Tu presupuesto es un dibujo

Tu presupuesto es un dibujo

El Poder Ejecutivo envió el proyecto de presupuesto al Congreso, como indica la ley. Sin embargo, los números que explicita son tan alejados de la realidad, que los economistas sospechan que la intención de la Casa Rosada es que no se apruebe. Más ajuste a la educación.

El Gobierno nacional presentó por el proyecto de Presupuesto2026 con la firma del presidente Javier Milei, del jefe de gabinete Guillermo Francos y del ministro de Economía Luis Caputo. Hasta ahora el Ejecutivo se había sostenido con prórrogas de ejercicios anteriores, lo que permitía reasignar partidas de manera discrecional mediante decretos. ¿Qué caracteriza a esta propuesta?

Las medidas de política económica incluyen la gestión de la banda cambiaria y el uso de reservas internacionales con el objetivo de mantener la estabilidad financiera. Se contempla un gasto total cercano a los $148 billones y proyecta un superávit de $2,7 billones, en un escenario con inflación anual estimada en 10,1%. La deuda pública ocupará el segundo lugar en el reparto de fondos, con $14 billones, detrás de los servicios sociales. 

Según la economista María Eugenia Agrelo Luaces, lo que se ve “es un programa económico extremadamente dogmático en sus ideas, pero imposible de aplicar en la realidad. Se impone un déficit fiscal inamovible como parte de esa visión rígida, pero al mismo tiempo el Gobierno interviene en el mercado cambiario, que es exactamente lo contrario. El discurso no tiene base real, los mercados lo saben y por eso no terminan de entender qué está haciendo Milei, lo cual se refleja en un riesgo país que sigue aumentando.” 

En el discurso con el que el Presidente acompañó la propuesta, se detallaron aumentos para salud, educación y universidades, que superarían la inflación prevista para el año próximo, sujetos a la aprobación del Congreso y al cumplimiento de las variables macroeconómicas planteadas.  

En el caso de las universidades, el informe oficial reconoce que los fondos asignados durante la gestión actual se encuentran entre un 30% o 40% por debajo de los niveles históricos. Los salarios docentes y no docentes desde diciembre de 2023 perdieron más de un tercio de su poder adquisitivo. Se prevé una asignación de $4,8 billones, lo que representa un incremento de apenas 26% respecto de 2025. El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) reclama $7,3 billones para garantizar un funcionamiento normal. La diferencia refleja una brecha de financiamiento que ya derivó en paros, clases públicas y la convocatoria a una marcha federal.  

Lucas Javier Benítez, economista e investigador docente en la Universidad Nacional de Moreno, señala: «En universidades como la de Moreno, donde la matrícula crece y las necesidades son enormes, la falta de recursos no se traduce solo en menos dinero, sino en un deterioro de la vida académica cotidiana: aulas sin mantenimiento, menos docentes y no docentes para sostener una tarea que ya está al límite.» Y agrega: «Hoy las universidades siguen funcionando únicamente gracias al esfuerzo y compromiso de sus trabajadores, que ponen el cuerpo para mantener en pie un derecho social básico, un contrato social que la comunidad universitaria no está dispuesta a romper.» Agrelo Luaces complementa:Una cosa es la asignación y otra muy distinta la ejecución: se promete un monto, pero después muchas veces no se entrega todo lo presupuestado.” 

 El proyecto también elimina los artículos que garantizaban un crecimiento progresivo de la inversión en Ciencia y Tecnología, con la meta de llegar al 1% del PBI en 2032. Esa norma había sido aprobada en 2021, pero ahora quedaría sin efecto. Según Agrelo Luaces: “La idea de fondo en el presupuesto es un modelo de país exportador de materias primas, bajo la premisa de que no sería necesario un desarrollo científico y tecnológico. Esto es totalmente errado: incluso si se pretende exportar materias primas, se necesita ciencia y técnica para potenciar esas industrias. El agro requiere investigación para nuevas semillas, pesticidas y tratamientos de suelos; la industria petrolera depende de desarrollos específicos en ingeniería y tecnología. Un país que no invierte en ciencia, técnica y educación nunca podrá autodeterminarse ni crecer con calidad.”

“Las variables económicas que presenta el proyecto son directamente un dibujo: una inflación del 10% que nadie cree, un crecimiento del 5% y un dólar más bajo que el actual. Es un presupuesto hecho sobre una realidad imaginaria”, dice Mendieta.

Mercedes de Mendieta, docente de Economía Política en la Universidad de Buenos Aires y diputada nacional por el FIT-U, apunta: “Este presupuesto va a empeorar la crisis educativa en un marco donde ya no hay margen para seguir funcionando de esta manera. Ya tenemos fuga de docentes porque los salarios están en uno de los puntos históricos más bajos.” Y añade: “Las variables económicas que presenta el proyecto son directamente un dibujo: una inflación del 10% que nadie cree, un crecimiento del 5% y un dólar más bajo que el actual. Es un presupuesto hecho sobre una realidad imaginaria.”

En paralelo, se proyecta la disolución del Fondo Nacional para la Educación Técnico Profesional, que aseguraba recursos para la formación laboral y técnica. La comunidad científica advierte que estas decisiones consolidan un recorte que ya en 2024 había sido del 32,9% respecto del año anterior, con caídas drásticas en organismos como Conicet, INTA y CNEA, y con los fondos de investigación universitaria reducidos en más del 70%.

Agrelo Luaces critica también la intención de eliminar compromisos de inversión: “Este presupuesto está hecho para que, cuando llegue al Congreso, no sea aprobado, y así el gobierno pueda seguir manejando las partidas por decreto, como ya viene ocurriendo. Si no hay un cambio de modelo hacia algo más aplicable a la realidad, no veo una salida que no sea con default o con costos muy altos para todos los sectores. No espero nada bueno de un gobierno que, con tal de cumplir con sus metas, pierde completamente la empatía hacia los sectores que forman la base de la economía del país.” 

Otra novedad es la derogación del Artículo 9 de la Ley de Educación Nacional, que establecía un piso de 6% del PBI en inversión educativa. Según datos de Ctera, el gasto consolidado en educación fue del 1,48% del PBI en 2023; cayó al 0,91% en 2024, al 0,88% en 2025 y se proyecta un 0,75% para 2026, el nivel más bajo en dos décadas. De Mendieta agrega: “Este presupuesto está al servicio del pago de la deuda externa, no de la educación ni de la salud. La regla fiscal y la eliminación de compromisos de inversión muestran claramente cuáles son las prioridades del gobierno.”

Por último, Benítez completa el análisis: «Pensemos que actualmente el gasto total en Educación Superior ronda el 0,5% del PBI, es el porcentaje más bajo de América Latina, siendo que nuestro país posee la tasa de matriculación más alta de la región. Además, por ejemplo, la infraestructura universitaria, con 200 mil trabajadores y trabajadoras docentes, 50 mil no docentes y 2 millones de estudiantes; tiene un presupuesto que es menos de la mitad del de la Secretaría de Comunicación y Medios que lidera el vocero presidencial, Manuel Adorni» .

El investigador de la UNM concluye: «Por lo tanto, pretender que el control inflacionario vendrá del ajuste fiscal es ignorar que la inflación argentina es, en todo tiempo y lugar, una expresión de la puja por la distribución del ingreso entre precios y salarios, mediada por el tipo de cambio (el precio de los precios). Esa es una tensión política que no se resuelve con puras ecuaciones presupuestarias, sino cambiando quién detenta el poder de fijar precios relativos, contratos, mecanismos de indexación y política cambiaria”.

«Ustedes tienen que ser limpiados»

«Ustedes tienen que ser limpiados»

En la causa que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos en la Mansión Seré y el circuito RIBA declararon los últimos testigos antes de la etapa de ampliación de acusaciones. Entre ellos testimonió Carlos Tamburrini, cuyo caso dio lugar a la película La Fuga.

Tres sobrevivientes y el sobrino de uno de los imputados prestaron declaración en el juicio Mansión Seré IV y RIBA II, finalizando así la etapa testimonial del juicio y abriendo paso a la ampliación del caso que será presentada por la Fiscalía y las querellas.

El filósofo y exarquero de Almagro, Claudio Tamburrini, sobreviviente de Mansión Seré y autor de un libro sobre su fuga, dio su testimonio desde Suecia. Detalló su secuestro en su domicilio en Ciudadela el 23 de noviembre de 1977 hasta su escape de Mansión Seré junto a otros tres compañeros, el 24 de marzo de 1978. Afirmó que al momento de ser secuestrado no militaba en ninguna agrupación desde hacía tres años, cuando formaba parte de la Federación Juvenil Comunista durante el último año de secundaria y en la universidad.

Tamburrini, quien viene declarando desde el Juicio a las Juntas Militares de 1985, dijo que pudo llegar a la conclusión de que el lugar en que estuvo cautivo y las guardias dependían de la Fuerza Aérea a través de distintas fuentes. Por un lado, suboficiales jóvenes que les contaron que pertenecían a dicha Fuerza. Por otro, la insignia que podía verse en el vehículo que llevaba comida. Además, narró el sobreviviente, a raíz de la fuga de dos secuestrados, una llamada telefónica en la que alguno de los militares decía: “Base Aérea, aquí se han escapado dos pájaros”.

Sobre su secuestro, describió que las condiciones higiénicas eran extremadamente malas, de manera que no pudo lavarse nunca los dientes en los 120 días que estuvo detenido. Además afirmó que, durante su primera semana secuestrado, sufrió cuatro sesiones de tortura con submarino y picana eléctrica, a la que “le llamaban ‘la pequeña Lulú’ dentro de la jerga de la casa».

Sin embargo, “las condiciones de cautiverio fueron cambiando con el tiempo”. El sobreviviente declaró que el trato de sus secuestradores y torturadores se modificó a medida que adquirieron el “status de veteranos”, que les daba ciertos “privilegios” como levantarse la venda de los ojos. Pero a partir de diciembre de 1977 se dio el endurecimiento de las condiciones, cuando “La Patota” (el grupo represor de Mansión Seré que asesinaba y torturaba) lo acusaba de planear una fuga con sus compañeros de habitación. A eso se le sumó que luego descubrieron que uno de ellos “les había ocultado información”. “En ese momento, se terminan de empeorar las condiciones de cautiverio de forma marcada. Nos quitan toda la ropa, se generaliza la utilización de esposas y nos atan al dormir manos y pies con una correa de cuero”.

Tamburrini afirmó que ese suceso coincidió con la llegada de la guardia de “Lucas”, uno de los tantos que sólo conoció por su sobrenombre, que añadió “una puesta en escena muy dramática y traumática: Nos echa a los cuatro en el piso, trae una escoba y nos empieza a barrer diciendo: ‘Ustedes tienen que ser limpiados porque están sucios’”. El sobreviviente declaró que “ese fue el punto más álgido del empeoramiento de las condiciones carcelarias y de la humillación” y que, a partir de ahí, “se produce el crecimiento de una convicción de que nuestra situación en la casa era insostenible”. Por eso decidieron implementar un plan de fuga.

En su reflexión final, Tamburrini expresó que, si bien él logró transformar su experiencia traumática en crecimiento personal, la sociedad aún tiene una deuda pendiente: «Pienso que es una deuda que nuestra generación tiene con los más jóvenes y que estoy convencido de que esa deuda será saldada en el futuro».

Por su parte, Arturo Lynch, sobrino de uno de los imputados, Ernesto Rafael Lynch, fue llamado a declarar por las defensas. Sin embargo, su testimonio no se centró en su tío si no en la dinámica de su núcleo familiar, negando la declaración de su hermana, Noelia Lynch, sobre violaciones y violencia intrafamiliar. “Noelia siempre ha tenido una obsesión con ser hija de desaparecidos”. De esta manera, pareciera que Lynch solamente fue llamado a declarar para desacreditar la palabra de su hermana.

Miguel Antonio Pérez, sobreviviente de la Comisaría 3a de Castelar, declaró desde el Consulado Argentino en Los Ángeles, donde detalló su secuestro en Capital Federal el 18 de diciembre de 1976 y su traslado a la Comisaría de Castelar. Peréz afirmó que, aunque sus captores estaban de civil, al ser primero ubicado en los asientos de atrás de un Ford Falcon y luego en el baúl, pudo desprender de sus conversaciones que pertenecían a la Fuerza Aérea de Morón y El Palomar.

El sobreviviente, en ese momento militante de la Juventud Peronista, detalló haber sido torturado tres veces con picana eléctrica mientras le preguntaban “¿dónde están las armas?” y “¿quién es tu responsable?”. Además, declaró que en la Comisaría no había ninguna posibilidad de aseo, pues solo abrían para ir al baño «a la mañana y a la noche». Respecto a la alimentación, afirmó que era muy mala y agregó: “No recuerdo que los fines de semana trajeran comida”.

Pérez fue posteriormente trasladado a la Comisaría de Haedo para ser «legalizado» (puesto a disposición del Poder Ejecutivo), pasando luego por la Cárcel de Devoto y la Unidad Penal 9 de La Plata. Afirmó que ese tiempo le sirvió para procesar el horror: «Nos permitió hacer todo un procesamiento tanto en lo espiritual como en lo físico y lo mental de entender qué es lo que había pasado”.

El último testimonio fue el de Sara Laura Abadi, quien ya había declarado en julio de 2025 pero en esta ocasión fue convocada por la Fiscalía para ratificar si deseaba que los hechos de agresión sexual que sufrió durante su cautiverio fueran investigados y juzgados por el Poder Judicial; a lo que Abadi respondió de manera afirmativa.

La próxima audiencia quedó fijada para el 14 de octubre y se espera que la Fiscalía y las querellas soliciten la ampliación de casos en torno a los delitos de agresión sexual y la privación de libertad de niñeces al secuestrar a sus padres y/o madres.

El sobreviviente que volvió a desaparecer

El sobreviviente que volvió a desaparecer

«López, el hombre que desapareció dos veces» es un documental que alterna tres tiempos narrativos para reconstruir la historia de militancia y los dos secuestros del principal testigo en la primera causa que condenó al genocida Miguel Etchecolatz. Las líneas de investigación estancadas que hacen perdurar la avasalladora impunidad.

Llega al cine Gaumont el 2 de octubre el largometraje López, el hombre que desapareció dos veces, dirigida por Jorge Leandro Colás y estrenada en La Plata en el decimonoveno aniversario de la segunda desaparición de Jorge Julio López, el pasado 18 de septiembre. Sobreviviente de distintos centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que funcionaron en La Plata durante la última dictadura civico militar, López volvió a desaparecer en 2006 en democracia. Esta segunda vez, era el día en que se leían los alegatos del juicio contra el genocida confeso Miguel Osvaldo Etchecolatz, en el marco del primer juicio nacional de lesa humanidad luego de que fueran anuladas las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

La detallada y extensa declaración que hizo López en dicho juicio lo convirtió en un testigo clave, el único que reconoció al genocida como perpetrador de fusilamientos, jefe de “la patota”, presente en las detenciones y sesiones de tortura. Por sobrevivir al horror, López se encomendó a proteger solitariamente y a través de manuscritos la memoria que luego relató ante el tribunal. Por sus declaraciones fue nuevamente desaparecido y a 19 años de aquel 18 de septiembre se sigue sin conocer su paradero. Su causa es una herida abierta y el símbolo de la impunidad.

En entrevista con ANCCOM, Colás explica que junto a Tomás De Leone en el guion y Felipe Celesia como director periodístico, decidieron volver sobre el caso López porque “nos interesaba exprimir la posibilidad que habilitó el paso del tiempo de poder hacer nuevas lecturas y construir otras capas de sentido sobre un caso tan incómodo y complejo, que cuando ocurrió, causó altísimo impacto en el entramado social. El recurso del documental nos permitió mirar con mayor profundidad y reflexión. Desde el presente que atravesamos, esta causa -emblemática por la particularidad y complejidad de las desapariciones de Jorge- construye un nuevo relato”.

El proyecto que comenzó en 2021 no preveía ser estrenado en un contexto en que la vicepresidenta fuera Victoria Villarruel, persona estrechamente vinculada a Etchecolatz y mencionada en su agenda. “Este último tiempo hay una tendencia a simplificar o distorsionar algunas situaciones, entre ellas, cómo eran los militantes políticos en 1976. Por eso, nos parecía importante contar, principalmente a las generaciones más jóvenes, qué tipo de militante era López: un obrero y albañil, militante barrial de una unidad básica que se comprometía desde un rol social, ayudando a las familias y chicos del barrio”, explica el director del film.

La historia de Jorge Julio López, militante, sobreviviente y testigo, se reconstruye desde el presente, con una narrativa accesible y casi pedagógica, alternando entre dos pasados: su primer secuestro el 27 de octubre de 1976 y en 2006 con su segunda desaparición. “Queríamos contar su caso de manera clara y con todos los elementos ordenados en un sentido informativo para que todas las personas entiendan lo que sucedió. Ya sea quienes no conocen el caso como también aquellos que fueron testigos de su desaparición en 2006. Pusimos el énfasis en los datos e hipótesis de la investigación judicial que fueron perdiendo protagonismo a medida que pasaba el tiempo”, detalla el director.

El Poder Judicial que ve y no mira

La historia se va armando con un “rompecabezas de entrevistados” en el que participan las voces más autorizadas para contar el caso. En lo que respecta a la causa de Etchecolaz y el juicio de 2006, aparecen el entonces juez titular del Tribunal Oral Federal 1° de La Plata, Carlos Rozanski, las abogadas de la querella Myriam Bregman y Guadalupe Godoy y el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá. “Solá es la figura que ocupa el rol más incómodo en la película, porque su relato está en tensión con el de los organismos de Derechos Humanos que hacen críticas a su gobernación y a su responsabilidad sobre lo ocurrido. Él no había sido entrevistado sobre el caso salvo en el momento de los hechos y para este documental aceptó sin condicionamientos”, explica Colás.

Para narrar el presente, aparecen Hernán Schapiro y Gonzalo Miranda, los fiscales de la causa abierta luego del segundo secuestro que se caratuló como “presunta desaparición forzada”; también; el abogado de la familia López, Alfredo Gascón, y el hijo de Jorge Julio López, Rubén López, que narra cómo el dolor se fue acoplado a la rutina que convive con la desaparición: las calles de La Plata donde fue visto por última vez su padre, recortes de noticias en medio del aserrín de su carpintería y el trabajo conjunto con las organizaciones de memoria para preservar los manuscritos de su padre.

“Nos interesaba reponer el estado actual de la causa, las hipótesis que se barajaron y luego se abandonaron”, explica Colás. Por ello muestran las líneas de investigación irrisorias a las que la justicia destinó tiempo y recursos claves, pero también aquellas en las que decidió no profundizar y que eran, para los organismos de Derechos Humanos, las más concretas y probables. Estos insistían principalmente en seguir las hipótesis vinculadas a los policías bonaerenses que López había nombrado en su declaración. Las abogadas Bregman y Godoy relatan que eran al menos nueve mil los efectivos policiales que habiendo cumplido funciones durante la dictadura mantenían el cargo al momento de la segunda desaparición. Para ese momento, Etchecolatz junto a varios genocidas se alojaban en el Complejo Penitenciario de Marcos Paz, pudiendo suponerse un planeamiento conjunto del secuestro. Además, los militantes buscaban que la causa se anexara a otras por delitos de lesa humanidad y quedara a cargo de la justicia federal. Esto recién ocurrió un año y medio después de la desaparición, misma fecha en la que se apartó a la Policía Bonaerense de la causa.

El documental recupera material audiovisual de una marcha que se realizó días antes de la segunda desaparición de López, el 12 de agosto de 2006, en la conmemoración del nacimiento de la nieta apropiada de María «Chicha» Mariani, Clara Anahí Mariani Teruggi. Entre los militantes platenses resaltan dos hombres, de los cuales uno solo fue identificado, que miran directamente a López y no al escenario como todos los asistentes. “Nos parecía fundamental mostrar la cara de estas personas que fueron interrogadas sobre el caso López, pero cuyos rostros la mayoría del público nunca había visto”. El sujeto en cuestión es Raúl Chicano, un expolicía de La Bonaerense y exsecretario privado de Ramón Camps. También incluyeron la declaración de Susana Gopar, funcionaria de la misma fuerza y antigua secretaria de Etchecolatz.

Jorge Julio López fue visto por última vez cerca de las 10:15 de la mañana del lunes 18 de septiembre de 2006 en la calle 137 entre 66 y 67, puntualmente entre una verdulería y una sucursal de la Empresa Distribuidora La Plata Sociedad Anónima (EDELAP). Entre los dos locales solo hay una puerta que lleva a una propiedad horizontal en la cual vivía Gopar. Como explican en el film, ninguna de estas líneas de investigación se profundizaron debido a frenos que puso el juez federal de la causa, Arnaldo Corazza.

Aún se desconoce con certeza si la desaparición fue perpetrada por oficiales de La Bonaerense, el círculo cercano que responde a Etchecolatz o si ambos trabajaron en conjunto. Sí es seguro que se buscó silenciar y amedrentar a otros que quisieran presentarse a declarar con la reapertura de los juicios. El trabajo solitario que realizó López por mantener el recuerdo de lo vivido en 1976, se convirtió en símbolo. La silueta de su boina y su campera de polar se dibuja en paredes, afiches y calles para mantener viva su memoria.

Formatos para guardar

La filmografía de Colás está constituida en su mayoría por películas documentales. Sobre el formato explica: “Tiene una incertidumbre que me interesa mucho más que la ficción, que es un género relativamente controlado porque se escribe un guion y un actor lo recrea. En cambio, en el documental se trabaja con circunstancias y personas reales, logra algo mucho más vivo, dinámico y atractivo. Te permite abrir a un mundo distinto, con personas a las que no tendrías acceso si no fuera en el marco de la historia que querés contar”.

“Los documentales siempre son subsidiados por los Estados porque de otra forma no existirían. Tienen un rol fundamental como bien cultural que excede al momento de su estreno en las salas de cine. Lo que importa es la vida posterior que tiene, su exhibición en diferentes espacios generando debate y reflexión. Por eso, hacer una película por medio del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) es fundamental porque se logra acceder a todos los espacios que tiene el organismo en el país. Al sucederse un nuevo aniversario de su desaparición, teníamos la necesidad imperiosa de estrenar en su ciudad, donde están su familia y sus vecinos, y el caso continúa muy vivo”, explica Colás sobre el film que además se estará presentando en el Festival Audiovisual de Bariloche (FAB). Sin embargo, la productora Salamanca Cine, empresa que dirige junto a Carolina Fernández, tuvo que sortear el recorte presupuestario que afronta el cine nacional. El documental aprobado por el INCAA antes de su recambio de autoridades, tuvo que batallar para que la nueva gestión le reconociera el financiamiento.

 

López, el hombre que desapareció dos veces, estará disponible en el cine Gaumont desde el jueves 2 al miércoles 8 de octubre, en la función de las 19.

«Sentí el mismo frío que en aquella época»

«Sentí el mismo frío que en aquella época»

Cuatro sobrevivientes de la dictadura y un exconscripto realizaron un reconocimiento ocular en la Base Aérea de Moreno y reconocieron el lugar que funcionaba como centro clandestino de detención, tortura y exterminio en el marco de la causa que investiga los crímenes de la Mansión Seré y el circuito represivo RIBA.

Los sobrevivientes Raúl Morello, Sergio Gobulin, Nélida Olivieri y Faustino Altamirano, junto con el exconscripto Walter Fey, participaron este martes de una inspección judicial a la VII Brigada Aérea de Moreno. No es la primera vez que declaran en este juicio pero, en esta ocasión, sus testimonios estuvieron centrados en ese predio de la Aeronáutica, al cual reconocieron unívocamente como uno de los lugares en que estuvieron en cautiverio. Durante la audiencia se mostraron imágenes de aquel recorrido por la base pero no pudieron ser transmitidas por decisión de la Fuerza Aérea.

“En mi traslado a la base yo iba acostado, encapuchado, vendado y con una mordaza de papel en la boca”, afirmó Morello, secuestrado el mayo de 1977 mientras estudiaba medicina. Después de bajar del auto y de ser guiado a ciegas para atravesar cercos, “entramos en una habitación fría”, recordó. En una de las sesiones de tortura, mientras le hacían submarino, se le cayó la venda de los ojos: “Cuando me levantan, la venda mojada se me cae y rápidamente cierro los ojos y les digo ese hecho porque me habían dicho que si veía a alguien de la Fuerza, sería boleta”.

Aunque no vio la cara de sus tres torturadores porque estaban a contraluz, sí pudo ver la ventana rectangular que estaba detrás de ellos. Morello identificó esa misma ventana en uno de los edificios de la base aérea durante la visita ocular. Declaró que la mayoría de las ventanas del lugar “son verticales, no horizontales” como la que vio en 1977 e identificó la semana pasada al entrar en esa habitación en la que “casi diría que sentí el mismo frío que en aquella época”.

En el caso de Gobulin, secuestrado en 1976, el lugar que reconoció fueron los hangares. Debido a que durante su cautiverio tenía los ojos vendados y sólo podía ver el piso de cemento, el testimonio del sobreviviente se centró en los sonidos: “Cuando todo el grupo hizo la inspección, el rumor de las voces y los pasos me volvió a la misma sensación de ese entonces”.

Aunque Gobulin no pudo identificar en cuál de los tres hangares de la base aérea estuvo secuestrado, “en los tres tuve la misma sensación, seguramente eran los hangares, ningún otro lugar de la base logré reconocer como que hubiera estado allí”. Si bien el sonido fue el factor fundamental para reconocer el lugar, también destacó volver a percibir el contraste entre luz y sombra que notaba a través de la venda cuando lo hacían entrar y salir del hangar.

Las reformas en los edificios de la base no impidieron a los sobrevivientes identificarla como su lugar de cautiverio en la década de 1970. Olivieri pudo reconocer la distribución del lugar desde el ingreso: “Al pasar la barrera fue inmediato, era el mismo lugar donde había estado antes. La primera vez que entré, lo que hicieron fue dar vueltas por adentro con el auto y después dejarme ahí”. También identificó uno de los edificios en particular, que actualmente figura como “Contaduría”. “No reconocí en ningún otro edificio esa distribución de una habitación y el corredor que me llevaba al baño”. Al igual que los testimonios anteriores, Olivieri destacó algunos detalles sensoriales que la ayudaron a reconocer el sitio: “Estaba en un lugar oscuro y cuando pedía ir al baño, y era de día, me daba cuenta que pasaba por un lugar más luminoso”.

En su declaración, Altamirano afirmó haber estado secuestrado en la base “por dos o tres días”. Además, aclaró: “Nunca pudimos ver nada porque estábamos encapuchados, tabicados”. También se centró en la estructura del establecimiento: “Las veces que estuvimos en la base fuimos primero torturados en otro lado y luego fuimos llevados como a un depósito en la base. Nos sacaban de noche, así que lo poquito que yo pude captar es que había unos pabellones, que esos los vi ahora cuando fuimos a la visita, tres pabellones y uno cortito”.

El último testimonio fue el del exconscripto Walter Fey, quien estuvo en la base entre 1977 y 1978. A diferencia de los cautivos, él sí podía ver los lugares de la base debido a que estaba haciendo el Servicio Militar Obligatorio, por lo que su reconocimiento fue mucho más detallado. Al igual que Olivieri, Fey identificó el actual edificio de Contaduría, al que refiere como “Puesto A”. “Identifiqué perfectamente su distribución. He estado allí y veo que tiene una ampliación en forma de T hacia el fondo”. Son varios los espacios que reconoce el exconscripto: “Hoy hay dos pequeños baños que eran dos calabozos”. “Esa ventana daba a la habitación donde tenían los detenidos desaparecidos, que los tenían de espalda a la ventana arrodillados para que no pudieran ver el exterior”.

Fey también observó que la base tenía un movimiento constante de personas secuestradas. Vio «jóvenes esposados y tabicados a los que subían en camionetas y llevaban al fondo de la base pero nunca los vi salir». Por otro lado, señaló que el lugar más «tenebroso» de la base era el subsuelo de la Torre de Control de Vuelo. Describió el descenso por una «escalerita estrecha, media caracol, que desemboca en una sala de 4 por 5 metros, abandonada y sucia». Allí, afirmó, era el lugar donde «se torturaba a la gente que detenían».

El exconscripto afirmó que también pudo reconocer el “chalecito” de la jefatura del Escuadrón de Tropas, en donde escuchó gritos de mujer. “Un suboficial me dijo que no podía salir de mi oficina y al rato comienzo a oír gritos desgarradores y terribles de una mujer. Nunca escuché algo tan doloroso. Creo que por esa mujer estoy acá, era una mujer embarazada”. Fey cerró su declaración con un llamado a otros exconscriptos a dar sus testimonios: “Si participaron de algún operativo y pueden dar datos sobre ese operativo, no van a ser tomados como culpables, sino como testigos y son testigos fundamentales”.

La jornada concluyó fijando el 30 de septiembre como fecha de la próxima audiencia, en la que se presentarán los últimos testimonios del juicio. El fiscal Félix Crous, por su parte, adelantó que la Fiscalía ampliará la acusación en el juicio. La auxiliar fiscal, Nuria Piñol, afirmó en diálogo con ANCCOM que no es posible adelantar en qué consistirá la ampliación para no advertir a la defensa.

“Se nota una baja de clientes y los que vienen consumen menos”

“Se nota una baja de clientes y los que vienen consumen menos”

Después del boom, el comercio gastronómico es uno de los rubros donde más se evidencia el ajuste económico. Estrategias para sobrevivir a pesar de la crisis.

Según el Indicador de Consumo de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), en julio de 2025 se registró un incremento interanual del 1,1%. Sin embargo, el consumo en Argentina muestra fragilidad pese a cierta recuperación en las publicaciones oficiales, afectado por la caída de los salarios y paritarias que no logran recomponer ingresos. Este leve avance se da en un contexto inflacionario que, si bien se mantiene en niveles reducidos, continúa presionando sobre los hogares, además de tomar como base de comparación el año 2024, cuando el ajuste hizo su gran impacto. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC reflejó una inflación del 1,9% en julio, acumulando un 17,3% en lo que va del año y un 36,6% interanual. En este escenario, muchos comercios se ven obligados a sostener promociones o remarcar hacia abajo para no acumular stock.

La caída del turismo amplifica el problema. El Observatorio Turístico de la Ciudad de Buenos Aires reportó una disminución en la llegada de visitantes durante el primer semestre. A nivel regional, intendentes y legisladores reclamaron la restitución de feriados para incentivar los viajes, en un contexto en el que la actividad cayó casi un 22% en términos reales durante la temporada de verano. Ese retroceso, sumado al menor consumo interno, deja a la gastronomía porteña en un escenario crítico. 

La combinación de alquileres, tarifas de servicios e insumos por encima de la inflación complica al sector gastronómico. Los empresarios no pueden trasladar esos incrementos al precio final sin arriesgar clientes, y la consecuencia es un rubro que opera con márgenes cada vez más reducidos y poca capacidad de recuperación. “Tuvimos que aguantar los precios, congelarlos un poco más y reforzar las promociones para atraer clientes, porque la competencia en cafeterías es fuerte”, contó Oscar, encargado del restaurante La Pharmacie, en Palermo. 

Según el informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en el rubro Alimentos y bebidas, la principal restricción al consumo sigue siendo la caída del poder adquisitivo. La entidad destaca que las vacaciones de invierno generaron un efecto ambiguo; aumentó el consumo en los hogares, pero se redujo la circulación en zonas comerciales. Al mismo tiempo, el clima frío favoreció algunos productos de estación, mientras que las promociones y descuentos funcionaron como paliativos en determinados segmentos. 

José, encargado del reconocido restaurante Lo de Carlitos, en Palermo, una cadena con presencia en Buenos Aires y distintas provincias del país, fue más directo respecto a lo que observa a diario. “Se nota una baja de clientes y los que vienen consumen menos”, señaló. A eso se suma, según comentó, que la mayoría insiste en pagar con medios electrónicos, dejando de lado el efectivo, lo que en algunos casos complica la administración de los locales. 

Según el Centro de Estudios para la Recuperación Argentina de la UBA, el uso de tarjetas de crédito para compras pasó del 39% al 46%, mientras que el débito descendió del 34% al 27% y el efectivo cayó del 20% al 16%.

La caída del turismo también impacta directamente en los salones. “Antes recibíamos turistas, pero este último año casi nada. Muchísimo menos que el año pasado”, explicó José. Frente a ese panorama, asegura que la estrategia más utilizada fue reforzar promociones para intentar sostener las ventas.

“En el local la mayoría de turistas que atendemos son alemanes, japoneses y ucranianos. Sí noté que las propinas vienen un poco más bajas que hace unos meses, el sistema del local reparte lo recaudado por igual entre todo el personal”, contó Martina Outes, moza en La Kitchen, en Villa Ortúzar.

La CAME subraya que muchos negocios recurrieron a la entrega a domicilio o a ofrecer financiación como estrategias para sostener la clientela. Entre los principales obstáculos figuran la presión impositiva, la suba de tarifas y la competencia desigual con grandes cadenas. En términos numéricos, las ventas minoristas Pymes de julio mostraron una caída del 2% interanual a precios constantes. 

Iván Ullman, quien trabaja en Labán, una pastelería francesa y cafetería en Palermo, agrega: “Desde agosto del año pasado que la venta viene bajando. En octubre fue el pico más bajo, 30% menos respecto a julio del mismo año. Y desde ahí no volvió a subir. Sacando enero y febrero, marzo 2025 fue super flojo y solo en la segunda quincena de mayo se vio una leve mejoría, pero quedó en eso”.

También destacó el cambio de hábitos de los consumidores, “Algo que notamos mucho es que la gente está muy pendiente de las promociones. Nosotros activamos con el banco una promoción del 15% los viernes que antes no teníamos. Y además de venir menos gente, quien viene consume un poco menos. Esto también se ve mucho en turistas que ahora no solo prácticamente no vienen, sino que, al ser tan caro en moneda extranjera para ellos, compran poco”.

La salud y la educación se defienden

La salud y la educación se defienden

Una multitud se congregó ante el Congreso para apoyar el rechazo en Diputados al veto presidencial a las leyes de Emergencia Pediátrica y de Financiamiento Universitario. Dirigentes de todo el arco opositor caminaron junto a estudiantes, docentes, no docentes, médicos, enfermeros y ciudadanos en general. Rescataron la unidad y la conciencia social para defender los derechos que supieron conseguir.

Las universidades públicas de todo el país se movilizaron este miércoles en el marco de una nueva Marcha Federal Universitaria, que coincidió con los reclamos de diversos sectores sociales, trabajadores de la salud y dirigentes sindicales, en una tarde que culminó en celebración: con una mayoría que superó holgadamente los dos tercios, la oposición rechazó los vetos presidenciales a las leyes que disponen aumento de financiación para la Emergencia Pediátrica y para las universidades. “Lo de hoy es una demostración de conciencia, una multitud –afirmó Andrés Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires–. Si no fuera tan grave lo que está ocurriendo en Argentina y los motivos por los cuales la gente se moviliza, hablaría de una fiesta popular, pero lamentablemente tenemos que decir que es una demostración de conciencia frente al atropello”.

En la sesión que dio media sanción a la derogación de los vetos presidenciales, la ley que dispone la Emergencia Pediátrica con fondos para el Hospital Garrahan obtuvo 181 votos a favor y 60 en contra, mientras que la de financiación a las universidades consiguió 174 a favor y 67 en contra. “Esto viene a consolidar también lo que expresaron las urnas el 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires, que es ponerle un límite a Milei –continuó Larroque–. Que recapacite, que entienda que sus elucubraciones o sus fantasías no tienen nada que ver con la realidad; la realidad es que la gente la está pasando mal, que la educación pública está en peligro, las universidades, la salud pública, la producción, los trabajadores, los humildes, la están pasando mal. El Presidente habló de ajuste a la casta y nunca de ajuste a la educación pública, a la salud pública, ni de destruir la producción nacional para que aumente la desocupación”.

Frente al Congreso, estudiantes, docentes, no docentes, jubilados y trabajadores de diversos gremios celebraron la media sanción. “Nosotros tenemos que empezar a entender que tenemos un gobierno de extrema derecha, procolonial, y hay un pueblo trabajador que no quiere ser parte de una colonia, no quiere retroceder en términos de derechos, en términos de trabajo, ni tampoco va a resignar su historia, su historia de lucha, su historia de pelea. Y este es el ejemplo”, indicó Walter Correa, ministro de Trabajo bonaerense.

Las principales fuerzas políticas concentraron frente al Congreso entre las 14 y las 15, a la expectativa de los resultados de la sesión de Diputados. Finalmente, se terminaron conociendo los resultados pocos minutos después de las 17. «Desde que Javier Milei tomó el camino del ajuste, la entrega y el saqueo, nos encontramos en innumerables jornadas en la calle, de paro y movilizaciones –dijo Oscar “Colo” de Isasi, secretario gremial de ATE Nacional y Secretario General de la CTA–. En ese marco venimos hoy a defender la salud y la universidad pública y sus financiamientos. Nuestro pueblo no optó por el sálvese quien pueda, nuestro pueblo es un pueblo de lucha, por eso lo echamos a Macri. Es un pueblo solidario, lo demuestra Bahía Blanca o el norte de la provincia de Buenos Aires con las inundaciones. Tenemos dos pares de zapatos y donamos uno. Eso sí, es un pueblo que busca, no está enamorado de ningún proyecto político. Ahora, cuando se enamora de un proyecto político, hace el 17 de octubre de 1945 y protagoniza la historia por 40 años».

Con respecto a la unidad de diversos sectores, el dirigente gremial indicó: “La unidad es un valor estratégico. Nuestro pueblo es un pueblo de lucha. Nuestro enemigo lo sabe. Por eso trabajan para dividirnos. Por eso a la estrategia de la dispersión de un pueblo que lucha hay que ponerle la estrategia de la unidad más amplia. Así lo hacemos en las calles y así lo hicimos en el proceso electoral que el 7 de septiembre tuvo un primer dato esperanzador y que seguramente se va a ratificar el 26 de octubre”.

En esta misma línea, Ana Arias, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y candidata a senadora en CABA por Fuerza Patria, declaró que la unión es fundamental porque «es el mundo de lo público, es el mundo de lo común, es el mundo de lo que priorizamos como pueblo. Cuando se discute la universidad, lo que estamos discutiendo es la posibilidad de que podamos elegir qué queremos ser cuando seamos grandes, cuando somos chiquitos, pero también como patria, cómo queremos desarrollarnos, qué queremos formarnos. Así que está mucho en juego».

 

Muy cerca, Agostina Olivera, presidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, manifestó: «Lo que está en juego en este momento es la salud pública y la educación pública pensadas no solamente como un espacio para el conjunto de la sociedad argentina para atenderse en el caso de la salud y para poder cumplir nuestros sueños en el caso de la educación, sino pensarlo como recursos estratégicos para el Estado nacional. Como cientistas sociales, si tenemos algo claro, es que el problema principal de lo que está haciendo Javier Milei en este momento en nuestras universidades no es simplemente ir contra el salario de nuestros docentes y nuestros no docentes, sino venir a plantear un debate que es que el Estado nacional no debe hacerse cargo de nuestra educación superior. Nosotros estamos convencidos de que sí, por eso a lo largo de la historia de la Argentina, los universitarios nos levantamos varias veces cuando quisieron venir contra nuestras universidades y lo vamos a hacer nuevamente”.

La Marcha Federal Universitaria de este 17 de septiembre no fue solo una respuesta al veto presidencial, sino también una demostración de unidad en defensa de la salud y la educación pública. Con la caída de los vetos en Diputados y la expectativa puesta ahora en el Senado, lo que quedó en claro es que la calle sigue siendo un escenario decisivo para marcar agenda política.