Sobrevivir en el país de los desaparecidos
“Historias Rotas”, el libro de Claudia Rafael y Silvina Melo que cuenta con testimonios de víctimas de la última dictadura militar en las cárceles argentinas, se presentó este fin de semana en la Feria del Libro.
Fin de semana en la Feria del Libro, multitudes recorren los diferentes stands, las bolsitas de tela adornan los brazos de muchos, de fondo se escuchan múltiples charlas, algunas de autores, editores, o figuras relevantes, también se oye el bullicio de los visitantes que caminan de aquí para allá ojeando libros. Pero en la sala Ernesto Sábato el aire cambia, se densifica, hay una tensión propia del respeto, del recuerdo, y de las lágrimas contenidas. La emoción se percibe en la máxima atención de los presentes en lo que plantea la psicóloga Diana Kordon y en lo que cuenta el expreso político Hernán Invernizzi desde su propio sufrimiento y el sus compañeros, desde la reflexión que plantea este encuentro entre el recuerdo y la literatura como un modo de reivindicar el pasado y la memoria, como un modo de volver desde el olvido para algunos y para otros como un episodio desconocido de las épocas más oscuras de nuestro país.
En esta sala del Pabellón Azul se presenta el libro Historias Rotas de Claudia Rafael y Silvina Melo, que cuenta con testimonios de diferentes víctimas de la última dictadura militar en las cárceles del país. El total de presos dentro de este sistema eran 10.000 aproximadamente, en sus historias se retrata la maquinaria de enloquecimiento que se llevó a cabo durante el gobierno de facto por parte no solo de oficiales, sino de un equipo intelectual integrado por psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales, médicos, antropólogos, nutricionistas y sacerdotes.
Para Kordon, este libro es necesario, “es un libro muy duro, es un libro que nos conmueve profundamente, y que, hablando del horror de la crueldad, sin embargo, nos acerca a lo profundo y reparador de la condición humana”. A la vez, resalta que la sociedad tiene una deuda con este colectivo.
“Hablamos muy poquito de los que se suicidaron y de lo mal que quedaron muchos compañeros que tuvieron que entrar en tratamiento cuando salieron en libertad, que siguen en tratamiento, y que siguen padeciendo en la Argentina y en países que los recogieron un deterioro psicofísico -llámenlo como quieran- que es el resultado de esta rigurosa racionalidad con la que se aplicó una estrategia durante la dictadura sobre los presos”, señala Invernizzi.
Ivenrnizzi, quien fue detenido en 1973 y pasó doce años, siete meses y diez días encerrado, señala que el problema es que el sufrimiento no terminó: “Hablamos de los que se suicidaron y muy poquito se habla de lo mal que quedaron muchos compañeros que tuvieron que entrar en tratamiento cuando salieron en libertad, que siguen en tratamiento, y que siguen padeciendo hoy en la Argentina y en países que los recogieron un deterioro psicológico, psicofísico -llámenlo como quieran- que es el resultado de esta actividad, de esta intervención y al mismo tiempo de esta rigurosa racionalidad con la que se aplicó una estrategia durante la dictadura sobre los presos”.
La tortura en presos durante la última dictadura militar es un tema poco conocido, según comentan la mayor parte de los testigos reunidos en el libro, esto se debe al estigma de que argentina es el país de los desaparecidos, lo cual constituye una figura simbólica de peso, que muchas veces los echó atrás a la hora de contar su historia, ya que ellos sobrevivieron.
La idea de hacer este libro surgió a partir de la historia de Eduardo José Schiavoni y Jorge Miguel Toledo, dos militantes torturados y asesinados en una de estas cárceles. A partir de la investigación que realizaron las autoras conocieron muchas más historias de sufrimiento de los presos y decidieron ampliar el libro incorporando a varias de ellas.
Rafael y Melo en diálogo con ANCCOM, comentan, el “eje central es entender que la maquinaria de enloquecer que se armó y que no fue muy abordada”, sobre los debates que plantea el libro, opinan que principalmente el debate acerca del rol de la intelectualidad y la universidad pública en la formación de estos profesionales que estaban detrás de esta maquinaria.
El libro es muy duro, difícil de leer según los presentes, moviliza muchas emociones. “Yo estoy ahora hablando con vos y estoy con taquicardia. Porque fueron muchos años los que pasamos presos, pero además pasaron muchos años desde entonces hasta hoy. Entonces volver sobre aquello desde este punto de vista es muy complicado”, explica Invernizzi y agrega: “Eso uno nunca se lo saca de encima. El estrés que te provoca la cárcel es algo que no desaparece nunca. Uno puede superarlo, trabajarlo, sobreponerse, pero es algo con lo que uno pelea todo el tiempo. Lo bueno que tienen estas circunstancias es que también funcionan de una manera catártica. Es decir, ayudan a procesar la experiencia. Y nuestra esperanza es que eso que nos ayuda a nosotros a procesar la experiencia quizá ayude a algunos compatriotas a entender mejor lo que nos pasó, para que se convierta en un buen aprendizaje del presente y del futuro”.
En la presentación, las autoras comentan que buscan reivindicar a las víctimas utilizando como concepto central el des-olvido y la exigencia de justicia por estos delitos de lesa humanidad que siguen impunes, su libro será utilizado como evidencia en la causa que se está desarrollando actualmente de Schiavoni, Pablo Llonto incluirá el material recopilado por ambas autoras como documento probatorio.
















