Poesía con las rejas como paisaje

Poesía con las rejas como paisaje

El XI Festival Internacional VaPoesía desarrolló uno de sus encuentros en un instituto de encierro de adolescentes. Un poeta sueco intercambió sus poemas con jóvenes privados de libertad y ANCCOM fue testigo privilegiado.

Henrik Nilsson preparaba su español mientras cruzaba el umbral que se abría bajo las manos estrechadas del Escudo Nacional, a media cuadra de la intersección entre las avenidas Belgrano y Jujuy. Atrás quedó ese bullicio urbano de miércoles por la mañana.

El poeta y traductor vino desde Suecia como invitado especial a un festival literario inusual: no va a presentar su obra en salones de actos y conferencias, sino que llegó a Balvanera para conversar con jóvenes privados de su libertad, en el Centro Socioeducativo de Régimen Cerrado Manuel Belgrano. Es una de las tantas actividades del XI Festival Internacional VaPoesía, que lleva a autores argentinos y extranjeros por distintos puntos de Mendoza y Buenos Aires, al encuentro de comunidades en situación de vulnerabilidad. La poesía como medio de escucha.

Lo acompañaron Marta Miranda, organizadora del Festival, y Diego Schulman, asesor cultural de la Embajada de Suecia. “Acá residen 15 jóvenes mayores de 18 años. Sus causas iniciaron cuando eran adolescentes y aguardan a que el tribunal determine si recuperan la libertad o pasan a una unidad penitenciaria”, explicó Néstor Lamendia, docente del Centro, mientras los guiaba por los pasillos que llevaban al aula. Henrik respondió que en Suecia había instituciones similares. 

“Los colores de tu bandera son los mismos que los del club de fútbol Boca Juniors, ¿lo sabías?”, le preguntó Néstor, sugiriendo un tema de conversación por si más adelante se encontraban con el mismo silencio que reinaba en las aulas vacías. Sin embargo, no iba a hacer falta mencionar la coincidencia. 

Los visitantes siguieron al guardapolvo blanco, deteniéndose brevemente a mirar, como si fueran fotos o pinturas, las sillas desocupadas y las paredes descascaradas que quedaban enmarcadas en las puertas y ventanas. El cielo gris parecía haber apagado los colores, incluso de los murales y mosaicos que cercan el patio. Por encima, mucho más para arriba del metegol, la canasta de básquet y los arcos de fútbol -vedados temporalmente por un arreglo en el tendido eléctrico-, el óxido de las rejas se desparramaba como lluvia sobre las paredes de los pisos superiores. Marta preguntaba y comparaba las condiciones puertas adentro con otros lugares de encierro que conoció: en este, al menos hay calefacción hasta octubre, zonas para poder refrescarse en el verano, colchones y ventanas. No es tan habitual como cabría imaginar. “Una arquitectura enferma, enferma al que la transita”, concluyó Néstor, que previamente trabajó en el penal de Devoto.

 Los primeros signos de vida aparecieron una vez llegados al pasillo donde estaba el aula preparada para la reunión. Unas mayúsculas trazadas en pizarra blanca le daban la bienvenida a Henrik, y el olor a café anticipaba un breve paso por la sala de profesores. Todavía no habían bajado los muchachos, pero ya se los empezaba a conocer a través de las paredes. Nombres de barrios populares -Bajo Flores, Cildáñez, Zavaleta, Barracas, Soldati- de puño y letra y en stencil. En un corcho, entre las fotos a color que los mostraban trabajando, había un cartel violeta donde se leía: “El mejor proyecto individual es el proyecto colectivo”. Los internos formaron una cooperativa gráfica, La Revancha, para afrontar gastos y ayudar a sus familias vendiendo cuadernos que producen artesanalmente. También armaron con papel un cisne grande de origami, que largaron en libertad el año pasado y estuvo exhibido en la ex-ESMA. 

 No todos los papeles que salen del Belgrano están en blanco. Este año, uno del grupo publicó su primer poemario. Inmediatamente se generó expectación por conocer al joven escritor. 

Bajaron. 

Cuando los 13 pares de zapatillas, algunas blancas, otras negras y otras grises, se iban deteniendo a saludar a conocidos y extraños, los docentes lo presentaron. Maxi, autor de Pequeños sentimientos en un mundo amarillo, antes de salir apurado a buscar un ejemplar, quiso cerciorarse de algo:

-¿Ya los hiciste tomar mate? -le preguntó a Marta, señalando a los suecos con un movimiento de cabeza. Estaba sentado de costado, inclinado sobre el termo que estaba en el piso, acomodando la yerba con la bombilla.

Henrik y Daniel conocían la bebida, pero no quisieron tomar esta vez. Marta, en cambio, aceptó con una sonrisa. Los demás muchachos estaban de brazos cruzados, con el gesto serio. Fijaban la mirada en un punto intermedio entre sus piernas extendidas y las caras de los visitantes, como si observaran algo que está lejos, imperceptible. Los del fondo, que estaban más cerca de la puerta, pidieron que la cerraran, a lo que los guardias erguidos en la entrada y el pasillo dijeron que no. Hacía frío, y apretaban los cierres de las camperas contra las narices, estirando para cubrirse la nuca todo lo posible. La calefacción se apaga a partir de octubre.

Para romper el hielo, Henrik trajo un poema para leer dos veces: primero en su lengua de tierras gélidas, provocando rostros de fascinación en los docentes -sentados de piernas cruzadas contra una pared lateral- y extrañamiento en los pibes. Las risas de todos, que no cazaron una, se transformaron luego de la lectura en español. El título era Guacamayo enjaulado, y los versos se ponían en la piel del pájaro, encerrado en un hotel para animar a los huéspedes:

No escogí mis rejas

Sin embargo fueron mis paisajes

 

Henrik no trajo libros, leyó sus poemas de hojas impresas. El libro con el que prosiguieron las lecturas provenía de adentro, de Maxi. Sus poemas no se ponían en la piel de nadie más: los versos, dedicados a su madre, sus abuelos o los lectores que provienen de otro mundo, remitían a sentimientos más profundos que los que daba a entender el “pequeños” del título. Todos culminaron con aplausos, sobre todo los que dejaban los pelos de punta:

Las cosas no se aguantan en estos lugares

No tienen nombre

Por un rato, la actividad se volvió una presentación de libro. Los suecos le preguntaban por su proceso de escritura, a veces a partir de la experiencia de Henrik. A diferencia suya, Maxi prefiere escribir de noche, cuando se va a acostar a la celda. “El poema lo escribo a mano así de una, lo dejo como queda para no arruinarlo”. No le molesta el ruido al momento de registrar las palabras en el papel. 

-Los argentinos vivimos en el bardo, somos ruidosos -señaló uno de los chicos. 

-Es muy porteño, además, eso de quedarse de noche despierto, haciendo arte, escribiendo -añadió uno de los docentes. 

-¿Y cómo arrancaste a escribir? ¿Qué te inspira? -preguntó el asesor cultural de la embajada. 

Algunos pibes se inclinaron. “Hablan muy lento”, exclamó uno. 

-Empecé para sumar puntos con el juez, pero escribí, escribí y… me enganché, ¿viste? Agarro un recuerdo, o cosas que veo acá. A veces escucho alguna canción y me gusta alguna palabra, una metáfora o expresión y quiero usarla para mis poemas. También leo mucho. A César González, que para mí es una inspiración y estuvo acá en cana, y estoy leyendo a Eduardo Galeano y a Roque Dalton. Hay mucho todavía por leer y escribir, quiero aprovechar el tiempo.

-¿Por qué el mundo “amarillo”? ¿Es por estas casas de la portada? -indagó Henrik. En la foto de tapa, se destacan unas casas del mismo amarillo que las paredes del aula, en contraste a la calle, las vías y el cielo, en blanco y negro. 

-Mi barrio, tiene muchas casas así.

-¿Quién te gustaría que te lea? – preguntó Diego.

-Me gustaría que me lea la gente de Europa.

Marta quiso saber si alguno más escribe. Al fondo, se le marcaron los hoyuelos a uno de los muchachos, que tenía a otro chico apoyado en su hombro. “Yo. Le mandé los poemas a la editorial para que lo publiquen”. Como no tenía sus manuscritos a mano, no pudo leer algo. Maxi sonrió orgulloso; más tarde comentará que le estaba muy encima a su amigo, al que conoció en libertad, para que afianzara su escritura: “Antes era otro, ahora está más caballero”. Igual que una chica que lo alentaba desde afuera, y que sacó la foto de la portada, él busca que sus compañeros saquen las palabras que encierran. “Si no transmitís tus cosas vos, no las transmite nadie”.

-Y vos, ¿tenés más de un libro? -le preguntó a Henrik el poeta emergente. 

Algunos jóvenes empezaban a moverse. Le iban preguntando la hora a los guardias y los docentes. Las nueve menos cinco, las diez, las diez y cuarto. Había que ir cerrando.

-Tenés que hacerlos circular por acá -comentó Maxi.

-Y capaz te puede traducir al sueco, Maxi -dijo en broma, quizá con un dejo de seriedad, otro docente. Podría ser: Henrik traduce sólo del español al sueco; no se siente cómodo trasladando su idioma natal a otro que incorporó de grande. 

 

Los suecos se pusieron manos a la obra. Henrik se sacó los anteojos. Una línea en español seguida por la misma en sueco. Diego leía en silencio, era el único que podía corroborar que la traducción fuera correcta. Muchos arquearon las cejas cuando reconocieron la palabra “asma” en medio de tantas vocales y consonantes enrarecidas.

Los profesores despidieron a los chicos. Se intercambiaban abrazos, palmadas en la espalda y ambas a la vez. Maxi firmó un ejemplar para Henrik, y muy serio contó que ya tiene material para su segundo libro que, como el primero, va a ser leído antes por sus compañeros, docentes y afectos de afuera. 

“Esto es un momento en el tiempo, una circunstancia. No los define”. Esas fueron las palabras de Marta al comienzo del encuentro. Encima de la pizarra, un ventanal dividido en recuadros. Algunos estaban pintados: paisajes, sin edificios y sin sol, con lunas en distintas fases alumbrando los árboles y los caminos, en el mismo tono blanquecino que proyectan los tubos de luz sobre los pasillos del Belgrano. Otros todavía tienen el papel protector, como recién comprado, esperando a ser paisaje de los que alzan la mirada, imaginando la libertad. 

Historias situadas e interrumpidas por el horror: desaparecidos del CNEA

Historias situadas e interrumpidas por el horror: desaparecidos del CNEA

En un emotivo acto con familiares, compañeros, sindicatos y referentes de derechos humanos, se realizó en el Centro Atómico Constituyentes de la Comisión Nacional de Energía Atómica, ubicado en San Martín, el acto administrativo de reparación de los legajos de 11 trabajadores desaparecidos casi en su totalidad por la última dictadura militar. A partir de ahora, cada legajo aparece la verdadera causa de baja: “detenido-desaparecido».

“Durante estos 4 años, interrumpidos por la pandemia, hemos reparado muchos legajos de trabajadores que fueron detenidos y desaparecidos. Cada una de estas reparaciones demuestra que uno de los principales enemigos que tenía la dictadura eran los trabajadores, fundamentalmente los trabajadores organizados” , destacó Horacio Pietragalla Corti, Secretario de Derechos Humanos de la Nación Argentina y agregó: “En este contexto en el cual escuchamos algunas voces negacionistas que relativizan lo acontecido estamos reparando el legajo de compañeras y compañeros que nunca dudaron en poner en riesgo el patrimonio más grande que tenían, sus vidas, por mejorar la vida de otros”.

Estos legajos se suman a los 5 que fueron reparados y entregados a familiares de las víctimas en 2014 a partir del trabajo de la Comisión de Derechos Humanos, que lleva detectados y reparados 22 legajos de trabajadores de la CNEA que fueron víctimas del Estado terrorista y que figuraban que habían hecho “abandono de servicio” o que habían muerto.

En este marco, la actual presidenta de la CNEA, Adriana Serquis, pidió perdón por la complicidad que la institución tuvo durante la dictadura y por la falta de colaboración que podría haber tenido en estos 40 años de democracia.

Por su parte Oscar Gil, hermano de Miguel Ángel Gil, trabajador de la CNEA cuyo legajo fue reparado y entregado durante el acto destacó: “Es muy importante para mí la reparación del legajo de mi hermano, como también lo es la reparación de los compañeros que pasaron por el secuestro, la tortura y la desaparición forzada. Estos actos son muy importantes, más en estos momento que estamos viviendo porque todo lo que hemos ganado en la calle se puede perder” destaca Oscar y agrega: “de mi hermano siempre recuerdo su lucha y su entrega y quiero que se lo recuerde de esta manera, como un luchador, como un delegado, un militante de la Juventud Peronista. Lo reivindico a él y a todos sus compañeros”.

Participaron del acto Rita Tanuz, secretaria de Coordinación Legal y Administrativa de la
Jefatura de Gabinete de Ministros; Silvina Atencio, integrante de la Comisión de Trabajo por la Reconstrucción de Nuestra Identidad; y Gabriel Corvalán Delgado, en representación de “Hermanos y hermanas que buscan” , de Abuelas de Plaza de Mayo.

Historias situadas e interrumpidas por el horror

A partir del trabajo de la Comisión de Derechos Humanos de la CNEA se determinó que durante la dictadura cívico militar fueron secuestradas de la Comisión 32 personas, 2 de ellas mientras se encontraban en sus lugares de trabajo dentro del organismo. Hubo 10 que fueron pasadas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, 2 fueron asesinadas y 20 siguen desaparecidas.

Además, hubo 107 trabajadores de la institución a los que se les aplicó la Ley 21.274 de prescindibilidad, por la que perdieron su puesto. Otros 120 fueron cesanteados. Y por la persecución institucional y política, renunciaron 370 agentes. En aquellos años, según se supo después, las autoridades de la CNEA tenían más de 500 legajos paralelos que daban cuenta de la ideología de las empleadas y los empleados.

Entre los legajos reparados y entregados a familiares y amigos está el de Miguel Schwartz, quien estudió Ingeniería Química en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y trabajó en el Departamento de Ensayos No Destructivos del Centro Atómico Constituyentes. Miguel fue secuestrado el 14 de febrero de 1977 en el barrio de Belgrano en la Ciudad de Buenos Aires. El 27 de mayo de 1977 la CNEA declaró a Miguel como prescindible por el Artículo 6 Inciso 6 de la Ley 21274. Tenía 27 años.

También está el de Secundino Garay, quien estudiaba en la UTN y era militante peronista. Secundino era técnico contratado en la Central Nuclear Atucha I. Fue secuestrado de su casa en Zárate, donde vivía con su esposa y su hijo de 6 años, el 10 de mayo de 1977. Tenía 31 años.

El ya mencionado Miguel Ángel Gil trabajaba en la Regional Cuyo en Mendoza como personal técnico y era delegado gremial de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE). Miguel fue secuestrado el 10 de febrero de 1976 junto a otros compañeros por grupos paramilitares y trasladado al Departamento de Informaciones de la Policía de Mendoza (D2) donde recibió graves torturas que le provocaron la muerte al poco tiempo de haber sido liberado, el 22 de febrero de 1976, cuando todavía gobernada María Estela Martínez de Perón. Tenía 32 años.

María Cristina Onis es otro de los casos: cursaba el quinto año de la carrera de Ingeniería Química en la UTN y trabajaba en las Plantas Químicas del Centro Atómico Ezeiza como secretaria. Según relato de sus padres, doce personas de civil fuertemente armadas ingresaron a su casa, la saquearon y se llevaron a María Cristina el 4 de junio de 1976. Su familia presentó habeas corpus y denuncias en diferentes lugares pero nunca más supieron nada. Tenía 32 años

Daniel Lázaro Rus era becario en el Departamento de Combustibles Nucleares del Centro Atómico Constituyentes. Fue secuestrado al salir de su trabajo el 15 de julio de 1977. A los tres días de su secuestro, las autoridades de CNEA limitaron su beca. Tenía 26 años. Gerardo Strejilevich fue secuestrado el 15 de julio de 1977 en la Ciudad de Buenos Aires en un operativo ilegal de detención y posterior desaparición forzada. Tenía 27 años. Por testimonio de ex detenidos, fue visto en el Centro Clandestino de Detención Club Atlético y en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

Graciela Mabel Barroca era estudiante de Física en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Trabajaba como técnica contratada en el Departamento de Reactores Nucleares del Centro Atómico Constituyentes. Fue secuestrada de su domicilio en Villa Martelli el 15 de julio de 1977. Tenía 24 años. Según testigos fue vista en el Centro Clandestino de Detención Club Atlético y en la ESMA.

Juan Pedro Barrientos fue secuestrado y posteriormente asesinado el 31 de agosto de 1977. Tenía 25 años. Trabajaba en el Departamento de Intendencia (Servicios Generales) en la Central Nuclear Atucha I. Fue secuestrado el 27 de marzo de 1976 de su casa en la localidad de Lima, Zárate. El 12 de octubre de 1976, mientras estaba detenido, Juan le envió una carta al Presidente de CNEA, Castro Madero, solicitando se ocupara de su situación. Pocas semanas después la CNEA lo declaró como prescindible. Fue torturado y asesinado en la Unidad Penal N° 9 de La Plata.

Jorge Israel Gorfinkiel era licenciado en Física y docente en la UTN. Trabajó en el Departamento de Reactores Nucleares en el Centro Atómico Constituyentes hasta su renuncia, el 7 de mayo de 1976. Fue secuestrado al concurrir a una cita con un compañero de militancia el 25 de noviembre de 1977. Tenía 29 años. Jorge fue visto en los Centros Clandestinos de Detención El Atlético, El Banco y El Olimpo.

Daniel Eduardo Bendersky estudiaba Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y militaba en el Partido Comunista Revolucionario. Estaba terminando su tesis de grado en el Departamento de Metalurgia del Centro Atómico Constituyentes. Fue secuestrado el 16 de septiembre de 1978 de su casa en Capital Federal. Tenía 26 años

Susana Flora Grynberg era licenciada en Física por el Instituto Balseiro. Trabajó en el Departamento de Combustibles Nucleares del Centro Atómico Constituyentes, donde se desempeñó en los laboratorios de Metalurgia y en el de procesamiento de Materiales Radioactivos. Susana renunció a la CNEA por medio de un telegrama el 2 de mayo de 1976. Al momento de su secuestro, que fue el 20 de octubre de 1976, tenía 29 años. En ese momento cursaba un embarazo de 3 meses y se sabe que dio a luz una niña por un llamado telefónico anónimo. Fue vista en el Centro Clandestino de Detención El Campito, de Campo de Mayo. Su hija no fue encontrada y Susana continúa desaparecida.

Se aprobó el proyecto de Ley de Alquileres del Frente de Todos

Se aprobó el proyecto de Ley de Alquileres del Frente de Todos

La nueva norma establece contratos de tres años, actualizaciones cada seis meses y un índice establecido por el Ministerio de Hábitat. ¿Qué dicen los inquilinos?

Uno de los miembros de la Federación de Inquilinos se trepa a la reja que rodea al Congreso y pega con cinta un cartel en el que se lee “Quiero alquilar, pero también vivir”. Detrás suyo, una columna de más de mil personas corta el tránsito de la Avenida Entre Ríos para reclamar un freno a la reforma constitucional de Jujuy.

Adentro de la Cámara, los diputados debaten la aprobación del programa Compre sin IVA. Son las cinco y media de la tarde y faltan más de nueve horas para que se trate la modificación del Código Civil y Comercial impulsada por el oficialismo. Sin embargo, sobre la vereda ya se agrupan más de cien inquilinos.

Son dos los proyectos que buscan regular el mercado inmobiliario. La propuesta de Juntos por el Cambio fue aprobada en agosto en la Cámara Baja, y marca que los contratos deben tener dos años de duración con la posibilidad de realizar ajustes cada cuatro meses. Además, modifica la fórmula de actualización, de modo que las partes puedan utilizar el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el Índice de Precios Mayoristas (IPM) y el Índice de Salarios elaborado por el INDEC.  También se brinda la posibilidad de optar por utilizar una combinación de los índices o pactar libremente. 

Desde el Frente de Todos intentan aprobar el proyecto que ya tuvo el visto bueno del Senado. Se trata de una ley que fija en tres años la duración mínima de los contratos, con una actualización semestral basada en el coeficiente Casa Propia que elabora el Ministerio de Hábitat. 

  • La situación es súper desesperante, es precaria, estamos en la cuerda floja constante. Ya con la ley vigente estamos en una situación de inestabilidad porque no se cumple. Pero claramente la solución no es destruirla, sino mejorarla — explica una joven de 25 años.

A las seis de la tarde la lluvia cae sobre Balvanera. En la plaza, parte de la columna que antes cortó el tránsito ahora pone música folclórica a todo volumen. Al cabo de unos minutos los parlantes dejan de oírse y cobran protagonismo los cánticos contra la especulación inmobiliaria. 

 —Quienes alquilamos estamos en una fragilidad tremenda, porque no hay ofertas y las que hay son en dólares. Estamos en una situación de mucha volatilidad, donde se pone en juego nuestro derecho a vivir bajo techo — lamenta otro de los inquilinos a metros de avenida Rivadavia —. No hay una negociación libre con los propietarios, porque ellos pueden dormir a la noche en su casa con tranquilidad y a mí se me está jugando el derecho a la vivienda.

A la misma conclusión llega Gervasio Muñoz, presidente de la Federación de Inquilinos: “Sabemos perfectamente que eso no sucede, por eso se defiende tanto una ley desde el Estado. Creo que es un clima de época esta idea de que el mercado regula todo si lo dejás libre”. 

En relación a este punto, sostiene: “Lo que me preocupa es que haya vuelto como en los años noventa una época tan de sálvese quien pueda. Sabemos que bajo esa lógica se terminan salvando los más grandes y nosotros quedamos todos en la lona”. Y concluye: “Creo que la discusión tiene que ser nacional, no solo en el Congreso, sino también en organizaciones nacionales como las gremiales. Ahí hay una clave, los sindicatos tienen que volver a plantear a la vivienda como un derecho fundamental de los trabajadores”. 

Muñoz deja de hablar cuando se acercan a saludar inquilinos del Gran Buenos Aires y la provincia. Una chica le pasa un micrófono y la ronda de bombos que acompañaban las canciones se abre para dejarlo pasar. 

  • Estamos hace mucho organizando a un sector que hace unos años creíamos que necesitaba una representación colectiva, una pelea colectiva, en una ciudad particular, que es gobernada por el negocio inmobiliario — declara antes de soltar el micrófono y tomar un megáfono –. Presentamos una ley en 2016, que permitió llevar la pelea a muchas provincias de la Argentina y construir la Federación de Inquilinos.

El semáforo se pone en verde y los autos que esperaban en la esquina de Hipólito Yrigoyen ahora circulan frente a la movilización y tocan bocina. Se suman a la decena de motos que a lo largo de la última hora también demostraron su apoyo. 

—Lo que se está viviendo es realmente dramático, en zonas turísticas es imposible encontrar un lugar donde vivir y la gente se va porque ya no hay forma de pagar alquileres dolarizados— añade Muñoz —. Lo de hoy es solo una anécdota, que es parte de una construcción que tenemos que seguir dando en todo el país y en particular en la Ciudad de Buenos Aires. Hemos logrado visibilizar que muchos de los que toman decisiones son parte del negocio inmobiliario en la Argentina.  

Los aplausos se replican y los bombos vuelven a retumbar. La música folclórica queda una vez más aplacada por los inquilinos. 

Adentro del recinto, los diputados continúan el debate. Con el correr de las horas, el tráfico por la avenida disminuye y ya todos vuelven a sus casas. 

Para las cuatro y media de la mañana, cuando los legisladores empiezan a tratar la modificación del código, los faroles del palacio muestran una vereda desolada, sobre la que descansan retazos de los afiches colocados en las rejas durante la tarde. En la esquina, tres de los integrantes del Malón de la Paz duermen bajo una carpa improvisada con una lona de plástico que cuelga del enrejado. 

Las cuadras que van desde Independencia hasta Rivadavia albergan a decenas de cartoneros que pasan la noche sobre pedazos de goma espuma tirados en las puertas de bancos, edificios y galerías. De alguna manera sus cuerpos se acomodaron al ruido de la ciudad y no los despiertan las pisadas que rebotan sobre el suelo mojado a centímetros de sus cabezas. 

Quienes todavía sobreviven a las fauces de la especulación inmobiliaria, aguardan en sus casas rentadas la decisión de los diputados. A las cinco y diez de la mañana la presidenta de la Cámara, Cecilia Moureau, habilita la votación. Después de una cuenta regresiva de un minuto, el cartel electrónico del recinto afirma que el proyecto del Frente de Todos fue aprobado con 128 votos afirmativos y 114 negativos. 

Bailando por una ley

Bailando por una ley

La lucha por la creación de un Instituto Nacional de Danza cumple diez años. En 2022 se presentó por octava vez el proyecto legislativo. ¿Se aprobará esta vez?

Una vez más, como cada 10 de octubre, se celebra el Día Nacional de la Danza, recordando a las bailarinas y bailarines del Teatro Colón que fallecieron en un accidente aéreo en el año 1971. Pero no es lo único que hay que tener presente.

Los diferentes movimientos de danza del país, las personas que se identifican con este arte, este trabajo, luchan por la aprobación de la Ley Nacional de Danza. El proyecto fue presentado, por primera vez, en la Cámara de Diputados el 3 de septiembre de 2012 por el Movimiento por la Ley Nacional de Danza , desde entonces fue ingresado reiteradas veces. Eugenia Schvartzman, bailarina, maestra e integrante del movimiento, compartió con ANCCOM: “En todos estos años la comunidad se ha organizado, entiende de manera masiva la importancia de esta ley. Es una bandera que acompaña a todo el sector, se han hecho actividades, charlas y movilizaciones“.

Durante la pandemia, el arte en general y la danza en particual sufrieron su mayor golpe, dejando en evidencia la precariedad en la que se encuentra y la necesidad, la urgencia, de crear un Instituto Nacional de Danza en la órbita del Ministerio de Cultura de la Nación para que fomente la actividad, le dé jerarquía a la disciplina y quede todo esto establecido para las próximas generaciones.

“Todo el sector de la cultura desnudó la precariedad en la que trabaja, particularmente la danza”, añade Schvartzman. “Nos tocó sufrir la incertidumbre de no tener interlocutores en el plano del Estado nacional, con lo cual el Ministerio de Cultura de la Nación toma nota de esta situación”. Luego de la pandemia se realizaron acompañamientos por medio de la generación del área de danza específica, tal es el ejemplo del área de danza de Tecnópolis  logrando el reconocimiento y la presencia de la danza en espacios donde previamente no estaba.

Esta ley no solo es de carácter urgente para las personas del área, sino también para la sociedad, debido a que no solo es una expresión artística sino también social. Por lo cual forma parte de la construcción de nuestra historia e identidad, y tiene que ser acompañada y protegida por el Estado.

Sin ley

Históricamente esta área es olvidada y postergada, varios han sido los intentos sin resultados, el último reingreso del proyecto, por octava vez, fue el 8 de noviembre de 2022. Este fue acompañado por otro más: “Ingresó otro proyecto por el Movimiento Federal de la Danza, entonces tuvimos dos proyectos en la Cámara y hoy podemos decir que esos proyectos están unificados. Durante estos meses hicimos un trabajo entre las dos organizaciones y el resto de las organizaciones del sector que vienen acompañando y militando el proyecto de ley junto con asesoras y diputadas para lograr la mejor Ley Nacional de Danza”, cuenta  Schvartzman.

Actualmente se encuentra en manos de las diputadas abordando cuestiones parlamentarias y acelerando el tratamiento en la Comisión de Cultura y Presupuesto. Schvartzman reflexiona: ”Creemos que son momentos que marcan un momento histórico, que el proyecto esté unificado y que tenga voluntad política de ser tratado es muy importante, no solo por diputados y diputadas de diferentes bloques políticos sino también por parte del Ministerio de Cultura. Creemos que tiene muchas chances de ser tratado ahora y de lograr su sanción”.

Con respecto al contexto actual en el que el candidate presidencial Javier Milei dice que debería desaparecer el Ministerio de Cultura Schvartzman asegura: ”En el plano de la cultura ya pasó que no tuvimos Ministerio y esto fue extremadamente complejo. En el gobierno macrista el Ministerio retrocedió varios pasos y volvió a ser una Secretaria y eso le quita desempeño, le quita estructura. Creemos firmemente en las instituciones transparentes, que se manejen de manera transparente, en donde trabajadores y trabajadoras del sector sean parte de ellas, y por esto estamos planteando un Instituto Nacional de la Danza como un esquema mixto donde la articulación con el sector es la columna vertebral”.

La economía popular sale a la calle

La economía popular sale a la calle

El Parque Finky, en Lomas de Zamora, fue sede de la segunda edición de la Expo Feria de la Economía Popular y de Ambiente. Impulsada en conjunto entre el municipio y la Empresa Cooperativa de Alimento Soberano, se ofrecieron productos artesanales y agroecológicos sin intermediarios.

Una vez cruzada la vía de tren, dejan de escucharse las bocinas de los autos. En uno de los ingresos al Parque Finky, ubicado en el municipio de Lomas de Zamora, se ve el inicio de una bicisenda. En paralelo, corre un camino peatonal pavimentado, una suerte de guía para saber cómo ubicarse en el predio y llegar a su corazón. Allí se multiplican los árboles y hay juegos y áreas verdes hoy interrumpidas por los puestos. Del lado izquierdo hay carpas de techos azules para distintos emprendimientos manufactureros; del lado derecho carpas blancas para la oferta agricultora. La bandera argentina está retratada también en la tierra.

El pasado domingo 8 de octubre se realizó la segunda Expo Feria de la Economía Popular y de Ambiente. Durante más de seis horas doscientos puestos de cooperativas, empresas recuperadas y organizaciones rurales de toda la provincia ofrecieron productos directo al público, sin intermediarios. Su primera edición en mayo de este año se había organizado en Plaza de Mayo, impulsada por instituciones nacionales, y tuvo una concurrencia masiva.

Según Juan Pablo Della Villa, coordinador general de la Empresa Cooperativa de Alimento Soberano (ECAS), era necesario “mostrar en el epicentro de la política un desarrollo nacional de lo que es la economía popular y lo que el cooperativismo hace”. En esta ocasión, decidieron “llevar al conurbano una propuesta de acceso a los alimentos locales, de la Provincia de Buenos Aires”. Además, se le sumaron propuestas culturales: desde artistas en vivo como Bruno Arias hasta talleres sobre árboles nativos y forestaciones colectivas.

Avanzando a paso lento entre los puestos llega el olor a asado. Desde el escenario ubicado en el pequeño anfiteatro pasan canciones de distintos géneros, todas de artistas nacionales: si pasó una de rock, después le seguirá una de folclore.

En la cancha de fútbol, cuyo único límite claro es el comienzo del pasto, hay pibes y pibas jugando a la pelota. De vez en cuando se les escapa y algún feriante o caminante se las devuelve. No faltan pájaros que revolotean y perros ladrando. Es un escenario muy distinto al de Plaza de Mayo.

Entre las diferentes federaciones, cooperativas y organizaciones institucionales, se encontraban, además del ECAS, los Artesanos de Turdera, el Frente Agrario Evita y la Cátedra Libre de Agricultura Familiar y Soberanía Alimentaria UNLZ (CLAFySA). Todos se nuclean bajo un mismo lema: “Tierra, trabajo y soberanía”. Según Sol, ingeniera agrónoma del CLAFySA, el lema compone un todo: “Sin trabajar la tierra no hay producción de alimentos y tener alimentos sanos al alcance de la gente con precios justos y sin intermediarios hace a la soberanía alimentaria”. Valentina, estudiante de la misma carrera, escucha atenta y asiente frente a las palabras de su compañera. Si ambas están en ese espacio es porque consideran que existe una manera distinta de trabajar la tierra, de producir alimentos sanos y de repensar la relación con el medio ambiente. Ellas creen que ya no hay espacio para la producción de monocultivos exportables que dañan los suelos fértiles.

Uno de los objetivos inmediatos de la feria es instalar en la discusión pública la necesidad de planificación estatal sobre la producción alimenticia. Ante algunas propuestas políticas de reducir la intervención estatal, Della Villa, representante también de la Federación por la Soberanía, de la que ECAS forma parte, considera que, al contrario, el Estado debe tener más protagonismo. Sostiene que es fundamental “reordenar la planificación de alimentos en nuestro país, para ver dónde necesitamos producir, qué y en qué estación”. Tierra y soberanía son, para Della Villa, sinónimos. Remarca que no puede continuar sucediendo que un producto alimenticio viaje miles de kilómetros desde donde fue producido hasta donde será consumido. Esa es la concentración productiva y económica con la que plantean romper desde la feria.

A varios metros del puesto que organiza la cátedra libre de la Universidad de Lomas de Zamora (UNLZ) está el Frente Agrario Evita, que ofrece cajones y cajones de frutillas junto a plantas de diverso tipo. En diagonal, un tercer puesto que rebosa de frutas y verduras. Alberto Aquino y Andrea Díaz reciben con una sonrisa en la mixtura de frutillas y flores. Cuentan que es una federación que lleva más de seis años funcionando, que surgió ante la necesidad de resolver problemas comunes entre familias productoras y que se propone siempre ofrecer un sector por cada puesto, con los productos de familias de distintas partes de la Provincia de Buenos Aires. Por todos lados, y más que nunca, se deja ver en la feria que la producción será colectiva o no será.

A mayor distancia, Analía cuenta a una visitante curiosa que los Artesanos de Turdera son una feria autogestiva que está dos veces por mes en la Plaza San Martín, en el corazón de Turdera y a unas cuadras del Parque Finky. Son entre ocho y diez carpas azules de distintas artesanías, desde cerámica hasta herrería, pasando por variedades de bijouterie. Después de comprar té en hebras no viene mal una taza de cerámica para tomarlo.

Damián Arias, síndico de la cooperativa ECAS, lleva uno de los colores de la agrupación en su pelo: el violeta. Cuando surgió ECAS tuvo que aprender sobre administración y marketing. La militancia motorizó a los 70 trabajadores y socios que formaron la nueva cooperativa. ECAS recibe productos del sur de la Provincia de Buenos Aires, de Misiones, de Río Negro y de distintas provincias del norte, entre otras. Por ello, Arias la define como “la comercializadora de las cooperativas y de los productores agroecológicos”. Pero también sabe que son más que eso: ayudan a productores que quieran transicionar a esos modelos agroecológicos; para eso recorren el país en busca de cooperativas que se sumen al proyecto y promueven y concientizan el acercamiento a la producción colectiva de alimentos.

Della Villa también es claro en ese sentido: “Hay que construir un sistema de producción de riqueza que vaya de la mano con un sistema ambiental”. Todas las cooperativas presentes en la feria, en mayor o menor medida, proponen “construir un programa que dé alimento, que dé divisas, que dé renta extraordinaria pero que vaya de la mano con un programa ambiental”. Probablemente a la espera de un panorama político más claro, de momento no hay nuevas ediciones programadas. Ya habrá tiempo de planear cómo seguir. Además, después del trabajo en esta feria, las rutinas de los productores apremian.

«No a las petroleras en el mar»

«No a las petroleras en el mar»

El “Atlanticazo” se hizo presente en varias ciudades de la Argentina para rechazar la llegada de un buque de EQUINOR a Buenos Aires y la próxima iniciación de tareas ligadas a la exploración del petróleo frente a la costa de Mar del Plata.

Protesta contra las petroleras en la Plaza de Mayo a comienzos de 2022.  

El “Atlanticazo” se convocó en Mar del Plata, Ciudad de Buenos Aires, Ushuaia, Bahía Blanca y Puerto Madryn, entre otras localidades del país, el 4 de octubre tras la llegada de un buque de EQUINOR a Buenos Aires.

Este miércoles la plaza frente al Congreso de la Nación congregó tímidamente grupos con colores azules y celestes. Los carteles estaban calmos pero, poco a poco, se elevaron como olas hasta romper con el silencio y decir: “No a las petroleras en el mar”.

Mar del Plata, uno de los centros afectados por el accionar de empresas offshore (afuera de la costa, por su traducción), llamó a la reflexión en sus intervenciones artísticas a lo largo de la costanera: “¿Somos agua contaminada?”. Fernanda Génova, integrante de la Asamblea por un Mar Libre de Petroleras en la ciudad balnearia bonaerense, afirmó a la agencia ANCCOM que “el agua ya está afectada por actividades como la sobrepesca, por las industrias que vierten sus agrotóxicos en los mares y ríos, y por la gran cantidad de plásticos y microplásticos. La actividad humana puso en una situación de fragilidad al mar”.

La activista recordó: “En 2021 generamos acciones de visibilización, porque los proyectos se gestaron a espaldas de la población”. El reclamo fue contra EQUINOR, una compañía estatal noruega que realizará un estudio en el mar argentino que consiste en la generación de ondas sísmicas para reconocer en dónde están ubicados los hidrocarburos y luego comenzar el proceso de extracción. Génova también denunció que esta actividad genera un impacto sonoro sobre las poblaciones marinas, “causa la muerte de animales y el alejamiento de especies de su hábitat natural, perturbando el ecosistema marino”. 

La Asamblea por un Mar Libre de Petroleras, junto con otras organizaciones medioambientales, participaron en audiencias públicas del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, que fue el encargado de analizar la exploración de la cuenca argentina norte que abarca las costas de la Provincia de Buenos Aires. También tienen activos otros dos proyectos en las cuencas Malvinas Oeste y Austral, pertenecientes a Tierra del Fuego y Malvinas Argentinas.

En febrero de 2022 la Organización de Ambientalistas Autoconvocados presentó un amparo al Juzgado Federal de Mar del Plata y solicitó la suspensión inmediata de actividad de exploración y explotación sísmica en la zona hasta que se conozca el impacto sanitario, ambiental, económico y social de la actividad. La acción judicial retuvo el avance por un tiempo, pero el Estado y Equinor apelaron a este fallo y en enero de 2023 la Cámara Federal de Mar del Plata revocó la medida cautelar bajo la condición de que el Gobierno garantice el máximo nivel de control sobre las tareas.

Pasadas las horas, el mar de gente redobló el reclamo en la Ciudad de Buenos Aires. Agrupaciones ambientalistas y partidos políticos de izquierda marcharon como cada día 4 del mes en un nuevo “Atlanticazo”. El recorrido que empezó en la Plaza del Congreso terminó dos cuadras después en la puerta de la casa de la Provincia de Buenos Aires, la cual estaba completamente cerrada.

Los pueblos originarios de Jujuy protestaban contra la reforma de la Constitución  provincial impulsada por Gerardo Morales. Lejos de ignorarse, las dos manifestaciones se unieron para demostrarse un apoyo mutuo y los integrantes del Tercer Malón de la Paz guiaron la marcha contra la explotación petrolera.

Silvia Ferreyra, militante ambiental en la Campaña Fuera Mekorot, una empresa estatal de Israel acusada por la ONU de violar el derecho al acceso al agua a palestinos, alertó: “Ahora mismo el buque de EQUINOR está en el puerto de Buenos Aires, próximo a iniciar la tarea denunciada por todas las organizaciones sociales”. 

Llena de carteles y prendas azules, una cuadra de manifestantes que ocupaban un solo carril de la avenida Entre Ríos, inundó y trajo un paisaje marino al medio del caos de la ciudad. Mientras los bocinazos de gente frustrada por la reducción de calzada peleaban por tapar los cantos de las organizaciones, sucedió un encuentro entre dos luchas: los pueblos originarios de Jujuy protestaban contra la reforma de la Constitución  provincial impulsada por Gerardo Morales. Lejos de ignorarse, las dos manifestaciones se unieron para demostrarse un apoyo mutuo y los integrantes del Tercer Malón de la Paz guiaron la marcha contra la explotación petrolera.

Entre los participantes se encontraban Gabriel Solano, diputado de CABA y dirigente del Partido Obrero, Vanina Biasi, candidata a Jefa de Gobierno por el Partido Obrero en el Frente de Izquierda y Juan Carlos Giordano, dirigente del partido Izquierda Socialista integrante de la Unidad Internacional de los Trabajadores.

Nahuel Peña Ayala, coordinador de la Rebeldía, parte de la Coordinadora Plurinacional Basta de Falsas Soluciones (BFS), enfatizó que el reclamo es contra un modelo de país que no piensa en un futuro. “Las audiencias públicas fueron una pantomima y las respuestas son siempre las mismas”, aseveró y resaltó que la resistencia no es solo por el mar, sino también por el propio patrimonio de la humanidad que este representa para los argentinos.

Los carteles se multiplicaban y reclamaban el cumplimiento del Artículo 41 de la Constitución de la Nación Argentina, el cual legisla que “todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano”. Entre performances y un micrófono abierto, el Atlanticazo captó la atención de algunos peatones cuando dieron a conocer las amenazas que sufre el mar argentino por parte de empresas extraccionistas extranjeras. 

Ariel Marsilli, militante en Rebelión o Extinción Argentina, afirmó: “Salimos a reclamar que este proyecto pare, porque no tiene licencia social. “Queremos que el gobierno escuche a las comunidades costeras”, concluyó.