Los sin techo toman la palabra

Los sin techo toman la palabra

Con un frazadazo de Plaza de Mayo al Congreso, finalizó el Tercer Encuentro Latinoamericano de personas en situación de calle. Reclamaron por la implementación de las leyes que protegen a uno de los sectores más vulnerables de la sociedad.

Todavía es de día. El sol está bajo pero el frío ya se siente en Buenos Aires; aunque eso no detiene a las diferentes personas que se reúnen en Plaza de Mayo para alzar sus banderas, preparar sus bombos, carteles significativos y numerosas frazadas para entregar a aquellos que las necesiten. Están preparando la marcha de cierre del Tercer Encuentro Latinoamericano de Personas en Situación de Calle.

Al grito de “¡Vamos carajo!” las diferentes organizaciones como Red Puentes, Proyecto 7,  Somos Barrios de Pie y Hecho en Buenos Aires comienzan a movilizarse hacia el Congreso de la Nación. Todos cuentan con una botella de plástico cortada en sus manos; en su interior una vela encendida que alzan para visibilizar su presencia; y en sus espaldas, una frazada que intenta tapar las oleadas de un frío inevitable. 

Las bocinas aturdidoras provenientes de los autos, colectivos y motos que pasan de manera indiferente a su lado, no logran callar los cánticos de los protagonistas de la tarde: “Frazadazo, olla popular, que nadie se quede sin luchar”. 

Detrás de las capuchas, los gorros de lana y las mantas que cubrían parte de sus cuerpos hay hombres en silla de ruedas, bebés en cochecitos, niños jugando a la pelota, mujeres mayores y el colectivo LGTBIQ+ acompañándose entre sí para una causa en común: la implementación de la Ley Nacional 27.654. 

“No somos peligrosos, estamos en peligro”, escribe en un cartel Mariela Celis de 28 años, quien duerme en la calle y ha sufrido violaciones, abusos de fuerzas policiales y fue engañada para trabajar en la limpieza pero se encontró con la prostitución, de la que luego logró escapar hacia el mismo lugar de donde venia; la calle. No pide planes, subsidios o ayuda de “arriba”, sino posibilidades y recursos que le permitan tener una vida digna y se hagan valer sus derechos como ser humano. “Sufrí mucho frío, no podés dormir de noche por el peligro que hay, tenés que estar caminando porque si te dormís perdés tus cosas que te roban,  corrés riesgo de que te abusen nuevamente y bueno, antes no había donde poder alimentarte o bañarte pero ahora hay pocos lugares que podés acceder a eso.” 

Con un chaleco naranja y revistas bajo su brazo, Marcelo Díaz aprovecha el movimiento de gente para vender la revista Hecho en Buenos Aires -editado por la empresa social homónima-. Con su barba pronunciada y su gorro de lana, recorre la Plaza de Mayo en busca de un nuevo comprador. 

Marcelo es un hombre grande que vive en la calle hace veinte años pero encontró un espacio de ayuda en Hecho en Buenos Aires: “Cuando empezás, ellos te regalan diez revistas para que vos las vendas a 500 pesos cada una y así tener tu capital. A veces no me alcanza y voy para la sede a comer. Pero yo vivo en la calle.” 

Cada uno tiene un lugar asignado de venta, como dice su credencial, hecha por la organización. A Díaz, como a cualquier otro que necesite, Hecho en Buenos Aires al regalarle sus primeras revistas, genera una fuente de ingreso ya que el 70% del precio de tapa es para el vendedor y el 30% restante es para reponer publicaciones y seguir vendiendo. 

A Marisa le faltó ese dato. Con el dinero de la venta de sus tres revistas durante la tarde, se acercó a una de las coordinadoras de Hecho en Buenos Aires para saber cuándo tenía que darle el dinero. “Es tuyo, no me tenes que dar nada a mi”, fueron suficientes palabras para que la nueva integrante de la empresa social, con sus ojos celestes cristalizados por la emoción y un tono de confusión, abrace con fuerza y felicidad a su compañera durante unos largos minutos.

Mariela asiste a los lugares como Red Puentes -centro de abordaje comunitario- que le permite pasar el día, bañarse y comer las veces que quiera. Pero después vuelve a la calle y se enfrenta, a solas, a las adversidades de la noche. “Crecí en la calle y la policía no es nada. Te pasan por encima, te quieren gatillar, te sacan a patadas de donde estés durmiendo. No te respetan.”

A pesar de su condición de calle, Celis no se rinde y utiliza los pocos recursos que encuentra para hacerse valer. Uno de ellos, es el estudio en una escuela popular en Llavallol, donde pudo terminar la primaria y ahora continúa en carrera. “Yo participo de este encuentro dando mi opinión, los derechos que quiero y cómo defenderme porque yo dormí en la calle y no soy la única que está ahí. Mis compañeros de calle, mis conocidos han fallecido: Beto, Betty y Compi. Les ponemos así porque no tenemos DNI. Pero no nos merecemos vivir así como si fuéramos ratas. Nosotros somos personas como cualquier otra que están en la sociedad.” 

 La banda sonora que acompaña el encuentro está con problemas de conexión de cables y se dilata su llegada. Pero detrás de ella, aparece Somos de Pie -agrupación popular- con un aroma que prevalece en el ambiente: dos ollas populares gigantes, tan grandes que tenían que agarrarla entre dos o tres personas. La fila ya se empieza a armar. El frío se hace cada vez más presente y el hambre también. Cada uno, con ansiedad y expectativa reflejado en sus ojos, espera por su plato de comida. La preparación es rápida y entre muchas personas de las organizaciones sociales: algunos sirven en las bandejas, otros agregan el pan y dos se encargan de darles a quienes están en la espera. Ya todos servidos, la vereda era la mesa para sentarse a disfrutar de ese plato caliente y tan deseado. 

Ona Oriana es una chica trans que vivió en situación de calle por tres días, debido a sufrir violencia de género. Gracias a su médica de cabecera que dio inicio a su tratamiento hormonal, conoció una de las sedes de Red Puente, de mujeres y disidencias:  “Vivo ahí y tenemos ayuda psicológica, me dan la posibilidad de estudiar, de crecer porque antes yo no tenía esa posibilidad porque estaba muy encerrada, mi pareja no me dejaba hacer nada.”

Oriana hace manicura gracias a la enseñanza y recursos que ofrece la sede. De esa forma, genera ingresos para cuando esté lista, salir a alquilar. “Como digo siempre, estamos en un capullo y estamos esperando para salir a volar, para convertirnos en mariposas y salir a volar.” 

Alejandro Barrera -Integrante de la coordinación de Proyecto 7- conoció la calle durante ocho meses, dado que perdió su trabajo anterior por consumo. Gracias a Proyecto 7, pudo volver a trabajar y con su dinero, alquilar un espacio para vivir. Sin embargo, sigue en lucha por sus compañeros y por el país. “Lo que se está tratando de lograr es que a nivel Latinoamérica se unifique la ley, como tenemos acá en la Argentina. Acá tenemos dos leyes, la de la ciudad y la nacional. La de la ciudad se cumple a medias y la nacional todavía no está implementada. Pero hay países como Ecuador que no tienen ninguna ley reglamentada para dar una cierta ayuda a los compañeros que tienen situación de calle. Directamente no existe.” 

Junto a su grupo de trabajo, ofrecen centros de integración para darle a la gente una solución a su salud mental, los problemas de consumo, que puedan volver,  generar un vínculo con la familia con aquellos que tienen o ayudarlos con sus problemas de ley y la justicia. El lema que los acompaña durante todo el encuentro marca su lucha: “La calle no es un lugar para vivir, ni para morir.” 

 

Los sin techo de la Patria Grande

Los sin techo de la Patria Grande

Desde este lunes 26 se realizará en Buenos Aires el Tercer Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Personas en Situación de Calle. Participarán personas que carecen de vivienda, además de organizaciones sociales, docentes, investigadores y funcionarios. El 29 cierra con un frazadazo.

Desde este lunes y hasta el 29 de mayo se lleva a cabo el Tercer Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Personas en Situación de Calle en la Ciudad de Buenos Aires. Los primeros tres días constan de reuniones en diferentes sedes, como la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y el Espacio de Memoria, Verdad y Justicia -exEsma- que invita a las personas y familias en situación de calle, junto a diferentes organizaciones sociales, docentes, investigadores académicos y funcionarios del ámbito público a debatir sobre las problemáticas que los aquejan y poner en la agenda política la implementación de la Ley Nacional 27.654 que busca proteger y garantizar los derechos humanos de aquellos que sufren la vulnerabilidad social de las calles. 

El encuentro gira en torno a cinco ejes de discusión: diseño y gestión de centros integración, inquilinatos y desalojos, política pública, acceso a la salud y violencia institucional. El objetivo es plantearlo desde una perspectiva transversal en géneros y diversidades para atender las particularidades de cada problemática en relación al colectivo LGTBIQ+, las niñeces, adultos y adultas mayores, violencias de géneros y discapacidades para llegar a un documento colectivo final que sintetizará las diferentes voces, discusiones y puestas en común que haya dejado esta semana de encuentros. Su exposición será el jueves 29, donde integrantes de las diferentes entidades organizadoras -Proyecto 7, CELS, ACIJ, Hecho en Buenos Aires, Red Puentes, Somos Barrios de Pie y Programa de Justicia y Derechos Humanos- se vestirán con frazadas en Plaza de Mayo y se movilizarán hacia el Congreso de la Nación para reclamar la regulación de la ley junto a otras políticas públicas que cuenten con un enfoque integral. 

“En todas las organizaciones, parte de nuestro equipo es gente en situación de calle. Entonces es simbólico, pero también es parte de nuestra realidad: la necesidad de las frazadas, la gente que duerme en la calle y que también se mueren durmiendo con una frazada. Se trata de un problema coyuntural”, cuenta Daniela Drozd, coordinadora general de Hecho en Buenos Aires -empresa social- y quien forma parte de la organización de este Tercer Encuentro Latinoamericano y del Caribe.

Drozd trabaja hace 23 años en la temática de inclusión pero su objetivo es claro: “No voy a hablar por ellos, sino que ellos van a estar hablando. Por eso hablamos de algo integral, no académico. Van a estar algunas organizaciones gubernamentales teniendo un reclamo vigente, que si bien genera tensiones, es bienvenido. Que no seamos las personas que no vivimos la situación, sino quienes están en carne propia sufriendo o quienes lo hayan sufrido hablando directamente por su acceso a la salud o justicia”. 

A partir de las 17 del jueves 29 se dará inicio al “Frazadazo” que estará acompañado por ollas populares y un festival con intervenciones musicales. Los integrantes de Proyecto 7, quienes cuentan con una panadería, se encargarán de hacer pan casero para los cuatro días de encuentros y donarlos a quienes más necesitan, ya que las personas contarán con desayuno, almuerzo, merienda y cena durante toda la jornada. 

Durante la jornada del jueves, las ollas populares estarán presentes desde la mañana en la sede de Hechos en Buenos Aires, ubicada en la Avenida San Juan 21, como invitación a aquellos que vienen del exterior y las personas en situación de calle para interactuar de una forma distendida entre todos y todas.  

 

Frutazo para los sin techo

Frutazo para los sin techo

La cooperativa de alimentos ECAS y Proyecto 7 repartieron frutas para las personas en situación de calle y reclamaron la plena implementación de la ley que protege a quienes no tienen en donde vivir.

«Estoy viviendo de esto. Cocino en una lata con un poco de alcohol, me las ingenio, es así”, dice Elizabeth en la fila para esperar una bolsa llena de verduras y frutas. Acudió a la iniciativa de la Asociación Civil Proyecto 7 y la Empresa Cooperativa de Alimentos Soberanos (ECAS), que realizaron ayer un “frutazo” en la Plaza Congreso con la intención de reclamar la implementación de las leyes para las familias que no tienen dónde vivir. Desde las 17 y con el lema “La calle no es un lugar para vivir” entregaron 5.000 kilos de fruta a quienes se acercaron allí. 

Elizabeth cuenta que está en la calle desde el 2012 y al no conseguir un alquiler le quitaron a sus seis hijos que se encuentran en hogar: “Me cortaron todos los subsidios que tenía, ahora vivo de esto”.

Junio trajo consigo una ola polar que se hace sentir en el país. Pulóveres, camperas, incluso guantes y gorros ya comienzan a circular en las calles de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la idea de llegar a casa, sentir el calor hogareño resulta reconfortante. Lamentablemente, no todos cuentan con esa posibilidad y el frío se convierte en una realidad permanente y difícil de combatir.

Las personas en condiciones de calle se encuentran desprotegidas todos los días, todo el día y frente a temperaturas extremas su vida corre aún más peligro. El lunes pasado en el barrio de Villa Crespo un hombre fue hallado muerto, sin signos de violencia, en la calle Leopoldo Marechal al 1400.

Desde fines del 2021 se encuentra sancionada la Ley 27.654 de Situación de Calle y Familias sin Techo que tiene por objeto “garantizar integralmente y hacer operativos los derechos humanos” de las personas en esa condición. A esta ley, se le suman las propias de la Ciudad de Buenos Aires que fueron reglamentadas en 2013 y que no son puestas en práctica: Ley 3706 «Protección y Garantía Integral de los Derechos de las Personas en Situación de Calle y en Riesgo a la Situación de Calle» que dispone «la formulación e implementación de políticas públicas en materia de salud, educación, vivienda, trabajo, esparcimiento y cultura elaboradas y coordinadas intersectorial y transversalmente entre los distintos organismos del Estado». 

Horacio Ávila, vocero de Proyecto 7 habló con ANCCOM y señaló que la ley es “letra muerta, hace unos meses que fue reglamentada pero no tiene adjudicado presupuesto y tampoco se realizó un relevamiento cuantitativo y cualitativo para conocer la población a la que se debe dirigir”. La organización trabaja desde cuatro centros de integración, nació en 2003 y está integrada y coordinada por personas en situación de calle. “Buscamos ayudar, visibilizar, como también reclamar al Estado en general. Acá no se trata de señalar ‘de quiénes son los pobres’, sino que todos tienen que laburar en conjunto para que las personas dejen de estar en la calle. El aumento de la pobreza es algo que vemos todos, no solo nosotros”. 

Estas acciones son necesarias también para aquellas personas que tienen un hogar, pero que los gastos del día a día hacen cada vez más difícil acceder a ciertos alimentos. Mientras guarda la bolsa que recibió en su carrito, Estela cuenta que se enteró del “frutazo” y se acercó al salir del trabajo, es empleada doméstica. “A veces ni verdura podemos comprar, esto nos viene muy bien, nos salva un montón”, dice agradecida por la ayuda.

Juan Pablo De la Vila, integrante de ECAS, dijo a Télam que “no puede ser que en 2023 la única política pública a nivel nacional, y en la Ciudad, para familias en situación de calle sea entregar algo caliente y una frazada. Eso lo hacemos las organizaciones sociales. El Estado tiene que hacer cosas que transformen la matriz, construir trabajo y lugares aptos que sean funcionales para las familias».

Media hora más tarde de iniciada la acción solidaria, gran parte de las verduras y frutas fueron entregadas a la fila de personas que se hicieron presentes allí. “En una hora o menos ya nos vamos”, dicen los organizadores frente a la falta de alimento que seguir ofreciendo. “Venimos haciendo desayunos, el lunes estuvimos en el Obelisco, el martes frente al Ministerio de Desarrollo Social y probablemente mañana vengamos de vuelta al Congreso. Vamos rotando”, comenta Horacio e invita a que chequear la página web de la organización que cuenta con información sobre los cuatro centros de integración y los datos para poder llamar, acercarse y ayudar. Se reciben donaciones de ropa y mantas en los abastos soberanos de ECAS ubicados en el barrio porteño de Villa Crespo, en Serrano al 461, y en Monte Grande, en Arana al 293, de lunes a viernes de 9 a 20 y los sábados de 9 a 14.

Un proyecto de limpieza con prejuicios sucios

Un proyecto de limpieza con prejuicios sucios

El Gobierno de Rodríguez Larreta pretende realizar una licitación para contratar un proyecto de limpieza de las calles, en el que se considera a cartoneros y sintecho como “material descartable”. Las ONG dedicadas al tema repudiaron el proyecto.

Continúa el reclamo  por parte de cooperativas cartoneras, organizaciones ambientales, sociales y defensoras de los derechos humanos al Gobierno Porteño para dejar sin efecto la licitación que llama a contratar un proyecto de limpieza de la vía pública que encubre la expulsión de cartoneros y personas en situación de calle por cuestiones «estéticas».

El pliego detalla las “incidencias” como residuos domiciliarios, materiales descartados, presencia de autos abandonados en la vía pública. Dentro de está categoría que “podría afectar la imagen de la ´ciudad limpia´” se encuentran las personas en situación de calle y recuperadores que estén haciendo acopio de material. 

La licitación depende de la Dirección de Limpieza de la Subsecretaría de Higiene Urbana  “lo que pide es contratar una empresa privada a la cual se le va adjudicar 1500 millones de pesos por un lapso de 18 meses para que releve la ciudad y pueda pasar información sobre desechos comerciales, industriales, poda de árboles, todo lo que tenga que ver con basura”, explicó Horacio Ávila a ANCCOM, dirigente de Proyecto 7.

El objetivo de la licitación plantea que hay que relevar “hallazgos” vinculados con  la “limpieza del espacio público y la percepción de higiene urbana”. Para Monica Farías, integrante de la Asamblea Popular, Plaza Dorrego, esto conlleva a una falta de especificidad en la redacción, porque “si es una percepción uno puede entender que hay múltiples percepciones y que de repente lo que es higiénico en el espacio público para unos no lo es para otros.” 

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El reclamo llevado a cabo por diferentes organizaciones expresa una preocupación por incluir a personas dentro de estas “incidencias”. 

“Estamos hablando de personas, que están puestas en la misma categoría de algo que es desechable. Como si las personas fueran un objeto que están afeando el espacio público, y por lo tanto se puede desechar -expresó Farías en conversación con ANCCOM y agregó:-. Si desde el discurso público se está equiparando a las personas en estas condiciones con objetos desechables, esto se traduce en políticas públicas que terminan afectando directamente a las personas esto cala en el inconsciente colectivo de la sociedad y termina abonando a una actitud discriminatoria hacia las personas en situación de calle”

Algo que ha sido “histórico en la Ciudad de Buenos Aires” es el tratamiento a las personas en situación de calle quienes a diario conviven con los perjuicios de los transeúntes. 

“En un momento habían armado un mapa que compartían conjuntamente con la policía metropolitana sobre las ranchadas que había en CABA entonces esto no es nuevo. Durante las gestiones que duró el macrismo en la ciudad siempre tuvieron la misma lógica, expulsiva, represiva, discriminatoria sobre las clases más bajas en general”, expresó Ávila.

La política de limpieza urbana lleva años puesta en marcha en GCBA, y ha implementado una serie de medidas para embellecer los espacios públicos para atraer inversiones y consumo, y en este “no entran las personas en situación de calle y tampoco los sectores populares”, dijo Farías.

 

Walter Belbey, voluntario del comedor El Gomero, de Barrancas de Belgrano, opina que esto también tiene que ver con la base del electorado que “tiene todo estos prejuicios que son, ver al pobre como un delincuente y no como una persona que está sometida por un sistema que lo hace estar en esa situación. Estas personas que llevan gobernando la Ciudad Autónoma de Buenos Aires van haciendo una política de transformar la ciudad en un country gigantesco. Siendo repulsivos con todas las personas que no encuadran en la imagen de lo que ellos tienen como ciudadanos.”

Para Mónica Farías, “hay que entender esto como una medida dentro de una política urbana que hace a la ciudad exclusiva para cierto grupo y más excluyente para otros.”

Horacio Ávila, expresó su preocupación por la recolección y almacenamiento de estos  datos: “Nos parece grave que una empresa privada que no sabemos quién es pueda recorrer toda la ciudad y recaude información en general de toda la población, sin saber que va a hacer con esa información y a quién se la va a pasar también.”

“Los relevamientos están organizados para recorrer la Ciudad dos veces por día toda la  semana, incluyendo sábados, domingos  y feriados. Tener esa actualización constante de donde se ubican las ranchadas hace más efectivo el trabajo de desplazamiento y puede poner en un mayor riesgo a las personas que están en situación de calle”, explicó Farías. 

Belbey señala que estas licitaciones “habilitan a los surgimientos que ya se vienen dando en el Gobierno de la Ciudad, que es que las veredas tienen que estar limpias y entonces viene con hidrolavadoras muy potentes y cuando las personas están durmiendo las someten a todo tipo de vejaciones. Las golpea la policía, los echa del lugar que están habitando, les quitan sus pertenencias.” 

A su vez, el reclamo hace alusión al desfinanciamiento que han tenido estos sectores y a las pocas soluciones para abordar esta problemática que en los últimos meses ha empeorado. 

“En lugar de enfocarse en ese problema, que la calle no es para vivir y morir, se están enfocando en un maquillaje estético de la Ciudad de Buenos Aires y consideran que a estas personas no les interesa el trabajo o que tienen problemas psiquiátricos o de otro tipo y no pertenecen a la ciudad”, dijo Belbey. 

Ávila agregó: “Este año se le adjudicó menos presupuesto del que ya tenían y claramente si no tienen dinero para lo más urgente no entendemos que se arme una licitación para algo que además ya está cubierto.”

En el año 2021, CABA fue premiada por su sistema de gestión de residuos sólidos con el galardón Smart City Award, otorgado a aquellas ciudades que desarrollan estrategias de implementación públicas, algo que llama la atención con esta nueva licitación por el poco reconocimiento al trabajo de los recicladores.   

Mónica Farías agregó que “me parece como mínimo hipócrita desconocer el trabajo de aquellos que realizan a tal profundidad el trabajo de separación de materiales y en altísimas condiciones de precariedad. Es una ciudad que quiere ser global y que para serlo en algún punto necesita del trabajo de un montón de sectores marginados que terminan haciendo el trabajo que no termina de hacer el Gobierno de la Ciudad, pero que necesita taparlos, no verlos, que no se vean en la ciudad. Ahí hay una contradicción que es perversa de por sí.”

Los invisibilizados por el censo

Los invisibilizados por el censo

Las organizaciones que luchan por los derechos de las personas en situación de calle denuncian que el censo pasó por alto el registro de la situación y necesidades reales. Dicen que tampoco logró cuantificar correctamente la dimensión de esa población.

Organizaciones que asisten y luchan por los derechos de las personas en situación de calle reclaman que la metodología utilizada este año en lo que ellos llaman el “conteo” -porque para ellos más que un censo fue un conteo-, no fue acertada para la población en situación de calle y advierten que debido a esto, los números están muy alejados de la realidad. 

Incluso antes de saberse el número oficial de personas en situación de calle, las organizaciones ya sabían que no iba a ser más que una “foto” que no arroja resultados reales. La Ley 27654 de Situación de Calle y Familias Sin Techo aprobada el año pasado expresa que las organizaciones sociales, como especialistas en esta problemática, participarían en el diseño y realización del relevamiento. En este marco, las organizaciones afirman que en ningún momento se las convocó, aún a pesar de que el mes pasado, una de ellas, Proyecto 7, había reclamado al INDEC por esta misma cuestión. “Dijeron a todo que sí pero hicieron lo que quisieron, las organizaciones que tenemos años trabajando en la problemática pudimos haber participado y colaborado, pero no fue así y terminaron usando la misma metodología que utiliza el Gobierno de la Ciudad que hace más de 10 años venimos denunciando que no sirve”, cuenta Horacio Ávila, coordinador de esta ONG.

Paula Milone integrante de la Asamblea Popular Personas en Situación de Calle, que reúne a las ONG especializadas en el tema, cuenta que el día siguiente al censo, en sus recorridas diarias para, entre otras cosas, entregar comida y hacer actividades para personas en situación de calle, se encontraron con que la mayoría no fue censada ni vieron pasar los móviles. “Lo que sucedió es que se utilizaron las camionetas del BAP y se pusieron en puntos que se consideran estratégicos, por lo menos acá en la ciudad, y no fueron a las ranchadas a buscar a los compañeros en situación de calle, se quedaron ahí esperando que ellos se acerquen”, denuncia Milone y agrega: “Desde varios de los colectivos que formamos parte de la Asamblea llamamos al Buenos Aires Presente para comentar que teníamos compañeres que no fueron censados y su respuesta fue ´ya terminó, lo que no se contó, no se contó´. Entonces lo que planteamos es que las personas que no están en situación de calle que tampoco fueron contadas, sí tenían un número para llamar. Parece entonces que la unidad de la vivienda es la que importa y se olvidan que hay personas que no tienen esa unidad de la vivienda porque, justamente, están en situación de calle. Es como si hubiera habido, a la vez, un censo formal que sucedió con determinada metodología y un censo informal mediante el cual no se tomó en cuenta los reclamos y la experiencia, incluso metodológica, de los dos censos populares de las organizaciones sociales.”

En paralelo, la organización social Proyecto 7 convocó el viernes 27, frente al Obelisco, a un desayuno popular para visibilizar las problemáticas que atraviesan las personas en situación de calle, reclamar por un censo real y por programas que no se ejecutan. “El censo del INDEC fue una fantochada, reprodujo la metodología ineficaz del Gobierno de CABA y, como resultado, los números del censo son mentirosos: acaban de decir que hay 2.548 personas en la calle, al Gobierno le da menos que el año pasado cuando las situaciones de pobreza aumentan, esto es ridículo -denuncia Ávila con micrófono en mano mientras agrega cifras-. Si en 2019 el censo popular nos dio 7.251 personas en situación de calle, ahora deben ser, solamente en CABA, más de 10 mil. Nuevamente desde los gobiernos se está invisibilizando y subregistrando cada vez más a las personas en situación de calle”.

En contra de la metodología llevada a cabo y con la experiencia de haber realizado dos censos populares, estas organizaciones plantean que, para hacerse un censo real de personas en situación de calle, se debe tener en cuenta la complejidad de los casos de la población y adaptarse a su metodología de vida. Debe conocerse la problemática, hacerse en diferentes horarios durante varios días y preguntar cosas diferentes, “No lo pueden hacer operarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como sucedió, lo tienen que hacer integrantes de las organizaciones sociales que conocemos y tratamos siempre con les compañeres y saben que no los vamos a correr, tiene que haber un sistema de registro para saber que no se cuente dos veces a la misma persona y saber que se tiene que ir a buscar a los compañeres” comenta Milone. 

Por otro lado, Mónica Farías, integrante de la Asamblea Popular Plaza Dorrego, agrega que nosotros cuando hicimos los censos populares, previo a eso, salimos a hacer recorridas de sensibilización, o sea se les avisaba a les compañeres que iba a haber un censo y esto es importante primero para que el compañere esté predispuesto a contestar y segundo para que esté atento y pueda contestar. Salir a sensibilizar no es lo mismo para la situación de calle que mirar o escuchar spots publicitarios en los medios porque no todos tienen acceso a esa información, la mayoría se enteran en el boca en boca, y eso claramente no se hizo. Por eso, nosotres decimos que para poder contar a los compas en situación de calle primero hay que querer contarles, y si les querés contar vas a encontrar el modo como nosotres, con dos censos populares lo encontramos y lo hicimos. Entonces es ver cómo tanto más el Estado que tiene más recursos que nosotres puede llevar a cabo ese conteo”. 

Las organizaciones caracterizaron este hecho como intencional ya que se censó con móviles y en una sola franja horaria nocturna sabiendo que es el momento del día en el que las personas en situación de calle tienden a ocultarse para evitar cuestiones climáticas y violencias institucionales. “Lo que notamos fue lo mismo que notamos en otros momentos, que algunas ranchadas justo antes del conteo desaparecen y a veces lo que pasa es que se las corre con violencia de donde estaban y se les sacan sus pertenencias, forzándolos a transitar hacia otro lugar más oculto, o directamente se le otorga algún subsidio o algún dinero insuficiente que solo alcanza para alquilar una habitación de hotel un par de noches para justamente sacarles de la calle ese día”, comenta Mónica Farías. “Yo creo que un poco es no hacerse cargo de la problemática. Las gestiones quieren tener menos pobreza y la pobreza más extrema obviamente tiene que ver con las personas en situación de calle, cuanto más se ven personas en situación de calle quiere decir que peor esta la situacion y claramente es lo que quieren hacer, un registro con números políticos para demostrar menos pobreza, estos números menores significan menor presupuesto para políticas públicas, dejando afuera cuestiones de asistencia real a las personas que sobreviven en las calles del país”, expresa por su parte Ávila rodeado de compañeros en situación de calle.

“Yo hace ocho años estoy en situación de calle, conozco pibes de otras ranchadas y cuando nos juntamos les preguntabas ‘che, ¿te censaron?’ y te decían ‘no pasó nadie’ o ‘che, yo no sabía que se hacía’”, comenta José, que dio su presente el viernes, mientras esperaba que su compañero de calle le alcance su segundo vaso de chocolatada.

Si bien la sanción de la Ley 27654 es tomada como un avance para las organizaciones ya que por primera vez en el censo se tomaba en consideración la situación de calle, aquello que en un principio les parecía una oportunidad histórica y única, finalmente en la práctica se perdió. “Íbamos a tener un registro, una aproximación al total nacional de personas en situación de calle, algo que no tiene precedentes, porque así como los censos nacionales se llevan a cabo para conocer a la población e implementar políticas públicas acorde a esa población, tener en cuenta la población en situación de calle del mismo modo implicaría que se puedan pensar políticas dirigidas a ese sector y que puedan dejar la calle para tener un proyecto de vida”, lamenta Mónica Farías incluso con su mirada. “Lo que se le está negando a la gente es la posibilidad de tener un proyecto de vida, de poder dejar la calle, las organizaciones hacemos lo que podemos pero no es suficiente. Los recursos y obligación de resolverlo para armar cosas mejores debe darse de parte del Estado”, exige Ávila mientras no deja de estar atento a compañeros en situación de calle que a medida que llegan al Obelisco y lo saludan desde lejos, les responde con un gesto y una sonrisa oculta pero notoria detrás del barbijo.

Milone concluye que mientras tanto seguirán profundizando el Observatorio de las violencias hacia las personas en situación de calle que realizan desde la Asamblea como herramienta para al menos registrar las situaciones de violencia contra estas personas. “Tener un censo real es importante incluso para esto porque es necesario tener un número más fehaciente. Si no tenemos números reales de cuántas personas en situación de calle hay, no tenemos números de cuál es la violencia y quienes la ejercen hacia personas en situación de calle. Va a ser necesario reunirse o poder pensar alguna otra situación porque la realidad de les compañeres en situación de calle es muy grave a nivel de derechos humanos, es una violacion sistemática a los derechos humanos de les compañeres y en ese sentido es algo de lo que el Estado necesariamente se va a tener que ocupar”.

Por su parte la organización Proyecto 7 seguirá a la espera de una respuesta a su denuncia por discriminación contra el INDEC que aún se encuentra en marcha y de tratativas con este organismo. “Como siempre decimos, la calle no es un lugar para vivir. La gente se muere en la calle de manera criminal porque no hay una atención real de parte del Estado, -cierra con firmeza Horacio Ávila mientras integrantes de diferentes centros de la organización y compañeros en situación de calle lo escuchan y asienten reafirmando sus palabras y añade sobre la denuncia por discriminación al INDEC – Lavagna va a tener que dar alguna respuesta a la denuncia para luego ver si se realiza un censo específico que tenga que ver con la problemática, así que, estaremos ahí con esa denuncia y esperando la resolución de la justicia».