Un viaje subterráneo a la literatura

Un viaje subterráneo a la literatura

Se realizó la 22° edición del Vagón de Lectores, una iniciativa que busca recuperar el aspecto colectivo de la lectura. Cientos de personas se acercaron a leer en un recorrido de la Línea D, de la mano de la propuesta de la booktuber Cecilia Bona.

Sábado por la tarde en la Ciudad de Buenos Aires. A pocos metros de la Plaza de Mayo, donde turistas y paseantes se paran a ver con detenimiento los puestos que venden banderitas, escarapelas y toda clase de accesorios patrios, la estación Catedral de la Línea D recibe una afluencia poco común para tratarse de un fin de semana. Ubicada casi en la esquina de Diagonal Norte y Bolívar, la boca del subte exhibe una multitud ordenada que se congrega en la puerta, todos llevan un libro. Es que a las 15  tiene lugar el Vagón de Lectores, un evento que propone compartir el viaje leyendo desde la Catedral hasta Congreso de Tucúman. La actividad surge de la mano de Cecilia Bona (@porqueleerok), periodista, productora y una de las principales booktubers del país, bajo la propuesta de devolverle a la lectura su dimensión colectiva y transformar el libro en punto de encuentro.

“La idea salió en el 2020 de la forma más casera posible. Entré a un subte y había tres personas que estaban leyendo, y pensé que loco sería entrar y si en vez de tres hubiera más, ¿y si fuera todo el subte? Si tal vez no pasa naturalmente, por qué no lo provocamos, ahí empecé a convocar por redes, tal día a tal hora vamos a llenar un vagón, y en efecto el 9 de febrero de 2020 llenamos un vagón y medio”. Para cuando surgió el primer Vagón de lectores, Cecilia llevaba dos años haciendo Por qué leer. ”Era una cuenta muy pequeña, tenía 6.000 seguidores, era muy chiquita para atreverme a hacer una cosa así pero dije, bueno que pase lo que sea. Después vino la pandemia y ya no se podía hacer en el subte, cuando se abrió todo un poco más empecé a hacerlo en parques de Buenos Aires y Argentina”, relata. Esta es la edición número 22 y la segunda en el subte: “Estuvimos en San Luis, Córdoba, Entre Ríos, Comodoro Rivadavia y en Mar del Plata en la playa, leímos media hora cada uno nuestro libro en un mismo punto de encuentro. Esa es la herencia que nos dejó el vagón, el tiempo de media hora que duraba el viaje de la Línea A. La idea es que nos contagiemos entre las personas que estamos leyendo de esta comunidad que se forma alrededor del libro y aunque parezca que es un acto solitario es un acto colectivo”.

En un andén lleno de gente, Cecilia se ubica en el centro y desde un micrófono lanza indicaciones a los concurrentes, algunos ávidos de subirse al primer vagón que abría sus puertas. Esta vez, la magnitud de la convocatoria supuso acompañamiento institucional para la organización. “La primera vez lo hice sola. Pero después de eso pensé, tengo que ser responsable también de la seguridad de las personas. Entonces ahora lo hacemos en conjunto con Subterráneos de Buenos Aires, que nos va a estar acompañando y  también se encargan de que salga bien”, describe.

El espacio está lleno, hay familias con niños, grupos de amigos y lectores que comparten con otros compañeros de viaje las páginas elegidas para la tarde. Vale Keck está leyendo Pasar a la acción, de Sofía Contreras, y trajo también Estafa, el libro producido por la Feria de Editores este año: “Es la segunda vez que vengo, la primera fue el año pasado cuando lo hicieron en la plaza de mi barrio, en Villa Ballester”, dice. Para Cecilia tampoco es la primera vez en un Vagón de Lectores “Vengo porque soy lectora. Traje para entender esta realidad distópica, Consejos no solicitados sobre política internacional de Juan Gabriel Tokatlian y para desenfrascarme cuando ya no puedo más, El gran libro de los gatos de Blackie Books”. Vino con su mamá Sonia. “Es la primera vez que vengo. Traje Mujeres de cincuenta, aunque tengo 73, pero es un libro que me marcó, me enseño como ser más optimista y vivir mejor la vida. También traje este que es un libro del sur, que me trae recuerdos de cuando era chica”. Cecilia se pone los anteojos y le dice a su madre: “Contá cuál es el título ma”, se trata de Polico y Gon Gabino, un libro de la autora rionegrina Ana Emilia del Rosario Giovanini. Entre la marea de libros, algunos títulos se repiten, Berna Vaianela trajo el último de cuentos de Samanta Schweblin, editado por Random house, El buen mal. “Me encanta como cuentista y narradora. Lo estaba leyendo en casa y es el que elegí para traer hoy”, señala.

Alrededor de trescientas personas viajan hasta la estación Congreso de Tucumán, un subte lleno que suscita la sorpresa de los pasajeros que se encontraban de casualidad con esa escena al subir en las distintas estaciones. Para los desprevenidos hubo también libros que circulaban para que nadie se quede sin la posibilidad de participar. Algunos leen para compartir un fragmento al acompañante del asiento de al lado, otros lo hacen en silencio o chusmean las tapas a su alrededor. Al llegar a la terminal, el acto de cierre incluyó una puesta en común y un sorteo con premios para grandes y chicos. Entre palabras de agradecimiento, Cecilia recordó que, hacía un tiempo, alguien se había referido a la idea del Vagón de Lectores como un Aleph. Por eso, como el 24 de agosto se celebra el Día del Lector en homenaje a su autor, Jorge Luis Borges, leyó un fragmento del cuento para los pasajeros reunidos en ronda a su alrededor:

“Vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo”.

 

El asbesto del subte sigue matando

El asbesto del subte sigue matando

La gremial de trabajadores del Subte y Premetro realizó un paro de tres horas para denunciar una nueva muerte por contaminación y exigir que de una vez se termine con el retiro del material tóxico de las unidades y de los lugares de trabajo. Ya son cinco los muertos por asbesto y 114 los trabajadores identificados afectados.

La Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP) realizó este lunes un paro en todas las líneas y talleres del subte entre las 13 y las 15 en “repudio al fallecimiento del trabajador de la Línea D, Walter Berhovet, víctima de cáncer de pulmón producto de la exposición al asbesto», quien sería el quinto muerto debido al amianto, como también se conoce a ese grupo de minerales. La Secretaría de Salud Laboral del sindicato lo anunció como “medidas de autodefensa” el viernes último, a través de un comunicado publicado en sus redes sociales.

Asimismo, el gremio señaló que Berhovet «integraba la lista de los 114 trabajadores afectados por asbesto reconocidos por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo” y que su muerte “pudo haberse evitado: el asbesto está prohibido en Argentina desde el año 2003”.

Desde el Sindicato también se reclama “máxima celeridad” en los procesos para garantizar el urgente cambio de las flotas que contienen asbesto: “Necesitamos que se aceleren las tareas de descontaminación en base a un plan integral de desasbestización. Todas las personas que trabajan en el Subte y Premetro deben ser incorporadas a programas de vigilancia médica, que debe extenderse también a las y los trabajadores jubilados, dado que el período de latencia de la enfermedad es de varias décadas».

Claudio Dellecarbonara, delegado de la Línea B y que esta mañana se encontraba en la estación Juan Manuel de Rosas, mencionó que “no han retirado de los túneles” el material “que está presente en toda la red y que no sólo pone en riesgo a los trabajadores, sino también a los millones de usuarios que se lo llevan en la ropa, que pueden terminar contaminando a alguien de su entorno familiar, laboral o de estudio”.

El secretario de Salud Laboral, Francisco Ledesma, mientras les explicaba a los pasajeros la situación y liberaba los molinetes de la estación Congreso de Tucumán de la Línea D -previo al cierre de las 13-, coincidió e indicó que la situación se agrava por ser “un medio que es un espacio confinado: no hay ventilación natural y existe poca ventilación forzada”. Resaltó asimismo que buscan “que se tome conciencia porque no hay solamente asbesto en el subte, sino que, en una escuela, en los techos, en un hospital, en los tanques de agua, en los fusibles, en una biblioteca pública, o sea, en distintos lugares” a la vez que precisó “ya se sacaron 300 toneladas de asbesto en el subte, pero todavía faltan alrededor de 200 toneladas más instaladas en la infraestructura”.
En este sentido, el secretario insistió con el seguimiento de la salud de los trabajadores: “Lo hace la Superintendencia de Riesgos de Trabajo de la Nación a través de una auditoría que se realiza en el Hospital Británico, donde vamos una vez por año y semanalmente se estudia a las distintas personas que se están haciendo los chequeos. Ahí se controlan los pulmones para, de esa forma, detectar tempranamente si algún compañero tiene una infección o cáncer. Todos los lunes hay auditoría médica y todos los lunes hay un nuevo afectado. Nosotros queremos salir de nuestra casa e ir al trabajo y después volver sanos y salvos, no queremos volver con un cáncer”.

Ledesma reclamó: “Nosotros nos dejamos en manos de los neumonólogos, que son especialistas en el tema, y por eso exigimos que todo el personal que trabaja en el subte entre al control médico. Hasta ahora tenemos 2.179 en control médico y nos faltan alrededor de 1.600 personas, por ejemplo, de las estaciones y de limpieza, que no los quieren ingresar y son todos seres humanos que trabajan en el mismo ambiente donde está este material”.

Desde SBASE prefirieron no responder, mientras que desde Emova, ex Metrovías, empresa del Grupo Roggio, contestaron sólo pasando el comunicado en el cual lamentan el fallecimiento y se diferencian al remarcar que Berhovet “se encontraba internado a raíz de un cuadro clínico asociado a una condición médica preexistente, de evolución compleja, no existiendo hasta el momento elementos clínicos concluyentes que permitan establecer una relación directa entre su situación de salud y su historial laboral”. Asimismo, a fin de “respetar la privacidad y confidencialidad de los datos personales”, consideraron “prudente no brindar mayores detalles”.

Ante esto, Ledesma replicó “le pedimos a Emova que vaya y se asesore leyendo el expediente en la Superintendencia de Riesgos de Trabajo de la Nación, que es quien controla a la Aseguradora de Riesgos del Trabajo. Entonces, no lo decimos solamente nosotros, sino que lo dice un organismo público nacional, la Policía de Trabajo, que sería como el Ministerio de Trabajo de la Ciudad de Buenos Aires, y además lo dice la Justicia, en primera y segunda instancia”. Y claramente enojado espetó: “Emova no se toma el tiempo de leer los expedientes de los cuales forma parte, y a nosotros nos ve como un legajo, no nos ve con un nombre y apellido. Somos seres humanos, que tenemos salud y familia. Por eso dice lo que dice, si no, si fuera responsable, leería la letra chica de los expedientes. Es un cinismo que nos indigna mucho”.

Al respecto, Claudio Dellecarbonara opinó: “La empresa tiene una actitud y política criminal, en vez de solucionar el problema y apurar los tiempos niega y minimiza. Es una política constante, cuando descubrimos la presencia de asbesto en nuestros lugares de trabajo, tuvimos que tomar muestras y mandar a analizar a las universidades nacionales por nuestra cuenta, cosa que la empresa y el gobierno ya sabía, pero nunca nos lo comunicaron. Al revés, en vez de sacarlo, compraron trenes en España que venían contaminados sabiendo que tenían asbesto cuando ya hacía décadas que estaba prohibido por la ley su uso y su venta”.

Acerca de ese material rodante, clarificó que “los pagaron más caros que si fueran nuevos. Fue un negociado tremendo de la administración de Mauricio Macri como jefe de Gobierno. Hubo que hacer una serie de obras en los trenes y en la alimentación eléctrica, instalar una catenaria nueva y varios suplementos en los trenes. Son los CAF serie 5000 y serie 6000”.

Sobre los trenes contaminados puntualizó: “Los coches 5000 logramos que los saquen de circulación, porque además eran chatarra en España, entonces cuando los pusieron a circular acá no funcionaban y tenían muchos problemas, quedaban frenados, se prendían fuego, etc. La otra serie, la CAF 6000, sigue circulando con asbesto, aunque hemos avanzado con esta pelea en que se retiren parte de las piezas que están contaminadas. Gracias a esta pelea que damos, hemos logrado que se retire mucho asbesto, pero queda muchísimo más por retirar y los tiempos que maneja la empresa y el gobierno son muchas veces inciertos y nosotros no podemos seguir lamentando cada 6 meses u 8 meses un compañero fallecido y cientos de compañeros enfermos”.

Consultado por la reciente adjudicación de la licitación para nuevos trenes anunciada por el GCABA, Dellecarbonara cuestionó que “se viene postergando hace años, aparentemente ya tiene un resultado con una empresa china que sería la encargada de fabricar los trenes que vendrían para la línea B, pero son trenes que quién sabe cuándo van a llegar, hay que tener en cuenta que es el mismo gobierno que ha anunciado la creación de la línea F desde hace 10 años y todavía estamos esperando”.

Ambos sindicalistas coincidieron en resaltar que con el cambio de trenes no alcanza y, entre llamados a los pasajeros a que “pasen por acá, por favor”, Ledesma declaró “queremos que se saque el asbesto y que se ponga otro tipo de material, puede ser PVC, acero inoxidable… reemplazos aceptables para hacer esas modificaciones”.

Dellecarbonara cerró: “Como organización de trabajadores hemos presentado esta denuncia en todos los ámbitos posibles, inclusive en la Organización Internacional del Trabajo. En la Legislatura porteña hemos presentado, junto a diferentes bloques, pedidos de informe, exigencia de declaración de la emergencia para la Línea B, porque no sólo tiene el problema igual que todas las líneas por el asbesto, sino que tenemos trenes con 70 años de antigüedad que son obsoletos, están sin mantenimiento y sin repuestos, vías al borde del colapso… Una situación particular que la vuelve una bomba de tiempo y tampoco tenemos respuesta. Hemos sido acompañados por infinidad de organizaciones políticas, sociales, de derechos humanos y de defensa al consumidor porque es un reclamo del conjunto de la sociedad, no sólo de los trabajadores del subte”.

El comunicado que circularon los Metrodelegados concluye; «No queremos seguir lamentando muertes que se pueden evitar. Nadie tendría que morir por su trabajo. ¡Walter Berhovet presente! Seguimos luchando por un subte y premetro libre de asbesto».

Le siguen echando nafta al subte

Le siguen echando nafta al subte

El sindicato de los Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) denuncia que persisten filtraciones de hidrocarburos en las Líneas E y C debajo de la 9 de Julio.

Bajo el cruce de las Líneas E y C del subte porteño, una zona permanece clausurada por las filtraciones de hidrocarburos de la estación de servicio de Shell que queda justo encima, a nivel del suelo, en la avenida Lima. Aunque instalaron sensores de explosividad y sistemas de ventilación, el foco de contaminación sigue estando ahí después de casi medio siglo y se propaga hacia las napas freáticas.

“Se nota la suspensión de fluidos en el agua, porque no es agua sola, hay combustible. La bautizamos con el nombre de ‘bomba naftera’ por su olor”, cuenta un empleado que prefiere no revelar su nombre. “Hacía rato que no iba a ese cuarto y lo vi muy deteriorado, es terrible, las fotos son determinantes”, agrega.

La historia comienza en 1979, cuando un operario fue herido luego de encender una luz en ese sector que, debido a la acumulación de gases, desató una explosión. Esto derivó en el cierre de esas partes, incluyendo los pasillos de combinación entre ambas líneas de subte que se ubicaban en los andenes, inaugurados en 1966, y explica por qué actualmente se pasa de un tren a otro subiendo hacia un entrepiso y volviendo a bajar al otro andén.

El trabajador recuerda el derrotero judicial: “En 1991 ya había una denuncia de SBASE (Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado) por la filtración de fluido de combustible, en 1997 sé que hubo una resolución que condenaba a Shell en la Cámara de Apelaciones Civil, en 1999 se ratificó esa condena que obligaba a remover la tierra y eso nunca se hizo eso, a pesar que hay otro fallo en el 2019”. En esa sentencia judicial, se condena a Shell a crear un plan para remediar el daño ambiental y pagar multas en caso de retraso

Roberto “Beto” Pianelli hoy es Secretario General de la Asociación Gremial de losTrabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP). En 1994 comenzaba a trabajar justo en ese lugar y relata: “Cuando yo entré, había un juicio de la Defensoría del Pueblo que llevaba varios años y la contaminación ya había tomado toda la 9 de Julio y parte de San Telmo, es decir, iba para el lado del río”.

“El dictamen era que había que levantar la tierra, descontaminar y volver a ponerla. Eso tenía una implicancia concreta, que había que cerrar no solamente la 9 de Julio, sino también las dos líneas de subte, la E y la C. La tierra había que trasladarla a la ciudad de Santa Fe, porque el proceso de descontaminación no se hacía acá. Obviamente, eso nunca se hizo”, señala el metrodelegado.

Francisco “Pancho” Ledesma, el Secretario de Salud Laboral del mismo sindicato, agrega que “hay todo un sistema que se modernizó sobre el tema de explosividad y que le hace mediciones periódicamente, pero nosotros lo que quisiéramos es que hagan una obra y saquen los tanques que están filtrando, porque también perjudica a todas las napas”.

Al respecto, comenta que desde Shell “dicen que mientras no haya indicadores que muestren explosividad, no se puede hacer la obra. El dueño del predio y el de la estación tienen mucha plata, lo podrían hacer. Es más una dejadez y que no les importa el medio ambiente”.

Sobre la filtración en sí, menciona que “siempre se está midiendo que sea muy bajo el tema del gas, por eso se ventea, pero también hay momentos donde crece la cantidad de combustible derramado, debe haber momentos en donde hay más presión y sale. Si a eso le agregas que a veces se rompen caños, entonces se anega y se mezcla. Puede ser nafta, gasoil o kerosene, que son los que provee la estación de servicio”.

Pianelli relata que “en el andén de la estación de Independencia en la Línea E, del lado que va para Plaza de los Virreyes, hay como una jaula, un lugar con rejas. Esa era la recaudación donde se entregaban los cospeles. Nosotros todas las mañanas íbamos ahí para retirar las fichas y el dinero para la boletería. Antes de llegar al final del andén ahora hay un cuadrado que llega hasta el techo, eso era una bajada, había una reja y una escalera que bajaba hacia el túnel. Ahí arriba había como un caño de donde iba cayendo la nafta, la pérdida estaba ahí. Caía sobre esa escalera e iba al túnel. Para que no se vea eso, se hizo ese cuadrado que hay ahora y se cerró hasta arriba”.

En coincidencia con su compañero cuenta que “nosotros entrábamos y había un olor a gasolina que te mataba. Eso ha ido cayendo durante 20, 30 años o más… La estación nunca se cerró porque es la Shell más importante y la que más vende en Argentina”. Desde ANCCOM verificamos también que en el andén de la línea C hacia Retiro, en la punta hacia el sur, hay un reja desde la que, si bien no se ve claro, se puede sentir el aroma a hidrocarburos. “Ese tipo de problemas han generado, por ejemplo en San Pablo, que voló una estación de servicio por ese mismo tema. Imaginate que podía llegar a volar toda la 9 de Julio”, resalta el secretario general.

Aunque los niveles de explosividad se controlan, el riesgo sanitario para quienes trabajan o pasan a diario por allí sigue presente. En palabras de Ledesma: “Más allá de que es una estación neurálgica porque es combinación con dos líneas, justo ahí baja mucha gente y es muy transitada. Ahí la empresa tiene la oficina para los pases de los jubilados, que hacen filas para ese trámite en el pasillo. Por la cantidad de gente te puede faltar el oxígeno, porque encima está como quemado por los hidrocarburos, y se ha descompuesto alguna persona mayor. La gente está de paso… pero los jubilados están mucho más tiempo”.

Esa filtración no es un caso aislado, afectando la Línea D había otra a una cuadra de Av. Scalabrini Ortiz y Av. Santa Fe, en la esquina de esta última y Aráoz “pero eso entró en juicio, tuvieron que sanear todo lo que es el suelo y ahora hicieron una torre, ya no tiene vestigio de ser estación de servicio, esa también estuvo muchos años. La concesionaria perdió, tuvo que pagar y además tuvo que sanear el lugar. Creo que el lugar donde iban los tanques ahora es parte del estacionamiento bajo suelo de este edificio, que es una torre muy moderna”, recuerda el secretario de salud laboral.

Y hace un tiempo detectaron otra sobre la misma Línea E, ocasionada por la YPF de Av. Directorio entre Thompson y Del Barco Centenera, en el límite entre los barrios Caballito y Parque Chacabuco. Los trabajadores de allí sintieron un fuerte olor, la estación de servicio fue cerrada y, a partir de eso, se dio la reducción del mismo.

“Se rompió un tanque y se pusieron medidores de explosividad, se hacen controles e inspecciones. Nosotros hicimos presentaciones en la Policía de Trabajo, que depende de la Secretaría de Trabajo de la Ciudad, pero ahí sí avanzan con una obra para poder, con todos los recaudos del caso, sacar lo que sería el tanque ese que está bajo tierra y poner otro, obviamente, que no tenga ese problema, y sanar parte de la napa que fue contaminada”, destaca Ledesma.

“El reclamo lo presentamos en la Defensoría del Pueblo, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y a SBASE para que todas esas entidades actúen cada uno desde su incumbencia sobre la Shell, la YPF y sobre los dueños de los predios, porque es como que alquilan el predio. En el de la YPF nos dio resultado, pero en el de Shell no”, añade.

ANCCOM intentó comunicarse con SBASE y la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad (APrA) pero no obtuvo respuesta. Por su lado, YPF respondió que la estación de Av. Directorio al 800 “pertenece a un operador” pero sin precisar cuál.

En su caso, Shell se intentó desvincular al contestar que vendieron las estaciones de servicio y la refinería a Raizen, una empresa que les pertenece junto a la brasileña Corsan que hace unos meses anunció que pretende vender sus activos de la Argentina e incluso habría conseguido interesados en los últimos días.

Contactados por ANCCOM, Raizen se limitó a responder que están “ejecutando un plan de remediación aprobado judicialmente”. Mientras tanto, la zona sigue clausurada, el hedor todavía se siente y la contaminación continúa latente.

El subte a las nubes

El subte a las nubes

Se viene un nuevo aumento y el pasaje llegará a 832 pesos. Luego habrá subas mensuales atadas a la inflación. Duras críticas al Gobierno porteño y a la empresa concesionaria por la mala calidad del servicio y la falta de accesibilidad.

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció una nueva suba del boleto de subte, que a partir de marzo pasará a costar 832 pesos, un 10 por ciento más que los actuales 757 pesos, que rigen desde octubre pasado. El Ejecutivo porteño comunicó el aumento durante una audiencia pública convocada para tratar la tarifa del subte, realizada el jueves último vía Zoom y transmitida por YouTube.

Participantes de la audiencia cuestionaron el incremento, que asciende a casi un 1.000 por ciento desde que asumió Jorge Macri como jefe de Gobierno el 10 de diciembre de 2023, cuando el boleto costaba 80 pesos. Mientras tanto, la inflación en 2024 fue del 118 por ciento y la prestación del servicio es cada vez más deficiente.

“Si bien la empresa requiere una actualización, nada manifiesta respecto a las mejoras en la frecuencia e higiene tanto en las instalaciones como en los vagones; falta de ventiladores en andenes, baños clausurados, escaleras mecánicas sin funcionar en varios momentos; y personas con capacidad reducida que no pueden acceder a los ascensores”, objetó la referente de la Asociación de Consumidores y Usuarios de la Argentina (ACUDA), Paola Cecilia Cáceres.

Por su parte, el presidente de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), Javier Ibáñez, justificó el aumento debido a la necesidad de compensar el incremento en los costos de explotación y mejorar la relación subsidio-sustentabilidad del sistema.“Se busca recuperar los niveles de cobertura históricos que rondaron siempre entorno al 40 por ciento y que en el mundo ronda entre el 40 y el 60”, afirmó.

Según Ibáñez, la Ley 4.472 establece que las tarifas deben ser revisadas anualmente o cuando el costo del servicio supere un 7 por ciento. En su intervención, dijo que la tarifa técnica del subte a septiembre del año pasado era de 1.950,56 pesos, en tanto que hoy es de 2.305,28. Por consecuencia, y de acuerdo a lo propuesto por SBASE, el pasaje con SUBE registrada, tarjetas bancarias y billeteras virtuales, será de 832 pesos a partir del 1° de marzo, y que el Premetro costará 291,20 pesos.

Está previsto que se apliquen actualizaciones tarifarias mensuales durante los próximos 12 meses, según la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) más un 2 por ciento adicional, para que los incrementos superen el nivel de inflación. “La proyección para este año es que el Estado pague un poco más del 72 por ciento del pasaje”, anticipó el titular de SBASE, quien defendió la suba de la tarifa enumerando las obras realizadas o por realizar, como la finalización del Nodo Obelisco, puesta en valor de estaciones, instalación de ascensores en Carlos Pellegrini, Federico Lacroze y Plaza de los Virreyes, el cierre del loop del Premetro y el reemplazo de escaleras mecánicas.

Ibáñez mencionó además el proceso de licitación para la adquisición de nuevos trenes para la Línea B, un reclamo de larga data de los Metrodelegados por el que se movilizaron en enero; el desarrollo de ingeniería de la futura Línea F, cuya etapa de diseño conceptual del tramo Barracas-Santa Fe ya fue completada; y el avance del plan de seguridad. Por último, destacó la migración de abonos y pases a la SUBE; la renovación de 654 validadores de los molinetes, donde 145 de ellos pasaron a ser exclusivos para pagos con tarjetas de débito, crédito y billeteras virtuales; y la extensión horaria de la Línea B los viernes a la noche.

A su turno, usuarios, representantes de organizaciones no gubernamentales y dirigentes políticos de la oposición al macrismo, cuestionaron a Ibáñez y al Ejecutivo porteño. Además de las críticas al aumento acumulado de la tarifa, desproporcionado en relación a la inflación general, se hizo alusión a las graves distorsiones que genera el costo del transporte público, que desde diciembre de 2023 incidió fuertemente en la pérdida del poder adquisitivo de las familias.

El exlegislador del Frente de Izquierda, Patricio Del Corro, calificó el aumento de injusto e irrazonable: “Metrovías (EMOVA) y el Gobierno de la Ciudad están teniendo una paritaria y un nivel aumento que no sueña nadie a nivel país. Ustedes les están exigiendo que paguen un aumento sideral a personas que estamos cobrando mucho menos que hace algunos años”.

“Las tarifas del subte tienen que estar por debajo de los transportes que usan combustible fósil contaminante (N. del. R.: el colectivo). Tiene que haber una reconsideración de este esquema tarifario, un planteo más realista, en ningún momento se está pensando en el bolsillo de los usuarios”, opinó la presidenta de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos, María José Lubertino.

Por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, Matías Rodríguez Fernández valoró la indexación mensual del esquema tarifario porque “permitirá aumentar el porcentaje de cobertura de los costos por venta de los pasajes”, aunque advirtió que su impacto “es tan impredecible como el devenir de las variables macroeconómicas del país”.

Otro cuestionamiento a la empresa fue en torno a los problemas para las personas con discapacidad en las estaciones. Apenas el 34 por ciento poseen ascensores, los cuales se vuelven inaccesibles por falta de mantenimiento. “Se pagó a una empresa, FEMYP SRL, más de 87 millones de pesos en septiembre de 2024 para el mantenimiento de escaleras y ascensores, que se descomponen permanentemente. No se mantienen las compensaciones necesarias que por ley nos corresponden y convierte al servicio público en discriminador”, manifestó Carlos Scally, un usuario con discapacidad.

La comunera de la Comuna 3 por Unión por la Patria, Inés Fornassero, apuntó contra Jorge Macri por la falta de políticas y calificó de deficiente el plan de obras: “Escuchar al jefe de Gobierno que hace poco habló de un plan integral de discapacidad, cuando ni siquiera tenemos garantizado el transporte público para cualquiera que necesita un ingreso, eso no lo tenemos garantizado”.

Respecto a la calidad del servicio, participantes de la audiencia señalaron la presencia de sarna, ratas y alacranes; los casos de asbestosis, que mataron a seis empleados del subte; las filtraciones durante días de lluvia en las estaciones, incluyendo las que fueron reacondicionadas; y las fallas técnicas constantes en formaciones, ascensores y escaleras.

“Nos preocupa la falta de higiene y limpieza de las estaciones, pasillos, escaleras y formaciones de la red, el deterioro de la prestación de la Línea B y la calidad del servicio del Premetro”, señaló Rodríguez Fernández. Otro orador, Nicolás Descalzo, dijo: “Desde la última audiencia en abril de 2024 hasta hoy, casi un año después, la situación del subte empeoró. Tenemos que tomar dimensión de lo que está pasando en la realidad, más allá de los planes”.

En representación del Observatorio del Derecho a la Ciudad, Myriam Godoy Arroyo,reclamó la postergada extensión de la red del subte: “Eso incentiva el uso, porque los barrios que no tienen el servicio y están desatendidos, si lo tuvieran, lo preferirían”, aseguró.

Diez años de lucha contra el asbesto

Diez años de lucha contra el asbesto

Trabajadores del subte marcharon a las oficinas de SBASE para reclamar la incorporación de nuevas formaciones en la Línea B y retirar las actuales que contienen asbesto. El Gobierno porteño les aseguró que no habría más prórrogas y que este 10 de enero se realizaría la apertura de sobres Ya murieron cuatro empleados contaminados.

Los metrodelegados de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro marcharon a las oficinas de Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE) para reclamar al Gobierno porteño que se avance con la compra de nuevas formaciones sin asbesto para la Línea B, cuyo concurso inició en 2023 y ha sido prorrogado en cinco ocasiones.

«Estamos en la continuidad de un plan de lucha, que venimos sosteniendo desde hace casi 10 años los trabajadores exigiendo que se compren las flotas para reemplazar las existentes contaminadas y que se deje de postergar la licitación», expresó el delegado Claudio Dellecarbonara en diálogo con ANCCOM.

La manifestación arrancó al mediodía de ayer en Plaza Miserere, donde trabajadores del subte, en especial de la línea B, realizaron una concentración en reclamo de que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires deje de postergar la apertura de sobres de la licitación para comprar 29 formaciones que reemplacen a los actuales con presencia asbesto.

«Es un material cancerígeno que está prohibida su utilización. Después de todas las denuncias y conflictividad, que reconozca el Gobierno que existía este mineral que estaba enfermando a los compañeros y con cuatro fallecidos, empezamos a retirarlo, pero hay una parte de eso que no se puede sacar porque sino hay que cerrar la línea», dijo el secretario general, Roberto Pianelli, sobre el estado de la flota actual.

Posteriormente y con presencia policial debido a la activación del protocolo anti piquetes para evitar cortes en Avenida Rivadavia, los Metrodelegados marcharon desde las 13 a las oficinas de SBASE para pedir respuesta a los reclamos que realizan desde hace tres años.

Durante el trayecto, la columna no llegaba media cuadra. Algunos de los mnifestantes movilizaron con bombos y banderas representativas del gremio. Al llegar a la sede ubicada en Agüero 48, cortaron brevemente la calle hasta que se les ordenó liberar el carril, por lo que la concentración siguió en ambas veredas.

La línea B conecta el exCorreo Central (hoy Palacio de la Libertad) con el barrio de Villa Urquiza. En palabras de los metrodelegados, está en estado de emergencia debido a las malas condiciones en las que se encuentra: desde una reducción de la velocidad de la línea, hasta vías partidas, fisuradas y en el aire. Hay «un riesgo constante de descarrilamiento, desprendimiento de rieles», según Dellecarbonara.

«Las estaciones y la infraestructura en general están muy abandonadas, no se hacen las obras que corresponden. No se hace mantenimiento, muchas veces no hay ni escaleras mecánicas, ni ascensores funcionando, no hay acceso para personas con capacidades diferentes habilitados para que ingresen, lo poco que hay está roto».

En el medio, recientemente, fue cerrada la estación Pueyrredón para llevar adelante «obras de renovación integral», según fuentes oficiales. Se trata de una estación clave para varios pasajeros, ya que es una parada de combinación con la estación Corrientes de la H.

Por otro lado, la flota actual de la B está conformada por una mayoría coches traídos de segunda mano de Japón, fabricados hace más de 70 años y traídos en la década del 90. A su vez, durante la gestión de Mauricio Macri, fueron traídos en 2013 trenes provenientes del Metro de Madrid fabricados a fines de los 90 y que iban a ser vendidos como chatarra.

En ambos casos, presentan niveles de asbesto, un mineral que fue prohibido en Argentina en 2003 por ser cancerígeno. Debido a estar en contacto constante, cuatro empleados del Subte fallecieron, 107 resultaron afectados (de los cuales cinco tienen cáncer) y más de dos mil se encuentran bajo vigilancia médica.

Una licitación, muchas postergaciones

Subterráneos de Buenos Aires llamó a licitación en agosto de 2023 para la adquisición de material rodante para la línea y reemplazar a la flota actual. La apertura de sobres estaba prevista para el 20 de diciembre de aquel año y estipulaba la adquisición de 16 formaciones por un monto total de 155 millones de dólares y un plazo de entrega total de 36 meses.

Sin embargo, fue postergada por SBASE en cinco ocasiones. En el medio, se sumaron 13 trenes más al proceso y el presupuesto ahora es de 294 millones. «Teóricamente el día 10 (de enero) sería la nueva fecha que dieron, por eso la idea de esta movilización es decirles que para nosotros no se sostiene más esta situación. Cualquiera que viaja en la Línea B, va a ver que cada dos por tres hay problemas en la línea», comentó Pianelli.

Consultado por los motivos de la postergación, Dellecarbonara no supo decir exactamente el motivo, aunque aseguró que la gestión macrista no tiene interés en resolver de fondo la emergencia.

«Cada vez que hacen algún tipo de compra de material, hay un negociado atrás. Se puede ver con los últimos trenes que trajeron para la B de Madrid, pagándolos más caros que si fueran nuevos, cuando eran chatarra, además de saber que estaban contaminados».

Después de unas horas de incertidumbre, los trabajadores recibieron una respuesta de SBASE, la cual fue reproducida a las 14:50 por megáfono a los presentes: no habría más prórrogas en la licitación y la apertura de sobres se haría este 10 de enero. «Ellos están tan interesados en que el proceso avance rápidamente», expresó Pianelli a ANCCOM.

A su vez, destacó que hay un principio de diálogo con la propietaria del Subte: «Hablamos otros temas más, como los trenes que faltan en las líneas A y C. También dijeron que están avanzando, después infraestructura y otros asuntos que quedamos en reuniones posteriores para poder seguir avanzando».