Una cantante de película

Una cantante de película

Delfina Campos, la intérprete y compositora que aporta su música a Envidiosa, acaba de realizar una gira y se presenta nuevamente en Buenos Aires. El rock el rock, el folk y pop el pop pensados como imágenes de cine.

El sonido invade la terraza del Centro Cultural Recoleta y rompe con la calma del domingo. Delfina Campos y su banda realizan la prueba de sonido, mientras la gente se amontona alrededor de las cintas que delimitan el escenario. “Chicos, esta es la prueba de sonido. El show arranca a las 6”, dice la artista al micrófono, un poco incrédula, entre risas. Los espectadores se quedan ahí, para vislumbrar lo que será una nueva presentación de Películas Perdidas, el último álbum de la cantante, que a lo largo de nueve canciones recorre el amor, la desilusión y la transformación personal.

Cuando la prueba concluye, Campos y su banda se retiran. Una hora después, regresan ante un público ya multiplicado, que cubre casi por completo la terraza. Algunos aseguran su lugar sentados en colchonetas de colores; el resto espera de pie. La música comienza y el público responde de inmediato: los cuerpos se mueven al ritmo, las voces corean cada letra y varios celulares registran fragmentos del show. En las últimas canciones, la cantante llama a los espectadores a romper el orden establecido y a acercarse al escenario para bailar. Así comienza una fiesta a corazón abierto.

Luego de presentar su show en el Centro Cultural Recoleta, y antes de una fugaz minigira que la llevó por el exterior, Campos habló con ANCCOM acerca del proceso creativo de su segundo disco, de sus futuros proyectos y del lugar de las mujeres en la escena musical argentina. Ya de vuelta en Argentina, tiene una nueva fecha en CABA, este sábado 24 a las 20, en ArtLab Centro Cultural, Roseti 93.

¿Cuál fue el punto de partida para construir Películas Perdidas?

Fue algo que me estaba pasando cuando tocaba en vivo, una necesidad de mayor potencia y más organicidad en las canciones. Mi disco anterior tenía canciones con batería acústica, pero también con beats programados. Sin embargo, me pasaba que el vivo me pedía más rock, más potencia, otro tipo de registro y de intensidad. El punto de partida fue sensorial, quería grabar un disco que fuese pop rock, en el que yo disfrutara y se sintiera de una determinada forma al tocarlo en vivo. Después hubo muchas canciones que eran notas de voz perdidas en el celular, algunas de las cuales había escrito hace muchos años, y otras hace no tanto tiempo, pero no había grabado. Algunas las recuperé, por eso el título hace referencia a ellas. Muchas veces la gente me dice que mi música tiene una cualidad visual, como si fuese cinematográfica, el título también juega con eso.

 

¿Cómo fue el proceso de redescubrirlas e integrarlas al disco? ¿Cambiaron mucho de su forma original?

El proceso se dio a partir de unas sesiones para componer con otros compositores y productores en el estudio de Warner Chappell, mi editorial. Me encontré en una situación de: “Bueno, tengo estas jornadas de composición, ¿qué ideas o disparadores que ya haya hecho antes puedo llevar?” En esa cosa de buscar entré a mis notas de voz y las encontré. Fue muy interesante, porque encontré por ejemplo la grabación de la guitarra y voz de “Balada para el fin del mundo”. Se la mostré a Percii (Gastón Porro), un productor que conocí en el marco de estas jornadas, y armó una propuesta de producción para la canción que yo jamás me hubiese imaginado. Me fascinó, y ahí decidí que quería laburar con él como productor del disco. A nivel composición no sé si las canciones cambiaron mucho de su forma original, pero de golpe hay algo de la dirección que pueden tomar desde producción que a veces sorprende. En esas sesiones también hubo algunas canciones que surgieron de cero, como “Testigos”, que la compusimos con Juana Aguirre, Nico Landa y los chicos de Hipnótica.

Tanto en Películas Perdidas como en Cómo bailan los demás tus letras muestran una gran conciencia: hay una mirada muy lúcida sobre lo que sentís, sobre el otro y las consecuencias de las acciones. ¿Esa claridad también te acompaña en la vida cotidiana, o es algo que aparece con el tiempo, cuando tomás distancia de los hechos?

Soy una persona muy introspectiva, estoy muy en contacto con mis emociones, con mis pensamientos. Soy muy reflexiva, por ahí eso transpira mucho en mis canciones. Me es muy fácil componer desde un contacto con mi mundo emocional interno y me resulta más difícil hacerlo desde algo más mental. Lo intimista e introspectivo es el combustible creativo que más usé hasta ahora. Puedo empezar a intentar componer desde otros lugares, pienso en artistas que componían desde lo político, pero mi mundo emocional me resultó el lugar más intuitivo al que acudir.

 Si Películas Perdidas fuera una película, ¿de qué género sería y de qué trataría?

En algún lado leí que alguien decía que tal o cual canción del disco podría servir de soundtrack de un coming of age. Los yankees utilizan este término para llamar a las historias que hablan de un personaje joven o adolescente que atraviesa una experiencia la cual lo convierte en la persona que tiene que ser, en un adulto o en lo que sea. Creo que Películas Perdidas podría ser una película donde una persona a través de sus vínculos o relaciones amorosas se vuelve más adulto, o más maduro, como si fuera un coming of age argentino. Me gusta pensar que la última canción del disco es la más madura también, en muchos sentidos, por los temas que trata y aborda. “500 años luz” es una canción que quita el foco de lo interpersonal y lo vincular, y lo pone en hacerse preguntas más existenciales. En ese sentido, el disco empieza con “Testigos”, que tiene un registro más despechado, y termina con “500 años luz”, que es una cosa más madura. También pienso que definitivamente la película transcurriría en una ciudad, probablemente de noche, porque son los escenarios de mis canciones.

 

¿Hay algún sonido, formato o territorio creativo que te gustaría explorar en tus próximos proyectos?

Hay muchas cosas que tengo ganas de hacer. Hubo un descubrimiento para mí con este disco, definitivamente esto de que me interesa un camino más orgánico. Desde las producciones me gusta el territorio del rock, del folk también. Creo que en algún momento voy a hacer un disco más folk, es algo que me lo debo. Hay una triada entre el pop, el rock y el folk que es en donde mejor me hallo. A veces fantaseo con que quiero hacer un disco de boleros. Quiero hacer mil discos, pero es probable que el próximo se mantenga en esos géneros. También hay algo que siempre quise hacer: grabar un disco en vivo. Es un proyecto que eventualmente me encantaría.

 

Entre tu presentación en un festival masivo como el Quilmes Rock y la incorporación de tu música en la serie “Envidiosa”, ¿sentís que tu música está alcanzando otros espacios o públicos inesperados?

Si hay algo que me importa, que quiero y que pienso mucho, es que ojalá mi música siga creciendo y pueda llegar a más gente, que personas nuevas la descubran. El Quilmes y “Envidiosa” fueron plataformas para que eso sucediera. Sentí que estuvo pasando, y espero que ocurra cada vez más.

 

¿Cómo ves el lugar de las mujeres en la escena del pop y del rock argentino?

Hay ciertos prejuicios hacia la mujer, muchas veces es como si se desconfiara de su agencia creativa, por ejemplo con la idea de que atrás tiene que haber un hombre produciendo. Eso existe en todos los géneros, no solo en el pop o en el rock. En el rock creo que el público argentino es muy snob con ciertas ideas. Está el rock nacional, donde son todos hombres. Obvio que hubo un montón de mujeres, pero es un territorio esencialmente masculino, donde creo que es muy difícil ganarte el respeto de esa tribuna de hombres que determina que entra o que no en ese panorama del rock argentino. Hay una especie de cultura del rock chabón, donde olvidate que entre una mina. Está habiendo exponentes femeninos espectaculares en el rock y me encanta, pero me parece que todavía hay mucho camino por recorrer. Creo que está cambiando, y va a cambiar, pero siempre fue un territorio muy masculinizado. Y los que siguen determinando quien entra, quien sale, como los programadores de los festivales del género, siguen siendo predominantemente hombres.

Peronismo online

Peronismo online

Macarena Gazcón (29), Sofía Scapeccia (29) y Florencia Feijoo (36) son quienes están detrás de Armys Peronistas, un medio digital que nació de un grupo de fans del K-pop y siguió organizando colectas para reemplazar al Estado que se retira de la ayuda social. De las redes sociales al bordado.

Army, armada en español, es la denominación que reciben los fanáticos de la famosa banda pop coreana BTS formada en 2013. Millones de personas de todo el mundo, de edades variadas, pero sobre todo mujeres se convirtieron en sus fans. En la Argentina, ese fanatismo se conectó de manera inesperada con la política para formar las Armys Peronistas (AP).

En estos tiempos de desprestigio de las instituciones políticas, no es raro escuchar frases que descalifican a los militantes partidarios que los tildan de fanáticos y, por ende, carentes de pensamiento crítico. Tampoco sorprende que los artistas musicales se vinculen a causas políticas. Al menos en Argentina, donde uno de los géneros más populares, el rock nacional, tuvo desde sus orígenes un fuerte componente social y político. Sin embargo, sí es llamativo la asociación entre cantantes coreanos, provenientes de una industria como la del K-Pop, que rara vez se vincula con cuestiones políticas, y uno de los movimientos con mayor peso específico en la historia política argentina.

Una de sus fundadoras, Florencia Feijoo, cuenta cómo llegaron a esta extraña combinación durante las elecciones presidenciales de 2023: “Al principio fue una joda que se me ocurrió después de ver como otros fandoms hacían lo mismo. Lo propuse desde mi cuenta personal y otras chicas me respondieron que lo hagamos. Armamos un grupo, lo hablamos, decidimos crear una cuenta de twitter y sacar el comunicado, pero en ese momento solamente pensamos en publicar eso y ya está”. 

En su primer comunicado AP pidió: ‘’Convocamos a nuestras hermanas y a toda la ciudadanía argentina a que no voten por Javier Milei. Somos conscientes que dentro de Army hay quienes lo votan. A ustedes llamamos a la reflexión activa, a que relean las letras de BTS, sus discursos, opiniones y los artistas que ellos recomiendan. Sus posicionamientos y mensajes no tienen nada que ver con un partido que profesa el odio, la violencia y el desprecio hacia el otro”. El mensaje terminaba: “Por una patria más justa, soberana, disidente, feminista y plural donde quepamos todos’’. 

Sin embargo, lo que puede haber nacido como un chiste se desarrolló como un espacio en el que hacer política desde la alegría y la inclusión, lejos de formas más rígidas de las que algunos, sobre todo jóvenes y en particular mujeres, se sienten expulsados. Con esa alegría, los militantes organizan acciones solidarias y encuentros para compartir, debatir, reflexionar. Desde  X (ex twitter) e Instagram, con la incorporación más tarde de un blog, militan reivindicando al peronismo con una gran impronta feminista.

 ¿Por qué después de las elecciones continuaron usando la cuenta como un medio?

 Macarena Gazcón (MG): Porque perdimos. El panorama de ‘qué hacemos ahora’ fue bastante desolador.

Florencia Feijoo (FF): Apenas se anunciaron los resultados hicimos un space [una reunión en vivo con audio  en X] porque había gente que estaba completamente asustada por el discurso de odio y ahí fue donde dijimos “no podemos no hacer nada”. No sabíamos cómo referirnos o qué hacer. Hubo gente que nos empezó a demandar un espacio político y nosotras decíamos: “No tenemos herramientas ni sabemos cómo”. Así fue como decidimos dedicarnos más a las redes y a acciones sociales puntuales.

MG: Surgió la idea de hacer colectas porque teníamos una conocida que es fan de BTS y tiene un comedor. Nosotras no nos podemos juntar tan seguido porque no vivimos tan cerca y aparte todas laburamos, estudiamos, pero sí podíamos ayudar de esa forma.

Sofía Scapeccia (SS): Hay un montón de registro de acciones y donaciones que hicieron las Armys en diferentes partes del mundo y esto no es más que replicar ese modelo. Nosotros lo que podemos hacer acá es juntar plata para un comedor o comprar los regalos de Navidad. A veces decís que no es mucho, pero después te enterás de todas las bajas de planes y ayudas que hizo el Estado nacional y entonces se vuelve necesario que alguien suba un CBU y junte plata. Las Armys se mueven bastante en ese sentido. Cuando sale el primer DNU fue donde pensamos en que podíamos mantener la cuenta como medio independiente para poder explicar mejor qué significaba y bajarlo a un idioma que se entienda. Hicimos también un hilo en twitter explicando cosas del 2001, sin entrar en términos económicos, desglosando esa información y tratando de explicarla como lo entiendo yo como ser humano común que no tiene ni idea de economía.También pensamos en que por ahí muchos de los que nos siguen militan en otro lugar, como yo, pero también consumimos muchísimo internet que fue el primer terreno donde nos ganó Milei. De alguna forma fue una manera de decir “No son los únicos que están acá”. Lo que hacemos es una forma de militancia, claramente muchísimo más online, pero de esta forma podemos ayudar.

FF: Se agrupó gente que estaba suelta. Se terminó formando una comunidad porque a veces cuando nos juntamos viene una madre con su hija, o con los padres, con la abuela, con la tía. Incluso hoy nos siguen personas que no les gusta BTS pero les parece copado el contenido que subimos.

 

¿Por qué Armys y por qué peronistas?

 SS: La identidad se construye a partir de lo que te representa y consumís. En nuestro caso, aunque muchas somos peronistas de distintos palos, coincidimos en que la relación entre el peronismo y BTS está en el amor al otro. Ese amor al otro es “La patria es el otro”, es la noción de justicia social. Vos seguís a una banda porque te gusta su música, pero después los ves hablando sobre educación pública, salud pública, donando a causas sociales, yendo a la ONU a hablar sobre identidad de género. Ahí es donde decís: “Esta gente tiene lo que yo conozco como conciencia de clase”, y por lo menos en nuestra ideología, esa conciencia de clase nos la dio el peronismo. Ahí está lo parecido. En algún punto son cosas distintas, pero si vas más allá de lo estético, el mensaje que deja BTS no es tan lejano al peronismo. Solo que está en coreano

FF: Todo el mundo piensa que somos más chicas, que porque nos gusta BTS tenemos 12 años. Es gracioso, a veces hay comentarios de “Ay, escriben re bien”, como si ser menor implicara que no podés escribir bien o no podés tener una ideología. Es una doble infantilización: a las adultas nos tratan de adolescentes por nuestros gustos y a las adolescentes de niñas bobas. BTS tiene capas y hasta donde vos querés, entendés: algunas se quedan con el ‘love yourself’ [amarse a sí mismo], que es el mensaje más simple. Pero para mí no hay manera de no ver su postura política en sus canciones y en sus acciones. Son artistas y su mensaje los trasciende. Hay muchos discursos de que no hay que meterlos en política, pero ellos son súper políticos. Toda la época preelectoral en Corea del Sur estuvieron con el presidente Moon, que es del lado democrático.

 

Con ustedes, BTS

BTS es la joya del pop Coreano conocido como K-Pop. La banda llenó Wembley entre otros estadios y tiene 75 millones de seguidores en Instagram. Una palabra suya llega a millones en el mundo. También es un grupo con una gran impronta social, que apoyó la campaña Black Lives Matter en el 2020. Con ese modelo, millones de seguidores, como AP, realizan en distintas partes del mundo campañas de donación u otras actividades en su nombre. Uno de los hechos recientes y llamativos fue la convocatoria de las fans coreanas a participar en las marchas de protestas para la destitución del presidente Yoon Suk Yeol, luego del intento fallido de aplicar la Ley Marcial el pasado 3 de diciembre. Lo que arrancó en 2013 como una “boys band” de la industria se fue transformando en bastante más.

En el caso de AP, si bien produce una gran cantidad de contenido militante, no deja de funcionar como un medio descontracturado. Su propuesta incluye no solo información política y social, sino también noticias del mundo del entretenimiento y el espectáculo, relacionadas o no con BTS, además de recomendaciones culturales de diversa índole.

 ¿Por qué decidieron diversificar su contenido?

FF: Es un poco validar también el ocio y el reírse entre tanta mierda. Antes de que los miembros de BTS empezaran el servicio militar, transmitimos algunos de sus programas de entretenimiento o recitales. La idea era juntarse dos horas aunque sea de manera virtual y distraernos de que la vida es una cagada, no te alcanza la plata, la estás pasando mal.

Cuando sumamos las recomendaciones fue desde el lado de que todo no sea tan solemne y correcto. Por ahí leíste un cómic o un libro de poemas y te gustó y lo querés compartir. No todo tiene que ser educativo o tener sentido. También tiene que ver que por ser mujeres siempre estás justificando el “No es tan estúpido como vos creés lo que yo consumo”. Eso también nos pasa mucho con BTS, que siempre que nos hablan de BTS salimos a decir: “No, pero mirá las letras, mira de lo que hablan”. La validación del ocio también es peronismo. El ocio es un derecho humano.

SS: Cuando hay fechas importantes como el 8M, el 3 de junio, intentamos que sí sea desde el ocio, pero que tenga algún guiño a ese acontecimiento. Empezamos a invitar a otros integrantes de la comunidad a que hagan sus recomendaciones, que no seamos solo nosotras tres hablando. Es una forma de darle visibilidad a sus voces. Ahora que empezamos con los videos hay otras chicas que nos ayudan.

 Para el 24 de marzo, realizaron una visita a la ex-ESMA ¿Cómo surgió esa convocatoria?

FF: Empezamos a pensar en publicar cosas fuera de las efemérides, de las colectas, cuestiones más culturales que es lo que también vemos reflejado en BTS: la revalorización e importancia por la cultura propia. Fuimos a la ex-ESMA porque es un espacio que nadie sabe qué le va a pasar en estos próximos tres años, y que no veo muchos medios comunitarios yendo a ver cómo se siguen sosteniendo o en qué condiciones están sus trabajadores. Es una manera de resignificar el espacio, de que no quede en el olvido.

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Evita K-Popper

El sábado 3 de mayo las AP visitaron el Museo Evita. Durante la jornada, realizaron un recorrido guiado que luego compartieron en sus redes sociales y participaron en un taller de bordado. Jimena, una seguidora de 34 años, destacó la necesidad de este espacio que se formó gracias a AP: ‘’Es una comunidad donde nos podemos vincular, donde hacemos actividades, colectas, vamos juntas a las marchas. No solo desde la cercanía ideológica y política, sino también desde el goce en algo común. La comunidad es la única forma de crear lazos sociales. Estamos generando un espacio que también es bueno para las generaciones venideras, para que puedan empezar a forjar su identidad política y que no lo hagan en la completa desolación y  orfandad de lo que es la hostilidad de las redes. Tal vez nosotros podemos darle un sustento político de algún tipo porque con la desaparición de los terceros espacios también están desapareciendo las oportunidades de desarrollar el yo político y el yo social de las juventudes’’.

Camila, de 24 años, también celebra la iniciativa: ‘’Es un gran laburo el que hacen las chicas. Porque además no se quedan solo en Buenos Aires, tratan de hacerlo más federal. Con las colectas buscan que no se reduzca todo acá y también comparten lo que pasa en el resto del país. En los medios hegemónicos hay mucho menosprecio por el interior. Cuando pasó lo de Bahía Blanca todo el mundo lo cubrió pero no se habló las inundaciones de Jujuy que fueron terribles’’.

 

«Hablamos mucho en la comunidad del hartazgo de las internas. Parece que está todo el mundo en un cumpleaños debatiendo cosas que no tienen sentido en este momento. Tampoco tenemos ganas de seguir militando a cualquier candidato. Lo único que nos interesa es que la derecha deje de hacer mierda el país y que la gente de mierda vuelva a tener vergüenza de ser gente de mierda», dice Feijoo.

Elecciones y proyectos a futuro

¿Qué planes tienen para este año?

FF: Con respecto a las acciones solidarias este año decidimos hacer menos cantidad por una cuestión de darle respiro a la gente porque muchos nos hablaban de que habían colaborado en Navidad y querían colaborar de nuevo para el inicio de clases pero no podían. Cada vez hay más gente necesitando ayuda y cada vez hay menos gente que la puede dar. Por eso se nos ocurrió ir a la ex-Esma o al Museo Evita: hacer actividades en conjunto que no impliquen entradas y pueda ir la mayor cantidad de gente. Algunas son más serias, más interesantes, otras son solo para ir a divertirse un rato a un lado.

SS Ahora buscamos hacer cosas que tengan un impacto más cultural, que no sea solamente subir información. El otro día que fuimos a la ex-ESMA, primero la recorrimos pero después estuvimos una hora tomando mate, hablando de cosas que tenían que ver con eso y compartiendo experiencias y sacando conclusiones. Al inicio de clases, a su vez, colaboramos con una escuela rural de Santiago.

FF: Con las elecciones hay una cuestión que hablamos mucho en la comunidad y es el tema del hartazgo de las internas, que parece que está todo el mundo en un cumpleaños debatiendo cosas que no tienen sentido en este momento. Tampoco tenemos ganas de seguir militando a cualquier candidato. Lo único que nos interesa es que la derecha deje de hacer mierda el país y que la gente de mierda vuelva a tener vergüenza de ser gente de mierda. Preferimos volcarnos en lo crucial que es poder ayudar. Cuando llegue el momento de las elecciones en la provincia veremos qué hacer. Pero hay también una cosa que pasó también en las elecciones presidenciales: los que votaron a Milei no eran todos del núcleo de Milei, era gente que estaba cansada y decidió votar cualquier cosa, y al margen de lo que yo pueda pensar de ellos, ahora pasa lo mismo, quieren votar otra cosa pero no hay ninguna propuesta clara sobre nada.

S.S: Creo que también uno de los objetivos es decir que hay una alternativa posible. En algún punto es generar una comunidad un poco más fuerte, de reforzar este espacio seguro donde nos podemos expresar. Hay mucha gente que se quedó sin espacio en militancia o que no está conforme, y que se quiere cagar de risa, pero al mismo tiempo hacer algo útil. Las militancias últimamente tienen esto de juzgarte, de que si no pisaste ocho barrios no militás, no sos peronista. Lo que hay que hacer es abrir más espacios, donde se pueda colaborar y donde las acciones individuales se puedan transformar en colectivas y sean más significativas.

FF: Mucha gente nos habla pidiendo unirse al grupo de whatsApp porque estaban en una organización y se fueron, o querían involucrarse de alguna manera pero sin que sea en sí militancia política, y terminó cayendo toda esa gente acá. Muchas compañeras se alejaron de espacios políticos por el machismo. Ahora está el discurso de los valores tradicionales que es a nivel mundial, y que está pasando en todos los partidos políticos. Muchos ven a AP como un lugar seguro porque saben que si sos mujer, si sos trans, si sos gay, acá no hay problema. Esto no es solo un espacio donde te informas sino también te conmovés. Cuando estábamos en la ex-ESMA terminamos todas llorando, reflexionando. Ahí decís esto es lo que buscamos hacer, que tal vez en otros lugares no se valora. Si no hay política de Estado, tiene que haber grupos de gente que se organicen para conseguir algo. Solos no vamos a llegar a ningún lado. La propuesta es juntémonos, charlemos de lo que nos pasa, nos preocupa y organicemos y hagamos algo dentro de lo que podamos. La comunidad es, para mí, lo más importante que se fue generando.

Armys Peronistas podría definirse en un inicio como un medio cultural-partidario, como aquellos primeros diarios que solían circular entre personas con ideas comunes. AP terminó generando una comunidad abierta a cualquier persona que se sienta interpelada a participar colectivamente de distintas formas que combina lo digital y lo territorial. Esta militancia no está exenta de una dimensión afectiva y simbólica que se sintetiza en el lema ‘’El peronismo te llega en algún momento y los BTS te abrazan en algún momento’’. Sus integrantes transmiten un mensaje de amor al otro, de empatía y justicia social, valores que ellas mismas identifican tanto con BTS como con el peronismo.

10 años de música argentina: la irrupción de la canción urbana

10 años de música argentina: la irrupción de la canción urbana

De las plazas al mercado, el trap ganó al público joven pero también seduce a los viejos rocanrroleros. Wos, Naty Peluso y Ca7riel, entre otros emergentes, conviven con los póceres de rock, el jazz, el tango y el folclore.

Los últimos diez años de la música argentina estuvieron atravesados por el auge de los ritmos urbanos, que se integraron en un ecosistema de géneros ya consolidados y transformaron la escena sin perder sus bases históricas. El camino de los músicos de aquellos géneros tomó dos direcciones: mientras algunos se mantuvieron fieles a los sonidos característicos, otros emprendieron un proceso de búsqueda, establecieron puentes con el pasado y fusionaron distintos estilos que dieron lugar a un nuevo sonido. En este contexto, artistas y un periodista especializado analizaron los cambios y el impacto de la tradición en la música actual.

Mariano del Mazo, periodista y escritor, examinó la última década y afirmó que el cambio más grande en música popular fue el advenimiento de las nuevas músicas urbanas, que incluye géneros como el pop, el hip-hop, el trap, el reggaeton y la electrónica. “Fue muy pronunciado lo que ocurrió con el trap, en términos de expansión y conquistas de mercados. En otros géneros se mantuvo una tendencia: cierto conservadurismo del rock, cierta producción muy interesante y proteica del tango, pero sin ningún tipo de alcance masivo, el folklore sin grandes novedades y la repetición de formatos ya hechos anteriormente en el pop”,  observó.

La música, como todos los aspectos de la vida, fue atravesada por la pandemia, el aislamiento y el aumento del uso de los medios digitales. Del Mazo reconoció estos factores como los impulsores del trap, un movimiento que se gestó en el 2010 y creció al calor de la presencialidad, con batallas de freestyle y encuentros en Parque Rivadavia. La posibilidad de hacer canciones con una computadora, compartirlas en plataformas de streaming musical y difundirlas en redes sociales, sin la intervención de un sello discográfico, abrió la puerta para que una nueva generación de artistas se diera a conocer.

“A principios de este siglo, Chico Buarque dijo que la canción era un fenómeno del siglo XX, y que el siglo XXI sería el siglo del hip-hop y del rap, o del plagio. Después de artistas como Gardel, Jobim, Lennon-McCartney, no habría manera de superar lo que ocurrió en ese tiempo. No sé si acertó, porque ya van 25 años del siglo XXI y la canción sigue presente”, dijo del Mazo y agrega; “Se impuso a través de géneros nuevos, derivados del hip-hop, del reggaeton, de otros ritmos y con un sonido que hoy está naturalizado. Actualmente hay algo que tiene que ver con el silbido, con la repetición, que es aparentemente invencible. Un montón de chicos y chicas son capaces de memorizar largas parrafadas que no tienen ninguna melodía, algo que en el siglo XX hubiera sido bastante complicado. Hoy la atención del oyente es mucho más fragmentada y a su vez más afilada, lo que hace que todo sea más vertiginoso y que lo que ayer fue cantado enseguida caiga en el olvido. Es complicado pensar en un clásico, o un futuro clásico.”

Sin embargo, en esta década la música urbana no permaneció estática, ya que algunos cantantes se alejaron de las fórmulas propias del género, y se encomendaron a una exploración, tanto en sus discos como en sus recitales, en la que incorporaron elementos del rock, jazz e incluso aparecieron guiños hacia el tango y el folklore. Del Mazo afirmó: “La necesidad del toque en vivo hace que se metan instrumentos analógicos. Uno va a ver los conciertos y hay instrumentos en formato rock: guitarras eléctricas, sesiones de vientos. Hay cierta torsión hacia el formato canción que viene de artistas que empezaron haciendo otra música. Aquello que es puro sonido y ritmo con poca melodía va teniendo una tendencia hacia lo cancionístico. Así mismo pasó con Wos, Nathy Peluso, Trueno y Dillom.”

En estos años, los nuevos artistas y géneros convivieron con músicos emblemáticos de otras décadas, tanto en el público, compuesto por distintas generaciones, como en los intérpretes. El periodista remarcó: “Algo que afortunadamente está ocurriendo con la nueva música es que respeta el pasado inmediato. La mayoría de los chicos que hacen música hoy tienen un gran respeto y admiración, también conocimiento de las obras de los Redonditos, de Divididos, de Spinetta. El sonido de esta época ya no es el rock, es otro sonido que está fraguando. Quizás para el oyente veterano estos nuevos artistas cuestan, porque son otras voces, otro estilo y estética, como costó en las décadas del sesenta y setenta a los viejos tangueros asumir el rock. Hoy los jóvenes tienen otra consideración estética de lo que es alguien que canta o toca bien, no pasa por la entonación.”

Fernando Samalea, histórico baterista y bandoneonista que ha tocado con artistas como Charly García y Gustavo Cerati, dialogó con ANCCOM sobre la continuidad de la música actual con el pasado y expresó: “Hay algo mágico donde siempre queda una década en el medio que molesta. Por ejemplo, en los años ochenta se rescataba mucho de los años sesenta, pero los setentas se veían como algo arcaico y obsoleto. En los noventa hubo una nueva revisión de la música disco, del funk, y tanto el rap como el hip-hop tuvieron que ver con eso. Tal vez, sin ánimo de ponerme en pragmático porque nadie tiene la verdad absoluta, estos tiempos dejan muy en claro que convivimos con varias décadas para revisitar. Los videos más actuales de bandas en boga, llámese Bándalos Chinos o Ca7riel y Paco Amoroso, le hacen guiños muy característicos a otros tiempos”.

El músico, que se encuentra en plena escritura de un nuevo libro de memorias, agregó: “Es como si hubiese un mediomundo en el mar atrayendo todo lo que pasó, y a su vez, generando la punta de lanza hacia lugares insospechados, porque en definitiva los jóvenes son quienes deben enseñarnos el camino e ir hacia delante en la música.”

Además, el músico destacó la importancia de la tecnología en el rock, y sus influencias sobre otros géneros: “Una afirmación que me gusta mucho es que el rock comenzó cuando a alguien se le ocurrió enchufar una guitarra española a un parlante. Denota que la tecnología tuvo mucho que ver. Yo vengo de los años ochenta y la música tenía mucho que ver con los años sesenta, el tipo de melodía y el tipo de ritmos. La gran diferencia fue la tecnología de los sequencers, las baterías electrónicas, ese sonido particular con los procesadores de entonces”

Samalea añadió: “También en los años noventa afloró la movida de los loops y las repeticiones, que le dieron las marchas características al rap y al hip-hop. Los ingenieros que hacen los sonidos de los teclados, los sequencers o baterías electrónicas, de alguna forma son héroes anónimos que tienen mucho que ver en la personalidad de cada época.”

Daniel “Pipi” Piazzolla, baterista de Pipi Piazzolla Trío y Escalandrum, y nieto de Astor Piazzolla, meditó en torno al impacto de los últimos 10 años en el jazz. El músico expresó: “El jazz ocupa un lugar muy importante dentro de la música argentina porque es un género que le permite a los nuevos compositores expresarse y hacer nueva música sin estar regidos por lo que dicen los grandes sellos, por lo que es un buen ámbito para poder experimentar a pleno todas las ideas que se te van ocurriendo. Al jazz nunca le interesó ser famoso ni sonar en las radios. El jazz argentino fue evolucionando y creo que la globalización ayudó bastante en esto de mezclar estilos, de escuchar música de otros mundos y experimentar con nuestra propia música.”

A lo largo de su historia, y debido a su versatilidad y carácter lúdico, el jazz argentino se fusionó con distintos estilos como el tango, el folklore, el rock, el funk y el hip-hop. Piazzolla remarcó: “No es una novedad que artistas de otros géneros incorporen al jazz en su música, ya pasó con músicos de otras generaciones como Luis Alberto Spinetta, con La Máquina de Hacer Pájaros. En el jazz se experimenta tanto que hay cosas que después quedan para otros estilos como ideas”. De esta forma, su integración a la música urbana se manifestó como parte de un curso natural.

Con entusiasmo respecto al pasado, presente y devenir musical, Samalea concluyó: “El mundo de la música parecería ser un río que no cesa y cada generación va trayendo nuevos artistas que cautivan y congregan a miles de chicos y chicas. Me parece maravilloso como el encanto de la juventud denota siempre atracción por las expresiones artísticas. Quizás estamos en una era que es del vale todo, desde lo robótico a lo funky, a lo barroco, incluso épico, de algunas melodías. Siempre está el ritmo, ya sea en lo urbano, lo hipnótico, lo minimalista o en otras composiciones más elaboradas que insta a la danza. Pareciera que la humanidad conecta siempre con ese instinto primitivo del 2/4 y el latido del corazón.”

Tango cooperativo y autogestionado

Tango cooperativo y autogestionado

La Orquesta Típica Ciudad Baigón, integrada por 14 músicos, apuesta desde hace más de dos décadas a una forma de organización contrapuesta al mercado. Gestiona su propio centro cultural y acaba de presentar su nuevo álbum Instrucciones para Sobrevivir en una Pecera

Al entrar a Galpón B, un palier al aire libre recibe a los visitantes con un leve sol filtrándose entre las nubes algo inoportunas del verano porteño. En la puerta está Hernán Cabrera, compositor y pianista de la Orquesta Típica Ciudad Baigón y uno de los socios del centro cultural, junto a su perro. Lo que se percibe es un gran hogar que confraterniza arte independiente con autogestión, una casa que cuenta con un escenario gigante al fondo del terreno.

El proyecto de Ciudad Baigón, orquesta de tango de 14 integrantes, comenzó hace más de 20 años en las calles de San Telmo, cuando se juntaban en Plaza Dorrego y eran echados por la policía por denuncias de ruidos molestos. Del arte callejero a gerenciar su propio espacio en formato cooperativo, el camino de décadas de la banda los nutrió de experiencias que los presenta como un experimento particular por fuera de la lógica algorítmica.

La banda encaró un cambio en sus sesiones de estudio para su último álbum, que se produjo con grabaciones separadas para cada tanda de instrumentos, a diferencia de los anteriores en los que se capturó en tomas únicas: “En este disco estuvimos más tiempo, grabamos las bases, grabamos los bandoneones y después grabamos las cuerdas encima de eso. Fue un proceso diferente a lo que veníamos acostumbrados”.

La nueva experiencia es nutrida, como todo lo que hace el grupo, por la autogestión, por el motor del arte independiente que lleva a la creación a depender nada más que de la curiosidad y el hambre del artista. «Tener una orquesta de tantos integrantes y autoproducir nuestros discos, giras y shows requiere una gran energía, pero no hay otra manera de hacerlo»

 “Esto lo pudimos hacer porque no teníamos un productor detrás. La autogestión no es por amor a ella misma, sino porque priorizamos valores culturales y humanos que hacen la diferencia», remarca Ignacio Santos, primer bandoneon. «Grabamos con click, lo que nos permitió más precisión y duplicar cuerdas. Fue una experiencia nueva y enriquecedora”, destaca Hernán Higa, sonidista del grupo.

«Autogestionarnos –subraya- nos enseñó a resolver problemas, valorar cada recurso y encontrar formas de conectar con el público de manera auténtica». En ese sentido, Santos destaca que esto da la posibilidad también de “ser comprensivos con los momentos de vida de cada uno. La gente se separa, tiene problemas, uno no siempre puede estar al cien. No es que acá controlamos a qué hora llega. Trabajamos como nos hubiera gustado trabajar en cualquier lado”.

Así, el Galpón B –ubicado en Cochabamba al 2500- se convirtió en uno de los motores que le dio vida a la banda. Al ser un proyecto particular y distintivo, la música que tocan no es la típica que se oye en una milonga: “No tocamos tango para bailar, si se ponen a bailar se caen”, dice Higa, riendo levemente. La búsqueda de la orquesta es algo ecléctica,  siguiendo un sonido moderno pero con los elementos distintivos de la canción nacional, sumado a su gran número de músicos, hace que Ciudad Baigón tenga una dificultad extra para llevarse a cabo.

Luego de grabar su anterior disco en Abbey Road, siendo la primera orquesta típica que grabó allí, remarcan que El Galpón es su lugar en el mundo. “Yo estoy en Europa y quiero volver a tocar acá. Cuando nos quedamos sin lugares para tocar, el galpón nos dio la oportunidad de seguir haciendo música en un espacio propio” dice Hernán Cabrera.

El centro surge hace más de 20 años, cuando “el fantasma de Cromañón estaba muy presente”, señala Cabrera. Pero ya buscando una continuidad más estable, el grupo se vio obligado a la creatividad y así forjaron un espacio específico para que la banda de 14 integrantes pueda desplegarse de forma total. “Si no hacíamos el galpón, no tocábamos”, afirma, remarcando que al principio sufrieron muchas clausuras en lo que era otro tiempo para estos establecimientos de la  Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Desde la puesta escénica, el galpón se construyó específicamente para contar con un escenario y una puesta de sonido que pueda soportar un despliegue de tantos músicos a la vez. Lejos de ser un escollo o algo sufrido, remarcan que es algo único. “Tener una banda de este tamaño es económicamente una mala idea, pero artísticamente es único”.

En ese sentido, Julián Bruno, cantante de la banda, admite que siente una gran responsabilidad al ser, por particuaridades de su rol, la cara más visible a la hora de tocar. Sin embargo, reconoce en la experiencia de la orquesta algo singular e inigualable: “Subirte a cantar con la banda es como cantar en un tren, como un trance”.

De esta manera, el proyecto termina siendo posible y rentable por un cúmulo de factores, más allá de lo que produce la banda. Discos, shows, giras, pero también el galpón y la gestión de un centro que nuclea muchos más artistas y bandas que Ciudad Baigón. Esto, sumado al status actual del tango, en un momento en el que la venta de disco, principal ingreso de la banda hace varios años, ya no existe como tal. «El tango es un fenómeno cultural, pero no industrial. Si no lo hacemos por nuestros propios medios, no hay forma de que exista», destaca Santos.

Sin embargo, el tango aquí va más allá de la cuestión comercial: conecta con con las raíces de la canción nacional. Santos remarca que antes “vos antes tocabas en la orquesta de (Aníbal) Troilo y te salvabas”, pero ya no es así. Pero, sin embargo, el tango ha sabido llenar un vacío que el rock dejaba: “El rock se creó en Londres. El rock nacional es bueno por sus raíces, que son el tango y el folclore. Hay algo que no se consigue en otro lado que tiene que ver muchísimo con el tango, es una música popular que convive con lo mainstream, hay un bagaje que se ve en la música actual. Y yo toco tango, y acá están los mejores y el tango somos nosotros”.

La memoria en donde ardía

La memoria en donde ardía

Sobrevivientes, familiares y amigos de la víctimas de Cromañón participaron de una masiva movilización que terminó en el santuario ubicado frente al exboliche para recordar a los 194 muertos del 30 de diciembre de 2004. Exigieron la expropiación del local para convertirlo en espacio de memoria y recordaron la combinación de «ambición empresarial» con «corrupción estatal» que provocó la masacre. Mirá las fotos de ANCCOM.