Los bicivoladores

Los bicivoladores

“Tomarte un taxi o un colectivo no sirve en estos tiempos. La gente empezó a ver eso y salió a comprarse una bici, arreglar la que tenía, o rescatarla del abandono”, comenta Julián Rouyet, mecánico de bicicletas en el taller Lucky bikes, ubicado en el barrio de Palermo. “La compra aumentó drásticamente este invierno: la época en la que históricamente menos se vende, tuvo récord de ventas”, agrega.

Según la Secretaría de Transporte y Obras Públicas porteña, el uso de bicicletas creció hasta un 114 por ciento en algunos barrios. El aumento se refleja en las EcoBicis, cuyos viajes aumentaron a un promedio de cinco mil por día durante los últimos meses respecto de una casi parálisis en marzo y una reactivación del servicio en mayo, aunque con la mitad de las unidades que supo tener.

En promedio, los viajes en bici recorren un 29% más de distancia que el tramo lineal ideal. Los autos, lo hacen un 43% más.

“Voy a todos lados en bicicleta. Antes de la pandemia ya me parecía incómodo y extraño viajar en un vagón con la cara pegada a personas desconocidas. También me parece absurdo lo que tengo que pagar para viajar así. Dejar la bici en un estacionamiento por varias horas me termina saliendo más barato que el bondi o el subte”, explica Paula Thompson, estudiante de cine y ciclista regular.

Ante la recesión económica, la bicicleta es sin duda la opción más barata; al usarla se hace ejercicio; es ecológica, y con ella se evita el amontonamiento, común en los medios de transporte público. Sin embargo, hay un factor más: el tiempo.

Felipe González, cientista de datos urbanos en UrbanSim, realizó un estudio comparativo sobre el tiempo que se tarda en llegar de un lugar a otro en la Capital Federal en auto o bici. Con datos proporcionados por Google Maps, llegó a la conclusión que para casi el 40 por ciento de los viajes dentro de la ciudad, la bicicleta llega antes (sin contar el tiempo que lleva estacionar). La razón principal es la red de ciclovías que permiten al ciclista moverse evitando el tránsito. Si este no existiera, la velocidad promedio de un viaje en auto llegaría a 27 km/h, frente a los 15 km/h de la de las bicis. Pero considerando la situación real del tránsito, la velocidad promedio del auto baja a 19 km/h.

Si la distancia a recorrer son 6.8 km o menos, es muy probable que se llegue antes pedaleando que en auto.

La bicicleta tiene otra ventaja: las ciclovías son doble mano, por lo que el ciclista no debe preocuparse por el sentido de la calle. En promedio, los viajes en bici recorren un 29% más de distancia que el tramo lineal ideal, mientras que los viajes en auto recorren un 43% más de metros totales.

El estudio de González concluye que, en las distancias cortas-medias, es donde más ventaja saca la bici sobre el auto, aunque depende del barrio de la Capital. Los que estén más integrados a las ciclovías y más cercanos al centro, con mayor cantidad de circulación automovilística, tendrán un contraste mayor entre un medio y otro. Para distancias medianamente largas, el ciclista se irá cansando y por lo tanto la velocidad promedio disminuirá, dejando al conductor en el lugar del más veloz ¿Qué es una distancia medianamente larga? Si la distancia a recorrer son 6.8 km o menos, es muy probable que se llegue antes pedaleando. En otras grandes ciudades como París o San Pablo, la bicicleta es más veloz que el auto sólo en viajes considerablemente más cortos que los de la Capital Federal.

La red de ciclovías porteña otorga seguridad al ciclista y logró que mucha gente temerosa de disputarle espacio al auto en la calle, se anime a pedalear en su propio carril. Aunque se puede mejorar.

“El diseño de las ciclovías en Capital no es correcto. Son doble mano, confunde a los autos y peatones», dice Snigh.

“Buenos Aires es una gran metrópoli, uno jamás podría recorrerla sólo en bici”, cuenta Dhan Zunino Singh, sociólogo e investigador en estudios de la movilidad para el CONICET. “Lo que sí podría existir es un sistema multimodal en el que los medios de transporte se combinen. Poder subir la bici al subte o al tren, o incluso al colectivo, como en otros países, invitaría a que se use más para trayectos cortos. El subte de Buenos Aires, con la importancia que tiene en la Ciudad, ha quedado realmente atrasado en su renovación y expansión: los vagones siempre están llenos y además está prohibido subir bicicletas, aunque sean plegables”.

La interconexión entre medios de transporte podría, a su vez, compensar parcialmente la falta de ciclovías en las zonas periféricas de la Capital, sobre todo en el sur y el oeste, y sus alrededores en el conurbano. Construir infraestructura para evitar robos como jaulas o bicicleteros seguros, mejoraría tanto la capacidad de usarlas en viajes cortos como su conectividad con otras formas de transporte.

“El diseño de las ciclovías en Capital no me parece correcto. Son doble mano en calles de un solo sentido, lo que confunde a los autos y peatones. Además, para ser doble sentido, con el ancho actual, es entre peligroso e incómodo. El ciclista que va en sentido contrario al tránsito tiene que ir por el costado del cordón de la vereda, que siempre está inclinado y sin asfaltar, es un peligro; compartís espacio con los desagües y tachos de basura. Aunque lo peor es que no reciben mantenimiento ni reparación”, remarca el investigador.

La velocidad promedio de un viaje en bicicleta es de 15 km/h.

Thompson relata una experiencia frecuente entre los ciclistas: “El mayor problema es la falta de información vial: no se habla de la importancia del casco, ni de ponerle luces y tela reflectora a la bici, tampoco de señalar cuando se está por doblar, ningún ciclista tiene en cuenta todo esto. No hay campañas de información, uno tiene que aprender acumulando kilómetros y posibles accidentes”.

Al principio de la pandemia, según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, la circulación se redujo en un 90 por ciento. El ministro de Salud, Ginés González García, estimó que esta caída liberó un 30 por ciento de las camas de terapia intensiva normalmente utilizadas para accidentados, recurso valioso para los pacientes con Covid-19. Los accidentes de tránsito son un gran problema en la Ciudad, pero pueden ser combatidos favoreciendo la circulación en bicicletas, cuya velocidad es un factor determinante para la letalidad de los accidentes.

“Reducir la velocidad es una forma de generar una infraestructura nueva. Muchas veces la infraestructura se confunde con cosas materiales, concretas, cuando en realidad pueden ser normativas, formas de organización del espacio, los usuarios mismos son parte de la infraestructura”, comenta Zunino.

Sol Mendoza, activista de la bici y colaboradora de Bicitool, opina que existe también un problema en cómo los conductores suelen ver a los ciclistas: “Muchos automovilistas no los reconocen como compañeros de calle. Para ellos, la gente que anda en bici está al mismo ‘nivel’ de transporte que un peatón y lo consideran casi un estorbo, como si la calle estuviera hecha sólo para los autos. Por suerte, esto va cambiando a medida que la bici crece en la ciudad. Al crear espacios donde el auto y la bici conviven, cada vez en mayor medida, aparece un nuevo ritmo en el andar”.

La verdadera red de redes

La verdadera red de redes

La pandemia dejó al descubierto muchos aspectos sociales, políticos, económicos y culturales que ya eran imposibles de ignorar. Uno de ellos es la famosa brecha digital. Con el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), que ya para esta altura del año ha mutado en diversas etapas de apertura depende la locación, se puso sobre la mesa el hecho de que una buena cantidad de hogares carece de las condiciones de acceso a Internet apropiadas para realizar su trabajo o cumplir con las actividades académicas,  ya sean de nivel primario, secundario, terciario o universitario, entre otra gran cantidad de actividades.

“La situación de pandemia ha puesto de relevancia una situación de asimetría persistente, que ya tenía lugar desde hace muchos años, donde las trazas de conectividad por fibra óptica no alcanzan, ni a todas las ciudades ni a todos los habitantes que viven al interior de las ciudades” explica Daniela Monje, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba y especialista en Políticas de Comunicación. Y agrega: “No solamente hay asimetría en términos de infraestructura, sino también en nivel de costos. En muchas ciudades de Argentina solo se cuenta con un proveedor, quedando la situación de conectividad y el precio del servicio en manos de ese proveedor. Y ni hablar que por el mismo servicio se cobran diferentes precios en distintos lugares del país”.   

También puede agregarse a estas situaciones de asimetría el aspecto socioeconómico si se tiene en cuenta que en el país los sectores con menores recursos son la mayoría y con las posibilidades de conectividad fija y las condiciones de acceso móvil estructuradas según los niveles de ingresos, poder acceder a Internet es realmente un privilegio.

RedVuelta, le brinda conectividad al barrio La Vuelta del Paraguayo en la ciudad de Santa Fe.

En este contexto es que entran las redes comunitarias de acceso a Internet. ¿Qué son? Según el Registro de Direcciones de Internet de América Latina y Caribe (LACNIC), se considera como redes comunitarias de acceso a Internet a aquellas construidas y operadas por ciudadanos de comunidades desatendidas que se organizan para conectar a su comuna, ciudad o pueblo y brindar recursos propios. Es decir, grupos independientes que buscan generar una situación más justa para los afectados por las asimetrías ya mencionadas.

“Las redes comunitarias transformamos la lógica del consumo que impera en el mercado por una nueva lógica basada en la participación y la comunicación democrática”, expresa Manuela González Ursi, miembro de Proyecto Comunidad, la organización social detrás de Atalaya Sur, una red comunitaria de Buenos Aires. Atalaya Sur tiene como propósito la apropiación popular de la tecnología, planteando tres líneas de acción articuladas: el armado de redes comunitarias para garantizar el acceso a internet, la generación de espacios de formación y capacitación en TIC y la creación de contenidos locales. Su experiencia más fuerte es en la Villa 20 de la Ciudad de Buenos Aires, donde la red comunitaria tiene hoy activos 14 puntos de acceso WIFI público y gratuito y una red domiciliaria que conecta a más 60 hogares.

Con la brecha digital totalmente expuesta a causa de la pandemia, el equipo de Atalaya Sur no se detuvo. “La pandemia y el aislamiento social preventivo y obligatorio impactaron de lleno en la villa y dejaron en evidencia la falta de políticas públicas por parte del Gobierno de la Ciudad, las deficiencias en infraestructura, la falta de agua en varias manzanas y, por supuesto, la falta de conectividad, recurso que se volvió imprescindible en este contexto. Es por ello que el trabajo de Atalaya Sur se mantuvo y el equipo técnico siguió realizando conexiones, incorporando protocolos acordes al cuidado y la prevención de los vecinos y vecinas” afirma González Ursi.

El Proyecto Atacama, en la Villa 20, es pionero de una organización social que brinda Internet comunitaria. 

Otro caso de red comunitaria es el de RedVuelta, que le brinda conectividad al barrio La Vuelta del Paraguayo en la ciudad de Santa Fe, compuesto por familias de pescadores. “Las razones que inspiraban el despliegue de una red de internet comunitaria estaban relacionadas con la necesidad manifiesta de lograr herramientas de comunicación para abordar situaciones de violencia de género, entre otras problemáticas detectadas y manifestadas por vecinos y vecinas de la comunidad del barrio. En ese sentido, se desarrollaron una serie de actividades de reflexión, visibilización y formación en torno a la comunicación y las redes comunitarias de internet”, detalla Bernardo Gaitán Otarán, integrante de RedVuelta.

Grupos como RedVuelta son más que necesarios en barrios como Vuelta del Paraguayo. “En general, los proveedores de internet dejan grandes zonas de vacancia -por desinterés comercial- tanto en lugares alejados como en los grandes conglomerados urbanos, así, el derecho a la comunicación queda dispensado a los caprichos del capitalismo. Según un informe del INDEC con datos del cuarto trimestre de 2019, en lo que denomina como Gran Santa Fe (aglomerado de 500 mil y más habitantes), el 86,8% de la población cuenta con acceso a Internet. La Vuelta del Paraguayo, que está en una zona de islas y limita con el Riacho Santa Fe, se encuentra en ese 13,2% careciente de acceso a una red fija que posibilite vincularse con servicios de información, comunicación, producción y transferencia de contenidos, que incluyen claro, la internet”, aclara Gaitán.

Un proyecto particular es el de AlterMundi, oriundo de Córdoba. AlterMundi no es una red comunitaria, sino una ONG cuyo objetivo principal es elaborar un conjunto de herramientas de software libre, documentación y hardware abierto que faciliten el despliegue de redes libres comunitarias de bajo costo y alto rendimiento. Por ejemplo, QuintanaLibre, red que conecta a más 70 familias en José de la Quintana, uno de los pueblos de la provincia cordobesa.

“Sentimos que era necesario pensar de manera organizada alternativas de telecomunicaciones comunitarias, asequibles y accesibles para personas sin conocimientos técnicos previos. Crear un proyecto sólido de apoyo, promoción, acompañamiento y defensa de redes comunitarias, hecho para y entre ellas mismas”, cuenta Jésica Giudice, co-fundadora de AlterMundi.    

Atalaya Sur, en la Villa 20, cuenta con 14 puntos de acceso WIFI público y gratuito.

Si bien estas organizaciones son de gran ayuda para que las personas en desventaja en cuanto a conectividad no queden desconectadas del mundo, la intervención por parte del Estado es necesaria. Para Giudice, la respuesta es simple. “Son las mismas comunidades las que tienen el impulso para desarrollar redes comunitarias. Y además pueden adaptar, más que nadie, la respuesta tecnológica y de logística a las necesidades y recursos locales. Claramente, lo único que necesitan muchas de las comunidades rurales, eternamente relegadas de la vida digital, es dinero”.    

Por su parte, Monje cree que la solución es un poco más compleja. “Sin dudas la opción para solucionar todo esto es una política pública de comunicaciones y telecomunicaciones que sea capaz de reunir todos los datos que ya hay en torno a la situación de infraestructura, conectividad, dispersión en el territorio, nivel socioeconómico, etc. A partir de esa información, generar mapas integrales que permitan una visión completa del territorio de los ciudadanos argentinos, en toda su asimetría y diversidad. Y en base a esos mapas, tomar decisiones diferenciadas y específicas según los sectores, según las urgencias y según las necesidades”, determinó.   

La organización no gubernamental AlterMundi coloca equipos en la provincia de Córdoba,

¿El viajar es un placer?

¿El viajar es un placer?

 

Desde finales de marzo, cuando el gobierno decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, el turismo ha sido una actividad inexistente en Argentina. Desde hoteles y restaurantes, hasta agencias de viajes y trabajadores, todo el sector trata de hacerle frente a la nueva realidad. Durante los primeros meses de cuarentena la mayoría de las empresas y prestadores turísticos se encontraron en una facturación de cero pesos y muchas tuvieron que cerrar. ¿Con qué expectativas se encuentran en octubre, mientras el gobierno asegura que habrá temporada de verano?

En Argentina, este sector es responsable del 10.3% del PBI y es la cuarta industria generadora de divisas. Brinda empleo directo e indirecto a miles de personas en diferentes rubros. «En el país existen aproximadamente 5.600 agencias de viajes y alrededor de un millón y medio de personas viven gracias al turismo»,  comenta Anabella Marino, licenciada en Turismo y titular de la agencia La Catrina Viajes, ubicada en la localidad de Belgrano.

 Las empresas del rubro tuvieron que cerrar sus oficinas a partir del 10 de marzo. Según lo establecido en la Resolución Oficial 125/2020, las agencias tenían que informar a los turistas con quienes tengan contratos con prestaciones pendientes los canales digitales de atención. A partir de estos hechos, se vieron obligados a sumergirse en una gran cantidad de cambios en su ámbito laboral, ya que desde sus casas tuvieron que asistir a los pasajeros que quedaron varados por todo el mundo, entre otros problemas.

Durante casi dos meses, las ventas fueron nulas. Casi todas las empresas empezaron a reducir gastos, renegociando costos de alquileres y anulando teléfonos fijos. “A principios de año, cuando comenzó la pandemia en Europa y Asia, postergamos todos los viajes a esas zonas. Y a partir del 10 de marzo empezamos a traer de vuelta a todos nuestros clientes ya que tipo efecto dominó cerraron en cuestión de días todos los aeropuertos del mundo hasta que el 17 de marzo cerró también Ezeiza. En medio de ese caos nos ayudamos mucho entre colegas, buscando soluciones para los pasajeros varados por el mundo. Este trabajo de titanes se hizo desde casa” expresa  Marino.

A partir de febrero, comenzaron las cancelaciones ya que por lo general en enero-febrero se empieza a vender la temporada de Europa. “Todo esto económicamente nos destruyó -comenta Natalia Provenzano, titular de la agencia de viajes Pronatour de la localidad de Castelar-. La gente al ver que Europa estaba explotada con el tema de la pandemia dejó de reservar o empezó a cancelar viajes que ya tenía señados durante el año, eso implicó devolver señas, lo que se podía o sino entregar vouchers por lo que la gente había pagado para que lo puedan usar durante el año que viene”.

En el país existen unas 5.600 agencias de viajes y alrededor de un millón y medio de personas viven gracias al turismo.

En el caso de las agencias del resto del país, muchas de ellas dependen de los turistas exclusivamente de Buenos Aires. Pero, como se sabe, el AMBA fue hasta hace poco la zona más afectada por el virus del COVID-19.

“Esto está parado desde marzo y no le vemos en el corto plazo solución, sobre todo mientras no desaparezca el virus de nuestro país. El 80% de nuestros clientes son precisamente de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, por lo tanto no existe la posibilidad de que a mediano plazo esa gente pueda venir acá sin contagiar. El virus viaja en avión, viaja en bus y viaja en auto”, cuenta Jesús Carrizo, dueño de la empresa catamarqueña Yokavil Turismo.

Por su parte, los guías de turismo son el eslabón más endeble de la actividad turística. La situación se agrava con una pandemia como la del coronavirus, que revela la precarización que atraviesan estos empleados.

Emilse Guglielmetti, guía de turismo temático en CABA para agencias de turismo educativo y para la Fundación Vida Silvestre (visitas guiadas en Reservas Naturales), revela que el salario que recibió durante los meses de confinamiento fue casi nulo. Los trabajadores freelance son convocados cuando se contrata o se gestiona con un colegio,  si  la institución no va, el empleado no recibe ningún tipo de ingreso: “El museo donde trabajo también necesita ese ingreso, ya que  recauda para cubrir gastos de infraestructura. Muchos de mis compañeros están en negro. A nivel personal tengo deuda por el Monotributo ya que no estoy trabajando. Existió un subsidio de APTUR (Auxilio Para Prestadores Turísticos) me postulé y como no tengo actividad de corrido durante los doce meses del año no fui aceptada”.

En Argentina, el turismo es responsable del 10.3% del PBI y es la cuarta industria generadora de divisas.

A pesar de la crisis económica, el sector prepara un protocolo para cuando se vuelvan a reactivar las visitas guiadas en los diferentes puntos del país. El Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación difundió un anexo del Protocolo COVID-19 destinado a guías de turismo, con el objetivo de hacerle frente a la situación actual y ayudar a la recuperación de la actividad, estableciendo criterios de prevención sanitaria a nivel nacional. Entre otros puntos, plantea no entregar material impreso, coordinar las visitas para evitar aglomeraciones y establecer las paradas técnicas en lugares relevados con anticipación en cuanto a sus condiciones higiénicas. Por su parte, el gobierno bonaerense confirmó pocos días atrás que se podrá ir a veranear a la Costa Atlántica sin que haya que presentar exámenes médicos.

“Hay que reflexionar y actuar, de que esto nos sirvió para darnos cuenta todo lo que está mal en nuestro país, que tanto amamos, en varias áreas no solo en turismo. Y cómo una pandemia como la que estamos viviendo nos deja en ruinas, sobreviviendo, como se puede”, agrega Lorena Ibañez, guía de turismo nacional de la empresa Aprenditur Turismo Didáctico, con sede en la Ciudad de Buenos Aires.

Aunque hay más dudas que certezas sobre la fecha de apertura, ya se piensa en las medidas de prevención para cuando se reactive la actividad. Se basa en contar con un protocolo estricto en los ámbitos laborales: tener un control por reserva, grupos de cantidad reducida, visitas autoguiadas, atención desde una vitrina, restaurantes al aire libre y que las personas lleven consigo sus elementos de desinfección, entre otras pautas.

Tatiana Baez, licenciada en Turismo y Hotelería,  explica: “Va a ser difícil ya que uno de los principales roles de los empleados turísticos es la hospitalidad y contacto con el huésped, pero ambos tendremos que adaptarnos a la nueva modalidad para cuidarnos. Realmente es un desafío por la magnitud que tiene el virus, esperemos se puedan realizar viajes con un comportamiento responsable de ambas partes y así ayudar a que el turismo pueda levantarse nuevamente, pero se estima que las empresas van a poder acomodarse económicamente recién a fines de 2021”.

España busca saldar sus deudas con la memoria

España busca saldar sus deudas con la memoria

El régimen dictatorial de Francisco Franco detentó el poder español desde 1936 hasta 1977. Fueron 41 años de alzamiento contra las instituciones democráticas, de planificación de exterminio político mediante la tortura, la desaparición forzada de personas y el asesinato. Durante estos años se legalizó el secuestro, la apropiación de menores y la utilización de fuerza de trabajo esclavo a los presos políticos. Aún hay 114.000 españoles que permanecen desaparecidos y sin ser identificados. 

El mes pasado se presentó en España el anteproyecto de una nueva Ley de Memoria Democrática, todavía en tramitación y a la espera de ser aprobado por el Consejo de Ministros y el Congreso de Diputados. En él se recogen algunos vestigios de la anterior Ley de Memoria Histórica de 2007, aunque con un intento más ambicioso de poner en práctica, finalmente, el derecho a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición. “La del 2007 fue la primera Ley de Memoria en democracia en España tras una guerra civil de tres años, una dictadura de cuarenta y una transición a la democracia donde no hubo depuración de los órganos represivos, y donde además se practicaron de forma muy desigual algunos derechos fundamentales como el de poder encontrar a los desaparecidos y poder darles un entierro digno”, afirma Manuela Bergerot, asesora en el Grupo Municipal de Más Madrid y ciudadana española desde que ese país la acogió junto a sus padres, escapando de otra dictadura, la argentina.. Destaca que las únicas políticas de memoria, a lo largo de estos años, fueron las del bando vencedor, responsables de escribir la historia oficial mediante la tergiversación de un relato que al día de hoy sigue impidiendo la conexión de las nuevas generaciones con los valores democráticos. En sus calles, Madrid sigue atestada por el franquismo: “Todos los símbolos callejeros, las estatuas y las esculturas que conforman nuestro espacio público hablan de lo mismo. No han necesitado encerrarlo en un museo porque en España las calles están llenas de placas a los caídos por la Gracia de Dios, que son todos los del bando franquista. Y eso es lo que ha ido conformando la identidad colectiva del pueblo. Hubo una naturalización del franquismo a través de esos símbolos”. 

El rol de movimiento memorialista y de sus respectivas asociaciones fueron fundamentales para el impulso de esta nueva ley que incluye también cuestiones como la realización de un censo oficial de víctimas y la exhumación de más de 20.000 cuerpos (hasta el momento realizadas gracias a la iniciativa de los familiares de las víctimas), la ilegalización de asociaciones de apología al franquismo que siguen vigentes y medidas educativas hasta el momento inexistentes. “Lo poco que se ha avanzado -dice Bergerot- ha sido gracias a estas asociaciones, que han estado totalmente desamparados por todos los gobiernos, incluso por los progresistas”.

Ascención Mendieta, una anciana de 91 años, logró recuperar los restos de su padre fusilado en 1939.

 Desde estas asociaciones se ha logrado también iniciar la primera y única querella contra los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el franquismo, abierta en la Argentina hace ya 10 años: “ Es el único proceso judicial al día de hoy que está en fase de investigación, donde ha habido imputaciones, ha habido toma de declaración a los responsables. Las víctimas de España han tenido que viajar 10.000 km para ser escuchadas en una sede judicial argentina. Eso ha movilizado mucho y ha hecho entender que esto es una cuestión de Derechos Humanos. Esta Ley de Memoria Democrática está fundamentada con esas bases”

La querella argentina no sólo logró valores positivos a nivel judicial como la declaración de las víctimas, la apertura de investigaciones, y la exhumación de varias fosas como la del paradigmático caso del padre de Ascención Mendieta. Hasta una mujer de 89 años vino a declarar a la Argentina ante la jueza que lleva adelante este caso, Servini de Cubría. 

La querella también logró imponer el debate en la agenda mediática y política, e instaló un marco diferente al que venía previamente dado desde una derecha que lo presentaba como una cuestión de revanchismo y de revictimización continua de las víctimas. “La querella argentina, junto con los informes de los relatores del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, están diciendo: son derechos fundamentales desatendidos. Y si hay personas que necesitan que se garanticen unos derechos, hay otras que tienen unos deberes. Y ese es el rol del Estado”, afirma Bergerot

La querella argentina sigue avanzando en la toma de declaraciones a los imputados. Desde hace un mes, se lo está realizando con Rodolfo Martín Villa, quien fue ministro de Franco y está imputado hoy por varias causas. Una de ellas fue por dar la orden de la matanza de varios trabajadores en Victoria, el 3 de marzo de 1976, mientras estaban haciendo una huelga. Los encerraron en una iglesia y fueron masacrados. Las pruebas son contundentes y Servini de Cubría mandó a tomar declaración a Villa hace aproximadamente cinco años. A los 86 años, tuvo que presentarse finalmente en la Embajada argentina en España y prestar declaración a través de Zoom al juzgado Nº 1 de Buenos Aires. Esta querella, según Bergerot “ha tenido el poder de poner en evidencia el poder multiplicador de la memoria. Se siguen presentado denuncias, y hay todavía mucha gente que está esperando poder prestar declaración”. 

Manuela Bergerot se exilió en España cuando tenía dos años y hoy es activista por la memoria, la verdad y la justicia.

Otro punto fundamental en este nuevo proyecto es la reforma de la Ley de Amnistía de 1978, que impidió durante muchos años juzgar los delitos durante esa época. “Es el equivalente a la Ley de Punto Final o de Obediencia Debida de Argentina. Tienes que darle herramientas a los fiscales, porque si no seguirá ocurriendo como hasta ahora, que todas las querellas o denuncias presentadas a juzgados territoriales españoles, son denegadas porque se parapetan en esa norma”, describe Bergerot

Si bien durante la transición de la dictadura a la democracia estas medidas fueron las únicas posibles, el contexto actual es completamente distinto: los espacios políticos progresistas como Más Madrid denuncian la insuficiencia de esta ley. Las nuevas generaciones ven coartados sus derechos fundamentales cuando siguen anclados a una ley de 1978 que no contempla dichas garantías.

Hasta el momento, tampoco ha existido en España una política estatal que promoviera investigaciones científicas sobre todas las tipologías de víctimas que produjo la Guerra Civil y la dictadura. Las cifras dadas al día de hoy son gracias al trabajo de estos colectivos de derechos humanos: existen 114.226 personas en el país que permanecen desde entonces en fosas comunes. Pero recientemente se conoció en España que por primera vez el gobierno de Pedro Sánchez está desarrollando un plan de exhumaciones liderado por el médico forense Paco Echevarría. Bergerot afirma que “es la primera vez que el gobierno se va a hacer cargo en democracia de unas exhumaciones con respaldo científico. Y esa investigación pone sobre la mesa que a día de hoy quedan 20.000 mujeres y hombres en fosas comunes. Si se han hecho exhumaciones en los últimos 20 años, fue gracias a organizaciones como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica”.  

Hay 114.226 españoles enterrados en en fosas comunes.

Además, la falta de respaldo científico imposibilita la investigación del plan sistemático diseñado por el psiquiatra Vallejo-Nágera sobre el robo de bebés durante esos años. Hasta 1952, las estimaciones dan a conocer una cifra de 30.000 bebés robados a mujeres víctimas de estos crímenes. “Imagina todas esas genealogías familiares que están sustentadas sobre una mentira -sigue Bergerot-. Cuántos adultos, que además han ido a su vez teniendo hijos, no conocen su verdadera identidad. Son tantos que podríamos escribir casi la historia de España. Y por eso hay tanto miedo”. El desconocimiento y el negacionismo a lo largo de los años tiene que ver también con las decisiones educativas y culturales fuertemente arraigadas en la sociedad: “Esa generación viene directamente de haber sufrido la pedagogía de la sangre, con un Estado que se encargó de sembrar cada pueblo de España con una fosa común. El mensaje que está mandando ahí es terrible. Y eso se hereda. No ha habido olvido, lo que ha habido es silencio y miedo. Hay varias generaciones que están atravesadas por el miedo. Las siguientes generaciones, los hijos de aquellas mujeres y hombres que vivieron en primera persona cómo fusilaban a sus padres y a sus madres y eran enterrados en fosas comunes, lo vivieron también desde el silencio. Y uno nunca puede olvidar lo que nunca se le ha transmitido”.

 La necesidad de memoria, verdad y justicia no es sólo fundamental para las víctimas y sus familiares, sino también para las generaciones venideras. La comprensión de la historia es clave para garantizar que estos hechos no se repitan nunca más. Manuela Bergerot  ilustra como ejemplo a su hijo Mateo, quien durante la escuela primaria aprendió en los libros de texto de Historia, lo que ella misma y todos los españoles aprendieron siempre: “Recuerdo que una de las cosas más graves que cuentan es que no existía el derecho a la reunión, al sindicalismo, que había tarjetas de racionamiento de los alimentos. No se habla de las fosas. De repente hay una guerra civil en la que se matan entre dos bandos, no se habla nunca de un golpe militar, no se habla de una sublevación de un ejército que da un golpe contra una democracia que era la de la Segunda República. En los libros de texto además se les enseña sobre lo ocurrido en la Alemania nazi con los campos de concentración, hay una gran sensibilización, una empatía muy grande hacia ese caso. Lo que no saben los españoles es que Franco abrió 297 campos de concentración en España. Puedes salir a la calle y preguntarle a la gente, que la gran mayoría no tiene absolutamente ni idea”.

La promulgación de esta ley, que se prevé para el verano de 2021, es decisiva para poder abordar definitivamente esta cuestión pendiente que España tiene con las víctimas de la guerra y la dictadura, como así también para que las generaciones futuras puedan acceder al derecho a la verdad y puedan conectar con toda la tradición de las luchas y las historias de vida, de los avances por los derechos y las libertades. Conectarlos con estos sucesos de la historia es dotarlos de recursos para luchar para que nunca más exista el terrorismo de Estado. “Creo que es un acto de responsabilidad cerrar filas para que esto sea efectivo porque si no, no sólo va a haber mujeres y hombres que ya nunca más vean reparados esos derechos, sino que nuestra convivencia va a ser imposibilitada. Creo que con el auge del fascismo, las políticas de memoria son sobre todo la construcción de una convivencia que, cuando hay una desigualdad en origen tan grande, es imposible que haya una cultura de paz, una cultura por la convivencia”, finaliza Bergerot.

La batalla será televisada

La batalla será televisada

Cuando empezó  2020, los calendarios del freestyle proyectaban competencias para rato. Sin embargo, la llegada del Covid-19 al país y la implementación de la cuarentena provocaron un cambio de planes. Los torneos más importantes del mundo improvisado tuvieron que ajustarse a las nuevas condiciones y retomaron en esta segunda mitad del año de forma virtual.

La Freestyle Master Series (FMS), una de las competencias más importantes del rubro, se lleva a cabo en varios países de habla hispana. Nació originalmente en España y se fue expandiendo por Latinoamérica: Argentina, Chile, Perú y México. El torneo enfrenta a diez competidores de cada país y luego, los cuatro mejores llegan a un cruce internacional.

Hasta  2019, cada encuentro se realizaba con público presente, como en cualquier recital de música. De hecho, la concurrencia participaba en las decisiones del jurado y aclamaba con gritos los versos y rimas. A lo largo de los años y los encuentros, el vínculo entre los competidores y la audiencia se convirtió en un círculo vicioso para ver quién gritaba más fuerte. Pero este año, “una de las bajas es el público. Y eso tiene una cuota muy grande, más el público argentino que tiene mucha energía. Obviamente va a influir en la parte del show, pero también creo que el espíritu principal de la batalla de freestyle está dentro de los competidores”, reflexiona Misionero, un rapero oriundo de Posadas que se está desempeñando como host durante la FMS Argentina de 2020.

Los artistas del rap improvisado pueden desarrollar distintos roles en la competencia: los más experimentados suelen ser jurados, de forma que tienen que evaluar rimas, contenido, tiempos y diversas cuestiones técnicas, bajo un sistema de puntos. Los competidores son quienes se paran sobre el escenario para seguir las consignas del enfrentamiento, que van variando los niveles de dificultad a medida que avanza el torneo. Además, deben seguir el ritmo de la pista que presenta el DJ: Rodrigo Zone Andrada es el beatmaker oficial de esta temporada. Y finalmente, las competencias están conducidas por un host, quien se encarga de presentar a los participantes y alentar al público.

Wolf y Sub en plena batalla.

El sábado 29 de agosto comenzó oficialmente la FMS Argentina de forma televisada y sin público. Misionero se presentó en conferencia de prensa, junto con Stuart y Mecha, freestylers y competidores de la edición 2020. Los tres se mostraban con grandes expectativas respecto a la nueva modalidad. “El hecho de sacarle el público transformó el producto que vendemos como algo mas cerrado, más selectivo. Ya no estamos vendiendo arcoíris para que los nenes lo compren, ahora tenemos que convencer a otros nueve raperos y a cinco jurados que saben bocha. Esto va a hacer que nuestra propia búsqueda a la hora de desarrollar una rima sea mucho más autocrítica y real”, decía Mecha, un joven rapero cordobés que compite por primera vez en FMS a nivel nacional.

Para la conferencia de prensa de FMS Chile, que comenzó el 15 de agosto, la nueva modalidad sin público también fue un tema que dio que hablar. Acertijo, uno de los competidores, comentó: “Va a ser distinto, la energía y la adrenalina que entrega el publico es bastante alta. Sin embargo, sé que nosotros rapeamos mucho mejor en privado que en el escenario. Entonces, las batallas pueden llegar a ser mucho mejores. Quizás van a ser menos espectaculares pero pueden llegar a ser mejores en términos de estilo, de referencias”.

“Creo que la pandemia nos llevó a todos a replantearnos muchísimas cosas y aceleró un montón de procesos que eran inevitables. Este formato televisivo de batalla en algún momento iba a llegar. Que seamos capaces de adaptarnos tan rápido a pesar de las adversidades es una característica de la cultura hip-hop que nos ha jugado a favor. Y tengo fe de que esta nueva etapa, con batallas sin público y televisadas, va a ser un nuevo aporte al crecimiento de esta cultura, para abarcar público más amplio y profesionalizar la disciplina”, reflexiona SEO2, rapero que hace de host este año en la edición chilena. Todos los enfrentamientos de FMS pueden verse en vivo por el canal de Youtube de Urban Roosters.

Pero la FMS no es el único circuito dedicado al freestyle. El 21 de noviembre se realizará la final nacional de la Red Bull Batalla de Gallos 2020 en Argentina. A este encuentro llegan 16 competidores, 13 seleccionados por una convocatoria virtual que se realizó a fines de mayo. Este año tomó particular notoriedad porque muchos freestylers retirados del circuito de competencias, como Papo, Acru y Tata, decidieron volver a competir, probablemente impulsados por la falta de tours y presentaciones musicales. Los tres mejores del año pasado clasifican automáticamente pero Trueno, campeón 2019, dejó su puesto vacante.

MKS en acción.

El ganador de la final nacional pasará a la competencia internacional contra los campeones de otros 10 países y los tres mejores del año pasado. En el año 2018, Wos, un freestyler argentino, se coronó campeón mundial de la Batalla de Gallos. Él y Trueno son hasta ahora los únicos dos argentinos que llegaron a este punto. Posteriormente ambos decidieron retirarse de las competencias y dedicarse a la música.

Antes de que FMS y Red Bull profesionalizaran las competencias en el país, los raperos se juntaban en el Parque Rivadavia, en la zona de Caballito. Allí nació El Quinto Escalón. Si bien comenzó como una competencia de plaza, su éxito llevó a que en el 2017 se hiciera la final de este torneo en el Estado Malvinas Argentinas, con casi diez mil personas presentes. En este circuito nacieron grandes artistas actuales como Duki, Paulo Londra y Wos.

El público ha estado presente en cada uno de los pasos del Freestyle en Argentina y este año sigue acompañando virtualmente. Quedó demostrado en los streamings y la actividad en redes sociales. El período de inactividad llevó a los artistas del género a probar nuevas plataformas para contactar con sus seguidores y ellos respondieron gratamente. Los reyes de la improvisación probaron que saben adaptarse a las adversidades: “Demuestra que podemos estar vivos como freestyle”, concluye Jokker, otro competidor chileno.