“El escepticismo es para los cómodos”

“El escepticismo es para los cómodos”

En el marco de la semana de la Memoria se realizó una entrevista pública a Graciela Daleo en la Facultad de Ciencias Sociales UBA donde se abordó el rol del sobreviviente, la transmisión de la memoria, la lucha por la defensa de los derechos humanos y el resurgimiento de la apología de la dictadura.

En el marco de Semana de la Memoria de la Facultad de Ciencias Sociales, ANCCOM realizó una entrevista pública a Graciela Daleo, quien es socióloga, docente y sobreviviente del centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionó en la ESMA. En la entrevista, Daleo habló sobre su cautiverio, su identidad como sobreviviente, la transmisión de la memoria y la situación actual, entre otros temas. Entre el público, estuvieron presentes la directora de la Carrera de Comunicación Social Larisa Kejval y el sociólogo Daniel Feierstein.

El micrófono de Daleo no se oye bien cuando intenta responder a la primera pregunta, por lo que la entrevistadora toma su micrófono y se lo pasa: “Se trata de compartir, no de ser tan individualista, que no haya micrófonos para uno solo, sino uno para muchos” dice Daleo, entre humorística y filosófica.

Es un jueves a las siete de la tarde en la Facultad de Ciencias Sociales, momento en el que muchos de los estudiantes se mueven por los pasillos al entrar o salir de sus respectivas aulas. En el foyer, varias personas están sentadas en filas de sillas blancas y miran hacia la mesa, donde se encuentran sentadas Daleo y su entrevistadora, Camila de la Fuente, prontas a comenzar la charla. Daleo estuvo detenida en la ESMA durante 15 meses entre 1977 y 1979 por su militancia en Montoneros. En ese lapso fue obligada a realizar trabajo esclavo. Pasó el resto de la dictadura en el exilio, en varios países, estuvo presa durante la democracia, fue testigo para que se juzguen a los represores en el exterior y declaró ante la CONADEP. Actualmente es socióloga y forma parte de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras.

“Voy a hablar muchas veces en plural”, dice Daleo, antes de responder a la primera pregunta de la tarde, sobre cómo transitar el camino de transmitir la memoria, “porque toda mi experiencia de vida es colectiva”, asegura. Respecto a llevar a cabo la transmisión de la memoria en la actualidad, Daleo reflexiona: “Formo parte de la lucha, en esta etapa, sobre su continuidad”, pero subrayó que, en  sus inicios en la militancia, “las ambiciones eran mucho mayores: luchar contra el capitalismo, por un mundo en el que no exista la explotación del hombre por el hombre”.

Al interrogante sobre cómo incorpora el término sobreviviente a su identidad sin que este opaque otros aspectos de ella como persona, responde: “Mi esencia no es ser sobreviviente, pero si es una parte constitutiva de mi condición de sujeto, de persona, es una de las marcas más profundas que porto”, dice. Luego habla de resiliencia y de cómo la marcó haber sido desaparecida: “El intento fue rearmarnos como si fuéramos rompecabezas y volver a armarnos dentro de la lógica genocida. No nos rearmaron, no me rearmaron a su gusto, pero si se quedaron con una pieza”.

Enseguida trae aquel a la actualidad y traza un paralelo entre el razonamiento de los represores que, a través del cautivero y de ser utilizada como mano de obra esclava, ella iba a ser “recuperada para la civilización cristiana” y el reciente anuncio de que la Secretaría de Culto es ahora la Secretaría de Culto y Civilización.

Daleo también recordó un día, durante su cautiverio, en el que los represores sacaron a varios desaparecidos de la ESMA temporalmente. Contó que Argentina había ganado el Mundial 78 y llevaron en un auto con dos represores a ver los festejos del Mundial de 1978. Para ella, el interior del auto era una prolongación del cautiverio, entonces pidió permiso para asomarse por la ventana del techo, permiso que le fue concedido. Pero al ver a la gente festejando en la calle Cabildo se entristeció: “Si yo me pongo a gritar que soy una desaparecida, nadie me va a dar pelota. Eso es estar desaparecido; estar también en ese mundo real y concreto y que, para el resto, uno no exista”.

La magnitud del festejo era tal que los represores los llevaron a una parrilla en vez de volver al Centro Clandestino, y ahí Daleo pidió permiso para ir al baño. Una vez ahí, con un lápiz labial, que le habían otorgado para que se pinte y aparente normalidad, escribió en la pared del cubículo “¡Viva los montoneros! ¡Massera asesino!”. Y a continuación confiesa: “Salí y volví cautiva, esa sensación de libertad me duró segundos. Pensaba que si los represores revisaban el baño y veían eso escrito en el mismo color que tenía yo en los labios, iban a saber que había sido yo”. Pero, de todas formas, fue uno de los “pequeños e ínfimos gestos de resistencia que pudimos obtener”.

La entrevista avanza a la época en la que Daleo, ya liberada, participa de las denuncias a sus represores. Sin embargo, marca que los detenidos desaparecidos “empezamos a construir nuestros testimonios desde el momento en que nos ocultaron. La voluntad fue de atesorar toda la información que tuviéramos”. Y reflexiona: “Ni en las noches más esperanzadas en la ESMA se me ocurrió que podíamos llegar a tener más de 1.100 represores juzgados y condenados”. Enseguida señala que siempre tuvo la voluntad de “denunciar los crímenes y de recoger todo lo que pudiéramos para hacerle saber al mundo quiénes eran los criminales y quiénes eran los compañeros y compañeras victimizados por el Estado terrorista”. Daleo cuenta lo que hizo cuando la detuvieron en la entrada de un subte: “En esa voluntad de que el mundo supiera, grité el número de teléfono de mis padres y que me estaban secuestrando, que me iban a matar”.

Sobre la situación actual y las miradas de glorificación sobre la dictadura como las del gobierno de La Libertad Avanza y sus seguidores, Daleo expresa que no se trata de negacionistas, sino de reivindicadores, y subraya al protocolo anti-piquetes y a las políticas de hambre como “el mismo proyecto, pero perfeccionado”. También, sostiene que peligran la identidad y la vida junto a la memoria: “La memoria y la identidad y la historia es lo que nos permite pararnos en un territorio y decir venimos de acá y vamos para allá”, y marca que esto también está sucediendo en otras partes del mundo.

A Daleo también se le pregunta sobre el éxito de la película Argentina, 1985 (2022). Aunque valora el hecho de que le haga llegar el juicio a los seis comandantes a más personas, también marca las diferencias entre este y los juicios que se llevan a cabo hoy en día: “Los testigos podemos hablar sin que nos corten, no nos hostigan, estamos ahí en carne y hueso lloramos, nos reímos, nos ilusionamos”. Daleo insta a que más personas presencien estos juicios porque “al dolor de los otros hay que palparlo y sentirlo como propio”.

Los últimos temas que se tocan en la entrevista son qué hacer en la actualidad y cómo darle continuidad a la lucha por una sociedad más justa. Sobre lo primero, Daleo reflexiona que “nunca está todo servido, las construcciones exigen un esfuerzo” y que intentar transmitir es un acto de gran responsabilidad. Sobre la lucha por los derechos humanos, expresa que “hay que seguir haciendo, no dejar que nos gane la desesperanza, el escepticismo es para los cómodos. Cuando no nos quede más remedio que ser escépticos, mirémoslos a ellos”, dice, señalando al cartel detrás de ella con los rostros de estudiantes detenidos desaparecidos durante la dictadura que cursaban en la Facultad de Ciencias Sociales. “Pero no solo a ellos –continúa-, miremos a tantos y tantas que hoy están haciendo, miremos a los jubilados que ayer salieron a la calle a reclamar sus derechos, y mírense ustedes cada vez que hacen un acto solidario o un acto de desafío, de problematización”. Enseguida llama la atención y advierte: “Nunca las conquistas son definitivas, las conquistas se defienden con la lucha o te las arrebatan”.

Llega el momento de que el público plantee sus preguntas. La primera es sobre la diputada Lourdes Arrieta, quien visitó a represores condenados por delitos de lesa humanidad presos en Ezeiza, junto a otros diputados de La Libertad Avanza, pero luego denunció haber sido engañada y finalmente fue expulsada de este bloque por tensiones con los otros diputados. Daleo reflexiona sobre la responsabilidad que conlleva un rol como ser diputado y se refiere a casos como el de Arrieta como el resultado de una “militancia del pulgar”, refiriéndose al símbolo por el que se conoce al “me gusta” en las redes sociales. Otra pregunta es sobre cómo seguir tras ser abandonada por su patria, a lo que Daleo responde que, pese a esta traición y a haber vivido en el exterior, “este es mi territorio de amor y de lucha”.

Por último, el público le pregunta sobre el cuestionamiento hacia la figura de los 30 mil detenidos desaparecidos. Daleo vuelve a marcar que “las batallas no se ganan definitivamente” y habla sobre cómo “el genocidio no es solo el acto, es la construcción que hace de lo individual”, esta mentalidad de apatía a la que lleva, en la que el otro deja de ser importante. Explica que el cuestionamiento del número es para relativizar y “atacar la esencia de la lucha por la reivindicación de nuestros compañeros y por la denuncia de los represores” y agrega: “que esto te llene de dolor y de bronca, y que te llene de alegría cuando lo conseguimos”. Para cerrar, dice que encuentros como estos “son como un examen” para ella, “el aprobado o el reprobado lo pondrán ustedes”, concluye.

«Los diputados que visitaron a los represores ya perdieron todo tipo de honorabilidad»

«Los diputados que visitaron a los represores ya perdieron todo tipo de honorabilidad»

Legisladores reunidos en la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento fracasaron una vez más en el intento de crear una comisión que investigue la visita de los legisladores de La Libertad Avanza a los represores condenados en la cárcel de Ezeiza.

Los legisladores que conforman la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento volvieron a suspender la conformación de una comisión especial para investigar a los diputados del bloque La Libertad Avanza que visitaron a represores condenados por delitos de lesa humanidad, en el penal de Ezeiza.

La Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento, presidida por Silvia Lospennato del PRO, fue presenciada por distintos representantes de organismos de derechos humanos como Taty Almeida de Madres de Plaza de Mayo, quien además fue la primera en tener el uso de la palabra: “Venimos a exigir que realmente este deplorable episodio que ocurrió con los diputados que fueron a visitar a los genocidas, o sea a sus amigos, que directamente se los expulse”, pidió Almeida ante la comisión.

Margarita Cruz de la Asociación de Exdetenidos Desaparecidos, se sumó a la petición de Taty Almeida y denunció que no todos los represores fueron juzgados: “Se comprobó que hubo 800 centros clandestinos de detención y hay un promedio de dos represores por centro clandestino de detención, y no dan las cuentas porque para que funcione un centro clandestino de detención hay toda una articulación sistemática desde el que abre a la puerta hasta el que enchufa la picana”.

“Desde lo ético, desde lo moral, desde ahí es que nosotros cuestionamos que no tienen que seguir formando parte de esta Cámara, que el nombre completo es Honorable Cámara de Diputados de la Nación. Ellos ya perdieron todo tipo de honorabilidad”, declaró Guillermo Pérez Roisinblit, nieto restituido, en diálogo con ANCCOM.

Mientras adentro del establecimiento los diputados debatían, a las afueras del Congreso, sobre Avenida Rivadavia, un grupo de jubilados, que se encontraban protestando en contra del veto a la Ley de Movilidad Jubilatoria que anunció el presidente Javier Milei, fue reprimido con gas pimienta y golpeados por la Policía Federal. Si bien algunos diputados decidieron retirarse de sus sillas para observar qué sucedía, la comisión continuó con normalidad.

Después un largo debate, los legisladores aprobaron la propuesta de Juan Brugge, de Encuentro Federal, quien solicitó convocar una nueva reunión de las comisiones de Peticiones y de Asuntos Constitucionales para debatir si se conforma una comisión especial.

Sin embargo, antes de que esta petición sea aprobada, la diputada Cecilia Moreau, de Unión por la Patria, rechazó que el libertario Nicolás Mayoraz presida la comisión de Asuntos Constitucionales porque tuvo participación en los chats donde se organizó la visita a los represores. Finalmente, Mayoraz Aceptó que la diputada Maria Eugenia Vidal, del PRO, sea quien ocupe su lugar. Además, rechazó que exista “un plan de impunidad”, tal como lo acusó Moreau.

“Indudablemente hubo un retroceso, pero creemos que tienen que reflotar las políticas de Memoria, Verdad y Justicia con la lucha de los distintos organismos, de los distintos actores y del pueblo. Lamentablemente siempre ha sido así; nosotros no hubiéramos llegado a tener la democracia que tenemos si no hubiéramos estado todo el tiempo levantando estas banderas y reclamando por un poco más de justicia. Si el pueblo no sale a la calle, no salea pelear como las Madres y las Abuelas, no podemos llegar a ningún lado”, finalizó Guillermo Pérez Roisinblit.

Más respeto que soy tu abuelo

Más respeto que soy tu abuelo

La Policía Federal reprimió y lanzó gas pimienta a los jubilados que se manifestaban en contra del veto anunciado por Javier Milei a la ley sancionada por el Congreso que permite recuperar una parte del recorte que la motosierra del Gobierno aplicó a los haberes de la Tercera Edad.

Antes de llegar a la esquina de Rivadavia y Combate de los Pozos, ya podía escucharse el ruido típico de una multitud que reclamaba. Los autos y colectivos comenzaban a circular con cuidado mientras grupos y más grupos de personas  concentraban frente al anexo del Congreso. El piso está lleno de papeles en los que se puede leer ‘’no al veto’’ y ‘’aumento de la jubilación ya”.

 ‘’Yo vengo acá cada miércoles pero este es un miércoles especial’’,  le dijo una mujer de entre el grupo de jubilados a una joven. Cuando terminó de hablar con ella, siguió diciendo, pero esta vez para todos: ‘’¡No a la motosierra de Milei!’’, ‘’¡No al veto de Milei!’’.

 El pasado miércoles, 22 de agosto, el Senado aprobó la reforma que busca actualizar los haberes de los jubilados. Si la norma se aplicara, los ingresos mensuales de la mayoría, los que cobran la mínima, llegaría aproximadamente a 316 mil, es decir apenas un 35% de la canasta básica de un jubilado. No obstante, Javier Milei anunció que está dispuesto a vetar la ley. Ante esta posibilidad, Jubilados de Izquierda, MJL CONAT, la Confederación Jubilados de la República Argentina, entre otras organizaciones más, convocaron a una concentración para luego marchar a Plaza de Mayo en contra del veto del presidente de la Nación.  

A medida que va llegando la gente, el espacio empezó a quedar chico. En el centro de la calle, se empezó a armar el núcleo de la concentración. Se saludaban entre los presentes, conversaban, repartían volantes y escuchaban una radio abierta, la previa de una marcha. De a poco, los cantitos empezaron a tomar cuerpo:

‘’¡Milei, basura, vos sos la dictadura!’’, gritaba un puñado de canosos y cavos. Pero el canto se dejó de escuchar porque fue reemplazado por abucheos cuando salió la Policía Federal para formar un cordón delante de la concentración de jubilados. Resultado, los manifestantes se aglutinaron aún más.

-A ver, decime. Cuando pasó lo de la universidad salimos todos, ¿y ahora nadie tiene un jubilado en la familia? -dijo una de las señoras, apoyada sobre la pared, mientras dejaba salir un suspiro cansado.

En la esquina, un poco más alejado de la concentración, otro jubilado, entrevistado por un periodista, decía que ‘’yo pago los servicios, pago mi alquiler. Tengo que tomar siete remedios. No me queda para comer’’.

 

Los carteles y pancartas eran expresivos de la situación dramática por la que pasan los jubilados: ‘’Si hay veto, hay calle’’ se afirmaba en uno de los carteles. ‘’¡Con los viejos no van a joder más!’’, dijo alguien y alrededor suyo vitoreraron el grito. 

Sin embargo, el clima del lugar se transformó cuando la policía salió de su inercia y se lanzó a reprimir. Se empezaron a escuchar gritos a la vez que las bocinas de los colectivos sonaban cada vez más. Los uniformados empezaron a lanzar golpes y gases lacrimógenos y gas pimienta contra los manifestantes, que en su enorme mayoría pasaban los setenta años, y tuvieron que alejarse a la fuerza de la escena.

Una de las jubiladas se refregaba los ojos y le repetía a su compañero ‘’estoy bien, estoy bien’’, mientras a su lado, un chico, aturdido, estaba siendo atendido por cuatro personas al recibir de lleno el gas lacrimógeno en la cara. Las diferentes agrupaciones empezaron a los gritos para que de todas formas iniciara la marcha.

‘’Que tristeza, ya van a llegar a viejos ustedes’’ les gritaba, al pasar, una mujer a los policías que estaban a un lado. Su marido la llevó hacia él con el brazo, a modo de cuidado.

«Que tristeza, ya van a llegar a viejos ustedes’’ les gritaba, al pasar, una mujer a los policías que estaban a un lado. Su marido la llevó hacia él con el brazo, a modo de cuidado.

Aferrándose a sus conocidos, a las banderas o carteles que llevaban, la multitud de jubilados comenzó a cruzar la avenida Entre Ríos, desde donde estaba, frente al anexo de Diputados, hacia la Plaza Congreso. Acompañados del MST, el PTS, entre otros movimientos de izquierda y agrupaciones sociales, como el Polo Obrero, los jubilados dieron inicio a la marcha que terminaría frente a la Casa de Gobierno. 

 -Qué vergüenza, ¿a vos te parece que con la edad que tengo yo, tenga que venir acá? -le comentaba un señor que caminaba con dificultad a una mujer a su lado. Intercambiando opiniones, avanzaban por las mismas calles que meses antes estuvieron pobladas por manifestantes en contra de la Ley Bases, y que defendieron la educación pública.

Con carteles y al ritmo de las cacerolas, se escuchaba ‘’¡Jubilados, carajo! ¡Jubilados, carajo!’’. 

Mucha gente que circulaba por el lugar, en autos o por la vereda, se detenía para transformarse en testigos de esa multitud de mayores que marchaban hacia Plaza de Mayo. Algunos iban ayudados por bastones, por el brazo de su acompañante o incluso una señora en silla de ruedas participaba de la protesta. ‘’Trabajadora y, ahora, luchadora jubilada’’ comentó a ANCCOM.

Un grupo de turistas observaba mientras su guía les explicaba un poco del descenso al infierno que venía atravesando Argentina. 

La policía, después de reprimir y dejar varios heridos, siguió la marcha a un costado, cumpliendo con el protocolo de Patricia Bullrich. Los manifestantes, siempre cantando.

‘’¡Milei, basura, vos sos la dictadura. Milei, basura, vos sos la dictadura!’’

Atravesando Plaza de Mayo, los gritos se volvieron cada vez más fuertes. Aquellos que se encontraban sentados, esperando en el lugar, se pusieron de pie para caminar junto al resto hacia las rejas de la Casa Rosada. Aún acompañando la protesta con el ruido de las cacerolas, comenzaron a cantar ‘’por un paro general’’. 

 

Alrededor de las seis de la tarde, después de horas de cánticos y gritos, después de haber recibido golpes y gases lacrimógenos por parte de la policía, los jubilados y jubiladas empezaron a desconcentrarse lentamente y finalizaron otro miércoles más de reclamo.

Todos los libros, el libro

Todos los libros, el libro

Se presentó en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales el Vocabulario crítico de las Ciencias de la Comunicación, un volumen que reúne escritos de 139 académicos, docentes y periodistas de la Carrera de Ciencias de la Comunicación que funciona como un caleidoscopio en el que se despliegan conceptos, lenguajes, géneros, soportes, identidades y tantos asuntos más.

Es semana de elecciones en la Facultad de Ciencias Sociales y el movimiento ya normalmente ajetreado de las tardes se convierte en frenético. En la entrada te reciben militantes con remeras de distintos colores para entregarte una colección de folletos de promesas de un mundo mejor; para luchar contra el FMI y también lograr tener papel en el baño de la facu –ambos difíciles de lograr–. En la calle, la bicisenda está bloqueda por una parrilla improvisada donde marchan chorizos y hamburguesas a precio amigo. La plaza seca o conversodromo Nicolás Casullo –su nombre oficial– aloja a un grupo de jóvenes que bailan al ritmo de una cantante que no se sabe si desafina por la calidad del audio o por falta de talento. Los pasillos colapsados alojan a amigos y compañeros de cursada, que se saludan con entusiasmo y charlan sobre las materias. La corriente hormigueante de los alumnos para entrar a las aulas te arrasta hasta el corazón del edificio: el auditorio. Esta imponente sala amarilla, alojó el miércoles 28 de agosto la segunda presentación de Vocabulario crítico de las Ciencias de la Comunicación, una especie de diccionario de conceptos clave del área donde colaboraron académicos y académicas emblemáticas

Vocabulario…, que fue presentado por primera vez en la Feria del Libro en mayo de este año, es un exitoso intento de darle voz a la comunidad de las Ciencias de la Comunicación. Los coordinadores del volumen, el vicedecano de Ciencias Sociales Diego de Charras, la directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación Larisa Kejval y la profesora Silvia Hernández, nuclearon a 139 autores, eminencias de la comunicación, para armar una publicación tan novedosa como necesaria: 114 entradas que comprenden un amplio abanico de temas relacionados con la comunicación, desde los vínculos entre sociedad, medios y tecnología a los lenguajes y las significaciones, pasando por las relaciones entre procesos culturales, identidades, política y economía.

Esta segunda presentación se propuso hacer foco no tanto en la forma en la que se compiló el libro, sino en presentar algunas de las lecturas que surgieron de él, y de ahí el nombre del evento: “Lecturas del Vocabulario, memorias de la carrera”. En el panel participaron seis de los colaboradores: Christian Ferrer, Santiago Gándara, Alejandro Kaufman, Stella Martini, Jose Luis Petris y Silvia Hernández (estos últimos dos en representación de Oscar Steimberg y Mónica Petracci, respectivamente).

Sumados a las personalidades del panel, Damián Loretti, Ricardo Forster, Washington Uranga, Pablo Alabarces, Sandra Carli, Marita Soto y María Rosa del Coto son otros de los prestigiosos nombres de los investigadores que participaron como autores.

Kejval dirigió el evento y afirmó que esta presentación pretendía ser “doméstica, como en casa”. Rescató también el rasgo plural de Vocabulario…, que convivan en él diferentes posturas y corrientes de pensamiento, sin una bajada global. Como si fuera una foto de la actualidad de esta particular área de conocimiento; con sus contradicciones, avances y problemáticas actuales que la atraviesan, desde lo social y lo económico hasta lo estatal. Siguiendo a Kejval en la apertura de la charla, el sistema universitario se encuentra en crisis y las conversaciones que se dan reflejan ese impacto. Las ciencias no son herméticas a lo que pasa en lo social y el libro, en su interior y como acto político, da cuenta de eso.

«El Vocabulario…es un albergue transitorio para la pasión por el saber. Esta pasión es mucho más fuerte que el sexo y más duradera, es lo que nos nuclea a todos acá, lo que hace que un estudiante pase horas estudiando para un final”, cerró Ferrer en tono jocoso y despertando risas en el público.

Christian Ferrer, sociólogo, ensayista y profesor, afirmó en el panel: “El libro es algo excepcional. Es difícil lograr que estén todos juntos a pesar de las diferentes corrientes epistemológicas y los egos. Generalmente las cátedras son como islas y es difícil armar comunidad. Eso es motivo de celebración”. En este sentido, el académico puso énfasis en la necesidad de proyectos de diccionarios que estén “en movimiento”, que abran a debate y no que busquen definiciones definitivas: “Todo diccionario es provisorio”, dijo. De esta manera los conceptos están vivos en cuanto y en tanto son discutidos en clase, en el espacio del aula. Vocabulario…“es un albergue transitorio para la pasión por el saber. Esta pasión es mucho más fuerte que el sexo y más duradera, es lo que nos nuclea a todos acá, lo que hace que un estudiante pase horas estudiando para un final”, cerró Ferrer en tono jocoso y despertando risas en el público.

Stella Martini, doctora en Ciencias Sociales y profesora en la carrera de Ciencias de la Comunicación, hizo énfasis en la decisión de nombrarlo «Vocabulario crítico» y no «diccionario técnico”. Siguiendo a Martini, “el Vocabulario…es un rompecabezas, es más abierto y menos impositivo”. A diferencia de un diccionario, que es un sistema cerrado, Vocabulario crítico remite más a términos de uso en el ámbito de una comunidad hablante y que además se entiende a sí misma como crítica.

En un tono más emotivo, la investigadora declaró que el compilado “hila una tradición de la facultad, de los compañeros contemporáneos, pero también de los que estuvieron en la fundación de la carrera hace más de 35 años; como Nicolás Casullo, Sergio Caletti o Margarita Graziano, entre otros”.

Por su parte Santiago Gándara, licenciado en Comunicación, docente de la Universidad de Buenos Aires y referente del sindicato docente AGD-UBA, dedicó tiempo de su discurso para explicar que el proyecto consolida intentos anteriores de unificar ciertos conceptos. “Todos hemos pensado alguna vez en la elaboración de un diccionario, hubo intentos de algunas cátedras que procuraron llevar adelante ese proyecto hacia el interior de la cursada, pero que finalmente terminaron decayendo”. En su mirada, Vocabulario… es la materialización de una idea que flotaba en el aire, que estaba presente en algunas cátedras y profesores. “Celebramos la iniciativa de una recopilación general”, cerró Gándara.

Por último Alejandro Kaufman, profesor universitario, crítico cultural y ensayista, remarcó la posición política que ocupa el libro. “Pensando en la estatalidad, Vocabulario… es un acto de gobierno”, manifestó. Corriéndose de las definiciones exclusivamente administrativas que circulan hoy en día sobre lo estatal, la posibilidad de un libro así pone de manifiesto una gestión de la facultad donde “el saber tiene un lugar indiscutido. Es un acto de gobierno universitario, es un acto de saber más allá de lo administrativo”, concluyó Kaufman.

Vocabulario… no se limita a ser un documento estático, sino que se propone como una obra en constante movimiento, abierta al debate y a la reflexión continua. Es, en esencia, un puente entre las diferentes generaciones de comunicadores, uniendo a los fundadores de la carrera con quienes hoy se forman en sus aulas, y asegurando que el conocimiento siga siendo una herramienta viva y dinámica, adaptada a los tiempos que corren.

Diez años de reclamos y la policía sigue gatillando fácil

Diez años de reclamos y la policía sigue gatillando fácil

Familiares de víctimas de violencia institucional se congregaron una vez más al pie de la Pirámide de Mayo para pedir justicia. La X Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil fue acompañada por distintas agrupaciones de derechos humanos.

“La policía está para cuidar la vida de todos, incluso del que delinque”, sentencia Oscar Escobar, padre de Camilo Caupolicán Escobar, joven asesinado en 2019 por un policía encubierto por la Ciudad de Buenos Aires, quien lo abatió por la espalda cuando intentaba escapar de una redada en la calle. “El gobierno gasta mucho dinero en armas, en elementos para reprimir, y no pone una moneda para recuperar a nuestros chicos, sobre todo de los barrios más vulnerables, que están destruidos por la droga”, subraya mientras participa de la X Marcha contra el Gatillo Fácil, organizada por familiares de víctimas de la violencia institucional.

La Pirámide de Mayo se vio envuelta de globos negros y carteles con la foto de los jóvenes fallecidos. Una hora antes de que comience el acto ya se podía avistar un ambiente colaborativo entre las familias de las víctimas. Los saludos iban siempre acompañados de un sentido abrazo, una suerte de sostén mutuo entre hogares diezmados por el accionar de las fuerzas de seguridad. Algunos inflando globos, otros colgados de las rejas que rodean el monumento, fijando carteles y pasacalles que recuerdan el nombre de algún hijo, hermano o amigo que ya no está.

Emilia Vasallo, madre de Pablo “Paly” Alcorta, fusilado de un tiro en la cabeza por un efectivo policial que luego resultó absuelto de la causa, señala: “Es una lástima no poder marchar, pero preferimos hacer una concentración en esta plaza para preservarnos de la represión que podría surgir. No queremos a nadie preso por protestar, como ocurrió en la movilización contra la Ley Bases”. Según ella, el sistema judicial está diseñado para encubrir a los funcionarios estatales: “Nunca se van a tirar entre pares. En el caso de mi hijo, el fiscal encubrió la causa. Desaparecieron los videos de las cámaras de seguridad”.

“El gobierno gasta mucho dinero en armas para reprimir y no pone una moneda para recuperar a nuestros chicos, destruidos por las drogas», sentencia Escobar.

La jornada comenzó con actuaciones en vivo de diferentes artistas musicales. Sonaron chacareras, cumbias y rock & roll con letras de protesta. La más aclamada fue “Sr. Cobranza”, canción que popularizó la banda Bersuit Vergarabat durante el gobierno de Carlos Menem. Entre bombos y repiques, también se entonaron canciones populares de protesta:. “Ya vas a ver, las balas que vos tiraste van a volver”, cantaron los familiares a viva voz, y con lágrimas en los ojos.

Este año, una consigna que sostuvo la Marcha Contra el Gatillo Fácil es el rechazo a la baja de edad de imputabilidad, proyecto impulsado por distintos sectores del oficialismo en el Congreso de la Nación. En línea con esto, Inés Alderete, referente de la organización y madre de Marcos Acuña, otra víctima del gatillo fácil en el año 2015, remarcó en su discurso que “Ningún presidente, desde la vuelta de la democracia, tuvo una propuesta para sacar a los pibes de la calle, una madre se merece poder ver a su hijo arrepentido, poder mirarlo a los ojos y perdonarlo por lo que haya hecho”.