Una mirada sobre el suicidio de los pueblos

Una mirada sobre el suicidio de los pueblos

Rita Cortese dirige «No tiene un desgarrón», una adaptación propia de una obra de Thomas Bernhard de 1988 que denuncia al neofascismo.

No tiene un desgarrón, obra escrita y dirigida por Rita Cortese, es una síntesis y adaptación de la polémica Heldenplatz (“Plaza de Héroes”) del austríaco Thomas Bernhard. La obra original trata sobre la desolación y la pérdida en los últimos ecos del régimen nazi: el suicidio del profesor Josef Schuster, intelectual judío quien, al regresar del exilio, advierte que el antisemitismo es aún peor que cuando escapó 50 años atrás en épocas del nazismo. La versión argentina hace foco en la señora Zittel (Julieta Cardinali) y Herta (Vera Spinetta), ama de llaves y sirvienta del profesor, y da forma a un drama íntimo en permanente juego con lo social.

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Los espectadores se acomodan en sus butacas. En el escenario flanquean tres grandes biombos tapados por trajes oscuros. En el centro de la escena, una ventana: al otro lado estaría la plaza donde el pueblo vienés aplaudió el discurso de Hitler, gritos que todavía atormentan a la viuda del difunto profesor. Julieta Cardinali y Vera Spinetta trabajan alrededor de esta ventana, frente a otro público que, más tranquilo, cada tanto devuelve los chistes, ensaya una risa y trata de establecer paralelismos entre la Austria de Bernhard y la Argentina de hoy; las plazas que esperan afuera del escenario.

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En diálogo con ANCCOM, Rita Cortese, actriz, cantante y directora de la obra, reflexiona sobre el rol del teatro, la actualidad y estos paralelismos, siempre con un pie en el texto del que fue su primer proyecto directorial:

¿Cuál fue tu primer acercamiento a la obra de Thomas Bernhard y cuándo se empezó a gestar la idea de hacer una adaptación de esta obra?

Bernhard es un autor que me conmueve mucho. Hace muchísimos años hice los tres actos de Heldenplatz, “Plaza de Héroes”, en el Teatro San Martín. También hice Un almuerzo en lo de Ludwig W, dirigida por Roberto Villanueva; y Antes del Retiro o Antes de la Jubilación. Esta obra, Heldenplatz, tiene una estructura muy particular, y con una cantidad de personajes que solamente se podía hacer en el teatro oficial (hoy en día sería imposible). Pero además a mí me importaba realmente el primer acto de los tres, que trata de lo que les pasa a estas dos empleadas ante el suicidio de este profesor, teniendo en cuenta que siempre un servicio doméstico de las clases altas, muy altas, cuando esa casa desaparece por alguna razón, también ellas corren el riesgo de no tener más cama, ni comida, ni agua caliente; o sea, también se pierde una cierta manera de vivir. Estoy hablando de clases muy, muy adineradas, la clase a la que pertenecía este profesor Schuster, el protagonista ausente de la obra. Y me importó eso: ese vínculo entre ellas dos, lo que ocurre y lo que pude imaginar desde esta situación. Entonces hice la adaptación, hace ya muchos años. Un día vino Julieta Cardinali a casa, le mostré mi idea y le encantó. Por supuesto, luego terminamos la adaptación con Carito (Carolina) Santos. Y bueno, ahí estamos, muy felices de hacer la obra en este momento en el Teatro Picadero.

El título enfoca un elemento muy concreto que es el traje del profesor. ¿Por qué focalizar en un traje entre tantos otros elementos que se podrían tomar de la obra original?

Sí, porque es como que… ¿Cómo puede ser si no hay una herida ahí? ¿Por qué? ¿Por qué pasa todo lo que pasa? Hay un doble sentido ahí. Además, me parece que el término “desgarrón” es un término muy, muy argentino, ¿no? En un momento en que estamos muy, muy desgarrados.

¿Y qué significa para usted esta “presencia ausente” de Josef Schuster?

Un orden casi te diría dictatorial, ¿no? El no-movimiento de la vida. Él es un hombre que ha quedado solo.

En la obra hay una dicotomía muy marcada entre una élite intelectual y la masa.

Exactamente. Lo que ocurre es que los textos son geniales. La obra tiene una actualidad brutal. Y habla del pueblo. La mirada que tienen este hombre y estas mujeres respecto de lo que está pasando. Cuando ellas dicen: “Bueno, viven en condiciones terribles y, qué se yo, pero evidentemente a esta gente no le importa vivir en esas condiciones terribles”. Es un poco lo que está pasando.

Ellas hablan de una “ceguera” y una “sordera” colectivas.

Claro, es no saber reconocer el mal vivir. Es un pueblo el que se suicida.

Decidir hacer esta obra, en este contexto político, ¿fue una decisión puramente artística?

Mirá, yo esta obra la quiero hacer hace mucho tiempo. Pero lo que ocurre es que es una obra de un presente… Digamos, éste presente que tenemos, esta ruptura de la comprensión de lo que es la vida, se viene gestando desde hace muchos años. Esta ruptura de la palabra, esta palabra que está amenazada, estos cuerpos que están fuera de escena. En este momento los cuerpos están fuera de escena para que tomen lugar las máquinas. Hasta llegamos a hablar de la inteligencia artificial como si uno realmente supiera lo que está diciendo; o sea, un absurdo, por un lado. Y, por otro lado, la ausencia de los cuerpos. La pandemia, las pandemias que hemos tenido, porque también tuvimos el VIH primero, donde la sexualidad era la muerte; en este tiempo, esta pandemia fue donde el otro era un contagio. Este es el mundo que se está viviendo hoy en la Argentina —y vale la metáfora: este mundo que está metido hoy en la Argentina— donde la posibilidad de felicidad está muy lejana, donde los cuerpos no están… entonces es muy difícil generar un mundo mejor con el otro.

En ese sentido, el teatro es también un lugar de encuentro físico.

Claro, el teatro es un hecho vivo. En el teatro somos cuerpos puros. El teatro no está mediatizado ni siquiera por un instrumento: el instrumento somos nosotros. Entonces es muy chamánico. Por eso siempre es tan peligroso.

¿Qué peligro representa el teatro? ¿Para quién?

Contra cualquier régimen que busca achicar el pensamiento y achicar el mundo, el teatro —¡no todo el teatro, por supuesto! algún teatro…— siempre es atentatorio, porque abre posibilidades de crecimiento y encuentro. Fijate vos lo que pasa con los pobres viejitos que somos (yo también lo soy). Jubilados que van a la plaza y los castigan porque van a reclamar un dinero pacíficamente. Gente de 75, 76, 77 años: ¡Qué peligrosos que somos frente a los poderes que quieren oprimirnos! Estamos en un proceso de mundo de una voluntad franca de achicamiento de la especie humana. Porque el proyecto que tenemos hoy es un proyecto de exterminio.

¿Y el tipo de público que va al teatro crees que va con esa conciencia también? ¿O va con una aproximación más ingenua al espectáculo?

El pueblo va a ver a sus actores. Este es un pueblo muy teatrero, un pueblo de un acervo cultural y teatral muy importante. Y el teatro es lo que está perdurando en este momento. El teatro, la danza y la música. ¿Viste la cantidad de música que hay? Me refiero a la cantidad de grupos que hay, cómo los jóvenes sacan y sacan grupos nuevos. La necesidad de vida es la que manda. Y es una fuerza vital. ¡Por eso es tan peligrosa también! Para quienes quieren la muerte, una pulsión vital es el enemigo.

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Termina la función. La sala se llena de aplausos. Julieta Cardinali, todavía con lágrimas en los ojos, y Vera Spinetta, más sonriente y descontracturada, hacen una reverencia frente al público. Desde un pasillo adyacente, mientras empezaba el murmullo en las butacas, Rita Cortese se sube al escenario y dice: “Como equipo queremos manifestar nuestro dolor por el tiempo que estamos viviendo. Pero también decir que éste seguirá siendo un pueblo musical.” El público se retira, lentamente.

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No tiene un desgarrón se presenta en el Teatro Picadero (Enrique Santos Discépolo 1857) todos los sábados de marzo a las 18 y los días jueves y viernes 3 y 4 de abril a las 20. Entradas disponibles en Plateanet.

 

«Llega un momento en que tenés que decir basta»

«Llega un momento en que tenés que decir basta»

Organizaciones de personas con discapacidad se manifestaron frente a la Casa Rosada para protestar por el recorte de pensiones, la discriminación gubernamental y el cercenamiento de derechos.

Este lunes se llevó a cabo una gran movilización inclusiva por parte de personas con discapacidad, acompañadas por agrupaciones sociales, frente a la Casa Rosada con el objetivo de visibilizar las crecientes problemáticas de aquel colectivo en Argentina. La manifestación comenzó a las tres de la tarde y durante más de dos horas se reclamó por los recortes en prestaciones, la estigmatización, la discriminación promovidos por el Gobierno, además de los despidos masivos de las últimas semanas que sufrieron miles de trabajadores estatales que prestaban servicios a ese sector.

Al ritmo del cántico “ole ole/ole olá/ no soy idiota/che liberal/soy un sujeto con derecho a votar”, se dio comienzo a la jornada en donde se difundieron las dificultades por las que atraviesan las personas con discapacidad, sus acompañantes y familiares. Uno de los asuntos más preocupantes, subrayaron está vinculado con la educación. Sobre ese punto, Marcela Colcer, quien integra la agrupación Familias Unidas por la Educación Especial, indicó: “Venimos peleando en la ciudad porque los pibes mayores de 22 años quedaron afuera de la escuela, por una mala interpretación de la política del Gobierno de la Ciudad: va en contra de toda la normativa nacional, internacional. Peleamos por la educación pública hace mucho tiempo y la cuestión de la educación especial, es un aspecto de ella.”  La resolución a la que alude Colcer impide que las personas con discapacidad mayores de 22 años asistan a las escuelas integrales de educación especial dependientes del gobierno porteño.

“Ahora también estamos ayudando a familias que han recibido una carta donde le exigen que presenten una documentación en un plazo muy pequeño –agregó-, la medida está direccionada para que les arrebaten el derecho de pensión no contributiva, un monto miserable que no alcanza para el mínimo de subsistencia. Trabajamos para los derechos que les están quitando a las familias con discapacidad, no solamente la educación”.

Por otra parte, uno de los temas que más resonaron en la jornada fue los despidos a personas con discapacidad y la impotencia ante esta problemática. Rosa Almirón, sobreviviente de poliomielitis y vicepresidenta de la Asociación Polio Postpolio Argentina (APPA), especificó el drama que viven los discapacitados: “Llega un momento en que tenés que decir ´basta a los recortes para las personas con discapacidad´. Con todos lo que nos costó conseguirlos, están pisoteando los derechos que logramos luchando a lo largo de muchos años”.

A su vez, planteó una situación muy triste sobre una de sus clientas. “Tengo un kiosco que en el gobierno de Cristina me otorgaron por la Ley 24.308 y a uno de mis clientes del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, que tenía discapacidad, lo obligaron a renunciar. Tuvo un preinfarto y falleció. Me da mucha bronca porque esa persona a pesar de su dificultad iba todos los días a trabajar y luchar, no creo que haya nadie que lleve una estadística de las personas que están falleciendo, no solo por despidos, sino por la falta de remedios oncológicos, la falta de prestaciones, por la ayuda que se está eliminando”, exclamó.

Otro de los puntos más fuertes de la movilización fue en torno a la estigmatización y discriminación. Sergio Aguirre, padre de Fidel, un niño con autismo y parálisis cerebral, dejó muy clara su postura: “Estamos acá porque no aceptamos que nombren a nuestro hijo como ‘idiota’, ‘imbécil’ ni ‘retrasado’, son gente con capacidades diferentes. Son términos ofensivos. Se vulneran mucho los derechos, las luchas con las obras sociales para las autorizaciones de las prestaciones siempre son trabas.”

El hombre afirmó: “Queremos que se anule la Resolución 187/25 (nota del r: modifica los criterios para otorgar pensiones), donde el Gobierno analiza la situación del discapacitado sin tener en cuenta qué necesita el beneficiario, dónde vive, en qué condiciones…”

También enfrentan inconvenientes aquellos profesionales que dedican su labor al cuidado de las personas con discapacidad, como es el caso de Ailín Kupferberg, delegada de la agrupación Prestadores Precarizades, que se conformó en 2016. “Soy acompañante terapéutica y trabajo en el área de educación como maestra integradora. Nuestros salarios rondan la línea de pobreza, ni haciendo un doble módulo podemos llegar a lo que es una canasta básica; necesitamos una recomposición salarial urgente. Los aumentos son insuficientes, como acompañantes terapéuticos estamos desregulados, no cobramos a través del nomenclador nacional y los centros abonan lo que quieren”, indicó.

Como si fuera poco, plantea que la imposibilidad de un salario digno no les ha dejado otra salida que la de abandonar sus puestos de trabajo. “Estamos dejando de hacer lo que amamos y para lo que estudiamos con tanto esfuerzo. Hoy acompañamos a los compañeros discas, porque creemos en la coordinación de todas las luchas: estudiantes, jubilados y diversidades, creemos en realizar un plan de lucha conjunto para golpear a este gobierno que nos está matando”, explicó.

Varios de los manifestantes señalaron que las marchas abren puertas y que es posible llegar a una solución de la problemática en muy poco tiempo. Almirón lo indica en estos términos: “Estamos acá para visibilizar la situación y que el Gobierno comprenda que nosotros somos seres humanos y tenemos derechos. Desde siempre, cuando hay un gobierno que no cumple con algo, lo único que nos sirve es salir a la calle y decir ‘basta’”.

Macri también barre a las trabajadoras

Macri también barre a las trabajadoras

Casi 400 barrenderas, la mayoría único sostén de familia, que realizaban la limpieza en diferentes barrios populares porteños, fueron desafectadas de su empleo. Pertenecían a la Cooperativa La Dignidad.

Trescientas ochenta trabajadoras del programa “Veredas limpias”, dependiente del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, fueron despedidas por el Gobierno de Jorge Macri. Todas ellas pertenecen a la Cooperativa La Dignidad, del Movimiento Popular La Dignidad (MPLD), que mantenía un convenio, desde hacía años, con el Ejecutivo porteño.

El pasado viernes 28 de febrero, el MPLD convocó a una sentada en el Obelisco para reclamar la renovación del convenio discontinuado y la reincorporación de las trabajadoras, que se dedican al barrido y limpieza de los barrios populares de la ciudad, donde se encargan de la recolección que los camiones de residuos no realizan.

Para estas personas, se trataba de su principal fuente laboral, cuatro horas por día, de lunes a viernes, por la que percibían menos de 150 mil pesos por mes. En diálogo con ANCCOM, la referente del MPLD Laura Bitto explicó: “El 31 de diciembre vencieron los convenios de trabajo de las 380 trabajadoras despedidas, en su gran mayoría mujeres, quienes durante enero y febrero siguieron de todas formas realizando su trabajo con la fe puesta en que iban a recibir el pago por las tareas desempeñadas, hecho que no sucedió, y todo esto en la ciudad con el mayor presupuesto del país”.

Tan grave como dejar a casi 400 mujeres sin trabajo, es el tema de la persecución política al MPLD, agregó Bitto. La organización desarrolla sus actividades desde fines de la década del 90, cuando comenzó a trabajar con las familias que vivían en casas tomadas del barrio de Villa Crespo, antes de que se activaran los desalojos, para luego seguir luchando por los derechos de los trabajadores de ámbitos diversos.

Durante la sentada en el Obelisco, el Cuerpo de Infantería de la Policía de la Ciudad reprimió a las trabajadoras, con el argumento de que el “protocolo antipiquetes” les impedía estar allí, ni sentadas ni paradas. Bitto señaló que la policía demoró a tres referentes del MPLD, Rafael Klejzer, Liliana López y a ella misma, labrándoles un acta contravencional, para después de dos horas dejarlos ir, en lo que consideraron una clara señal de persecución política.

En el Obelisco también se hicieron presentes referentes de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), que rápidamente difundieron las detenciones de los militantes del MPLD, que más tarde no fueron convalidadas por la fiscalía actuante. Ante la falta de respuestas por parte del Gobierno de Jorge Macri, las trabajadoras del MPLD evalúan nuevas movilizaciones para los próximos días.

¿Quién se queda con el Rocca?

¿Quién se queda con el Rocca?

El predio del exinstituto de menores está en disputa entre un grupo de vecinos, el Club All Boys y la voracidad inmobiliaria motorizada por el Gobierno de la Ciudad. Un testamento que fija condiciones.

¿Puede la acción comunitaria frenar el avance de un negocio inmobiliario cada vez más voraz? ¿Pesa más un rascacielos, una plaza para los pibes del barrio o una escuela con varias canchas deportivas? Al menos por ahora, no hay respuestas concretas en torno a la disputa por el predio del ex-Instituto de Menores Manuel Rocca. Se trata de una manzana de 12.000 metros cuadrados, abandonada desde 2016, que pertenece al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y está ubicada en un lugar estratégico, ya que allí confluyen los barrios Floresta y Monte Castro. En el caso están involucrados un testamento centenario, proyectos de ley truncos de la Legislatura porteña, dos grupos consolidados que pelean por el predio y un sentido comunitario que no quiere entregarlo a los negociados que privilegian a muy pocos.

El PRO, que gobierna la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) desde hace diecisiete años, “ha tenido una política sistemática de venta de tierras públicas calculada en más de quinientas hectáreas”, expresa Alejandro Volkind, editor de Nadie Nos Invitó, un portal comunitario enfocado en la Comuna 10. El miedo vecinal por la venta del predio se enmarca, además, en un contexto donde el Gobierno nacional avala el accionar privatista de inmuebles públicos: uno de los casos más recientes, el intento de subasta del terreno del Centro de Salud Mental N°1. “Ya luchar para que no lo vendan es un montón”, plantea Mabel Sampaolo, miembro del Consejo Consultivo de la Comuna 10. A este panorama se suma la discusión latente y defendida por muchos funcionarios públicos y dirigentes de aprobar las Sociedades Anónimas Deportivas, asunto que viene a cuento porque el club All Boys presentó un proyecto de escuelas y canchas para el predio.

El predio del ex Instituto de Menores Manuel Rocca es un lugar con demasiada historia. Por sus características es muy importante para la Comuna 10, que incluye actores de todo tipo: grupos vecinales, juntas históricas, asociaciones civiles, clubes de barrio, centros de comerciantes, escuelas y habitantes no agrupados. El pasado del predio es también el del barrio, y cuando todos los reclamos son válidos, encontrar puntos en común se vuelve una tarea titánica.

Una historia que empieza en 1913

Manuel Rocca fue un inmigrante italiano que logró acumular grandes fortunas en el territorio argentino. “En 1913, antes de morir, dejó un testamento en donde establecía una serie de donaciones a distintas entidades”, precisó el historiador Arnaldo Tumbarello, presidente de la Asociación Cultural y Social La Floresta. A la Sociedad de Beneficencia de Capital Federal se le otorgó el terreno ubicado entre las calles Segurola, Juan Agustín García, Elpidio González y Sanabria. El difunto dejó en claro que allí debía funcionar una escuela-asilo donde se educara de manera gratuita “a entre 80 y 100 niños pobres”, como establecía el documento.

La Escuela de Varones Manuel Rocca se inauguró en 1928, comprendía desde jardín de infantes hasta cuarto grado, era de jornada completa y tenía un comedor para los alumnos. A la par, el lugar oficiaba de asilo para niños de bajos recursos o abandonados. Veinte años después de su inauguración, en 1948, la escuela pasó a depender del Estado nacional, bajo la órbita de la Dirección de Asistencia Social.

En 1957 el “asilo Rocca” dejó de lado su función educativa para convertirse en Instituto de Recuperación y Clasificación de Menores, dependiente del Consejo Nacional de Menores. El sitio se volvió un lugar de tránsito para varones de entre 16 y 20 años a la espera de una resolución judicial. Durante la última dictadura cívico-militar se profundizó el modelo de encierro, cuyo registro material más evidente fue la construcción de muros de gran altura en todo el perímetro.

Más allá de que no existiera ninguna declaración oficial, en el barrio siempre circuló la versión de que se había convertido en una cárcel de menores. En los años 2015 y 2016, cuando dependía de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, una serie de motines, debidos a que los jóvenes denunciaron hacinamiento, malas condiciones y nula prevención de incidentes, confirmaron lo que ya se especulaba en las calles. El hecho bisagra ocurrió el 24 de julio de 2015, cuando una quema de colchones terminó con la vida de Lucas Simeone, de 17 años. En agosto de 2016, el Poder Ejecutivo Nacional transfirió a la ciudad, por decreto, los institutos que albergaban adolescentes en conflicto con la ley penal y que cumplían condenas con privación de libertad. Poco tiempo después, dejó de funcionar como Centro Socioeducativo de Régimen Cerrado. Hoy el predio está prácticamente abandonado: se lo utiliza como depósito gubernamental y como locación eventual para producciones audiovisuales.

En abril de 2019, las entonces legisladoras porteñas de Unión Ciudadana Lorena Pokoik y Paula Penacca presentaron un proyecto de ley para la realización de un polo educativo en el lugar. El expediente 1017-2019 postulaba la construcción de un establecimiento de educación inicial, una escuela primaria y una secundaria, todos de gestión estatal. Ese mismo año el Poder Ejecutivo de la Ciudad, con Horacio Rodríguez Larreta (PRO) a la cabeza, presentó el proyecto que autorizaba un cambio en el Código Urbanístico y por lo tanto permitía la venta del exasilo Rocca para construcciones inmobiliarias privadas.

La justificación del oficialismo para del predio de Segurola 1651 era financiar, con esos fondos y los obtenidos por el saldo de otros inmuebles, su proyecto de ley para la creación del Centro Modelo de Reeducación y Reinserción Socioeducativa en el Bajo Flores. En la última sesión legislativa del 2019, se votó la media sanción en favor de la privatización del terreno, pero la respuesta de la ciudadanía logró que no prosperara el debate parlamentario.

El predio para el barrio

La lucha comunitaria que evitó la venta se condensó en el proyecto de un grupo de vecinos de la Comuna 10, que lo presentaron bajo la consigna “El Rocca para el barrio”. Ellos sostuvieron -y sostienen- que su pedido condice con el deseo y la indicación manifiesta de Manuel Rocca en su testamento centenario. En noviembre de 2023 presentaron el proyecto en la Legislatura y juntaron firmas para darle un mayor impulso a la propuesta, que consiguió la aprobación de 370 vecinos.

“El Rocca para el barrio” se nutre en gran parte del proyecto que habían redactado Pokoik y Penacca, y su objetivo es el de construir un polo educativo, deportivo y ambiental que sea cien por ciento público, gratuito y de gestión estatal. Propone construir una escuela de nivel inicial jornada completa, un comedor escolar con cocina, espacios para actividades físicas, artísticas y culturales, un polideportivo, una huerta agroecológica y un parque para conservar la arboleda del lugar. Para Laura De Pérez, secretaria de Educación de la Junta de Estudios Históricos de Monte Castro, “sería un proyecto beneficioso para todos los habitantes de la Comuna 10, y no sólo para quienes residen en Monte Castro”.

Además de cumplir la petición de Manuel Rocca, la construcción de una escuela se plantea como respuesta y solución a la falta de vacantes en el nivel inicial que aumenta año tras año. En un informe realizado por el Ministerio de Educación en 2016, el último publicado al momento de presentarse el proyecto Pokoik-Penacca, en CABA el número de niños, niñas y adolescentes que no podían acceder a la educación pública era de 11.400, y de esos, 10.665 correspondían al nivel inicial.

“El Rocca para el barrio” sostiene la importancia de “generar espacios verdes de calidad, en una comuna que tiene entre 1,4 y 1,6 metros cuadrados de espacio verde por habitante”. La Comuna 10 es de las que menos espacio verde tiene en la ciudad, y solo es superada por las Comunas 3 y 5. La huerta agroecológica, por su parte, busca cumplir una misión educativa y ambiental. “Nosotros valoramos muchísimo que los proyectos sean presentados por la comunidad, por las y los vecinos, porque en estos temas como en todos los referidos al lugar en donde viven, deben ser quienes decidan y no los funcionarios detrás de un escritorio”,comentó Celeste Fierro, diputada en CABA por el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST).

¿Cuáles son los principales problemas con los que se enfrenta este proyecto? El primero y principal es el más evidente para todos los actores involucrados: “El GCBA es bastante reacio a destinar las tierras públicas que tiene, aunque estén en desuso, para pedidos genuinos de la comunidad”, reflexiona Volkind, y así lo evidencia el manejo legislativo respecto al tema en 2019. Sin embargo, “la condición del destino impuesta en la donación aún está vigente, por lo tanto el argumento legal [del testamento] es muy importante”, sostiene Jonatan Baldiviezo, abogado fundador del Observatorio del Derecho a la Ciudad.

El segundo problema es el que se confirmó hace unas semanas: la pérdida de estado Parlamentario de “El Rocca para el Barrio”. Tanto De Pérez como representantes del Consejo Consultivo de la Comuna 10 reconocen que en la actualidad el proyecto no tiene tanta fuerza como en los inicios. Por el contrario, el que está ganando visibilidad al día de hoy es el que propone el Club Atlético All Boys (CAAB). Según se comenta por lo bajo en el barrio, la actual dirigencia del club tendría vínculos con legisladores vinculados al peronismo, cuestión que podría beneficiarlos en el tratamiento legislativo de este año.

Los terrenos para AllBoys

En la actualidad, el único proyecto con estado paralamentario es del club. En Monte Castro y Floresta, sobre todo en las inmediaciones de sus predios, se ven carteles que abogan por “El Rocca para All Boys”, con el objetivo de crear un “Centro Educativo Social Cultural Deportivo”. En la línea temporal, el proyecto es posterior al de Pokoik-Penacca y al del barrio. Nació como iniciativa de algunos pocos socios, y recién en 2023 All Boys la hizo propia al crear una subcomisión enfocada en el proyecto, cuya base es la falta de espacio físico para que el club desarrolle y amplíe sus actividades. Desde que se postuló se juntaron 17.000 firmas individuales y 400 de comercios de la Comuna 10. Plantea la cesión del predio por 20 años con posibilidad de prórroga para desarrollar actividades deportivas, educativas, culturales, de interés y beneficio para la comunidad en general, con el eje puesto en el respeto a la voluntad testamentaria de Manuel Rocca. La idea es construir canchas deportivas y salas (teatro/cine, exposiciones), bar, pileta, un estacionamiento subterráneo. Además, se propone ceder el predio a escuelas de gestión pública de CABA, al Poder Ejecutivo local o nacional para actividades varias y políticas de Estado, y a clubes de barrio, sin que afecte el normal desenvolvimiento de las actividades del club. Para que la mayor parte de esas solicitudes puedan cumplirse, CAAB deberá informar anualmente y antes del inicio del año escolar la disponibilidad del predio, con motivo de organizar su uso.

Una de sus caras más visibles es Fernando Moya, excomunero del Frente de Todos (2019-2023) y actual vocal titular en CAAB desde el 2022. Para los defensores de “El Rocca para el barrio”, su nombre es materia sensible: “Cuando estaba de comunero, fue el que gestionó la redacción del proyecto del barrio”, comenta De Pérez. Lo que aquí se ve como traición, para Moya se explica por otro lado: “En la actualidad no estoy de acuerdo con ese pedido porque sé que el Ejecutivo local nunca lo va a hacer, en cambio el club sí puede, y además es el corazón y el núcleo del barrio”, argumenta.

Según Moya y Gustavo De Bella, uno de los arquitectos a cargo del proyecto, la obra prevista en el predio Rocca tiene un costo aproximado de cuatro millones de dólares estadounidenses. Nicolás Cambiasso, exarquero y actual presidente de All Boys, sostiene que la subcomisión encargada del proyecto se propone obtener los fondos “mediante subsidios nacionales e internacionales, mecenazgo cultural, una propia fundación con el apoyo de empresas y de particulares”, además de aportes de privados -sean socios o no- y de préstamos bancarios. En caso de que los fondos se sostengan en el tiempo, De Bella estimó una duración de 10 años de obra. Y, para conseguir que sea tratado el año que viene en la Legislatura, Cambiasso agrega que “se está conversando” con legisladores de distintas bancadas. Hay un elemento complementario: “Santiago Cándido Rocca, el hijo y albacea testamentario primero de don Manuel, fue presidente honorario de All Boys”, cuenta el historiador Tumbarello. Así, el pedido de cesión del predio se fundamenta también en el vínculo entre la familia Rocca y el club.

El argumento que causa más polémica entre sus detractores es lo que el club denomina “reparación histórica”, por las dos “cesiones” obligadas de los últimos cincuenta años. En 1979, la del terreno que hoy ocupa la Escuela Bilingüe para niños, jóvenes y adultos Sordos y Formación Integral N° 29 D.E. 18 Dr. Osvaldo Magnasco, en la manzana entre las calles Miranda, Chivilcoy, Elpidio González y Mercedes. En 1995, parte de lo que hoy es la Plaza Monte Castro (en la manzana contigua a la Escuela, con la que comparten la calle Mercedes). En total, ambos inmuebles suman 2,7 hectáreas contra las 1,2 que tiene el Rocca. Sin embargo, “según el decreto 8938/48, es el Estado nacional quien le expropió a la sucesión de Manuel Rocca el predio donde luego se construyó la Escuela Magnasco, por lo que no era de AllBoys ese terreno”, sostuvo Castiglioni. Y agregó que algo similar ocurrió con el espacio que ocupa la actual Plaza Monte Castro: “Lo usaba All Boys, que tenía cesión precaria, pero terminó siendo un basural y en la época de Jorge Domínguez, último intendente de Capital Federal, hubo un pedido vecinal que concluyó en la apertura de la calle Mercedes y por lo tanto en la división del predio”. Moya reconoció que en realidad “no era formalmente del club, sino que se había empezado a usar pero por la poca infraestructura desarrollada, el intendente Jorge Domínguez lo retomó para la Municipalidad”.

El último argumento se toma de las cesiones que el GCBA les hizo a otros clubes, como a Platense, Atlanta, Ferro y Nueva Chicago (histórico rival de All Boys). Y aunque uno de los principales miedos de quienes defienden “El Rocca para el barrio” es que CAAB venda parcial o totalmente el predio para uso privado de acceso no público, el abogado Jonatan Baldiviezo sostuvo que “en caso de concesión, All Boys no estaría autorizado a vender el predio a ningún tercero”. Y agregó que, si el GCBA finalmente lo vende a un proyecto inmobiliario, “le correspondería iniciar la revocatoria de la donación a los herederos de Rocca, y la ciudadanía también podría ir a la justicia para que se respete el destino de la donación”. En este punto coincidió Castiglioni: “Si los terrenos mutan a una función que no está establecida en la donación, vuelve a sus herederos”.

¿Y ahora qué?

Luego de las múltiples reuniones de la Mesa de Trabajo habilitada por el Consejo Consultivo de la Comuna 10, Sampaolo reconoció que el proyecto de All Boys es el que tiene mayor solidez y el más factible de aprobarse. Sin embargo, también insistió en que desde el Consejo no están de acuerdo con que la totalidad sea manejada por el club, y que al menos en lo que respecta a los espacios educativos, la gestión debería quedar en manos del GCBA. Al día de hoy, el Consejo está trabajando en consensuar ambas partes para presentar un proyecto único como Iniciativa Particular ante la Legislatura. Muy similar es la postura de Rodrigo Cilenti, jefe de despacho del legislador Alejandro Grillo (UxP), quien agrega que es necesario que el Consejo Consultivo sintetice la discusión, acercando posturas para presentar una propuesta que pueda contener ambos reclamos.

Para que el proyecto logre estado parlamentario y sea tratado es indispensable conseguir la firma de aunque sea un diputado. Sampaolo expresa que desde la Legislatura “se espera que el proyecto esté acompañado por la comunidad, por lo que tienen que dejarse de lado cuestiones personales para ponerse de acuerdo y llevar un proyecto común con fuerza”. Pero mientras “desde ‘El Rocca para el barrio’ no están trabajando activamente, los muchachos de All Boys siguen pintando paredes con entusiasmo”. Desde su perspectiva, Volkind sostiene que “los dos reclamos son válidos, pero cuanto más divididos estén, menos posibilidades tienen de que se pueda avanzar”.

Hay algo que está claro sobre el predio y es que, salvo el Gobierno de la Ciudad, ninguno de los actores involucrados quiere que se venda para la construcción de torres residenciales. En estos casos son clave las instancias que puedan originarse en ámbitos públicos de participación, como aquellas que ofreció el Consejo Consultivo, para escuchar todos los reclamos y acercar opiniones disidentes. El predio es de todos y de todas, y perder eso de vista conlleva el riesgo de que se corra el eje de discusión, que gane el cansancio y que, ante el miedo de que permanezca abandonado de manera indeterminada, pese más el “que hagan lo que sea”. En el panorama actual, sin embargo, ese no parece ser el futuro cercano.

ATE contra el ajuste

ATE contra el ajuste

Este jueves 27 militantes de ATE Capital se reunieron en el Obelisco y marcharon hacia el Ministerio de Desregulación en protesta por los contratos que están por vencerse, reclamando aumento salarial y repudiando la represión estatal.

El jueves 27 de febrero, la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) marchó por el centro de la Ciudad de Buenos Aires para reclamar por la situación de los despidos y el ajuste salarial. Este viernes se vencen cerca de 3.000 contratos y se espera que, para fines de marzo, la cifra supere los 50.000. El otro foco de la protesta fue en contra de la represión y el desguace del Estado.

Cerca de las 13 horas, el Obelisco se tiñó de verde y los colores de las remeras, banderas y pecheras de ATE que poblaron varias cuadras. Una vez puesto a disposición el escenario al que subieron varios dirigentes de ATE, desde el primer minuto la consigna fue reclamar pacíficamente. En el panel principal estuvieron presentes el diputado Hugo Yasky, el Secretario General, Daniel Catalano; Ingrid Manfred, delegada general en el exministerio de Desarrollo Social; Adolfo Dardik de la SENNAF;  Jorge Godoy , Secretario de educación especial de UTE-CTERA Más tarde se dirigieron al Ministerio de Desregulación.

El pasado 20 de febrero, las fuerzas de seguridad reprimieron a representantes y trabajadores que se manifestaban frente al Ministerio de Capital Humano. El clima, pese al panorama gris por la situación actual de los trabajadores estatales, los despidos, se terminó por teñir de esperanza por una mejora, aplausos, lágrimas y gritos para resistir y no darse por vencidos, el espíritu de lucha permanece intacto.

Tras ser consultado sobre la situación actual de los trabajadores estatales, el secretario general de ATE Capital, Daniel Catalano aseguró: “Los municipales son los más afectados porque están con los salarios más bajos históricamente. El Estado nacional está perdiendo un 40% de masa salarial y 37.000 puestos de trabajo, es una agonía, una situación muy compleja, por eso tantas movilizaciones para garantizar que nuestros compañeros puedan volver a trabajar”.

“El gobierno sigue avanzando en reprimirnos cuando queremos protestar, en despedirnos cuando levantamos la cabeza, en bajarnos los salarios cuando estamos protestando. Vamos a ser parte de la gran pueblada, hay que organizarse y avanzar, resistir”, añadió Catalano sobre la importancia de salir a las calles, en no dejarse amedrentar por las políticas represivas y en luchar a favor de los derechos constitucionales de trabajo, vivienda, educación, que para él, están siendo vulnerados sistemáticamente. “Ellos están delineando un país en donde el Estado no tiene ninguna función más que poder garantizarles seguir siendo ricos. Hay que cambiar ese paradigma”, concluyó.

“La situación es muy mala, están despidiendo a muchos compañeros y no es justo, porque esa gente es necesaria para esos puestos. El gobierno se equivoca, no es el momento para estos cambios, pero bueno, es lo que votó la mayoría”, comentó Juan Francisco Vaz de Borja, empleado municipal ATE General Rodríguez.

Norberto Señor, secretario adjunto de ATE GBA Sur, señaló: “Se está sufriendo una política para derrotar a la clase trabajadora, destruir sus organizaciones, poner el salario en lo más bajo y en despojarnos hasta del derecho a protestar, atacando los derechos más básicos como vivienda, salud, educación”.

Una opinión popular también fue la sorpresa de que la Confederación General del Trabajo (CGT) no haya  tomado medidas más severas contra el gobierno. “Esperábamos más apoyo por parte de ellos”, aseguró Vaz de Borja: “La próxima movilización debería ser en la sede de la CGT”. Los reclamos se extendieron hasta la oposición, acusándolos de cierta pasividad ante la situación y hasta de ser cómplices.