Por Ludmila Ferrer
Fotografía: Camila Alonso Suarez

Diana Marre es Doctora en Antropología Social y Cultural y lleva adelante una investigación sobre apropiaciones de niños desde la dictadura española de Francisco Franco -de cuyo inicio se cumplieron ayer 77 años- hasta 1995, momento en el que se comienza a permitir la adopción internacional en España. Se trata de un macabro caso espejo a lo ocurrido en nuestro país durante la última dictadura cívico   militar.

Nacida en Bahía Blanca, Marre se formó en Historia en la Universidad Nacional de La Pampa. Se fue a vivir España en 1994 y se doctoró en en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde hoy da clases y participa de AFIN, un grupo de investigación dedicado al estudio de adopciones, familias e infancia.

¿Cómo son las apropiaciones de niños en España?

Primero están los casos de los hijos de los republicanos que fueron enviados al exterior por sus padres para protegerlos de la guerra. Durante la dictadura, Franco se propuso recuperarlos, especialmente a aquellos que habían sido enviados a Moscú. Logra traer a 30.900, según un documento de La Falange, pero no a los que estaban en la Unión Soviética. Después están los casos en los que mujeres de clase alta daban alojo a embarazadas solteras para luego quedarse con el bebé y vendérselo a otra familia. Y por último se encuentran los robos de bebés en clínicas ginecológicas. Cuando empezó a usarse el parto sin dolor, se aprovechaba que la madre quedaba inconsciente en ese último pujo para robarle a su bebé y después decirle que había nacido muerto. También hay casos en los que se trataba de un embarazo de mellizos y se quedaron con uno. De estos robos no hay un número exacto. Creo que lo que empezó siendo una medida de “higienismo”, eso de sacarle un niño a una familia humilde, se transformó en un negocio.

¿Cómo es que diste con este tema?

Siempre me preguntan si llegué a este tema por la dictadura argentina y no, nada que ver. Yo llegué por el lado de estudiar las adopciones internacionales en España, que es mi especialidad. El primer caso con el que me encontré fue el de dos chicos de treinta y pico de años de Barcelona. Ambos habían sido comprados por sus padres a unas monjas en Zaragoza. El padre de uno de ellos, en su lecho de muerte, le dice a su hijo: “¿Te acuerdas de que cuando ustedes eran pequeños íbamos todos los veranos a Zaragoza? Era porque íbamos a pagar las cuotas a las monjas”. Este chico se lo dice a su amigo, que es el que fundó una de las primeras asociaciones de niños apropiados en España, la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (ANADIR). Es una de las que más movilizadas están. Hay varios programas de televisión en los que él aparece y transmite esa sensación que tiene de haber sido comprado como un objeto.

¿Cómo se dan a conocer estos casos?

En 1982 salió una publicación de la revista Interviú con fotografías de una clínica en la que robaban bebés. La más impresionante es la de un bebé en una heladera. Lo mostraban cuando los padres querían ver a su niño una vez que los médicos les dijeron que había nacido muerto. A todos les mostraban el mismo bebé. Pero no pasó nada después de este artículo. El tema quizás se trata en algún programa de televisión, pero muy tarde. Recién en estos últimos cinco o seis años empezó a aparecer una enorme cantidad de gente. El 3 de abril del año pasado las agrupaciones de víctimas hicieron movilizaciones en distintas ciudades de España.

¿Por qué pensás que empiezan a hacerse ver recién ahora?

Creo que se empezó a relajar ese sistema de secreto y miedo. Es gente que no ha nacido en la dictadura, esos miedos al franquismo les quedan muy lejos. Y luego creo que la adopción internacional normalizó la idea de que se pueden tener hijos de otra manera, al igual que con la reproducción asistida.

¿Qué agrupaciones de derechos humanos tratan el tema en España?

De derechos humanos como tal, no. No se plantea como un tema de derechos humanos, sino como un tema de víctimas de apropiaciones indebidas, desapariciones forzadas, depende el criterio. Mayoritariamente son hijos que sospechan que son apropiados, o hermanos y hermanas o padres y madres. Las que menos han aparecido son las madres solas por la sanción moral que puede haber. Si una mujer tuvo una hija de una relación con un señor casado, la dio en adopción y luego se casó y tuvo hijos, esto se lo lleva a la tumba porque es poner en cuestión su honor, su reputación, la de sus hijos.

¿No hay un equivalente a Madres de Plaza de Mayo, entonces?

Existe “Madres de la Plaza Saint Jaume de Barcelona” pero como nombre de agrupación. Aquellas madres a las que les dijeron que sus bebés habían nacido muertos sí que están. Las que están invisibilizadas son las solteras. Hay 24 agrupaciones, pero todas tienen matices, cosas en las que desacuerdan. Están “SOS Bebés robados” con filiales en muchas ciudades del país y “Todos los niños robados son también mis niños”, además de ANADIR, que ya mencionamos.

¿Tienen alguna relación con las agrupaciones de derechos humanos argentinas?

“Madres de la Plaza Saint Jaume” está claramente inspirada en las de Argentina. “Todos los niños robados son también mis niños” tiene mucha relación con toda la tradición argentina. Todas las agrupaciones de víctimas que están integradas en la querella argentina, que no son las 24 que hay a nivel nacional, están muy vinculados.

¿Qué es la querella argentina?

Es una querella que lleva adelante la jueza María Servini de Cubría por delitos de lesa humanidad contra determinadas personas en España. Apropiación de niños pero también desapariciones, tortura, fosas comunes…

¿El Estado español ha hecho algo sobre estos casos?

En el gobierno de Rodríguez Zapatero sancionaron una Ley de Memoria Histórica que iba a ayudar en diversas cuestiones como el mapeo y apertura de fosas comunes, la supresión de los símbolos franquistas y la búsqueda de los niños, banco de ADN y demás. Esto empezó a funcionar, se abrieron algunas fosas, pero el gobierno cayó, tomó las riendas el Partido Popular y el vínculo entre ellos y el franquismo es muy directo. Imagínate de Fraga Iribarne, que era presidente de Galicia, fue ministro de Franco. Es una continuidad muy clara. Una de las personas de las que Servini pidió la extradición era el suegro del Ministro de Justicia Ruiz Gallardón. El franquismo ha perdido el complejo y hoy día se ve cómo celebran el día en que Franco hizo no sé qué. Eso en Argentina es impensable. Además con la amnistía del ’77 se dificulta que una causa prospere.

Pero estamos hablando de delitos de lesa humanidad.

Hubo un caso de una niña en Barcelona, pero como apareció no hubo juicio. Además está prescrito todo, no se lo considera delito de lesa humanidad. También está inscrito en esta continuidad según la cual se acepta que había gente que no quería tener a esos hijos, que a esos niños les convenía estar con esas familias, se acepta que era un rescate de niños de familias humildes.

Eso va en contra de los tratados internacionales. ¿España no está suscrita?

¡A todos! Hay una cierta protección de Europa. En la época de Videla o de los dictadores africanos estaba toda Europa escandalizada por lo que pasaba. Aquí el Consejo de las Naciones Unidas da informes, pero no hay ningún tipo de sanción, no se plantea. Hasta ahora no ha habido condenados.

¿Pero no se inició ningún proceso judicial?

Hubo uno por una apropiación de una chica. La imputada era Sor María Gómez Valbuena, que trabajaba en la clínica Santa Cristina de Madrid. Pero resulta que la monja se murió y nunca se vio el cadáver. Todos pensamos que la sacaron de circulación, cosa que la Iglesia puede hacer porque nadie puede meterse en los territorios de eclesiásticos.

¿Con el papado de Francisco hubo algún cambio?

Sí. Las figuras más duras de la Iglesia como Rouco Varela, que era el arzobispo de Madrid, fue destituido ni bien subió el Papa. Han prosperado denuncias de abuso sexual, que antes no prosperaba ninguna. El Papa ha llamado personalmente a personas que han sufrido abusos. Hay cambios. En un momento el Papa dijo que iba a abrir los archivos del Vaticano sobre la dictadura argentina, así que esperamos que abra también los españoles. La Iglesia todavía es muy potente en España.

En Argentina hablamos de casos de restitución de la identidad, ¿en España hablan de búsquedas de identidad?

Yo creo que buscan, sobre todo, información. Recuperar una identidad casi nunca, que yo sepa. Hay casos en los que se intentó una recuperación, a veces ha andado bien, pero siempre es como una familia lejana. Después conozco un caso muy reciente de un chico nacido en los ochenta que ha luchado 15 años para recuperar su apellido biológico porque fue dado mal en adopción y no lo ha logrado.

La ley de Memoria Histórica, ¿llegó a crear algún equivalente a nuestro Banco Nacional de Datos Genéticos para determinar la filiación?

No. Hay diversos bancos privados. Ese es el problema, que no hay un banco central.

Entonces las personas tienen que peregrinar por los bancos para hacerse el ADN.

Exactamente. Hubo un banco al que iba mucha gente, pero eso no necesariamente resultó. La dueña de ese banco es Rosario de Cospedal García, hermana de la actual secretaria general del Partido Popular. Yo creo que mucha gente no siguió con los exámenes por las incertezas, porque les daban la respuesta de un banco y después tenían que ir a otros.

Antes hablabas de la amnistía, ¿no está cuestionada por las agrupaciones de víctimas o por algún sector político?

La amnistía como tal nadie se la cuestiona. Para cambiarla dicen que tendrían que modificar la Constitución y eso implicaría revisar cosas como las autonomías o la monarquía. Hay una idea de pacto del olvido, que nada se revisa porque ha quedado, de alguna manera, resuelto. También está el tema de que cuestionar lo que ha sucedido antes para algunos implicaría poner en peligro la seguridad nacional. La Guerra Civil se acalló, pero no se discutió. Entonces está el miedo de que estalle algo que vuelva a enfrentarnos.

 

Actualizada 19/07/2016