Abr 11, 2019 | Novedades, Trabajo

Protesta de científicos frente al Polo Científico.
Caminar por la calle Godoy Cruz en la Ciudad de Buenos Aires, hacia el norte, representa la certeza de encontrar en el camino casas bajas, algo antiguas y húmedas, enfrentadas a las obras del ferrocarril San Martín. Son los resabios del viejo barrio de Palermo, que de a poco se van pintando con los colores de la gentrificación. No obstante, cuando se cruza la calle Soler, un edificio imponente rompe la imagen barril con su modernidad: vidrios altos, sostenidos por columnas blancas y grises, que dejan traslucir los amplios espacios de su interior. Pero ahora, algunos vidrios están ploteados con frases conectadas entre sí: “La ciencia es cultura. En la música…hay ciencia. En la tecnología…hay ciencia. En la literatura…hay ciencia. En la innovación…hay ciencia. En el arte…también”. Es el preludio que anuncia la enorme explanada desde donde se accede a los diferentes organismos que funcionan en el Polo Científico y Tecnológico, edificio que alguna vez perteneció a las Bodegas Giol y Santa Ana.
También parece un recordatorio algo burlesco, porque este miércoles, en aquel enorme patio, se reunieron desde temprano los trabajadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y de todo el sistema científico en general con motivo del Día del Investigador Científico, conmemorado por el natalicio del premio Nobel Bernardo Houssay. Sin embargo, no se trataba de una celebración.
“Hoy estamos movilizando al Polo Científico. Vamos a hacer una asamblea por la agria novedad del viernes pasado: se publicaron los resultados de la convocatoria a la Carrera de Investigador Científico (CIC) con apenas 450 ingresos, contra una cantidad de 2.145 postulantes que quedaron afuera”, explicó Cecilia Sánchez, de la agrupación Jóvenes Científicxs Precarizadxs (JCP). “En muy buena parte de los casos, son despedidos del organismo. Porque son compañeros que venían realizando sus trabajos de doctorado y/o posdoctorado con becas del CONICET. Y ahora se ven literalmente en la calle y sin posibilidad de continuar sus líneas de investigación”, agregó.
Ya eran las once de la mañana y el ambiente estaba calmo. Una centena de investigadores caminaban por el patio, se reunían en grupos y conversaban. Instantes después, los parlantes se encendieron y comenzaron a sonar canciones de los Redondos. Lentamente, los muros del edificio que contiene tanto al CONICET como al Centro Cultural de la Ciencia, empezaron a ornamentarse con banderas de las diferentes organizaciones, como AGD-UBA o ATE CONICET. Se podían ver también los chalecos amarillos de la JCP o los blancos de Becarios Empoderados.
En esta situación todavía apacible, Pablo Méndez -doctor en Filosofía, licenciado en Ciencia Política y becario posdoctoral del organismo- contó sumariamente la situación que vive la ciencia y tecnología en el país: “Venimos con un atraso salarial muy grande. Hoy una beca doctoral está prácticamente por debajo de la línea de pobreza. Pero también hay cuestiones de fondo. Para investigar, para producir conocimiento, se necesita trabajar en un contexto de certidumbre. Y hoy en día no sabemos cuándo nos quedamos en la calle o hasta cuándo nuestras líneas de investigación seguirán siendo financiadas. En este contexto es muy difícil pensar, aunque sea a mediano plazo, y poder proyectar tanto nuestras vidas como también nuestras investigaciones”.
Silvia Nassif, doctora en Historia y una de las becarias afectadas por el recorte, opinó en la misma línea: “Lo que está pasando es que la mayoría de mis compañeros afectados no encuentran un lugar de trabajo. Están sobrecalificados para algunas tareas y, para otras, se tienen que ir al exterior. Muchos, lamentablemente, aunque no quieren, se tienen que ir de la Argentina. Entonces hay que pararlo ya. Hay que parar a este gobierno.” Sin embargo, su análisis no se redujo únicamente a la situación particular de los científicos: “Al gobierno que viene le va a quedar una gran deuda, una deuda social con nosotros, los investigadores. Pero también con el pueblo en su conjunto. Nosotros hoy podemos comer, pero hay gente que no puede hacerlo. Hay personas que no pueden comer. Me duele mucho la Argentina que estamos viviendo”.
Hacia el mediodía, el patio empezó a llenarse. Grupos de jóvenes y adultos se sentaron en las muchas y confusas rampas y escalones que surcan el predio y se empezó a elevar el bullicio de las charlas privadas. De repente volaron papeles al aire, pequeños carteles de color verde, azul o rojo con el logo de ATE y diferentes consignas: “El MINCYT (Ministerio de Ciencia y Tecnología) se defiende”, “Por convenio colectivo de trabajo propio del Conicet”, “El MINCYT no se toca”, “El presupuesto CONICET no alcanza”.
Media hora más tarde arrancó la asamblea. El movimiento de gente, en ese momento, fue frenético. Una investigadora, que hacía las veces de conductora, empezó a explicar las reglas de intervención y a pasar el micrófono a los diferentes oradores. Sobre la puerta del CONICET, apiñados, se veían parlantes, investigadores dispuestos a hablar, referentes sindicales y todo el auditorio, que escuchaba atentamente las intervenciones. Pero a varios metros -es un espacio grande- también se empezaron a levantar pequeños revuelos. Se armaron mesitas con venta de libros y películas. Más allá se desplegaron decenas de cartulinas pintadas con los motivos de tapas de grandes libros de la teoría feminista, enmarcados por banderas que anuncian que “la ciencia feminista resiste” o “protesta sexual e investigación”. Entre la gente que pasaba se podían reconocer ciertos rostros. Matías Lammens, presidente de San Lorenzo y figura política del progresismo porteño, conversaba con un reducido grupo de personas.
Al otro lado, se vio a Mario Pecheny -doctor en Ciencia Política, investigador principal del Consejo y profesor en la Facultad de Ciencias Sociales (UBA)- y a Alberto Kornblihtt -doctor en Ciencias Químicas, investigador superior del organismo, director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias del CONICET-UBA y, además, uno de los referentes que tomó gran relevancia durante el debate por la legalización del aborto el año pasado-.

Mario Pecheny y Alberto Kornblihtt en la protesta en el CONICET.
Ambos contaron otra de las situaciones de gran irregularidad que ocurren en el organismo: “El Directorio del CONICET tiene representantes de los investigadores e investigadoras de las cuatro grandes áreas en las que está organizado el instituto. A mí me eligieron en mayo de 2018 para representar a mis colegas de Ciencias Sociales y Humanidades de todo el país. También se hicieron las elecciones para las Ciencias Biológicas y de la Salud, en las que fue elegido el doctor Kornblihtt”, relató Pecheny. Por su parte, Kornblihtt agregó: “Nosotros fuimos los más votados en dos áreas del conocimiento en las elecciones cuyo escrutinio fue el 31 de mayo del año pasado. Dentro de poco se va a cumplir un año y el presidente de la Nación todavía no nos nombró. Es un deber respetar la democracia y que las personas que están actualmente, que tienen el mandato vencido, dejen sus puestos. Nosotros, en nuestras plataformas, hemos planteado una oposición a las políticas de ajuste y a la reducción de los presupuestos en el CONICET y en ciencia y técnica en general. Por lo tanto, queremos estar sentados en el directorio para llevar adelante nuestra plataforma, que es la que votaron nuestros colegas en alta proporción. Mario sacó un 63 por ciento de los votantes y yo un 66, son miles de votos”. Más tarde, Kornblihtt tomará el micrófono y se dirigirá al auditorio: “Vengo a comprometerme ante esta asamblea. Vengo a comprometerme a llevar a cabo la plataforma por la que me votaron. No pretendo que sea meramente calentar una silla. Si no lo puedo cumplir, será esta asamblea la que me lo demande”.
Mientras tanto, en el centro del patio comenzaron a verse caras de emoción. “Viene Judith Buttler” comentaban, extasiados y extasiadas, varios jóvenes que van de aquí para allá. Dora Barrancos, también presente, fue la primera en recibirla. Pero luego se abalanzaron sobre ella decenas de muchachas para saludarla, intercambiar un par de palabras o, simplemente, agradecerle.

Dora Barranco recibió a Judith Butler en la protesta.
Abriéndose paso con dificultad, llegó hasta donde estaban las cartulinas y las banderas de ciencia feminista. Allí se sentó, en el suelo, y alrededor de ella se fueron sentando todos. Como no dominaba el español, una joven la asistió en calidad de traductora. Era difícil escuchar, de todos modos. La asamblea seguía desarrollándose detrás y el espacio que ofrece el Polo Científico es tan amplio que la voz se pierde con facilidad. De todas formas, enunció frases que, por su contundencia, se oyeron bien claro: “Cuando nos quitan el dinero, nos están desempoderando. Especialmente cuando atacan la tradición de los estudios feministas, de la teoría feminista y lo que significa eso en Argentina. Sabemos que en Argentina el CONICET es uno de los centros más importantes y más famosos para este tipo de investigación. Por supuesto que si nos sacan el apoyo, vamos a seguir investigando. Y al mismo tiempo, nos vamos a seguir movilizando para reclamar todo el apoyo que nos merecemos. El mundo tiene que saber lo que el feminismo en Argentina está pensando. Continúen esta lucha. Tienen todos mis respetos y voy a seguir apoyando en todo lo que pueda y haga falta”. Los aplausos fueron inmediatos.

«Cuando nos quitan el dinero, nos están desempoderando», dijo Butler.
Hubo también otra manifestación simbólica. En uno de los espacios que se abren entre los tres cuerpos que componen el edificio del Polo Científico, ATE CONICET organizó una olla popular. Eran un par de mesas de caballete, repletas de bandejas, cubiertos de plástico y bandejitas con pan. Tres o cuatro personas, con sus pecheras del gremio, alcanzaban rápidamente los platos de comida y los vasos de agua. Una de ellos era María Eugenia, delegada de ATE CONICET y administrativa de la sede. De esta manera explicó la intervención: “La olla popular es porque la ciencia y la tecnología están por debajo de la línea de pobreza. Es una manera de demostrar que la ciencia está en decadencia. Se manifiesta en el bajo presupuesto destinado al organismo, tanto para investigar como para comprar equipamiento”. Al respecto de la situación particular de los administrativos, comentó: “Trabajamos en unas condiciones deplorables. Con mucho control. Con un sueldo miserable. El promedio de sueldo de los compañeros es de 15.000 pesos. Por las condiciones de trabajo, ellos se están yendo. Muchos también porque la plata no les alcanza para llegar a fin de mes. Y entonces el trabajo está cayendo cada vez más en pocos compañeros”.

“La olla popular es porque la ciencia y la tecnología están por debajo de la línea de pobreza», dijeron dese ATE CONICET en la olla popular que organizaron durante la protesta.
La asamblea estaba llegando a su fin y era hora de votar las mociones propuestas. La primera en aprobarse fue una movilización a Plaza de Mayo, en caravana desde el Ministerio -ahora secretaría- de Ciencia y Técnica, con fecha a confirmar. Luego hubo dos mociones contrapuestas, respecto a qué hacer en ese mismo momento. ATE propuso quedarse en el Polo, esperando una respuesta de las autoridades. JCP, por su parte, planteó la voluntad de salir a cortar avenida Santa Fe para visibilizar el reclamo. La mayoría de los brazos se alzaron ante la segunda propuesta.
Todos se pusieron de pie. Aparecieron inmediatamente los bombos y las banderas desplegadas, y comenzaron a caminar por el patio del Polo Científico. Cuando llegaron a la esquina de Paraguay, esperaron pacientemente a que el semáforo se pusiera en rojo para ocupar ya la calle, por Godoy Cruz. Son cuadras largas. A un costado se encuentra el elegante Distrito Arcos, con sus outlets premium y sus tiendas de sabor palermitano. La gente que venía caminando, que paseaba entre los negocios o se tomaba una cerveza artesanal se vió sorprendida por el bullicio inesperado de la movilización. Desde adentro del “distrito”, varias personas encendieron sus celulares para filmar el paso de los científicos.
Otra vez esperaron a que el semáforo diera una luz roja para avanzar. Eran alrededor de 200 personas que ocuparon todo el ancho de la avenida Santa Fe, cortando completamente el tránsito. Algunos colectivos se desviaban por la propia Godoy Cruz, otros terminaron pasando por un carril que fue liberado. Silenciosamente, fueron apareciendo los patrulleros de la Policía de la Ciudad.
Entre los manifestantes con pancartas se encontraba Cristina Ibarra, doctora en Bioquímica, investigadora principal del CONICET y profesora titular del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina (UBA). Su caso es particularmente alarmante. Ella dirige un laboratorio de investigación, encargado de los estudios sobre el tratamiento del síndrome urémico hemolítico, una enfermedad que afecta a chicos menores de 5 años y suele dejar como secuela una insuficiencia renal, que luego se convierte de aguda en crónica. “Nuestro país tiene el mayor índice de síndrome urémico hemolítico del mundo, con alrededor de 500 casos por año. Otros países que han tenido y que tienen un índice mucho menor que eso destinan buenos presupuestos para investigar sobre esta enfermedad, porque no se conoce su tratamiento ni la manera eficaz de prevenirlo en el mundo. Nosotros investigamos con muy poco presupuesto. Pedimos que nuestros becarios ingresen a la carrera para convertirse en investigadores, ya son ellos los que tienen la pujanza de seguir adelante aún en estos contextos”, explicó Ibarra. Y luego continuó: “El Gobierno es profundamente ignorante. Son CEOs no formados en universidades públicas. No saben lo que es la investigación ni les preocupa, porque la investigación es para el conjunto del pueblo. Y ellos no son el pueblo. Si sus hijos se enferman, se van a Estados Unidos para encontrar mejor atención. Y el pueblo no puede hacer eso. El pueblo necesita que acá se les resuelva sus problemas. Y esta enfermedad es un problema serio en Argentina. Es la primera causa de insuficiencia renal crónica en adolescentes y adultos. Y es el 20 por ciento de los transplantes”.
Los científicos del CONICET exigen ser vistos por el Estado ya no de una manera romántica o emprendedora, sino como trabajadores. Como trabajadores con su conjunto de derechos, tal y como lo poseen el resto de las ramas de la actividad económica. Cristina Ibarra lo dijo de forma contundente: “Lo que ha pasado el viernes es que se ha cerrado una fábrica de 2.000 trabajadores, cuyo producto es la creación de conocimiento”. Silvia Nassif afirmó en el mismo sentido: “Los científicos somos trabajadores. Si a nosotros no nos contratan, no podemos vivir. Entonces, en ese sentido, somos parte de la clase trabajadora, y creo que el pueblo en su conjunto siente y le duele lo que nos está pasando”. Era también clara la consigna principal de Jóvenes Científicxs Precarizadxs: “Investigar es trabajar”.
El corte duró alrededor de cuarenta minutos. Lentamente fueron volviendo por Godoy Cruz hasta el Polo Científico, donde estaba esperando un pequeño camión con una plataforma detrás, una bandera de ATE y un par de micrófonos. El cierre de la jornada sería un homenaje a Dante y Héctor Guede, padre e hijo desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar. Allí se encontraban autoridades de Derechos Humanos, de ATE y de otras agrupaciones. Pero la presencia destacada fue la de Cármen Ramiro de Guede, esposa y madre de los homenajeados.

Carmen Ramiro de Guede, esposa de Dante Guede, trabajador del CONICET y madre de Héctor Guede, estudiante de ingeniería. Ambos desaparecidos.
Dante Guede fue miembro de la Carrera del Personal de Apoyo del CONICET y técnico soldador en el Instituto Argentino de Radioastronomía de Villa Elisa. “Él hizo esas antenas parabólicas que hay en el Parque Pereyra Iraola, en colaboración con el gobierno de los Estados Unidos, en el año ´62”, cuenta Carmen. Su hijo, Héctor, era estudiante de Ingeniería. Ambos militaban políticamente.
“Ellos desaparecieron en noviembre del ´76. Los dos juntos en la vía pública, en Wilde. Ahí empezó la lucha mía para buscarlos. Y también para criar a mi familia. Porque me había quedado con una nena de 14 y un chiquito de 5 años. Pasaron 43 años de lucha en los que no supimos qué había pasado con ellos”, relató emocionada Carmen. Los restos de Dante fueron hallados por el Equipo Argentino de Antropología Forense hace dos años, pero no los de Héctor. “La pareja de mi hijo también está desaparecida. Se llamaba Viviana de Angeli. Estaba embarazada. Están desaparecidos ella con su bebé, que no sé si habrá nacido”.
Del acto participaron varios oradores, para culminar con el descubrimiento de una baldosa conmemorativa en la vereda. “Una huella de ellos en el barrio”, declaraba uno de los documentos leídos.
“Yo creo que los desaparecidos, mientras los compañeros los recuerden, van a seguir estando vivos. Yo siempre digo que no están muertos, que están vivos en cada uno de los que están luchando. De los maestros que están luchando por las paritarias. En la gente de acá, de ciencia, que está luchando. Para esa gente que está luchando por sus derechos, los desaparecidos están con ellos. Todo el que lucha por sus derechos, trae a la vida a los 30.000 desaparecidos” dijo Carmen cuando ya la tarde iba cayendo y el viento revoloteaba los papeles y las pancartas que quedaron luego de una jornada de lucha.

Marcha y corte de avenida Santa Fe.
Abr 10, 2019 | Comunidad, Novedades, Vidas políticas

Juan Grabois encabezó el gondolazo.
Distintas organizaciones sociales, como la CTEP, Patria Grande y el Frente Popular Darío Santillán, presentaron el pasado lunes 8 un proyecto de Ley de Góndolas. En un momento económico caracterizado por los importantes aumentos inflacionarios y caracterizado por el aumento de la pobreza, la Plaza de los dos Congresos se pobló de changos sin mercadería.
Jonatan Rondan, militante del Frente Popular Darío Santillán, expresó la situación de impotencia que vive el sector de la economía popular ya que no puede ingresar sus productos al circuito comercial masivo. «Los monopolios de las empresas alimenticias, con complicidad de los supermercadistas y la falta de políticas públicas, que regulen el sector, son los responsables de esta realidad», afirma.
“Tenemos que recurrir a los bolsones de comida que nos da Desarrollo Social para seguir comiendo a lo largo del mes y los últimos días no cenamos –continuó-. Lo que producimos, no tenemos cómo venderlo, recurrimos a locales chicos del barrio y al MECOPO (Mercado de Consumo Popular), que tiene 15 puntos de venta. Pero así y todo, no llegamos. No queremos más los planes sociales, queremos trabajar, producir y comercializar nuestros productos. Eso es lo que nos dignifica.”
Eva Verde, dirigente de MECOPO, declaró que ellos se encargan de articular al productor y al consumidor en sus puntos de venta, ya sea a través de la logística o con el manejo de los plazos de pago. De esta manera, se logra bajar el precio de los alimentos de la canasta básica, darle pelea a la inflación, mejorar la calidad de los productos y generar puestos de trabajo. A través del ‘precio justo’, estas cooperativas pueden mantenerse en el tiempo. “La gente tiene que confiar en los productos de estas cooperativas, porque se producen con elementos de alta calidad y al no estar tercerizados por la cadena de distribución comercial, tienen costos más bajos. Hay que cambiar los hábitos de consumo”, concluyó Eva.

Los manifestantes exigen regular a los monopolios y defender a los productores de la economía popular.
La mirada de Grabois
En diálogo con ANCCOM, el dirigente de la CTEP Juan Grabois explicó las diferencias existentes entre el proyectó que presentó y el que diseñó la diputada oficialista Elisa Carrió. “En su propuesta falta que todos los supermercados estén obligados y que paguen multas si no cumplen. La ley de Carrió elimina lo más importante, que es que cualquier superficie de venta con más de 100 metros cuadrados, en las ciudades pequeñas, y con más de 200, en las grandes, o los grupos de mercado de proximidad, como son los micro Coto o micro Carrefour, tienen que cumplir la ley. Lo que propone Carrió es solo para los que tengan una facturación superior a 6.000 millones de pesos y esa facturación ninguno la tiene individualmente, sino en conjunto, entonces es una ley para que no se cumpla. De esa forma se sigue legitimando a los monopolios. Es una ley engañosa, es el ‘opo-oficialismo’, es mostrar que están en contra de las políticas que lleva su propio gobierno. Porque vos tenés hoy controlando a los supermercados al dueño de La Anónima, que es una de las cadenas monopólicas de la Patagonia. Acá hay una decisión política. No es que no saben qué hay que hacer. Ellos deciden inflar los precios para generar mayores ganancias a costa de la pobreza de los nuestros. (más…)
Abr 10, 2019 | DDHH, Géneros, Novedades

Los vecinos de Floresta aseguran que aumentaron los intentos de secuestros en la zona.
El jueves 21 de marzo, una denuncia anónima alertó sobre el funcionamiento de un prostíbulo en Juan B. Justo 6162. La policía se hizo presente en el lugar y clausuró el inmueble, pero los vecinos y vecinas de Floresta observaron que la faja que impedía el ingreso, no tenía ninguna inscripción.
Con el correr de los días, los habitantes del barrio advirtieron que el prostíbulo seguía funcionando y se organizaron de manera espontánea con el objeto de denunciar la red de trata. El 3 de abril un grupo de vecinos y vecinas escracharon el lugar.
La primera semana de abril, las cadenas de whatsapp se convirtieron en el medio de comunicación más usado. Las pibas del barrio, se manejaban informadas gracias a las tecnologías. Las chicas ya venían alertando sobre el aumento de intentos de secuestros en la zona, a través de relatos en primera persona o en tercera, pero con detalles precisos de calle, horario y modalidad. La metodología era coincidente: bajaban dos hombres de un auto y trataban de meterlas a la fuerza. Muchas no denunciaron, por miedo, y otras comentaron que en la comisaría no pudieron hacerlo.
El temor y la cantidad de casos llevó a estas chicas a confeccionar un mapa de la zona con todos los puntos en los que hubo intentos de secuestro. Lo viralizaron para alertar a la población.

Unos 80 vecinos se movilizaron alertando sobre una red de trata que tiene en vilo al barrio.
Relatos entrelazados
El jueves 4 la esquina de Nazca y Juan B. Justo comenzó a poblarse de chicas con el mate, madres con pibes, vecinos sueltos, integrantes de unidades básicas y del Centro de Estudiantes del Terciario Juan B. Justo.
El murmullo de los grupitos iba hilando historias que confirmaban los sucesos viralizados, les ponían nombres y parentescos. Esa cercanía afectiva, los convertía en verdades, les daba un rostro.
Los vecinos marcharon por la avenida Juan B. Justo. En el camino, el contingente se detuvo en la puerta de la casa sospechada para realizar un escrache. Los cánticos, los tambores y el olor del aerosol emanaban indignación e impotencia. Las veredas y las paredes se tiñeron de escritos contra la trata y los vecinos y vecinas que se encontraban cerca comenzaron a salir a ver qué pasaba.

Los manifestantes organizaron un escrache frente a una casa sospechada de funcionar como prostíbulo.
Ver, oir, percibir olores
Voces sin nombre, por miedo, y con mucha proximidad a la casa escrachada, le expresaron a ANCCOM, que no denunciaban el lugar porque tenían hijas mujeres y temían por ellas.
Un vecino declaró que no había escuchado nada en esa casa, pero que veía por su ventana hacia la terraza del lugar y le llamaba la atención la cantidad de colchones desparramados, mujeres sin ropa, la presencia de hombres y una pileta de lona.
En la movilización estaba presente la denunciante anónima. Ella decidió seguir preservando su identidad, pero le contó a ANCCOM que vive a la vuelta de la casa sospechada de funcionar como prostíbulo y que se dio cuenta de lo que se hacía ahí adentro cuando pasó una tarde y “desde las ventanas salían unos tubos grandes, como extractores, con olor a perfume y a encierro”.
Ella relató con firmeza que había hecho la denuncia porque tenía hijas mujeres, que la Fiscalía se había presentado en su casa y tenía que ir a declarar en unos días. Necesitaba conseguir más testigos, pero le resultaba difícil, mucha gente tenía miedo. Sin embargo, Vecinos de la Asamblea Floresta (así se conformó el grupo de whatsapp) decidieron acompañarla.
El grupo continuó camino a la Comisaría 43. Al llegar, la policía armó un muro humano color bordó frente a la puerta. Los vecinos y las vecinas elevaron el volumen de los cánticos. La tensión se potenció. El comisario se presentó y pidió reunirse con un grupo reducido. Cuatro chicas y chicos siguieron al comisario Aldo Minola hasta su oficina.
Una de las pibas le dijo a Minola que había una red de trata con connivencia de la policía en el barrio y que el prostíbulo seguía funcionando. En una atmósfera muy tensa, el comisario elevó el tono de voz, exigió pruebas y pidió la dirección de la casa en cuestión. En el pasillo se amontonaron tres oficiales. La militante les dio la dirección exacta y todos voltearon la cabeza sobre el mapa de comisarías de CABA.
Juan B. Justo 6162, no pertenecía a la jurisdicción de la Comisaría 43, por dos cuadras. El dato descomprimió la tensión. Entonces comenzó una conversación. En ella se planteó todo lo acontecido, el Comisario decidió dar parte a la fiscalía correspondiente para ver qué se podía hacer y se retiró de la oficina. Sólo dos oficiales se quedaron con el grupo reducido durante la hora restante que duró la averiguación.
Las chicas comenzaron a hablar de feminismo con los oficiales. El diálogo siguió con pasajes tensos y terminó con la contestación del policía: “Obedecemos a los políticos de turno. Para eso nos pagan”.

Pedagogía policial
Cuando volvió el comisario, expresó que de la Fiscalía le habían explicado que si hay un policía presente en una situación de intento de privación ilegal de la libertad, se hace una intervención de oficio, “porque los agarrarían con las manos en la masa”. Pero en caso de que no hubiera un oficial cerca, hay que hacer la denuncia y la figura legal es acoso callejero, que es una contravención.
Las chicas se inquietaron porque no resolvían la cuestión. El comisario aclaró que, como se trataba de intentos de privación ilegal de la libertad, la figura recae sobre el fin, es decir, si los secuestros son con el objetivo de trata de personas o con el de extorsión. Si se corroborara alguno de esos fines, sería penalizable, pero como esos casos referían a “intentos” no podían presuponer el fin.
La autoridad policial pidió el mapa que confeccionaron las pibas y se anotaron las direcciones que correspondían a su jurisdicción. Se comprometieron a patrullar más la zona y a cambio solicitaron convencer a las otras chicas de hacer las denuncias para poder tener la mayor cantidad de datos posibles. Una de las adolescentes dijo que no les tomaban las denuncias. El comisario contestó que tenían que insistir.
A través de ONG La Alameda se confirmó que en esa causa actúo la Policía Federal, División de Trata, y quedó asentada en la Fiscalía Nº 8, especializada en Trata y Explotación (PROTEX), ubicada en Perú al 500.

Tras el escrache, los vecinos se dirigieron a la Comisaría 43.
Abr 5, 2019 | Novedades, Trabajo

La movilización de la CGT no culminó en un acto central ni en un anuncio de un plan de lucha.
Acompañados por el clima húmedo y borrascoso del centro porteño, la movilización inundó las calles con una convocatoria multitudinaria desde los distintos sectores sindicales, políticos y sociales.
La dirección cegetista encabezó la movilización alzando una bandera albiceleste en representación de la lucha de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) por la ola de despidos y detenciones que afectaron a 45 trabajadores de los ¨Laboratorios Craveri¨ el pasado viernes 29 de marzo.
Entre las peticiones y cánticos que pudieron oírse, no faltaron los reclamos en contra del gobierno de Mauricio Macri, el pedido por la mejora de salarios y condiciones laborales, mayor producción nacional y un país que priorice el desarrollo productivo por sobre el financiero.
Los empresarios del sector pyme adhirieron a la marcha con el fin de discutir el rumbo económico del país y cuestionar el modelo actual. ¨Cierran 25 pymes por día”, “Hay 350.000 nuevos desocupados”, “50% de inflación anual”, y “15% de caída de la industria”, fueron algunos de los escritos que circulaban en carteles que llevaban algunos representantes del sector.

La recesión, el cierre fábricas y el aumento e desempleo encabezaron la agenda de reclamos.
Para esta multitudinaria marcha hubo distintas convocatorias. Sin embargo, la cabecera fue ocupada por la CGT. La columna se movilizó desde Misiones y Rivadavia hasta confluir en 9 de Julio y Avenida de Mayo. Si bien la movilización no tuvo oradores, Héctor Daer, secretario general de la CGT, minutos antes de desconcentrar, a las 14.45, habló con la prensa. Entre sus declaraciones, el sindicalista explicó:
¨El gobierno pretende que nos sigamos esforzando. Cuando fue el mismo presidente el que declaró ni bien comenzó su mandato que iba a ser todo fácil y sencillo, que le lloverán inversiones. Hoy, sin embargo, tenemos más pobreza, más desocupación, mayor destrucción de la economía y endeudamiento. Lo que estamos planteando ahora, y por eso la palabra unidad como expresión, es unificar los frentes, por supuesto con eje en el peronismo, y que así, se pueda generar la alternativa para sacar el país adelante y no solo ganar las elecciones. Esto lo tiene que resolver un gran acuerdo político¨, concluyó.
El dirigente sindical remarcó la importancia de la unión como único rumbo posible para poder hacer frente a la crisis que dejará el gobierno a causa de sus políticas de ajuste. Poder cambiar el modelo actual de un país para pocos, por un país para todos.


Ene 6, 2019 | Culturas, Géneros, Novedades

«Las pibas nos invitan, pero los chongos de las organizaciones políticas tradicionales no tienen muy en claro quiénes somos», dice Nahuel Puyaps.
Gestada en Dock Sud y conformada por siete músicxs y dos bailarines, Sudor Marika se constituyó como una banda de cumbia anti-patriarcal que milita, desde sus canciones, las luchas de la comunidad LGTBIQ+. El proyecto comenzó a crearse desde la pareja conformada por Vicente Quintreleo (guitarra y voz) y Sebastián Zasali (teclado y voz), quienes invitaron a Nahuel Puyaps (bajo), compañero de la facultad de Rocío Tirita (voz y Güiro). Pronto llegó la sugerencia para ella y conformaron, lo que la banda llama llama, la Unidad Básica, quienes estuvieron desde el inicio, toman las decisiones, escriben y producen las canciones. Después se sumaron Carolina Piccarreta (Octapad), Lautaro Pane (timbaletas) y Nicolás Gabioud (trompeta).
En el escritorio del departamento de Nahue está el primer disco lanzado en 2017, Las yeguas del apocalipsis. En ese trabajo participaron varios artistas, como Susy Shock, Kumbia Queers y Chocolate Remix, que hicieron posible un álbum que invita a bailar, sudar, pensar y resistir. Mientras Nahuel le ceba un mate a Vicente y explica el motivo del nombre: “Toma de referencia al movimiento chileno de Pedro Lemebel y Francisco Casas. Nos gustan sus ideas. Ellos armaban una instalación pública contestataria a la dictadura pero, también, a los movimientos de izquierda y su machismo. Nos encantó sumarnos a ese linaje de crítica. El hecho de que Las yeguas del apocalipsis salga después de que se termine el kirchnerismo, para nosotros era muy significativo. “La yegua” fue el insulto a Cristina por excelencia y el Apocalipsis es el macrismo, ya lo supimos y lo vivimos. Un fin del mundo en donde nos sentimos alojadas.”
El nombre de la banda, Sudor Marika, genera tensión en muchos ámbitos pero eso no lxs frena a la hora de intervenir en nuevos ámbitos y públicos. Si bien al principio les aterraba estar ante 300 personas, y por ello decidieron hacer sus propias fiestas, hoy el Teatro Mandril les queda chico. “Hacer una fiesta también es una forma de resistir, es generar espacios de encuentro, donde las ideas se intercambian y donde empezamos a pensar otros sueños”, agregó Vicente. La banda, desde 2017, intenta poner en circulación y celebrar el encuentro entre bandas amigas del under. Además, junto a Kumbia Queers, llevan adelante la fiesta KQMbiaMarika, que gira a lo largo del país.
“De alguna manera, el arte estaba en manos de los machos, como las bandas de rock. Las producciones son machistas. Las escuchemos o no era lo único que circulaba. Todos esos discursos fueron cuestionados por la ola verde de manera masiva y justo nosotras estábamos haciendo cumbia con lo que teníamos ganas de decir”, expresó Nahuel con entusiasmo. En su ManiFiesta rosa –que acompañó al segundo disco de la banda, Populismo rosa– cuentan la anécdota de cómo un varón cis heterosexual, antes del lanzamiento de su primer disco, les pregunta vía comentario de Facebook con ánimos de no obtener una respuesta: -“¿Qué es esto? ¿Qué es esta mierda de Sudor Marika?”
El apocalipsis no solo es un concepto, sino que los atraviesa en todos los sentidos, es por ello que hoy su reconocida fiesta lo lleva como nombre: «La apocalíptica». Y no es una casualidad. Es un guiño al primer álbum. “Dentro de ese mismo apocalipsis, tuvimos actividad y acción. Es decir, como galopando al igual que las yeguas, sobre el fuego y haciendo resistencia a este macrismo nefasto, en todos los lugares donde nos lo permitía”, dijo Vicente, guitarrista y voz de la banda.
“¿Qué es eso que tanto molesta? Eso que provoca el odio visceral, la respuesta reactiva, el deseo de extinción. ¿Será acaso lo mismo que suscita ese desborde gozoso que palpita en las fiestas? Un derroche irreverente que jamás pide permiso. Puro despilfarro, berreta y popular”, enuncia la ManiFiesta rosa. Sobre el contexto de las fiestas, Nahuel planteó: “Para nosotros lo más interesante de participar es lo disruptivo de estar en una bailanta donde no nos imaginábamos la tensión que se produce ahí.” El inicio –cuentan- no fue fácil.

“Los boliches cuentan con patovicas que son un horror siempre, por más que les den una charla antes, son un desastre”, cuenta Sebastián Zasali.
Desde fines de 2018, Sudor Marika es parte también de “La mágica”, fiesta emblema de la movida tropical local, junto a conjuntos reconocidos como Damas Gratis, Sonora Master y Los Gedes. “Hace tres años, la fiesta no nos sumaba ni en una fecha” contó Vicente y Nahuel agregó: “Ahora estamos evaluando ir, por todo lo que implica la mezcla de nuestro público con el que está habituado a ir a ‘La mágica’. Tenemos que evaluar esa convivencia.”
Militar desde sus canciones las luchas de la comunidad LGTBIQ+ no es menor a la hora de presentarse en festivales más grandes, cuyo público no es exclusivamente el mismo al que apunta la banda. Nahuel, convencido de su militancia, relató: “Me parece interesante contaminar todos los espacios, que Sudor Marika no sea una banda que solo toca donde todos nos sentimos resguardados, aunque son espacios a los que queremos porque los construimos nosotros.” Aún así, no todos son “amigables” y es por ello que todavía hoy eligen lugares como Teatro Mandril: “Los boliches tienen características de seguridad obligadas, cuentan con patovicas que son un horror siempre, por más que les den una charla antes, son un desastre”, contó Sebastián. En estos espacios, la heteronormatividad y el binarismo son la única regla a seguir y eso es lo que la banda quiere romper para que los encuentros sean más libres. Sebastián completó su relato: “Los baños son violentos” y Nahuel agregó: “Pueden ir a sacar a una lesbiana de un baño pensando que es un varón. La misma violencia que están acostumbrados a ejercer pero redoblada porque no entienden qué es ese ser que está ahí.”
Para Vicente, “venimos haciendo un laburo en estos cuatro años que está dando sus frutos, como estar en espacios de militancia y las fiestas”. Tal como lo indica la ManiFiesta rosa: “La cumbia puede ser la fuerza de una pueblada por venir” esto se comprueba con la gran recepción que tuvieron sus dos discos.
En sus próximos proyectos se encuentra el lanzamiento, a mediados de noviembre, de un videoclip filmado en Avellaneda, a diferencia de los anteriores que fueron grabados en Dock Sud, donde son oriundos Vicente y Sebastián. “También, vamos a contar con la ayuda del Municipio en la logística y la producción”, contaba Vicente muy motivado. Este rodaje estuvo acompañado por una acción social: una olla popular. La banda almorzó con familias de Zona Sur e hizo del rodaje un pueblo y del pueblo una fiesta.
Desde la campaña #Macriyafue, Sudor Marika es motivo de encuentro entre padres e hijos. Hoy son escuchados tanto por adolescentes como por adultos mayores y es una de las bandas más buscadas en las plataformas de música online. “Cuando leo notas o escucho gente opinando acerca del Si vos querés, se entiende que recuperamos la felicidad, salimos a la calle y nos encontramos con otros. Nosotras estuvimos cuatro años armando un encuentro, nuestras fiestas, donde también resistimos contra la tristeza, la resignación y el aplastamiento. No estuvimos detrás de una pantalla sufriendo porque el mundo se venía abajo, sino que intervinimos sobre la realidad, juntándonos y reuniéndonos. En nuestros recitales, siempre hay un clima de marcha. Entre tema y tema, la gente canta canciones porque nuestras consignas generan eso: un ida y vuelta con las personas que vinieron a vernos y siempre armaron de la fiesta una marcha y de la marcha una fiesta”. Tal como relata Nahuel, “nos llegan mensajes contándonos que antes las madres no dejaban a los pibes ir a un lugar donde toquemos nosotros, pero ahora ellas también lo bailan”. Con motivo del Si vos querés, la banda fue invitada a diversas localidades alrededor de la provincia de Buenos Aires pero cuando comenzaron a tocar sus temas de Las yeguas del apocalipsis y Populismo rosa recordó Sebastián que “hubo reacción de incomodidad en el público”. Nahuel explicó: “Las disidencias y feministas siempre nos han llamado. A veces hacemos un chiste con la imagen del caballo de Troya y lo cambiamos por la yegua de Troya. Pero en las organizaciones políticas tradicionales, el feminismo hasta hace poco era la sala de atrás, un cuartito o una comisión. Al tomar las calles, son las pibas las que proponen que vayamos, pero los chongos de las organizaciones no tienen muy en claro quiénes somos. Es interesante esa cuestión disruptiva”.