¡Abajo el telón!

¡Abajo el telón!

Alerta de las organizaciones de actores y directores argentinas ante el decreto que quita autonomía al Instituto Nacional de Teatro. La actividad en peligro.

Tras la victoria en las elecciones legislativas porteñas, el gobierno de Javier Milei incrementó la ofensiva sobre la cultura a través de los decretos 345 y 346/2025 publicados el jueves 22 de mayo, que transforman una serie de organismos en unidades organizativas integrantes de la Secretaría de Cultura. Entre los principales afectados se encuentra el Instituto Nacional de Teatro (INT), creado en 1997 a partir de la Ley N° 24.800 de promoción y apoyo a la actividad teatral. Bajo el argumento de que el carácter autárquico de la entidad derivó en un manejo ineficiente de los recursos públicos, la medida plantea centralizar su funcionamiento bajo la órbita de la Secretaría de Cultura, disolviendo el Consejo de Dirección para reemplazarlo por un Consejo Asesor ad honorem. Esto implica la eliminación de las representaciones provinciales y el carácter federal del Instituto, la pérdida de puestos de trabajo y el peligro de desaparición de espacios teatrales independientes.

Ante este escenario, la Asociación Profesionales de la Dirección Escénica Argentina,  (APDEA), la Asociación argentina de Teatro Independiente (ARTEI), Grupos Estables de Teatro Independiente (GETI), ESCENA y la Asociación Argentina de Actores (AAA) junto a numerosas organizaciones del sector teatral, convocaron a una conferencia de prensa bajo la consigna ¡No al fin del INT! este jueves 29 de mayo por la tarde. El evento tuvo lugar en el salón principal de AAA en la calle Alsina, a pocas cuadras del Congreso, y empezó con la transmisión de las intervenciones que tuvieron lugar el día anterior en la comisión de Cultura de la Cámara de Diputados. Disertaron Luciano Linardi, director del departamento de Cultura de ATE y trabajador del INT, Gonzalo Pérez (ARTEI) y Luis Rivera López, presidente de AAA, que también estuvieron presentes en la conferencia.

El clima de urgencia sentó la pauta de establecer un plan de acción que empezará con un abrazo al INT el domingo 1 de junio a las 12 hs. El consenso fue unánime: la pérdida de territorialidad, recursos y puestos de trabajo no supone una mera modificación sino la eliminación del Instituto. “Necesitamos una hoja de ruta a partir del domingo para recuperar la Ley Nacional de Teatro”, sostuvo Gonzalo Pérez y agregó que ARTEI presentará un amparo para frenar el decreto, “tenemos que estar en alerta permanente”.

 

En tono encendido, los discursos giraron en torno a una serie de puntos: la defensa de la cultura, la voluntad de unidad y el imperativo de sostener “una militancia activa, creativa”, como expuso Graciela Camino del colectivo Escena. Abierto el micrófono a las intervenciones, el actor Pablo Echarri fue uno de los que hizo foco en las posibles estrategia legislativas para lograr la derogación del decreto. Consultado por este medio, Echarri advirtió que el avance sobre el Instituto supone “un plan de retroceso del Estado en general, en particular de la cultura que es la herramienta de visibilización, el espacio de multiplicación de la identidad de los ciudadanos. Es como un golpe en el corazón de la democracia. Esgrimen razones de mala administración, no dan soluciones y sin embargo le quitan la descentralización y la autarquía y la mandan a ser una oficina comandada por un inútil”. Ante la consulta respecto cómo sigue la lucha el actor sostuvo: “hay que tratar de estar en la calle, en las convocatorias de abrazo y de defensa, de cuerpo entero; pero hay que estar muy atentos a las opciones legislativas porque es ahí donde se cuece el ajo”.

“Casi todos los escritores tenemos que trabajar también en otra cosa”

“Casi todos los escritores tenemos que trabajar también en otra cosa”

Se estrena en el Gaumont El Piletero, el Metrodelegado y el Cadáver, una docupelícula dirigida por Eduardo de la Serna y protagonizada por los escritores Félix Bruzzone y Kike Ferrari. “Yo pertenezco a la clase de los que construimos el mundo, y eso lo ejerzo tanto cuando trabajo en el subte como también cuando escribo”, plantea Ferrari en esta entrevista.

Dirigido por Eduardo de la Serna, El Piletero, el Metrodelegado y el Cadáver es un documental mixturado con elementos de ficción que aborda la cuestión de aquellos escritores que no ejercen plenamente su oficio, sino que se ven forzados a realizar otras actividades para poder vivir. A través de charlas, entrevistas y participaciones de distintos eventos, se exhiben en el film distintos retazos de la vida de los escritores Kike Ferrari y Félix Bruzzone, cuyos principales empleos se encuentran alejados del arte y de las obras literarias. Ferrari trabaja desde hace más de diez años en el Subte de la Ciudad de Buenos Aires, mientras que Bruzzone se desempeña como piletero. El relato tejido a dos voces tiene como disparador la aparición de un cadáver anónimo en un túnel subterráneo, a partir del cuál se empiezan a elucubrar distintas teorías. El film retrata los pensamientos de sus protagonistas, su compromiso político y sus historias de vida.

Ferrari tiene 53 años y confluyen en él tanto su producción literaria como su trabajo a jornada completa como empleado del Subte de la Ciudad de Buenos Aires, que le valieron el apodo de “el escritor proletario”. Novelas y cuentos de género policial como Que de lejos parecen moscas (2011) u Operación Bukowski (2004) le valieron a Ferrari distintos reconocimientos en el ámbito literario, como el premio Silveiro Cañada de la Semana Negra de Gijón (España). Él tuvo, desde un primer momento, muy en claro que su principal fuente de ingreso no sería provista por la literatura.

¿Cómo fue el proceso de producción de la película?

Fue un proceso largo, raro y tropezado. Fue divertido, de las clases de cosas que me gustan, hecha muy a pulmón. Eduardo (De la Serna) me contactó en 2017 para proponerme esta idea. En un primer momento iba a ser solo documental, pero luego se le fue sumando mucho de ficción. Habla sobre la relación entre dos trabajadores que escriben o de dos escritores que tienen otros trabajos, que somos Félix Bruzzone y yo. En un momento pareció caerse el proyecto, por un tiempo no supe más de él. Supuse que podía ser como otros muchos proyectos que quedan en la nada. Después de la pandemia, en 2021, Eduardo se volvió a contactar conmigo para comunicarme que el proyecto volvía a las andadas y que teníamos que filmar nuevas cosas. Retomamos y hubo una segunda tanda de filmaciones. Armamos un poco juntos lo que nos faltaba. Seis o siete meses después se terminó de grabar. El año pasado nos enteramos de que todo eso que habíamos estado produciendo había llegado a buen puerto y que la íbamos a poder estrenar este año. Fue, entonces, un proceso muy largo, hecho por muchas capas, pero que disfrutamos mucho.

 

¿Vés en el audiovisual un lugar potencial para seguir desarrollando tu carrera?

Me interesa, pero estando siempre detrás de cámara. Para escribir. Escribí un guión y tengo algún que otro proyecto por ahí guardado. Es un lenguaje distinto que uno tiene que aprender. Tiene posibilidades distintas. A mí me interesan todas las formas narrativas de la ficción desde el uso de la palabra.

 

¿Creés que tu trabajo en el subte te ubica en otro lugar a la hora de escribir?

Lo que creo que me ubica en un lugar distinto es mi pertenencia de clase. Es mi decisión que el lugar que ocupo en la producción o en el trabajo sea una parte identitaria respecto a quién soy. Ya sea en el subte o en cualquier trabajo asalariado. Trabajé en el subte los últimos doce años de mi vida, y los veinticinco anteriores los trabajé también pero en otro oficio. Lo que me da esto es una pertenencia, un lugar desde el cual vivir. Por supuesto que eso se traduce también en lo que escribo, como todas las demás cosas que me componen. Objetivamente, uno siempre ocupa un lugar en el proceso productivo, más allá de lo que piense. Después podés tener una posición más renegada o no con respecto a tu clase.

Yo pertenezco a la clase de los que construimos el mundo, y eso lo ejerzo tanto cuando trabajo en el subte como también cuando escribo. Esto me acerca a los demás. Por eso tengo participación gremial y por eso me siento uno con mis compañeros del subte pero también con los maquinistas o los obreros de fábrica o los maestros. La decisión consciente está en ese acercamiento a los de mi clase, pero eso no significa que cambie mi lugar objetivo en el mundo, ese siempre es el mismo.

 

¿Qué tan difícil es poder vivir de la escritura en nuestro país?

Son muy pocos los compañeros que pueden vivir exclusivamente de la venta de libros. Después los demás tenemos que tener otras tareas para solventarnos económicamente, que pueden estar más o menos cerca del proceso de escritura. Hay compañeros que son docentes, o que dan clases de creación literaria o que corrigen textos para una editorial. Ellos están más cerca de la literatura. Otros, como Félix, que limpia piletas, o como yo, que trabajo en el subte, estamos más lejos. Pero casi todos, excepto un puñado de nombres, tenemos que trabajar en otra cosa.

 

¿Por qué tu decisión, entonces, de trabajar en algo tan lejano a la escritura?

Yo lo prefiero. De hecho doy muy pocos talleres, tal vez uno o dos por año. Corrijo muy de vez en cuando textos ajenos. No hago mucho más que eso por fuera de mi trabajo. Para escribir necesito estar fresco, necesito tener ganas de escribir, y de poder poner las ideas y la voluntad del trabajo con el lenguaje ahí, en mis textos. Cuando trabajo con textos de otras personas me pasa que cuando vuelvo a mi propio tiempo literario ya no tengo ganas, no tengo ya fuerzas para ponerme a escribir. Es por eso, entonces, que prefiero que el tiempo de mi otro trabajo, de aquel que me veo obligado a hacer para poder vivir, sea otra cosa.

Podríamos decir que gran parte de la producción de tu obra comienza a gestarse durante tu tiempo en el subte?

En ese tiempo que estoy trabajando no dejo de pensar en lo que estoy escribiendo. En el subte craneo mucho. Quizás si tuviese otro trabajo en el cuál es más difícil distraerse o que implica otros riesgos sería otra cosa. Mi trabajo en mantenimiento tiene mucho tiempo de laburo mecánico y físico. En un laburo que lo hacés con el cuerpo y nada más, es muy fácil que la cabeza se te vaya. En esos momentos me permito pensar y organizar ideas que después vayan a ser escritas tres o cuatro horas más tarde, que es cuando llego a mi casa y puedo sentarme a escribir frente a la máquina. En el mejor de los casos, en el durante, saco el celular y escribo o guardo alguna nota o idea para recordarla después. Pero sí, me permite tener mucho tiempo pensando en lo que después va a componer mi trabajo.

 

Si estás leyendo esto

 El 14 de febrero de este año el escritor publicó su última novela, titulada Si estás leyendo esto, en la que se reconstruye un presunto intento de suicidio de Jorge Luis Borges en la década del 30. Ferrari se vale de ese episodio para construir una historia, trayendo escritores de la talla de Ricardo Piglia como parte de la  ficción y entramando, por lo bajo, una historización de la literatura argentina.

 Respecto a la novela, Ferrari explica: “La primera vez que leí respecto a este intento de suicidio fue leyendo Borges: esplendor y derrota de María Esther Vázquez. Pensar en Borges agarrando un arma, queriendo matarse y no pudiendo me pareció una metáfora espléndida de la literatura argentina. Pensé que podía construir una historización de la literatura argentina alrededor de ese revólver que iba pasando de mano en mano, donde mucha gente lo tiene pero nadie lo dispara. Las manos por las que va pasando son autores de los 180 años de la literatura argentina, como Rodolfo Walsh, Sara Gallardo o Ricardo Piglia. Es una novela de ensayo en algún punto, pero escondida dentro de una novela policial de aventuras. Se puede leer de las dos maneras”.

Sobre su vínculo con la obra de Borges, exclama: “¡Creo que Borges es el mejor escritor de la lengua castellana del siglo veinte! Que hayamos tenido la suerte de que haya escrito desde acá, con todo lo que eso implica, es un privilegio enorme. Todo lo que pasó en la literatura argentina a partir del año 46 tiene que ver con cómo se posicionan los escritores frente a Borges. Algunos se mantienen en su estilo, otros enfrentan su poética, otros tratan de huir. Todos orbitan alrededor de esa obra, que es extraordinaria. Hay muchísimo para aprender ahí y para deleitarse del gozo de la lectura sobre todo”.

El gobierno también avanza contra los migrantes

El gobierno también avanza contra los migrantes

El Gobierno nacional publicó un decreto que endurece el régimen migratorio: mayores requisitos para radicarse en el país y aranceles a la salud y educación, entre otras modificaciones.

El 29 de mayo se publicó en el Boletín Oficial el decreto 366/2025, que modifica el régimen migratorio vigente desde la aprobación de la Ley 25.871 en 2004. La reforma no resultó del todo sorpresiva ya que había sido anticipada por el presidente Javier Milei durante su discurso de apertura de sesiones del Congreso el pasado 1° de marzo. Luego, había sido ratificada el 14 de mayo por el vocero presidencial, Manuel Adorni, en plena campaña electoral como candidato a legislador porteño.

Ana Mallimaci, socióloga especialista en migraciones, compartió su postura sobre cómo la migración se ha convertido en eje de campaña: ‘’Plantear una reforma migratoria más dura en ese momento es leído como algo que da votos. La mayoría de la población debe estar a favor de este tipo de medidas. Es parte de la batalla cultural, es parte de una manera de insertarse en el discurso de las derechas autoritarias del mundo, en donde el tema de la  migración está en el centro. Adorni, empiezan diciendo: ´este país que fue construido con el aporte migrante, los buenos migrantes´. Efectivamente establece una diferencia moral entre los migrantes del bien y los migrantes del mal. También porque tienen mucho apoyo de la población venezolana, entonces tienen que hacer estas sutilezas. Con Milei se corre el límite de lo decible y lo no decible. En Argentina hay dos cosas: una xenofobia típicamente argentina, sobre todo hacia los cuerpos marrones, sobre todo hacia los pueblos originarios; y una xenofobia de las derechas globales, donde tienen un discurso mucho más de esta idea del enemigo interno, que el migrante viene a socavar la identidad nacional”.

Los cambios más importantes que introduce esta nueva legislación son imponer mayores requisitos en el ingreso al país y para obtener la nacionalización, modificaciones en los procesos de deportación y el arancelamiento de las prestaciones de salud y educación pública superior para aquellos migrantes que no cuenten con residencia permanente. El DNU argumenta estas medidas como una solución que ‘’permitirá una mejor utilización de los recursos públicos que, en lugar de destinarse a financiar la educación y la salud de los extranjeros que no prevén permanecer en nuestro territorio una vez completados sus estudios, se utilicen en mejorar la vida de los contribuyentes’’.

El gobierno argumenta que la nueva legislación es el medio para solventar los problemas de financiamiento que atraviesan las universidades y los centros de salud, sin poner en riesgo el equilibrio fiscal. Es decir que responsabiliza a los migrantes de ser los causantes del deterioro de los servicios públicos, a pesar de que los grandes reclamos que se realizan desde educación y salud son por el desfinanciamiento de los sectores mediante la pérdida del salario real y el congelamiento o recortes presupuestarios.

Mallimaci observa que el decreto se basa en supuestos erróneos: ‘’El DNU dice que la ley vigente fomenta la migración pero la migración bajó en los últimos años. Y después son todas ideas que tienen que ver con prevenir algo que tampoco pasa, que ellos creen que puede pasar, que son nuevos riesgos que existen por la política migratoria de Estados Unidos. Entonces suponen que pueden venir personas deportadas a la Argentina y miembros de organizaciones terroristas’’. Además agrega que el DNU, ‘’construye un migrante eternamente sospechoso, alguien que viene a abusar y es responsable de las crisis del sistema de salud y educación, justamente en un momento donde hay una profunda desfinanciación. Cuando se cuenta la cantidad de estudiantes extranjeros, se incluye toda persona nacida en el extranjero. O sea, que personas que residen hace 20, 25, 30 años acá, que hicieron toda su educación en Argentina, también es contada en este número’’.

Por su parte, ANCCOM, dialogó con Natividad Obeso, miembro de la Asociación de Mujeres Migrantes y Refugiadas en Argentina, AMUMRA: ‘’Lo que esta haciendo este gobierno es de terror. Es un gobierno fascista, xenofóbico, racista. Nosotras y nosotros luchamos mucho por la Ley 25.871 a principios de los 2000 y seguiremos luchando para defenderla. Yo hace muchísimos años que vivo en este país, y amo esta tierra, esta nación, me forme y formé toda mi familia acá. Argentina es una tierra de migrantes. Lo que hay es una discriminación hacia el peruano, al boliviano, al paraguayo que los tratan de delincuentes. Es una situación muy fuerte, muy terrorífica para nuestros hermanos y hermanas. El decreto dice que hubo un aumento de la migración irregular pero no dice que desde hace meses que no imprimen DNI, que no avanzan con los trámites. En las elecciones, a muchos que hace más de diez años que vivimos acá, todavía no nos permiten votar porque no aparecemos en los padrones, por más que contamos con todos los papeles. Tampoco dice que un DNI solía costar tres mil pesos y hoy sale sesenta mil. Hay muchas trabas’’.

Esta no es la primera modificación a la ley migratoria: durante el gobierno de Mauricio Macri, en el 2017, fue modificada también mediante el DNU 70, el cual se derogó por el expresidente Alberto Fernandez, aunque ya había sido declarada inconstitucional por el Poder Judicial por no ser considerada una causa de necesidad y urgencia y vulnerar los derechos de las personas migrantes. Frente a la nueva reforma, Obeso anticipa que ‘’vamos a buscar declarar, como en el 2017, la inconstitucionalidad del DNU, porque lo es. Estamos hablando con diputados, senadores, abogados migrantes que nos ayuden y asesoren. Pero hay mucho miedo, tenemos miedo de exponer a compañeros; sabemos que si salimos a marchar tenemos que ser muchos porque si a los propios argentinos reprimen, a nosotros que no les importamos directamente, nos van a matar. Nuestra comunidad está muy dividida pero yo creo que podemos unirnos, que podemos salir adelante y luchar por nuestros derechos. Lo que yo digo es que no necesitamos cabezas, necesitamos brazos, necesitamos que nos acompañen, que los medios nos escuchen’’.

La reforma migratoria se suma a los múltiples reclamos que atraviesan hoy a la Argentina. La cuestión no parece impactar en ninguno de los problemas de agenda del país: según el Censo 2022 la población migrante del país apenas representa el 4,5 por ciento de la población. ¿Será una nueva nube de humo para desviar la discussion sobre el desfinanciamiento de la salud y la educación, entre otras areas ajustadas?

¿Dónde está Luciana?

¿Dónde está Luciana?

Luciana Muñoz Aguerre desapareció hace diez meses en la ciudad de Neuquén. Hay un solo detenido, pero es por falso testimonio. El Estado no da respuestas mientras su familia la busca.

Luciana Muñoz Aguerre desapareció el 13 de julio del año pasado en el barrio Gran Neuquén Norte. Cumplió 21 años a un mes de estar desaparecida. A casi un año de su desaparición, su familia todavía no sabe dónde se encuentra ni tiene acceso al estado de la causa judicial. Desde la policía neuquina afirman que están investigando pero Mirta Muñoz, abuela paterna de Luciana, declaró que no recibe información alguna y consideró que la búsqueda está estancada. Encima, mientras la familia la busca es hostigada por fuerzas policiales y de seguridad.

Hoy Neuquén es la provincia con la tasa más alta de feminicidios en el país y en muchos de ellos, no se hallaron culpables ni responsables. En el caso de Luciana, tanto su familia como las organizaciones que las acompañan aseguran que a Luciana la secuestraron. Ante la falta de respuestas, la familia está pidiendo que el caso pase a la justicia federal.

Como suele ocurrir en estos casos, la búsqueda es encabezada por Lila Aguerre, madre de Luciana, y su abuela Mirta, acompañadas por sus amigas, tías y activistas. “Nos gustaría que ya se supiera en todo el país y afuera también”, declaró Mirta. 

El pasado sábado 24 de mayo ella y un grupo de mujeres que se reunieron para seguir pidiendo la aparición de Luciana, hicieron una panfleteada en el puente de Cipolletti. Las que ponen el cuerpo en las manifestaciones están decididas a continuar pero se sienten intranquilas y poco seguras. “Nos tienen muy vigiladas. Ese día hicimos una protesta pacífica sin siquiera cortar el tránsito y nos mandaron patrulleros, estaba la Gendarmería y la policía provincial. No vamos a pintar ni vamos a romper nada, esa es la consigna que tenemos. Somos conscientes de que si hacemos eso van a decir que estamos locas. Nosotras no tenemos la culpa, nosotras no sabemos nada.”  Mirta sigue al frente de la lucha con la firmeza de una Abuela de Plaza de Mayo: “No voy a parar hasta que aparezca mi gorda. Queremos que aparezca viva y si no, queremos el cuerpo, para que termine este trago amargo que estamos viviendo”, expresó.

Buscándola sin parar

La madrugada en que desapareció, Luciana salió de su casa para encontrarse con Isaías Catalán, a quien había conocido por Facebook y que vivía en el Barrio Gran Neuquén Norte. Mirta reconstruyó los primeros días de angustia que vivió su familia tras no tener noticias de ella: “Luciana se perdió un sábado y el domingo a la noche anduvimos buscándola toda la noche, el lunes todo el día. El martes volvimos y ahí no paramos más”, relató visiblemente afectada. Desde entonces, la familia emprendió una pesquisa incansable por su cuenta: “Estuvimos preguntando, investigando, buscándola, porque no decíamos ‘se la llevaron’. Lo primero que pensamos fue que la gorda se había quedado a dormir en algún lado”.

La familia de Luciana consiguió en aquellos días una filmación que habría sido uno de los últimos registros en cámaras de seguridad de la chica. Allí, se la veía caminando apresurada y tropezando, en la intersección de las calles 8 de Diciembre y 1 de Enero, a las 7 de la mañana del día de su desaparición. “Vimos los videos y no la volvimos a ver más. Ahí empezamos a sospechar de todo”, contó Mirta.

Catalán aseguró haberla dejado a las 9, pero el horario no coincidía con las imágenes. “Ella no iba tranquila y no tenía que ir a ninguna parada: estaba a cuatro cuadras de su casa”, explicó su abuela. “Nunca nos dejaron ver las cámaras oficiales”, contó Mirta refiriéndose al domo de cámaras de seguridad ubicado en la rotonda donde habrían capturado a Luciana. 

Un detenido, cero pistas

La investigación tuvo un giro con la detención de Maximiliano Avilés, exnovio de Luciana, quien permanece como el único imputado en la causa. La fiscalía lo acusa de haber brindado falso testimonio y de riesgo de entorpecimiento de la investigación. Fue detenido el 28 de agosto de 2024, a 46 días de la desaparición, y atravesó distintas instancias: primero arresto domiciliario, luego prisión preventiva tras incumplir las condiciones del beneficio, y finalmente un retorno a la domiciliaria.

El Ministerio Público Fiscal sostiene que Avilés mintió en al menos dos oportunidades clave: una ante la Policía el 27 de julio, y otra el 23 de agosto ante la Fiscalía. Además, en uno de los allanamientos realizados en su domicilio, se hallaron rastros de sangre en el piso, un par de zapatillas y un palo de golf dentro de un vehículo. Si bien los análisis confirmaron que la sangre no era de Luciana, el hallazgo y las contradicciones en su testimonio mantuvieron la imputación en su contra.

“A Avilés lo tienen detenido por haber mentido, pero como si solo hubiera mentido en no haber tenido una relación amorosa con Luciana. Él dijo que hacía dos o tres meses que no la veía, pero Luciana estuvo en su casa el día que desapareció”, comentó Mirta sobre el joven. A pesar de las pruebas forenses que no vinculan directamente a Avilés con la desaparición, la justicia decidió sostener la investigación sobre él como única pieza del caso.

El Estado abandona y encubre

En cada paso de la búsqueda, las respuestas del Estado no fueron sólo insuficientes, fueron obstáculos. Cuando la familia señalaba posibles lugares donde podía estar Luciana, la respuesta era siempre la misma: que no había orden judicial, que no se podía ingresar, que no correspondía verificar.

Las sospechas sobre casas vinculadas al narcotráfico, donde se decía que habían visto a Luciana, tampoco fueron atendidas. Una y otra vez, la familia y quienes las acompañaban veían cómo la información era descartada o simplemente no se investigaba. La sensación de que el caso estaba siendo silenciado se transformó en certeza. “No podemos descansar porque hay un Estado cómplice, que calla, que deja que todo pase, que garantiza impunidad a muchísimas personas”, contó a ANCCOM Paula Carbajal, docente y militante en Mujeres por la Libertad, una agrupación que acompañó a la familia de Luciana durante toda la búsqueda.

Desde el inicio, las tareas de búsqueda recayeron en mujeres: la familia, las amigas, las vecinas. Sin apoyo ni protección, con miedo. “Las amigas de Luciana ya se han apartado porque no ven nada serio. Porque sienten que si se perdió Luciana, se puede perder cualquiera”, explicó Mirta.

La justicia, en lugar de acompañar, cerró puertas. No hubo protección para quienes investigaron por su cuenta. No hubo transparencia en los procedimientos. “Queremos marcar que acá estamos, que no se van a llevar a cualquier piba como quieran y cuando quieran. Si el Estado es cómplice y se calla, vamos a organizarnos para que eso no pase más”, sentenció Paula.

Por otra parte, tampoco confían en la asesoría legal que tienen porque no eligieron a su representante ellas mismas, sino que un hombre le ofreció sus servicios directamente a Lila. “Llegó de la nada y a mí no me genera confianza”, aseguró Mirta. Investigando, encontró que se trataba de un abogado de la Uocra, Alfredo Cury. Ante los medios locales, el querellante se mostró muy comprometido con la causa pero puertas adentro siguió sin brindarle los datos más relevantes de la investigación. “Me es sospechoso porque nosotros le damos un nombre y él va a avisarle a esa persona que le van a hacer allanamiento. A nosotras no nos está cuidando.”, declaró Mirta.

Esta situación aumenta la vulnerabilidad de las mujeres que buscan a Luciana y debilita la fuerza con la que pueden hacerse oír ya que de algún modo las expulsa de espacios que les corresponden. “Mañana creo que va la madre a la fiscalía. Va con el abogado.Yo no voy a ir porque no me siento representada por él. Si no, iría.”, expresó Mirta. 

Sin embargo, la abuela sigue haciéndose escuchar, presentándose en medios locales y nacionales para contar su historia y reclamar a su nieta. “Estoy acá en Cipolletti porque vamos a hacer una radio abierta por el tema de todos los casos que están pasando en estas provincias, que están tan relacionados”, comentó Mirta, entendiendo que lo que le pasó a su nieta no es un caso aislado, sino parte de lo que definió como “una red de complicidad entre el narcotráfico y la prostitución, que se da acá en la ruta del petróleo”.

Según su abuela, Luciana quería construir otra vida, alejada de los consumos y los peligros de la calle. Había retomado sus estudios y más adelante pensaba estudiar abogacía. La joven cursaba en el CPEM 76, una secundaria vespertina de jóvenes y adultos. A pesar del tiempo transcurrido, en la escuela todavía nombran a Luciana. Ahí, los docentes y compañeros llevan adelante actividades de concientización sobre trata y desaparición de jóvenes, entretejiendo una mayor visibilización y contención entre los habitantes del barrio. 

Docentes y feminismo

En medio de la ausencia estatal y la falta de respuestas judiciales, un grupo de mujeres comenzó a tejer una red de acompañamiento, visibilización y sostén. Son docentes, muchas de ellas parte del colectivo Mujeres por la Libertad, con experiencia en acompañar causas de violencia machista desde mucho antes de que se hablara de feminicidios en los medios.

La historia de Luciana llegó al grupo a través de una vecina, amiga de la madre. Desde ese momento, el compromiso fue inmediato. No como profesionales, ni como especialistas, sino como mujeres que entendieron que la desaparición de una chica en un barrio atravesado por el narcotráfico y la pobreza no podía quedar en silencio. “Lo único que podíamos hacer era difundir, que todo el mundo supiera que Luciana estaba desaparecida”, contó Paula. “La docencia se ha convertido en una tarea de riesgo. Todo eso —los narcos, la venta, la pobreza— rebota en la escuela. Y ahí estamos, tratando de tejer redes, de crear lazos”.

Desde el sindicato, desde los espacios feministas, desde la calle y las marchas, Mujeres por la Libertad fue uno de los pocos brazos reales de acompañamiento para la familia. Para Mirta, la abuela de Luciana, no se trató solo de una ayuda logística: “Si no hubiera sido por ellas, yo hubiera estado sola luchando. Porque la madre por ahí se me queda, está abrumada. Entonces le digo, arrimate a mí. Entre las dos somos más”.

En la práctica, ese acompañamiento fue completo: emocional, político, cotidiano. Desde un llamado para preguntar cómo está hasta una escucha profesional. “Yo tuve que buscar a una mujer de esas agrupaciones, que es psicóloga. Le dije que me tratara porque no me quiero poner chapita. Y ella me atendió, sin problemas”, recordó Mirta.

En un barrio golpeado, donde la justicia se retira y la policía amedrenta, el rol de estas docentes organizadas se convirtió en una trinchera. Un espacio donde la lucha por Luciana no solo se sostiene, sino que insiste en convertirse en memoria activa y en demanda colectiva.

 

Segunda condena a los mapuches de Villa Mascardi

Segunda condena a los mapuches de Villa Mascardi

Los seis integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu fueron condenados por el Tribunal Oral Federal de General Roca, acusados de usurpación de varios predios ubicados en la localidad de Villa Mascardi, en la provincia de Río Negro.

El Tribunal Oral Federal de General Roca condenó a los seis integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu acusados de usurpación de varios predios ubicados en la localidad de Villa Mascardi, en la provincia de Río Negro. Las penas, en su mayoría a dos años de prisión, fueron dictadas “en suspenso”. Varias de estas personas habían sido condenadas en octubre de 2024, entre ellas la machi (sanadora) Betiana Colhuan, por la usurpación de dos lotes de la Administración de Parques Nacionales. Su defensa anticipó que apelará el fallo, pero en caso de quedar firme implicará que vayan presas quienes, como la machi, suman dos condenas.

El juicio se originó a raíz de la presunta ocupación de terrenos pertenecientes al Estado y a dos privados entre julio de 2018 y octubre de 2022. En aquel momento, la entonces jueza Silvina Domínguez autorizó el violento desalojo del terreno donde se encuentra el exhotel de Parques Nacionales y las estancias La Escondida y Los Radales. Ese operativo, cuestionado por organismos de derechos humanos como el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), fue el debut del Comando Unificado de Fuerzas de Seguridad, que irrumpió con violencia en las casas, en presencia de menores, y fueron detenidas estas mujeres que el lunes 26 resultaron condenadas. Una de ellas, Romina Rosas, dio a luz mientras estaba presa.

Para el Tribunal Oral Federal de la ciudad patagónica -llamativamente, compuesto por un solo integrante- no fueron suficientes los testimonios de las antropólogas Claudia Briones, Ana Ramos y Lorena Cañuqueo, responsables de los peritajes antropológicos y de un informe de salud ancestral mapuche; o de la exministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic; la exdefensora del Público, Miriam Lewin, o la abogada del Serpaj, Mariana Katz, en defensa de la comunidad de pueblos originarios.

El magistrado Alejandro Silva tampoco valoró la estrategia de la defensa, a cargo del equipo de la Asociación Gremial de Abogados y Abogadas de la República Argentina, representado por los abogados Laura Taffetani, Gustavo Franquet, Luis Sánchez, Álvaro Árias Camacho y Eduardo Soares, entre otros, quienes durante más de cuatro horas expusieron las inconsistencias de los argumentos acusatorios de los querellantes -Parques Nacionales y los presuntos vecinos afectados por la presencia de la comunidad mapuche- y del fiscal federal Rafael Vehils Ruiz. “La causa trucha y armada contra la comunidad Winkul siempre fue un juicio político”, expresaron los abogados de la defensa.

“La justicia siempre acompaña el modelo económico-social al que pertenece. No creemos que sea independiente. En un sistema capitalista, la justicia está armada para sostener lo que está, no para modificarlo”, había anticipado Taffetani recientemente en declaraciones a ANCCOM. Y el tiempo, finalmente, le dio la razón.

Tras escuchar las últimas palabras de los acusados, el juez Silva anunció que a las 13 daría a conocer el veredicto del juicio. Y con una puntualidad digna de un reloj suizo, el magistrado retomó la audiencia virtual a esa hora exacta para dar a conocer su resolución, en la que condenó a todos los acusados. Matías Santana -quien recibió el veredicto cumpliendo arresto domiciliario- recibió una pena de 2 años y seis meses de prisión en suspenso, que se unificó con una condena anterior de un año de prisión para finalmente recibir una pena de tres años. También se determinó el cese de la prisión domiciliaria.

Del mismo modo, recibió dos años y seis meses de prisión en suspenso Jessica Bonnefoi, mientras que las penas fueron ligeramente menores para el resto de los acusados: Romina Rosas, dos años y cuatro meses de prisión; Martha Luciana Jaramillo, dos años y cuatro meses; Colhuan, dos años y dos meses de prisión y María Celeste Ardaiz Guenumil. Además, todos deberán cumplir con los requisitos de fijar una residencia e informar a las autoridades en caso de viajar a algún lugar. En su fallo, el juez Silva agregó la imposibilidad de acercarse al predio conocido como “La Escondida” y al territorio de Villa Mascardi del que fueron expulsados, además de no poder interactuar con sus presuntos propietarios y/o con trabajadores de Parques Nacionales. A su vez, el magistrado desistió de ordenar la remoción del rewe -objeto ceremonial de madera que representa un lugar sagrado, espiritual y medicinal para los mapuches- ubicado en el predio en disputa. Sin embargo, esto responde a una cuestión más técnica que de respeto a la cultura mapuche, ya que hay una causa en la justicia federal de Bariloche que deberá definir eso.

“Esta lucha no va a terminar con nosotros”

Durante la última audiencia del juicio, en los momentos previos al anuncio de la sentencia, cinco de los seis integrantes de la comunidad Lafken Winkul Mapu utilizaron su derecho a decir unas palabras, tanto en su idioma ancestral mapudungun como en castellano.

La primera fue Jaramillo, quien argumentó que durante el juicio se demostraron “de sobra” argumentos que sostienen las razones por las cuáles se hacen las recuperaciones y reivindicaciones territoriales. «No solo dicho por nosotros, los que hoy estamos acusados de usurpar nuestra propia tierra, sino también de otras autoridades tradicionales de nuestro pueblo mapuche, como así también peritos científicos como las antropólogas, a quienes agradecemos, dejaron desde su conocimiento los fundamentos por los cuáles nosotros estamos retornando a ese territorio», sostuvo. “Es un error histórico seguir negando la existencia de nuestro pueblo, los reclamos y las reivindicaciones que tenemos. Entiendo que todo esto es producto del colonialismo, somos un pueblo invadido y oprimido. Como ha ocurrido en la antigüedad, hoy nos persiguen, nos judicializan, nos encarcelan. Han matado a nuestra gente también, es como si nos quisieran obligar a dejar de ser quienes somos, como si estuviera mal ser mapuche”, enfatizó. Para Jaramillo, así como otra gente luchó antes, “vendrán otras generaciones que seguirán luchando, estamos sosteniendo esta resistencia para seguir existiendo como pueblo originario. Lejos de victimizarnos, hemos venido a contar nuestra verdad”, agregó.

A su turno, Romina Rosas aseguró sentirse “indignada” por un proceso judicial al que consideró un “atropello” y aseguró que ser mapuche es “vivir en la naturaleza, defenderla y ser uno solo con ella”. En uso de sus últimas palabras en la audiencia que se realizó por Zoom, la mujer aseguró que no fueron respetadas en ninguna instancia de este proceso. “Cuando fueron a allanar, cuando fueron a atropellar a nuestra comunidad, nos arrastraron, nos pegaron, nos gasearon. Los niños se tuvieron que replegar en el monte y también fueron perseguidos y les dispararon”, cuestionó, en relación al violento operativo de desalojo en Villa Mascardi.

“El Estado Argentino tiene una gran deuda con nuestro pueblo: de la Campaña del Desierto hasta ahora, solamente ha habido pura imbecilidad y salvajismo de parte del Estado. Terrorismo, invisibilización, criminalización, asesinatos. Y todo por un gran interés, el territorio mapuche”, remarcó. Además, cargó contra la Fiscalía, a la que acusó de no tener argumentos, ni testigos en su contra. “¿De qué estamos hablando? ¿Qué montaje es este?”, se preguntó.

“Este juicio fue una barbarie para nosotros y es el mensaje que le están dando a todo el pueblo mapuche: el desalojo, el despojo. No importa nada. La solución ya estaba marcada antes de que empiece, no quisieron recibir testigos, solamente tuvieron más de parte de la querella. Eso no es igualitario, no hay respeto”, arremetió Rosas.

Por su parte, Santana también arremetió contra el desarrollo del juicio que lo tuvo como uno de los acusados. “Tanto la Fiscalía como los querellantes, en tanto tiempo de proceso investigativo no han podido encontrar ni una prueba concreta de lo que son los cargos y las acusaciones. Nos volvemos a encontrar en un proceso donde se da la vulneración de nuestros derechos”, cuestionó. El joven mapuche, testigo clave en el caso por la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, expresó que el juicio es parte de una decisión política. “Esas decisiones políticas hablan hoy de que nosotros tenemos que perder la libertad, dejar de lado todos nuestros derechos que deberíamos tener garantizados. Volvemos a hablar de un Estado ausente”, afirmó.

Justicia amañada

“Hoy hay prefectos asesinos que andan caminando por la calle en libertad y, sin embargo, nosotros tenemos que cumplir cárcel para que ustedes nos escuchen. Eso es un proceso injusto”, remarcó, en alusión al asesinato del joven mapuche Rafael Nahuel de un tiro por la espalda por parte de integrantes del grupo Albatros de la Prefectura, precisamente en la comunidad que ahora está en el banquillo. “Nosotros ya fuimos condenados, porque fuimos condenados a vivir en la miseria, a ser una mano de obra barata”, aseguró Santana. “Volver a un territorio no es delito, volver a ocupar lo que alguna vez nos ocuparon a sangre y fuego no es delito e, independientemente de la decisión que tome la justicia, vamos a seguir en esta lucha y levantando la voz, porque el nuestro es un pueblo que está más vivo que nunca”, sentenció.

Luego tomó la palabra Güenumil y repudió las “metodologías genocidas” que condenan a la comunidad mapuche. “Es injusto que nos sigan condenando, que nos sigan hostigando, que sigan violando nuestros cuerpos, a nuestros hijos y nuestros territorios”, dijo. Y se dirigió al juez Silva: “Está en sus manos tener una decisión política histórica y que realmente haya un respeto a nuestra autoridad, a nuestra machi Betiana y a su rewe, que es un espacio ceremonial y de salud”, manifestó. “Nos están condenando a nosotros, que defendemos la vida. Siempre hemos sido los más discriminados, tirados, en las periferias, a la pobreza y jamás han querido que nosotros tengamos un pensamiento político, social, donde nosotros planteemos nuestra filosofía de vida y que podamos existir con nuestra cosmovisión. Siempre se ha demostrado la violencia y el racismo”, remarcó.

En el orden solicitado por la defensa, por último habló Colhuan, quien insistió en el rol sagrado del rewe para su comunidad y en la inexistencia de delito. “Soy hija de la naturaleza, de mi territorio, la montaña, los lagos, y mi deber, la razón de mi existencia, es defender nuestros territorios”, expresó. “Soy descendiente de todas las machis que asesinaron, que quemaron como brujas. También soy descendiente de los valientes luchadores que defendieron nuestros territorios para que hoy nosotros estemos acá. Por eso no me considero usurpadora de ningún territorio. Somos la continuidad de la resistencia de un pueblo al que intentaron exterminar y no lo pudieron hacer”, enfatizó. “Para nosotros es muy injusto acusarnos de usurpación de un territorio que sí fue usurpado por el Estado cuando llevó a cabo una campaña genocida y que no pudo ser porque este pueblo, digno, ha resistido tanto avance y atropellos”, agregó.

“Ese territorio para nosotros es un espacio sagrado, por eso no voy a retroceder ni un paso, porque ese espacio es el que vio nacer a mis hijos y es el que hoy guarda la vida de Rafael Nahuel. A él lo asesinaron por la espalda por ese espacio”, insistió.

“Tal vez quieran encerrarnos, desalojarnos y despojarnos de nuestro territorio, pero esta historia y esta lucha no va a terminar con nosotros. A nuestros cuerpos los van a poder encarcelar, pero nuestro espíritu va a seguir siendo libre. Aunque nos tiren con gas, nos asesinen, somos parte de la naturaleza y la vamos a respetar y vamos a seguir existiendo en nuestro territorio para proteger la vida”, concluyó.

“Hablaron de ideología porque no tienen ninguna prueba”

En las jornadas previas, el equipo de la Asociación Gremial de Abogados y Abogadas de la República Argentina expuso en su alegato durante poco más de cuatro horas los motivos por los que consideraban que los miembros de la comunidad mapuche debían ser absueltos.

En primer lugar, el abogado Luis Sánchez cuestionó que los integrantes de la comunidad estuvieran siendo juzgados dos veces por el mismo hecho, algo que en el Derecho se conoce como “non bis in idem”. Además, resaltó que ninguno de los acusados pudo ser identificado como autores de los delitos que se le endilgaron. “En ningún momento identifican o aportan prueba alguna para distinguir quién, cuándo o cómo se produce el supuesto despojo, que es el hecho objetivo que nosotros estamos investigando en este caso. No hay datos concretos, es todo conjetural y obviamente pretenden sostener esta acusación en base al hallazgo de pertenencias en las rucas (casas) de nuestros defendidos como si eso demostrara algo”, sostuvo.

En tanto, Gustavo Franquet, expresó: “Es tan político este caso que, si la audiencia de conciliación se hubiese llevado a cabo como requirió la defensa en su momento, habría un Gobierno que había firmado el acuerdo conciliatorio y hubiese venido a refrendar lo que había firmado. Cuando, finalmente, se realizó a instancias de la Cámara de Casación, había cambiado el Gobierno y el argumento central con el que se rechazó la homologación del acuerdo fue que la víctima que tenía que comprometerse ya no estaba de acuerdo”. De hecho, durante el gobierno anterior se había llegado a un acuerdo político.

Franquet recordó que el eje de este conflicto “es el levantamiento de una machi y de su rewe, algo que tiene una enorme trascendencia para la historia del pueblo mapuche”.

En tanto que el doctor Siro Soto puso énfasis en la “indignación” que genera el “juego criminalizador” de la Fiscalía y la querella queriendo aplicar el derecho penal para resolver un conflicto territorial. Por su parte, el abogado Álvaro Arias Camacho citó jurisprudencia que destaca que la ocupación de un inmueble -sea legítima o no- no puede configurar por sí misma el delito de usurpación y cuestionó a la Fiscalía y la querella por “tropezar con la falta de perspectiva de interculturalidad” al no entender el rol del rewe para la comunidad.

“Justamente, al no entender esta realidad que tiene que ver con el conocimiento, con el entendimiento de la vida espiritual, de la cosmovisión del pueblo mapuche, es que se llega a interpretar su accionar como un medio comisivo cuando, efectivamente, no hay forma de poder engarzar estas acciones en una figura penal”, argumentó.

Mapuches torturadas

Asimismo, Blanca Barreiro puso énfasis en la violencia institucional del Estado sobre la comunidad acusada de usurpación, puntualizando sobre las mujeres que forman parte de la misma. “Estas mujeres fueron golpeadas desde el primer momento en que se las detuvo, arrastradas, llevadas de los pelos, subidas a los móviles. En los móviles le seguían pegando, incluso a Romina Rosas, que estaba embarazada ya casi a término. Quedo corta si digo que son tratos crueles, inhumanos, vejaciones, porque es tortura. No tiene otro nombre”, remarcó.

En tanto, Laura Taffetani resaltó la “irregularidad” del proceso judicial desde su inicio en primera instancia al mencionar su inicio por el incendio de una casilla de Gendarmería instalada en un predio privado. “Nadie comprende cómo puede haber un puesto de una fuerza pública en una propiedad privada”, ironizó. “Esto habilitó a que la fiscal María Cándida Etchepare solicite un allanamiento y desalojo al lugar que supuestamente había sido tomado”, protestó.

Además, Taffetani consideró que se “violó el derecho de defensa” de los acusados al no permitir que estuvieran sus defensores presentes durante el allanamiento e, incluso, invocar la Ley de Seguridad Interior para que la causa tuviera secreto de sumario.

“Entraron sabiendo que había niños, y se sabe que por el protocolo tendría que haber sido notificada la Oficina de Niñez para que vaya e intente una mediación. Y le puedo asegurar que si hay alguien que tiene cuidado por los niños y por las niñas esa es la comunidad mapuche”, cuestionó.

Por último, Eduardo Soares denunció que el juicio se trataba de una “causa trucha” creada por el entonces ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, en complicidad con la Justicia Federal y las fuerzas de seguridad. “Desde la instrucción venimos viendo racismo y desprecio. Y todo esto lo hicieron ustedes: la Fiscalía, Parques Nacionales y los sectores racistas y supremacistas”, arremetió. “Esta gente no habló de derecho, ni siquiera de su propia prueba. Hablaron de ideología, no tienen nada, no tienen ninguna prueba”, remarcó.