Pantalla grande y bonaerense

Pantalla grande y bonaerense

Bajo el lema “la diversidad nos une”, comienza una nueva edición del festival de cine que busca insertar a la Provincia de Buenos Aires en el plano internacional. Estrenos exclusivos y más de 200 proyecciones.

Impulsado por el Instituto Cultural bonaerense, vuelve el Festival Internacional de Cine de la Provincia de Buenos Aires (FICPBA). Esta segunda edición, que se realizará en La Plata entre el 4 y el 14 de septiembre, busca poner en diálogo la identidad, la soberanía y la diversidad audiovisual. “No es una política que se ha decidido en un escritorio y de manera cerrada, sino que tiene que ver con la defensa de la cultura como un derecho”, sostiene Florencia Saintout, presidenta del Instituto.

En un contexto signado por políticas que desfinancian la cultura nacional –como la eliminación de la cuota de pantalla para el cine argentino y el cierre de la plataforma Cont.ar–, la cineasta Paula de Luque se enorgullece de poder llevar adelante el festival que funciona como una celebración cinematográfica de la identidad bonaerense. “Estamos defendiendo nuestro espejo, quiénes somos”, afirma la directora del FICPBA. Frente a medidas que atacan el patrimonio audiovisual, la proyección de 228 obras –que incluyen largo, corto y mediometrajes– durante 197 funciones, busca demostrar que la cultura juega un rol importante en la construcción de la identidad personal.

Una de las propuestas que mejor ilustran el espíritu del festival es “Cine al Barrio”, un proyecto que acerca a los territorios populares las herramientas audiovisuales para narrar su visión del mundo y ser protagonistas de su propia historia. El objetivo del ciclo es que las grabaciones sean incluidas en la programación del festival ya que “es una política que permite hacer cultura y no sólo verla”, asegura De Luque.

El FICPBA también contará con un conversatorio en el que diversas figuras destacadas del ámbito cinematográfico nacional podrán discutir y debatir el porvenir de la industria audiovisual. El ciclo de entrevistas estará a cargo del periodista y crítico de cine Lisandro Gambarotta y tendrá la presencia de Adrián Suar, Pablo Echarri, Julieta Díaz, Selva Almada, Demián Rugna y Marcelo Figueras. Además, más de 500 alumnos de diversas universidades públicas bonaerenses tendrán la posibilidad de asistir al segundo Encuentro Provincial de Estudiantes de Cine que incluye actividades, charlas y formaciones. El evento tendrá lugar en el Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino el próximo 5 y 6 de septiembre.

La novedad con respecto a la última edición viene con la incorporación del Mercado Internacional de la Industria Audiovisual de la Provincia, un espacio que busca facilitar la concreción de acuerdos de coproducción internacional. Del 5 al 9 de septiembre, los profesionales de cada sector podrán participar de mesas redondas y conferencias especializadas con el objetivo de promover la integración cultural entre países. “El FICPBA está armado para que la provincia de Buenos Aires dialogue con las cinematografías del mundo”, asevera De Luque.

Sesenta salas –20 más que la última edición– proyectarán la programación en distintos municipios bonaerenses de manera gratuita. Durante el festival, tendrán lugar la Competencia Internacional Largometraje Ficción (CILF), Competencia Largometraje Bonaerense (CLB) y Panorama Argentino (PA), entre otras. Además, habrá secciones especiales como Mujeres y Disidencias, Ventana Bonaerense y Panorama Internacional. Participan películas de más de 43 países, entre los que se encuentran Alemania, Canadá, Chile, Egipto, España, Francia, Indonesia, Singapur y Tailandia.

Entre los 45 estrenos internacionales se destacan Cidade; campo, de la realizadora brasileña Juliana Rojas, y Mãos no fogo, de la portuguesa Margarida Gil, ambos exhibidos en el Festival de Berlín y que ahora tendrán su premiére argentina en el FICPBA. También habrá espacio para homenajear a personajes célebres de la identidad nacional con la presentación de Norita, el documental que narra la vida de la entrañable Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas y Había una vez un mago, la obra que en formato de entrevista que recorre de manera sensible la relación entre el afamado director Leonardo Favio y su hija María Salomé.

La programación completa del FICPBA se puede ver en la página web del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires. La entrada a todas las proyecciones es libre y gratuita.

“Muchas generaciones han luchado por un mundo mejor”

“Muchas generaciones han luchado por un mundo mejor”

En “Tiempo largo y jodido. ¿Qué quieres que te diga?”, el militante revolucionario peruano Ricardo Napurí, quien acaba de cumplir 99 años, cuenta su vida, desde su llegada a la Argentina en 1948, hasta sus encuentros con el Che Guevara y con Hugo Chávez. Un documental histórico para pensar el presente.

En 2019, el cineasta Hugo Alfredo Lescano y el periodista Carlos Rodríguez se encontraban inmersos en una investigación para un documental sobre François Chiappe, un terrorista francés que residió en Argentina en la década del sesenta. Para ello, fueron a la casa de Ricardo Napurí, de 94 años, suponiendo que él podría brindar testimonio acerca de aquel personaje y de la época.

“Ese no es mi tema”, respondió Napurí al ser consultado por el periodista. Pero, a cambio, comenzó a relatar algo que sí conocía, su historia como militante revolucionario de Praxis, el movimiento juvenil marxista fundado por el abogado e intelectual Silvio Frondizi, hermano del expresidente Arturo Frondizi, asesinado en 1974 por la Triple A.

Al escuchar la frase inicial de Napurí, Lescano dio la orden para que las cámaras no corten y sigan rodando. Sabía que se había encontrado con un personaje especial y su documental viró hacia él: “Lo que está empezando a contar este hombre es alucinante”, rememora Lescano.

Tiempo largo y jodido, ¿qué quieres que te diga?, así se tituló, finalmente, la película dirigida, guionada y producida por Lescano. “En ese momento, le hicimos una entrevista que duró más de dos horas. Al poco tiempo, cuando queremos volver para retomar este documental, ocurre la pandemia. Estuvimos hasta 2021 sin poder tener contacto directo con él. Ni bien se pudo, ese año, volvimos y retomamos el trabajo”.

Realizador, autor y docente, Lescano registró dos entrevistas al peruano Napurí, en las que este cuenta su vida, desde sus orígenes como aviador militar en su tierra natal, incluida su negativa a bombardear compatriotas civiles durante el golpe de Estado al gobierno modernizador de José Luis Bustamante y Rivero en 1948. Hijo de madre argentina, Napurí llegó a Buenos Aires expulsado por la Fuerza Aérea peruana y aquí se convirtió en uno de los discípulos de Silvio Frondizi, líder del Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR-Praxis).

Este mes, Napurí cumplió 99 años. En el largometraje brinda testimonio de su larga experiencia en una Latinoamérica convulsionada por revoluciones y por el surgimiento de referentes de la política regional que le permitieron tener un vínculo prematuro con eventos como las guerrillas peruanas, la Revolución Cubana, y hasta ser quien le acercó bibliografía de Trotsky al Che Guevara. El documental pone sobre la mesa conversaciones y reflexiones sobre la vida política en América latina y la circularidad y persistencias en el presente.

“Me identifico con lo que dice la película, más allá de cualquier matiz que pueda haber, es el mensaje que quiero dar a través de un hombre que vivió, que es protagonista de la historia. No es un profesor de la facultad o un historiador el que nos está contando la historia, lo está contando el propio protagonista. Y lo que él dice es comprobable y se puede corroborar”, afirma Lescano, quien realizó, junto a su equipo de producción, una investigación para recabar un sinfín de material de archivo que acredita las vivencias de Napuri, como su nexo con Frondizi, su reunión con el Che Guevara y su intervención en el programa televisivo del expresidente Hugo Chávez, Aló Presidente, el mismo día que Diego Maradona visitó esos estudios.

Resulta destacable cómo Lescano resolvió el giro del enfoque de su documental, que le dio material en crudo para más de tres horas de película –la última versión quedó en 81 minutos–, y el título de la obra. “La edición no fue fácil, porque tenía como base los dos reportajes, él hablando, y eso puede servir para un archivo, para que vaya gente y consulte quién era Ricardo Napurí. Pero como vengo del cine de ficción, me gusta también contar una historia. Entonces tomé todo lo que él había dicho y ahí recién hice el guion”, detalla Lescano, a la vez que refiere que introdujo animaciones hechas por su hijo, Juan Gabriel Lescano, editor del filme, que ayudaron a darle un respiro a la historia y al relato.

Respecto al título, Lescano aclara: “Fue toda una decisión, porque es el antitítulo comercial, es largo, y hay una pregunta. No me importa, porque me parece que es lo que quiere expresar la película: que hay un tiempo largo y que es jodido. El ‘¿Qué quieres que te diga?’ es lo que está diciendo él… Entonces no me importó”.

Antes del estreno de prensa, Napurí pudo ver la película y Lescano, al recordarlo, sonríe: “Tenía cierta ansiedad por mostrarle el documental. Traté de ser lo más objetivo posible en la narración y no desviarlo del discurso, aceptarlo y respetarlo. Él estaba muy satisfecho porque me dijo que la película lo representa, que él estaba más contento de poder dejar este legado que de ser el protagonista en el filme. Yo lo que hice fue contextualizar históricamente. La objetividad absoluta no existe, pero traté de tomar todo lo que él dijo. Es una película que pienso para la juventud. Ahí no abandoné al profesor”.

Tiempo largo y jodido ¿Qué quieres que te diga? se estrena el 29 de agosto en las salas del Espacio INCAA del Cine Gaumont, y hay expectativas de que Napurí pueda asistir al estreno. “No tengo esa cosa de que mi película tiene que gustarle a todo el mundo. Pero sí que la película genere discusión. Como dice el propio Ricardo Napurí: reflexionar, pensar y explicar determinadas cosas y saber que la historia no nace hoy con Milei y que venimos de una larga trayectoria donde muchas generaciones han luchado por un mundo mejor. Bueno, Ricardo tiene su ideología concreta y él sigue luchando”.

Sin el mar y sin memoria

Sin el mar y sin memoria

Debido a las restricciones que aplica el gobierno a las políticas de derechos humanos, ahora corre riesgro el tradicional encuentro final del Programa Jóvenes y Memoria que desde hace 22 años se realiza en Chapadmalal con adolescentes de todo el país.

El Gobierno nacional continúa serruchando las políticas de derechos humanos. En está oportunidad, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) alertó que la realización del encuentro final del Programa Jóvenes y Memoria, está en peligro.

Esta actividad se realizó ininterrumpidamente durante 22 años en el Complejo Turístico de Chapadmalal, más allá del color político de las distintas administraciones, pero el actual gobierno de Javier Milei es el primero que pone en riesgo su continuidad.

El Encuentro Jóvenes y Memoria, según contó a ANCCOM Sandra Raggio, la directora de la Comisión Provincial por la Memoria, es una vivencia basada en la solidaridad, en el reconocimiento de una alteridad positiva y en la igualdad dentro de la diversidad. Se trata de una experiencia que busca democratizar las relaciones sociales y las instituciones.

En este sentido, Raggio expresó que “es una experiencia enriquecedora para los jóvenes. No hay muchas iniciativas en donde se puedan encontrar a compartir un trabajo sostenido durante todo el año, invitando a la reflexión y a mostrar las historias que tienen en sus diferentes comunidades. Es muy importante como política de memoria para que las nuevas generaciones desde sus propias investigaciones conozcan lo que pasó sin que nadie les cuente, y puedan reflexionar por sí solos”.

Raggio recordó que “gobiernos de signos políticos distintos han  considerado siempre que este encuentro era necesario”. Y envió un mensaje hacía el gobierno: “No queremos que coincidan con lo que vamos a hacer sino que esto es una sociedad heterogénea y los pibes tienen derecho a ir y expresarse, queremos que reconozcan que esto es una obligación del Estado, no pretendemos que estén de acuerdo con lo que hacemos”.

La propuesta

Este programa educativo fue lanzado por la Comisión Provincial por la Memoria en 2002, y consta de la invitación a los jóvenes a formar equipos de investigación en el marco de la escuela, de una organización social o política, para investigar sobre la historia de sus comunidades asociada a las problemáticas de derechos humanos y memoria. “Durante todo el año, los chicos investigan el tema que quieren en relación a su comunidad, respecto a lo que pasó y como resultado, producen alguna pieza comunicacional -una obra de teatro, un audiovisual o un programa de radio- para compartir su investigación” contó Raggio.

Sobre la experiencia en Chapadmalal describió que “el objetivo principal es que se encuentren todos los grupos de investigación, organizándose una gran muestra de todos los productos comunicacionales para compartirlos con el resto y vivir una experiencia única, que incluye conocer el mar”.

En este sentido Mara Damonte, profesora de La Matanza e integrante del voluntariado docente del Programa Jóvenes y Memoria, recordó conmovida la experiencia de varios de los jóvenes que visitan por primera vez la costa marítima. “Un joven, hace mucho, me dijo que al ver el mar se sentía a orillas de la libertad. Jóvenes y Memoria es otro modo de hacer, de convivir, de estar con nosotros, es democracia y apuesta constantemente a la creatividad”, describió.

Por otro lado, Damonte opinó sobre el desprecio del Gobierno a las políticas de derechos humanos. “Milei dijo que venía a destruir el Estado y desde ahí mantiene esa política, además de sostener cierto negacionismo y atacar toda cuestión vinculada a los derechos humanos. Por eso ataca al programa Jóvenes y Memoria”.

Las producciones de los jóvenes, según contó la profesora, narran algunas de las problemáticas que los adolescentes atraviesan diariamente en sus comunidades, tales como el no poder ir a clases por tener que trabajar, la situación en los comedores populares e historias silenciadas durante la dictadura.

 “Un gobierno negacionista que apunta a destruir los derechos, es evidente que va a considerar a nuestro programa como inválido y va a querer destruirlo”, razonó. “Lo importante es que acá seguimos y que Jóvenes y Memoria este año tuvo récord en la inscripción, la voluntad de resistir y luchar por esos derechos, sigue en pie”, agregó.

Una vez que los jóvenes finalizan el secundario, según contó la profesora, muchos eligen seguir conectados con esta experiencia creativa y reflexiva, participando como coordinadores de la actividad. “Caminar por las calles y ver cómo aquellos niños, hoy ya hombres, preguntan por Chapadmalal y saber que la experiencia les quedó marcada, me emociona mucho”, compartió Damonte.

En su definición, “son encuentros plurales de jóvenes, muy importantes, en donde se ponen en común distintas perspectivas, cada uno con un pensamiento político diferente, con diversos consumos culturales. Nuestro foco es que en medio de una diversidad, los jóvenes puedan reconocerse en una igualdad, el ser jóvenes, ciudadanos de este país y poder reflexionar proyectos en común”.

Facundo

Por este programa Jóvenes y Memoria también pasó Facundo Astudillo Castro, el adolescente de la localidad de Pedro Luro que en plena pandemia salió por la Ruta 3 hacia Bahía Blanca y desapareció el 30 de abril de 2020, luego de haber sido demorado por cuatro policías bonaerenses.

“Con la política de la motosierra, todo pende de un hilo”

“Con la política de la motosierra, todo pende de un hilo”

Tiktoker, y analista política, Gabriela Ivy logró construir una comunidad de más de 70 mil seguidores en sus redes. Con su toque inclusivo y crítico, comparte diariamente información y combate estoicamente a los haters, a quienes ha bautizado “liberpijis”.

“Buen día reinas, estoicas y etéreas”. Con este saludo a sus seguidoras, Gabriela Ivy comienza a difundir en historias de Instagram las noticias de la semana, que actualiza minuto a minuto. Analiza desde su lugar como estudiante de Ciencia Política las medidas anunciadas diariamente por el Gobierno, critica con su humor moderno e incorpora modismos de las nuevas generaciones. Es así como se ganó el apoyo de una comunidad que crece todas las semanas, al representar una figura que no encuentran en los medios tradicionales.

La casa de Gabriela es su set de grabación. Con sus cómics, sus plantas, sus pelucas, el escritorio en el que se sienta a grabar sus vídeos y su bola de boliche tirada en una esquina, el espacio representa un caleidoscopio. En este mano a mano con ANCCOM, comparte su proceso de transición, la incursión en redes sociales, su camino en la política y su lectura del panorama actual.

Gabriela Ivy viene del partido de San Martín, de José León Suárez. “Soy una persona que estudió y se formó en la educación pública, que se crió en ambientes hostiles, lo cual me ha ayudado hoy a lidiar con las amenazas y con los insultos en las redes sociales. Al ser una mariquita desde siempre -porque se nace marica- mi pasado también me ha preparado para enfrentar, desde distintos puntos, las situaciones que surgen en mi día a día y la violencia en redes, en la calle, la discriminación, y más en un contexto como el actual, con un gobierno de derecha y un nivel de conservadurismo LGBTodiante. Me considero una persona intensa, y esa intensidad me ayudó a construir lo que tengo y soy ahora, sobre todo al ser reactiva. Soy la clase de persona que cuando me dicen “Che, no hagas esto, no te conviene”, a mí me dan más ganas de hacerlo. Ese es mi origen, eso es lo que me mueve”. 

 

Transicionaste en un momento de desinformación, ¿se convirtió en tu primera gran herramienta para comunicar en redes?

Fue la excusa perfecta. Buscaba cómo tramitar el cambio del DNI, y no había información al respecto. Así que, en el proceso de preguntar y chocarme con paredes, decidí volcar todo esto en un material audiovisual. Así comenzó todo. Empecé con el proceso de hormonización, algo que nunca me sedujo demasiado. Primero porque estoy muy conforme con mi cuerpo, pero sí me pareció importante hacerlo porque me topé con un montón de cosas sobre el sistema médico que es bastante discriminador. Me enfrenté con los médicos y elevé denuncias al Ministerio de Salud por destrato. Todo eso lo volqué en mis redes, compartí mi propio proceso mientras lo iba navegando. De repente, iba desayunándome con las vivencias, una imagina, piensa o cree cómo será el proceso, pero termina siendo muy distinto. La transición es algo que no se termina nunca, porque todo el tiempo te estás descubriendo. Pero lo bueno de eso, cuando hacés ese clic de decir “a partir de ahora soy pirula”, es esta cuestión de que ahí te permitís hacer lo quieras. Si te da curiosidad, ya tenés el coraje de ir y hacerlo. Me hormonée un año y medio cuando dije: “No, esto no es para mí”. No es necesario hormonizarse o hacer un cambio de DNI para transicionar, yo lo hice para mojarle más la oreja al Estado, a los conservadores, a los odiadores. Exponerme así, de esta manera, también forma parte de mi proceso de transición, porque pretransición no me hubiese animado a bancarme todos los insultos que me banco ahora. Te empodera, desde otro lado tu ser mismo quiere salir cuando no puede más, por más que intentes taparlo te empezás a sentir mal, te empieza a agarrar depresión, te sentís incómoda con vos misma porque hay algo que quiere salir, que ya no puede estar más encerrado. En aquel momento, irrumpió la segunda oleada feminista, la lucha por la interrupción voluntaria del embarazo, y eso me militarizó bastante. Cuando empecé a militar el feminismo, al ver las marchas encontré un movimiento tan sólido que me ayudó a decir “vos podés transicionar, vas a tener algo que te cubra, que te contenga”. Recuerdo que después de una de las marchas, fui a un barcito al que iba siempre sola, y me senté en la barra y me di cuenta que era el momento. Al otro día fue cuando le dije a mi jefe que iba a cambiar el DNI, sin saber mi nombre.

 

 

 

 

¿Cómo encontraste tu nombre?

Quise elegir el nombre con el que hacía shows de transformismo, Luxuria. Pero hablando con mi psicólogo me di cuenta que tenía que separar la persona del artista. Siempre me llamó la atención que los Gabrieles y las Gabrielas de mi vida habían sido personas importantes. ¿Por qué no ser yo mi propia persona importante? Quiero formar parte de esos Gabrieles y Gabrielas, es más, como soy una persona trans no binaria, ‘Gaby’ no tiene una binariedad. Ivy porque me gusta DC Comics y amo a Beyoncé, uní ambas cosas. La hija de Beyoncé se llama Blue Ivy y Poison Ivy es un personaje de Batman que encima es colorada, cerró por todos lados. Me pareció perfecto, y el Ivy fue medio marketinero, lo pensé también como un branding, mi propia marca. Pensé: “De acá va a salir todo lo que siempre quise” como hacer shows, música, que la gente me salude en la calle

 

¿Cómo reaccionó tu entorno?

Hubo gente que se fue, pero muchas personas nuevas se acercaron. Al final fue positivo. Si una persona cercana y querida se aleja porque no acepta que su amiga transicione, me hizo un favor. De hecho, fue muy parecido cuando empecé a hacer el contenido de política; también mucha gente se fue por difundir este tipo de información, expresar mi opinión, hacer análisis políticos. Hablar de política fue como una salida del clóset. Soy muy estructurada, me mentalicé y me preparé para todo lo malo que iba venir cuando tomé la decisión de transicionar. Cuando transicionás, hay mucho varón que te dice confundido “cómo que no sabés lo que sos”. Al contrario, cuando transicionás ya tenés demasiado en claro qué es lo que sos. Cuando dije: “A partir de ahora soy Gabriela” fue como tener que firmar un contrato donde sé que hay una sociedad LGBTodiante, que voy a tener que enfrentar toda mi vida. Me parece más peligroso ir por la calle y que se me cruce alguien a insultarme, que pueda tener un arma o lo que sea, a que lo haga alguien en un comentario. Esas personas tienen una carencia. Hoy en redes lo veo de manera mercantilista, porque contestarle a un hater me sube el algoritmo. Eso también lo empezás a hacer cuando transicionás, el ver los beneficios dentro de todo lo malo. Es muy propio de la disidencia también.

¿Cómo decidiste dedicar tu contenido al análisis político?

Estudié Diseño de Imagen y Sonido, y quería despuntar el vicio de editar videos. Arranqué en YouTube hablando de transición. Cuando empecé a estudiar Ciencia Política decidí usar las redes como práctica. Todo lo que iba aprendiendo, lo iba contando en mi canal de YouTube, y lo que ayudó mucho a que suba este relato era tener enemigos, tener mis Némesis -gente transfóbica, y más tarde los libertarios-. Así comencé a crecer, porque hacía videos con respuestas hacia ellos, las personas odiadoras de la comunidad LGBT, al conservadurismo, al machismo. Entonces, las redes como Instagram y Tiktok me permitieron dialogar con ellos, discutir y debatir.

 

¿Cómo fue tu acercamiento a la política?

Siempre me gustó, pero yo no lo sabía, por eso hablo de una segunda transición o salida del clóset. Cuando era chica, mi familia alquilaba VHS en el videoclub, una noche alquilaron un unipersonal de un humorista que actuaba como un político dando un discurso. Mi mamá me advirtió que me iba a aburrir, pero no. Escuché todo atentamente. En el secundario y en la facultad me encontré con una forma de hacer política no seductora, con palabras difíciles, y parecía algo lejano, inaccesible. En 2018, cuando empiezo a hacer activismo, Milei ya estaba dando vueltas en la tele. Me cansé de ver gente en la política, que no sabía de política, me harté de los burros políticos. Dije: “Yo quiero saber de política para ser una persona que esté en la esfera y sepa de política”. Y así me inscribí en Ciencia Política, Siempre eligiendo la educación pública.

 

¿Cuándo empezaste a analizar el fenómeno libertario?

A los libertarios los empiezo a seguir en 2018, me parecía muy extraño el fenómeno que sucedía en redes. Por ejemplo, aparecía Milei cantando Leonardo Favio y había muchos perfiles con la serpiente y el limón comentando. Había mucha gente que conocía y apoyaba a este personaje caricaturesco, que supo conformarse un fandom. Trabajo en sistemas, me encargo de la consultoría de un software administrativo contable, y tengo un jefe liberal, así que me llegaba mucha información de la línea de pensamiento de los liberales a través de él. Dije “esto es un tema de tesis”, y empecé a indagar y a sumergirme en el mundo de este fenómeno. Me llamaba la atención su ideario, que después, estudiando, me di cuenta que el liberalismo es otra cosa, totalmente distinto a lo que promueven ellos. Nunca más me quedé sin material, se puede seguir escarbando siempre. Es seductora la lógica anticasta. Hay mucho dinosaurio en la política, y está también el tema del nepotismo. De joven ya escuchaba los mismos apellidos que ahora, Menem, Bullrich, Caputo. Los militantes deberían sentirse traicionados, al fin y al cabo, su partido disruptivo se juntó con los mismos de siempre. Se necesita gente joven en la política, de cualquier bando, pero con ideas frescas. Algo que reconozco, que es admirable por lo llamativo, es la fidelidad que le tienen los libertarios a Milei. Hoy trabaja codo a codo con Caputo, a quien denostaba en 2018. Se alió con Patricia Bullrich, a quien insultó de todas las formas posibles. Si Javier Milei sale disfrazado de dinosaurio a la calle, sus militantes lo van a seguir. Yo, con mis ideales políticos, no pongo las manos en el fuego por nadie, soy muy crítica. Espero que esto sea una fase característica de la juventud, que estos chicos de grandes se rían de lo que apoyaron. Es muy propio de la adolescencia eso, seguir algo o alguien y de grande darse cuenta que no era por ahí. Lo que da lástima es que en este caso estuvo el país en juego, no era si apoyar o no a Taylor Swift, que podés dejar de escuchar su música o descolgar el poster de la pared. Es distinto, apoyaron un proyecto del que no nos podemos desligar o desprender.

Cuando yo era adolescente, la rebeldía era tener sexo prematrimonial o con alguien de tu mismo género. Hoy, ser rebelde es ser como tus abuelos, es volver a esa línea de pensamiento conservadora, retomar los valores de la familia tradicional o al varón gritando.

Gabriela Ivy

¿Cuál es tu público principal?

Mi contenido “explotó” antes de las PASO de 2023, cuando todo el mundo quería hablar de política. Hace un tiempo, contraté a una community manager porque quería crecer en Instagram, y me preguntó a qué público quería llegar. Yo pensé, al tener 42 años, seguro voy a atraer gente de treinta y pico nada más. Y me sorprendí cuando fui a la Marcha del Orgullo, me saludaban adolescentes, personas de 18 y 20 que me seguían en TikTok. Al buscar mis estadísticas, vi que el público que más me mira son personas entre 18 y 25 años. Fue muy llamativo, porque se piensa que la juventud de ahora es toda antipolitica o libertaria y no, hay una contracara.

 

¿Por qué crees estos discursos calaron en una gran parte de la juventud?

Mi teoría es que, a partir del avance del feminismo y progresismo en los últimos años, con todas las conquistas de derechos, hubo una resistencia por parte de las masculinidades que pensaban que iban a perder sus privilegios, y así nace la figura rebelde de Milei y adquiere poder. Cuando yo era adolescente, la rebeldía era tener sexo prematrimonial o con alguien de tu mismo género. Hoy, ser rebelde es ser como tus abuelos, es volver a esa línea de pensamiento conservadora, retomar los valores de la familia tradicional, el varón gritando, todo eso. Venden ideas liberales, sin ser liberales. A una persona liberal no le tendría que molestar que yo sea una persona trans. Estos son conservadores, como Agustín Laje y Victoria Villarruel, que escriben libros discriminando a nuestra comunidad, propagando discursos negacionistas y en contra de la educación sexual integral. Es puro conservadurismo, no parten de nada liberal, y así nacen los discursos de odio.

 

¿Los derechos conquistados en el último tiempo están en peligro?

Sí, esto es algo histórico. Lo vengo viviendo desde que soy chica. Los derechos no están tallados en piedra. Siempre en la Marcha del Orgullo está el gay con privilegios que pregunta: “¿Para qué marchamos? Si ya tenemos derechos”. Se piensan que porque ellos se pueden casar entonces no hay más derechos por conquistar. Todo el tiempo estamos en riesgo de que nos quiten derechos, es más, a veces los conquistamos y después no se cumplen. Ahora, con la política de la motosierra, todo pende de un hilo. Muchas políticas para la protección de mujeres y la comunidad LGBT dependen del Estado, con el recorte y ajuste de éste, y la línea que proponen ellos totalmente en contra de la comunidad, todo corre peligro.

 

¿Qué responsabilidad sentís que tenés dentro de tu comunidad y plataforma?

Mi rol es ser un canal. No busco ser referente, si lo soy, bienvenido sea. Pero yo soy un canal, soy la abuela chusma en la ventana. Recibo información y la paso, la comunico en redes. Combato el desconocimiento, la desinformación. Creo fuertemente que son las razones por las cuales ganó el actual Gobierno, por el desconocimiento de la gente. Recién ahora me está cayendo la ficha del impacto que tengo, acorde a las reacciones de la gente. Que vengan a entrevistarme, o que me llamen de tal lugar, o que de repente me siga Nancy Dupláa, lo noto en cosas empíricas. Al final del día no sé quién está del otro lado, por eso me gusta ir a las marchas y conversar con la gente, quiero ver qué piensa. Hace poco recibí un comentario que decía: “No estoy de acuerdo con nada de lo que decís, pero me encanta tu forma de comunicar”. Esa es la fuerza de las redes. Estas herramientas generan resultados, como la victoria de Javier Milei, con una muy fuerte campaña en redes.

 

¿Qué rol deberían tener los nuevos comunicadores en los medios tradicionales y en las plataformas digitales?

Lo tienen que bajar al vulgo, es importante que a cualquiera le llegue la información. Considero que es ahí donde hago el foco cuando explico algo, y es cuando justamente tengo mayor devolución de los usuarios. La gente me dice: “Lo dijiste vos, y así lo entiendo”. Si hablo de las Leliqs, lo voy a terminar complejizando, entonces lo explico con peras y manzanas y con un caso fijo. Falta eso, accesibilizar la información. Yo doy capacitaciones acerca de sistemas, y siempre hago de cuenta que estoy en un jardín de infantes, no por subestimar a la persona que está recibiendo la capacitación, sino porque le tengo que llegar a la persona que es ingeniera, contadora, y a todo el mundo. Y como todo el mundo, o la gran mayoría, hizo jardín de infantes, parto desde esa premisa. Como estudié Diseño de Imagen y Sonido, también parto desde lo gráfico. Y desde lo comunicacional, falta eso, ese rol inclusivo.

 

¿A qué aspiras ahora?

Sé que me voy a aburrir creando contenido, me aburro muy fácil de todo. Quiero ser diputada. Quiero incorporarme en la política, y ser decente, producto de las redes sociales. Mis redes son mi currículum.

 

¿Cómo sobrellevas el odio?

Hoy son todos trolls o bots repitiendo las mismas palabras, y me aburrieron. Leo tres comentarios y lo dejo. No tengo tiempo para dedicarles, aparte de trabajar, me llaman para entrevistas y reuniones constantemente. Por eso ahora tengo un equipo que trabaja en mis redes, sumado a la cantidad de odio y amenazas. Me aburre que no tengan argumentos inteligentes. Si alguien me dice “se te trava el video”, ¿qué video puedo hacer? Que le pueda llegar a otra persona, que le pueda hacer conocer cosas de la comunidad LGBT. No vale la pena, no tienen fundamentos.

 

¿En algún momento te propusiste parar?

Una única vez. Yo hacía contenido para Youtube, con muchos menos seguidores, y cuando arranqué en TikTok, y las visualizaciones comenzaron a ser más masivas, empecé a recibir mucha crítica. Ahí sí me hizo daño, y dejé pasar cuatro meses. Después entendí que, si quería hacer llegar mi información, también iba a llegar a gente mala. A su vez, esto significaba recibir un caudal más grande de odio. Me mentalicé: “Si se revuelve el río, por algo es, algo estoy provocando”. Si te denuncian un video informando, es porque algo molesta, algo les jode, y eso me parece un buen motivo para seguir creando.

 

A nueve meses del Gobierno de Javier Milei, ¿cuál es tu lectura?

Está decantando todo lo que se sabía que iba a suceder. Tengo videos del año pasado anticipando lo que iba suceder que posteo porque efectivamente así sucedió. En marzo del año pasado, subí un video presagiando el cierre de las universidades públicas.

Desde el momento que una persona dice “no fueron 30,000 desaparecidos” y la gente lo vota igual, si una persona se anima a ser tan facho de decir eso, imagínate lo que viene después. Se vienen cosas peores. Ese peor escenario, está pasando. Este muñeco sigue viajando a conocer a Zuckerberg, mientras acá se están cocinando todo. Pero como dijo Cristina en su momento, hay que dejarlo, porque son tan improvisados, tan nuevos, tan desfachatados, que todo va saliendo. El problema está en que son políticas que matan. Va a haber momentos difíciles, aquí se van a establecer las piezas fundamentales de lo que va a venir para el futuro de la política. El peronismo, en contraposición, también se tiene que replantear muchas cosas. Todavía se siguen peleando entre ellos. Yo creo que ahora es el momento fundamental para que empiecen a salir los nuevos cuadros políticos personas jóvenes, frescas, diversas

Un pasaje a la salud

Un pasaje a la salud

Niños, niñas y adolescentes de todo el país ven complicado su acceso a tratamientos médicos debido a las dificultades económicas para trasladarse. Un proyecto de ley busca instaurar el boleto sanitario para garantizar su derecho a la salud.

“Estamos hablando de un derecho de niños, niñas, adolescentes y un acompañante a tener gratuito el boleto para ir a hacerse el tratamiento médico correspondiente”, afirmó el diputado nacional Daniel Arroyo, durante la presentación del proyecto de ley en el Congreso.

La iniciativa, surgida de la sociedad civil, concretamente de la Red Boleto Sanitario Ya, busca garantizar el acceso a servicios de salud para niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad socioeconómica. “No es un debate ideológico, es pura justicia y pura racionalidad”, destacó Arroyo.

El proyecto aborda las dificultades que enfrentan las familias para trasladarse a centros de salud, especialmente en casos de enfermedades crónicas o tratamientos prolongados, y nació de la propia experiencia cotidiana de trabajadores sociales y profesionales de la salud y de la justicia.

El Boleto Sanitario alcanzaría a niñas, niños y adolescentes de hasta 18 años de edad más un acompañante, y se aplicaría a recorridos nacionales, provinciales y municipales de corta, media y larga distancia. Para su acceso, está prevista la creación de un registro nacional, donde las personas deberán inscribirse presentando el certificado de salud.

De la presentación, realizada este lunes 26 de agosto, participaron además representantes de la Asociación Argentina de Electrodependientes (AAdED), la Federación de Enfermedades Poco Frecuentes, profesionales de los hospitales Garrahan y Gutiérrez, colegios de trabajadores sociales, el Frente por la Niñez y organizaciones defensoras de derechos de las infancias.

El alcance y las características del proyecto suscitaron el intercambio entre los asistentes. Mauro Stefanizzi, miembro de la AAdED, remarcó las dificultades que enfrentan las familias que deben trasladarse largas distancias para recibir atención médica, especialmente aquellas que residen en provincias alejadas de los principales centros de salud. “Como las que viven en Chaco, San Luis, Misiones, y tienen que viajar al Garrahan –precisó–. La mayor cantidad de hospitales se concentran en el conurbano bonaerense”.

Soledad Arce, también integrante de la AAdED, relató su experiencia personal: «Soy mamá de Joan, un nene de 6 años electrodependiente y vivimos las dificultades a diario. Tener una obra social no garantiza el traslado, y muchas veces se prioriza salvar la vida de nuestros hijos. Agradecemos que se esté planteando este proyecto, ya que los recortes y la falta de adaptaciones en el transporte complican aún más nuestra situación».

Luciana Escati Peñaloza, directora de la Federación Argentina de Enfermedades Poco Frecuentes (FADEPOF), aportó datos sobre la complejidad de las diversas patologías: «Estamos hablando de 5.885 enfermedades distintas clínicamente definidas, según lo reconoce el Estado Oficial del Ministerio de Salud de la Nación».

Por su parte, Anina Cabrera, de la Asociación Sin Fronteras a la Discapacidad (ASFAD), enfatizó: «No puedo dejar de contextualizar la situación política a nivel nacional, ajuste en discapacidad, salud, transporte, creo que es clave y es una cosa que hay que debatir».

Marcelo Kowalczuk, en representación de los trabajadores sociales del conurbano bonaerense, advirtió: «En los distritos, en los municipios, tenemos muchas zonas que según el horario no tenemos circulación de vehículos de transporte público».

Laura Di Bella, presidenta del Consejo de Trabajo Social de la Ciudad de Buenos Aires –otra de las entidades que apoya el Boleto Sanitario para niños y adolescentes–, puntualizó: «El proyecto tiene que ver con el acceso a derechos».

«Va en línea con lo que plantea la Convención Internacional de los Derechos del Niño y la legislación que tenemos en Argentina con respecto a esto», completó Daniela Pedraza, titular del Colegio de Trabajadores Sociales de Morón, y a su turno, Ana María Álvarez, referente de la Red de Profesionales Celeste y Blanca, reflexionó: «Cuando hablamos de la dificultad de la accesibilidad, no es cierto que todos nacemos con derechos. Entonces, hay que trabajar mucho en la conciencia general».

El diputado Arroyo manifestó su confianza en que el proyecto pueda ser aprobado por unanimidad. El siguiente paso será la presentación formal del proyecto en el Congreso, con el objetivo de obtener el respaldo de legisladores de distintos espacios políticos para su tratamiento en comisiones y posterior debate en el recinto.