La fiesta de las letras

La fiesta de las letras

Este jueves se inicia la 17 edición del FILBA, el festival que reúne al mundo literario en todas sus expresiones. Escritores y artistas nacionales e internacionales participarán de talleres y actividades junto a los lectores.

El Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires, FILBA, va a festejar su 17° edición desde el jueves 25 hasta el domingo 28, y se desarrollará en distintos espacios culturales de la ciudad. Esta vez contará con participantes tanto internacionales como  nacionales, permitiendo que se crucen distintas disciplinas y puntos de vista con el objetivo de que la escritura sea la protagonista.

El eje que orienta esta edición es “alter”, que significa “el otro”. Según Victoria Rodríguez Lacrouts, gestora del festival, uno de los grandes desafíos actuales es animarse a ser interpelados por aquello con lo que no nos sentimos identificados, y hacerlo con apertura, sin moralismos ni preconceptos, ya que “cada uno de nosotros está hecho de otros, nos guste o no”. La literatura en ese sentido es un terreno que invita a la empatía, a ver al otro y a reconocerlo en uno mismo. De esta forma, la alteridad, tradicionalmente ligada a la academia es traída a un contexto más cercano. Tal como señala Catalina Labarca, también gestora del festival, la invitación es a “volver a mirarnos las caras y decir: ‘bueno, yo también estoy en ese en frente a mí’”.

Dentro de las actividades, el festival busca impulsar la creatividad desde varios lugares y con distintos formatos. Habrá paneles y talleres, diálogos y conversaciones, entrevistas y lecturas, junto a recitales de poesía, performances, música, y más para satisfacer todos los gustos e invitar a nuevas experiencias. Dentro de los talleres se destacan el de leer cine, el taller de guion, el de dramaturgia y el de narrativa, entre otros. Por otro lado, se proyectarán las películas “Caminos Cruzados” y “Close” el viernes y sábado respectivamente en colaboración con MUBI en el auditorio del MALBA.

Algunas de las iniciativas elementales del festival son la biblioteca abierta, donde se invita a intercambiar libros, la cata de textos, en la que cinco librerías distintas de la ciudad tendrán autores para repasar sus publicaciones, y luego la suelta de ejemplares, que permite que el público se lleve volúmenes de historia, literatura, y otras disciplinas. Las actividades y el festival en si fueron pensados bajo la premisa de que la literatura circule.

”Buscamos que la literatura esté en movimiento, que circule, que una lo que creíamos que nunca iba a estar unido”, afirma  Rodriguez Lacouts. “No buscamos cánones ni canonizar, creo que buscamos transversalidades, tejer una red. Para eso, la literatura tiene que moverse”, agrega.

Filba no está sujeto a las novedades del mercado, por lo que los convidados son elegidos bajo un largo proceso de curaduría que se rige en base a lecturas que les agradaron o recomendaron a las gestoras. Siempre lo piensan tras prestar atención a lo que se viene publicando o lo que crean que sea acorde al tema de cada edición, aunque también depende de donde obtienen apoyo económico y de la disponibilidad de los autores.

Además de los escritores argentinos, este año se suman invitados internacionales tanto de Latinoamérica como del Hemisferio Norte: vendrán autores de Colombia, México, Uruguay, Chile, Ecuador, Finlandia, España, Gran Bretaña y Canadá. También será la primera vez en el festival que participarán escritores de otras provincias argentinas, como Misiones, Córdoba, La Pampa, Tucumán y Salta. “

En su decimoséptima edición, el Filba acontecerá por primera vez también en el microcentro porteño. Además de su locación histórica en el MALBA, se ocuparán diferentes centros culturales como ArtHaus, el Centro Cultural Paco Urondo, y la Casa de la Cultura, recientemente inaugurada por el Gobierno de la Ciudad. Lo especial de estas locaciones es su cernía, se le dio importancia a las sedes y su accesibilidad, buena ubicación, y amplitud.

Es un evento gratuito y abierto al público, exceptuando algunos talleres que tienen inscripción previa y un bono simbólico. Esta instancia de gratuidad es elemental, ya que busca que la mayor cantidad de gente posible se acerque y quiera participar. “Nuestro desafío es que sea el festival más plural posible y ese es uno de los grandes motivos de la gratuidad”,  dice Rodríguez Lacrouts, y agrega: “Si cobrás en esa instancia … queda algo mucho más de nicho: para entendidos y para quienes pueden pagar”.

De esta manera, desde la gestión del evento se busca que la literatura abarque todos los públicos posibles haciendo que “pueda estar en el escenario de otras maneras: por eso las performances, la suelta de libros, la biblioteca abierta (que también es otra manera de crear accesibilidad en tiempos donde la compra de libros es tan difícil)” dice Labarca.

El alma del festival es invitar a todos, y que quienes asistan “se lleven reflexiones e ideas que a lo mejor no tenían y de repente en alguna charla, en algún panel, en algún performance les disparó algo que era interesante seguir pensando”, señala. Bajo la misma línea, Rodríguez Lacrouts considera “La vida se hace de este tipo de microtejidos: escuchar una frase que te guardaste, leer un libro nuevo, llevarte una buena lista de libros recomendado, llevarte una nueva mirada sobre algunas cosas”.

Labarca concluye: “El FILBA pone a la literatura en escena a través de diferentes formatos con el simple propósito de que llegue a todos. Poner pausa y pensar creo que es uno de los desafíos más grandes que tenemos hoy en día. El festival hace su aporte ahí y ojalá lo siga haciendo por mucho tiempo más”.

Rescate de un grande olvidado

Rescate de un grande olvidado

La Biblioteca Nacional presenta “Álvaro Yunque, El profeta de Boedo”, una muestra que recorre la obra y la vida del escritor que fudó el Grupo Boedo y el Teatro del Pueblo.

La exposición Álvaro Yunque, El profeta de Boedo, en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, cuenta con la curaduría de los coordinadores Emiliano Ruiz Díaz, María Redondo y Darío Benedetti, quienes hacen un recorrido integral por la obra del autor para volver a poner en agenda a una figura cuya producción abarcó todo el siglo XX, particularmente las décadas del 1920, 1930 y 1940 hasta llegar a los años sesenta. Se trata de un autor que supo contar con un público lector importante pero quedó olvidado y hoy vuelve a ser releído.

Álvaro Yunque, seudónimo utilizado por Arístides Gandolfi Herrero (1889-1982), fue un escritor humanista que usaba el realismo para darle voz a los relegados de la sociedad. La muestra parte del archivo personal del autor que contiene fotografías, libros, manuscritos, cartas, publicaciones de revistas, periódicos y cuadernos, que aquel comenzó a reunir desde 1903. “Es uno de los archivos personales más profuso que tenemos en guarda en la institución”, comenta Ruiz Díaz.
Luego de su muerte, en 1982, ese archivo quedó bajo la guarda de su esposa, Albina Gandolfi, que al morir se lo legó a su hija, Alba, quien lo conservó y continuó sumándole materiales como los recortes de prensa sobre la obra de Yunque y los homenajes póstumos. En 2012, Alba donó las 67 cajas que conforman su archivo a la Biblioteca Nacional que cuenta con un Departamento de Archivos y Colecciones Particulares que se encarga específicamente de ese tipo de material. Son nueve metros lineales de materiales, es bastante grande y gran parte está inexplorado”, revela Benedetti.
Al ingresar a la Biblioteca, un panel verde que introduce a la literatura de Yunque une las salas María Elena Walsh y Lugones, donde se desarrolla la exposición. En su entrada, cuelgan barcos de papel, en alusión al título de su libro de cuentos infantiles. Lo acompaña la ilustración de un hombre trabajando sobre un yunque que aparece en la portada de Antología Poética,de 1949, obra considerada como laboratorio de su estilo, según el catálogo de la muestra.

La exposición destaca su corta pero importante participación en el surgimiento del grupo de Boedo, del que fue uno de sus fundadores y donde aportó su poesía como rasgo literario del espacio. Junto a una fotografía del autor se destaca su primer libro de poesías, Versos de la Calle, publicado en 1924 por la editorial Claridad.
En otras vitrinas se encuentran libros editados por esa casa editora junto al manuscrito de su poema No te Metas, escrito en 1978 durante la última dictadura militar. Además, se puede leer una carta de Antonio Zamora, director de Claridad, evidenciando el contacto permanente entre ellos.
En una televisión se reproducen las entrevistas a Gito Minore, editor, compilador y prologuista de Luces Malas, a Nuria Dimotta, del Departamento de Archivos de la Biblioteca, a Leonardo Candiano, autor de Boedo, orígenes de una literatura militante, y a Adriana Petra, autora de Intelectuales y cultura comunista, quienes trabajaron desde distintos aspectos su obra.

Además, se rescatan los aportes de Yunque a la literatura infantil. Desde el título de su libro más reconocido Barcos de Papel. Cuentos de niños, el autor señala que su literatura no es para niños sino “de niños”. Son ficciones realistas que cuentan sobre las injusticias que sufren los niños proletarios y que, al mismo tiempo, son incomprendidos por los maestros o los adultos. A su vez, como sus relatos comienzan con un epígrafe también está escribiendo para los adultos que lo leen y son quienes deben garantizar el bienestar de los infantes.
En una pared blanca resaltan los libros Poncho, Jauja, y Lectura Libre junto a fotografías de Yunque rodeados de niñas y niños y una carta que le escribieron los estudiantes preguntándole qué libro de su autoría debían tener en la biblioteca de su escuela.
Se puede ver el alcance de su literatura en los libros que se tradujeron de él, como, Barcos de papel en búlgaro y Los muchachos del sur en ruso, ejemplares que en la muestra están acompañados por un telegrama enviado desde la Universidad de los Escritores de la URSS saludándolo y el memorándum emitido durante la última dictadura militar solicitando sanciones para uno de sus libros.

Asimismo, la obra recupera la amplia participación del autor en el teatro. Publicó más de veinte obras para adultos y niños, donde también vio un espacio para disputar la conciencia del público contando sobre las penurias de los explotados o caídos en desgracia, y a la misma vez a sus explotadores, comerciantes y tiranos.

Se comprometió con experiencias teatrales donde el arte era más importante que lo comercial, como fue su participación del Teatro Libre que un año después devino en el Teatro Experimental de Arte. Asiduamente colaboró con el Teatro del Pueblo dirigido por Leónidas Barletta, su compañero en el grupo de Boedo. También participó en la creación del teatro popular La Máscara, donde fue uno de sus fundadores y su asesor literario, y como militante en la creación del Teatro del Partido Comunista.

También se destacan las obras de Yunque que fueron llevadas a la pantalla grande como la pieza teatral La intrusa,  protagonizada por su hermano junto a su nuera, y el cuento Barcos de Papel, del que se puede visualizar y escuchar unos fragmentos.

En la sala Lugones, en tanto, se exponen otras esferas de su escritura en las que incursionó como un intelectual militante, aunque hay que entender su obra como una unidad.
Sobre la pared izquierda, se reconoce su trayectoria como escritor y se destaca un dossier que reconoce su obra en vida, la carta enviada por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) en 1979 por el otorgamiento del premio de honor. A su vez, se registra su participación en la Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE), dirigido por Aníbal Ponce quien lo introdujo al materialismo histórico, espacio donde los intelectuales de la época se organizaban contra el avance del fascismo en Europa. Y se puede encontrar la letra de la canción que compuso para la Agrupación Femenina Antiguerra (A.F.A) junto a fotografías que dan cuenta que su compromiso por una nueva sociedad lo llevó a visitar la Universidad de Moscú junto con su mujer, pero también a estar exiliado en Montevideo junto a Alfredo Palacios en 1945.

En otra pared se rescata su trabajo periodístico e historiográfico. Yunque, como gran lector de Tolstoi, era un humanista que se consideraba divulgador de sentimientos e ideas nuevas para contribuir al desarrollo de la humanidad, por eso escribió en diversos periódicos y revistas, incluso en los que se podrían considerar contrarios a sus ideas como fue el caso de El Hogar. “Al estudiar su obra podemos encontrar un humanismo cristiano, aunque él no sé consideraría como tal, ya que en su obra los personajes que sufren siempre logran redimirse”, cuenta Benedetti. 

También se destaca el abordaje del autor sobre la cuestión gauchesca, en la que se diferenció de la línea del Partido Comunista y de la celebración acrítica de la Conquista al Desierto. Desde una perspectiva evolucionista, que lo llevó a caer en estereotipos peyorativos, incorporó al indígena en la historia nacional señalando la lucha de algunos pueblos en la Guerra por la Independencia o realzando la figura de sus líderes. En ese sentido, se destaca el libro Calfucurá, publicado en 1956 junto a una edición del 2005 publicada por la Biblioteca Nacional junto al manuscrito original y afiches sobre sus charlas. 
A su vez, en una vitrina encontramos Breves historia de los argentinos donde resume su idea de la historia como dialéctica entre los procesos sociales y los sujetos que participan de ellos. Por eso, también, aparecen las biografías escritas por él como por ejemplo Leandro N. Alem, Esteban Echeverría en 1837: contribución a la historia de la lucha de clases en la Argentina, Rafael Barret y Aníbal Ponce.

Además, se destacan libros de varios autores que le dedicaron a Yunque, reconociendo la influencia de su obra  en sus producciones literarias. Ahí aparecen ejemplares de Política Británica en el Río de la Plata, del pensador Raúl Scalabrini Ortiz; Primer cielo de Buenos Aires, que le dedica Barletta por enseñarle a trabajar para el pueblo, Uno y el universo de Ernesto Sabato.

Al final, en una vitrina se muestra parte de los 91 cuadernos escolares que el autor rótulo como Pensamientos, donde como un asiduo escritor organizó 1.868 notas con frases célebres de distintos pensadores que luego utilizaba como epígrafe o problematizaba en sus escritos. La exposición se puede recorrer hasta el 2 de noviembre, lunes a viernes de 9 a 21 y sábados y domingos de 12 a 19.

El arte de dibujar encuentros

El arte de dibujar encuentros

Tras su edición inaugural en 2024, el Festival Argentino de Historieta regresa con entrada gratuita y grandes novedades en el Centro Cultural Rojas. Habrá talleres, películas, debates y un homenaje a Daniel Divinsky. Participarán más de 40 editoriales de todo el país.

El Centro Cultural Rojas se convertirá en el punto de encuentro de dibujantes, guionistas, editores y lectores con una nueva edición del Festival Argentino de Historieta (FAH). El evento, del sábado 6 al domingo 7 de septiembre, busca resaltar la narrativa gráfica en toda su diversidad y fomentar su cruce con otras disciplinas artísticas como el cine, la literatura, el teatro y la crónica periodística. “Queremos que resulte atractivo para distintos públicos, no sólo para quienes leen historietas habitualmente”, afirma Santiago Sánchez Kutika, miembro del equipo organizador y editor, en diálogo con ANCCOM.

El Festival nació a partir de la iniciativa de la Comisión de Editores de Historieta de la Cámara del Libro, conformada en marzo de 2024, cuya misión es visibilizar la narrativa gráfica y promover su circulación a nivel nacional e internacional. Su primer objetivo fue celebrar el Día Nacional de la Historieta, que se conmemora cada 4 de septiembre en recuerdo de la primera publicación de El Eternauta en 1957 en la revista Hora Cero, y organizar un festival propio. Si bien la edición anterior se realizó en Adrogué para descentralizar el evento de Capital Federal, trasladarlo al Centro Cultural Rojas permitió consolidarlo como un espacio de encuentro para dibujantes y lectores de todo el país. “Las salas que tiene la locación de este año resultaron clave para desarrollar un festival multidisciplinario”, señala Carolina Uribe, coordinadora editorial de Libros del Zorzal.

La programación comenzará con un homenaje a Daniel Divinsky, editor de Quino y Roberto Fontanarrosa –entre otros humoristas gráficos-, socio fundador de Ediciones de la Flor y figura clave en la formación de varias generaciones de lectores. A la par, se desarrollará una charla abierta para que autores, editores, dibujantes y público compartan experiencias en torno al editor fallecido el mes pasado. Luego, los visitantes podrán asistir a proyecciones de películas inspiradas en novelas gráficas, como La Casa, basada en la obra de Paco Roca; Hugo en Argentina, documental sobre el dibujante Hugo Pratt; y Pequeño Nicolás, que recrea la infancia del personaje ilustrado por Sempé y Goscinny, creador de Ásterix.

También habrá propuestas para el público infantil y adolescente. El sábado a las 16 se realizará el taller “¡Por Tutatis!”, a cargo de Ediciones Del Zorzal, donde los niños podrán reinventar historias de Astérix y dibujar a romanos temerosos. A las 17, María Eugenia Alcatena dictará un taller enfocado en la escritura de guiones de historieta y la interrelación entre texto e imagen, repasando recursos y especificidades que diferencian a este género de otros medios y lenguajes.

El domingo a las 15, los artistas Marko Torres y El Bruno (Mauro Serafini) llevarán adelante la actividad interactiva “Dibujando monstruos y zombies” en la que combinarán demostraciones en tiempo real con la participación del público. “Para nosotros es muy importante ofrecer la posibilidad de conversar con los autores, que firmen ejemplares o regalen un dibujo”, comenta Uribe.

Esta segunda edición reunirá a referentes consagrados y a nuevas voces de la historieta argentina. Entre los invitados se destacan Juan Matías Loiseau, más conocido como Tute, que presentará su nueva novela gráfica Ensayo para mi muerte y Gustavo Sala, que moderará un espacio para que guionistas y dibujantes formen duplas creativas. También participarán Max Aguirre, Martín Ameconi y Rodolfo Santullo con una actividad que combinará la lectura de sus obras dedicadas a Charly García y Alfredo Zitarrosa con un repaso de sus procesos creativos. “Son actividades participativas que tienen como finalidad jugar y pasar un buen rato”, asegura Sánchez Kutika.

El encuentro se completa con más de 40 editoriales, desde proyectos independientes como Estudio Mafia o Primavera Revólver, hasta sellos multinacionales como Planeta o Random House. “La idea es que la gente vea todo lo que se está produciendo local e internacionalmente y pueda encontrarse con nuevas cosas”, señala. Con respecto al futuro de la historieta, el editor de Hotel de las Ideas agrega: “Para nosotros es importante que siga viva y que mucha más gente se entere de que sigue existiendo”.

Además de la entrada libre y gratuita, el FAH ofrecerá postales firmadas por los autores en cantidad limitada, para que los visitantes puedan llevarse un recuerdo sin necesidad de comprar un libro. “Nuestro objetivo es seguir creciendo y que éste sea un primer paso dentro de una larga serie de ediciones del Festival”, afirma Sánchez Kutika. La iniciativa refuerza el espíritu inclusivo del evento y lo afianza como un espacio de encuentro colectivo en tiempos donde prima la individualidad. “Estar presentes uno al lado del otro es súper importante, sobre todo en esta época”, concluye.

 

La programación completa del Festival Argentino de Historieta se puede conocer aquí

La hija del orden

La hija del orden

La periodista Emilia Delfino escribió «La generala», la biografía no autorizada de la vicepresidenta Victoria Villarruel, una mujer religiosa, conservadora, con ambiciones de poder y llena de contradicciones.

José de San Martín eligió a la Virgen del Carmen de Cuyo como Patrona del Ejército de los Andes. Manuel Belgrano, a la Virgen de la Merced como la Generala y Patrona del Ejército.  Victoria Villarruel le reza a la Virgen del Valle, esa que su papá llevó a la guerra de Malvinas. Victoria, devota y creyente, es “la generala de su propia batalla”. Así la define la periodista Emilia Delfino. La vicepresidenta, la que quiere ser presidenta de todos los argentinos y generala de la nación, es en sí misma una paradoja: se desplaza entre el ultraconservadurismo de su herencia militar y la libertad impostada que promete su alianza con Javier Milei.

ANCCOM dialogó con Emilia Delfino, autora de La Generala, la biografía no autorizada de Victoria Villarruel, la vicepresidenta que desafía a los Milei.

Tanto la religión como la tradición militar son, para la autora, ejes centrales para pensar a Villarruel: “Son parte de su columna vertebral, la familia, la impronta militar y la religión, que hablan de su conservadurismo y de sus ideas tan cerradas y específicas de una derecha conservadora, muy católica.”

Delfino indica que a lo largo de toda su investigación buscó retratar a Villarruel “tal cual es: con sus virtudes, sus defectos, sus contradicciones, que conozcan a esa persona que llegó con una alta imagen positiva y, sin embargo, con un nivel de desconocimiento sobre su vida y sus ideas muy llamativo. Y que está en la política con ambiciones de quedarse. Ella quiere seguir en la arena política, seguramente siendo candidata. Hay que ver cómo se acomoda políticamente. Pero tiene ambiciones. Y creo que era necesario conocer quién está detrás de esa cara amable que vemos ahora que también, al mismo, tiempo es una armadura.”

La escritora la define como “una mujer con contradicciones y rodeada de conflictos. Una persona enigmática, con muchos secretos, muy reservada, que se define como nacionalista pero que siempre está rodeada de liberales; que se opone al movimiento feminista y sin embargo llegó gracias al cupo femenino al Congreso de la Nación y a la política; que se enfrenta al gobierno que integra por cuestiones que sabía que eran producto de conflicto con ella misma, como por ejemplo la posición sobre Malvinas.”

“Contradicciones” y “conflictos” son palabras claves para entender la esencia de Villarruel. “Esta imagen que vemos ahora es la de una dirigente de la escena nacional que es pro-diálogo, abierta al consenso, que se muestra institucionalista. Sin embargo, cuando uno habla con personas que la conocen y han estado a su lado hace más de 20 años, la describen como una persona intransigente, con la que era muy difícil dialogar, llegar a un acuerdo”, afirma la periodista. También, se pregunta: “Hasta dónde, ¿no? Una persona que se ha comportado de una manera durante toda su vida, que ya cumplió 50 años, que tiene una personalidad formada, ¿hasta dónde puede cambiar? ¿O es una estrategia lo que nos está mostrando? ¿Es un intento de diferenciarse de Millei? Es algo que creo que va atravesando el libro. La idea de suplir todo el tiempo los agujeros que deja Milei y mostrarse como una alternativa más política, más dialoguista.”

El personaje de Villarruel se construye entre estas tensiones: sus convicciones ultraconservadoras, el lugar de donde viene, la imagen de su papá militar y “la enorme responsabilidad de ser hija suya” (como ella misma ha dicho) y sus alianzas y disputas con Milei, que parecería estar en las antípodas de su imagen pública.

Esta característica suya, quizá, fue la que hizo que se rompiera de manera casi intransigente el vínculo con el presidente. Sobre esta ruptura, Delfino expresa: “Creo que tienen que ver con sus personalidades y con que siempre hubo una pelea por los espacio de poder. Empezó con el armado de las listas de 2023, en las elecciones, en las campañas. Y siguió a medida que ellos fueron llegando al poder, que se instalaron y que los Milei empezaron a manejar el Ejecutivo. Entonces, donde no había lugar para Villarruel, había un conflicto. Recordemos que Milei le había prometido los ministerios de Defensa y Seguridad, y ella también aspiraba a manejar la Secretaría de Inteligencia del Estado. Hay una Villarruel herida que reclama todo el tiempo, durante la campaña y durante los primeros meses de gobierno, participación en la toma de decisiones y un gobierno comandado por los Milei que no le da ese lugar.”

Los conflictos con el presidente ubican a la vicepresidenta en una zona gris, en la cual no se sabe bien cómo va a posicionarse política y partidariamente de aquí en más. Algunos hablan de alianzas con sectores del peronismo. Las especulaciones en torno a su estrategia política crecen, más aún cuando se rumorea su intención de candidatearse a la presidencia en 2027. En este sentido, Emilia Delfino argumenta: “Al peronismo siempre lo criticó, sobre todo al kirchnerismo. Entonces, ¿dónde encaja Villarruel hoy? No está cómoda ni en La Libertad Avanza ni en ningún otro espacio político, porque el espacio al que ella pertenece hoy está reducido a un grupo muy específico de conservadores que no tienen un lugar preponderante en la agenda política. Entonces va a tener que amoldarse nuevamente como lo hizo con La Libertad Avanza y ver si puede sobrevivir a esa adaptación.”

Igualmente Delfino recupera aspectos de la buena relación que ambos mandatarios cultivaban antes de que comience la disputa por el poder: “Tenían algunos puntos de contacto y, tanto Milei como Villaruel eligieron no ver los puntos de desencuentro. Eso fue una estrategia. A Milei le convenía traerla a Villarruel, sumar a un espacio de la derecha que él no representaba: los conservadores y los nacionalistas. A Villarruel le permitía llegar a la política de la mano de un candidato que estaba instalado. Llegaron a tener una relación muy buena mientras eran diputados de La Libertad Avanza en 2022. Pero bueno, claro, en ese momento no había una disputa de poder, no había nada que disputar.”

“Es increíble que siendo nuestro mejor cuadro, y siendo hija de un militar, sea tan indisciplinada”, cuenta Delfino que dijo Santiago Caputo sobre Villarruel en una reunión con Emilio Viramonte Olmos, persona del círculo de confianza de la vicepresidenta. “Esta frase habla de eso, de una persona que a pesar de esa disciplina con la que fue criada también hace siempre su propio juego”, indica la periodista.

La hija del orden muta entre la fe religiosa, el conservadurismo extremo, su ansia de protagonismo y sus coqueteos con el liberalismo. Es una dirigente marcada por contradicciones, controversias y discursos negacionistas que llevan a la pregunta de si realmente sus alianzas contribuyen a la construcción de consensos o dividen y desafían las reglas democráticas y humanas que los argentinos, como los laureles, supimos conseguir.

Locos por los libros

Locos por los libros

Trescientas treinta editoriales de América Latina y España presentaron sus títulos durante los cuatro días que duró la Feria de Editores (FED), un espacio clave para la escena literaria independiente, que este año convocó a más de 30 mil personas.

Frente al Parque Los Andes, en la entrada del Complejo Art Media, barrio de Chacarita, una larga fila de personas espera para ingresar a uno de los eventos literarios más esperados del año. Algunos aprovechan para leer, otros comparten un mate, y no faltan quienes revisan la página oficial para organizar el recorrido. Todos comparten un mismo objetivo: encontrar aquí su próxima lectura. 

Al cruzar la puerta el frío de la calle desaparece. No sólo por el aire acondicionado o el calor que genera la multitud de gente, sino por la calidez de quienes reciben a cada visitante. Junto con el plano de la feria –donde figura la ubicación de los stands y el cronograma de actividades–, se entrega un libro. Este gesto, ya convertido en tradición, garantiza que nadie se vaya sin una historia para leer.

Durante cuatro días, el predio deja de ser centro de convenciones o escenario de recitales para convertirse en un barrio literario. Las calles, bautizadas con los nombres de figuras como Beatriz Sarlo, Juan Forn, Sara Gallardo, Luis Chitarroni, Hebe Uhart y Marcelo Cohen, albergan a más de 300 editoriales participantes. Quienes recorren la feria con atención pueden cruzarse con escritores como Dolores Reyes, Mauro Libertella o Ariana Harwicz, que a menudo pasan desapercibidos pese a su popularidad, porque el verdadero protagonismo está en la búsqueda de una nueva lectura.

La gran cantidad de títulos y propuestas puede resultar abrumadora. Para quienes buscan sorprenderse sin perderse, lo mejor es hacer dos recorridos. Primero, uno visual, para explorar y mapear; y después, un segundo paseo para detenerse en los puestos más interesantes, charlar con quienes exponen y hojear los libros. Lejos de presionar para vender, los editores se toman el tiempo de explicar tramas, conocer los intereses de cada visitante y ofrecer la opción adecuada.

Quizás el mayor atractivo del evento sea el contacto directo con los editores. No son simples vendedores anónimos, sino personas con nombre y apellido que ofrecen su mirada y su experiencia en cada recomendación. En la FED, el editor no sólo vende, también levanta cajas, arma el stand, maqueta y atiende al público.

Un ejemplo es Yair Magrino, de Club Cinco, una editorial que nació en 2016 con el objetivo de reeditar literatura argentina contemporánea. Aunque inicialmente al club lo integraban cinco personas –de ahí su nombre–, bajas y mudanzas al exterior convirtieron el proyecto en unipersonal. “Hace varios años que estoy yo solo y la sigo remando”, dice Magrino. En su mesa, se pueden encontrar títulos descatalogados o que quedaron perdidos entre novedades. El placer de la cautiva, de Leopoldo Brizuela; La anunciación, de María Negroni; y Una reina perfecta, de Inés Garland, son algunos de los libros que se encarga de traer al presente. “Los volvemos a editar porque merecen tener nuevos lectores”, asegura. A diferencia de las grandes editoriales, que publican las obras completas de ciertos autores, Magrino explica que él “busca los electrones sueltos que quedan y que realmente valen la pena”.

La FED es una instancia de comunicación y exhibición que permite el encuentro cara a cara entre editores y lectores y una invitación a valorar el libro más allá de su precio. “El público que asiste tiene una predisposición para escuchar y una curiosidad por descubrir lecturas nuevas”, destaca Magrino. Además, lo compara con eventos más comerciales: “En la Feria del Libro de La Rural las ventas se desploman porque se convierte en un paseo familiar, y un libro puede parecer carísimo”.

Andrea Leivas, editora de Larria, afirma que “el público está enfocado y no viene a pasear, sino que reserva su dinero exclusivamente para comprar libros”. Al igual que Club Cinco, Larria apuesta por historias que merecen ser contadas, no mediante reediciones, sino desde su primera publicación. Fundada en 2020 por Leivas y Ariel Idez como como respuesta a la necesidad de salir del momento opresivo generado por la pandemia de covid, la editorial se presenta como un espacio para dar a conocer nuevas voces. “A través de una curaduría, conectamos con muy buenas obras que a veces encuentran dificultades para ingresar a editoriales grandes”, agrega.

Aunque muchas personas llegan con la intención de comprar un libro específico o descubrir alguna novedad editorial, durante el recorrido se escuchan conversaciones entre amigas debatiendo entre dos opciones, o la duda sobre si animarse a hablar con quien atiende un stand para recibir orientación. “Para nosotros es fundamental hablar con los lectores a la hora de hacer una recomendación”, sostiene Leivas.

El procedimiento es el mismo tanto para quienes ya conocen el catálogo como para quienes lo visitan por primera vez: primero preguntan si buscan un cuento o una novela; luego escuchan atentamente, ya que eso puede revelar si prefieren una historia tranquila o una más profunda que invite a cuestionar aspectos de sus vidas. Este proceso puede variar cuando llegan personas que solicitan una recomendación sin saber qué elegir. En esos casos, Leivas e Idez conversan con el lector para conocer su perfil y, a partir de eso, ofrecen una breve reseña del libro. “Aunque hemos logrado construir una comunidad de lectores que saben que los textos están bien trabajados, llega gente nueva que entra a los libros primero por la tapa y después por la contratapa”, comenta Leivas.

Uno de los mayores éxitos de Larria es Los incidentes, una novela de Agustín de Luca publicada en 2023 que va por su cuarta edición. “Se viralizó en redes gracias a una reseña y se convirtió en un éxito de ventas, tanto para lectura personal como para regalar”, cuenta Leivas. La trama sigue a una mujer que recibe un mensaje de su expareja pidiéndole ayuda y lo encuentra muerto en su casa. Al descubrir una novela inconclusa en su computadora, comienza a trabajarla mientras avanza la trama policial.

Una feria que crece

Desde su primera edición en 2013, realizada en las instalaciones de FM La Tribu, la Feria de Editores ha crecido exponencialmente. En esa ocasión, 15 pequeñas editoriales participaron con el objetivo de visibilizar propuestas distintas a las comerciales y fortalecer la literatura independiente. En esta última edición, fueron 330 editoriales de América Latina y España las que presentaron sus títulos y durante los cuatro días del evento, del 7 al 10 de agosto, la feria recibió a 30.800 personas, 6200 más que el año pasado.

El evento fue trasladándose por distintos espacios debido al aumento de visitantes: pasó por Central Newbery, Ciudad Cultural Konex, Santos Dumont 4040 e incluso se cortaron calles cercanas al Parque de la Estación para poder celebrarlo. Desde hace tres años, la FED encontró su lugar en el Complejo Art Media, aunque resulta inevitable preguntarse cuánto tiempo más este predio será suficiente antes de tener que mudarse nuevamente. “No dejamos de estar azorados con el apoyo de la gente; se ve que cuando muchas voluntades se juntan y entienden que con esfuerzo colectivo se puede lograr algo distinto, suceden estas cosas”, afirma Víctor Malumián, cofundador de la FED, en diálogo con ANCCOM. 

A pesar del crecimiento, el evento conserva el espíritu con el que nació: ofrecer un catálogo diverso que no siempre encuentra lugar en los circuitos comerciales tradicionales. “Siempre buscamos apuntar a la mayor cantidad de bibliodiversidad posible y mantener un estándar de calidad en la edición”, asegura Malumián. En ese intento, sellos como Godot, Caja Negra, Eterna Cadencia, Marea, Ampersand y Gourmet Musical despliegan en sus mesas títulos que van desde ensayos sobre música y poesía, pasando por narrativas latinoamericanas y asiáticas, hasta textos vinculados con la escritura y el periodismo.  “Nos encantaría darles espacio a todos, pero es imposible. Sin embargo, con 330 editoriales presentes, es difícil pensar en esta feria como excluyente”, expresa.

La entrada libre y gratuita, junto con el libro de regalo que recibe cada visitante al ingresar, reflejan esa filosofía inclusiva y reafirman el compromiso con la democratización de la lectura y la intención de conectar con nuevas perspectivas. “La temática que elegimos para este año es la estafa, vinculada a la proliferación de cursos que enseñan a vender cursos, y también relacionada con lo ocurrido con la criptomoneda a principio de año”, explica Malumián. A lo largo de casi cien páginas, Fernando Chulak, María Sonia Cristoff, Esther Cross, Federico Lorenz, Carla Maliandi, Juan Mattio, Ricardo Romero, Marcela Indira Simondi y Sergio Wolf ilustran el engaño y la mentira a través de distintos relatos. “La propuesta marca el pulso de las problemáticas contemporáneas y las formas en que la sociedad se está pensando a sí misma”, puntualiza.

Doce años después de su lanzamiento, la Feria de Editores dejó de ser solo un encuentro entre lectores y editores para posicionarse como un lugar de discusión y visibilización de temáticas que muchas veces quedan fuera de agenda. En esta edición se abordaron asuntos relacionados con la literatura como espacio de pensamiento y debate dentro de los feminismos, la narración de la identidad colectiva, la música como potencia creativa en la narrativa latinoamericana, el feminismo en tiempos de ultraderecha, el lugar de Asia entre los lectores argentinos y la forma en que los videojuegos están cambiando al mundo. “A la FED no le interesa ser partidaria, pero siempre se posiciona políticamente a través de sus charlas”, remarca Malumián.

En un mundo donde la lectura se ve amenazada por la sobreinformación y el avance de las tecnologías, la Feria de Editores permanece como un refugio para quienes buscan una experiencia literaria que trascienda las páginas.