Pinte y vuelve

Pinte y vuelve

Un emblemático mural de Perón y Evita ubicado en el barrio porteño de Caballito fue borrado horas después del 17 de octubre. Tras la denuncia en redes, vecinos, militantes y artistas decidieron reconstruirlo.

El sábado 19 de octubre, 48 horas después del Día de la Lealtad, los vecinos de Caballito se encontraron con la ausencia del mural histórico de Perón y Evita que ocupaba la ochava de la esquina de Río de Janeiro y Machado, a metros del Parque Centenario. En su lugar, apareció el paredón pintado color ladrillo. La imagen rápidamente llegó a las redes sociales, con usuarios indignados por un lado y otros felices por la eliminación de la imagen.

La polarización se acrecentó con la divulgación de las fotos de un nuevo mural, allí mismo, con la figura de Javier Milei, pero resultó ser un montaje. Mientras tanto, vecinos y militantes peronistas se acercaron, lijaron la pared y comenzaron a restaurar el viejo mural.

La obra vandalizada pertenecía al escultor, dibujante y docente Rodolfo Aguerreberry (1942-1997). Fue profesor de la Escuela de Bellas Arte Manuel Belgrano y coordinador de talleres creativos de plástica en Fundación ORT. Fue, además, uno de los responsables del “siluetazo”, junto a Julio Flores y Guillermo Kexel, que consistió en la realización de siluetas como modo de representar a los desaparecidos durante la dictadura militar. La intervención –el trazado del perfil del cuerpo de una persona recostada sobre un papel extendido– visibilizó la causa de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y fue parte del paisaje urbano previo a la vuelta de la democracia.

El mural borrado en Caballito mostraba el abrazo entre Perón y Evita del 17 de octubre de 1951, Día de la Lealtad y de la primera transmisión televisiva en Argentina. La leyenda debajo decía: “Los días más felices fueron, son y serán peronistas”. Aguerreberry lo pintó junto a militantes entre 1994 y 1995, y fue restaurado por vecinos en noviembre de 2022.

Adriel Fontanarrosa, estudiante de Derecho, trabajador ferroviario, militante de la agrupación 26 de Julio y delegado del sindicato La Fraternidad, reunió hace unos días a un grupo de personas dispuestas a restaurar el mural y, en diálogo con ANCCOM, relata cómo se organizaron.

¿Cuál era el valor del mural?

El peronismo trajo algo que nunca se va a poder borrar: la lucha por los derechos de los trabajadores. Para mí este mural, como tantos otros a lo largo y ancho del país, es una marca no solo en una pared, sino una parte de nuestra historia marcada en los corazones de los trabajadores.

 

Este Gobierno arremete contra la historia, pero también contra la educación pública, la salud, los jubilados, ¿cuál creés que es su plan?

No hay un plan concreto. Este Gobierno ataca a los estudiantes, a los abuelos, arremete contra el transporte, y contra las necesidades básicas de un trabajador y de cualquier persona. Ataca la educación, cuando esta es necesaria para salir adelante, para garantizar el ascenso social en este país. El transporte también es fundamental, es lo que todos necesitan para movilizarse al trabajo, generar ingresos y mantener a sus familias. La doctrina de este Gobierno se basa en el odio, en la motosierra y en el ataque al que no piensa igual. El presidente incita constantemente al odio y la división entre argentinos, entre estudiantes, entre jubilados, entre el pueblo y la propia policía y fuerzas de seguridad, lo cual es triste, porque los mismos policías que hoy reprimen a los abuelos también se van a jubilar el día de mañana. Lo que impulsa esta gestión es muy dañino, desde tapar un mural a generar cada vez más violencia entre argentinos y argentinas.

 

¿Se ha podido confirmar quién dio la orden de tapar el mural?

No se sabe quién es el responsable, pero entendemos que acá hay un ataque concreto por parte del Gobierno de la Ciudad, del mismo presidente, gente que lo apoya o de cualquier persona que desea seguir generando divisiones en el país. Meterse con el peronismo, que no es solo un movimiento, sino una doctrina y una forma de vivir -porque el que es peronista lo es toda la vida-, genera repudio y tensión entre nosotros y el que tenemos enfrente.

En redes circuló un montaje que reemplaza el mural con una imagen del Presidente…

Es falso, por supuesto. Esto demuestra cómo el Gobierno y sus votantes logran manipular la realidad a través de las redes sociales y otras plataformas solo para generar violencia y disputas.

 

¿Cómo se difundió la convocatoria para restaurar el mural?

Los que llevamos el peronismo en el corazón sentimos la necesidad de dar una mano. Desde el Sindicato La Fraternidad se nos acercó el pedido de conseguir gente dispuesta a ayudar en la restauración, y en muy poco tiempo teníamos pintores, militantes y vecinos dispuestos a poner manos a la obra. Todos peronistas, todos con el movimiento en el corazón. La frase fue terminada, pero próximamente artistas y miembros del PJ Juventud restaurarán la imagen del abrazo. La tan emblemática imagen pintada en 1995 seguirá presente, demostrando que el peronismo nunca se va ir, nunca lo van a borrar, tapen los murales que tapen, nunca van a borrarlo del corazón de los argentinos.

 

¿Qué impacto tuvieron?

El impacto fue inmediato, fue sorprendente la reacción de la juventud. Me llena de orgullo ver jóvenes preocupados por cosas como esta, verlos comprometidos con el movimiento, y ver lo que el peronismo genera en ellos.

 

Recientemente el Presidente afirmó que le encantaría “meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro”, ¿qué opinás?

Este hombre lo único que hace es implantar una noción de combate, violencia y odio. Ataca gratuitamente a todo el mundo. Con sus dichos quiere decir, prácticamente: “Los voy a terminar de matar”. Al peronismo nunca lo van a matar, porque es muchísimo más grande que todos ellos. El peronismo debería reconocer sus errores, ya que gracias a ellos ganó este Gobierno, y asumir la responsabilidad y compromiso de solucionar los problemas de la gente. Esas son nuestras bases, sin prometer nada ayudar al trabajador, al estudiante, al jubilado, al sector de salud y transporte.

Uruguay sigue en campaña

Uruguay sigue en campaña

Si bien en la primera vuelta el Frente Amplio le sacó más de 20 puntos al oficialismo, no tiene garantizado el triunfo en el balotaje. ¿Cuál es su estrategia de campaña? ¿Qué pasará con la relación con Argentina según quién triunfe?

 

Yamandú Orsi, del Frente Amplio, cosechó el 46,2% de los votos por sobre el 28,2% de Álvaro Delgado, candidato del Partido Nacional. Sin embargo, contando todos los otros votos obtenidos por las fórmulas de la Coalición Nacional (Andrés Ojeda, del Partido Colorado, obtuvo el 16,9%; Guido Manini Ríos, de Cabildo Abierto, el 2,6% y Pablo Mieres, del Partido Independiente, el 1,8%), el porcentaje es de 49,5%, dejando al oficialismo al borde de la mitad de los votos emitidos. En este escenario, la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del Uruguay son una incógnita. ANCCOM dialogó con especialistas del país vecino para profundizar acerca del mes de campaña que se avecina y cómo afectarán estos posibles gobiernos a la relación bilateral con Argentina.

En esta oportunidad, el Frente Amplio tuvo un 5% más de votos que en la primera vuelta de la elección del 2019, con una campaña liderada por un Orsi en la cual no se mostró más allá que en actos partidarios. Según Mauro Casa, politólogo y magíster por la Universidad de Londres, “Orsi tuvo una campaña muy anodina, en la que prácticamente no se la jugó en ningún tema, bastante lejos del radar de los medios de comunicación”.

En ese sentido, Daniel Buquet, doctor en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso-México), reafirma que Orsi trató de ser “tan inespecífico como le fuera posible”. En consecuencia, marca que lo más claro que expuso fue su postura en contra de la reforma constitucional sobre seguridad social, que pretendía bajar la edad jubilatoria a 60, equiparar jubilaciones con el sueldo mínimo y eliminar los fondos previsionales de ahorro privados.

“Lo otro que hizo fue nombrar un futuro ministro de Economía de perfil empresarial, Gabriel Oddone, doctor en Historia Económica y socio de la firma CPA Ferrere”, continúa Buquet. “Orsi apunta a ganar, por lo tanto, apunta al centro. Estamos en un escenario de una competencia centrista y lo que menos quiere es asustar a las personas más moderadas. Anticipa una gestión económica ortodoxa, que tendrá los sesgos frenteamplistas pero con mucha moderación y en la medida que el crecimiento lo permita”.

A su vez, subraya que el voto de la izquierda del Frente es “muy poco”, advirtiendo que los posibles votantes que se le pueden fugar por esa vía son mínimos. “El partido de izquierda de acá, lo que en Argentina sería el FIT, es Asamblea Popular que sacó el 0,4%”.

En cambio, el panorama para el Partido Nacional es un poco más auspicioso que antes de las elecciones. Según Casa, “Delgado tuvo una buena noche, porque las encuestas lo daban peor, cayendo más cerca del 20% pero sacó un 26%”.

“El Partido Nacional hizo un escenario confrontando con el Frente Amplio con sus tres socios, planteando la continuidad del gobierno pero también sacándose la camiseta del partido y poniéndose la de la coalición”, subraya Buquet.

Así, el oficialismo continuará su camino hacia el balotaje con la idea central de su slogan ‘Reelegí un buen gobierno”, conteniendo en sí sectores más radicalizados hacia la derecha. Dentro de la coalición continúa el exmilitar Manini Ríos, aunque en estas elecciones vio caer fuertemente su performance, luego de cosechar 11,5% de los votos en 2019. En aquella campaña, el titular de Cabildo Abierto había pregonado el “se acabó el recreo”, refiriéndose a la “fiesta” del gasto público y la delincuencia. Este año, no pudo mantener su fuerza como opción conservadora “novedosa”.

¿Hay un Milei uruguayo?

Si nos ponemos a buscar al “Milei” de este proceso electoral uruguayo, Buquet marca que lo más particular fue “la candidatura de Ojeda por el Partido Colorado”, pero que no es homologable al primer mandatario argentino. “Rompió el molde del político tradicional pero dentro de lo tradicional. Se refería a sí mismo como la nueva política pero está más ligado a la comunicación y al contacto con la gente, pero nunca fue antisistema ni se proclamó anticasta. La comparación con el presidente argentino es excesiva”.

El más comparable, continúa Buquet, es Gustavo Salle del partido Identidad Soberana: “Su elección lo dejó al borde de entrar al Senado con el 2,4% y dos diputados. Es marginal, pero podría tener la llave de la mayoría en diputados”.

Según Camilo López Burían, doctor en Ciencia Política y profesor adjunto de Relaciones Internacionales de la Universidad de la República, “podría estar considerado como ultraderecha ya que tiene una pauta moral conservadora muy fuerte”. En este marco, destaca que tiene posturas “profundamente antiglobalistas”, oponiéndose a la Agenda 2030. “Es una característica que algunas expresiones de ultraderecha tienen”, puntualiza.

Sobre él, Casa comenta que encontró un personaje en el cual predica un discurso contra las corporaciones y el neoliberalismo, pero que, también, ha tenido una deriva conservadora extrema: “Es un férreo antivacunas y con un pensamiento muy retrógrado en materia de género y en materia de políticas hacia la comunidad LGBT. Se ha convertido en un político con una identidad bastante peligrosa”.

De todos modos, no se ha asentado una opción de ultraderecha en Uruguay por el momento. Buquet, aunque remarca que no le gusta hablar de excepcionalidad, destaca que “el sistema de partidos está por encima de la región. Por más que haya gente con esa visión, las mayorías no se expresan en ese sentido, son derechas ‘PRO’”.

El lugar de Argentina

Siguiendo con la comparación con Argentina, ambos futuros gobiernos se enfrentan al desafío de mantener una relación bilateral con el gobierno de La Libertad Avanza. López Burián destaca que, en un escenario de triundo oficialista “podemos esperar la continuidad de una política aperturista que busca la flexibilización del Mercosur. Tiene una visión de profundizar el modelo exportador de commodities, siendo favorecidos los sectores agrícolas y minimizando el papel de la región”. En ese sentido, marca que habría “una convergencia con el gobierno de Milei”.

En cambio, si Orsi se impone en noviembre, destaca que la región toma otro peso: “No quiere decir que se no ponga en discusión la flexibilización, pero se buscará otro tipo de diálogo e integración con la región. Sería un cambio relevante”.

Sin embargo, observa que más allá de algunos detalles, “hay una estabilidad en la relación bilateral entre ambos países que tiene que ver con el estilo diplomático que el Uruguay plantea”.

En este sendero, Buquet destaca que “Orsi va a ir por ese lado, estaría en buena relación con el gobierno argentino. Al otro día de ganar las elecciones, se va a abrazar a Milei sin ningún problema”, comenta, recalcando que el Frente también ha celebrado acuerdos de libre comercio por fuera del Mercosur.

A su vez, Casa remarca que la historia de la relación bilateral nunca tuvo como principal factor la afinidad ideológica: “Perón y Luis Batlle Berres tuvieron que salir a encontrarse con una lancha en medio del río Uruguay porque ninguno quería ir a visitar al otro. Tabaré Vázquez y los Kirchner terminaron en el tribunal de La Haya por el conflicto de las papeleras. Si uno mira al revés, Tabaré Vázquez y Macri tuvieron un excelente vínculo. La diplomacia entre nuestros países depende de factores un poco azarosos, Orsi y Delgado van a tener una relación cordial con Milei, ninguno de los dos le va a pisar la cola al león”.

Treinta años de compromiso social

Treinta años de compromiso social

La Cátedra Libre de Derechos Humanos, el espacio que el escritor Osvaldo Bayer fundó en Filosofía y Letras, cumplió tres décadas estimulando el pensamiento crítico. El hilo que une la década de los 90 y hoy.

«No podemos callarnos frente al ataque a la universidad pública, el mayor y quizás último instrumento de movilidad social en Latinoamérica». Con estas palabras, el titular de la Cátedra Libre de Derechos Humanos, Marcelo Ferreira, abrió el panel conmemorativo por el trigésimo aniversario del espacio fundado por el escritor, periodista e historiador Osvaldo Bayer. El evento tuvo lugar el martes 29 de octubre en el aula 108 de la sede Puan de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y reunió a académicos, activistas y estudiantes.

Ferreira abrió el panel con una serie de palabras que enmarcaron no solo los inicios de la Cátedra, sino también su papel frente a los desafíos actuales. “Nacimos a contracorriente de una realidad opresiva para decir aquello que no podemos callar”, recordó, refiriéndose al contexto de la década de 1990, marcada por las políticas de ajuste y privatización del menemismo. Hoy, treinta años después, Ferreira advirtió sobre el riesgo que corre la educación pública en Argentina y la universidad en particular: “Se nos acusa de ocultar cosas, de inventar alumnos, de albergar parásitos, de adoctrinar”. Frente a esas acusaciones, afirmó: “No es verdad que las universidades no se dejen auditar. Son auditadas por la Auditoría General de la Nación”.

Un contexto alarmante y la defensa de los Derechos Humanos

El discurso de Ferreira dejó clara la postura de la Cátedra ante la situación política actual. En un contexto donde el gobierno de Javier Milei ha señalado a la universidad pública y a sus integrantes como una “casta” que se opone a la transparencia, Ferreira cuestionó la narrativa oficial sobre la falta de recursos para las universidades: “Se dice que no hay plata para las universidades, pero el presidente se jactó de haber realizado la compra de armamentos más grande de la historia, el presupuesto de la SIDE ha aumentado un 245%, y las exenciones impositivas para el dueño de Mercado Libre superan por sí solas todo el presupuesto universitario”.

La intervención del titular de la Cátedra finalizó con un llamado a la defensa activa de los derechos uumanos: “No podemos callarnos frente al avasallamiento del derecho a la protesta social”, sostuvo.

La jornada continuó con la presentación del libro Derechos Humanos, Genocidios y Crímenes de Lesa Humanidad a cargo de Mariano Nagy, historiador y docente de la Cátedra. Es un libro que forma parte de la colección Puentes de la editorial de la Facultad de Filosofía y Letras. Nagy reflexionó sobre la evolución del término genocidio, originalmente conceptualizado como «barbarie» y «vandalismo», y subrayó la necesidad de un tribunal internacional para juzgar estos crímenes. Además, analizó casos emblemáticos como el genocidio armenio y el Holocausto, lo que permite a los estudiantes comprender la complejidad de los genocidios y sus repercusiones en contextos locales, como la dictadura militar en Argentina y la conquista del desierto.

Luego, Silvia Viñas, docente de la Cátedra, presentó el libro Derechos Humanos, Sujetos, Problemáticas y Perspectivas, también de la colección Puentes. El libro compila la labor de la Cátedra resaltando la relevancia del seminario anual que organiza, donde se invita a participar no solo a estudiantes universitarios, sino también a personas de diversos sectores sociales. Durante su intervención, destacó la importancia de seguir debatiendo y reflexionando sobre estas temáticas, así como la necesidad de mantener el espacio de diálogo fomentado a lo largo de sus 30 años de historia.

La jornada concluyó con la entrega de la distinción “Francisco Paco Urondo” al Padre Francisco Paco Olveira, figura representativa de la lucha por los derechos sociales y miembro de la organización “Curas en Opción por los Pobres”. La distinción fue entregada por Graciela Daleo, exdetenida en la ESMA, integrante de la Cátedra y referente en el activismo por los Derechos Humanos.

Durante su intervención, Daleo abordó las críticas que ha recibido el Padre Paco, quien ha sido estigmatizado de diversas maneras. «Se lo ha acusado hasta de ser racista y discriminador solo porque pidió a los votantes de Milei que fueran coherentes y no recurrieran a pedir comida a los comedores que este gobierno desfinancia y empobrece», destacó. “Sean coherentes”, les dijo Paco, “porque votar no es un acto de rutina, sino una enorme responsabilidad que tiene consecuencias para toda la población, no solo para el votante”. Citando a Olveira dijo: “Si doy pan a un pobre me llaman santo, si pregunto por qué no tienen pan me llaman comunista, y si me meto en política, entonces no soy un cura como Dios manda”, agregó.

Daleo finalizó: “Para comprender por qué Filo eligió al Padre Paco para otorgarle esta distinción, es necesario no solo leerlo y escucharlo, sino también caminar a su lado en su labor diaria. En su andar cotidiano y militante por el barrio, rodeado de perros, manos solidarias, mujeres con sus hijos y adolescentes con dificultades, el Padre Paco escucha, anima y propone buscar horizontes colectivos”.

«El gobierno no es democrático porque desconoce a su adversario»

«El gobierno no es democrático porque desconoce a su adversario»

Rocco Carbone, autor de Lanzallamas: Milei y el fascismo psicotizante, analiza la posibilidad de emancipación que sobreviene a las fuerzas destructivas y el conflicto universitario como elemento pedagógico.

¿Por qué es relevante hablar y pensar el fascismo en la escena argentina contemporánea? Con esta pregunta, a la vez abierta y comprometida, abre los fuegos el filósofo Rocco Carbone, autor del libro “Lanzallamas: Milei y el fascismo psicotizante”, publicado este año por la editorial En Debate. A lo largo de sus tres capítulos y algo más de cien páginas de extensión, el texto plantea que el gobierno de Javier Milei debe ser comprendido como una experiencia fascista, ya no como un sistema político, sino una metodología.

“El lobo se viste de cordero pero actúa de lobo —dice Carbone en diálogo con ANCCOM—. El fascismo, tanto el arqueológico como el contemporáneo, es un poder integrado por una dualidad plena, contradictoria, y esa dualidad la encontramos permanentemente en las elaboraciones discursivas y políticas del presidente Milei, que dice: ‘No intervengo en el mercado’, pero luego interviene; dice: ‘No hice confiscaciones’, pero sigue confiscando los ahorros de la clase media. Entonces es eso: el fascismo es un poder que hace dos cosas al mismo tiempo, que dice dos cosas al mismo tiempo que se contradicen y se chocan.”

Y es que, siguiendo a Carbone, filósofo italiano que reside en Argentina desde hace veinte años, y es además docente e investigador del Conicet, la dualidad del poder fascista se condensa en dos grandes atributos: psicotizante y celular. El libro desarrolla ambos términos en un lenguaje conciso, pero de gran densidad conceptual. La cuerda ofrecida al lector es bajarlos a ejemplos de la práctica.

“El fascismo es un doble poder permanente: en el Estado y contra el Estado social. Entonces, organiza un doble aparato. ¿Cómo funciona ese doble aparato? Corrompe a los trabajadores, por un lado, y por otro los reprime —explica Carbone, que después puntualiza—. El gobierno de La Libertad Avanza ha elaborado un aparato de corrupción de las clases trabajadoras. Y se verifica como liquidación del patrimonio nacional: ataque a los sindicatos, porque son ‘chorros’; ataques a las organizaciones sociales; ataques a los modos de contratación; ataque a los bienes y servicios públicos. Y esa es una modalidad de lucha, es una modalidad de combate contra la clase trabajadora. Y se organiza esa manera de corromper lo público para que los avances del pasado no sean ni siquiera imaginables en el presente. Para que el pibe de Rappi no imagine jamás la posibilidad de un aguinaldo.”

De entre esos avances del pasado, la universidad pública aparece como referencia obligada: “El conflicto universitario en este momento es un elemento pedagógico —afirma Carbone—, una dimensión altamente pedagógica para la sociedad nacional. Porque demuestra efectivamente cómo piensa y cómo opera el gobierno de La Libertad Avanza y cómo opera el presidente Milei.”

Según el autor, lo que distingue al fascismo de una derecha tradicional es su completa desconsideración por el adversario. Así, en su reacción al conflicto universitario, el gobierno mostraría su verdadera cara: “El presidente Milei, ante ese antagonismo democrático, ¿qué dice? ‘¡No! Ratifico el veto a la Ley de Financiamiento a la Universidad’, e hizo de todo para generar un bloque en el parlamento con los diputados y diputadas macristas para ratificar el veto. Por eso, digo, es interesante ver cómo opera la cabeza de un neoliberal mafioso como Macri y la cabeza de un fascista como Milei: frente al antagonismo popular, ¿qué hace? Avanza. Por ende, estamos frente a un tipo de poder que está por fuera del régimen democrático. Porque el régimen democrático reconoce una otredad, en cambio acá hay una negación permanente hacia la otredad. Tanto que quisieron matar a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner el 1º de septiembre del 2022. Y ahora, en la ultimísima entrevista al presidente Milei, le escuchamos nuevamente decir que a él le agradaría muchísimo poner el último clavo en el cajón donde está Cristina Fernández de Kirchner”.

“La universidad —concluye Carbone— sofistica su aparato pedagógico y le enseña a la sociedad argentina que Milei y el gobierno de La Libertad Avanza no son democráticos, sino que están por fuera de los confines retóricos y operativo-políticos de la democracia. Porque desconocen a su adversario y lo convierten en un enemigo a quién hacer perecer; a quién matar.”

El ‘Momento Arlt

Contingencias aparte, el libro dialoga en su tercer capítulo con dos grandes novelas de Roberto Arlt: Los Siete Locos (1929)  y Los Lanzallamas (1931). Estas obras le sirven de imaginario y disparador a partir de dos personajes: Erdosain y el Astrólogo. Hay en el primero la expresión de un hombre sensible y frustrado, aplastado por la depresión económica y su propia ineptitud para con las relaciones humanas. En el segundo se condensan los atributos propios de un líder falaz y totalitario, una especie de flautista de Hamelin que pergeña la creación de una “sociedad secreta”; el lugar de los locos. Y es aquí donde Carbone reconoce los límites del poder fascista: “¿Cómo se puede interpretar ese título: Los Siete Locos? Primero, que hay locura. Que una disociación con la realidad existe. Existen varios personajes que son locos, pero al mismo tiempo son siete. O sea, es una locura bastante difundida pero es una locura finita, es una locura que tiene un techo, o sea, un límite. No todo el mundo está loco: algunos están locos efectivamente pero hay otros y otras que no lo son. Bueno, de ese campo, del campo de los y las que no son locos ni locas, efectivamente puede sobrevenir la emancipación”, sostuvo el autor.

Quizás en esta línea se expresa uno de los aportes más propios de Lanzallamas. Como parte de la vorágine de ensayos, biografías y opinologías que han surgido en torno a la figura de Milei, éste libro, siguiendo a la obra de Arlt, consigue explicar eso íntimo que se vive por dentro de la contingencia política: el agobio, el saltar de la indiferencia a la rabia, de la rabia al hastío, el no entender por qué se dice una cosa y luego la otra, la polémica detrás de la polémica, y el vértigo que se siente al pisar sin escalón. Y esa explicación viene con un halo de calma, porque siempre es tranquilizador entender esa cosa inquietante que se nos escapa. Nombrar la palabra, escribe el autor, es a la vez una pedagogía y una estrategia de liberación. Liberación que, volviendo al título, está presente en el germen de la obra:

“Y me interesaba también la palabra del título de Arlt: Lanzallamas —cierra Carbone—. Porque es una palabra abierta: remite a ellos, a las fuerzas destructivas, a las fuerzas fascistas, pero también puede remitir a las fuerzas emancipatorias populares. Porque si el fascismo es una latencia en la historia de los pueblos, también lo es la emancipación. Lanzallamas es plurisémico, puede referir literariamente a ellos, al fascismo clásico, a la experiencia del presidente Milei, pero también a la posible emancipación que, como latencia en la historia, puede sobrevenir al momento reaccionario. Esa emancipación también se podría verificar bajo la forma del lanzallamas.”

En Uruguay ganó la izquierda pero habrá un balotaje sin claro pronóstico

En Uruguay ganó la izquierda pero habrá un balotaje sin claro pronóstico

Yamandú Orsi obtuvo amplia ventaja pero no le alcanzó para triunfar en primera vuelta. El 24 de noviembre se definirá quién es el nuevo presidente del país vecino.

Yamandú Orsi, candidato a presidente del Uruguay por el Frente Amplio, se impuso en las elecciones de este domingo con el 44,6% de los votos según la proyección de la Usina de Percepción Ciudadana pero no pudo evitar el balotaje, a celebrarse el 24 de noviembre. En la segunda vuelta, se enfrentará al candidato oficialista del Partido Nacional, Álvaro Delgado, que cosechó el 26,9% de los sufragios emitidos.

A su vez, según esta proyección, el Frente consiguió la mayoría en la Cámara de Senadores, mientras que la Coalición Multicolor forjó ser primera minoría en Diputados, integrando todos los legisladores de los distintos partidos en un interbloque.

En los festejos del Frente Amplio, Orsi remarcó que su agrupación fue “la fuerza que más ha crecido”. A su vez, Carolina Cosse, candidata a vicepresidenta, resaltó que “los uruguayos votamos en contra de la inseguridad, la ignorancia y la desigualdad. Habrá una nueva era progresista”.

De todas maneras, el panorama para el Frente Amplio es complejo, ya que entre los candidatos de la Coalición Republicana (Partido Nacional, Partido Colorado y Cabildo Abierto), suman un 44,8% de los votos emitidos, a pesar de que ha crecido un 5% en relación a la elección anterior en 2019.

Por su parte, el candidato a presidente por el histórico Partido Colorado, Andrés Ojeda, obtuvo el 15,5% y el exmilitar y senador nacional Guido Manini Ríos consiguió el 2,4%. Esto indica un balotaje parejo, en el cual el próximo presidente lo definirán los votos huérfanos de los partidos menores. En ese sentido, Manini Ríos afirmó que van a “trabajar por que el candidato de la coalición (Delgado) gane las elecciones”.

En esta línea, la particularidad dentro de la Coalición en esta elección fue el crecimiento del Partido Colorado. Delgado remarcó que habló “con todos los miembros de la coalición durante el día” y que “a partir de mañana vamos a trabajar para el 24 de noviembre”. Ojeda remarcó que “ha cambiado la correlación de fuerzas dentro de la coalición”, por el crecimiento del mismo en relación a la elección anterior. El candidato focalizó su campaña en un discurso basado en que es la “nueva política”, evocando a un cambio de época.

Por otro lado, en paralelo a la elección nacional se realizaron dos plebiscitos para modificar artículos de la Constitución Nacional. Uno era para reformar el Artículo 67 sobre seguridad social, propuesto por el Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT) y Convención Nacional Trabajadores (CNT). Este planteaba eliminar la modificación que implementó el gobierno de Luís Lacalle Pou en el que se aumentó la edad jubilatoria a 65, retrotrayéndola a 60, equiparar la pensión por jubilación al salario mínimo y eliminar las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional.

En paralelo, el plebiscito para modificar el Artículo 11, tenía como objetivo permitir los allanamientos nocturnos con orden de un juez, cosa que está prohibida por dicho artículo, el cual marca que nadie puede ingresar a una propiedad privada de noche sin consentimiento del propietario. Ambos plebiscitos no fueron aprobados ya que no lograron superar el 50% de los votos positivos.

 

«No queremos asesinos sueltos»

«No queremos asesinos sueltos»

Militantes sociales y familiares de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, los piqueteros asesinados en la Masacre de Avellaneda, repudiaron la inminente liberación de Alejandro Acosta, uno de los dos condenados.

Los familiares y compañeros de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, realizaron el jueves 24 de octubre una conferencia de prensa en el SERPAJ (Servicio de Paz y Justicia) para dar a conocer el repudio a la decisión de la Cámara de Apelación y Garantías Nº 3, a cargo del juez Martín Andrea García Díaz, quien ordenó liberar al excabo de la policía bonaerense Alejandro Acosta, uno de los dos condenados por el asesinato de los militantes sociales durante la represión en el Puente Pueyrredón del gobierno de Eduardo Duhalde, el 26 de junio de 2002.

Familia y militantes del Frente Popular Darío Santillán consideran que el Poder Judicial, en el contexto actual del país, avanza con la libertad de Acosta para dar un mensaje claro: la represión policial tiene impunidad gracias al aval político, mediático y de los tribunales. En este sentido, Alberto Santillán, el padre de Darío dijo en la conferencia de prensa: Estamos desde hace unos días enojados porque no se justifica la libertad condicional del excabo Acosta. Ya sabemos como actúa la justicia cuando tiene que cubrir a los poderosos. Por eso siempre digo que para mí hay dos clases de justicia: para los ricos, para los asesinos; pero no para las víctimas”, dijo Alberto Santillán.

El padre de Darío cambia su tono de bronca para hablar con ternura y orgullo de su hijo: “Darío estaba retirándose con sus compañeros heridos, pero ya en la estación de Avellaneda vuelve a buscar a Maxi que se estaba desangrando, y ahí aparecen los policías con esas ganas de matar que se le ven en los ojos. Y está la gran mano de Darío que dice: paren porque se está muriendo”. En 2013 se pudo cambiar el nombre de la estación de tren, ubicada en Avellaneda, a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, en homenaje a las víctimas de la Masacre.

En la conferencia, la abogada Alvarado Mamani, querellante en nombre de las víctimas, informó que recibió el miércoles pasado la notificación de la ampliación de la libertad condicional para Acosta por buena conducta y por su participación en talleres literarios. Para las víctimas, familiares y compañeros esto es una burla. Para la abogada, “el excabo debe ser mirado con otros ojos a la hora de pensar en su posible reinserción a la sociedad”. 

Sobre el juez federal Ariel Lijo y la fiscal Paloma Ochoa, que instruyen la causa por las responsabilidades políticas de la masacre, dijeron que si bien los reciben y pueden parecer comprensivos, justos y dulces, no impulsaron la investigación del caso. En ese sentido fue la familia la que tuvo que recolectar toda la información, con testigos, testimonios, fechas, lugares, hora y demás datos necesarios para encaminar la búsqueda por la verdad, la memoria y la justicia de estos dos jóvenes asesinados en manos del estado en democracia.

Mara Kosteki, hermana de Maxi, comenzó a hablar y entre llantos dijo que se quedó sin nada,  sin su hermano, sin su mamá y también sin casa. Está en nuestro derecho como ciudadanos seguir reclamando justicia porque, como dije antes, yo tengo que pensar en el futuro de mis hijos, hoy en día son chicos, pero van a ser gente adulta que van a tener sus convicciones, sus ideas y yo no quiero que a ellos lo salgan a matar como mataron a mi hermano por sus ideas, por reclamar lo que corresponde que es salud, trabajo, educación”, dijo.

Lo que ocurrió en la sede del SERPAJ fue un reclamo por justicia, pero también un momento de consuelo y esperanza, un espacio emotivo de lucha y acompañamiento. En ese sentido muchas organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos estuvieron presentes, con referentes como Alejandrina Barry,  Nicolás Del Caño, Eduardo Belliboni, Carlos “Sueco” Lordkipanidse, Cele Fierro, Orlando Agüero y Nadia Final, entre otros y otra. En tanto, el Encuentro Memoria Verdad y Justicia anunció que se presentará como amicus curiae en la causa.

 

¿Qué pasó?

Aquella jornada de junio del 2002 organizaciones sociales, estudiantiles y de desocupados realizaron cortes en diferentes accesos de la Ciudad de Buenos Aires, entre ellos, el Puente Pueyrredón que conecta la Capital Federal con Avellaneda en el marco de un plan de lucha que reclamaba la entrega de planes asistenciales, el aumento para quienes ya lo cobraban y por la entrega de mercadería, alimentos e insumos para las ollas populares.

Sabiendo el gobierno que nos estábamos organizando para salir a la calle, lo primero que hizo en vez de organizar cosas para el pueblo, organizó palos. Y organizó todos los hospitales para atendernos, con todos los materiales. Los hospitales esperaban recibir heridos”, cuenta Maria Rosa, quien vivió ese caos represivo de 2002.

Duhalde había ordenado reprimir esa protesta a través de un operativo conjunto entre las fuerzas federales (Policía, Gendarmería y Prefectura), la policía bonaerense y exintegrantes de esa fuerza que actuaron como paramilitares. La directiva era impedir el corte del puente a como diera lugar. Ese operativo devino en cacería, y así fue como Acosta y el comisario Alfredo Fanchiotti persiguieron a los manifestantes hasta la estación Avellaneda. Ahí asesinaron a Dario Santillán y Maximiliano Kosteki, y dejaron a 33 heridos por balas de plomo y centenares de detenidos y heridos por balas de goma.

«Sabíamos que nos iban a cagar a palos, estornudabas y te cagaban a palos. Ya lo teníamos claro, pero con el miedo no se come, no se educa, entonces salimos a la calle a enfrentar a ese gobierno. Pero no esperábamos que iba a haber muertos», agrega Maria Rosa. Y cierra: “Mi compañera me decía andate María Rosa porque los van a matar como perros. Cuando subí la escalera de la estación y lo mataron a Dario.”