“Es indignante que sigamos sin saber dónde está Loan”
Fernanda Esmay es psicóloga y presidenta de la Fundación Jóvenes de Goya, una de las instituciones que cada día 13, fecha en la que se cumple un nuevo mes de la desaparición de Loan Peña, sale a la calle a reclamar por su pronta aparición. Estas manifestaciones, que nacieron de manera espontánea, primero eran semanales y contaban con una participación multitudinaria de la sociedad. Con el tiempo, y algunos movimientos extraños del círculo cercano a los padres, la participación popular mermó y las concentraciones pasaron a ser mensuales, pero no se detuvieron.
“Somos un grupo reducido los que seguimos yendo”, detalla la activista social en diálogo con ANCCOM. “Se pide justicia, se pide el esclarecimiento, se pide su aparición con vida, pero la verdad es que uno no puede tomar posición respecto a nada porque es una causa sumamente irregular”, analiza la mujer.
“Lo de Loan lamentablemente es algo que está sumamente embarrado. Un millón de hipótesis, versiones, y una causa que fue muy mal manejada desde su principio. Entonces, si bien uno tiene la esperanza de que en algún momento se pueda esclarecer o que pueda aparecer con vida, la verdad es que es todo tan confuso que a veces no se sabe qué es información oficial, qué es hipótesis, qué es mentira y qué es fake news”, remarca.
Esmay pone el foco en las primeras horas tras la desaparición, que las autoridades no pusieron en funcionamiento el protocolo conocido como Alerta Sofía, un sistema de emergencia rápida desarrollado por el Ministerio de Seguridad de la Nación para coordinar la inmediata búsqueda y localización de los niños y adolescentes desaparecidos. “Implica la difusión masiva y orientada del caso, a través de afiches específicos, medios de comunicación, redes sociales, telefonía celular, dispositivos de las fuerzas federales, etcétera”, explican desde la cartera liderada por Patricia Bullrich, a través de su sitio web.
“La gente circuló con total normalidad por muchísimas horas, que se supone que son cruciales para dar con el paradero”, reclama la psicóloga de Goya. “Todo lo que sucedió en adelante es confuso. Gente que viajaba, gente que se iba y venía del pueblo, organizaciones desconocidas para nosotros, como fue la Asociación Dupuy, que venía supuestamente a asistir a los familiares y que terminaron sospechados de tergiversar los testimonios. Entonces hay un montón de personas que fueron a 9 de Julio y, con tanta gente, una zona que tendría que haber sido cuidada como la escena de un delito, de un crimen, fue transitada por miles de personas en pocos días”, relata.
“Ahí nos dimos cuenta que en realidad no hubo un protocolo para actuar, de que no hay roles específicos en el Estado, de que no hay formaciones adecuadas tampoco, de que en nuestra provincia no existe la figura del defensor de niños, niñas, adolescentes y juventudes… Un montón de ausencias y a la vez un montón de presencias que no tendrían que haber estado hacen que hoy la causa no avance. Pareciera que no tenemos la punta del ovillo todavía, ¿no?”, sostiene Esmay.
A todo esto, para sumarle más interrogantes a lo que ocurrió, cuando la causa ya era tramitada por la justicia federal de Goya, la tía del desaparecido, Laudelina, fue llevada de madrugada a declarar en la justicia provincial. Allí, sorpresivamente, confesó que el niño había sido atropellado por el matrimonio de Pérez y Caillava, a quienes responsabilizó de haber ocultado el cadáver.
Esto fue anunciado con bombos y platillos el pasado 29 de junio por el gobernador provincial Gustavo Valdés, quien celebró el esclarecimiento del caso y sostuvo en sus redes que se había dado “un gran paso en la resolución del hecho”. Finalmente, terminó siendo un anzuelo para los medios de comunicación, que con la ansiedad de tener la última información sobre el resonante caso acabaron mordiendo la carnada.
“Una causa que ya estaba en la órbita de la justicia federal, ellos trasladan a un testigo clave, que debería de haber estado protegida, de manera particular a una fiscalía en el pueblo provincial para dar ese testimonio de un accidente y el gobernador a las 9 de la mañana de un sábado dice se va esclareciendo el caso. Por supuesto, después no se pudo avanzar en esa hipótesis, no citaron a declarar a estas personas que trasladaron a Laudelina y seguimos sin un montón de respuestas y con un montón de preguntas también”, cuestiona Esmay.
“También uno se pregunta si nosotros tenemos independencia de los poderes, ¿cómo es que el gobernador accede de primera mano y a primera hora a un testimonio que debería de ser privado? Ahí teníamos todavía el secreto de sumario ¿Cómo él accede a ese secreto de sumario a una testimonial que se brinda en un fuero que ya no correspondía? En todo caso, en la hipotética situación de que tuviese una información muy valiosa y que hubiera esclarecido el caso, tendría que haber venido a declarar a Goya, que es donde nosotros tenemos la justicia federal”, explica.
La titular de Jóvenes de Goya pone en tela de juicio también el accionar del comisario Walter Maciel, quien tenía antecedentes negativos de su paso por la localidad de Monte Caseros antes de recalar en 9 de Julio. “Ya tenía denuncias por abuso, por violación. En lugar de apartarlo de la fuerza e investigar esas denuncias, acá en la provincia se acostumbra que cuando un policía es denunciado por algo, se lo traslada. Entonces lo que hacemos es mover el problema de ciudad, pero no solucionamos el problema, no abordamos la corrupción que existe, las complicidades entre los diferentes poderes del Estado”, reclama Esmay. A su criterio, “como ciudadanos, estamos en una situación de total indefensión y sobre todo los menores. Nosotros tenemos infancias que son permanentemente vulneradas y violentadas”.
Corrientes es una de las provincias argentinas con mayores índices de pobreza, números alarmantes de mortalidad infantil, casos de malnutrición, violaciones y violencia.
“Loan es un vecino, un niño, que viene a abrir la caja Pandora en la que se disimulan todas estas problemáticas sin asistencia por parte del Estado. Así que el Estado es cómplice desde ese punto también. Por acción y también por omisión, en relación a la ausencia de políticas públicas que sean garantes de derecho y políticas de seguridad que sean transparentes y que nos puedan brindar confianza a los ciudadanos. Se supone que son los que tienen que estar para cuidarnos y protegernos y no para violentarnos”, sostiene la psicóloga. “Lo de Loan viene a poner al descubierto todas nuestras falencias como provincia, pero al momento no se creó ningún protocolo, no se creó ninguna área, no se designó la figura que venimos pidiendo las asociaciones civiles”, cuestiona.
“Es indignante que nuestras infancias estén desprotegidas, es indignante que los protocolos no se hayan aplicado, Es indignante que aún sigamos sin saber dónde está Loan, pero más indignante es que todavía no se hayan tomado cartas en el asunto para que esto no vuelva a pasar. Y en una sociedad que no vela por el presente de sus infancias en una sociedad sin futuro, cuando estamos garantizando el futuro para ellos”, cierra Esmay.