia.

Las provocaciones se profundizaron, y el lunes 19 de septiembre declaró desde Londres: “Si yo tengo menos del 60 por ciento de los votos es porque algo anormal ocurrió en el Tribunal Superior Electoral, teniendo en cuenta la cantidad de gente que va a mis eventos y cómo soy recibido a todos los lugares a los que voy”.

Para Valter Pomar, “aún no está claro lo que va a pasar. El esfuerzo del cavernícola, actualmente presidente del país, es hacer que se resuelva en la segunda vuelta, porque sabe que si se resuelve en la primera el ganador es Lula”. Pero ninguno de los dos escenarios resolverá la incertidumbre que asedia el panorama político brasileño marcado por las provocaciones antidemocráticas del bolsonarismo.

“Todas las encuestas apuntan la victoria en primera o segunda vuelta de Lula, pero si miramos la campaña vemos que la candidatura del cavernícola (Bolsonaro) no bajó la guardia, está muy envalentonado, combativo, movilizado y tiene medios importantes para hacerlo: los militares, los pentecostales, las milicias, la máquina del Gobierno federal, sus apoyos en candidaturas de partidos de derecha, algunos medios de comunicación, una parte del empresariado… Así que, aunque las encuestas vengan a favor nuestro, no podemos dar la elección por concluida”, sostiene Pomar.

Lo que está en juego va más allá de los resultados electorales: hay una base social de ultraderecha que se consolida bajo la dirección del bolsonarismo y plantea desafíos a las libertades democráticas de los movimientos sociales y las mayorías populares en un contexto de extrema pobreza y desigualdad. El joven candidato a diputado federal por la Bancada Anticapitalista, Renato Assad, docente y estudiante de la USP, consultado por ANCCOM, reflexiona: “Hay un enorme sector de la población que no accede a la alimentación, 33 millones de personas no comen en Brasil. El poder adquisitivo se cayó, el salario mínimo no sirve para nada, y entonces el voto a Lula es un voto castigo a Bolsonaro”.

Según los datos del Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (DIEESE), el sueldo mínimo de 1.212 reales (unos 34.093,56 pesos) es insuficiente. Tomando como referencia la canasta básica de San Pablo, la ciudad más poblada de Brasil, de 803,99 reales (22.616,23 pesos) es evidente la poca capacidad de consumo de un trabajador en el país hermano. “Va a haber bastante polarización y con el gobierno de Lula la base fascista va a seguir estando. Es importante transmitir que estos sectores van a seguir operando y hay que estar organizados para enfrentarlos más allá de las elecciones del domingo 2 de octubre y de la segunda vuelta del 30”, subraya Assad, quien fue parte de un paro, el martes 20 de septiembre en la USP, por falta de suministro de agua en las instalaciones de la universidad más importante del país. 

Desde el PT, Pomar coincide: “Hay una inestabilidad que no va a ser superada por el proceso electoral. Puede pasar incluso que siendo vencedores en primera o segunda vuelta, pasemos a vivir un momento de mucha inestabilidad porque esta fuerza de extrema derecha va a jugar contra nosotros”.

Gustavo Veiga, periodista gráfico y docente, aporta su mirada desde la Argentina: “El aparato militar en Brasil tiene una fuerza que en Argentina no conocemos desde el punto de vista de nuestra experiencia histórica, y de la lucha de los organismos de derechos humanos para desmontar esa capacidad de daño que tenían los militares a la democracia”. Veiga cataloga al bolsonarismo como parte del surgimiento de la extrema derecha, como fenómeno mundial con expresiones en Asia, Europa, Latinoamérica y Estados Unidos.

“Sí es posible que Bolsonaro y quienes lo acompañan en su proyecto de gobierno cometan algunas tropelías -señala-, la más grave sería un autogolpe y que pasen a gobernar los militares de hecho, que ya están en el Estado, tienen una presencia muy extendida y notoria en las distintas jerarquías ministeriales”.

Con el asalto al Capitolio del 6 de enero del 2021 como referencia, Veiga reflexiona: “Cuando Donald Trump perdió las elecciones, desconoció el resultado y citó a su base electoral a que invadiera el Capitolio, aún con los resultados conocidos, derivó en causas judiciales que llevaron a prisión a varios de los que protagonizaron esa toma donde hubo muertes… Si ocurriera esto en Brasil sería catastrófico para el continente”. Y agrega: “El presidente Joe Biden pidió que se le comunicara al Gobierno de Bolsonaro que cualquier movimiento para no reconocer el resultado electoral sería condenado por Estados Unidos”.

¿Por qué Chile rechazó la nueva Constitución?

¿Por qué Chile rechazó la nueva Constitución?

Los chilenos habían votado tener una nueva Carta Magna pero descartaron la que redactaron los constituyentes. El papel de los medios de comunicación y la agenda que viene.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, luego del rechazo de la nueva Constitución tras el plebiscito.

“Queremos una nueva Constitución, pero no ésta”. Ese parece ser el mensaje que dio el pueblo chileno el pasado 4 de septiembre, cuando en unas elecciones obligatorias e históricas por su participación, el “rechazo” se impuso con el 62% de los votos contra el 38% que obtuvo el “apruebo”. De esta manera, Chile continuará por el momento con el texto constitucional que lleva la firma de Augusto Pinochet. ¿Qué escenarios se abren con ese resultado?

 La amplia diferencia sorprendió tanto a vencedores como a vencidos y, para comprenderlo, es necesario dar cuenta del proceso que comenzó a gestarse luego del estallido social de 2019. En ese contexto, el por entonces Presidente Sebastián Piñera convocó a un primer plebiscito, donde se votó si la ciudadanía estaba de acuerdo con iniciar un proceso para redactar una nueva constitución. El voto fue voluntario y el resultado, contundente: el apruebo se impuso con el 78%. Luego, en mayo de 2021, se llevó a cabo la elección de los 155 convencionales constituyentes encargados de discutir y redactar el nuevo texto. Allí, el gran derrotado fue la derecha (“Vamos por Chile”), que solo obtuvo 37 bancas y no tenía poder de veto.  El resto de los escaños se repartieron entre agrupaciones de izquierda, independientes y representantes de los pueblos originarios. 

Se inició entonces la redacción de la nueva Constitución, cuyo primer artículo establece que “Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico”, sentando así las bases de las principales diferencias que plantea respecto al texto vigente: un Estado participativo en materia de salud, educación, vivienda, pensiones y empleo. Entre los puntos más destacables, también se encuentra la propuesta de paridad de género en organismos gubernamentales, acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, reconocimiento de derechos y autonomía de los Pueblos Originarios, y establecer la inapropiabilidad del agua.

El “rechazo” se impuso con el 62% de los votos contra el 38% que obtuvo el “apruebo”

Cabe preguntarse cuáles fueron los motivos que llevaron a rechazar la nueva Carta Magna.

Marcos Barraza, convencional y ex Ministro de Desarrollo Social durante la presidencia de Michelle Bachelet, señaló ante ANCCOM: “Hubo una mayoría nacional que no conectó con las normas constitucionales propuestas, y habrá que indagar cuáles fueron esas normas que  no interpretaron a la ciudadanía”.

 Al mismo tiempo, hizo hincapié en la estrategia llevada a cabo por parte de los sectores que impulsaban el rechazo que tuvieron la capacidad de instalar un conjunto de mentiras a nivel nacional. De esta manera, dice Barraza, el apruebo tuvo que concentrar su campaña en desmentir falsedades y no en militar los atributos de las normas propuestas. En este aspecto, destaca que quienes se encontraban detrás de la campaña del rechazo eran los grandes medios hegemónicos y grupos económicos concentrados, evidenciando así una diferencia de financiamiento entre ambos bandos.

 De cara al futuro, el ex ministro sostiene que es evidente que la ciudadanía está de acuerdo en modificar la Constitución y, en ese marco, se mostró a favor de una nueva convención constituyente elegida a través del voto. “Lo que se deberá decidir a partir de ahora es si la nueva Constitución está en el dominio del campo popular y el mandato social o está en el dominio de las élites”, concluyó.

Por su parte, Damaris Abarca, que fue electa convencional constituyente como independiente dentro del pacto “Apruebo Dignidad”, dijo: “El proceso constituyente no comenzó con la Convención ni terminó con el Plebiscito, llevó años y va a continuar”. Asimismo, se mostró autocrítica al mencionar la falta de conexión con un sector de la sociedad que, inmerso en un contexto de recesión económica, no se veía identificado con las demandas plasmadas en el nuevo texto.

Sin embargo, rescata como positivo la instalación de determinados temas en la agenda y que será necesario discutir a partir de ahora: “El texto que redactamos será un insumo para las próximas convenciones. La paridad de género, por ejemplo, llegó para quedarse y será inconcebible que una nueva convención constitucional no sea mitad hombres y otra mitad mujeres”.

 

En tanto, José Cárcamo, economista, investigador y docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y en la Universidad Nacional de Moreno y que nació en Chile, dijo: “La sociedad chilena quería cambios pero graduales, y la constitución plebiscitada se situó más a la izquierda que el propio Boric”. También remarcó la importancia de la participación electoral debido a su obligatoriedad: un 85% del padrón participó de los comicios contra el 55% que votó en las últimas elecciones presidenciales. Estas cifras se traducen en 4.400.000 nuevos votantes y, si trazamos un paralelo con la segunda vuelta que le dio la victoria a Gabriel Boric el año pasado, más de cuatro millones de personas de ese grupo votaron al rechazo. 

 En ese sentido y en la línea de lo planteado por Barraza, remarca la habilidad que tuvo la derecha para hacer campaña a favor del rechazo. Sin apariciones públicas de José Antonio Kast ni Sebastián Piñera, y con los principales medios de comunicación a su favor, se iniciaron una serie de fake news que iban desde sostener que el sistema de salud iba a ser totalmente público hasta la eliminación de los símbolos patrios. Estas mentiras, dice Cárcamo, calaron hondo en una parte de la sociedad despolitizada chilena.

CABA: Más de 200 escuelas con problemas de infraestructura

CABA: Más de 200 escuelas con problemas de infraestructura

Hay subejecución presupuestaria y las empresas contratistas no cumplen en tiempo y forma con la realización de las obras. Los principales problemas incluyen desprendimientos de techos y de mampostería, interrupción de los suministros de agua y electricidad, sectores de escuelas inhabilitados, filtraciones, presencia de plagas, falta de calefacción en invierno y problemas de conectividad.

La Multisectorial por la Escuela Pública —integrada por asociaciones cooperativas, centros de estudiantes, y gremios docentes— publicó un mapa de riesgos donde denuncia la “emergencia edilicia” de las escuelas en CABA. El detalle de los principales problemas de mantenimiento incluye desprendimientos de techos y de mampostería, interrupción de los suministros de agua y electricidad, sectores de escuelas inhabilitados, filtraciones, presencia de plagas, falta de calefacción en invierno y problemas de conectividad.

El informe SIGMA sobre el mantenimiento de los establecimientos de educación pública advierte sobre el mal estado de los edificios y sobre empresas que no cumplen con las obras de mantenimiento y mejoras. Este informe es publicado anualmente por la Auditoría General del Gobierno de la Ciudad (AGCBA), que se encarga del control externo del sector público porteño. Mariana Gagliardi, presidenta de la AGCBA, indica: «Nos resulta llamativo que, a pesar de que las empresas deberían garantizar el mantenimiento de las escuelas públicas en la Ciudad, no cumplan con lo establecido y lleven ya ocho años de renovación constante en sus contrataciones por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires». El informe de SIGMA se basa en datos relevados durante el 2019, previo a la pandemia. Según el Mapa de Riesgos de la Multisectorial por la Escuela Pública, en 2022 el estado de los edificios escolares continúa en malas condiciones que afectan a la enseñanza.

 

«Todo indica que este año habrá una subejecución en la partida de infraestructura y mantenimiento escolar del 50%», dice Grau.

Existe un presupuesto que asigna una cantidad de recursos al Ministerio de Educación para el mantenimiento de la infraestructura escolar. Marisabel Grau, docente e integrante de la Multisectorial por la Escuela Pública, explica cómo el Ministerio de Educación sistemáticamente subejecuta el presupuesto destinado al mantenimiento de la infraestructura, por lo cual las obras no se realizan. Según el informe de la multisectorial, “este año durante los primeros tres meses se ejecutó sólo el 10% del mismo. En cuanto a mantenimiento escolar, se ejecutó tan sólo el 9%. Todo indica que este año habrá una subejecución del más del 50% del presupuesto de infraestructura y mantenimiento escolar».

“Hemos pedido informes en reiteradas ocasiones para saber a dónde se destina la plata que no se gasta en infraestructura y todavía no tenemos respuesta”, explica Grau. Y agrega que el gobierno porteño y el gobierno nacional subsidian por millones de pesos al año a la educación privada, en lugar de destinarlos a la educación pública.

Problemas comunales

El mapa de riesgos publicado por la Multisectorial por la Escuela Pública muestra que hay problemas edilicios en casi todas las comunas, aunque la mayoría de los colegios son de las zonas sur y céntrica de la ciudad. El caso de la escuela Facundo Zuviría del barrio Flores donde enseña Eugenia Villamonte, es un ejemplo. Allí, asegura, es frecuente que los baños se rompan y demoren su arreglo, así como también lo son las interrupciones en el suministro de agua, la falta de calefacción en invierno, el desprendimiento de partes del techo que ponen en riesgo a los y las estudiantes, y la presencia de ratas y cucarachas. Días después de la entrevista, Villamonte avisa que ocurrió lo que se temía: se desprendió un vidrio e impactó en una alumna que fue hospitalizada. La estudiante, luego de recibir tres puntos de sutura, se encuentra fuera de peligro.

Tras la pandemia por covid-19, las autoridades impusieron la presencialidad como prioridad, mientras que el mantenimiento básico de muchos edificios no se cumple. “Cuando faltaba agua se avisaba a las familias para que busquen a los niños y las niñas, y ahora se debe continuar con las clases a pesar de que los baños no tienen agua y son usados por 350 personas”, explica Villamonte. Las condiciones de higiene impiden dar clases adecuadamente y demuestran una contradicción entre la voluntad de retorno a la presencialidad con la situación actual de los establecimientos educativos.

Durante las gestiones de Aníbal Ibarra y Mauricio Macri, existía una flota de trabajadores en planta permanente, que frente a un pedido de obra actuaban rápidamente. Eran empleados por la Dirección General de Infraestructura Escolar, responsable de las  mejoras edilicias y la creación de nuevas escuelas. Durante el primer gobierno de Horacio Rodríguez Larreta esos trabajadores fueron despedidos y esa función fue tercerizada por empresas que no cumplen con las obras en tiempo y forma.

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¿A quién le interesa frenar la Ley de Humedales?

¿A quién le interesa frenar la Ley de Humedales?

Un mapa del lobby agrario, inmobiliario y político que logró frenar el proyecto de ley mientras aumentan los incendios en todo el país.

A lo largo del 2020, en Argentina, el número de incendios forestales fue mayor a 74.000, un 150% más en comparación con 2019. Durante 2021, el país quedó como el tercero de Latinoamérica con mayor número de quemas boscosas, luego de Brasil y Bolivia. Solo durante este año, aunque la cifra disminuyó, pueden contarse alrededor de 10.000 focos de fuego, la mayoría generados en el Delta del Paraná, aunque también en las ciudades de Rosario, Córdoba, Corrientes y un total de 12 provincias afectadas, dejando 130.000 hectáreas arrasadas por el fuego. 

Esta situación trae aparejada una degradación en las condiciones del suelo, que en las zonas de humedales -el 21% del territorio del país- afectan su cualidad absorbente y conllevan a la pérdida de la capacidad de depurar el agua dulce, conduciendo a su reducción. Esto comprende, no solo una alteración del ciclo del agua y la alerta de una crisis hídrica, sino también el exterminio paulatino de la biodiversidad del ecosistema.

Desde 2013 se impulsan diferentes proyectos de ley que buscan atender a la situación de los humedales. Algunos han obtenido la media sanción en la Cámara de Diputados, pero las veces que esto ha sucedido, los proyectos en cuestión han terminado por perder su estado parlamentario. Así ocurrió tanto en 2015 como en 2018. En este sentido vale preguntarse, ¿qué -o quién(es)- está(n) frenando la aprobación de la Ley de Humedales? ¿Por qué hace casi una década no logra llegar al Senado? ¿A qué sectores les perjudica la conservación de ecosistemas que producen vida?

“En países como el nuestro, el avance sobre la naturaleza se ve como un deber, y el extractivismo como el progreso. Esa es la distorsión de aquellos que se benefician de eso. Lo que llaman progreso no es más que destrucción del hábitat y la posibilidad de toda forma de vida”, afirma en diálogo con ANCCOM, Graciela Falivene, arquitecta especializada en Planificación Urbana y Regional e integrante de la Red Nacional de Humedales (RENAHU). 

 En nombre del progreso se han organizado catástrofes. La racionalidad instrumental que se instaló como paradigma en los inicios de la modernidad impulsó la idea de la naturaleza como recurso, como medio para un fin. Esto llevó a dividir las cosas en la capacidad que tienen para producir y generar un rédito. Es este mismo razonamiento el que categoriza a los humedales como el Amazonas, la selva chaqueña o los Esteros del Iberá como zonas “improductivas”.  

“Lo que producen los humedales es biodiversidad, oxígeno y vida”, explica la arquitecta. En este sentido comenta que “el extractivismo urbano y las ventas se presentan como el deber ser de la actividad, cuando este debería ser garantizar la vida”. 

Vista aérea de la ciudad de Rosario invadida por el humo de los incendios del Delta del Paraná. 

El extractivismo deja una huella que repercute en el resto del ecosistema. Si una saca una pieza de un motor, este no vuelve a funcionar de la misma manera. La naturaleza, pensada como un sistema, sigue el mismo razonamiento. “La deforestación no es gratuita. Ese ciclo del agua que nos enseñaban en la escuela cuando éramos chicos se está cortando. Hay menos cantidad de agua potable en ese ciclo. Estamos en medio de una crisis hídrica”, señala Falivene. 

Saquear los recursos naturales no es una cuestión que date de hace poco. La novedad se deja ver en los efectos que están teniendo hoy todos esos impactos que ha tenido la industria sobre el ambiente, que ha sido posible gracias a una negligencia generalizada. En esta línea, la arquitecta afirma que “toda forma de extractivismo busca negar la participación de los humedales en el ciclo de la vida. Lo usan para un ciclo de producción extractivista y lo hacen sacando el agua de las salinas para extraer un mineral o retirando el agua de un humedal del alto valle para conseguir petróleo”. 

¿Cómo se identifica esa negligencia? ¿Qué hay detrás de esto? ¿Quiénes arman el lobby? “Es una complicidad repartida en distintos actores que son empresarios, políticos y jueces, porque para que esto suceda hay una falta de control, fallos de la justicia que nunca llegan, y eso alienta una continuidad de las mismas prácticas en las que muchas veces estos sectores aparecen asociados a los mismos”, asegura Rodolfo Martínez, miembro de la Multisectorial de Humedales, que al pasar da el ejemplo del intendente de la ciudad de Victoria. Se trata del político entrerriano perteneciente a Juntos por el Cambio, Domingo Maiocco, un empresario agropecuario, fundador de Maiocco Cereales SA y además presidente de la Sociedad Rural de Victoria dos períodos consecutivos.

 El diputado nacional del Frente de Todos y presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Ambiente de la Cámara de Diputados de la Nación, Leonardo Grosso, expresó a ANCCOM en relación con esto, la existencia de “un argumento muy fuerte esgrimido por sectores del campo, centralmente la Sociedad Rural, sectores concentrados de la producción agrícola, arrocera o forestal, que plantean que la ley va a prohibir la actividad económica en estas zonas. La realidad es que es una ley de presupuestos mínimos de preservación, protección y restauración y uso racional de los humedales. No prohíbe nada, sino que plantea la regulación de estas actividades para evitar su daño ecológico”.

En una estrategia que trata de confundir, los sectores opositores “buscan ganar tiempo y entonces la política no avanza sobre una decisión muy importante como que el Estado regule la actividad económica, mientras que ellos solo maximizan sus ganancias a costa de destruir un ecosistema generando muchísima afectación al conjunto de la población”, repone el diputado. 

Así como el sector agropecuario, también el inmobiliario, la minería, la industria del litio, los emprendimientos que funcionan en su interior, son algunos de los sectores del poder económico que tienen sus intereses  en que no exista una ley que proteja los humedales. O por lo menos no en los términos del proyecto unificado que más de 400 organizaciones ambientales están impulsando, con el apoyo del diputado Grosso. “Estos sectores nos tratan de ‘anti productivistas’, pero nosotros no estamos en desacuerdo con el ejercicio de ciertas actividades siempre y cuando esté controlado”, aclara Martínez.

Una de las actividades económicas que se desarrollan en el Delta del Paraná es la cría de ganado. Para que las vacas se alimenten se necesita pasto tierno que puede conseguirse a través del rebrote. Para eso, en el pasado, los pueblos indígenas implementaban la práctica del “roza, tumba y quema”, muy común en la producción agrícola básica. Tanto el sector agrícola como el ganadero usan el argumento de la práctica milenaria para continuar realizando este procedimiento, pero hoy “no se puede hacer, porque hay un número de 1.700.000 vacas, sequía y bajante histórica del Paraná. No tiene el mismo impacto que hace 20 o 30 años.”, explica Grosso, y además comenta que el daño de todo eso “lo termina pagando el Estado: los subsidios a los productores de la provincia o a la población afectada por los incendios, los créditos también subsidiados, los recursos destinados a asistir a las familias, a los bomberos, a apagar el fuego”.

 “Lo que planteamos es la incorporación de los humedales al Ordenamiento Ambiental del Territorio (OAT) -un instrumento del Estado para la integración de las variables ambientales, sociales y económicas para el desarrollo sostenible-, algo que todavía está en déficit de la Ley General del Ambiente, que nos parece una cuestión fundamental en este momento de crisis. Esto implica que los humedales no pueden pensarse aislados al resto del ecosistema y es lo que lo diferencia de los otros proyectos”, explica Falivene.

El proyecto tiene por objeto “establecer los presupuestos mínimos de la protección ambiental para la preservación y uso racional de los humedales”. El expediente toma la definición científica de humedales entendidos como “aquellos ambientes en los cuales la presencia temporaria de agua superficial o subsuperficial causa flujos biogeoquímicos propios y diferentes de los ambientes terrestres y acuáticos. Los rasgos distintivos son la presencia de biota adaptada a estas condiciones comúnmente plantas hidrófitas y/o suelos hídricos o sustratos con rasgos de hidromorfismo”. 

Los rasgos de hidromorfismo son suelos que “retienen el agua y permiten que se dé ese flujo que también la depura y la mantiene como agua de calidad”. El “y/o” de la definición es crucial. Incluye, por ejemplo, extensiones como las salinas. Ese “y/o” fue dejado a un lado por el proyecto de ley del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA), tomando la definición de Ramsar -un tratado internacional que apunta a la conservación y uso racional de los humedales-, que “no genera mucha preservación y para definir los humedales los enumera, dejando en esa lista una cantidad de cosas afuera”, comenta la especialista, y ejemplifica con “los humedales cuyos suelos están degradados que dejan de clasificar como tales, entonces se permite cualquier cosa, en lugar de restaurarlo”.

Siguiendo el razonamiento de la restauración, Martínez explica que “una de las cualidades de los humedales es que tienen una relativa rápida capacidad resiliente. Ahora si seguimos quemando sobre lo quemado esta ventaja se va agotando. Pero de ponérsele un límite, de controlar el territorio, de respetar las pautas fijadas por el Departamento de Ecología y Ciencias Ambientales (DECA), puede haber otro desarrollo territorial donde convivan las distintas variables económica, ecológica y productiva”. Una opción que la letra chica del proyecto de COFEMA deja de lado. 

“Lo de COFEMA no queda claro. El proyecto de ley no fue presentado en el Congreso y no termina de entenderse si es una iniciativa de Ambiente o de las provincias. Además, quita varias competencias al Gobierno nacional y elimina los plazos para la construcción del inventario. Ahí hay una trampa: sin un inventario no puede saberse qué es lo que hay que proteger o cuáles son los lugares donde se debe regular la actividad”, afirma el diputado.

“No es casualidad la maniobra del COFEMA, a través del ministro Juan Cabandié. Además de la intromisión del Ejecutivo en una competencia puramente del Legislativo y con la complicidad del Poder Ejecutivo de todas las provincias. Es un proyecto de ley que licúa aquellas reivindicaciones de mayor conservación y seriedad. Se busca confundir al electorado con una manifestación a favor de una ley que no es la original ni está avalada por los movimientos, y hace que cualquier oyente despistado pueda creer que hay un real compromiso para solucionar el problema”, expresa Martínez. Además, comenta que las organizaciones, si bien fueron invitadas a formar parte del proyecto, lo hicieron solo en carácter de oyentes, “lo que no es una real participación de los movimientos”.

El 12 de agosto, el proyecto del diputado Grosso con el aval de las organizaciones, giró a las comisiones de Agricultura, Recursos Naturales y Presupuesto. En este marco, Grosso junto a los miembros de la Comisión de Ambiente de la Cámara de Diputados se reunieron el viernes pasado en el Concejo Municipal de Rosario para abordar el temaq de la Ley de Humedales. Se trató de un intercambio entre las organizaciones ambientalistas, autoridades políticas, la comunidad científica y distintos espacios políticos de la provincia afectados por la reciente quema en esta ciudad y los y las legisladoras para impulsar el debate en el Congreso. 

“Queremos empezar a discutir nuevamente la Ley de Humedales. En el Congreso se vienen dilatando los acuerdos necesarios, que si bien hemos podido hacer acuerdos con la Comisión de Presupuesto, cuesta un poco construirlos con la Comisión de Agricultura, presidida por Ricardo Buryaile. Queremos hacer un tratamiento conjunto. Pero mientras tanto tenemos que iniciar el debate y qué mejor que en el lugar donde el fuego está haciendo estragos”, concluye Grosso. 

“El productor no es un ‘depredador’, como lo quieren vender”, había declarado el formoseño Ricardo Buryaile, ex ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca durante el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), y actual presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados. El legislador cuenta también con un historial en el ruralismo gremial empresario. Empezó como miembro de la Sociedad Rural de Pilcomayo, y llegó a la presidencia de la Confederación de Sociedades Rurales de Chaco y Formosa (Chafor). Fue también vicepresidente segundo de Confederaciones Rurales Argentina (CRA), hasta que se volcó en la carrera política a fines de 2009 para asumir como diputado nacional por la UCR de Formosa. 

Entre los oradores de la reunión del viernes, expuso la abogada de RENAHU, Victoria Dunda, con un argumento claro frente a la dicotomía progreso industrial-recursos naturales. “Sacrificar los salares altoandinos para realizar autos eléctricos destinados a la clase media francesa no es negocio para la Argentina ni para la región. Si esto implica la destrucción de los reservorios de agua dulce, no es negocio cambiar agua por autos”, sentenció.

Uno de los reclamos recurrentes entre los expositores fue la efectiva aplicación del Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná (PIECAS-DP), un acuerdo interjurisdiccional entre las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, junto al gobierno nacional, cuyo objetivo es gestionar los humedales del delta del Paraná, apuntando a un uso sostenible y a una mirada integral y con enfoque regional de la cuenca compartida por las tres jurisdicciones. “Estamos cansados de rogar por la aplicación del PIECAS. Tiene más de 10 años. Es una vergüenza. Les pregunto, cómo hizo mi hijo de 7 años, ¿qué van a respirar? ¿Qué agua van a tomar?”, interpelaba a los presentes Romina Araguás, abogada e integrante de El Paraná No Se Toca. 

Sumándose al pedido de aplicación del PIECAS, Eduardo Spiaggi, responsable de la cátedra de Biología y Ecología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNR, hizo alusión a la posibilidad de un buen manejo de la ganadería para la cual es necesaria la inversión. “Hay que tener personal bien pago, que no vivan en condiciones de miseria. Hay que invertir en boyeros eléctricos, hay que manejar el pasto de otra manera. Hay que contratar más personal que pueda recorrer el campo para ver que no se queme. No son cosas tan difíciles. Es política pública”, señaló el especialista. 

En la reunión en Rosario, hubo varias ausencias, en especial de bloques opositores como la UCR o Juntos por el Cambio. “Si mis cálculos no fallan, 26 representantes estarían de acuerdo con la ley. Entonces me pregunto, ¿qué pasa con los otros 251?”, se pregunta Martínez en su exposición en el Concejo.

La diputada nacional Graciela Camaño habló de la intención de un debate  federal en torno a la ley. “Vamos a ir a otras provincias para que colegas que se niegan a tratar el tema, lo atiendan. Esta ley debe dar una señal clara a cada provincia para que proteja sus humedales. Deben allí convivir las personas, fauna y flora, las aguas y la producción”.

 

Natalia Zaracho, activista social y diputada nacional, se refirió a las dificultades permanentes con las que se choca el proyecto. “Si esto no sale es también porque hay muchos intereses de por medio de una minoría que concentra no solamente las tierras de nuestro país, sino también la riqueza y los recursos naturales”.

 

Hablemos de menopausia

Hablemos de menopausia

Según la OMS, el 70 por ciento de las personas llega a la menopausia sin información suficiente. No se habla de ella, pero los síntomas se presentan en el 80 por ciento de los casos e impactan sobre la vida de quienes los padecen. No pausa es una asociación civil que nació para visibilizar un tema tabú.

A los 48 años, Miriam De Paoli se vio enfrentada a un diagnóstico de perimenopausia sin tener la menor idea de cómo transitarlo. En ese momento, le hizo ruido no verse ella misma como lo que pensaba que era “una menopáusica” y pudo dimensionar el tabú alrededor de la problemática. Periodista y profesora, junto a una ex alumna y colega, Milagros Kirpach, decidió hacer algo al respecto. Así nació No Pausa.

Fundada en 2019, No Pausa comenzó siendo una red multiplataforma que se proponía brindar información integral sobre la mal llamada menopausia. Hoy es una asociación civil que informa y visibiliza, pero además ofrece acompañamiento en el proceso de dejar de menstruar y busca mejorar la calidad de vida de estas personas.

Como proyecto comunicacional para combatir la desinformación y concientizar, De Paoli y Kirpach crearon un equipo multidisciplinario formado por “consejerxs nopáusicxs”, es decir, profesionales de la salud, sexólogos y deportólogos que se ocupan de dar respuesta a las consultas de la comunidad.

Se trata de la fase de la biografía menstrual más invisibilizada, tal es así que ni siquiera se la nombra correctamente, puesto que la menopausia es un solo día en la vida de las personas menstruantes: el momento del último período que se detecta 12 meses después de haber ocurrido. Al contrario, el climaterio dura cerca de 10 años –entre los 48 y 58 años dependiendo del entorno social y factores biológicos– y engloba todo el proceso de caída del nivel de ciertas hormonas, en especial el estrógeno. En rigor, incluye el antes, el durante y el después de la menopausia. El reduccionismo es peligroso porque implica entender el cese del período menstrual como un solo momento. Invisibiliza y simplifica el largo y complejo proceso que abarca un tercio de la vida de las personas con útero.

De Paoli y Kirpach comprendieron que no alcanzaba con un trabajo en redes sociales, de allí los cinco ejes de acción que plantea No Pausa. El primero es la Red Informativa Multiplataforma donde se ofrece contenido original gratuito a través del sitio web, redes sociales, una gacetilla mensual y contenido para medios. El segundo, la conformación de una comunidad con más de 70.000 personas entre profesionales de la salud y pares (más su entorno familiar, social y laboral) que permite compartir experiencias y buscar soluciones de forma conjunta. El tercero tuvo que ver con la falta de datos sobre el tema. No Pausa, junto con DataGénero, crearon el primer Observatorio de Datos sobre Climaterio y Menopausia de Latinoamérica, de donde surgió el Primer Informe Encuesta Provincial sobre Climaterio y Menopausia. A su vez, la asociación proporciona capacitaciones, consultorías y talleres en barrios populares y ambientes laborales de la ciudad de Buenos Aires.

El quinto es el trabajo en alianza con marcas o empresas para generar contenido, productos y campañas de beneficio mutuo. Este último eje es importante para hacer efectivas las propuestas que se piensan desde No Pausa como necesarias y que requieren financiamiento. “Sólo nombrando los problemas no alcanza. Si no logramos trascender la información con solución accionable que permiten tratar esos síntomas, no cumplimos con nuestro valor fundamental que es la información como poder de decisión. No tenemos la pata de decisión si no tenemos alternativas sobre las cuales decidir”, afirma Kirpach.

La desinformación es fruto de varios factores, pero lo concreto es que las personas menstruantes deben transitar el climaterio desde una posición de vergüenza y desconocimiento. Hacen falta políticas públicas. Un ejemplo es la poca importancia que se le otorga dentro del programa de Educación Sexual Integral, o la falta de un protocolo médico que funcione como guía de cómo debe actuar un profesional de la salud. A esto se suma la escasa difusión de los medios acerca del tema.

El sistema médico tampoco colabora. El climaterio necesita de un abordaje integral porque, de no ser así, los síntomas son tratados como patologías aisladas. El desconocimiento lleva a que no se relacionen esos síntomas –insomnio, migrañas, diversos tipos de resequedad, entre otros– y los cambios hormonales. Esta ineficiencia se ve profundizada por la insuficiente oferta de especialistas en climaterio.

La organización intenta llenar este vacío que deja el sistema médico, brindar un lugar donde acudir por soluciones, cuando la única respuesta que se recibe de los ginecólogos es “bancátela”. Los síntomas tienen un impacto real. Kirpach lo ejemplifica: “Tuvimos un caso de una chica que padecía cáncer y sufrió una menopausia inducida por la quimioterapia. Se acercó a nosotras porque había asistido a un médico y le preguntó sobre los síntomas que iba a transitar. El profesional de la salud le dijo: ‘Nena, tenés cáncer, qué te importa’”.

Todo lo anterior se ve reforzado por el estigma que deben cargar lxs menopáusicxs. “Soy menos atractiva”, “Fue lo peor que me pasó”, “Estoy vieja”, “No entiendo qué me está pasando, no me reconozco”, “Está irritable, seguro está menopáusica”, son algunas de las expresiones que circulan a diario. Muchas veces, el tabú impide comunicar al entorno laboral, familiar o social acerca de los cambios que se están viviendo y suelen aparecer formas de violencia como la burla o el desprecio.

En Chile, una investigación cruzó los síntomas relacionados a la esfera sexual (como la disminución del deseo o la resequedad vaginal) con un aumento de la violencia intrafamiliar. Se detectó que los casos de violencia se ven potenciados durante esta etapa por la repercusión que tiene en la vida sexual.

En la Argentina no existen datos sobre el climaterio que permitan generar herramientas para transitar la etapa de la mejor manera. Se desconoce la cantidad de síntomas y cuáles son, así como la diversidad de menopausias existentes (natural, quirúrgica, por estrés, temprana, por insuficiencia ovárica prematura o precoz). No sólo eso, también se ignora por completo a las menopausias trans. Cuando pensamos en unx menopáusicx, nos imaginamos una mujer blanca, con pelo canoso y expresión doliente (que en realidad es una mujer post-menopáusica). Este otro reduccionismo, además de acentuar el estereotipo y el estigma, vuelve a echar oscuridad sobre el climaterio que termina siendo relacionado a la vejez y el fin de la vida sexual productiva (y en consecuencia de la utilidad de las personas con útero). Desde No Pausa, entienden que hay tantas menopausias como personas menstruantes.

“La información es fuente de empoderamiento, autonomía y de decisión”, aseguran sus fundadoras. Por esta razón es fundamental empezar a hablar de la menopausia y exigir un cambio en políticas públicas, el abordaje médico y la formación de profesionales, así como romper con los estigmas y estereotipos que la rodean. Pongamos en agenda el dejar de menstruar.