Contra la transformación demoledora

Contra la transformación demoledora

La Red de Organizaciones Barriales realizó una concentración frente al Obelisco para defender el patrimonio urbanísto frente al desarrollo inmobiliario que propone el Gobierno de la Ciudad.

En rechazo al avance de las obras del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) sobre espacios verdes, la Red de Organizaciones Barriales (ROB) se movilizó el sábado pasado frente al Obelisco en defensa del ambiente, la identidad barrial y el patrimonio. Reclamó por un freno a la edificación, el libre acceso al río y efectiva participación ciudadana. 

Con el jardín vertical de “BA” de fondo, y al grito de “Parques sí, torres no”, los y las vecinas de los barrios porteños que organizaron “EL 9 EN LA 9” llenaron de pancartas y carteles la plaza del Obelisco. «Basta de especulaciones inmobiliarias» -se podía leer-, «Más cielo, menos cemento», «Basta de demoler patrimonio urbano», «No a los nuevos códigos urbanísticos y de edificación», «No al arroyo artificial en el Parque Saavedra». Además, una reedición del actual flyer del GCBA de «La transformación no para» a «La transformación para turistas y amigos no para de demoler, de mutilar árboles y de matar barrios».

Los motivos de la gran asamblea barrial se concentran en el pedido de un cese a “las políticas urbanas del Gobierno de CABA que están diseñadas desde un concepto mercantil por sobre el del interés público”, expresó el arquitecto Daniel Giglio, integrante del Colectivo Colegiales Participa y Decide. Entre algunas de las líneas de acción  se enumeran la recuperación del Playón de la Estación Colegiales como espacio verde público, libre de edificios sobre su superficie; el rechazo del proyecto de “regeneración” del Arroyo Medrano en el Parque Saavedra; y un freno a “los ilegales proyectos de privatización y ocupación con construcciones de la ribera del Río de la Plata (Costa Salguero, Ciudad Deportiva)”.

La ROB está conformada por más de 30 organizaciones vecinales y ONG. El organismo se creó hace ya un año con el objetivo de lograr una unión coordinada de los barrios que pueda alzar la voz por diversos reclamos en cada uno de ellos y está conformado entre otros por el Colectivo Colegiales Participa y Decide; ¡No A Las Torres! (Parque Chacabuco); Asamblea Villa Pueyrredón; Asociación Vecinos de Bajo Belgrano; Vecinos X Saavedra; Parque de la Estación (Almagro, Balvanera); Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP); Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC); Tierras Ferroviarias Verdes; El Movimiento: La Ciudad Somos Quienes La Habitamos; Basta de Mutilar Nuestros Árboles (BdM); Basta de Demoler (BdD); la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos (ACDH); Cátedra Libre de Ingeniería Comunitaria (CLIC). 

En diálogo con ANCCOM, la abogada y exconstituyente de la Ciudad, María José Lubertino, trazó un panorama sobre la situación del reclamo acerca de la cuestión ambiental en CABA y expresó que “con la movilización de hoy estamos intentando una articulación porque las luchas no se pueden dar de manera aislada. Esta es una lucha contra el extractivismo urbano en un contexto de cambio climático”. Además, la política agregó que “los problemas que detectamos cuando hicimos la Constitución de la Ciudad hace 20 años se han agudizado y las políticas públicas van en contra de lo que deberíamos hacer para el mejor vivir en la ciudad”.

En la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está instituida la “democracia participativa”. Sin embargo, “lo único que se hace hoy es permitirte votar el nombre de una estación de subte de manera online: eso es una ficción”, afirmó Lubertino. Dentro de los derechos vulnerados, la abogada enumera el derecho a la salud, al espacio verde y público, al ambiente, al patrimonio, la descentralización en las comunas, entre otros.

En la movilización pedían si alguien había traído una Constitución y una vecina sacó la suya de la cartera. “Yo también traje la mía por las dudas”, replicó otra. Los manifestantes hicieron lectura de algunos de sus artículos como el Nº 26 que promulga el ambiente como patrimonio común, el goce de un ambiente sano y su preservación para generaciones presentes y futuras, o el Nº 27 el cual implica que toda acción que suponga un daño en el ambiente debe cesar y conlleva la obligación de recomponer y la garantía de su uso común.

Ana Charrelli, se crió en el espacio verde del Parque Chacabuco hasta que las autopistas lo cortaron por la mitad. De su infancia solo queda un pequeño sector cercado donde hay rosedales, pero las maravillosas fuentes que ella recuerda, con figuras de las que caía el agua desaparecieron, así como los árboles. Hace 40 años se mudó a San Telmo donde formó su familia y crecieron sus hijos. En su cuadra fueron construidas, solo en los últimos cinco años, cinco torres nuevas. El edificio donde ella vive es patrimonio protegido. Hoy reclama por la preservación del casco histórico de su barrio: “Quieren hacer en San Telmo lo mismo que hicieron con Palermo, convirtiéndolo en un polo gastronómico. No entendemos a dónde nos lleva esta ‘transformación que no para’ del GCBA. Destruyen la vida y la identidad del barrio y de los vecinos”. 

El arquitecto Giglio analizó, en diálogo con esta agencia, algunos de los problemas que trae aparejado el Código Urbanístico de la Ciudad aprobado en 2018. Este establece, por ejemplo, que en ciertas zonas no pueden construirse torres. Sin embargo, existen más de 100 excepciones a dicho código que fueron aprobadas por la Legislatura porteña. A partir de ellas, se permite la construcción de torres en zonas antes prohibidas “que el desarrollista inmobiliario paga de acuerdo a su conveniencia”, señaló Giglio. 

 Anteriormente regía el Código de Planeamiento Urbano que “si bien no era perfecto defendía las identidades barriales”. Giglio explicó que, por ejemplo, en un barrio de casas bajas, el código anterior establecía que se construya más o menos en esas mismas condiciones. Además, no permitía construir todo el lote, aseguraba el pulmón de manzana y por sobre todas las cosas regulaba los metros cuadrados construibles en cada parcela. “Ahora no hay un límite y eso aumenta la densidad de edificación, que suma cantidad de viviendas y de habitantes y resta capacidad a la infraestructura urbana, es decir, más agua, más gas y más electricidad, además de menos terreno absorbente y capacidad de asoleamiento. Estos factores implican un decrecimiento enorme en la calidad de vida en la Ciudad de Buenos Aires”, expuso el arquitecto. 

La licenciada en Ciencia Política y diplomada en Derecho Ambiental, Carolina Somoza, explicó en diálogo con ANCCOM las implicancias de la perspectiva de género en las cuestiones ambientales, como por ejemplo los nombres de las calles mayoritariamente masculinos. “Ha sido construido -señala- por varones blancos, clase media, sanos; un lugar del que fuimos excluidas hace mucho tiempo y ahora que empezamos a tomar más la calle vemos problemas no solo en términos de planificación sino de ejecución”. 

Así como lo privado es político, lo público también lo es. “Si el Estado somos todos, nosotras queremos ser parte de esas decisiones. No es que no tengamos ideas ni consciencia, sino que no se nos da el espacio para integrar esa planificación”, agregó Somoza. También hizo mención del rol del cuidado asignado a las mujeres como algo a ser puesto en valor a la hora de planificar el espacio: “Se trata de cómo se piensan los asientos, los baños o los juegos ya que muchas veces somos las mujeres quienes nos hacemos cargo de llevar a los pibes a la plaza”. 

Águeda Lacané, vive hace 34 años en Colegiales. En su momento, disfrutaba de varias manzanas verdes libres al lado de las vías del tren a las que llamaban “zona rural”. Cuando sus hijos eran chicos siempre los llevaba a ese playón de la estación porque, aunque no fuera un parque, era la zona verde que tenía el barrio. De a poco lo fueron cerrando y entregando parcelas a empresas de seguridad o de construcción. El lugar se achicó. Cinco de las nueve parcelas que comprenden el playón fueron vendidas y se encuentran siendo investigadas por la oficina anticorrupción. Las otras cuatro están amparadas por una medida cautelar que impide que se las toque temporalmente. El cartel que está sosteniendo hoy Águeda reza «Todavía estamos a tiempo».

«Alerta inquilina»

«Alerta inquilina»

Inquilinos y agrupaciones partidarias protestaron frente al Congreso contra el proyecto de Ley de Alquiler que pretende aprobar Juntos por el Cambio: propone aumentos cada tres meses y deja su valor librado al mercado.

“Las penas son de nosotros, las casitas son ajenas”, se podía leer en una pancarta colgada sobre las rejas que rodean al Palacio del Congreso. Más de un centenar de personas se agolparon sobre la esquina de Rivadavia y Entre Ríos para mostrar su desencanto y vociferar su reclamo. 

El dictamen que Juntos por el Cambio aprobó por minoría tiene como objetivo, entre otros puntos, modificar el plazo de los contratos de tres a dos años y dejar a elección de los propietarios el lapso entre aumentos, posibilitando que este se dé hasta cada tres meses. “Es muy posible que la semana que viene o la otra haya una sesión en la Cámara de Diputados para tratarlo y también es muy probable que tengan los votos para hacerlo -señala Gervasio Muñoz, referente de Inquilinos Agrupados y presidente de la Federación de Inquilinos Nacional-. Por eso, es tan importante que nos organicemos para denunciar lo que sucede”, concluye. 

La movilización tuvo también un costado artístico de parte de integrantes de Inquilinos Agrupados. De pronto aparecían casas vacías de cartón que se movían entre la multitud, mientras cruzaban la avenida Entre Ríos decenas de personas con la careta de Don Ramón (el reconocido personaje de El Chavo del 8 que era sistemáticamente amenazado de desalojo), a la vez que por un megáfono cantaban consignas como “alerta inquilina, nos dejan sin vivienda en la República Argentina”. Los reclamos también se podían leer: “Quiero alquilar, pero también vivir”.

“El cambio que proponen pretende expulsar a todos los pobres del centro de la ciudad, que pagar alquileres sea imposible y hacer que Buenos Aires sea solo para ricos”, indica JB, quien prefirió mantenerse en el anonimato. Los grandes aumentos de precios con el ciclo inflacionario han hecho que en los últimos tiempos muchas personas hayan tenido que mudarse lejos de los lugares que frecuentan en busca de precios más cercanos a su poder adquisitivo. “Hoy, a pesar de que tengo un empleo en blanco, el alquiler se lleva literalmente todo mi sueldo. Vivo en La Boca con mis tres hijos y estoy totalmente contra las cuerdas, o contra el Riachuelo -comenta JB-. Con las modificaciones que pretenden hacer no me va a quedar otra que irme de la ciudad en que nací”. 

El tratamiento de este dictamen y la posible modificación de la ley, sumados a la suba de la inflación, generan una preocupación extra en los inquilinos. Para Gervasio Muñoz “sería un retroceso para lo poco que hemos logrado hasta ahora, quedaría el campo libre para que las inmobiliarias impongan las condiciones que se les ocurran”. Facundo Cabral concuerda, “los sueldos no llegan a cubrir los aumentos y que se posibilite que haya aumentos cada tres o seis meses me parece perverso”. Con respecto a esto, el diputado nacional por el Frente de Izquierda, Nicolás del Caño, señala en diálogo con ANCCOM: “Cuando se aprobó la ley actual nos parecía que no iba a ser una solución de fondo, sin embargo, esto que están planteando no solo no es la solución si no que empeora el problema. No hay bolsillo que aguante”.

Desde la oposición se señala continuamente que la ley vigente ha probado ser ineficiente, principalmente por el índice utilizado para pautar los aumentos anuales. Sin embargo, RM, una docente y miembro de Inquilinos Agrupados, aclara: “El índice me benefició, si hubiera tenido que pagar lo que quería el mercado sería un número mucho mayor que el de ahora”. Una de las principales fallas que señala es la falta de organismos de control: “No hay ningún lugar frente al cual pueda realizar quejas. Si yo quiero denunciar alguna irregularidad, sea cual fuere, no tengo ante quién hacerlo.” Gervasio Muñoz comparte esta visión: “La ley en sí es muy protectora de los inquilinos, pero no ha habido ningún tipo de control. Una de las peleas que estamos dando es que el Estado se haga cargo del cumplimiento de la ley”. Para el dirigente, el problema no se encuentra en la tipificación de la norma sino en una falta de voluntad política: “Con el ministro de Hábitat y Vivienda actual (Ferraresi) no hay muestras de que se quiera dar un cambio de fondo”, concluye. 

Una imprescindible

Una imprescindible

Murió Viviana Mariño, una apasionada del periodismo, gran maestra del oficio, fundadora de ANCCOM y, hasta ayer, gerenta de Noticias de la agencia Télam.

 

 

Se apagó un motor de máxima potencia. Esta madrugada, murió Viviana Mariño, una apasionada del periodismo, gran maestra del oficio, fundadora de ANCCOM y, hasta ayer, gerenta de Noticias de la agencia Télam.

Egresada de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, Vivi –como llamábamos todos con mucho cariño- abrazó muy temprano el periodismo. Comenzó en la Agencia Noticias Argentinas, pasó por la primera y fugaz etapa del Diario Perfil y luego escribió en CIMECO, la corresponsalía que tenía en Buenos Aires el Grupo Clarín para sus diarios La Voz del Interior, de Córdoba, y Los Andes, de Mendoza. De allí saltó a editar la sección Política de Tiempo Argentino. Y cuando el matutino fue vaciado por sus dueños, se convirtió en un pilar de la cooperativa de trabajadores que lo recuperó y hasta hoy lo autogestiona. Fue una de las periodistas que se puso el proyecto al hombro, integró el primer Consejo de Administración de la publicación y aportó toda su experiencia y energía para construir un medio que se convirtió en un faro del periodismo en una época en la que tanto se degradó el oficio.

Comprometida con la universidad pública, acompañó su trayectoria profesional con la docencia. En sus clases en el Taller de Expresión III de la Carrera de Ciencias de la Comunicación no solo transmitía sus experiencias y saberes acumulados, sino esa inmensa pasión periodística que le corría por las venas. Sin abandonar el aula, Vivi integró también el equipo que impulsó ANCCOM, donde como editora formó y pulió decenas de redactores que hoy trabajan en diversos medios de comunicación.

A Vivi la sorprendió el cáncer mientras trabajaba en ANCCOM. Se reservó esa noticia, la compartió con muy pocos. Sin perder su eterna sonrisa, continuó formando periodistas, aportando su creatividad y rigurosidad profesional. Decidió ignorar tanto el Alien que le crecía adentro como los efectos de los tratamientos invasivos. Solo se corrió de la labor cotidiana cuando encaró un nuevo y merecido desafío para coronar su carrera profesional: asumir como gerenta de Noticias de Télam.

En la Agencia Nacional de Noticias, la prepotencia de trabajo también le comenzó ganando a la enfermedad. Con gran generosidad, le abrió las puertas de Télam a decenas de jóvenes periodistas, muchos de ellos eran los diamantes en bruto que había pulido en ANCCOM. Siempre decía que había que nutrirse de las nuevas generaciones para no anquilosarse. Y –una vez más- llevó sus convicciones a la acción.

A punto de cumplir 52 años, Vivi deja un vacío enorme. Sobre todo a su compañero Fernando y a sus hijos Isabela y Bruno. A los que hacemos ANCCOM, nos lega una responsabilidad: tendremos que hacer mucha fuerza colectiva para compensar el motor que hace unas horas se apagó.

Un fondo que no llega al fondo de la cuestión

Un fondo que no llega al fondo de la cuestión

El Gobierno creó el FONADIS, un fondo constituido con las multas de los cheques rechazados, para asistir a las personas con discapacidad. ¿Por qué las ONG dicen que no es suficiente?

El Gobierno nacional dispuso a través del decreto 187/20 22 la creación del Fondo Nacional para la Inclusión de las Personas con Discapacidad (FONADIS), que será destinado al financiamiento de programas enfocados en favorecer la inclusión, participación y la autonomía de los integrantes de este colectivo. Asimismo, busca incentivar la investigación y el desarrollo sobre la temática. ¿Qué implica, concretamente, esta medida? ¿Qué dicen las organizaciones sociales al respecto?

El fondo será financiado a través de los recursos recaudados por la aplicación de la Ley 25730, la cual establece «sanciones para los libradores de cheques rechazados». Además, se nutrirá de «legados y/o donaciones de personas y/o instituciones privadas nacionales o extranjeras» y  «fondos provenientes de organismos internacionales, tanto públicos como privados». 

Lourdes Simán, directora de la Biblioteca Popular y Parlante Nuevo Ser, de la localidad bonaerense de San Martín, considera que la creación del FONADIS resulta insuficiente para resolver los problemas de una población que cada vez es mayor y cuyas necesidades también se incrementan. «Las personas con discapacidad son sujetos de derechos, no son sujetos pasivos», dice y a partir de esa frase reclama políticas que promuevan una mayor inserción laboral y educativa. 

Para Simán, los programas que pueden ser financiados por el FONADIS no atienden problemáticas urgentes sino que su alcance termina, por ejemplo, en capacitaciones que no son acompañadas por puestos de trabajo. Al respecto, agrega: “Hay personas con discapacidad que viven solas y muchas veces el dinero que cobran no les alcanza para vivir”.  Asimismo, sostiene que el Fondo no trae novedades respecto a la antigua Ley de Cheques (24.452), que establecía un mecanismo semejante.

“Desde las organizaciones exigimos desde siempre la creación de un fondo genuino, no podemos esperar a que alguien se equivoque en la emisión de un cheque”, afirma Pablo Recchia, presidente de la Fundación Incluir, quien además exige una mayor participación de las ONG en la toma de decisiones. Actualmente, el Consejo Federal de Discapacidad está conformado por las máximas autoridades gubernamentales de las veintitrés provincias y de CABA, mientras que sólo cinco corresponden al sector social. “No es una cuestión de criticar al gobierno de turno, sino de poner nuestra experiencia a disposición para crear agendas de trabajo”, asegura Recchia.

Entre los puntos a destacar de la creación del FONADIS, el titular de la Fundación Incluir considera un avance que se haya creado una unidad de control para esos recursos, algo que anteriormente no existía y generaba que su distribución no fuese transparente. En tanto, par Elizabeth Aimar, presidenta de la Red de Asistencia Legal y Social (RALS), la creación del Fondo resulta positiva para aquellas ONG que no cuentan con financiamiento.

Sostiene, en esa línea, que el espectro de proyectos que cubre la aplicación del FONADIS es coherente con una perspectiva de discapacidad que responde al modelo social y que no se limita a la rehabilitación de las personas. Finalmente, agrega: “Se debe remarcar la necesidad de la participación de la sociedad civil, a través de las organizaciones de y para personas con discapacidad y sus familias, pues son quienes mejor pueden establecer necesidades a satisfacer y evaluar la respuesta del Estado a las mismas.”

Fonoaudiología, covid y después

Fonoaudiología, covid y después

Una de las consecuencias invisibilizadas que dejó la pandemia es la saturación de un servicio de salud que fue virtualizado o directamente interrumpido mientras duró el aislamiento.

La demanda de profesionales de fonoaudiología no para de crecer. ¿Por qué es importante esta disciplina? El rol de estos profesionales es la asistencia preventiva, terapéutica y rehabilitatoria y es fundamental para abordar trastornos de la alimentación, del lenguaje, de la voz y cognitivos. ¿Qué sucede en la pospandemia con las problemáticas que tratan?

Silvana Serra, directora de la Carrera de Fonoaudiología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), advierte que esta profesión asumió “nuevos desafíos tras el avance tecnocientífico y los cambios sociosanitarios” y que también hubo un “reperfilamiento surgido por la pandemia que propuso escenarios de acción y emergentes diferenciados de asistencia”.

La situación sanitaria del covid-19 tuvo consecuencias en los y las pacientes, y María Verónica Bravo, de la Asociación Trastorno Específico del Lenguaje Argentina (Atelar), asegura que muchos chicos que tenían avances por los tratamientos presenciales tuvieron mesetas y retrocesos por la virtualidad: “Lo virtual no transmite tanto los gestos y los tonos de voz; algunos chicos no se engancharon y no pudieron continuar con las terapias hasta que se restableció la actividad presencial”, señala y agrega que en la actualidad “las fonoaudiólogas tienen las agendas de turnos explotadas”.

Serra confirma que “los escenarios de encierro y la intervención de la pandemia han modificado hábitos comunicacionales y de vida. Por tanto, hay un impacto en cómo nacieron los niños y niñas en ese tiempo, en cómo fueron los puerperios de esas mamás y en las dinámicas relacionales de las familias”.

Por su parte, Ana María Gesualdo, directora de la Carrera de Fonoaudiología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), concuerda con que la pandemia impactó en aquellas personas con un problema fonoaudiológico y en los pacientes en tratamiento, pero no considera que sea la causa del aumento de la demanda de profesionales. Esto último, de acuerdo a su mirada, “se debe a que ha aumentado nuestra participación en los equipos de salud y de rehabilitación, a las consultas tempranas por parte de los médicos pediatras y neuropediatras, y en general de los médicos, viendo la necesidad de nuestra intervención especialmente en el adulto mayor con trastornos de deglución, en los trastornos cognitivos, y en trastornos del lenguaje y del habla”. Por otro lado, “la pandemia ha retrasado las consultas, por eso en este momento vemos el incremento de la demanda”.

Otro problema que presenta Serra es la distribución geográfica de los profesionales de la fonoaudiología: “Hace falta profundizar la profesionalización tanto en aspectos técnicos como en la accesibilidad de los servicios para la comunidad”, ya que hay zonas del país en donde escasean los especialistas.

Además, la oferta de profesionales no es lo suficientemente grande como para satisfacer este crecimiento en la demanda, ni siquiera en Buenos Aires y alrededores. La Licenciatura en Fonoaudiología en la UBA se creó en 1992, cuando alcanzó su pico máximo de ingresantes, con 300 inscriptos, y luego fue en descenso. Mabel Rugano, su vicedirectora, afirma que “puede deberse a la falta de conocimiento de la carrera y a las posibilidades laborales”. Sin embargo, en 2020 alcanzaron 180 inscriptos, duplicando la cantidad respecto del año anterior. Esto se debe a que “la virtualidad posibilitó la inscripción de estudiantes del interior del país o del conurbano”, según ella.

¿Cómo se puede solucionar esta situación? Desde la UBA sostienen que es importante avanzar con la difusión de la carrera y de la necesidad de fonoaudiólogos y fonoaudiólogas que la comunidad demanda. También aseguran que han creado una comisión de difusión de la carrera que organiza charlas en colegios, CBC y ferias estudiantiles. Por parte de Atelar concuerdan y Bravo afirma que “desde el Estado deben hacer una fuerte campaña para fomentar la carrera de Fonoaudiología y sus numerosas ventajas”.

Baek-ku

Baek-ku

Los coreanos argentos cada vez tienen más presencia en la vida cultural del país. Las nuevas generaciones impulsan una movida artística que derrama desde el epicentro Bajo Flores.

La escena musical fue sacudida en 2012 cuando el rapero surcoreano PSY lanzó Gangnam Style, que rompió récords y se ubicó como el video más visto en la historia de YouTube por dos años consecutivos. A partir de ese momento, el K-pop comenzó a tomar notoriedad a lo largo y ancho del planeta. Hoy, la cara visible del género es BTS, quien lidera los charts y reúne millones de reproducciones en plataformas de streaming. Este fenómeno tiene un nombre, Hallyu u ola coreana, pero no se limita a la música. En 2020, Parasite, del coreano Bong Joon-ho, se convirtió en el primer film asiático en conseguir el premio a mejor película en los Oscar. Su director subió al escenario del Teatro Dolby y, en coreano, animó a la industria y espectadores a romper la barrera de los subtítulos y consumir más películas de habla no inglesa. Algo similar ocurrió en la pantalla chica, cuando El Juego del Calamar, serie coreana original de Netflix, se convirtió en la más vista de la historia de la plataforma, incluso sin mucha promoción. Este auge no es casual, ni obra del destino. Al contrario, no es más que el resultado de un plan ideado minuciosamente y puesto en marcha hace ya varios años por el gobierno de Corea del Sur. Gabriel Pressello, gestor del Centro Cultural Coreano (CCC) en Buenos Aires, explica que “Corea trabaja desde hace varias décadas en expandir su industria cultural. El auge es consecuencia de un trabajo y una política sostenida en el tiempo”.

Ahora bien, el Hallyu, la ola coreana ¿ha alcanzado a la Argentina?

Coreanos argentos

La comunidad coreana en Argentina supera los 20.000 habitantes, según la Cancillería, y aunque es bastante menor a muchas otras, concentra una gran colectividad. La inmigración comenzó oficialmente en la década del 60, cuando 13 familias se instalaron en la provincia de Río Negro, convirtiéndose así en los primeros inmigrantes coreanos en asentarse en nuestro país. Sin embargo, el mayor flujo migratorio se produjo veinte años después, en la década del 80, momento en el que Corea del Sur atravesaba una dictadura, por lo que muchos de sus ciudadanos se vieron obligados a emigrar en busca de mejores condiciones. 

La mayor cantidad de coreanos se volcó a la industrial textil y se concentró en el barrio de Flores. Baek-ku, el barrio coreano de Flores que se extiende sobre avenida Carabobo, entre Eva Perón y Castañares, es hoy en día el corazón de Corea en Buenos Aires. Allí se puede observar la convivencia de ambas culturas, con carteles en letras coreanas que indican los negocios de origen oriental, mezclados con locales argentinos típicos de la Ciudad porteña. El barrio coreano alberga, además de los restaurantes asiáticos, el Instituto Coreano Argentino e iglesias y templos coreanos. Baek-ku, 109 en coreano, y bautizado así por la línea de colectivos que llegaba a esa zona, combina la vida diaria de dos culturas muy opuestas, pero que viven en armonía hace ya varias décadas. 

El libro Coreanos Argentos, del argentino Ricardo Mosso, es la prueba literaria de esta mezcla de culturas. En ese libro, publicado en fines de 2021, logró recopilar las historias de jóvenes de la comunidad coreana en Argentina, que crecieron a la par de ambas culturas. Allí podemos observar la vitalidad que, según el autor, caracteriza a los coreanos, sus ganas de trabajar, emprender y crecer. Pero, sobre todo, la biculturalidad con la que conviven, cómo logran, día a día, combinar ambas culturas sin prescindir de ninguna. 

Cuando el autor comenzó a recopilar todos estos testimonios, desde que se despertó su interés por la comunidad, allá por 2011, el mundo aún guardaba muchos recelos sobre este país. Argentina no era la excepción. Aún hoy, aunque muchas cosas han cambiado, los coreanos deben seguir lidiando con muchos de esos prejuicios. A raíz de esto, Mosso llega a la conclusión de que “son los jóvenes quienes intentan modificar esos supuestos”, aquellos con los que dialoga en este libro. “Al contrario de sus padres o abuelos, se muestran más abiertos y predispuestos a mostrar su cultura”, dice Mosso y sostiene que “a los coreanos les importa mucho el qué dirán, por lo que los jóvenes han tomado la posta en dar a conocer su cultura y así combatir varios de esos prejuicios”.

Mamá de dos culturas

Gloria Lee es una joven argentina empresaria de 32 años, primera generación de argentinos en una familia enteramente coreana, que emigró al país hace ya más de tres décadas. Actualmente se encuentra al frente de Filum, un local de indumentaria mayorista ubicado en el barrio de Flores, sobre la avenida Avellaneda. El nombre Filum, hilo en latín, y el símbolo detrás del negocio, abundancia, según la creencia oriental coreana, no son casuales. «Nosotros, los orientales, decimos que tu nombre es lo que guía tu vida, es muy importante. La cultura (coreana) siento que me dio parte de eso, la sabiduría”, nos cuenta Gloria, en una cafetería del barrio de Flores, donde se comunica con los dueños en coreano y a través de reverencias, propias de la cultura del país asiático. 

Lee no solo es dueña de Filum, sino también quien maneja las redes sociales. Con el correr del tiempo, y especialmente en la pandemia, logró formar una comunidad en internet, sobre todo en Tik Tok. Allí promociona su local de indumentaria y también recomienda productos, algunos de origen coreano. Nos cuenta que a partir del boom de El Juego del Calamar descubrió que las redes buscaban rostros orientales, y ella sacó provecho de esa situación. 

«Ser la primera generación de coreanos en la Argentina me marcó mucho porque costó llegar hasta acá» relata Lee acerca de su día a día con ambas culturas. «Tener descendencia coreana es hermoso, es una cultura milenaria de la que uno siempre aprende. La conexión la fui teniendo de grande. Me costó bastante por la mezcla y diferencia cultural que hay”, continúa. Lee repasa brevemente cómo fue su infancia siendo hija de inmigrantes coreanos y la contrapone con la crianza de su hija de 5 años, llega a la conclusión de que «hoy en día hago cosas que mi mamá nunca hizo, llevar e ir a buscar a mi hija al colegio. A mí me llevaba un remisero o la niñera. Los coreanos son más secos», culmina.

Corea del Sur y Argentina vienen construyendo una relación cada vez más estrecha en el último tiempo. Este 2022 celebran el 60° aniversario de las relaciones bilaterales de ambos países, firmadas en el gobierno de Arturo Frondizi, en febrero de 1962. Bajo este marco, muchos eventos se vienen desplegando desde comienzo de año, impulsados desde la Embajada de Corea y el CCC. Al Festival Hansik, propuesta gastronómica, HAN CINE y el Concurso KPOP Latinoamérica, eventos anuales impulsados por el Centro Cultural Coreano, se suman los propios del 60º aniversario. Durante la última semana de mayo y las primeras de junio, se celebró la semana de Intercambio Cultural Corea – Argentina y se llevó a cabo una iniciativa federal, trasladar el Centro Cultural porteño, ubicado en Retiro, a la provincia de Tucumán. De esta manera, se busca “abrir la posibilidad a conocer otros aspectos de Corea y a fomentar los intercambios entre coreanos y argentinos”, cuenta Presello, gestor del CCC. “La sociedad responde bien, por eso el crecimiento sostenido del interés por la cultura coreana en nuestro país”, finaliza.