Pedagogía barata y patos de goma

Pedagogía barata y patos de goma

A dos años del inicio de las prácticas preprofesionales en los secundarios de CABA, docentes y estudiantes coinciden en que el sistema está desorganizado y que se mezclan experiencias frustrantes con algunas positivas. El azar y el compromiso de las instituciones que reciben a los estudiantes parecen determinar el éxito de la experiencias.

“La agencia de publicidad Maco le pidió a mis estudiantes de Orientación en Ciencias Sociales que hicieran piezas de marketing para la Universidad Católica Argentina como ‘cliente’. El curso que creara la mejor campaña, se ganaba un patito de goma de la empresa”, cuenta Juan Filippone, referente de las ACAP en la Escuela N° 4 D.E. 19° de Nueva Pompeya.

Según el GCBA, las ACAP son “experiencias pedagógicas concretas y en territorio destinadas a acercar a los / las estudiantes al mundo laboral, cultural y a la formación superior”. Están diseñadas para estudiantes de 5° año de secundaria de gestión estatal y privada en CABA; comenzaron en 2022, luego de la implementación de la Nueva Escuela Secundaria en 2015. Son obligatorias y deben realizarse en espacios laborales relacionados con la orientación del curso, según la reglamentación.

Pero, ¿qué hay detrás de tantas palabras escritas en papel? ¿En la práctica quién termina haciéndose cargo de que la práctica les sirva a los estudiantes? ¿Cómo está resultando lo que para muchos es la primera práctica en un entorno laboral? Las experiencias recopiladas en 2023 no parecía demasiado promisorias.

Organizaciones

El Ministerio de Educación de CABA asigna a las escuelas públicas distintas organizaciones del sector público, privado, de estudios superiores o sociocomunitarios para desarrollar las ACAP. En cambio, las escuelas de gestión privada deben contactar directamente a las instituciones. En las prácticas participan 116 escuelas de gestión estatal y 326 privadas.

Los estudiantes de Filippone no fueron a la oficina de la agencia de publicidad Maco, porque, según les explicó el gerente, las empresas ahora funcionan en modalidad home office, así que las tareas eran en casa o en el aula: “Mis estudiantes no tienen formación en marketing para hacer estas tareas”, aclara. En este y otros casos, más allá de la buena predisposición, la práctica no parece tener mucho sentido. Pero tampoco la buena predisposición puede darse por garantizada.

“Cuando llegamos, la referente nos dijo que no los habían capacitado y que no tenían personal ni presupuesto para recibir a veinte adolescentes”, comenta Filippone sobre una ACAP en la Reserva del Lago de Lugano. Al respecto, explica que “el gobierno porteño tira sobre la comunidad educativa la responsabilidad de armar una propuesta pedagógica para la organización”.

Filippone, el referente ACAP, también reconoce que las experiencias son variadas y hay quienes logran aprovecharlas: “Tenemos gran cantidad de estudiantes hijos de inmigrantes y algunos son la primera generación en egresar de la secundaria. Quizás estas prácticas les son útiles para ampliar su horizonte de trabajo y oportunidades de estudio”.

Otros de sus alumnos, esta vez los que cursan la orientación en Comunicación, tuvieron la ACAP en un Centro de Monitoreo de la Policía de C.A.B.A., donde les pidieron relevar la comunicación interna y plantear ideas para hacerla más eficiente. “Tuvieron una salida didáctica para monitorear las pantallas de la policía”, cuenta Filippone a ANCCOM.

En otras escuelas las experiencias también son variadas, como si no hubiera una estructura clara. Por ejemplo, a Joaquín, egresado en 2023 del Belgrano 1 de Nuñez con orientación en Economía, le asignaron la ACAP en la Feria del Libro, en La Rura,l con una empresa de plataformas digitales educativas, Ticmas: “Vendíamos un sistema de programación para escuelas con robots y juegos, pero no tenía nada que ver con lo que veíamos en el colegio”.

“Me tocó hacer la ACAP en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático. Mi colegio es de Lenguas, no tiene vínculo con el teatro. Asistimos por dos semanas, cinco horas cada día, a clases de Filosofía y Expresión Corporal. Mirábamos las clases en silencio”, relata Leri, estudiante de 5° de la E.N.S. en Lenguas Vivas Nº.2 «Mariano Acosta” del barrio de Almagro, con orientación en Pedagogía y Educación. «Nadie nos orientaba. No hacíamos nada», concluye.

Además, las ACAP incluyen ciclos de charlas previas a las prácticas. En 2023 y 2024, el Ministerio de Educación de CABA organizó charlas de jóvenes hackers, mujeres en el campo de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), y de “emprendedores” como Marcos Galperín, fundador de Mercado Libre, que contó cómo creó su empresa. “Muchos se enojaron con el de Mercado Libre, porque contó que fue a estudiar al exterior y que era muy fácil tener una empresa. No nos sentimos identificados con su historia porque él fue súper privilegiado”, cuenta Carolina.

Juan Filippone, referente de las ACAP en la Escuela N° 4 D.E. 19° de Nueva Pompeya.

Un horizonte aleatorio

Ricardo Barone, rector de la Escuela de Comercio Nº 1, Joaquin V. González de Barracas, comenta que a los estudiantes con orientación en Turismo o Economía y Administración les asignaron el Banco Santander, Todo Moda y el Consejo de la Magistratura desde 2022. Cuando comenzaron, tuvieron dificultades con la planificación, pero tras reclamos al Ministerio de Educación, mejoraron la relación con las organizaciones y tuvieron buenas experiencias. “En el Santander, pudieron profundizar sus conocimientos en administración y habilidades financieras. Las prácticas fueron muy bien organizadas”, cuenta Barone a ANCCOM.

A su escuela asisten chicos y chicas de situaciones económicas vulnerables de Zona Sur, Zavaleta, Bajo Flores o del conurbano. El rector ve muy importante a las ACAP para que “chicos que pueden ser discriminados por su origen puedan tener acceso a estos espacios laborales. Uno de mis estudiantes tuvo una entrevista en el Banco Santander después de la práctica”.

Carolina, egresada del I.E.S. Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernandez” de Retiro en la orientación Bilingüe, realizó su práctica en 2023 en ventas y recepción en el hotel El Conquistador: “No hablábamos con los clientes. Íbamos de a cinco a la recepción a mirar en silencio. Había solo un asiento para compartir. No tenía nada que ver con mi orientación”, cuenta. Carolina también señala la falta de orientación en el hotel: «Nadie nos explicó en qué consistían las ACAP, no estaban listos para recibirnos. Cuando quedaba tiempo libre, nos llevaban al sótano del hotel y nos quedábamos cantando entre nosotros. Para mí, la práctica no sirvió para nada, no lo puse en mi currículum”, cuenta.

Carolina también tuvo una clase de orientación vocacional: “Dejaron un montón de fotos de edificios o frutas y tenías que pensar a qué te remitía para imaginar qué querías estudiar”. La estudiante agrega que la desorganización afectaba sus estudios: “No avisaban con tiempo. A veces, las fechas de las ACAP arruinaban los exámenes, porque de repente cinco personas se iban de la clase”. También menciona que en las prácticas no les ofrecían comida: “Solo un día las chicas que atendían nos compraron un budín”.

Al respecto, Barone, rector de la escuela de Barracas, comenta que ellos le hacían llegar las viandas del gobierno a la organización. “Los chicos decían que no tenían ropa adecuada para las prácticas, así que se las conseguimos. Ellos necesitan nuestro apoyo para lograr estas oportunidades”, reflexiona.

La desorganización en las ACAP también se aprecia en las necesidades de transporte de los estudiantes. Algunas instituciones quedan muy lejos de los colegios, y los adolescentes deben trasladarse por su cuenta. Filippone comenta: “El gobierno porteño no pone micros. A uno de mis estudiantes le pegaron un culatazo en la nuca y le robaron el celular mientras esperaba el colectivo para ir a la ACAP en el Instituto de la Vivienda en Lugano”. Filippone también señala que el contenido de las ACAP “está lejos de lo que enseñamos en las materias. Es muy difícil conectarlo, porque asignan la ACAP durante el año y no hay tiempo para preparar los contenidos”.

¿Motivación sin planificación?

Agustina Corica, investigadora de CONICET y del Programa Juventud de FLACSO, sostiene que las ACAP, “en teoría son interesantes. El vínculo entre la escuela y el trabajo es muy motivador para los estudiantes, ya que es un puente para conocer entornos nuevos”. Sin embargo, aclara: “La implementación está siendo muy diversa y difícil. El Gobierno de la Ciudad no está garantizando una red de acompañamiento adecuada en las prácticas, lo que desmotiva a los estudiantes”.

Por su parte, Marcelo Parra, Secretario Adjunto en la Unión de Trabajadores de la Educación cuenta a ANCCOM que “desde la implementación hubo una mejoría en la organización de las ACAP. Al comienzo, las rechazamos porque estaban vinculadas al emprendedurismo y no explicitaban procesos pedagógicos reales. No había acompañamiento real en los entornos laborales”.

Parra explica que en el último año el conflicto se apaciguó, por lo que desde UTE no realizaron un relevamiento de las prácticas en 2024. “No vemos mal que les estudiantes tengan acercamiento al mundo del trabajo y de los estudios superiores, el tema es la forma y la intención que le impone el Gobierno de la Ciudad”, aclara.

Si bien hay algunas mejoras en la organización de las ACAP en el último año, el Ministerio de Educación de la Ciudad delega toda la responsabilidad en los estudiantes, profesores, referentes, directivos y organizaciones para que resulte una experiencia pedagógica fructífera. Sin embargo, si el Gobierno porteño profundizara en la red de apoyo y capacitación para las organizaciones, estas actividades podrían ser un puente para que las y los jóvenes accedan a nuevas oportunidades laborales y universitarias para ampliar su horizonte de expectativas de futuro.

Jubilados sin remedio

Jubilados sin remedio

Los adultos mayores se movilizaron frente al PAMI para reclamar la provisión de los medicamentos gratuitos que fueron eliminados de la cobertura social por el gobierno de Javier Milei.

Este viernes se llevó a cabo una gran movilización por parte de jubilados y agrupaciones políticas frente al PAMI, con el objetivo de reclamar por la devolución de la cobertura del 100% de los medicamentos. La manifestación comenzó a las 11 de la mañana en Avenida Corrientes 655, donde el organismo tiene su sede central, y concluyó con un semaforazo en Florida, cerca de las 13.

Carteles, banderas y cánticos, fueron los elementos esenciales para demostrar que los adultos mayores cuentan con fuerza para hacerse escuchar. La utilización de un megáfono en la vereda permitió que todos los jubilados que quisieran hablar de la situación que atraviesan, pudieran hacerlo. El semaforazo comenzó justo al mediodía y se convirtió en una tácticas que permite visibilizar sus reclamos.

Una de las manifestantes que se hallaba en el lugar fue Olivia Riquelme de la Unión de Trabajadores Jubilados en Lucha (UTJEL),  quien indicó a ANCCOM la importancia de luchar y que los jubilados se sumen a estas convocatorias, que tienen como fin la recuperación de los derechos perdidos. “Estoy movilizándome por los jubilados, por nosotros mismos, porque nos sacaron la medicación. Teníamos el 100% que nos daban y ya no la dan. Están dando alguna medicación oncológica, pero conseguirla te cuesta tu vida. Somos adultos mayores y se perdió la conciencia de respeto hacia los más grandes”, dijo y agregó: “Tengo psoriasis y tenía que usar la crema de Bagó que pagaba 20.000 pesos;  usaba cuatro pomitos, lo que da un total de 80.000.  Mi jubilación llega a 300.000 pesos y en el hospital público, un preparado solucionó el problema: me lo daban gratis. ¿Cómo no voy a defender a quiénes se preocupan por la gente?”.

Una de las particularidades que se observaron en las horas de movilización hacia el PAMI fue que no todos eran jubilados nucleados en organizaciones políticas. También, se hicieron presentes adultos mayores independientes y que nunca había tenido contacto con una manifestación de este tipo, como María Elena Rodríguez, quien realizó más de 41 años de aportes y se jubiló como operaria de una fábrica. “El PAMI es de todos los trabajadores que aportamos, les pido a todos los jubilados y estudiantes universitarios, que salgan a la calle a luchar. Yo fui operaria de fábrica, me movilizo por mis hijos, mis nietos y los que van a venir. Debemos ganar la calle, así como lo hizo el Posadas, el Bonaparte, ahora hubo despidos de vuelta y voy a salir a luchar de nuevo, porque apoyo a los médicos”, dijo.

“Tengo tiroides, problemas circulatorios y el aumento del valor de los medicamentos es muy elevado. Estoy harta, que se dejen de gastar plata en tanta represión, porque los jubilados no traemos agua caliente como dicen algunos noticieros: ni palos, ni piedras. Somos gente profesional, yo nunca salí a protestar, pero hoy gané la calle y voy a morir de pie, no de rodillas”, añadió María Elena.

Por otra parte, hay jubilados que se movilizan todas las semanas para hacer visibles sus peticiones, como es el caso de Mónica que se desarrollaba como editora. Forma parte del Plenario de Trabajadores Jubilados que se reúne una vez por semana. “Estoy acá como todos los miércoles, porque la situación de los jubilados no da para más. Nos vienen relegando desde hace añares, pero en estos últimos meses la situación se agravó a pasos agigantados. A este gobierno lo único que le interesa son los beneficios de las grandes empresas y el sistema financiero, la situación de los trabajadores no la mira.”

“Aporté 35 años, no cobro la mínima y no me alcanza –agregó-, eso que estoy sana, si tuviera que pagar remedios, no podría vivir. La jubilación no tiene ninguna relación de lo que sería mi salario en la actualidad, es solo el 30% de lo que debería ser”.

No todos los que se encontraban presentes en la lucha de esta mañana son de PAMI, Ana  tiene OSECAC, es jubilada y trabajó 17 años en Entel, cuenta con 75 años y milita en Jubilados de Izquierda. “Tenía la jubilación mínima, pero gracias a que gané un juicio, gano un poco más ahora, pero no es suficiente para vivir. El bono quedó parado en 70.000 pesos y eliminaron los remedios gratuitos, es un desastre este gobierno. Tomo medicamentos para la columna, gasto más de 150.000 pesos al mes, pero tengo casa propia. El abuelo que tiene alquiler y expensas, se muere porque no llega a pagar los medicamentos.”, dijo.

Una de las cosas que más resonaron en la marcha es que los jubilados siempre fueron uno de los grupos más excluidos de la sociedad. Para Mónica, la militante del Plenario de Trabajadores Jubilados, “ningún gobierno piensa en los jubilados, Cristina nos vetó el 82% móvil, con el mismo argumento que Milei: No hay plata. Plata hay, porque es nuestra plata y el Estado vive de los jubilados, porque nuestros aportes han servido hasta para pagar la deuda externa.”.

La marca es lo de menos

La marca es lo de menos

Un estudio de la consultora KANTAR señala que el 54% de los porteños ha dejado de consumir alguna marca preferida para privilegiar mejores precios. Desconfianza con las ofertas de los supermercados.

Ofelia, una jubilada que busca precios de los trapos de rejilla en la góndola en un supermercado en el barrio porteño de Balvanera, declara  que siempre busca promociones y que “la marca es lo de menos, hay productos que no son de primera y son buenos igual. Importa la calidad”. Amalia Maretto, otra jubilada que está haciendo sus compras semanales en un súper de Vicente López, señala que hay algunas marcas que dejó de consumir: “Antes compraba Coca Cola. No era una cosa de todos los días, pero una de vez en cuando me llevaba”.

Esos casos muestran cómo el consumo minorista sufre las consecuencias de la crisis económica. Ocho de cada diez argentinos compran sus marcas preferidas sólo si están en promoción o descuento y algunos sectores han dejado de consumir ciertas categorías, según un informe de Grupo KANTAR al que accedió ANCCOM. Esta es una tendencia que persiste desde marzo, advertida en un estudio anterior realizado por la misma consultora.

En la encuesta desarrollada a principio de año, la principal conclusión fue que sólo 3 de cada 10 pudieron mantener sus hábitos de consumo sin tener que resignar categorías o acudir a alguna promoción. En esta edición del informe sobre el segundo trimestre del año, el dato negativo se mantiene. Pero, a la vez, los resultados sugieren una “recuperación segmentada”, según destaca Estefanía Lestanquet, Account Manager de KANTAR división Insights.

Mientras que jóvenes, residentes del interior del país y personas pertenecientes a niveles socioeconómicos altos declararon que continúan consumiendo sus marcas de preferencia a un nivel mayor que el primer trimestre, en adultos mayores y habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se ha visto una profundización en los cambios de hábitos de consumo.

En el caso particular de los adultos mayores, un 40% contestó que ha dejado de comprar algunos productos y no los ha reemplazado. Esto se relaciona, afirma Lestanquet, con otros estudios que señalan una caída de los ingresos de este sector.

En paralelo, un 54% de los porteños contestó que optan por opciones más económicas que sus marcas preferidas. Lestanquet remarca que este aumento puede explicarse con que en febrero la ciudad “todavía no se había ajustado”, pero que en el segundo trimestre se efectuaron los aumentos en servicios y transporte. “Quizá, ante gastos fijos más altos, se empieza a recortar en estas cosas”, comenta.

En este marco, los consumos del día a día son regidos por estrategias que tienen el objetivo de ahorrar la mayor cantidad de dinero posible. Lestanquet subraya que 7 de cada 10 encuestados “planifican sus compras en base a los descuentos y promociones que hay en ese momento”.

 

Los consumidores tienen como los mayores ofertantes de descuentos y promociones a los supermercados (un 54%) y a las aplicaciones de pago (un 39%), por encima de los bancos y de las propias marcas. En base a ello, programan y generan estrategias a la hora de realizar sus compras. Por ejemplo, Juan Regueiro, de 29 años quien hace sus compras en la ciudad bonaerense de Mercedes, asegura que  usa “Mercado Pago para todo. Por ejemplo, compro todos los miércoles que hay descuento en supermercados Día”.

Pero, a su vez, crece la desconfianza en los supermercados, marcas y bancos, reclamando una baja real del precio. “Observamos un consumidor que pide más transparencia. Las promociones son súper importantes, pero hay un paso más al pedir una baja real para poder acceder a algunos productos”, apunta Lestanquet.

En ese sentido, el 89% de los encuestados cree en alguna medida que los supermercados suben los precios antes de aplicar un descuento, mientras que el 71% siente que termina gastando más por tener que comprar más artículos para obtener algún beneficio.

En relación a esto, según el estudio, los consumidores le reclaman a los bancos los bajos topes de reintegro que implementan en el marco de sus promociones. Por otro lado, a las marcas les recriminan que tienen que comprar más productos para acceder a beneficios, como es el caso de las ofertas 2 x 1 o los descuentos a las segundas unidades.

“Obviamente, el contexto recesivo muestra estos hábitos y ésta mayor importancia de las promociones. Hay segmentos que dejan de consumir y no las reemplazan por otras, eso es un dato bastante fuerte y creo que va muy de la mano con el dato de pobreza que se conoció el mes pasado”, cierra Lestanquet.

La llama de la resistencia

La llama de la resistencia

Miles de estudiantes, graduados, profesores y no docentes marcharon con velas hacia la Secretaría de Educación para exigir mayor presupuesto y aumento salarial al personal universitario. También hubo una inmensa manifestación en La Plata. Las movilizaciones se desarrollaron con total tranquilidad, a pesar de las provocaciones de la ministra Bullrich.

Este miércoles se realizó la Marcha de las Antorchas, desde la Plaza Houssay hasta el Palacio Pizzurno, organizada por estudiantes de facultades de la UBA como Ciencias Sociales, Medicina, Filosofía y Letras, Farmacia y Bioquímica, Veterinaria, Ingeniería, Ciencias Exactas y Naturales, entre otras. También asistieron gremios de docentes, no docentes y graduados. Todo esto en el marco de tomas de universidades, asambleas y clases públicas en todo el país, en rechazo al veto de Javier Milei a la Ley de Presupuesto Universitario y bajo la consigna “todos unidos por aumento de salarios, defendamos juntos la universidad pública”.

La concentración en la Facultad de Ciencias Sociales inició a las 17, minutos después que una estudiante lanzara un “¿vamos chiques?”, y todos la siguieron. Muchos de los que estaban sentados en los pupitres en medio de la calle, se pusieron de pie y cantaron en un unísono “Si el presupuesto no está / que quilombo se va a armar / les cortamos las calles / y le tomamos la facultad”. Estudiantes y gremios iniciaron la caminata por Santiago del Estero, hasta llegar a 9 de Julio y Avenida Independencia. Allí la concentración se hizo escuchar y las bocinas también, “Tocá bocina si apoyas la educación”, fue el cantito de los estudiantes mientras sonaban las bocinas encolumnadas de los vehículos.

A las 18 comenzó la caminata hacia la Plaza Houssay, ya son más los que mostraron sus carteles: “Sociales está de pie”; “No ajusten mi futuro”; “Acá se defiende la universidad pública” y “Los estudiantes sacamos las aulas a las calles para que vean”. Mientras eran escoltados por policías en cada cuadra que transitaron. 

En la intersección de Avenida Córdoba y Ayacucho se dio la fusión entre las facultades de la Universidad de Buenos Aires y fueron miles las voces unidas que saltaban y cantaban que la universidad es de los trabajadores. En diálogo con ANCCOM, Ailén, de Filosofía y Letras, dijo que asistía “a la marcha de las antorchas porque creo en la universidad pública, gratuita y de calidad debido a que constituye la identidad de nuestro país.”

Los graduados también hablaron: Enrique Keplar, médico, dijo que defiende la universidad pública porque es lo que hace al futuro de un país “es la ciencia, la investigación, la relación con las organizaciones y el pueblo. Un futuro no podría ser posible sin todo esto”, sentenció.

Por otra parte, Javier, que es docente universitario, remarcó que marchaba porque los sueldos de los docentes están bajo la línea de la pobreza y el presupuesto universitario está en los niveles más bajos en lo que va de la historia, “la situación es insostenible si seguimos por esta vía –dijo–. La universidad pública es uno de los mejores espacios que tenemos en Argentina y lo tenemos que defender”.

Una hora más tarde el sol se ocultaba y las velas se encendieron, y mientras todos y todas cantaban el Himno, las fueron ubicando una por una en la vereda frente a la Secretaría de la Educación, pero los presentes advirtieron que “con una vela no va a alcanzar” y llamaron a la huelga general. Finalmente la manifestación se disipó con tranquilidad, al calor de las declaraciones radiales de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que había aportado lo suyo al asegurar que los estudiantes tomarían las facultades con bombas molotov para desestabilizar al gobierno de Javier Milei, “copiando al modelo chileno”.

También en La Plata

“Decidimos marchar porque la semana pasada fue un punto de inflexión y un cambio de etapa muy grande después del veto de la ley de financiamiento universitario, hoy el movimiento estudiantil está organizado y tiene una convocatoria masiva en todo el país”, señaló Albertina Vidal, presidenta de la Federación Universitaria de La Plata (FULP). La convocatoria en la capital provincial fue a las 18 en 7 y 47, frente al rectorado de la UNLP, y desde allí se realizó la marcha de antorchas por el centro de la ciudad.

En medio del conflicto entre el gobierno y las universidades, las calles de La plata también fueron sacudidas por una multitud de estudiantes, docentes, no docentes y trabajadores unidos para reclamar por el financiamiento universitario. El secretario general de la UNLP, Patricio Lorente en diálogo con ANCCOM expresó: “Esta marcha es una demostración muy importante, de dimensiones históricas para la ciudad, con decenas de miles de personas, no solo de la comunidad universitaria, sino además de los vecinos y vecinas que han acompañado masivamente”.

La situación de las casas de altos estudios es crítica, el desfinanciamiento significa la perdida de salarios de los docentes y no docentes y paralización de obras de infraestructura. Al respecto Claudio Villegas, docente de la UNLP y secretario de la Asociación de Docentes de la Universidad de La Plata (ADULP), señaló: “Los docentes universitarios estamos acostumbrados a hacer hasta magia para cumplir la currícula y no bajar en ningún momento la calidad de enseñanza, lo que hay que tener en claro es que si esto continúa de esta manera se va a sentir demasiado en el funcionamiento de la universidad”. 

Bombos, banderas, carteles, murgas y por supuesto, antorchas, adornaban el centro platense. Las pancartas de la FULP, UNLP, ADULP y de la Asociación Trabajadores Universidad de La Plata (ATULP) con sus respectivas columnas encabezaban la marcha, detrás los distintos centros de estudiantes de las distintas facultades y las diferentes agrupaciones estudiantiles entonaban sus canciones, mientras otros, sin banderas partidarias acompañaban la caminata con mates y charlas. “El mensaje que queremos transmitir es que hay que defender lo que es nuestro, que no hay que romper lo que sirve y marcha bien, la universidad es una reliquia y no hay que dejar que nadie lo destruya”, expresó Alan Lagueza, estudiante de la Facultad de Artes. Los niños, estudiantes del Anexo Joaquín V. González, tampoco quisieron perderse la movilización y acompañados de sus madres, padres y docentes irrumpieron en la marcha para despertar la algarabía de los presentes, Julieta Regis, maestra del establecimiento se refirió a como se organizaron: “Fue una iniciativa de las familias que se autoconvocaron y crearon un grupo de WhatsApp que empezaron a pasar por distintos grados”, luego cerró: “Hay más de 400 familias que decidieron venir a acompañar y nosotros estamos súper emocionados”. En esta misma sintonía Fernanda Day Pilaría, docente de la facultad de Ciencias Naturales y una de las madres que acompañaba a sus hijos detalló: “Nosotros como familia siempre acompañamos todos los reclamos,  nuestros nenes hicieron los carteles para la movilización del 2 de octubre y los siguen usando, además tienen pintados sus guardapolvos y pintores, están súper atravesados por esta problemática que charlamos mucho en casa, por supuesto acorde a sus edades”. Respecto a la movilización con la escuela explayó: “Un grupo de familias se organizó para acompañar a los docentes y a los trabajadores de la universidad y el día de ayer y hoy se juntaron para realizar banderas y acá estamos todos como comunidad”.

Pasadas las 19 estaba todo listo para comenzar la movilización. El recorrido se inició por la zona céntrica de la ciudad. La marcha se desarrolló con total tranquilidad, comenzó por Calle 7 hasta plaza Italia, mientras las antorchas comenzaban a ganarle protagonismo al sol que se diluía en la tarde. Luego la multitud avanzó por diagonal 74 hacia la Casa de Gobierno, frente a plaza Moreno. El ruido, la música de distintos colectivos, y el grito de “universidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode, se jode” que acompañaba a los manifestantes hacían salir a los vecinos a corear, aplaudir, sacar fotos o mirar asombrados como la muchedumbre avanzaba.

 

La marcha concluyó en el rectorado, donde un escenario esperaba preparado para el acto de cierre. Minutos después de las 21, luego que las columnas se acomodaron en el lugar, los distintos oradores subieron a arengar a la multitud y lanzar mensajes para el gobierno. Raúl Archubi secretario general de ATULP sostuvo: “El mensaje que estamos dando no solo como movimiento universitario, sino como sociedad está a la vista, la universidad es la esperanza que tiene todo el pueblo para que sus hijos y sus nietos tengan la posibilidad de superarse”. En esta misma línea, Sol Alconada, presidenta de la FULP resaltó la solidez y organización estudiantil y luego cerró: “El presidente, Javier Milei, no se dio cuenta y se va a arrepentir porque pateó un hormiguero y esto no va a parar hasta que tengamos la universidad que nos merecemos”. El acto terminó con el himno a nacional entonado por la multitud que luego desconcentró pacíficamente.

La disputa entre las universidades y el gobierno continuará y los próximos pasos en el conflicto serán cuando se trate el presupuesto universitario para 2025, en este aspecto Vidal, en diálogo con ANCCOM señaló: “Por el momento la lucha continúa con paros convocados por las organizaciones y los frentes nacionales, después vamos a avanzar hacia una marcha federal universitaria en noviembre, grande como la del 23 de abril y 2 de octubre, que nos permita concentrar en todo el país una misma movilización”.

La ronda de los martes

La ronda de los martes

Con el impulso de organizaciones sociales y la presencia Adolfo Pérez Esquivel y Paco Olveira comenzaron los “martes por la resistencia pacífica”, una convocatoria semanal frente al exministerio de Desarrollo Social para “denunciar las injusticias, los atropellos y la violencia que ejercen los poderes de la muerte, enquistados en estas formas de gobierno”.

«Como nos enseñaron nuestras Madres de Plaza de Mayo, que cada jueves resisten en la Plaza, y como lo hacen nuestros jubilados y jubiladas todos los miércoles frente al Congreso, nosotros también decidimos reunirnos todos los martes a las 15:30 para seguir ese mismo camino de resistencia pacífica», expresó Francisco Paco Olveira, cura y miembro del grupo Opción Por Los Pobres, al inciar el primer encuentro de la Mesa Ecuménica por la Democracia, la Vida y el Bien Común, que tuvo lugar hoy frente al exministerio de Desarrollo Social.

Bajo el lema «¡Basta de hambre! ¡La vida reclama!», un grupo de organizaciones cristianas y de Derechos Humanos como el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), Curas Villeros, Curas en Opción por las y los Pobres (COPP) entre otros, se congregaron para exigir, a través de una resistencia pacífica, respuestas ante la creciente pobreza y el hambre que afecta a miles de familias en Argentina. La convocatoria reunió a personas de todas las creencias y también a artistas que participaron con música y poesía como forma de denuncia. La convocatoria, prometen, se realizará todos los martes.

En su intervención, Olveira destacó la necesidad de unirse para «terminar con el hambre en nuestra patria». Señaló el simbolismo del lugar de la convocatoria: «Estamos frente al Ministerio de Capital Inhumano, bajo la imagen de Evita. Su rostro que mira al norte refleja la bronca, porque allí se come bien, mientras que su mirada hacia el sur expresa cariño, porque ahí están sus pobres, aquellos que hoy no tienen para comer».

Luego, el pastor Diego Mendieta, de la Pastoral Social Evangélica, reforzó este mensaje, llamando a «construir escenarios que nos convoquen» y a «estar en la calle junto al pueblo, levantando la voz». Subrayó el trabajo territorial de las organizaciones de la Mesa Ecuménica a través de merenderos y comedores, y agregó: «Necesitamos construir una diaconía profética capaz de abrazar a los débiles y sentir el dolor ajeno, pero también de denunciar las injusticias, los atropellos y la violencia que ejercen los poderes de la muerte, enquistados en estas formas de gobierno y políticas que solo buscan robar la dignidad y la felicidad a nuestro pueblo». Además, enfatizó que «no habrá paz sin justicia social, económica, ambiental y de género».

Después de la intervención de Mendieta, el encuentro continuó con la lectura del Evangelio y canciones interpretadas por el grupo La Tranquera. Finalmente, el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, tomó la palabra: “Tenemos que unirnos en la diversidad para construir un nuevo amanecer. El pueblo argentino ha demostrado una y otra vez su capacidad de resistencia y rebeldía contra las injusticias”.

Pérez Esquivel destacó que «sin pan y sin trabajo no habrá paz», recordando que la paz no es simplemente la ausencia de conflicto, sino «una dinámica permanente de relaciones humanas, de compartir el pan y la libertad», y lamentó que en Argentina hoy esto no exista. También hizo un llamado a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, exigiendo una reunión urgente para dialogar: “Es cruel e inhumano que toneladas de alimentos estén secuestradas sin ser compartidas con el pueblo que lo necesita”.

El activista también remarcó que una verdadera democracia debe significar «derecho e igualdad para todos y todas, no solo para algunos que se enriquecen a costa de los pobres», y criticó al gobierno por priorizar los números sin considerar que detrás de ellos «hay rostros de niños, hombres y mujeres que reclaman una vida digna».

En diálogo con ANCCOM, Pérez Esquivel profundizó en su análisis sobre la crisis actual: «Que Argentina, que produce tantos alimentos, tenga niños desnutridos y jubilados que no llegan a fin de mes es el resultado de malas políticas que están destrozando el país. En el norte, les están quitando hasta el agua para favorecer a las mineras», señaló, responsabilizando a los gobernadores que, según él, «son testaferros del gran capital».

También expresó su preocupación sobre el gobierno de Javier Milei: “Lo que más me preocupa no es Milei, sino los diputados y senadores que le votaron todo y entregaron el poder, traicionando al pueblo argentino”. Y finalizó: “Necesitamos construir otras alternativas sociopolíticas, culturales y económicas».

 

La calle también existe

La calle también existe

Más de 7 mil personas viven a la intemperie, según datos del último censo realizado por organizaciones sociales. Amigos del Camino es una agrupación que recorre la ciudad para brindarles alimentos e insumos básicos. ¿Por qué no quieren ir a los paradores del gobierno?

Ezequiel se levanta la remera y muestra una panza llena de tajos. Al lado de la cicatriz más grande, que está debajo de su ombligo, tiene una bolsa de colostomía pegada al cuerpo. Tiene 28 años y vive en las calles del barrio porteño de Once desde hace dos meses y medio. El 2 de junio salió a trabajar, le robaron el celular, se metió en una pelea por ese motivo y le dieron cinco puñaladas en la panza y una en el brazo. Estuvo internado una semana en el hospital de Esteban Echeverría, porque él es oriundo de Monte Grande, aunque suele parar en Once, Congreso y Microcentro porque en esos barrios recibe la ayuda que no obtiene en la provincia. “Como me lastimaron, ahora la gente no me quiere tomar, ¿viste? Porque no puedo hacer fuerza”, cuenta Ezequiel a ANCCOM, después de aclarar que, hasta el accidente, trabajaba de albañil, pintor y electricista. 

“Acá te dejo las bolsas, fijate las dos medidas. Es número 30 la que te hace falta, ¿no? Así el jueves que viene traigo de ese número. Ahora vengo, voy a traer la comida”, dice Marina La Cordobesa Boeri a Ezequiel mientras le acerca dos bolsas de colostomía de diferentes tamaños. Ella es integrante de Amigos en el Camino, la agrupación que todas las noches, excepto los sábados, recorre desde las 20 a 00 horas varios barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) para llevar alimento y conversación a quienes viven en la calle, pero también atención de primeros auxilios, como el vendaje de heridas leves. 

Un rato antes, La Cordobesa se había bajado del auto conducido por Valeria Papadópulos, su compañera de la agrupación, y había demostrado a los transeúntes su habilidad para detener el tránsito nocturno con las manos. La pechera roja con el nombre de la organización y su gesto corporal de “Por favor, deténganse, que tenemos prioridad nosotros” había hecho posible lo impensable: que en CABA los autos, que suelen ser indiferentes a todo, se detuvieran. Boeri y Papadópulos, y también Martín Carnazza, otro miembro de la agrupación que venía atrás, en otro auto, para hacer el mismo recorrido que ellas en la zona de Almagro, Balvanera y San Nicolás, estaban apurados porque tenían que llegar a tiempo a ver a los sin techo que ya se convirtieron en amigos, que estaban esperándolos como cada jueves. Cuando los dos coches de la organización pudieron avanzar, La Cordobesa se metió rápido al auto conducido por Papadópulos y los tres siguieron viaje. Los banderines rojos con la frase Amigos en el Camino, que estaban incrustados arriba de las ventanas de ambos autos, habían empezado a flamear con fuerza hasta que los tres se detuvieron de nuevo por haber llegado a la siguiente parada, donde estaba Ezequiel esperando la comida, la conversación y las bolsas de colostomía.

Las personas que duermen en la calle se enfrentan a situaciones de violencia estructural, institucional y social según el Registro Unificado de Violencias (RUV).

En ese momento quedó clara la diferencia de clases sociales que hay en la Ciudad: están quienes esperan al delivery desde la comodidad de un sillón y quienes ruegan que llegue rápido el auto de Amigos en el Camino porque es señal de que esa noche se va a cenar.

Los autos frenados con los banderines quietos contrastaban con los Rappi que iban de acá para allá. En ese momento quedó clara la diferencia de clases sociales que hay en la Ciudad: están quienes esperan al delivery desde la comodidad de un sillón y quienes ruegan que llegue rápido el auto de Amigos en el Camino porque es señal de que esa noche se va a cenar. En ese punto también quedó claro que esta agrupación, con los banderines, las pecheras y los gestos de “déjennos pasar”, funciona como una especie de ambulancia que, en vez de transportar pacientes, lleva comida, ese insumo vital que define si se sigue con vida o si se corre el riesgo de ir directo a los brazos de la muerte. 

Ahora Boeri, Papadópulos y Carnazza reparten a Ezequiel y sus dos compañeros de calle guiso, sopa, huevos duros y pan, todo cocinado por vecinos voluntarios que, aunque no hacen recorridas nocturnas, apoyan a la agrupación de esa otra manera. Mientras tanto, Ezequiel cuenta que después de recibir las puñaladas y quedar incapacitado para seguir trabajando de albañil, su esposa lo dejó y se fue a vivir a Rosario, su ciudad natal, y se llevó a la hija de los dos. “Fijate si te puede cuidar tu familia”, le había dicho su exesposa. Pero la familia de él vio el estado en el que se encontraba —el mismo en que se encuentra ahora— y no lo quiso cuidar, excepto su abuela, que le abrió las puertas de su casa por una semana, después de que saliera del hospital. El asunto es que, al tiempo, Ezequiel se sintió incómodo viviendo ahí porque se peleó con el novio de su abuela, dado que “era un chabón joven que estaba en adicciones”, dice. Ahora agarra la comida que le da La Cordobesa y le agradece “de todo corazón” poniéndose una mano un poco más a la izquierda que el centro del pecho, ahí donde hay cicatrices más profundas e invisibles a los ojos externos. 

Ezequiel retoma la historia y cuenta que la abuela los echó a los dos, pero después dejó que su novio volviera a vivir con ella y él se quedó sin casa desde entonces. Ahora duerme sobre la calle Belgrano, sin ninguna otra red de contención que la que brinda Amigos en el Camino. 

– ¿Y no pensaste en ir a un Centro de Inclusión Social o parador, como se decía antes? 

– Prefiero la calle-, contesta Ezequiel.

–  ¿Por qué? 

– Porque estuve en uno y era como una cárcel. Me robaron todo, me cagaron a palos, me dieron un puntazo en el brazo y en la pierna- dice. Después de una pausa silenciosa, cuenta que en estos días sobrevive a base de cuidar coches y vender pañuelos y medias en Once, dado que hacer fuerza ya no está entre sus posibilidades laborales. 

Un rato antes de que empezara esta recorrida de Amigos en el Camino, Mónica De Russis, la directora ejecutiva de la agrupación, había charlado con ANCCOM en el local de Valentín Gómez al 3.300. El lugar funciona como una base desde la cual salen los equipos todas las noches a repartir comida y otras cosas para los sin techo. Ahí hay juguetes, libros y artículos de higiene apilados en estanterías, botiquines apoyados sobre una mesada larga y heladeras a ser llenadas con alimentos cocinados por los vecinos del barrio, que se han ofrecido como voluntarios para ayudar de esa manera.

En el lugar también hay un sillón y tres gatos sociables. Uno de ellos se había refregado en el brazo de De Russis cuando ella contó que la agrupación nació hace trece años, el 2 de octubre de 2011. También había dicho que, además de las recorridas nocturnas, la organización tiene un programa que se llama Merienda de los Sueños, que consiste en una ayuda para las familias que lograron salir de la calle, a las que los integrantes de la agrupación visitaban previamente en las recorridas. Tanto Amigos en el Camino como dicho programa recibirían, un día después de la charla con ANCCOM, la declaración de interés para la Ciudad en la Legislatura porteña. 

Mientras los voluntarios de la recorrida de los jueves empezaban a llegar de a poco al local y a organizar los elementos que utilizarían poco después, De Russis dijo que “en la semana visitamos a alrededor de 1.200 personas en situación de calle y establecemos un vínculo con ellas, que a veces es instantáneo y otras veces hay que construirlo. Sin juzgar, tratamos de ver en qué quiere ser ayudada cada persona”. 

La cantidad de sin techo asistidos por esta y muchas otras organizaciones sociales es abrumadora, y más oscuro se pone el horizonte si se tienen en cuenta las cifras arrojadas por el censo realizado en 2019 por las agrupaciones englobadas dentro de la Asamblea Popular por los Derechos de las Personas en Situación de Calle (APDPSC). El resultado de ese censo fue que, en ese momento, había 7.251 personas en situación de calle, de las cuales 5.412 no tenían acceso a paradores ni a establecimientos con convenio con el Gobierno de la Ciudad, lo que significaba que dormían en la vía pública. El 80 por ciento eran varones, el 19 por ciento, mujeres y el 1 por ciento, travestis o trans. Además, 871 eran niñas y niños y 40 eran mujeres embarazadas. Ya pasaron cinco años desde ese registro y las agrupaciones no volvieron a hacer otro, pero cualquier mirada atenta a lo que pasa en los rincones del subte, los cajeros automáticos y veredas varias inferirá que los números han aumentado. 

La referente también había mencionado la existencia de la Ley porteña 3706 y la Ley nacional 27654, que suponen la protección, por parte del Estado, de los derechos humanos de las personas en situación de calle y en riesgo de estarlo. De ellas se desprende el subsidio habitacional, que está en 150.000 pesos, pero De Russis había hecho hincapié en que “en la actualidad una habitación de hotel para una persona está entre 190 y 200 lucas”, por lo que ese financiamiento estatal no alcanza para quienes duermen en la calle y aspiran a vivir debajo de un techo. Amigos en el Camino también ayuda a las personas en situación de calle a realizar ese trámite, pero “lo más difícil es que el gobierno les exige la presentación del presupuesto de un hotel en un documento membretado, cosa que los hoteles no suelen hacer. Ahí aparece el mercado negro de los que venden las tarjetas aunque los hoteles no tengan habitación”, había contado De Russis.

«El Gobierno de la Ciudad mediante la Red de Atención, o sea, el 108, viene y me da una frazada. A la media hora viene Espacio Público, que también es del Gobierno porteño, y me saca la frazada”, dice Leo.

 De vuelta en el auto de Amigos en el Camino, Boeri y Papadópulos hacen un repaso en voz alta de las cosas que tienen que llevar el próximo jueves a la ranchada de Ezequiel y sus dos amigos —así se le dice en la jerga de la calle al lugar en donde duerme siempre el mismo grupo de personas sin techo—. Enseguida ese listado queda plasmado en el celular de La Cordobesa, a la que no se le pasa ningún detalle, algo que quedará demostrado en el transcurso de la noche, en varias ocasiones, pero más cuando le cante el feliz cumpleaños a una mujer joven —cuya casa es literalmente un colchón tirado sobre la calle Rivadavia y compartido con otra chica— y le regale algo dulce para festejar, con una velita para que pida deseos. Cuando eso suceda, a pocos metros de distancia estará Leo, el tío de la chica, contando a esta agencia que él es cartonero y que hace tres días alguien le robó el celular mientras dormía. En ese momento ANCCOM insistirá con la pregunta por la utilidad de los Centros de Inclusión Social, pero Leo responderá casi lo mismo que Ezequiel, que “en los paradores es como estar preso, convivís con gente con la cual no querés convivir. Ahí tenés que dormir abrazado con lo poquito que tenés porque te lo roban”. 

Unos minutos después, cuando el canto de feliz cumpleaños para su sobrina se termine, Leo contará más cosas escabrosas. Dirá, por ejemplo, que el año pasado Espacio Público e Higiene Urbana le quitó un carro que usaba para juntar cartón, uno más chico que el que tiene ahora. Expresará su descontento diciendo que antes había un diálogo entre los representantes de ese organismo porteño y los sin techo, pero que ahora ellos quitan las cosas sin mediar palabra, con la excusa de tener que dejar la vereda limpia. “Y te digo más —agregará Leo—: el Gobierno de la Ciudad mediante la Red de Atención, o sea, el 108, viene y me da una frazada. A la media hora viene Espacio Público, que también es del Gobierno porteño, y me saca la frazada”. 

 Para entender en profundidad el relato de Ezequiel, Leo y tantas otras personas que viven en la calle, es necesario tener en cuenta los resultados del informe presentado por las organizaciones sociales englobadas dentro de la APDPSC el 19 de agosto en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. En esa oportunidad, las agrupaciones habían dicho que el tercer informe del Registro Unificado de Violencias hacia Personas en Situación de Calle (RUV) demostró que entre el 16 de agosto de 2023 y el 15 de agosto de 2024 hubo 121 situaciones de violencia estructural, 104 de violencia institucional y 95 de violencia social. Ese día las organizaciones sociales habían explicado que el hostigamiento, robo, maltrato o desplazamiento forzado del espacio público que realizan las fuerzas de seguridad y otros funcionarios públicos constituyen la violencia institucional, que los ataques físicos perpetrados por ciudadanos de a pie, motivados por un simple rechazo a quienes viven en la calle, conforman la violencia social y que las lesiones físicas graves que se producen por vivir en la intemperie constituyen la violencia estructural.