Abr 10, 2019 | Novedades, Trabajo

Los 450 despedidos llenaron de colchones la sede de Palermo Soho.
Entre los bares y restaurantes de Palermo Soho, en Gurruchaga al 1776, se encuentra la base de PedidosYa, la sede logística de la compañía online de envíos de comida, ocupada desde el 26 de febrero por sus trabajadores que denuncian el despido de 450 empleados. El cartel de la fachada ahora dice “despidos ya” y, en la vereda, hay un grupo de repartidores sentados en las sillas de plástico de la empresa. A un costado, tienen una garrafa con mechero para cocinar. Luna, trabajadora despedida, revuelve el guiso en una olla y les sirve en bandejitas descartables a dos vecinos en situación de calle. Las ollas populares se organizan todos los días.
“La decisión de la toma fue súper espontánea -dice Luna-. Estábamos todos concentrados en la calle porque nos habían despedido y no sabíamos por qué. Nos bloquearon en la aplicación sin notificación previa. Pedíamos que saliera a hablar un coordinador, y nada. Estaban las puertas cerradas, pero un venezolano logró entrar y con él entramos todos. Hicimos una asamblea y dijimos: ´Nos quedamos acá hasta que nos den una respuesta´. Entonces, los dos coordinadores desaparecieron por la escalerita de la terraza.”
La respuesta nunca llegó y lo que empezó como un acampe se convirtió en una ocupación pacífica que ya lleva más de un mes. Hubo tres conciliaciones fracasadas y la posibilidad de desalojo está latente. “A veces vienen de la fiscalía y todas las noches aparece un patrullero que se queda un rato en la puerta”, cuenta Néstor, repartidor despedido y bombero voluntario que sigue vistiendo la chomba y campera rojas de PedidosYa.

Los trabajadores despedidos denuncian precarización laboral y el abuso ante las necesidades laborales de los inmigrantes.
La empresa, nacida en Uruguay hace diez años y vendida en 2014 a la compañía alemana Delivery Hero, dejó un guardia privado al cuidado de los bienes de la sede que se mantiene casi intacta. Permanece la extensa fila de estanterías con las grandes mochilas rojas y cuadradas que se usaban para hacer los envíos. Hoy, los que continúan trabajando en PedidosYa son los monotributistas que alquilan la mochila y se la llevan a sus casas. En las paredes siguen pegados carteles con instrucciones: “Toda persona que se lleve la bicicleta con la numeración que no le corresponde va ser amonestada”, advierte un letrero. La gran diferencia con un mes atrás es que ahora, en el piso, hay varios colchones desparramados y los repartidores pueden usar el baño y las duchas. Antes, eran de uso exclusivo para los coordinadores.
Los trabajadores nucleados en la Asociación Sindical de Motociclistas, Mensajeros y Servicios (A.Si.M.M) consideran que la fecha elegida para el despido masivo no fue aleatoria, sino que tuvo lugar 48 horas antes de la primera votación de delegados. También, denuncian que el objetivo es reemplazar a los trabajadores en blanco por monotributistas, ya que la compañía no se declaró en quiebra.
“Se aprovechan de los extranjeros para esclavizarlos”, explica Josué, inmigrante venezolano y repartidor despedido sin causa. No cobró indemnización, ni aguinaldo, ni vacaciones. “La empresa no pone plata, eso es lo terrible. Tienen un sistema en el que el envío sale 55 pesos, de los cuales 40 los paga el cliente y 15 el restaurante”, dice Luna.

Los despedidos subsisten vendiendo alfajores caseros y alimentándose de ollas populares.
Por su parte, la compañía -que opera en nueve países de Latinoamérica- emitió un comunicado oficial refiriéndose: “Con el objetivo de mejorar la calidad de su servicio, el 25 de febrero de 2019, PedidosYa realizó una reestructuración que conllevó la desvinculación de 401 puestos de trabajo debido al incumplimiento de las tareas de ciertos repartidores y, además, una adecuación a los flujos de demanda de pedidos en la Ciudad de Buenos Aires”. También, la compañía argumenta que está en competencia desleal porque las otras dos aplicaciones de envíos más importantes del país, Rappi y Glovo, no tienen trabajadores en relación de dependencia.
Regular las plataformas virtuales para evitar la precarización de sus trabajadores parece impostergable. Estas empresas impulsan un nuevo modelo llamado economía colaborativa que consiste en conectar al cliente con el vendedor a través de una aplicación. Pero, en el medio, están los trabajadores que son atraídos por el eslogan “sé tu propio jefe” cuando, en realidad, hay una relación de dependencia encubierta. Según el artículo 14 de la Ley de Contrato de Trabajo se trata de una situación de fraude laboral, ya que los repartidores monotributistas ofrecen una prestación continua bajo la dirección del empleador, cumplen horarios y pueden ser sancionados o despedidos.
“Sos tu propio explotador más que tu propio jefe”, coinciden los trabajadores y amplían: “En PedidosYa, si tardás más de 20 minutos en llevar el desayuno no cobrás. Hay que pedalear, y lo más rápido posible”.
El crecimiento de las aplicaciones de envíos se debe a la evolución tecnológica y a la demanda de la gente que quiere cumplir el sueño de comprar cualquier cosa sin moverse de su casa. Sin embargo, también se nutre del desempleo; la necesidad de los inmigrantes; la insuficiente regulación estatal; la falta de infraestructura de transporte público; y el caos del tránsito.
“La empresa te dice ´sos mi socio´”, pero después uno está todo el día pedaleando en la calle solo, con una aplicación que te rompe la cabeza y el cliente ni te saluda. No sos nadie en la calle. Corrés riesgos de tener un accidente, de que te roben, o que te puteen”, expone Luna y añade: “El desgaste físico es tremendo. Pedaleás más que un atleta olímpico y tenés que lidiar con la calle”.
Para sostener la toma, los empleados implementaron distintas medidas, como crear una comisión interna de trabajadores despedidos que se reúne tres veces por semana. Además, venden empanadas y alfajorcitos de maicena hechos por ellos y ofrecen el servicio de reparación de bicicletas.
Por otro lado, buscan que los clientes tomen conciencia. Por eso, hicieron volanteadas por el barrio y realizaron tres intervenciones a restaurantes. Estas consisten en solicitar el bloqueo del posnet de PedidosYa por 30 minutos. “Si el gerente del restaurante no se solidariza, tratamos de convencer a los cadetes para que paren. Es difícil, porque los chicos necesitan la plata para comer o tienen miedo que los pongan en pausa”, detalla Néstor.
Estar pausado es la peor sanción para el repartidor. En un principio, las pausas las pedía el trabajador cuando, por ejemplo, necesitaba arreglar la cadena de la bicicleta. Pero después, la aplicación empezó a otorgar pausas de media hora aleatoriamente. Otro de los cambios fue que los repartidores dejaron de trabajar con horarios y zonas definidas. Tampoco sabían cuánto iban a cobrar a fin de mes. “Yo trabajaba ocho horas con mi bici y cobraba 16.000 pesos por mes. Pero sin motivos un mes me descontaron 3.000”, precisa Luna.
Frente a esas irregularidades, los trabajadores intentaron reclamar, pero fue imposible. Por teléfono hablaban con una operadora automática y en la sede ningún coordinador los atendía. Como los reclamos crecían, la empresa elaboró un sistema de turnos a largo plazo que no resolvía las necesidades inmediatas de los repartidores.
Ahora, los trabajadores esperan que se dicte la conciliación obligatoria y denuncian que se está empleando una estrategia dilatoria: “La empresa piensa que nos vamos a desgastar, pero nos ayudan a organizarnos cada vez más.”
Luchan por tres objetivos: la reincorporación de los despedidos, el aumento salarial que estipula la paritaria y el blanqueo de los monotributistas. Mientras la aplicación sigue anunciado “hacé tu pedido”, el conflicto en la base de Palermo Soho continúa.
Abr 10, 2019 | Comunidad, Novedades, Vidas políticas

Juan Grabois encabezó el gondolazo.
Distintas organizaciones sociales, como la CTEP, Patria Grande y el Frente Popular Darío Santillán, presentaron el pasado lunes 8 un proyecto de Ley de Góndolas. En un momento económico caracterizado por los importantes aumentos inflacionarios y caracterizado por el aumento de la pobreza, la Plaza de los dos Congresos se pobló de changos sin mercadería.
Jonatan Rondan, militante del Frente Popular Darío Santillán, expresó la situación de impotencia que vive el sector de la economía popular ya que no puede ingresar sus productos al circuito comercial masivo. «Los monopolios de las empresas alimenticias, con complicidad de los supermercadistas y la falta de políticas públicas, que regulen el sector, son los responsables de esta realidad», afirma.
“Tenemos que recurrir a los bolsones de comida que nos da Desarrollo Social para seguir comiendo a lo largo del mes y los últimos días no cenamos –continuó-. Lo que producimos, no tenemos cómo venderlo, recurrimos a locales chicos del barrio y al MECOPO (Mercado de Consumo Popular), que tiene 15 puntos de venta. Pero así y todo, no llegamos. No queremos más los planes sociales, queremos trabajar, producir y comercializar nuestros productos. Eso es lo que nos dignifica.”
Eva Verde, dirigente de MECOPO, declaró que ellos se encargan de articular al productor y al consumidor en sus puntos de venta, ya sea a través de la logística o con el manejo de los plazos de pago. De esta manera, se logra bajar el precio de los alimentos de la canasta básica, darle pelea a la inflación, mejorar la calidad de los productos y generar puestos de trabajo. A través del ‘precio justo’, estas cooperativas pueden mantenerse en el tiempo. “La gente tiene que confiar en los productos de estas cooperativas, porque se producen con elementos de alta calidad y al no estar tercerizados por la cadena de distribución comercial, tienen costos más bajos. Hay que cambiar los hábitos de consumo”, concluyó Eva.

Los manifestantes exigen regular a los monopolios y defender a los productores de la economía popular.
La mirada de Grabois
En diálogo con ANCCOM, el dirigente de la CTEP Juan Grabois explicó las diferencias existentes entre el proyectó que presentó y el que diseñó la diputada oficialista Elisa Carrió. “En su propuesta falta que todos los supermercados estén obligados y que paguen multas si no cumplen. La ley de Carrió elimina lo más importante, que es que cualquier superficie de venta con más de 100 metros cuadrados, en las ciudades pequeñas, y con más de 200, en las grandes, o los grupos de mercado de proximidad, como son los micro Coto o micro Carrefour, tienen que cumplir la ley. Lo que propone Carrió es solo para los que tengan una facturación superior a 6.000 millones de pesos y esa facturación ninguno la tiene individualmente, sino en conjunto, entonces es una ley para que no se cumpla. De esa forma se sigue legitimando a los monopolios. Es una ley engañosa, es el ‘opo-oficialismo’, es mostrar que están en contra de las políticas que lleva su propio gobierno. Porque vos tenés hoy controlando a los supermercados al dueño de La Anónima, que es una de las cadenas monopólicas de la Patagonia. Acá hay una decisión política. No es que no saben qué hay que hacer. Ellos deciden inflar los precios para generar mayores ganancias a costa de la pobreza de los nuestros. (más…)
Abr 10, 2019 | DDHH, Géneros, Novedades

Los vecinos de Floresta aseguran que aumentaron los intentos de secuestros en la zona.
El jueves 21 de marzo, una denuncia anónima alertó sobre el funcionamiento de un prostíbulo en Juan B. Justo 6162. La policía se hizo presente en el lugar y clausuró el inmueble, pero los vecinos y vecinas de Floresta observaron que la faja que impedía el ingreso, no tenía ninguna inscripción.
Con el correr de los días, los habitantes del barrio advirtieron que el prostíbulo seguía funcionando y se organizaron de manera espontánea con el objeto de denunciar la red de trata. El 3 de abril un grupo de vecinos y vecinas escracharon el lugar.
La primera semana de abril, las cadenas de whatsapp se convirtieron en el medio de comunicación más usado. Las pibas del barrio, se manejaban informadas gracias a las tecnologías. Las chicas ya venían alertando sobre el aumento de intentos de secuestros en la zona, a través de relatos en primera persona o en tercera, pero con detalles precisos de calle, horario y modalidad. La metodología era coincidente: bajaban dos hombres de un auto y trataban de meterlas a la fuerza. Muchas no denunciaron, por miedo, y otras comentaron que en la comisaría no pudieron hacerlo.
El temor y la cantidad de casos llevó a estas chicas a confeccionar un mapa de la zona con todos los puntos en los que hubo intentos de secuestro. Lo viralizaron para alertar a la población.

Unos 80 vecinos se movilizaron alertando sobre una red de trata que tiene en vilo al barrio.
Relatos entrelazados
El jueves 4 la esquina de Nazca y Juan B. Justo comenzó a poblarse de chicas con el mate, madres con pibes, vecinos sueltos, integrantes de unidades básicas y del Centro de Estudiantes del Terciario Juan B. Justo.
El murmullo de los grupitos iba hilando historias que confirmaban los sucesos viralizados, les ponían nombres y parentescos. Esa cercanía afectiva, los convertía en verdades, les daba un rostro.
Los vecinos marcharon por la avenida Juan B. Justo. En el camino, el contingente se detuvo en la puerta de la casa sospechada para realizar un escrache. Los cánticos, los tambores y el olor del aerosol emanaban indignación e impotencia. Las veredas y las paredes se tiñeron de escritos contra la trata y los vecinos y vecinas que se encontraban cerca comenzaron a salir a ver qué pasaba.

Los manifestantes organizaron un escrache frente a una casa sospechada de funcionar como prostíbulo.
Ver, oir, percibir olores
Voces sin nombre, por miedo, y con mucha proximidad a la casa escrachada, le expresaron a ANCCOM, que no denunciaban el lugar porque tenían hijas mujeres y temían por ellas.
Un vecino declaró que no había escuchado nada en esa casa, pero que veía por su ventana hacia la terraza del lugar y le llamaba la atención la cantidad de colchones desparramados, mujeres sin ropa, la presencia de hombres y una pileta de lona.
En la movilización estaba presente la denunciante anónima. Ella decidió seguir preservando su identidad, pero le contó a ANCCOM que vive a la vuelta de la casa sospechada de funcionar como prostíbulo y que se dio cuenta de lo que se hacía ahí adentro cuando pasó una tarde y “desde las ventanas salían unos tubos grandes, como extractores, con olor a perfume y a encierro”.
Ella relató con firmeza que había hecho la denuncia porque tenía hijas mujeres, que la Fiscalía se había presentado en su casa y tenía que ir a declarar en unos días. Necesitaba conseguir más testigos, pero le resultaba difícil, mucha gente tenía miedo. Sin embargo, Vecinos de la Asamblea Floresta (así se conformó el grupo de whatsapp) decidieron acompañarla.
El grupo continuó camino a la Comisaría 43. Al llegar, la policía armó un muro humano color bordó frente a la puerta. Los vecinos y las vecinas elevaron el volumen de los cánticos. La tensión se potenció. El comisario se presentó y pidió reunirse con un grupo reducido. Cuatro chicas y chicos siguieron al comisario Aldo Minola hasta su oficina.
Una de las pibas le dijo a Minola que había una red de trata con connivencia de la policía en el barrio y que el prostíbulo seguía funcionando. En una atmósfera muy tensa, el comisario elevó el tono de voz, exigió pruebas y pidió la dirección de la casa en cuestión. En el pasillo se amontonaron tres oficiales. La militante les dio la dirección exacta y todos voltearon la cabeza sobre el mapa de comisarías de CABA.
Juan B. Justo 6162, no pertenecía a la jurisdicción de la Comisaría 43, por dos cuadras. El dato descomprimió la tensión. Entonces comenzó una conversación. En ella se planteó todo lo acontecido, el Comisario decidió dar parte a la fiscalía correspondiente para ver qué se podía hacer y se retiró de la oficina. Sólo dos oficiales se quedaron con el grupo reducido durante la hora restante que duró la averiguación.
Las chicas comenzaron a hablar de feminismo con los oficiales. El diálogo siguió con pasajes tensos y terminó con la contestación del policía: “Obedecemos a los políticos de turno. Para eso nos pagan”.

Pedagogía policial
Cuando volvió el comisario, expresó que de la Fiscalía le habían explicado que si hay un policía presente en una situación de intento de privación ilegal de la libertad, se hace una intervención de oficio, “porque los agarrarían con las manos en la masa”. Pero en caso de que no hubiera un oficial cerca, hay que hacer la denuncia y la figura legal es acoso callejero, que es una contravención.
Las chicas se inquietaron porque no resolvían la cuestión. El comisario aclaró que, como se trataba de intentos de privación ilegal de la libertad, la figura recae sobre el fin, es decir, si los secuestros son con el objetivo de trata de personas o con el de extorsión. Si se corroborara alguno de esos fines, sería penalizable, pero como esos casos referían a “intentos” no podían presuponer el fin.
La autoridad policial pidió el mapa que confeccionaron las pibas y se anotaron las direcciones que correspondían a su jurisdicción. Se comprometieron a patrullar más la zona y a cambio solicitaron convencer a las otras chicas de hacer las denuncias para poder tener la mayor cantidad de datos posibles. Una de las adolescentes dijo que no les tomaban las denuncias. El comisario contestó que tenían que insistir.
A través de ONG La Alameda se confirmó que en esa causa actúo la Policía Federal, División de Trata, y quedó asentada en la Fiscalía Nº 8, especializada en Trata y Explotación (PROTEX), ubicada en Perú al 500.

Tras el escrache, los vecinos se dirigieron a la Comisaría 43.
Abr 10, 2019 | Culturas, Novedades

Benjamín Garay y Pavel Tavares dirigen «Ojos de mar».
Ojo de mar, uno de los documentales que compite en la categoría Vanguardia y Género en la 21ª edición del BAFICI, nació del interés compartido de dos estudiantes de Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires (UBA) que descubren cómo las estaciones son capaces de intervenir en la vida de las personas que habitan entre las montañas del norte neuquino. ANCCOM dialogó con sus directores, Pavel Tavares y Benjamín Garay, quienes describieron el origen del proyecto, cómo fue el acercamiento a los personajes y qué expectativas les genera haber llegado al festival de cine independiente de Buenos Aires.
El sonido del viento o el de las cascadas se interna en los rostros y miradas. El film acerca animales y grandiosos paisajes que transportan al espectador a la Patagonia Argentina.
Fue un viaje en bicicleta por el lugar lo que despertó las ganas de documentar esa zona: “Visualicé que había muchos temas de nuestro interés, como las minorías, la cultura bien arraigada a la zona, la frontera misma”, comenta Garay.
A Tavares le llegó un mensaje de su compañero de estudios diciendo que tenían que hacer algo en ese sitio. Comenzó a investigar y encontró muchas cosas parecidas al lugar donde nació, en Brasil. “El sertão brasileño, San Sebastián, la crianza de chivos, el terreno, el clima un poco seco, eso me atrajo mucho”, recuerda.
En total viajaron siete veces. En 2015 fue el primer scouting y en el verano de 2016 realizaron el primer rodaje: “Ese material completo era como para hacer 10 tipos de documentales distintos. Uno observacional, uno de entrevistas. Estuvo bueno porque nos ayudó a darnos cuenta cuál era el camino que más nos interesaba y que podía representar la manera que nosotros queríamos mostrar el norte neuquino”, describe Benjamín.
La última etapa de rodaje fue en enero de 2017 y el año pasado lo terminaron, no sin dificultades, propias de un proyecto “brutalmente independiente”, como lo definen. El tiempo también fue determinante. Dado que era una tesis y debían terminarla en un año Consiguieron la manera de financiarse mientras los recursos no llegaban: el trueque, “Llegábamos a un pueblito, les ofrecíamos un servicio de video y en cambio nos daban un lugar para quedarnos”, cuenta el brasileño. Lo mismo iban haciendo en otros pueblos y de esa manera fueron conociendo a muchas personas. Durmieron en escuelas y hasta en el destacamento de bomberos.
Ambos tenían una cercanía muy grande con todos los personajes. Las familias con las que más se relacionaron terminaron siendo las protagonistas. “Un día recién llegados sentimos olor a torta frita que venía de un kiosco. Ahí, una señora, doña Rosa, nos abrió las puertas, nos invitó un té y nos contó un montón de historias. Ese noche nos quedamos a dormir en su casa”, recuerda Garay. Y detalla que la filmación fue completamente colaborativa. Preguntaban a las personas qué acción querían verse haciendo. Cada uno con sus tiempos y oficios destinados a la subsistencia, lejos de los apremios tecnológicos.
La idea de retratar a gente mayor tiene que ver con que los jóvenes se están yendo a las ciudades. “Rubén, uno de los personajes principales, dijo que no quería que su nieto sea criancero porque es una vida muy sufrida”, describe Garay y agrega: “El hombre ya modificó ese ambiente. Hay toda una plantación de pinos enormes que no es autóctona. Los pumas de la zona aumentaron en cantidad y arrasan comiéndose todo”.

Los directores definen al proyecto como «brutalmente independiente».
Los directores explican que lo que ellos fueron a filmar no funciona como una comunidad, sino que es una zona. Algunas de las personas que viven entre las montañas suelen ir al pueblo, otras no. Los familiares de vez en cuando los visitan. Uno de los crianceros que realiza trashumancia, actividad muy característica de la zona, es uno de los protagonistas. Lleva a pastar a los animales, desde las bajas a las altas cumbres, en busca de las mejores pasturas y después vuelve en el invierno. “Son vivencias muy solitarias”, explican.
En el documental se puede ver la celebración de la Fiesta de San Sebastián, el único evento multitudinario. “Es una celebración que comparten con Chile y toda esa zona. Hay una leyenda relacionada al pasaje de San Sebastián a los dos lados de la cordillera. Es un evento que percibimos, que mezcla mucho de la cultura criolla católica, pero también tiene mucho de pagano por la musicalidad, por el uso del lugar y de los espacios”, comenta Tavares.
Todos los viajes que hacían los directores mostraban el material a quienes habían sido filmados en las montañas y se mostraban agradecidos: una y otra vez dijeron a los autores que la película fue hecha para ellos: “Nuestro deseo es ir allá en caravana para proyectarla, luego de estrenarla en algunos festivales. Queremos volver, extrañamos mucho, la gente es increíble. Varias personas ya fallecieron, por eso el documental está dedicado a ellas. Verlas en grande es conmovedor, porque en ese momento eran nuestros abuelos, queremos lograr homenajearlos”, confiesan.
Con respecto a las expectativas del festival los directores sostienen que están ansiosos por el intercambio, quieren saber qué sienten los demás. “Mucha gente siguió nuestro camino, necesitamos de muchas personas para terminar este proyecto”, concluye Garay.
Abr 6, 2019 | DDHH, Novedades

Los hermanos de las víctimas son quienes brindarían apoyo psicológico a los padres al momento de revelar las imágenes del hallazgo.
“Creemos que es una exclusión totalmente injusta”, plantean las hermanas y hermanos de los tripulantes del ARA San Juan. El próximo 23 de abril se realizará una audiencia para exhibir el material visual que la empresa Ocean Infinity recolectó durante el hallazgo del submarino en noviembre del 2018: será un encuentro de acceso limitado a familiares que, según el Juzgado Federal de Caleta Olivia, incluye únicamente a “madres, padres, esposas/convivientes y/o hijos mayores de edad”.
Los hermanos y hermanas no figuran en la lista e iniciaron un reclamo ante el Juzgado, pero obtuvieron una respuesta insulsa: no podrán acceder por “una cuestión de espacio”. “No es un motivo valedero porque somos 300 personas, con toda la furia”, dice la hermana del tripulante Daniel Alejandro Polo, Isabel Eugenia Vilca. La jueza federal a cargo, Marta Yáñez, explica que los interesados en concurrir deberán acreditarse para evaluar un número estimado de asistentes y habilitar más lugar en base a ello, pero por el momento no hay novedades que insinúen un cambio.
La hermana del tripulante Luís Leiva, Natalia Leiva, sostiene: “Esta fue una respuesta a los medios, pero nosotros pensamos que no participamos porque jurídicamente no tenemos validez legal para la leyes argentinas”. Agrega que, en caso de que fuera el espacio el inconveniente real, debería resolverse con una sala de mayor capacidad.
“Nosotros le pusimos el cuerpo a esta lucha”, expresa Natalia. Tanto ella como otros hermanos participaron de la investigación en conjunto desde que se conocieron en la base naval de Mar del Plata, en noviembre del 2017. Hoy se mantienen comunicados a través de un grupo de WhatsApp para trabajar en equipo nuevamente, esta vez, por la búsqueda de un derecho.

La jueza Yáñez argumenta que no hay espacio para que los 24 hermanos presencien la audiencia.
Isabel cuenta que su participación siempre fue activa: buscó apoyo mediático y político, se mantuvo en contacto con el CEO de Ocean Infinity, Oliver Plukket, y participó del acampe en Plaza de Mayo que se realizó desde junio hasta agosto del 2018 en reclamo a un mayor compromiso del Gobierno en la investigación. “Fueron años en que a veces dejé de lado a mis propias hijas y marido para salir a pelearla”, cuenta. Ahora lucha por una invitación al evento. “La señora Yánez sabe que los hermanos somos muy combativos, hemos tenido que salir a pelear aún con el dolor a cuestas -dice Isabel-. Somos sangre de cada uno de los 44 tripulantes”.
Los 24 hermanos y hermanas que lanzaron el comunicado afirman que su participación no se limita al deseo de descubrir la verdad encontrada en el fondo del Océano Atlántico, sino también a que son un pilar fundamental para la contención de sus familiares. La desaparición del submarino ocasionó un duro impacto emocional en los allegados de las víctimas, principalmente a sus padres y cónyuges, y los hermanos son quienes les brindarían apoyo psicológico al momento de revelar las imágenes del hallazgo. La madre de Natalia es mayor, y de no contar con el acompañamiento de su hija deberá ir sola, arriesgando su salud y seguridad. Isabel es la voz de su cuñada Verónica, la motivó desde el día de la desaparición de Daniel Alejandro y desea continuar acompañándola en la audiencia.
El Juzgado determinó, además, que los asistentes “no podrán ingresar con teléfonos celulares, cámaras y/o similares” con el objetivo de “evitar la filtración y divulgación de imágenes”. Los allegados de las víctimas que no tendrán acceso a la reunión quedarán al margen de los resultados que tanto buscaron durante un año. “Necesito ver esas fotos para poder cerrar el círculo”, admite Isabel, y de no posibilitar un espacio acorde, ese círculo, dice, no se cerrará jamás.
Abr 5, 2019 | Culturas, Novedades

Lucas Scavino, codirector de la película sobre Luciano Arruga, «¿Quién mató a mi hermano?».
Este domingo 7 de abril se estrena en el Bafici el documental ¿Quién mató a mi hermano?, codirigido por Lucas Scavino y Ana Fraile. El largometraje narra la desaparición forzada de Luciano Arruga y el camino de lucha transitado por su hermana, Vanesa Orieta, y su grupo de familiares y amigos. “Es fuerte, pero a la vez bastante importante para empezar a tener una mirada distinta sobre la problemática –dijo Scavino-. Creo que es una historia muy sensible, más allá de lo dura. Deja un aprendizaje a través del dolor. No tiene golpes bajos, y hay un rescate muy fuerte de la dignidad de las personas, sobre todo”.
Scavino, que es egresado de la Universidad del Cine, se mostró muy entusiasmado con la presentación en el festival. “Hay expectativa, y mucha gente que la quiere ver, que ya está escuchando de la película hace cinco años”, señaló. El codirector afirmó que contar la historia de Arruga a través del cine es una gran oportunidad para “sensibilizar, y no solo a un público militante, comprometido, que ya sabe y está convencido. Es que pase una señora por Belgrano, mire, se meta, conozca, se de cuenta. Y si a esa persona le cambia su mirada sobre un pibe que pasa con una gorrita por la calle, es bastante”.
Comenzaron a filmar en 2014, y a su vez trabajaron con el archivo que ya venía recolectando el grupo de familiares. Scavino contó que a la vez que registraban el material, iban buscando cumplir con los requisitos para que la película tuviera el apoyo del Instituto del Cine. “Con Ana teníamos la idea de que esta película tuviese la mayor trascendencia, fuera del país incluso. Mandarla a festivales, vincular a familiares que de alguna manera estuviesen también en una situación similar a la de Vanesa en cuanto a ser víctimas de desapariciones forzadas, o de algún tipo de crimen por parte del estado. En ese plan empezamos a trabajar, y acá estamos. Fueron muchos años, mucho esfuerzo”.
En palabras de Lucas, la creación del documental fue un proceso de reelaboración constante, al punto que el mismo día en que fueron a presentar el guión al Instituto del Cine encontraron el cuerpo de Luciano enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita. “Estamos hablando de una desaparición en democracia, vos leés diarios y portales y hay muy poca presencia de eso, de algo que ocurre –señaló-. No es una cuestión menor. Se fue modificando siempre la percepción que teníamos de lo que iba a ser la película. Cuando uno va elaborando el guión, la realidad después te lo va dictando, y a medida que vas registrando vas continuamente poniendo de alguna manera en juego qué es lo que querés contar y cómo estás contando”.

“Es fuerte, pero a la vez bastante importante para empezar a tener una mirada distinta sobre la problemática, dijo Scavino, codirector de la película sobre Luciano Arruga.
Scavino es montajista, y ¿Quién mató a mi hermano? es su primera película como director. En relación a esta experiencia cuenta que “la función del editor generalmente es la de ser como un consultor, un observador, y a la vez un técnico especializado. Es una labor ciertamente objetiva, sobre lo que quien esté dirigiendo quiera contar. Y en este caso era raro porque yo tenía que ejercer esa función y a la vez estaba trabajando desde la dirección, estableciendo qué cosas dirigir”.
La codirección con Ana Fraile fue fundamental, destacó, ya que le permitió “mantener cierta objetividad”. Sobre el trabajo en conjunto dio a conocer que “en la práctica el vínculo principalmente con Vanesa y con el grupo de familiares lo iba afianzando más Ana, y yo estaba como uno o dos pasos detrás. Como manteniendo cierta distancia. Cuando establecés un vínculo emocional con la persona después es difícil distanciarte para ser objetivo, entonces creo que nos complementamos bastante bien en eso”.
Scavino sostuvo que la realización del documental le repercutió sobre todo “en lo humano”, en haberse identificado “con un grupo de jóvenes con tanta voluntad, con tanta fuerza y convicción para reclamar lo que es esencial. Están reclamando una cosa esencial, que no debería estar reclamándose en un estado democrático –enfatizó-. Creo que eso me hizo crecer como persona. Creo que también ese crecimiento es a nivel mucho más amplio, no solamente personal, en mi relación con Ana. Creo que crecimos bastante los dos en ese sentido”.
A su vez Scavino resaltó el rol de la mujer en la película, tanto por las protagonistas de la historia de lucha, como al hablar de la codirectora. “Es una película donde muchas mujeres están al frente –aseveró-. Mi propia codirectora Ana está al frente también. Tengo mucho respeto por eso, para mí es fundamental esa mirada femenina sobre la vida, está muy ligada a la película. Y de cuestionar privilegios, y cuestionar lugares de poder en general”.
Scavino se mostró absolutamente comprometido con la búsqueda de verdad y justicia por la desaparición forzada de Luciano Arruga, y expresó que haber realizado este largometraje junto con Ana Fraile es su manera de aportar, y de poner al servicio de la causa sus conocimientos. “Es muy importante que la causa se active, que se encuentre a los responsables, que se los juzgue, se los condene –concluyó-. Si la película ayuda a mover la causa, y si fuerza a instalar el tema, y construye de alguna manera redes y vínculos a nivel internacional con otros familiares o con otras instituciones u organismos del estado, mucho de lo que imaginábamos o lo que nos proponíamos va a estar realizado”.
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¿Quién mató a mi hermano? será exhíbida en el cine Multiplex de Belgrano el domingo 7 de abril a las 17:25; el miércoles 10 de abril a las 16:55; y el domingo 14 de abril a las 15:10.