“No sé si gastar mi sueldo en el viaje o renunciar y quedarme sin ingresos”

“No sé si gastar mi sueldo en el viaje o renunciar y quedarme sin ingresos”

Septiembre marca un antes y un después para millones de trabajadores y estudiantes que cruzan diariamente el umbral entre el Gran Buenos Aires y CABA. La eliminación de subsidios y el aumento de tarifas perjudican su acceso a empleo y educación.

 

A partir del 16 de septiembre, en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), aumentarán un 40 por ciento las tarifas de trenes y subtes, y 37,5 los colectivos. A esto se le suma la reciente decisión del Gobierno nacional de eliminar los subsidios para las 31 líneas de colectivos dentro de la ciudad, junto con la quita del «boleto integrado», lo que llevará el pasaje promedio a más de 700 pesos, cuando el mínimo actual es de 270.

“Estos aumentos me están matando, estoy pensando hasta en cambiar de trabajo”, expresa con preocupación Silvia Hernández, quien trabaja en un alquiler de bicicletas en San Telmo y vive en Florencio Varela. “Pero allá tampoco hay laburo. Así que al final, no sé si gastar mi sueldo en el viaje o quedarme sin ingresos”, se ríe con frustración.

El secretario de Transporte de la Nación, Franco Mogetta, justifica la medida: «Traspasamos las líneas de colectivos a CABA para eliminar privilegios con respecto al interior», declaró. Aunque esta decisión pretende ahorrar recursos al Gobierno, su impacto directo en el costo de los viajes diarios es innegable.

Horacio Jara, docente en una escuela porteña, critica la medida: “La eliminación del subsidio a la Red SUBE y el aumento encubierto de tarifas no se corresponden con los aumentos salariales”. Además, señala que el ajuste afecta no sólo al bolsillo de los usuarios, sino también «el acceso de los alumnos a la educación». Muchos estudiantes del conurbano enfrentan ahora una barrera económica que les dificulta asistir a clase con regularidad.

El impacto de estas medidas va más allá del encarecimiento de los viajes. Fragmenta aún más la cohesión social y económica del AMBA. “El mes pasado gasté aproximadamente 17.500 pesos en transporte. Con los ajustes, voy a empezar a gastar más de 68.800, es una locura si considerás que sólo estoy viniendo a estudiar”, dice Facundo Cancela, un estudiante de Quilmes que viaja a Capital para cursar. “Siento que ignoran esta realidad”, agrega.

“Salgo de trabajar de noche y no tengo opción más barata, porque los trenes ya no pasan a esa hora. Termino tomando dos colectivos y me sale un ojo de la cara. Si me siguen aumentando, no sé cómo voy a hacer”. Lautaro trabaja en un restaurante de Recoleta y hasta hace poco su gasto diario en transporte rondaba los 600 pesos, pero con las nuevas tarifas, superará los 1.400 diarios: “Una cifra insostenible para alguien que cobra el salario mínimo”, afirma.

La eliminación del «boleto integrado» agrava el ajuste del transporte para los habitantes del conurbano que viajan a la ciudad, incrementando los costos y complicando los desplazamientos entre distintas áreas metropolitanas.

Pero el costo del viaje diario no es el único precio a pagar, el tiempo también es un recurso que se gasta. “Es una locura el tiempo que se pierde», dice Marcela López, madre de dos hijos y empleada en una empresa de limpieza en el centro porteño. “Y ahora no sólo tardo casi dos horas en llegar a mi trabajo, sino que tengo que gastarme mi sueldo en un servicio que ni siquiera funciona bien”, se queja.

Las nuevas medidas agudizan las desigualdades en el transporte público y ponen en riesgo la movilidad y la equidad en el acceso a recursos esenciales.

“La música se paga o se apaga”

“La música se paga o se apaga”

Músicos e instituciones dedicadas a la protección de derechos de autor critican el reciente decreto promulgado por el Ejecutivo, que busca liberar de costos la reproducción de música en espacios privados.

Los últimos días de agosto, el presidente de la nación Javier Milei, emitió el Decreto 765/2024 por el cual ahora solo se pagarán las reproducciones musicales que se lleven a cabo en el ámbito público, dejando fuera las que ocurran en recintos privados. En respuesta, la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SAdAIC) y la Unión de Músicos Independientes (UMI) divulgaron comunicados criticando la medida.

“Modifica dos artículos de la reglamentación de la Ley de Propiedad Intelectual, el 33 y el 35 y es demasiado impreciso en cuanto a lo que trata de definir como nuevo concepto de comunicación pública. Salimos a señalar esto porque para nosotros, los autores y compositores independientes, el derecho de autor es nuestro salario, lo creemos sin ningún tipo de complejo y pensamos que merecemos sostenerlo”, mencionó Gustavo Rohdenburg, músico y presidente de la UMI.

Guillermo Ocampo, director general de SAdAIC, mostró una posición similar y comentó que están evaluando la mejor forma para impugnar legalmente “desde el primer artículo del decreto”. Rohdenburg continuó: “No está bueno que el Estado se involucre en lo que es la administración de la gestión colectiva de la propiedad intelectual en el caso de la música, porque nosotros ya tenemos las entidades monopólicas para esas funciones. Sí debería educar en lo que son los derechos intelectuales y como relacionarse mejor con las entidades”.

El Artículo 33 ahora modificado dicta que “se entiende por representación o ejecución pública aquella que se efectúe -cualquiera que fueren los fines de la misma- en un espacio de acceso público, libre y dirigido a una pluralidad de personas. No existe representación o ejecución pública cuando la misma se desarrolla en un ámbito privado, sea éste de ocupación permanente o temporal”, independientemente de si es efectuada “por ejecutantes o por cantantes, así como también la que se realice por medios mecánicos, electrónicos o digitales, incluyendo Internet”.

Federico Sturzenegger, a cargo del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, defendió la medida en X alegando que “la confusión había provocado el absurdo de que se cobraran derechos por la mera existencia de televisores en la habitación de un hotel (aún si el cuarto estaba vacío), lo que encareció significativamente la prestación de los servicios”.

El Decreto también menciona que “se considerará debidamente remunerada la ejecución pública cuando un establecimiento utilizare una licencia de ejecución pública otorgada por los titulares de los derechos, sus derechohabientes, representantes, las sociedades de gestión colectiva o una plataforma autorizada por éstos a ofrecer licencias con ese fin”, revocando la exclusividad del cobro a SAdAIC.

Al respecto, Rohdenburg mencionó que “hay algunos países del mundo que tienen gestión no monopólica, como Estados Unidos, Canadá y creo que España. Eso queda abierto, pero no hay una letra chica que le dé forma. Se deja a la libre interpretación y es muy probable que se abra a la posibilidad que se judicialicen las cosas”. Por su lado, Ocampo entiende que “eso no puede ser regulado por el Ejecutivo” y que, en todo caso, “deberían mandar una ley para que sea tratado en el Congreso”.

 

Luciano Scaglione es bajista y compositor de Attaque 77. Si bien hoy la banda se encuentra en un parate, él está presentando su proyecto Lucho al Attaque, con el que ya lanzó un nuevo álbum. Al mismo tiempo, está a cargo de Strummer Bar en el barrio de Palermo, local que fundó junto a su compañero baterista de Attaque 77, Leonardo de Cecco, y al que recientemente se sumó Sergio Rotman, saxofonista y cantante de bandas como Los Fabulosos Cadillacs y Cienfuegos.

“Al músico y al compositor le interesa cuidar su derecho. Este gobierno se está metiendo en un montón de lugares que estarían últimos en una fila de cosas a revisar en el estado en que se encuentra este país. Como músico y compositor, yo necesito que SAdAIC cuide mis derechos. Había una frase de los setenta u ochenta que decía que la música se paga o se apaga. Yo tengo un lugar de música y lo pago, esa guita va a la mutual de SAdAIC que hace un trabajo increíble con precios muy accesibles y con una atención espectacular”, opinó Scaglione.

Agregó también que “una administración no puede decidir si le quita entidad a una organización que está hace 90 y pico de años. De hecho, mi abuelo fue socio fundador de SAdAIC porque era músico, mi viejo también es socio y yo soy desde el año 1995. El mayor patrimonio que me dio es la obra social, la mutual para mí y para mi familia. Para la familia de cualquier músico es muy fundamental, encima hoy, con los precios de las prepagas, influye directamente en el pasar de un montón de familias”.

Sobre la situación, se explayó: “Es importante esa plata, más desde que terminó la venta de vinilos y de CDs y de que las regalías son digitales. Muchos músicos dejaron de tener un ingreso importante, ahora ya está medio regulada pero, hasta hace muy poco, de repente hubo un hueco impresionante en los ingresos de los músicos donde solo te quedaba el ingreso para tocar en vivo”.

Cuenta la historia de un cantante que un día en su cuenta de X se quejó porque a pesar de su arte no había podido lograr digna erogación. El vocalista en cuestión fue Adrián Barilari, famoso por integrar Rata Blanca, que agradeció “a los directivos de SAdAIC por haberme ingresado al RAS (reconocimiento autor) por la suma de 7.800 pesos, por mis 30 años de aporte con mi voz y mi aporte a la cultura…¡Feliz! ¡Gracias Totales!”, en tono irónico.

“Lo que Barilari no aclara es que el Reconocimiento Autoral Sadaic (RAS) no está relacionado a los derechos de autor, sino que tiene que ver con haber estado 30 años en la organización. El monto es poco, pero se trata de algo simbólico. Nosotros ofrecemos un plan médico parecido o mejor al de OSDE 210”, explicó Ocampo.

Rohdenburg opinó que “sin duda el dinero es menor y que las entidades tienen cosas para mejorar, pero no por eso tiene que desregularse o, peor, permitir ingresar la competencia privada en la gestión, a la que solo acceden los que pueden abonarla”.

Por su lado, Scaglione sostuvo que “seguramente hay algo que no funciona de la mejor manera en SAdAIC, hay mucho dinero entrante que queda dando vueltas porque terminan los derechos de los herederos que, creo, duran 30 años y después, si nadie los reclama, van a lo que se llama el vuelco. Que habría que tener una administración muchísimo más transparente, más justa y real, no tengo dudas. Creo que SGAE, la SAdAIC española, funciona mucho mejor y, cada tanto, algún artista argentino, más los que tienen mucho trabajo por Europa o por España, como Calamaro, se van de SAdAIC y se registran SGAE”.

Asimismo, relató que “hace muchos años me hice un curso de estatuto en SAdAIC que era medio obligatorio cuando accedías a ser socio pleno. Me explicaron cosas muy interesantes, pero ante tanta cuestión burocrática e institucional, el músico se hincha las pelotas. Aparte te marean porque no sabés si están a favor tuyo o te están cagando. He escuchado de todo, managers históricamente puteando a SAdAIC y, por ejemplo, Sandro hacía una obra de teatro en sus shows, entonces él se arreglaba con Argentores. Él pasaba su show musical como obra teatral y nunca pagó SAdAIC, todos decían que era una jugada maestra que solo se le había ocurrido a él”.

Una década de autogestión

Una década de autogestión

La gráfica Madygraf cumplió diez años desde que sus obreros la recuperaron y comenzaron a producir sin patrón. El rol de las mujeres y el aporte al cuidado del ambiente en una planta donde trabajan cien personas.

En la mañana del 11 de agosto de 2014 las vidas de los 400 empleados de la empresa gráfica R. R. Donnelley se detuvieron. Las máquinas también. Un comunicado de la compañía, pegado de manera muy improvisada sobre el portón de la entrada, anunciaba la quiebra y el cierre definitivo de la firma. Todos habían perdido sus trabajos sin ningún tipo de indemnización ni explicación.

Lo que no se detuvo aquella mañana de invierno fue la iniciativa de los empleados. La mitad de los despedidos decidió acatar la decisión, pero el resto optó por la resistencia. Ese mismo día encendieron las máquinas rotativas y comenzaron a hacer lo único que deseaban: trabajar. De esta manera recuperaron la planta y nació Madygraf. Diez años después celebran la hazaña.

Un poco de historia

R.R. Donnelley se instaló en Argentina en 1992 tras la compra de la editorial Atlántida. Su fundador había comenzado con su propia imprenta en Chicago el siglo anterior, pero la empresa creció de manera tan exponencial que Estados Unidos le quedó pequeño. 

En 2001, tras varios años soportando la implementación de las doce horas de trabajo y el turno americano, que los obligaba a trabajar sábados y domingos, ocurrió un conflicto previo. A raíz de esto, hubo cincuenta despidos. La tensión, lejos de desaparecer, aumentó con el correr del tiempo.

En julio de 2014, un mes antes de la quiebra y posterior recuperación, la empresa solicitó al Estado un subsidio alegando una situación económica muy complicada. Para ello, presentaron un plan de crisis que constaba de más de cien despidos y una reducción considerable de los salarios. La propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo que se trataba de fondos buitres, tal como denunciaban los trabajadores.

Finalmente, el 11 de agosto llegó y el comunicado del cierre de la planta también. Muchos de los, por ese entonces, desempleados decidieron rápidamente la toma del establecimiento. No fue necesario romper puertas ni candados. Al día siguiente, los mismos guardias entregaron las llaves y, desde allí, fueron conservadas por sus trabajadores. 

Una vez dentro se encontraron con que la Editorial Atlántida tenía su papel para imprimir en uno de los depósitos. Por supuesto que cuando se enteraron de la noticia quisieron llevárselo, pero en ese mismo instante los trabajadores acordaron terminar las revistas. De esta manera, pudieron mostrar que no solo querían  trabajar, sino que también podían hacerlo sin la necesidad de un empleador. “No hacen falta patrones para poner en movimiento una fábrica. Ellos no saben encender una máquina, nosotros sí”, resumió de manera contundente a ANCCOM Marcelo “El pollo” Ortega, trabajador de Madygraf desde el año 2012.

Son cien las personas que forman Madygraf, aunque 70 se encuentra en actividad. Ante la ausencia de la patronal, las decisiones son tomadas enteramente por los trabajadores de manera colectiva en asambleas que se realizan habitualmente. Cada sector tiene su propia comisión, lo cual permite que problemas más pequeños puedan ser resueltos de manera más rápida.

Los roles rotan constantemente y muchos son sometidos a votación. Año a año son los mismos obreros los que deciden quiénes serán los encargados de ocupar los cargos en la presidencia, la tesorería y la secretaría. “Acá podemos organizarnos, debatir y votar democráticamente. En un laburo bajo la mirada de un patrón eso no lo podes hacer, no tenes voz”, afirmó Érica Gramajo, trabajadora de Madygraf desde 2015.

 

Memorias propias

El solo recorrido de la planta, ubicada en Garín, cuenta su propia historia. Justo en la entrada, un cartel con letras de todos colores da la bienvenida y presenta uno de los mayores logros de los obreros: la juegoteca, una guardería donde las mujeres dejan a sus hijos mientras cumplen su horario laboral. Se encuentra en el mismo sector donde funcionaba la Secretaría de Derechos Humanos durante la época de Donnelley, lo cual la carga aún más de sentido. Allí interactúan con otros niños en su misma situación bajo la mirada atenta de docentes y trabajadores sociales. Este logro fue mérito de las mujeres, quienes al momento de la toma parecían inexistentes, pero que luego lograron un rol imprescindible. 

Continuando el recorrido, al lado de la juegoteca, se puede vislumbrar una pared con varias tapas enmarcadas: Paparazzi, Billiken, Para Ti, todas revistas impresas aquí mismo. Más adelante, también encuadrado, uno de los cuadernillos característicos, aquel que cuenta la historia de esta gráfica recuperada y que es entregado a alumnos y alumnas de escuelas estatales. 

Las camisetas de fútbol de clubes de barrios aledaños también dan el presente en esa enorme pared que funciona como una vitrina de logros. Es que Madygraf hace tiempo dejó de ser solo una empresa recuperada para convertirse en un símbolo de lucha y de resistencia. “Nosotros cumplimos un rol social y tenemos el apoyo de la comunidad”, mencionó Ortega.

Las mujeres 

Al momento de la recuperación de la planta, solo había algunas pocas mujeres en el sector de administración. Eso hoy cambió rotundamente. Fue un proceso paulatino, no ocurrió de un día para el otro.

Allá por 2011, tres años antes de la toma, 19 empleados fueron despedidos. Sus compañeros y parejas decidieron dar la batalla y lograron la reincorporación de todos. Pero en el medio hubo muchas protestas y acampes frente a la puerta de la fábrica. Allí fue donde se conocieron las mujeres que pasaron de ser solo las esposas o novias de los empleados de Donnelley a integrear Madygraf. “Teníamos muchas cosas en común y se formaron vínculos. Desde ahí no paramos más y ya tenemos 13 años de organización”, expresó Gramajo. El resultado de ello fue la creación de la Comisión de Mujeres, fundada en 2011.

Una vez recuperada la empresa, esas mujeres que lucharon codo a codo a la par de sus parejas y compañeros no podían quedar relegadas. Por eso pasaron a formar parte de la gráfica y hoy en día son maquinistas, presidentas y tesoreras, a la par de los varones. “El cierre de la planta nos encontró organizadas y pudimos recibir nuevas mujeres. La organización es fundamental”, agregó Érica.

El proceso de aceptación fue largo, hubo muchos palos en la rueda y resistencia. La deconstrucción fue necesaria, algunos chistes y algunas maneras de actuar cotidianamente tuvieron que cambiar para mejorar el día a día entre compañeros y compañeras. “Eran batallas contra nosotros mismos porque no podíamos tener los mismos valores que nos dictaban los de arriba que nos querían dividir. Nosotros teníamos que ser mejores personas”, manifestó Ortega. 

El presente

Aunque en el cartel de la entrada sobre el km 36,7 de la Panamericana aún se puede leer “Donnelley”, así como también en las cajas dentro de la planta, el nombre Madygraf se lleva con mucho orgullo entre los obreros, ya que carga con mucho simbolismo para ellos y ellas. 

El nombre Madygraf nació en honor a la hija de uno de los empleados de la gráfica que se encontraba al momento de la toma. Madeleine era una niña que había sufrido un accidente que le complicó su salud y que la condenó a una expectativa de vida de 10 años, pero Mady finalmente vivió más de 20 años y es considerada aún como una luchadora. 

Ellos mismos también se consideran luchadores. Han tenido que reinventarse más de una vez y constantemente. No solo tuvieron que experimentar crisis económicas y una pandemia que los obligó a la confección de sanitizantes y barbijos, sino también la caída abrupta del consumo de revistas gráficas en formato papel. Por eso hoy apuestan a las bolsas de papel, una labor a favor del medio ambiente que ofrece opciones para reemplazar al plástico. 

Muchas de las grandes máquinas que integran la planta en Garín hoy están paradas, pero el sector que se encarga de aquellas bolsas, mayormente conformado por mujeres, está más vivo que nunca. 

Lamentablemente la impresión de cuadernillos y manuales de uso escolar es cada vez más baja, aunque sea una prioridad para los trabajadores. Especialmente desde la llegada de Javier Milei.

Los integrantes de Madygraf subrayan el rol clave que podría jugar el Estado en esta gráfica y reclaman la estatización de la planta para producir libros escolares, entre otros productos, a bajo costo. “Nosotros sabemos todo lo que imprime y puede imprimir el Estado. Ellos tranquilamente podrían estatizar la fábrica y hacer un montón de cosas para las escuelas y las universidades”, denunció Érica.

Pero la estatización no es el único de los deseos de los trabajadores.  Guillermo Kane y María Laura Cano, ambos diputados bonaerenses del Frente de Izquierda, están llevando a cabo el proyecto por la expropiación. Por el momento contó con dictamen positivo de la Comisión de Tierras, pero el trayecto es más largo y debe pasar por otras comisiones antes de ser aprobado en el recinto.

 

Una década después 

El relato de esta historia se puede oír de la voz de sus propios trabajadores y trabajadoras en el documental Huellas de un futuro, antesala de una celebración que parece recién haber comenzado.

Este mes también anunciaron la publicación del libro Trincheras de Libertad, donde Eduardo «Chavo» Ayala y Jimena Gale, ambos trabajadores de Madygraf, relatan la historia de organización de los obreros de Donnelley. Además, festejaron a lo grande con el Festival por la Expropiación Definitiva para Madygraf en el playón de la fábrica. Allí se presentaron, C4 Reggae Combativo, Las Manos de Filippi, Grupo Anaconda y Sonido de Cumbia. 

“La Fiesta del Libro Usado es un acto de resistencia”

“La Fiesta del Libro Usado es un acto de resistencia”

Se realizó el tercer encuentro de la FLU, un evento que nuclea decenas de vendedores de ejemplares usados que promueven la lectura y pasión por la literatura.

“En estos tiempos, con un gobierno industricida, hambreador, segregacionista, endeudador, enemigo de la educación y de la salud pública, la FLU es un acto de resistencia”, expresó el escritor Jorge Consiglio en el discurso de apertura de la tercera edición de la Fiesta del Libro Usado (FLU), un evento gratuito que, bajo el lema “leer es una fiesta”, busca promover la lectura y el encuentro entre lectores, escritores, libreros y artistas.

Cientos de personas se acercaron este sábado a la Plazoleta del Lector de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno para disfrutar de una tarde de pleno sol, donde la literatura fue la gran protagonista, acompañada de charlas, música e intervenciones performáticas. Aficionados de todas las edades recorrieron los 40 puestos de librerías para conseguir ejemplares usados “buenos, bonitos y baratos”, algunos con historias propias marcadas en sus páginas.

“Me parece que el rol del libro usado, compartido, girado, o de bibliotecas propias pero que se hacen colectivas, es súper interesante porque nos habilita a leer”, contó Sofía Ponce Martínez, una jóven de 26 años que disfrutó del primer día de la FLU junto con amigas. Además de la venta de libros, el evento ofreció diversas actividades que permitieron el encuentro cercano de los lectores con reconocidos escritores. “Cuando lees un libro subrayado, un libro leído, estás leyendo otras cosas también. Estás leyendo el libro base y también la interpretación de otra persona”, agregó Sofía en relación a la actividad “lectura de subrayados”, protagonizada por la escritora Selva Almada y la cantante Paula Maffía.

La atmósfera festiva también se nutrió de la música en vivo y las performance artísticas, que le dieron al encuentro un toque de arte interdisciplinario. Al ritmo de la música, muchos aprovecharon para relajarse y disfrutaron de charlas e intercambios con sus pares bajo el sol de la tarde. En este sentido, Ricardo Zabaleta, un lector de 66 años, comentó: “Me encanta encontrarme con alguien y hablar de libros, de historias, de experiencias que hemos tenido”. A su vez, remarcó la importancia de la iniciativa “más en estos momentos, que nuestro país anda a los tropiezos”.

El interés por la lectura no discriminó edades. Los puestos ofrecían desde cuentos infantiles hasta clásicos de la literatura universal y libros de historia, algunos con más de un siglo de antigüedad. “Yo creo que el libro es el mejor regalo. Te acompaña en todos los momentos de la vida”, afirmó Silvia López, una filósofa de 76 años que decidió acercarse al evento a compartir un día en familia. “La vida es así, es una montaña rusa. Cuando tocás fondo, la literatura te sana”, reflexionó.

Este evento no solo promueve la lectura, sino que también se ha consolidado como un espacio de resistencia cultural y un homenaje al poder transformador de los libros. En tiempos difíciles, leer se convierte en un acto de reivindicación y lucha.

El personal del Garrahan bajo la línea de pobreza

El personal del Garrahan bajo la línea de pobreza

Los trabajadores del hospital pediátrico hicieron un paro de 24 horas. Piden salarios dignos, mejores condiciones laborales y mayor presupuesto.

Técnicos y profesionales del área de salud del Hospital Garrahan realizaron un paro de 24 horas en reclamo de mejoras salariales. La medida de fuerza, que tuvo un acatamiento total, se extendió desde las 7 del miércoles 3 hasta las 7 del día siguiente.

Según Norma Lezana, médica nutricionista especializada en pacientes diabéticos, delegada y vocera de la Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT), es una burla lo que el gobierno de Javier Milei quiere darle a los trabajadores de la salud, “un aumento de un dos o tres por ciento”, cuando desde el gremio están pidiendo una recomposición del 100 por ciento y así llegar a un monto mínimo de 1.400.000 pesos.

“Es una vergüenza que funcionarios de altos cargos se sigan subiendo el sueldo como si nada, con desfachatez, mientras que los trabajadores del área de salud, tanto del Garrahan como de los diferentes centros hospitalarios del AMBA y el resto de las provincias, siguen teniendo un salario por debajo de la línea de pobreza”, manifestó Lezana, en diálogo con ANCCOM.

Un profesional de la salud, refirió Lezana, cuenta con formación académica específica y sigue especializándose a lo largo de su carrera, tomando cursos para estar cada vez más preparado.“Que el Gobierno no valore el esfuerzo y la capacidad en el área de salud, también hace que los jóvenes profesionales estén un tiempo y luego renuncien, en busca de mejores oportunidades salariales, ya sea en clínicas privadas o fuera del país. Esto es una pérdida lamentable y una fuga de cerebros”, agregó con angustia en su voz.

La protesta del personal, que dio comienzo al paro, tuvo lugar en las afueras del Garrahan, sobre la calle Combate de los Pozos, durante la mañana del miércoles. En una muestra de compañerismo y unidad, participaron trabajadores de las distintas especialidades –nutrición, radiología, kinesiología, neurología, neonatología, farmacia, lactarios–, así como de enfermería y mantenimiento, entre otros.

La convocatoria incluyó a referentes políticos, sociales y sindicales que se acercaron para manifestar su apoyo y la presencia de un grupo de cantantes líricos que transmitieron fuerza y esperanza a los trabajadores.

Fundado en 1987, el Hospital Garrahan, de gestión compartida entre la Nación y la Ciudad de Buenos Aires, es el centro pediátrico de referencia en salud pública, gratuita y de alta complejidad de la Argentina y de la región. El sistema funcional del establecimiento se basa en el cuidado del paciente, lo que significa que su estructura de servicios debe satisfacer las necesidades médicas, de enfermería y de todos los sectores, ya que cada uno brinda atención de calidad en cada etapa de la enfermedad, con equipos de trabajo constituidos para realizar las diferentes tareas asistenciales.

El Garrahan asegura a toda la población un acceso público e igualitario, ya que sus pacientes no solamente pertenecen al área metropolitana, sino también del resto del país.

Los trabajadores continuarán luchando por los que consideran un reclamo justo, por salarios dignos, mejores condiciones laborales, y que el Gobierno otorgue un mayor presupuesto a la salud pública y valorice la labor de cada uno de los profesionales, entre los que se cuentan los del sector de enfermería, que aún no es considerado como profesional.

A lo largo de las 24 horas de paro, el hospital funcionó con guardias mínimas similares a los días domingos y feriados.Tras la protesta del miércoles por la mañana, los trabajadores culminaron la jornada de lucha con un semaforazo, sobre la calle Pichincha, vestidos con sus ambos y delantales blancos, sosteniendo pancartas y carteles, acompañados por ciudadanos comunes que se acercaron en solidaridad. Al final del día, los representantes gremiales se reunieron en una asamblea para evaluar la medida y los próximos pasos.

Reencontrarse con uno mismo en el cine

Reencontrarse con uno mismo en el cine

Este jueves se estrena «La Práctica», la nueva película de Martín Rejtman, que cuenta con la musicalización de Santiago Motorizado.

En esta nueva película Martín Rejtman, director de Silvia Prieto (1999), Los guantes mágicos (2003) y Dos disparos (2014) entre otros, presenta a Gustavo (Esteban Bigliardi), un profesor de yoga recientemente separado de Vanesa (Manuela Oyarzún). Ella se queda con el departamento, él con el estudio de yoga que antes compartían en la ciudad de Santiago de Chile. Entre alumnos, exalumnos que reingresan a su vida y hechos desafortunados que se suceden, Gustavo buscará la manera de volver a encontrarse con la práctica del yoga, de algún modo consigo mismo, y así continuar con su vida. Rodada casi enteramente entre Chile gracias al apoyo de productoras como Quijote Films, Rosa Filmes y Un Puma, el film de 91 minutos sumerge al espectador en una historia en la que más de uno puede sentirse identificado.

La forma de hablar pausada de los personajes, el tiempo que hay entre un texto y otro, y la voz en off, características muy marcadas del estilo del director, están presentes en La Práctica. Los diálogos y sus consecuentes silencios permiten al espectador pensar en lo que se dicen y no se dicen los personajes, y la voz en offcompleta las acciones del protagonista.

“Es fundamental para mí, para que las escenas funcionen de la manera en que las pienso cuando escribo el guion, que los textos sean dichos de una manera determinada y con una velocidad determinada. Soy más de diálogos, que de acciones. En esta película hay algunas escenas más físicas, pero por lo general me gusta más que las escenas se vayan hilando a través de los diálogos”, señala Rejtman.

En la película también cobra gran protagonismo el diseño sonoro a cargo de Guido Deniro, que de alguna manera termina de dar sentido a las escenas. Al transcurrir mayoritariamente en exteriores, entre la ciudad y las sierras, el film se apoya mucho en el tratamiento minucioso del sonidoambiente.

Endiálogo con ANCCOM, Rejtman remarcó:“A mí me gustaba que el sonido estuviera muy presente y tuviera mucho protagonismo. No es algo que pensé en la escritura. Lo vi en el momento de tener el material y empecé a pensarlo ahí. Cuando empezamos a trabajar concretamente con el sonido, por ejemplo en los crujidos de ramas y de hojas en la naturaleza, mantuvimos el sonido directo de muchas escenasy otras se rehicieron en postproducción”.

La música, a cargo de Santiago Motorizado, también tiene un peso importante en la película. Hay que tener en cuenta que esta es enteramente diegética, no hay música por afuera de la película sino que las músicas que aparecen pertenecen a los distintos lugares en donde transcurren las escenas.

En el plano de la historia, la película toca una fibra íntima. El protagonista transita la ruptura de su pareja y la pérdida de su hogar. Su trabajo, la práctica, se transformará en el último y único recurso para encauzar su vida. “Hay algo de reencontrase consigo mismo porque él busca reencontrarse con la práctica, que es lo que define su vida. Y el hecho de irse y perderse un poco en la naturaleza, en ese mundo salvaje, tiene que ver un poco con eso”, reflexiona Rejtman.

El trabajo conjunto entre el diseño de fotografía a cargo de Hugo Azevedo (AIP) y la estructuración del guion y las escenas permiten la ambigüedad de sensaciones, una vez finalizada la película. Entre diálogos y planos abiertos en los que Gustavo se pierde, el espectador puede encontrar uno o varios sentidos, completar lo que la película tiene para decir o simplemente quedarse pensando mientras vuelve a casa, como el protagonista.

La prácticase estrena este jueves 5 de septiembre en salas de todo el país.